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Ofrendas Ardientes

Cap. 2 - Ira y Cristal

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31/01/2011, 19:34
Director
Sólo para el director
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07/02/2011, 12:56
Director

La fábrica era un enorme edificio situado cerca del acantilado, al suroeste de Sandpoint, justo antes de llegar a los muelles. Todo estaba en silencio, la chimenea había dejado de tirar humo, pero cuando estuvieron allí hacía dos días, seguían escuchandose ruidos de trabajo y las chimeneas seguían echando humo. Kaddok dio un rodeo, la puerta de servicio tenía un candado puesto y una cadena. Un cartel rezaba "Solo personal autorizado" Las dos entradas delanteras estaban cerradas por dentro. Igual que cuando Kaddok estuvo allí con Ivtolt.

Arriba, las cristaleras podían ofrecer una vista del interior, pero estaban demasiado altas y era necesario escalar por la pared para llegar hasta ellas.

- ¿Y cómo vamos a entrar? - preguntó el mago.

Hiflen siguió al grupo en completo silencio y se detuvo cerca del lugar, un edificio que parecía una fábrica. Echó un rápido vistazo, tanteando si acercarse o no, cuando de repente unos brazos lo empujaron por la espalda y lo lanzaron de bruces a los pies del shoanti que era el sheriff.

- Os ha seguido desde la posada - explicó la sacerdotisa. El varisio se levantó rápidamente maldiciendo internamente a la chica.

- Esto... buenas noches... veréis - dudó levantando las manos a la defensiva. - No pude evitar escuchar vuestra conversación en la posada, sobre los goblins... y... bueno, tengo cierto asunto que resolver con ellos. Me robaron algo valioso y necesito recuperarlo - se explicó.

En ese momento, Ivtolt hizo acto de presencia al otro lado de la calle, seguido por sus lobos. Le mostró al sheriff un trozo de cristal de la fábrica.

- Mi tótem ha hablado. Esta vez entraré... - y se dirigió hacia la puerta.

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07/02/2011, 12:58
Ivolt

La visión había sido más que clara. La mujer con garra de demonio, el altar y el fuego consumiendo a todo el pueblo poblaron la mente del monje. Su totem hablaba nuevamente y esta vez lo hacía revelando una de las peores atrocidades que un miembro del clan de la calavera podía soportar. Nigromancia.

Para cuando se hizo presente ante la fábrica de cristal casi todos los "Heroes" estaban allí, quizás una confirmación más de la visión pasada.
La determinación ocupó cada una de las palabras que emitió la boca del monje, dejando en claro que esta vez no se iría sin hacer lo que debería haber hecho tiempo atrás.

- Mi tótem ha hablado. Esta vez entraré... - dijo a Kaddok mientras le enseñaba un trozo de cristal que poco podía significar para el ayudante del sheriff. Acto seguido se abalanzó hacia la puerta frontal y haciendo acopio de todas sus fuerzas comenzó a golpearlas con la intención de tirarlas abajo.

Notas de juego

OFF: Avhin, como no se que tirar para pegarle a la puerta lanzo el daño de cada uno de los golpes (uso ráfaga), si hace falta otra cosa me decis y lo lanzo.

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07/02/2011, 12:58
Kaddok

La carrera había sido rápida, y lo que escuchó dentro no podía ser más desalentador. - Como lo hagamos, tendremos que ser sigilosos. - Respondió a Dorlam. Mientras analizaba las posibilidades un varisio aterrizó a sus pies, y ante las palabras de Minvant sus alarmas sonaron. Le sonrió a la sacerdotisa y miró al individuo con cara severa, lo escuchó, y cuando iba a responder llego Itvolt. Como solía suceder, todo se precipitaba en su presencia.

Sin esperar se lanzó contra las puertas, tirando por la borda cualquier posibilidad de sigilo. Pero si no podían entrar en silencio, debían hacerl rápido. - Ayudemos a Ivtolt, tiren la puerta abajo y preparense para defenderse. Hay Goblins dentro, y con el ruido que esta haciendo ya deben saber que entraremos. - Al tiempo que hablaba se acercó a la puerta y aplicó dos golpes más. Un esfuerzo más y cedería, luego lidiaría con el varisio si aún seguía por allí.

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07/02/2011, 12:59
Hiflin Milner

Mientras se levantaba y sacudia las ropas de polvo Hiflen maldecía internamente a aquella sacerdotisa, aún no entendía como no había podido darse cuenta que lo seguían. Para colmo nunca se le había dado bien las primeras impresiones, por la mirada severa del Shoanti, parecía el líder del grupo y caerle mal no era para nada una buena señal.

Perdido en sus tribulaciones y pensando otro argumento para salir de la situación otro personaje apareció en escena. Acompañado de dos amenazadores lobos se dirigió hacia la puerta y practicamente la echó abajo a golpes. Desde luego la sutileza no era su punto fuerte, seguro que ahora lo que estuviera dentro estaría alertado y dispuesto a defenderse.

-No quiero deciros como hacer las cosas pero... no me parece que "llamar" a la puerta sea la mejor forma de entrar... Yo por mi parte buscaré alguna entrada lateral y procuraré pillarlos por sorpresa. Quien quiera venir conmigo es bienvenido- dijo Hiflen mientras se alejaba a buscar otra entrada.

