Partida Rol por web

Suspiró a través del trapo que cubría su boca y nariz, frotándose los ojos; el sudor empezaba a picarle. No estaba precisamente pasando el mejor rato de su vida, desde luego no era momento ni lugar para malas noticias. No sólo habían perdido a un nuevo compañero, sino que podría no ser el último del día si Samay no entraba en razón. Y por otro lado Tamlorm decía muchas cosas... que nadie más había visto.

- Vamos a ver...

- En primer lugar, Samay... A mí tampoco me gusta un pelo lo que está pasando. Puedes tener por seguro que después de esta experiencia, voy a añadir una nueva norma de conducta a mi lista personal: "Nunca hagas tratos con un dios cuando estás borracho". Pero tú deberías añadir otra norma a la tuya. "Jamás aceptes un pago por adelantado a menos que..." - enumeró con los dedos mientras repasaba las opciones.

• "Estés dispuesta a cumplir con lo que se te pida a cambio, sea lo que sea."
• "Te veas capaz de huir."
• "Mates a aquel con quien has cerrado el trato."

- Dado que el trato ha sido con un dios, las dos últimas opciones no existen. No seas inconsciente, aún estás a tiempo. Esta gente va a morir de todas formas, mata tú a unos cuantos y sálvate.

Se giró hacia Tamlorm y entrecerró los ojos.

- Y tú, Tamlorm... No me entiendas mal, sé que fue Bálder quien te trajo ante nosotros y sé que Eladamri en ocasiones podía ser un necio. ¿Pero un loco? Aunque no fuéramos amigos del alma, no voy a aceptar sin más la traición de un compañero sin contrastar la historia. - Tendió la mano hacia él. - Espero que no te importe si le pregunto a la única otra testigo que existe sobre lo que dices.

Tamlorm entrecerró los ojos ante el comentario de Oswyn. Darle el alma no era buena idea, no confiaba en ninguno de sus nuevos compañeros de viaje y esta era una de esas oportunidades que bien o servirían para ganarse al menos la confianza de alguno del grupo o bien para ver como este le atacaba con el arma que le tendía. Igualmente, aunque entendía a Oswyn, no compartía su visión sibre la locura. Solo había una manera de conocer por completo a cualquier hombre, y era dándole poder.... Eladamri había demostrado quien era en realidad y eso le había costado la vida.

No quedaba mucho tiempo y estaba cansado de tanta necedad.

Ya sabes lo que tienes que hacer si este bastardo me ataca — dijo para sus adentros.

Se encogió de hombros, clavó el arma, en el suelo y dio un par de pasos hacia atrás, atento a Oswyn y al diablo que con él venía.

Adelante, no tengo nada que ocultar ni tampoco tiempo que perder aquí.

Seguía sin comprender nada de lo que sucedía. Se suponía que eran un grupo, y el objetivo del dios junto con el nuevo socio que no hacía más que crispar el ambiente.

-Dejad de hacer estupideces, o empezamos a confiar unos en los otros  a realizar los objetivos o acabaremos todos muertos. Lo más fácil para mi sería entregarte al diablo Oswyn, y así no tendría que oír como justificas tu conciencia ante mi. Se la decisión que he tomado y asumo las consecuencias si las hay, pero sino recuerdo mal he sido parte esencial para poder entrar en el pueblo. Además hay un dragón destruyendo todo, de verdad somos necesarios para la matanza. En cuanto a ti Tamlorm apenas te conocemos y pretendes que demos por seguro que han matado a un amigo sin ni siquiera comprobarlo...si en un futuro forjamos amistad y algo te sucede, ten por seguro que trataré de confirmarlo de mano de alguien más que un desconocido.

Apenas sin aliento por el humo y el esfuerzo de rebajar la tensión, la pícara se quedó a la espera de ver cual iba  a ser el siguiente paso en el extraño desafío.

