Partida Rol por web

Obsesión

Prólogo I: La llegada de Damien

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29/01/2011, 12:14
Director

3 de abril de 989


El carruaje dejó a Damien a la entrada de la portentosa mansión Lázarus. Ni siquiera la casa de su padre era tan grande, tan lujosa y tan nueva, ni los jardines tan amplios y cuidados, ni los criados tan numerosos y atentos. Enseguida llegó alguien a ayudarle a bajar, y otro a recoger su equipaje y llevarlo a su nueva habitación, en alguno de los tres pisos que se alzaban ante sí. Tuvo que subir unas pocas escaleras hasta la puerta, y allí descubrió el lujo y el exceso llevados a su máximo exponente.

Las puertas eran de madera maciza, las ventanas tan grandes que permitían que se iluminase hasta el último recoveco. Por la noche se utilizarían aquellas lámparas de lampyrdae que veía en apliques y en el techo, en forma de araña. Los suelos de madera se cubrían con alfombras de la mejor seda, y acá y allá había un cuadro, un busto o un telar. Sin olvidar, desde luego el ejército de criados que iba y venía haciendo sus tareas.

El mayordomo se giró hacia él con respeto.

-Señor, si me permite, le acompañaré hasta la sala de espera para avisar al señor Lázarus de su llegada.

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29/01/2011, 14:15
Jules Lázarus

-No será necesario, Arthur -dijo Jules, apareciendo por una de las puertas que daban al pasillo. Vestía un traje sobrio y elegante, con un brazalete de tela negra indicando su luto, y llevaba el pelo a la última moda arlanesa, quizá demasiado recatada comparada a los desafiantes peinados de Gabriel. Sonrió y le tendió una mano, apretándose con firmeza-. Es la primera vez que te veo, pero se nota a la legua quién es tu padre. ¿Cómo está? ¿Y cómo está mi hermana Fiona?

Sin darle tiempo a contestar, Jules despidió al mayordomo.

-Está bien, Arthur, me ocupo yo. -Volviendo a Damien, sonrió-. Espero que no te moleste que me ocupe yo mismo de presentarte la casa, pero si te digo la verdad, eres el primer pariente al que realmente quiero ver de los que han venido... y probablemente de los que vendrán.

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29/01/2011, 15:03
Damien Goldman

Aquel sitio superaba con creces todas las imágenes mentales que se había hecho de la mansión de los Lázarus. El edificio no tenía nada que envidiar a ciertas mansiones que había tenido la suerte de ver en Chaville y Bellegarde. Desde que puso el primer pie allí le gustó el sitio en el que iba a estar los próximos días. Su habitación le pareció óptima, bien posicionada y con una decoración e iluminación exquisita. Miró al mayordomo con una

- Oh, claro, muchas gracias... - dijo cuando Jules hizo su aparición por la puerta. Le estrechó la mano y amplió su sonrisa ante el comentario sobre el barón. - Mayor, y disfrutando de ello. Y Fiona está como siempre, trabajando, trabajando y de vez en cuando trabaja un poco más. -

El joven esperó a que Jules despidiera al mayordomo y escuchó su nuevo comentario, ante el que asintió en señal de agradecimiento. - Gracias por la parte que me toca, pero lamento oír algo así, no me cabe duda de que si ha habido algún problema con alguna persona en concreto esas tensiones podrían aflorar en una situación así. Aunque sería totalmente inapropiado sufriendo un luto tan triste como el que estamos viviendo. Espero que todo vaya bien, Jules. Y por supuesto que no me molesta, al contrario. -

- ¿Cómo va todo, amigo? Aquí en casa, con la familia obviando la tristeza por el fallecimiento, los negocios... Tenía muchas ganas de conocerte, me han hablado maravillas de ti y de tus habilidades. -

 

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30/01/2011, 12:03
Jules Lázarus

-Lo mismo digo -respondió Jules con una sonrisa-. Ven, te enseñaré el resto de la mansión, que es enorme.