Mientras oía a lo lejos como empezaban a oirse golpes y como se astillaban las últimas tablas de la puerta dobló una esquina y encontró otra puerta. Sacó tranquilamente las herramientas del oficio que tantas cerraduras y candados le habían ayudado a forzar, y al sonar el conocido "click" de la cerradura no pudo evitar esbozar una sonrisa y decir:

-Sigo en forma...

Guardó sus ganzúas y desenvainando su estoque abrió con cuidado la puerta.

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07/02/2011, 14:35
Kaddok

La puerta aún se mantenía, la sorpresa estaba arruinada definitivamente, maldijo el atolondramiento del shoanti, pero su código de honor no le permitía abandonarlo a su suerte. En un tono de voz que esperaba que alcanzara a sus compañeros y no fuera oido por los que estaban del otro lado de la puerta dijo unas ultimas palabras antes de entrar. - Nosotros entraremos por aqui, sugiero que el resto busque una entrada menos ruidosa, sigan al tipo sigiloso. - No agregó que no les vendría mal a ellos alguien que los curase, de todos modos no quería arriesgar a nadie más en una entrada frontal. Mientras hablaba se colocó al costado de la puerta, sobre la izquierda, e hizo a Itvolt gesto de que hiciera lo propio en la esperanza de que le hiciera caso y no abriera la puerta de frente. Bastaría un empujón para abrirla.

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07/02/2011, 14:36
Dorlam Selt

El mago pensaba concienzudamente la forma de acometer la entrada en la fábrica de vidrio. De repente el sonido de madera astillada le hizo comprender que la forma de entrada estaba más que decidida. El nuevo asaltante al parecer tenía otros métodos más sutiles y prefería el sigilo, quizá algo más apropiado en aquellas circunstancias pero estaba claro que la estrategia del sigilo ya no era del todo válida.

El mago sacó y cargó su ballesta, portándola de momento con una mano, presto para poder actuar cuando fuera necesario. La sugerencia de Kadddok pilló por sorpresa al mago y este hizo hincapié en su desacuerdo: - "Creo que deberíamos entrar todos juntos. Yo por mi parte me siento más seguro entrando contigo que haciéndolo con un desconocido."

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07/02/2011, 14:36
Rictor Lasanti

Yendo las cosas como iban, no les quedaba más remedio que dirigirse a la fábrica. Esta fue una decisión unánime, cansados como estaban tras haberse enfrentado a un día agotador, cada uno en su estilo. Ni ruidos, ni indicio alguno de que aquello estuviera vivo. ¿Extraño, extraño! ¡Sobre todo cuando, hace dos días, estaba vivo y en perfecto funcionamiento! Algo se estaba cociendo en aquel lugar, y hedía. Todas las entradas cerradas. Hubiera preguntado lo que era obvio preguntar, pero en esto el arcanista le tomó la delantera. Sí, ¿cómo?

- Esto... buenas noches... veréis - dudó levantando las manos a la defensiva. - No pude evitar escuchar vuestra conversación en la posada, sobre los goblins... y... bueno, tengo cierto asunto que resolver con ellos. Me robaron algo valioso y necesito recuperarlo - se explicó.

Se aprestó a procurar que el suspicaz shoantí no hiciera una carnicería con un par de certeros golpes, pero finalmente no sería necesario. Este estaba ocupado con otras cosas, entre ellas la menos importante no era delatar que se encontraban allí con un fuerte ruido. Era peligroso, sí, pero la verdad es que la idea le resultaba mucho más atractiva que entrar solapadamente como un ladrón en medio de la noche, aunque solo fuera porque con una pesada armadura esta opción quedaba casi descartada.

-Yo también creo que deberíamos entrar todos juntos, y apoyarnos contra lo que nos aguarde allí dentro. Quizá con esto esperen que entremos de frente, y no imaginen que lo haremos por allí -afirmó, no muy convencido- Una vez comprobemos lo que nos espera, si creéis que es necesario, puedo repartir ciertas bendiciones antes de comenzar, por intercesión de Iomedae. Creo que serían muy beneficiosas dada la ocasión...

Los gestos del cuerpo del joven indicaban que él también estaba dispuesto para la acción. Llegaba la hora de matar o morir, y morir no era deshonroso si se hacía defendiendo a aquellos que te importaban.

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07/02/2011, 14:37
Laetitia Desnae

La bardo avanzó con resolución con todos sus pertrechos hacia la fábrica de vidrio agradeciendo a Desna que acabara de llegar de caza y estuviera equipada para una confrontación como la que sin duda iba a suceder. Cuando llegaron se encontraron con el otro shoantí, que por ortros medios había descubierto que algo olía mal en la fabrica y no era el humo precisamente. Cuando ya parecía que estaban todos ahi, Minvant descubrió a un varisio que les había seguido y que sin duda estaba esperando el momento adecuado para apuñalarles por la espalda o descubrir su posición... tal vez incluso era el atacante de Minvant.

