Partida Rol por web

Decidís descender a la planta anterior, bajar a la primera planta era una locura, pues aún no habíais descubierto, ni tampoco investigado lo que había allí, por lo que era muy arriesgado averiguarlo. En cambio, las tres habitaciones que habíais visitado eran un buen lugar para atrincherarse. No porque hubiera comida o algún almacén donde alimentaros, si no por el hecho de que allí al menos había tres camas (aunque una de ellas estuviese quemada y en un estado un poco lamentable). Al menos tres podrían descansar a gusto.

Además, Valduane aún poseía los conjuros para transformar la piedra y podría cerrar aquella planta para librarse de cualquier enemigo que tratara de entrar. Es cierto que resultaría sospechoso si alguien investigaba, pero con suerte, aquellos hechiceros drow serían ermitaños y nadie se preocuparía en molestarse en ir a visitarlos durante aquella noche.

Así que, estando en la segunda planta y con la entrada a ella sellada por la piedra, los hechiceros, Asmodeo y el druida y su compañero, pudieron descansar hasta pasar un nuevo día y decidir una estrategia para tomar en cuenta.

Aire caminaba de un lado para otro, todavía nerviosa. Intentaba identificar las voces que había escuchado, separarlas y dividir cada una de las palabras. Pero un nudo en su mente le hacía imposible esa tarea.

Magia, magia poderosa... magia, magia, magia... era lo único que decía sin parar quieta. Se acercó hasta una pared y se golpeó repetidamente la cabeza. La muchacha estaba perdiendo el control y el aire se levantaba a su alrededor.

Al final bajaron al segundo piso y se atrincheraron.

El elfo no lo veía muy claro. Dudaba de las razones que habían hecho a Aire hacer bajar de inmediato y casi horrorizada de la estancia que acababan de abandonar. Pero les daba de esta forma recuperaría energías, maltrechas por el uso de sus conjuros.

Una vez abajo vio como la mujer seguía sin control, incluso comenzó a golpear su cabeza contra una pared. Ahí el elfo intervino. Se acercó raudamente y le puso una mano suavemente en la cabeza mientras le decía.- Tranquila aquí abajo estamos a salvo de esos magos. Nosotros te protegeremos. Creemé- la intentó tranquilizar.

Cuando vio que la mujer no se auto-lesionaría, la dejó al lado de Jai. Eldarian, junto con los demás comenzó a crear un espacio seguro, lanzando varios conjuros para tal efecto.

Después, se acercó a Jai nuevamente. Miró a la mujer y le sonrió mientras acariciaba el pelo de su amigo. En un momento se concentró en un último conjuro. Tras unos segundos el elfo habló al animal, o por lo menos eso parecía que hacía a los ojos de los demás. Al rato sonrió al tigre, ya en su gigantesca forma y le dejó descansando junto a Aire y se acercó a sus compañeros.

- Jai me ha contado lo que había detectado en la sala de arriba. Una de las puertas, la de la derecha olía a azufre. La otra olía como a quemado. Pero en ninguna de ellas escuchó nada que le revelara alguien detrás de las mismas, aunque dudo que no hubiera nadie.

Tras esto el elfo miró a todos los presentes esperando si tenían algo que decir o si les resultaba familiar esos componentes en algún conjuro que ellos conocieran.

Pese a estar seguros en el refugio que prepara Valduane, no consigo dormir del todo bien. Los recuerdos de los que han caido y el enfrentamiento con los magos Drows me tienen intranquilo. Eso y también la posibilidad de que estemos en una torre poderosa en la que tal vez nuestro refugio despues de todo no sea tan seguro.

Sea como sea, la noche pasa y al despertar medito sobre la forma de actuar y los conjuros que conozco, las posibilidades fernte a nuevos enemigos y el poderoso aliento. Todo lo he solucionado con el aliento de mi herencia, abandonandome a una rabia primitiva y sin control y eso no me gusta, las cosas tienen un sentido y todos estos años de estudio y practica tienen que servir para algo.

