Partida Rol por web

Casi costaba distinguir el lugar, antaño posiblemente hospedaje de esperanzas de una nueva vida y las sonrisas de los infantes del lugar. Ahora solo era pasto de las llamas. El alteo del dragón y su fuerte y profundo rugido musitaban las pocas voces que restasen suplicando ayuda a los dioses o a cualquier otra alma que hubiese en el lugar. Y de entre todas las restantes, entre aquellas que suplicaban y aquellas que cumplían lo inimaginable, estaban ellos. Tamlorm y Eladamri.

El lugar estaba envuelto por las llamas, nubes compuestas por sangre, polvo y fuego les rodeaban. Solo había algo que conectaba ahora entre ellos, sus miradas.

Aquí estás - le dijo a Eladamri, mientras empuñaba la enlutada.

Aquí acaba todo, has conseguido salir, pero no has enmendado tu traición....aquí acaba todo Eladamri. Ahora te toca elegir como acabar tu historia.

Tamlorm apretó con fuerza la enlutada y se dirigió hacia Eladamri con paso firme y decidido.

Su alma es tuya - le dijo en pensamientos a la Enlutada.

Tamlorm va decidido a acabar con él pero no va ciego cual caballo con orejeras, transmite al dragón que si es atacado por una tercera persona mientras se encarga de Eladamri o si incluso el propio Eladamri si impone a su persona, que lo ayude.

Que bata sus alas para desplazar a quien se oponga o haga un cerco de fuego, lo que valore. Y en el segundo caso, en el que Eladamri me pueda, que me apoye y acabe con él.

No he hecho nada que merzca la muerte. ¿Por qué habria de morir por intentar parlamentar con un dragón? - pregunto listo para huir del lugar.

¿Dime tu que quieres que haga para demostrarte que no tengo nada contra ti? Apenas si he conseguido salir y ni siquiera me has dado la oportunidad de nada. - le digo al sujeto que ahora empuñaba La Enlutada.

Sigues sin entenderlo - dice mientras hace el esfuerzo por mantenerse entre las  nubes de ceniza y el calor que los envuelve.

Hablas de parlamentar cuando le implorabas al dragón que parase de acatar la orden que se le dio. ¿Acaso no entiendes que no tengo nada contra ti?, ¿acaso no entiendes que has traicionado el pacto que hiciste con los dioses y que todo esto es por tu culpa?, ¿acaso no entiendes que este es el castigo divino en respuesta a tu ciega e inexplicable traición?. Se acabó Eladamri, tu actitud, tu veleta voluntad muere aquí contigo. Huye cuanto quieras - dice mientras carga hacia él - pero no podrás evitar tu muerte, ¡solo prolongarás lo inevitable!.

Eladamri empieza a huir temiendo por su vida; mantiene la distancia frente a Tamlorm pero un enemigo mucho mayor cae del cielo empicado escupiendo fuego y atacando con su mandíbula, garras y cola despedazando lo poco que quedaba del elfo chamuscado.

Ante esa escena Tamlomr se detuvo en seco.

Aunque había imaginado su final, aunque había asumido que finalmente acabaría así aquel elfo, por alguna extraña razón había reaccionado como si no fuese así. Emitió un chasquido con sus labios, decepcionado, molesto, hasta apenado. Al fin y al cabo era alguien con posibilidades, era alguien que a primera vista aparentaba fuerza, pero.... no.... fue como tantos otros, alguien débil que quería demostrar lo que no era, alguien que en realidad prefería escoger el camino fácil, alguien que no asumiría su papel en la vida, que todo cuanto haría sería protestar por aquello que los dioses le hubiesen preparado cuando él no lo estaba....otro más.....pensó.

Observó a su alrededor, y miró al dragón una vez acabada su pequeña tarea.

Entiendo que hemos terminado aquí, que no queda prácticamente nadie con vida, que todo es cenizas....dime, ¿dónde se supone que está aquel ser? - dice refiriéndose al Hamatula.