Antes de poder sugerir cualquier plan de acción discreto, el shoantí de los lobos se puso a aporrear la puerta principal. La bardo se echó la mano a la cara y levantó la mirada al cielo murmurando una plegaria a Desna. Visto que el factor sorpresa estaba perdido, el sheriff Kaddok ayudó a romper la puerta y el varisio... oh, que "casualidad", se iba a entrar de forma sigilosa por otra puerta mientras el resto insistía en entrar por la principal. - Tranquilos, yo me encargo... iré con él para que no haya problemas. Vosotros entrad por aqui y tened cuidado. Ahi dentro podría estar el grupo de élite que asaltó el cementerio y el orejas picudas, que no me extrañaría que usara magia para ocultarse - dijo la bardo sin dejar un momento de vigilarlo, presta a actuar si daba la alarma o trataba de jugársela al grupo.

El varisio sacó una bolsa con alambres y herramientas que usó para abrir la puerta tras unos instantes... tiempo que utilizó la bardo para mirar discretamente sus orejas, no fuera a ser que acabaran en punta. Una vez abierta la puerta, y con la porra preparada para dejar inconsciente al varisio si trataba de hacer algo extraño, miraron con discrección en el interior de la fabrica

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07/02/2011, 14:39
Director

Nadie prestó atención a Minvant. Dorlam y Rictor decidieron cubrir las espaldas de los dos shoanti, en tanto que Laetitia decididó ir detrás del varisio con la sospecha de que pudiera ser una trampa y evitar que hiciese algo contra sus compañeros. La sacerdotisa se acercó entonces tras la bardo en completo silencio y entró con ellos dos.

El último resquicio de puerta se vino abajo cuando Ivtolt le dio un golpe con el pie, situándose a un lado para evitar que algo del interior pudiese salir. La habitación estaba completamente vacía, las risas habían dejado de escucharse. Kaddok se asomó con extrema precaución, dentro no había nadie. Pegada a un muro habían varios carros llenos de compartimentos dónde se amontonaban sustancias en polvo de diferente color, seguramente la que los trabajadores usaban para tintar el vidrio de colores, lo más destacado era el latón, el cobalto y restos de oro y plata esparcidos a los pies de una caja fuerte de acero incustada en la piedra tras una mesa. Pero ni rastro de goblins. Frente a la entrada principal había dos puertas dobles al fondo de la habitación, a la derecha había dos puertas de una sola hoja y a la izquierda una solitaria puerta.

Entretanto, Hiflin accedió a una sala que parecía una recepción. Había una mesa al fondo de la habitación y cuatro sillas colocadas en la pared derecha, mientras que a la izquierda había una estantería con varios adornos de cristal, como si estuviesen expuestas de muestra. Detrás de la mesa había una estantería con varia casillas con pergaminos enrrollados en su interior. Por lo demás, la habitación estaba vacía. Dos puertas a la izquierda al lado de la estantería y una detrás del escritorio.

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07/02/2011, 14:39
Kaddok

El shoanti entró en la habitación con sigilo y recorrió las paredes con la mirada, cuatro puertas, dos al suroeste, una doble al noroeste y una al norte, la más cercana. Se centró en escuchar, pero las risas de los goblins ya no se oían y las respiraciones de los lobos las tapaban. El estado de la caja fuerte no aclaraba si había sido saqueada o si algùn empleado había intentado rescatar algo a las apuradas. Sin embargo el que ninguno de los empleados hubiera aparecido en la comisaría dejaba claro cual había sido el destino del contenido de la caja.

En la penumbra tanteó el picaporte de la puerta norte, abriendola con el mayor sigilo posible, un tunel oscuro se perdía en una oscuridad aún mas profunda en el suelo, escaleras. Aguzó el oido pero no llegó a distinguir sonidos artificiales, con cuidado cerró la puerta y susurró para que sus acompañantes lo oyeran.

- Encontré el sótano, pero sin luz no sería conveniente bajar. Parece un buen lugar donde esconder un rehen y un cadaver. ¿Esperamos al resto o lo exploramos?

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07/02/2011, 14:40
Dorlam Selt

El mago escudriñó la sala por la que habían entrado a la fábrica. Hacía ya mucho tiempo que no visitaba la fábrica de cristal aunque recordaba vagamente como hace muchos años Ilsoari junto a otros niños había organizado una visita 'cultural' al edificio. La puerta doble que se encontraba enfrente de ellos trajo ciertos recuerdos a la mente del mago, recuerdos de calor, ruido y empeño... y este se limitó a señalarla como posible vía de exploración: - "Esas puertas dobles llevan a las fraguas; donde el cristal se moldea... el corazón de la fábrica. Es una zona de tamaño considerable donde bien podrían resguardarse un grupo de asaltantes... El resto de puertas no me traen recuerdos ahora mismo pero quizá lleven a estancias de espera o despachos administrativos."

Con el paso del tiempo, los ojos del mago fueron acostumbrándose a la semioscuridad reinante y los objetos se fueron perfilando aún más. Dorlam sabía que de esta manera sería capaz de lanzar conjuros aunque dudaba de la efectividad de los mismos sin tener una visión realmente clara a la hora de ejecutar su poder. El mago repasó mentalmente sus cualidades a la hora de arrojar un poco de luz al asunto pero la pronta caducidad de los sortilegios memorizados retuvo la acción del mago, pensando en que más adelante sería un momento más propicio.