-No estoy actuando con calma, no estoy observando la situación, hemos pasado por todo un poblado drow y lo único en lo que pensaba era en acabar con todos los que pudieramos

Miro a mis compañeros, a mis hermanos y me pregunto si este viaje también les estará llenando de dudas a ellos.
Me planteo por un instante simplificar todo y verlo desde un punto de vista más directo. Los drows son el enemigo de la superficie, ya hemos recuperado lo que perdimos, pero ahora estamos aquí y tenemos la oportunidad de descubrir sus secretos e incluso de asestarles un golpe que recuerden.

Sin darme cuenta el orgullo me invade, el dulce nectar del poder me llama y me descubro sintiendome un incursor dispuesto a demostrar nuestra fuerza.

Illvander despertó y vio las reacciones de sus compañeros tras los acontecimientos del día anterior. Tras desayunar algo y prepararse se sentía listo para empezar una nueva jornada.

- Amigos, si nuestros enemigos son tan poderosos como para poner a nuestra diosa tan nerviosa debemos estar preparados. Propongo que estemos más atentos que el día anterior, no nos podemos permitir más bajas.

Eldarian estaba meditando y orando a Obad-Hai cuando se fueron despertando los demás del grupo. Cuando terminó, sacó algo de comida de su mochila y le entregó parte a Jai. Mientras desayunaba miró a sus compañeros. Era probable que lo que encontraran en el piso superior de la torre fuera más peligroso de lo que se habían encontrado hasta el momento, por lo que debían de estar preparados Y eso temía el lefo, que no estuvieran preparados para lo que podían encontrar ahí arriba.

- Estoy con Illvander, tenemos que estar mejor reparados. Vosotros los magos tenéis que estudiar vuestros hechizos. La anulación mágica es esencial, así que si alguno de vosotros sabe un hechizo para deshacer la magia, que lo estudie.

- Además, no sé si sacáis o  inferís algo sobre lo que me contó Jai. No sé si el azufre o algo quemado sirven apra hacer conjuros, pero intentad recordar, pues si dais con algo odremos estar preparados para lo que se nos venga encima.

Tras decier est Eldarian miró a los demás y esperó a ver sus opiniones al respecto.

Illvander escuchó las reflexiones de su compañero y no pudo estar mas de acuerdo en cuanto a la anulación mágica, pero era algo que no estaba en su poder resolver en este momento.

- Tienes toda la razón, pero en estos momentos no estoy capacitado para realizar ningún conjuro de anulación mágica. Necesito que el poder que corre por mis venas mejore un poco más antes de sentirme capacitado para ello. De momento soy un hechicero con conjuros prácticamente ofensivos, quitando alguna resistencia al fuego.

-Temo que yo tampoco puedo hacer nada contra la magia, solo ofrecer algo de protección contra sus efectos. Teniendo en cuenta que ya saben que estamos aquí, tal vez debamos prepararnos todo lo posible.

Se que tal vez no nos encontremos a nadie, pero si fuera una torre de magia como las de la superficie, lo más normal es que estuviera llena de guardias, tal vez un pequeño ejercito incluso, lo cual sería nuestra perdición. O nuestra muestra de fuerza.

-Hermanos, ¿necesitáis más protección?, conozco un buen conjuro, la armadura del mago, tal vez nos venga bien a todos.

- Será mejor no hacerles esperar. Si estáis preparados lo mejor será subir y enfrentarnos a lo que sea que ahí mora- comentó el elfo dispuesto a cerrar esa planta y acabar con lo que fuese.

- Antes de subir, mandaré a algún animal y que me diga lo que ve o lo que percibe, estaremos más seguros- propuso el druida a sus compañeros.

Ummm pues puede que en los libros que hemos encontrado hallemos algo que nos pueda ser de utilidad. Ya sabéis lo que dicen del poder de la pluma sobre la espada.

Valduane dio por hecho que todos conocían de lo que hablaba, así que se sentó en el suelo y comenzó a ojear los dos libros que llevaba de los magos drows derrotados. Si eran especialistas en ilusiones, estaba seguro que sus hechizos estarían allí.

Ese conjuro déjamelo a mi dijo Aire, aparentemente serena. Sus hermanos sabían que sus conjuros no eran tan ofensivos como los de ellos, pero el apoyo mágico al grupo podía ser su fuerte.