Será estúpida - pensó. ¿Qué ha sido esencial?. Habría sido esencial si hubiese vigilado de cerca al cobarde y traidor de Eladamri, pero no, uno tuvo que sacar en el peor de los momentos su parte más humana y la otra tuvo que sacar su versión más hipócrita a la par. Si no fuese por su invocación ahora estarían en las mazmorras, con la cabeza seccionada o a saber que otro mal mayor.... 

Se había visto obligado a jugar su carta maestra con la esperanza de que nadie lo descubriese y menos aún el hamatula ya que era de vital importancia aprovechar cualquier punto débil de dicho ser. Ahora solo quedaba esperar y ver que haría Oswyn.

No tenía anda que perder ni nada que esconder, todo cuanto había dicho era cierto y la espada, si lo deseaba, se lo haría ver. La cuestión era que, por muy cómica e inimaginable que fuese la escena, allí estaban, parados en medio de las llamas, casi sin poder respirar y ver a su alrededor... un lugar acogedor para un demonio. Y eso le incomodaba gravemente a Tamlorm.

Tal como estaba, con la mano abierta tendida hacia Tamlorm, obervó cómo el humano clavó a Enlutada en el suelo. Encogiéndose de hombros, bajó el brazo el brazo y empezó a caminar hacia la espada. Sin embargo, al oír a Samay, se detuvo y la miró; con los rabillos del ojo curvados hacia arriba delando que sonreía bajo su improvisada máscara.

- "El diablo". Qué impersonal, por favor... - dijo mientras volvía su atención hacia Enlutada y continuaba su camino. - Tiene nombre, ¿sabes? Se llama Sartael, pero le gusta que le llamen Sarty. - Se detuvo frente a la espada, observándola con detenimiento. - No será necesario que te sigas preocupando por tus impulsos de "entregarme" a él. - "Como si pudieras hacer que se fuera de todas formas". Cerró los dedos alrededor de la empuñadura. - Cuando terminemos lo que hemos venido a hacer... se separarán nuestros caminos - dijo mientras desclavaba la espada del suelo.

Creo que saber como se llama el demonio no es lo más importante ahora le digo a Oswyn, apoyo a Samay en lo de hacer los objetivos de una vez, pero aunque prefiero no meterme en la pelea, me parece más importante terminar con todo de una vez por todas.

Tras contemplar a Enlutada en silencio durante unos momentos, suspiró mientras negaba con la cabeza. Otros segundos más, y su expresión volvió a cambiar para sonreír una vez más mientras pasaba la mano por la hoja, acariciando el filo suavemente con la yema del dedo.

- Nuestro compañero dice la verdad - dijo tendiéndole la espada. - Ha sido una charla divertida, pero quizá sería mejor asegurarnos de que no haya supervivientes, antes de que sea completamente imposible respirar.

-Bien pues acabemos el encargo, veamos si hay supervivientes, y si queda alguno yo me encargo. Luego continuemos con nuestro destino y abandonemos el poblado.

Las cosas no le gustaban nada como pintaban, el único de fiar era Kalimash.

Tamlorm cogió de nuevo la enlutada y tras observarla detenidamente dio un par de pasos hacia Oswyn y depositó la hoja de la espada en su hombro.

Espero que no vuelvas a dudar de mi. No me gusta la gente desconfiada.

En el instante que la hoja de la enlutada tocó a Oswyn la conciencia de Tamlorm y de Oswyn se encontraron.

He recibido tu mensaje pero quiero dejar clara esta estrategia.

Estoy de acuerdo en que ataquemos al demonio pero desconozco como quieres que avisemos a Samay sobre ello, además, tengo mis dudas de que Samay tenga tanto poder como para hacer lo que me ha dicho la enlutada. Debemos de aclarar este punto ya que no nos queda mucho tiempo, mi invocación pronto desaparecerá y no volverá hasta pasados unos días.

Si, el dragón lo invoqué yo, espero que no lo hagas conocedor de nadie más, los actos de Eladamri me obligaron a llamarlo y era algo que quería haber evitado y guardado para situaciones más arriesgadas.

"si ya esta todo zanjado, vamos a hacer a lo que tenemos que hacer, no quiero estar mas tiempo en este maldito infierno" le digo a mis compañeros, con ganas de terminar de una vez por todas, aunque seguramente habría muchos mas problemas de los que se habían encontrado.