Las palabras de Kaddok sobre la necesidad de luz o la dirección a avanzar dieron pie a nuevas palabras del mago: - "Mis conjuros de luz apenas duran 1 minuto por lo que serían casi inútiles ahora que ni siquiera sabemos donde vamos o qué nos espera... pero creo que tengo algo por aquí..." - el mago rebuscó entre los bolsillos de su zurrón y sacó un cetro solar... una pequeña varita preparada alquímicamente para lucir durante un intervalo de tiempo bastante grande. - "Creo que esto podría servir... aunque alguien que vaya delante lo tendrá que portar... Es más resistente que las antorchas y se puede lanzar sin peligro de que se apague"

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07/02/2011, 14:41
Hiflin Milner

Con cuidado el varisio se deslizó hasta la habitación, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad vió lo que debía ser las dependencias de recepción de la fábrica. Una mesa de despacho al fondo con una puerta detrás, varias sillas, y una pequeña exposición de las obras que hacían allí, ciertamente su talla y soplado eran de buena calidad, pero baratijas a fin de cuentas. En esa misma pared había otras dos puertas. La habitación parecía que llevaba un par de días en desuso ya que el polvo empezaba a acumularse en las piezas de cristal.

Mientras Hiflen estudiaba la habitación se percató que le habían seguido dos miembros del grupo, una mujer considerablemente alta y aquella inoportuna sacerdotisa. Se sentia aliviado por entrar acompañado, aunque sabía como defenderse no sabía a que se estaba enfrentando, así todo le incomodaba bastante la presencia de aquella sacerdotisa. Siempre sería la que le descubrió. Con sigilo se acercó a una de las puertas de la pared de la pequeña exposición y pegó su oído a la puerta. Del pasillo provenía un eco como si de pasos se tratase, no pudo identificar que clase de pasos eran, pero desde luego no era algo tranquilizador. Se pusó a un lado de la puerta y haciendo un gesto a sus dos compañeras les indicó que guardaran silencio, que alguien se acercaba...

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07/02/2011, 14:41
Ivolt

Una rápida busqueda por la habitación le permitió percatarse de que la caja fuerte había sido substraída y que detrás de las puertas dobles se escondían algunas de aquellas ratas verdosas. Más preocupado por las noticias que le transmitía Sasha se aproximó hacia la puerta descubierta por Kaddok y tras hechar una ojeada dijo.

-Por aquí se llevaron el cadaver-

Luego, sin más tomó una lámpara de aceite encendida y avanzó por el obscuro corredor. Escaleras y paredes eran de piedra, contruidas en la misma roca que sostenía la fábrica, el suelo parecía de tierra. Le llamó la atención un pasillo antiguo que se extendía hacia el sur, parecía mucho más viejo que el resto de la construcción, quizás un buen lugar para que aquellos que gustaban jugar con la vida y la muerte se escondieran. De pronto Sasha gruñió, había vuelto a encontrar el rastro del cadaver, sin dudas seguían una pista sólida.
Ivtolt guardó silencio y señaló el pasaje a Kaddok indicándole la ruta que seguiría

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07/02/2011, 14:41
Kaddok

- El cadaver puede esperar, estamos aqui para rescatar a una persona y para eliminar a los goblins. Por otro lado, quien esté ahi abajo no puede escapar, y si entramos sin más los Goblins que queden atras pueden atacarnos por la espalda. - el sheriff se dirigió hacia las puertas dobles. - Sería bueno que nos mantuvieramos juntos, sobre todo ahora que perdimos la oportunidad de entrar sigilosamente. - Con cuidado abrió la puerta doble, atento a cualquier cosa que los pudiera estar esperando, listo a saltar ante cualquier ataque.

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07/02/2011, 14:42
Director

Hiflin indicó que habían pasos al otro lado de la puerta, mientras Minvant comprobaba las otras dos puertas, una de ellas, la que estaba tras el escritorio, contenía un montón de pergaminos llenos de contratos y permisos, así como todos los negocios de la fábrica. El varisio explicó en silencio que los pasos no pertenecían a ningún goblin, sino a un "pataslargas" y que no hacía nada por ocultar su presencia. Laetitia se puso pálida y agarró a Minvant antes de que llegase a abrir la segunda puerta y le indicó que la ayudase a usar la mesa del despacho para atrancar la puerta, mientras sugería la opción de dar la vuelta para cubrir a sus compañeros.

El varisio la miró con cara de "¿para eso me he molestado en abrir con cuidado esta puerta?" pero la bardo le respondió con cara de "si quieres quedarte es cosa tuya" y agarrando a la sacerdotisa del brazo, salieron de nuevo a la calle. Con un silencioso resoplido, el pícaro las siguió hasta la puerta que Ivtolt había abierto a golpes.

En la otra habitación, Sasha, por órden del shoanti, había empezado a buscar un ratro o indicio de que el cuerpo desaparecido se hubiese ido por allí. La loba investigó toda la habitación y luego se dirigió hacia la puerta que había abierto Kaddok, hacia las escaleras que bajaban al sótano y así se lo hizo saber a los demás. Aquella no era su búsqueda, por lo que el sheriff decidió quedarse arriba y no bajar por los sótanos, primero debía evitar que si algún enemigo estaba en la fábrica no pudieran rodearles y atraparlos en el sótano. Desoyendo sus palabras, el shoanti bajó las escaleras después de encontrar una lámpara de aceite con la que iluminar el camino y siguió el rastro que Sasha seguía, junto con sus tres lobos.