Pero tan rápido como dijo eso, se fue a una pared y se apoyó en ella. Sacó su daga y, agachándose, empezó a rasgarse la parte inferior de su vestido.

Illvander vió como Aire empezaba a rasgarse la ropa, se puso la mano sobre la frente y negó un poco. Tras sentir su poder ya restablecido decidió que era un buen momento para volver a la carga.

- Chicos, seguimos sin saber que hay arriba, pero es mejor examinarlo ahora que no nos cierre el camino después por detrás. 

Yo podría ir... Pero me da miedo... Aire guardó su daga y se abrazó a sus rodillas mientras se movía lentamente.

Eldarian se acercó al grupo, y con ternura, puso su mano sobre la cabeza de Aire para tranquilizarla.

- Tranquila yo me encargo.

Alzando los brazos al cielo, el druida cerró los ojos para concentrarse. Al momento, de la nada, apareció un aguila.

Volviéndose a concentrar, el elfo se dirigió al animal en un extraño dialecto a modo de chillidos que parecía que entendía el ave.

- (Sube arriba y dime que ves)- comentó al águila en una forma para que el animal lo entendiera.

Luego, lanzó sobre el lomo del águila un conjuro de luz para que pudiera ver allí donde iba lo que se encontrara.

Eldarian conjuró a uno de aquellos águilas para que se dirigiera en misión de exploración. Ascendió a la planta superior, ya no había rastro alguno de la bruma que Eldarian había disipado en su momento. El águila se movió sin dificultades hasta que llegó al pasillo. Ambas puertas, una a cada extremo del pasillo continuaba cerrada y el águila era incapaz de cruzar ninguna de las dos.

Después informó de todo lo que había visto, lo único que podía haber sacado en claro, es que el camino parecía despejado.

Que el camino pareciera despejado no significaba que lo estuviera. Ya se habían encontrado con enemigos invisibles, así que no era momento de fiarse de los ojos.

Antes de tomar la decisión de salir, renuevo los conjuros de protección que me gusta llevar. Me gustaría poder estar más preparado para lo que nos vayamos a encontrar, pero no puede ser así que por el momento las aguas estarán en calma y me comportaré con cautela sin dejarme invadir por los sentimientos del día anterior.

-Vayamos a comprobar esas puertas ¿os parece bien? si no se han preparado para defenderse puede que se hayan marchado.

Ninguna de las opciones es muy grata, ya que en el caso de haberse marchado, probablemente toda la zona esté alertada de nuestra presencia.

Vayamos. Aire, sea lo que sea que haya ahí arriba, debe ser destruido. Y nosotros tenemos que lograrlo. No es la primera vez que nos enfrentamos a un gran peligro y ahora contamos con la ayuda de nuevos compañeros.

Valduane se recogió las túnicas.

Tendremos que prepararnos los mejor posible. Hermanos, antes del combate os lanzaré un conjuro de acelerar, será útil si hay que entrar en combate. Los demás ayudad de la mejor manera posible.

Eldarian se acercó a Jai, su compañero felino y le acarició el lomo

- Sabes que me gusta tan poco como a ti tener que reducir tu tamaño, pero si no sería difícil llevarte al piso superior. Cuando estemos arriba te devuelvo tu estado natural- prometió el elfo a su amigo.

Concentrándose de nuevo el elfo murmuró un conjuro mientras ponía sus manos sobre el animal. Al momento Jai se hizo del tamaño de un gato pequeño, recién nacido. 

Eldarian lo recogió del suelo y le sonrió mientras le miraba. Luego se acercó a Aire y cediéndoselo le dijo:

- Aire, ¿me harías es favor de subir a Jai arriba? Eres la más indicada para hacerlo y que no le pase nada en el trayecto.

Eldarian sabía que el temperamento voluble de la mujer no era la mejor opción, pero viendo su estado quizás la compañía de Jai le fuera beneficiosa.

- Me sabe mal, pero cuando alguno suba podrá tirar una cuerda? Os lo agradecería.

Mientras tanto Illvander hizo como su amigo Neinfirien y se lanzó algún hechizo protector.