Mientras hacían un tour por la enorme mansión -tenía un largo pasillo en el primer piso que conectaba con el comedor, la sala de fiestas, la cocina, el despacho de Jules, la sala de música, dos salones y las largas escaleras que llevaban al piso superior, donde había una enorme cantidad de habitaciones y dormitorios, al igual que en el tercero-, Jules le puso al corriente del estado de la casa.

-Yo llevo bien la muerte de mi padre. Le echo de menos, como es natural, pero ya estaba más preparado. El médico nos advirtió que era poco probable que saliera de esta, así que me hice a la idea. Elisabeth, sin embargo... Ah, es verdad, no la conoces. Ahora está en la iglesia, pero volverá para el almuerzo. Tenía muchas ganas de conocerte. Le han hablado bien de ti, y está deseando que le hables sobre Gabriel.

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31/01/2011, 10:57
Damien Goldman

- Oh. - fue lo único que pudo decir cuando le habló de Elisabeth y que tenía ganas de conocerle. Una sonrisa de halago se dibujó en su rostro.  - Vaya, me agrada que se me conozca un poquito por aquí, y en el buen sentido, temía que mi pasado problemático condicionara las opiniones del resto sobre mi. Me halaga mucho saber que no es así... y por supuesto que le hablaré a Elisabeth de Gabriel. Lo consideraba un sitio casi perfecto... pero vaya, tras ver este sitio estás consiguiendo que me replantee seriamente esa opinión, jajajaja. -

- Y para serte sincero yo también tengo curiosidad por conocer a alguien. Me encantaría conocer a la señorita Celia von Heuser, por lo que he oído es una experta en ese gran arte que es el esgrima, aparte de tu instructora, nada menos. Tengo muchas ganas de comprobar yo mismo sus habilidades. - suspiró mientras miraba a su alrededor todavía paseando por aquel maravilloso lugar. - Tenía muchas ganas de venir, Jules. Me encanta Gabriel, he aprendido a amar la tierra en la que he vivido los mejores años de mi vida... pero también tenía ganas de cambiar de aires y de volver un poco a mis raíces, allí estaba totalmente alejado de mis familiares, sean o no sanguíneos y opino que tenéis el mismo derecho a que pase tiempo con vosotro, obviamente si queréis, claro, pero me parece que si estoy aquí ahora mismo hablando contigo es porque así es. -

Era bastante fácil hablar con el hijo de Goldman: la mayoría de comentarios caían en gracia y solía acabar las cosas con sonrisas y alguna que otra carcajada cuando la situación lo aceptaba, con lo cual sus conversaciones solían ser bastante amenas y agradables.

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31/01/2011, 16:10
Jules Lázarus

-Ah, es cierto, estudiaste esgrima... -dijo Jules con media sonrisa-. Y en una de las mejores academias del mundo, nada menos. Estoy seguro de que esta tarde, tras la lección de Elisabeth, la señorita Von Heuser estará más que dispuesta a probar su acero contigo. Y yo también, he de decir. Soy un aficionado a la lucha con la espada, aunque hace un tiempo que por mis compromisos me es imposible practicar.

Tras la visita habían quedado en el hall, como en el comienzo, de modo que cuando Elisabeth entró por la puerta Jules fue de inmediato a saludarla. Le dio un beso en la mejilla a la muchacha, que no apartaba la mirada de Damien.

-Ah, Elisabeth, éste es Damien, el hijastro de Fiona.

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31/01/2011, 16:16
Elisabeth Mastrall

La joven hizo una reverencia precipitada y se adelantó para saludarlo, con una amplia sonrisa.

-Vos... vos venís de Gabriel, ¿verdad? ¡Siempre he querido ir! Pero Jules nunca me lleva -Dirigió una mirada enfadada al hombre de pelo plateado, que levantó las manos a la defensiva, apenas conteniendo una sonrisa-. Sí, pero si no cumples la promesa de llevarme a los dieciocho, voy a enfadarme de verdad contigo, Jules.