Dorlam y Rictor decidieron quedarse con Kaddok, al fin y al cabo él era el sheriff y el shoanti con sus lobos no les daba mucha confianza, sobre todo con su fijación por encontrar el cadáver. Tenían que encontrar a Ameiko, no sabían si Tsuto estaría en la fábrica, pero sí que sabían que había goblins, lo más probable era que estuviesen en la habitación de las fraguas, que era de dónde venían los sonidos de risitas y cristales que ahora se habían silenciado. El sheriff hizo un gesto para que se situaran lejos de la puerta pero cubriéndolo, se disponía a abrir las puertas dobles, con extremo cuidado por si algún enemigo salía sin previo aviso de allí dentro.

La puerta se fue abriendo despacio, arrojando algo de luz a la habitación en la que estaban. Una ráfaga de calor surgió de dentro, las calderas de soplado de vidrio estaban encendidas y el ruido que producían hizo imposible escuchar otra cosa. Kaddok abrió un poco más, no veía a ningún goblin allí, ni siquiera gracias a la luz de las fraguas. El corazón casi le da un vuelco al distinguir sangre en el suelo y más allá, sobre una mesa de trabajo, un cuerpo cuyo brazo colgaba inerte y goteaba sangre entre sus dedos. Era uno de los trabajadores de la fábrica, un hombre con un destrozado delantal de cuero sobre el cuerpo. Tenía varios cristales clavados por cada una de sus articulaciones, pero al continuar la vista más allá, contó otros dos cuerpos, practicamente mutilados mediante largos y afilados trozos de vidrio.

Los tres notaron una presencia a sus espaldas, los tres giraron la cabeza y la ballesta del mago a punto estuvo de dispararse del susto, pero distinguieron a Laetitia y a Minvant antes de que fuese demasiado tarde. Tras ellas iba el varisio. En las fraguas no se veía a nadie.

Una de las puertas se abrió de repente, Dorlam ni siquiera tuvo tiempo de ver qué ocurría cuando sintió un golpe en la parte baja de la espalda y luego un brazo rodeando su cuello y tirando de él hacia el interior de la puerta recién abierta mientras agarraba su bastón para arrancárselo de la mano. El atacante lanzó un silbido y Kaddok escuchó tres flechas silbando hacia ellos, la horrible puntería de los golbins salvó al sheriff, dos se clavaron en la madera, la tercera pasó cerca de su rostro y se estrelló contra la pared.

- ¡Atacad! - gritó el desconocido que sujetaba al mago. Del interior de la fragua surgieron una docena de chillidos histéricos mientras Dorlam desaparecía siendo arrastrado al interior del pasillo.

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07/02/2011, 14:43
Director

Un grupo de goblins comenzó a hacerse con el hueco de la puerta, Minvant dio un paso hacia el shoanti deseándole suerte con un susurro. Nunca supo que realmente la fortuna estaba de su parte y que sus palabras estaban cargadas de la magia de Desna. Kaddok veía imposible volver a cerrar las puertas así que sin espacio para correr saltó hacia el primer goblin de la fila que llegaba con el arma levantada. Su pie destrozó a la criatura y por inercia logró pasar al otro lado de varios goblins y aterrizar entre tres de ellos que se prestaron a atacarle con improvisados trozos de vidrio. Rictor se interpuso rápidamente entre la sacerdotisa y otro goblin y lo segó de un mandoble, cuando quiso darse cuenta Minvant había desaparecido de su lado y reaparecido enmedio del a turba de goblins agitando la maza con algo de torpeza, quedando claro que no estaba muy acostumbrada a la lucha, pero le ponía empeño.

Una antorcha de vidrio cruzó la fragua y aterrizó en el costado derecho de Kaddok causándole una terrible quemadura, el vidrio salpicó hacia los goblins que lo estaban rodeando y chillaron de dolor al sentir las quemaduras del vidrio en la cara y en el cuello, varias flechas volaron hacia la sacerdotisa, una de ellas se le clavó profundamente en el muslo y se dobló de dolor, pero tuvo la suficiente fortaleza para detener unos cuantos envites de un goblin que atacaba con un enorme trozo de cristal afilado. Rictor vio que estaba en apuros y comenzó a segar goblins para llegar hasta ella, Kaddok se movió con presteza tanto para librarse de goblins para evitar que Minvant siguiera siendo atacada. Un goblin dio un tremendo salto sobre la mesa y trató de propinarle un golpe a la sacerdotisa con una vara de soplado llena de pegotes de vidrio al rojo vivo, la joven logró interponer el escudo antes de que fuese tarde y parar el golpe, Kaddok lanzó una patada contra el goblin que lo dejó fuera de combate rápidamente, Rictor y Minvant avanzaron hacia los tres arqueros que seguían disparando hasta que finalmente el último superviviente se dio a la fuga.

Minvant rezó en voz baja a Desna y ofreció su conjuro de nuevo a Kaddok para después salir corriendo en dirección al goblin huidizo.

- ¡Id a por Tsuto! - le dijo a Rictor y a Kaddok. - ¡Yo me encargo de él!