¿Sabrías decirme que tipo de poderes tienen estos seres?. Quiero deshacerme de él pero....temo que no sea tan fácil, no te ofendas, simplemente quiero valorar todas nuestras posibilidades....de hecho....creo que precisamente es tiempo lo que no nos queda.... ¿me equivoco? - terminó por comunicarle mentalmente como estuvo haciendo durante toda la escena.

El diablo se encuentra con tus compañeros, donde los dejaste por última vez.

No conozco las habilidades de los diablos. 

Respecto al tiempo nos quedan unos diez minutos aproximadamente.

Bien, pues iré hacia donde están ellos.

Obsérvanos desde los cielos por si necesito tu ayuda. Si la cosa se tuerce con el diablo, no dudes en atacar.

llego jadeando, mas que por el cansancio, por la falta de aire creada por el humo de la ciudad, llegamos a encontrar a Oswyn y el demonio, "Hola, ..., te hemos encontrado, ..., han secuestrado a Eladamri, ... no sabemos a donde se lo han metido" le digo entre jadeos.

El calor comenzaba a ser abrasador, pero no era lo único que le quemaba por dentro. Llamas, gritos, el olor de los cuerpos quemados, la sangre de aquellos a los que remataba... No, él no era ese tipo de criatura. Quizá el hamatula estuviera disfrutando con la situación, pero él, por mucho que hubiera querido hacerse el duro (principalmente ante si mismo), no estaba hecho para eso. Quizá fuera un canalla, un oportunista, alguien que miraba por sí mismo por encima de todo... pero no era un asesino de masas. Ni de gente inocente. Con cada golpe que asestaba, con cada vida que sesgaba... sentía que destruía una parte de sí mismo. Y también sentía... que el siguiente golpe era más fácil. Y el siguiente, y el siguiente... hasta que ya ni siquiera pensaba en lo que estaba haciendo. Ya ni siquiera estaba matando gente. Eran... cosas.

Finalmente, en su camino hacia el templo, cuando terminó de rematar al último de los miembros de una familia que trataba de huir, alzó la vista para encontrar al fin a dos de sus compañeros. A pesar de que sus oscuras ropas estuvieran aún mojadas tras haber cruzado el río a nado, los últimos rayos de sol del día y la luz arrojada por las llamas, delataban las numerosas manchas de sangre. Se había cubierto la nariz y la boca con un trapo, que además de hacerlo más difícilmente reconocible, al estar mojado lo protegía relativamente del denso humo.

- ¡Kalimash! ¡Samay! Qué curioso encontraros por aquí... - dijo con sarcasmo, en el mismo tono en el que hubiera saludado a dos viejos amigos a los que hacía tiempo que no veía, si se los hubiera encontrado en el mercado de la plaza. Sus ojos, sin embargo, no acompañaban. - ¿Secuestrado? ¿A Eladamri? ¿Quién? ¿Dónde lo visteis por última vez? ¿Por qué no habéis ido a buscarlo? Ah, sí, y... ¡¿qué hace esa cosa aquí?! - dijo señalando al cielo. - Creo en las casualidades, pero... para creer que este dragón está aquí de casualidad, habría que ser algo más que ingenuo.

Yo....no...no lo sé...no he vosto nada. dijo Samay dubitativa. -Acabo de encontrarme con Kalimash, hemos perdido a Tamlorm, todo ha sido un caos. Está claro que el dragón solo estaba aquí para ayudarnos a hacer el trabajo. Yo no he podido matar a nadie, no es así como soy, prefiero el castigo de los dioses...esta situación me supera.
La pícara hizo un pequeño descanso para tratar de respirar correctamente, era difícil concentrarse en que hacer cuando solo había fuego, humo, cadáveres y un dragón volando, además de un demonio...
¿Qué proponeis? Alguna pista de por donde empezar

miro a mis compañeros, "¿Tenemos alguna idea de quien lo ha podido raptar?, es posible que sabiendo quien o quienes lo han raptado, podamos saber donde lo tienen preso y así poder ideal un plan de ataque" les digo entre los ruidos del caos de la ciudad, las llamas quemando las casas y el resto de la ciudad, el olor a muerte y terror de los que todavía siguen vivos, hasta que llegue su aciago final.