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02/02/2011, 23:17
Damien Goldman

- Jajaja, qué adorable. Sí, así es, Elisabeth. Seguro que Jules te lleva cuando menos te lo esperes... y si no ya te invitaré yo a ir. Estoy seguro de que le caerías en gracia a la sociedad gabrielense, se te nota estilo y buen porte. Sólamente con unas clases sobre cómo comportarte ante el resto te harían llegar muy alto allí, no me cabe duda. Por suerte o por desgracia aquello no es Arlan y están cortados por distinto patrón. Eso sí, como sitio, es increíble. Como le he dicho antes a Jules, allí he visto sitios que te dejan con la boca abierta... pero éste está rivalizando mucho con el resto, vaya que sí. - dijo el novel, inclinándose un poco para estar más a la altura de Elisabeth. Aunque idolatraba Gabriel, tenía que reconocer que podía ser un sitio muy cruel si no tenías la posición suficiente, el don de gentes suficiente o la influencia suficiente.

- ¿Qué tal vives aquí, Elisabeth? Tiene que ser genial criarte en un sitio como éste, en familia. -

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02/02/2011, 23:40
Elisabeth Mastrall

Jules se cogió las manos tras la espalda en un gesto magnánimo, con media sonrisa en el rostro. Mientras tanto, Elisabeth seguía volcada en el recién llegado.

-¡Ya le he dicho que quiero ir a una de esas fiesta de Chaville! O La Roche, o... Me han dicho que las chicas llevan unos vestidos preciosos.

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02/02/2011, 23:41
Jules Lázarus

-Si son vestidos lo que quieres, te haré hacer algunos -respondió Jules alzando las cejas.

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02/02/2011, 23:42
Elisabeth Mastrall

-No son sólo los vestidos -respondió Elisabeth, haciendo rodar los ojos-. Quiero... quiero ver cómo es.

Cuando Damien mencionó lo de la familia, la expresión de Elisabeth se tornó en tristeza.

-Yo... bien. Pero... Echo de menos a Lucas. Y a Mateo... -La joven frunció el ceño y en sus ojos brillaron algunas lágrimas.

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03/02/2011, 11:37
Damien Goldman

- Lo siento muchísimo, Elisabeth... - dijo Damien, dándole un breve abrazo a la chica. Su rostro perdió la sonrisa y se le veía compungido. - Pero no llores ni te pongas tan triste. Lucas y Mateo podrían estar viéndote ahora... ¿crees que querrían verte así de triste? Intenta animarte, sonreir. No se gana absolutamente nada estando triste. -

- Además, vas a conocer a mucha gente nueva. ¿No tienes ganas ni curiosidad? -

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03/02/2011, 12:02
Jules Lázarus

Jules pasó su brazo por los hombros de Elisabeth con ademán protector y le dio un beso en la sien.

-Ya sabes que aunque ellos falten estamos los demás para cuidar de ti. Mira, te diré lo que vamos a hacer esta tarde. Vamos a ir al centro, a la sastrería del señor Little, y vamos a encargar los vestidos que tú quieras. Estás creciendo muy rápido y hay que curarse en salud, ¿eh? Ahora, querida, sube a tu habitación y prepárate para el almuerzo. Yo tengo que hablar en privado con Damien.

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03/02/2011, 12:07
Elisabeth Mastrall

Elisabeth sorbió por la nariz y asintió.

-Tenéis razón, Damien -dijo en tono bajo-. Yo... Debo irme. ¡Pero después, en el almuerzo, quiero que me contéis todo lo que sabéis sobre Gabriel!

La sonrisa volvió a su rostro con facilidad. Se excusó y subió por las escaleras, seguida de su criada personal.

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03/02/2011, 12:09
Jules Lázarus

Una vez quedaron solos, Jules se acercó a Damien y le habló en tono confidencial.