El shoanti no lo dudó y echó a correr hacia el pasillo seguido del iomedita.

Dorlam intentó concentrarse, fuese quién fuese la persona que lo estaba arrastrando no iba a permitir que le arrancara el bastón de las manos, antes lo freiría con un rayo mágico que permitir que se lo robase. Aún así su magia no pudo canalizarse a través del bastón y su contrincante seguía ejerciendo una horrible presión en su cuello. Era fuerte, más fuerte que él. Vio aparecer a Laetitia por el hueco de pasillo, una extraña sensación se apoderó de las paredes, del suelo, del techo, la mano del enemigo vaciló, pero siguió firme. Laetitia reconoció al semielfo, a Tsuto, el hermano de Ameiko. Él era quién estaba detrás de los ataques. Recordaba al semielfo de cuando era joven, cuando Nualia aún estaba viva, cómo en alguna ocasión lo habían encontrado ellas dos espiándolas o como Nualia le había contado que Tsuto a veces la vigilaba. Cuando el reconocimiento cruzó las facciones de la bardo, Tsuto esbozó una siniestra sonrisa.

- Laetitia, querida... Cuanto tiempo, Nualia se alegrará mucho de verte... - susurró divertido.

Intentando aprovechar que su enemigo hablaba, un enemigo que no podía ser otro que Tsuto, Dorlam volvió a murmurar unas palabras arcanas, pero le fue imposible completarlas, vio como Laetitia se lanzaba hacia él con los dientes apretados de rabia, espada en mano.

- Como vuelvas a atreverte a pronunciar su nombre, t-e c-o-r-t-o e-l c-u-e-l-l-o - masculló la bardo echa una furia.

El arma pasó rozándolo y clavándose en el costado de Tsuto, que dejó de hacer fuerza y lo soltó finalmente.

- Lo digo en serio, Nualia se alegrará verte con vida - gritó enloquecido. Uno de los puños de Tsuto pasó rozando el rostro del mago que sintió el dolor antes de recibirlo, el otro golpe ni siquiera alcanzó a Laetitia. Dorlam conjuró con presteza una Mano mágica que desenfudó la ballesta y disparó contra el semielfo, el virote se le clavó en el estómago y lo hizo retroceder, pero aún tuvo tiempo de escupir sangre y clavar una mirada de odio y locura al mago, Laetitia hizo restallar el látigo cerca del semielfo, pero este parecía dispuesto a seguir con la lucha.

O no, porque sujetándose la herida sangrante trató de escapar. Laetitia no pudo detenerlo con el látigo pero Dorlam lanzó su bastón a las piernas de Tsuto y este tropezó delante de ellos. Hiflin apareció en el pasillo oscuro para golpear con el plano de la hoja, pero Tsuto contestó con una tremenda patada que le cortó la respiración. La mano mágica de Dorlam sacó el estoque del mago y apuntó directamente al cuello del semielfo.

- Tsuto... todo acaba aquí... no malgastes tu vida ni causes más dolor de lo que ya has hecho. Dinos donde está Ameiko...

La mirada de Tsuto no fue nada alentadora, Dorlam estuvo seguro, durante un segundo, que el semielfo sería capaz de abrirse la garganta con tal de no hablar. Laetitia también se dio cuenta de que Tsuto no iba a rendirse, avanzó hacia él y le golpeó salvajemente con la espada. Hiflin no tuvo más remedio que volver a golpearlo para dejarlo definitivamente fuera de combate. El silencio se hizo en el pasillo, Laetitia sentía que se le revolvían las tripas viendo a Tsuto medio desangrado, tirado en el suelo y hablando de Nualia. Cuando pudieron recuperar la respiración, Hiflin sacó una cuerda de su mochila y comenzó a preparar unos nudos fuertes mientras Dorlam recogía el estoque y la ballesta.

De pronto oyeron pasos muy apresurados, Kaddok apareció por el fondo del pasillo, sin media palabra se acercó a Tsuto y le propinó un puñetazo.

- Por el padre de Aeren - masculló con rabia. Sin dar tiempo a nadie, abrió la puerta más cercana y entró a echar un vistazo, no habían pasado ni cinco segundos cuando salía corriendo con una lámpara en la mano. - Buscad a Ameiko - ordenó más que pidió antes de desaparecer a una velocidad fuera de lo común. Sin duda debía ser algún efecto mágico.

- Yo iré, vigiladle - pidió Laetitia más a Dorlam que al varisio, del cual no terminaba de fiarse a pesar de que estaba atando fuertemente a Tsuto y los había ayudado a reducirlo. Rictor se acercó al semielfo, no lo conocía, pero con ese virote en el estómago corría el peligro de desangrarse y estaba claro que era más útil vivo. Sacó el virote y estabilizó la herida para que dejase de sangrar.

Hiflin registró las posesiones del semielfo, quedándose con varias cosas interesantes, como un anillo que nadie más pudo ver. Luego le pasó a Dorlam y a Rictor lo que iba encontrando.

- Polvo de oro y plata, diría que esto tiene bastante valor, unos pendientes de plata, unas herramientas que a mi ya no me sirven, un libro, una flauta...