¿¿Que esa cosa es tu mascota?? ¿Y la guardas para situaciones más arriesgadas que destruir un pueblo? Recuérdame que no te cabree.

Bien, pues si tiene que ser cuanto antes, me marcharé ya. Habla con Samay en cuanto nos alejemos y venid tras nosotros, deberíais poder pillarnos incluso antes de que salgamos del pueblo. Su dote antimágica es el don que le concedió Bálder, en cuanto a poder no debería tener problema con cortarle la retirada a nuestro amigo.

Y por cierto... ¿cómo se llama?

Miró de reojo por un momento la hoja de Enlutada, apoyada sobre su hombro cerca del cuello. En lugar de reacciones más comunes ante una amenaza semejante, como ira o miedo, su expresión fue de absoluta perplejidad durante un momento. Después alzó lentamente los brazos y esbozó una sonrisa burlona mientras volvía a clavar los ojos en Tamlorm, desafiante.

- Oh... ¿quién sabe, Tamlorm? Quizá hubiera llegado el día en que habrías estado agradecido de tener cerca a alguien tan desconfiado como yo. Pero, ¿sabéis qué? Que creo que esto se está caldeando demasiado para mi gusto. Así que si la dama quiere algunos supervivientes para ella... no seré yo quien se interponga, pero eso significa que mi trabajo aquí ha terminado. Sarty y yo tenemos un largo camino por recorrer, de modo que... si nos disculpas...

Atemorizada por las palabras de Oswyn, recordándole su promesa al Dios, decide hacer lo que había aceptado hacer, y rápidamente busca algún superviviente para acabar con él, y de esa forma evitar la ira que podría recaer sobre ella.

Una vez realizada su parte, limpia la espada, para volver con el grupo y esperar a que decidan el camino a tomar, pero que por lo que parece será buscar lo que el demonio quiere.
 

Oswyn se aleja del pueblo con el hamatula cruzando el río a nado donde antes estaba el puente sur.

Ya quedan pocos supervivientes, Samay temiendo que el dios cargue su ira contra ella mata a unos pocos; sin embargo, Kalimash no ha matado a ninguno aún y quizás esta sea su última oportunidad.

Tamlorm por su parte disfruta viendo como el dragón lo ha arrasado todo.

Os quedáis los tres sin Oswyn que ha partido hacia la búsqueda de la llave, el calor ya en el pueblo es insoportable y cuesta mucho respirar por lo que deberíais iros pronto de allí.

Os miráis y antes de marchar Tamlorm parece que quiere deciros algo.

Iba a tener que matar a alguien, así que iba a buscar al pobre desgraciado que tenia que probar mi hacha, veo como Oswyn se marcha con el demonio, el calor del pueblo incendiado no me ayudaba nada a la situación, pero al mirar a Tamblor, que parecía que quería decir algo, "Tamblor, ¿tienes algo que decir?"

Una vez observado como Samay vuelve con una pequeña parte de su contrato cumplicada, este observa tanto a Kalimash como a Samay.

Tenemos una última tarea.

Matar al demonio que acompaña a Oswyn.

Samay, tienes un don que te permite anular la magia de tu enemigo. Necesito que lo utilices contra el hamatula ya que éste usa la magia para desmaterializarse. Si empleas dicho poder, podemos hacerle frente entre todos y.... si fuese poco.... - miró al cielo. El hará el resto - concluyó mirando al dragón.

Tenemos muy poco tiempo. ¿Estáis conmigo?.

Todavía con mal cuerpo por cumplir con lo pactado, Samay escuchó la propuesta de Tamlorm, sino fuera por la firmeza de su mirada y la fuerza de sus palabras, pensaría que estaba loco. 

-La última vez no pudimos hacerle ni un rasguño. Por mi parte no tengo inconveniente en usar mi don y bloquear al Hamatula, y confio en que sean verdad tús palabras, o por lo menos tengamos los refuerzos necesarios para acabar con él. - dijo la pícara.