-Elisabeth es una joven encantadora, pero estaba muy unida a mi padre. Fue la protegida de mi tío Mateo, aunque apenas llegó a conocerle. Murió hace diez años, cuando ella aún era una niña algo asalvajada. Mi padre la crió como si fuese otra hija suya. Elisabeth... No quise que viera a mi padre en sus días finales, así que no estaba tan hecha a la idea de que fuese a morir. Le ha tomado algo por sorpresa y su ánimo fluctúa. Agradecería que no le mencionaras la muerte de mi padre.

Puso las manos a la espalda y echó a andar hacia la escalera.

-Sin embargo, creo que sería bueno que os hiciérais amigos. Elisabeth no tiene demasiados amigos de su edad. Su mejor amiga, María Aribeth, está de gira por el Imperio, y me temo que pasarán semanas antes de que vuelvan a verse. Por eso mismo, Damien, no estaría mal que la acompañaras de vez en cuando. Es una joven encantadora, y tú también. No veo por qué no puede fraguar una amistad.

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05/02/2011, 12:41
Damien Goldman

Damien torció el gesto ante lo primero que le dijo el heredero directo de Lucas Lázarus. - No sabes lo que lamento oirlo, Jules... pero no te preocupes, no diré nada al respecto. En cuanto me haya aposentado un poco y deje de tener que conocer gente iré a hablar con ella y a pasar un rato divertido, además, me ha parecido una chiquilla encantadora, seguro que me lo paso mejor yo con ella que ella conmigo, jajaja. - rió el joven, cruzándose de brazos mientras subían por la escalera. Entonces pareció recordar algo y frunció el ceño. - Oye Jules, ¿sobre cuánta gente ha venido ya a la mansión? ¿Y cuántos crees que llegarán en total? Espero que esto no se convierta en una especie de reunión social, la verdad. -

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06/02/2011, 12:57
Jules Lázarus

-Por el momento sólo estás tú como invitado, aparte de Celia como empleada. Estimo que llegarán unas cuatro personas más, si no hay ningún contratiempo. Pero claro, no pasarán en la mansión ni la mitad de tiempo que tú. Al fin y al cabo, has venido a estudiar y a formarte, y ellos vienen sólo a por su parte de la herencia. Y por eso, Damien, permíteme que sea algo atrevido al pedirte esto, pero... Me gustaría que fueras mi otro par de ojos en la mansión. Si fuese posible, conócelos. No hasta el punto de ser amigos, pero sí lo suficiente para saber con quiénes tratamos.

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07/02/2011, 12:58
Damien Goldman

- Ya, lo suponía. - dijo el joven ante las primeras palabras de Jules. Cuando le hizo aquella petición, no obstante, frunció el ceño y miró hacia el principal heredero de los Lázarus. - ¿Desconfías de algo, Jules? No sé, hay gente aprovechada en todos los lados, pero no pensé que podría darse el caso aquí... aunque tampoco me parece demasiado sorprendente. Si tú me lo pides lo haré, descuida, estaré atento a todo lo posible y te avisaré si noto algo raro, espero por el bien de todos que tus sospechas sean infundadas. -

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07/02/2011, 13:12
Jules Lázarus

-No creo que se atrevan a hacer nada malo de verdad, pero sí que me gustaría que, al marcharse, todos los cuadros y todos los bustos siguieran en su sitio. Han venido a por dinero, ¿por qué no llevarse algo más? -Se frotó los ojos con el pulgar y el índice-. Tampoco es necesario que seas mi sabueso, ¿eh, Damien? Sólo ándate con ojo. Si me disculpas, ahora tengo que terminar unos asuntos. Tienes la casa a tu disposición para hacer lo que gustes.

Jules sonrió y se marchó a su despacho, dejándolo solo.

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09/02/2011, 00:37
Damien Goldman

- No te preocupes, te he entendido a la perfección. Nos vemos luego, Jules. - el joven observó al heredero desaparecer en dirección a su despacho y suspiró, mirando a nada en concreto durante unos segundos antes de continuar su camino. No iba a ningún lugar concreto, simplemente a pasear, a ver si se encontraba con alguien más.

¿Dónde se encontrará la togarense? Penso para sí.