Dorlam miró el libro por fuera, pequeño con tapas de cuero muy gastado, cuyas hojas estaban sucias de barro e incluso sangre, con un pequeño carboncillo atado. Lo abrió, lo cierto es que le resultó un poco complicado entenderlo al principio, estaba escrito con una letra muy mala, pero a medida que avanzaba la letra mejoraba. Echó un vistazo a las últimas páginas...

- ¡Es el diario de Tsuto! - exclamó enfrascándose en su lectura.

Laetitia volvió a la habitación por la que habían entrado ella, Minvant y el varisio, y abrió las puertas que quedaban, eran dos almacenes y un pasillo, no había nadie dentro, estaba revuelto pero no había signos de violencia. Kaddok había ido hacia el sur, así que ella regresó a la fragua y encontró el suelo salpicado de cadáveres de goblins. Algunos aún respiraban. Se adentró en la fragua, el calor era asfixiante. Lo primero que llamó su atención fue el cadáver de uno de los trabajadores muerto, torturado y mutilado con trozos de vidrio sobre la mesa, y otros dos cuerpos más en el suelo. Vio la melena roja de Minvant brillar con el fuego de la fragua, la sacerdotisa estaba arrodillada ante un cuerpo y se temió lo peor: Ameiko.

Entretanto, Kaddok abrió todas las puertas que encontraba a su paso, pasillo, habitación, salón de descanso, cocina, baño, sala de trabajo, cuarto de los obreros, aquel fue el primer indicio de goblins, contó ocho camas llenas de sangre, las paredes y el suelo también estaban manchados, en la despensa los goblins habían saqueado la comida. Corrió hacia la torre, en el almacen no había nada ni nadie y empezaba a desesperarse, corrió por el último pasillo y llegó al otro lado de la fragua. Vio otros dos obreros torturados y muertos con sus propias herramientas y vidrios clavados en los ojos, sangre en las paredes, el suelo, las mesas y las sillas. También pudo distinguir un pequeño campamento goblin, petates, mantas y restos de comida. Al otro lado vio la cara de espanto de Laetitia y los sollozos de Minvant en el centro de la fragua, frente al gran horno de trabajo. Los dos se acercaron al mismo tiempo a la sacerdotisa, que se quitó la máscara para poder respirar, había matado al goblin que había intentando escapar, los otros trabajadores estaban también allí, muertos, y atado a dos columnas de trabajo, había una novena persona.

No era Ameiko, era un hombre que había sido torturado con brutalidad, había sido golpeado, estaba lleno de cortes, sus dedos estaban cortados, en los brazos tenía clavados vidrios, incluso en su pecho podían distinguirse quemaduras. A Laetitia le llevó un tiempo reconocer a Lonjiku Kaijitsu, el padre de Ameiko, el dueño de la fábrica y uno de los cuatro nobles fundadores de Sandpoint.

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07/02/2011, 14:43
Kaddok

La batalla había sido veloz y brutal, a pesar de la ausencia de Ivtolt se habían desempeñado con gran eficacia. Después de vencer a los Goblins Minvant le había regalado algo precioso, tiempo, tiempo de ayudar a los demás, y al llegar donde Tutso yacía inconsciente, tiempo de buscar sobrevivientes. Descargó lo que le quedaba de furia en el rostro del semielfo, por una familia sin padre, por tantos muertos, por una ciudad incendiada, pero cuidó que màs tarde pudiera responder ante la justicia.

A velocidad asombrosa recorrió la fábrica, abriendo puertas, buscando movimiento, un indicio de que Ameiko, Lonjiku, o alguno de los trabajadores vivían, y cada puerta era una desilusión. El área de vivienda estaba arrasada, todo lo comestible estaba desaparecido o arruinado, y la sangre en los jergones y paredes del dormitorio no presagiaba nada bueno. El area del local estaba extrañamente intacta, los cristales sanos en el depòsito, asi como también en el área de exposiciones, nada parecía haber sido tocado. Y entonces entró a la fragua pero por la puerta opuesta a la que había salido...

La escena era terrible, cadáveres en las mesas, torturados, mutilados, y Minvant transida, mirando algo bajo el segundo tragaluz. Un par de pasos lo dejaron a su lado, y Laetitia hizo lo mismo y de esa forma descartó cualquier rescate posible para los trabajadores de la cristalería. Lonjiku colgaba de cuatro columnas, su cuerpo torturado de tal forma que resultaba casi irreconocible. Los trabajadores que no estaban destrozados en las mesas estaban hechos trizas a sus pies.Tocó a Minvant en el hombro, y cuando ella lo miró, lo único que pudo sentir fué alivio al ver que su rostro sólo revelaba unas finas cicatrices. - Laetitia, llévatela de aquí - dijo antes de seguir su carrera, tan sólo quedaba el sótano por revisar y no confiaba en que el Shoanti se hubiera dedicado a buscar a Ameiko.

Corrió, y era tal su velocidad que comprobó que Hilfin terminaba de revisar a Tutso y le pasaba las pertenecias a Dorlam. Bajó y comprobó que todas las puertas salvo una estaban cerradas y resistirían unos cuantos golpes, y la que estaba abierta se perdía en un tunel, las huellas de los lobos se perdían en la oscuridad. Volvio a subir a las carrera, Dorlam abría en ese momento un diario y Hilfin ataba a Tutso, se acercó. - ¿Alguna llave? - El recien llegado negó, Kaddok miró en derredor y encontró la llave en una esquina, arrancada del citurón por el tajo de una espada.