- Si Bálder iba a enviar a esta cosa... ¿qué cojones hacemos nosotros aquí? - murmuró con la voz teñida de ira, apretando fuertemente los puños. Negó con la cabeza y apartó la mirada, tratando de mantener la calma, fijando su vista en las llamas.

- El único que yo supiera que tenía algo contra Eladamri era Nox, y está muerto. No... ni idea de quién podría querer secuestrarlo. Y de hecho... ¡ni idea de quién podría ser tan imbécil! ¿A vosotros os parece un buen momento y lugar para un secuestro? - preguntó retóricamente. Por puro reflejo, se giró hacia el hamatula con intención de preguntarle; quizá él tuviera forma de localizar a Eladamri. Pero se detuvo enseguida, ya que la pregunta sería inútil. Aunque tuviera forma de hacerlo y respondiera con sinceridad, se negaría a hacerlo. Frustrado además de enfadado, apretó los dientes antes de continuar.

- Sin pistas será mejor que nos separemos para buscarlo, podremos mirar en el triple de sitios. A ver, lugares interesantes... se me ocurren la posada, el cuartel de la guardia, y el templo con su cementerio. ¿Habéis estado en alguno de ellos hace poco?

Mientras habláis aparece Tamlorm con la enlutada ensangrentada y se dirige hacia vosotros.

El dragón empieza a sobrevolar cerca vuestra mientras sigue arrasando con la vida de los civiles de Punta Arena.

El Hamatula por otro lado se encuentra alerta y de vez en cuando mata a algún pueblerino teletransportandose adyacente a alguno que ve descuidado.

Tamlorm se acerca a los demás con el rostro taciturno mientras observa de reojo al dragón.

"La ultima vez que vimos a Eladamri, fue en la posada, justo antes del primer ataque del dragón, unos guardas lo llamaron, ahí le perdí la pista, luego nos llamaron a nosotros, y luego comenzo el ataque de dragón y todo este caos" le explico a Oswyn, todo lo que sabía sobre la desaparición de Eladamri.

La última vez que vi a Eladamri fue cuando moría bajo las llamas del dragón. - dice Tamlorm.

Por otro lado y como os he dicho antes a vosotros dos, (señala a Kalimash y a Samay) Eladamri nos traicionó, se encargó de estar a solas con la guardia para informar de lo que iba a pasar pero la gente del lugar no se fió de él y lo apresó,no sin antes darle una buena paliza en los calabozos. Todo esto lo sé (dice mirando a Oswyn) porque lo encontré, lo curé con una de sus pociones y le saqué la información. Su srms, regalo de cierta persona, se ha negado a su dueño y ahora me acepta como compañero.

Espero que quede claro que todo cuanto ha pasado ha sido ordenador por aquel que os dio cierto trabajo. Con la muerte de Eladamri ya queda claro que no le sientan bien las traiciones. Veremos a ver como se toma la falta de colaboración - culmina mirando a Samay.

Hice lo que mi estomago y espíritu me permitieron hacer..., En cuanto a Eladamri debemos de asumir su muerte. Entiendo su intento de traición, ya había sido claro cuando recibimos la orden de arrasar el poblado.
Visto lo visto cual es el siguiente paso que queréis dar, sino me equivoco debemos de ir a buscar la llave de Oswyn.
La pícara estaba agotada, el estres del día había sido terrible, y además para culminarlo la muerte de Eladamri no era la mejor manera.

su compañero había caido, estaba claro que no lo tenián que buscar, "Vale, entonces hay que buscar tu llave" le digo a Oswyn, "¿alguna pista de su paradero?", cuando termino de hablar, jadeo por el humo y el intento de tomar un poco de aire, aunque tenga un poco de humo.