Volvió a correr, al llegar abajo sintió cómo el conjuro se disipaba, sus piernas volvían a su ritmo natural y los escasos metros hasta la primera puerta fueron eternos. La llave abrió la puerta, pero al otro lado sólo habia láminas de cristal, devolviendole el reflejo al dar la luz sobre ellas. Su ropa estaba quemada y tenía heridas por todo el costado, y al verse el dolor llegó en oleadas. Pasó a la siguiente puerta, también abrió, como sospechaba era la llave maestra, y al empujar la hoja se encontró con lo que buscaba.

- Tranquila Ameiko, soy Kaddok - Con cuidado se rrodillo a su lado, cuidando de no moverla, estaba bastante mal herida a juzgar por la sangre bajo ella. - No te muevas te quitaré la venda y las mordazas, pero tendré que cortarlas - Con cuidado usó su cuchillo para cortar las tiras de cuero que la amordazaban y cegaban, levantando el cuero y cortando sin tocar la piel. - No hables por ahora, cortaré tus ataduras, y luego buscaremos a alguien para que cure tus heridas. - el cuchillo se encargó tamiben de las tiras de sus tobillos y muñecas, pasó una mano por su rostro para retirarle el cabello de los ojos - Todo ha pasado, el peligro acabó.

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07/02/2011, 14:44
Dorlam Selt

El mago se concentró en aquella encuadernación que finalmente había sido constatada como el diario del semielfo. Al principio apenas entendía nada pues la letra era extraña y muchas veces parecía haber sido escrita con demasiada prisa o ansiedad. Las anotaciones y dibujos que había en casi todas las páginas denotaban también cierta distracción... y por su tema estaba claro cual era.

Al cabo de un tiempo y con apenas una páginas leídas, el mago se hizo una clara idea de qué es lo que tenía entre manos. Dorlam alzó la vista hacía el inconsciente semielfo y con cara de resignación y dolor masculló entrecortadamente: - "Entre estas páginas querido Tsuto, hay demasiadas pruebas como para colgarte de una estaca y hacerte sufrir durante toda la eternidad... qué es lo que te ha pasado para llegar hasta donde has llegado?, merece ella tanto la pena?, crees que ella habría hecho lo mismo por ti?"

El mago buscó a Kaddok con la mirada pero no lo encontró junto a él. - "Rictor... cuando volvía Hemlock de Magnimar? Creo que el peligro para Sandpoint no ha acabado ni mucho menos... y dudo que nosotros cinco... seis... Shaelu y la guardia estemos preparados para lo que se puede avecinar."

Una vez que todos los compañeros (o casi... no se si estará Ivolt) volvieron a reunirse junto con la presencia de una magullada Ameiko, el mago instó a priorizar los siguientes movimientos del grupo. - "Creo que llevar a Ameiko al Dragón Oxidado es lo mejor que podemos hacer ahora. Además, es un buen lugar para poder interrogar a Tsuto... sin duda tendrá muchas cosas que poder contarnos. El diario muestra claramente la planificación del ataque goblin y la unión de las tribus.


Diario de Tsuto escribió:La incursión ha ido como estaba planeado. Pocos de los goblins de Thisletop han muerto, y conseguimos asegurar el ataúd de Tobyn con facilidad mientras un grupo de idiotas era distraídos por el resto de los goblins. No puedo esperar hasta la autentica incursión. El pueblo entero merece arder, eso seguro.

Todo parece centrarse en Thiseltop y por cierto Lae... Tsuto tenía razón... es posible que puedas volver a encontrarte con una vieja amiga... aunque mucho me temo que ya no sea la persona que recuerdas..."

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07/02/2011, 14:45
Kaddok

Tutso debía ir a prisión, tenía que pagar por los crímenes cometidos, no podía creer lo que le había hecho a su propio padre, y a su hermana. Mientras esperaba que Ameiko respondiera, pensaba en la mejor manera de hacer confesar al semielfo, quiza la magia fuera la única forma, no creía que Tutso estuviera en todos sus cabales.

- ¿Dónde está Tsuto? - preguntó Ameiko con voz ronca, algo desorientada.

Kaddok la miró, no podía mentirle, y sabía cual sería su próxima pregunta - Atado e inconsciente, arriba. - dijo mientras ponía una mano en su espalda y la ayudaba a sentarse con cuidado

- ¿Y mi padre? ¿Qué ha pasado? ¿Y los goblins?

La ayudó a incorporarse con ciudado, dejando que se sostuviera en su cuerpo hasta estar de pie - Lonjitsu... ha muerto. Los goblins también. Hemos encontrado la carta de tu hermano y vinimos.

- Muerto... - susurró ella con un suspiro, y cayó incosciente en brazos del sheriff.

Kaddok la acomodó en sus brazos y con cuidado la llevó escaleras arriba, Ivtolt no había aparecido aún, y no sabía donde estaba el resto. - Rictor, Minvant - habló en voz alta, pero sin llegar al grito - Ameiko necesita de vuestras atenciones.