Partida Rol por web

¡oh capitán, mi capitán!

Inferno

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17/10/2016, 17:11
Máster

La noche empezaba a llegar a su ecuador, ya ni el más pendenciero osaba vagabundear por las calles, solo las gentes del Inferno en vela preparaban su nueva partida sin ni siquiera haber podido tener más que unas horas en tierra desde que llegaran de nuevo a puerto. Y al Inferno llegaban un grupo de encapuchados cargados con una bolsa de tintineante plata londhsdinense y heridas de guerra aun frescas.

Pronto en cubierta el noctámbulo grupo fue recibido por los dos oficiales embarcados (intendente y contramaestre), por el mismísimo capitán y por una extraña mujer de raza negra y que a pesar de vestir como una dama del lugar peinaba y lucía maquillaje más digno de una aborigen que de una señora... y fue esta mujer quien susurró al capitán al ver al grupo en un volumen audible por casi todos los presentes: 

Sombras en la Luz mirando de reojo a los inspectores casacas negras

Luz entre lo ladino repasando con un vistazo al sargento portuario

Fuego en el mar haciendo alusión al Sr Quimm

Todos sintieron esos susurros como un escalofrío capaz de helar la sangre de un dragón escupefuego.

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17/10/2016, 18:42
Gunter Leinad

Al sargento le hizo ilusión el comentario. Se sentía contento al escuchar que era justo lo contrario que los casacas. Le parecía incluso algo bueno. Hizo un gesto con la mano sobre el borde exterior de su predsa de cabeza a modo de saludo. Bueno, antes estaba en mi medio, ahora estoy en el medio de otros. A ver si floto. Y no se refería al agua, sino a el barco que tomaban como trasporte para la siguiente fase de esta misión de locos.

Notas de juego

Cambio PRENSA por PRENDA. que la idea es que cubra la cabeza, no que me la espachurre.

;P

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17/10/2016, 20:05
Abraham Quinn

- ¡Ah del barco! - Quinn alzó la mano a modo de saludo cuando estuvieron lo suficientemente cerca.

Al fin, amparados por la noche, llegaron a los muelles, al Inferno. A bordo aguardaba el Capitán acompañado de una mujer de piel oscura. Cuando Abe la vio, no pudo evitar dar un respingo, pues su aspecto era cuanto menos amedrentador.
No le pasaron desapercibidas las palabras que la extraña fémina dirigió a su acompañante mientras sus ojos examinaban a los recién llegados; Abraham sintió casi cómo si su mirada le atravesara la piel.

- Capitán... - con una leve inclinación de cabeza, saludó a su superior.

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18/10/2016, 07:55
Guillaume Le Noir

Subió al barco con las dudas pintadas en su semblante, luchando por no llevar las manos en las pistolas que había recargado y amartillado de camino; no quería parecer una amenaza, ni empezar con mal pie, pero le estaba costando toda su fuerza de voluntad aquella aparente tranquilidad. 

Por supuesto, se hizo más difícil cuando se presentaron ante esa comitiva. Sancho estaba allí, y no pudo controlar una larga mirada atravesándole, recordando lo que había visto hacía minutos, y aunque el momento para eso no era aquél, deseaba poder meter el cañón de su arma en la boca del español y hacerle en la cabeza un agujero humeanto del tamaño de un puño. Tuvo que cerrar los ojos, inspirar profundamente, llevar su respiración al pecho y después exhalar el aire, antes de poder sonreír y tender el dinero hacia el intendente. 

- Creo que tenemos un tra... 

La mujer de oscura piel habló, una voz sinuosa que le hizo temblar, sin que nada tuviera que ver la humedad y el aire frío de la noche. No era por lo que dijo, ni siquiera por el aspecto extraño que tenía, tan similar al de las esclavas de las colonias francesas que había visto en París y que hacían juegos de santería con los que eran tan idiotas como para prestar atención; pero no, era algo más allá, más profundo, una sensación de terrible debilidad que se clavó en su alma. Fue un instante, pero supo que algo iba mal ahí, tenía un horrible presentimiento. Tragó saliva.

- Creo que tenemos un trato - Echó un último vistazo a la señorita que acompañaba al capitán y luego miró a este, tendiéndole la mano -. Mi nombre es Guillaume Le Noir. Deberíamos partir ya.

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18/10/2016, 10:36
Madame Calypso

La mujer de piel de ébano escudriñó en alma de aquellos hombres como si de un vil allanador se tratara. Los ojos de la muchacha, eran como dos pozos oscuros y profundos que se clavaban con la precisión con la que un curtidor guía su cuchillo para separar la piel de la carne. A pesar de su aspecto intimidador, la mujer poseía una belleza tan enorme como exótica, tras sus marcas y detalles tribales. Resultaba inquietante estar a su lado, y pocos eran capaces de describir por qué. Cuando Le Noir tendió su mano, la chica se acercó con cara sonriente y sensual. Una vez frente a él, expuso el dorso de su mano para que el caballero la besara, como se describía en el protocolo de cortesía y se introdujo a sí misma:

- Enchanté, Monsieur Le Noir. Mon nom est Madame Calypso et je suis un vieil ami du capitaine Harold.- dijo en un perfecto y distinguido francés - Aunque creo que sería de mala educación que utilizáramos nuestra lengua natal ante estos caballeros...- sonrió radiante, flirteando nuevamente ante aquellos hombres. - Es un placer conocerles a todos, caballeros.- añadió mientras flexionaba sus rodillas y realizaba una reverencia.

Calypso era cuanto menos una mujer intrigante, pues a pesar de su aspecto, mostraba una astucia impropia para una mujer seguramente traída de las colonias francesas para servir en una casa noble. Pero a pesar de eso, la mujer se mostraba resuelta y cómoda en aquella situación. 

Y lo más inquietante es que a Harold no le parecía importar...

Notas de juego

Hola guapos!!!

Os voy a dar un poco de power XX, que si no esta partida quedará muy viril...

XD

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18/10/2016, 17:40
Antoine Black

Cuando llegaron al barco una extraña sensación de deja vu se apoderó del inquisidor. Aquellas caras siniestras, el ambiente del barco… de ese barco… De acuerdo, no era el Revenge, pero eso no le hacía sentir mejor. En su alma sentía que volvía a estar atrapado en casa del enemigo.

Apretó los puños cuando, ya en cubierta, tuvieron frente a ellos al maldito Harold y a su cuadrilla de indeseables. Decidió no abrir la boca, era lo mejor. Una de las figuras que tenía delante le llamó la atención, más aún cuando abrió la boca para recitar aquellas palabras.

-¿Sombras en la luz?- pensó. –En estas tablas no ha entrado la luz jamás- apretó los labios, aunque en parte era cierto, no eran más que sombras.

Aún así permaneció bajo su embozo sin pronunciar palabra, aunque no pudo evitar una leve mueca que pretendía ser una sonrisa al oír a Madame Calypso, que así se llamaba la extraña mujer, presentarse en francés y pensar lo que escuchar aquel idioma molestaba a su compañero.

-En fin… C’est la vie- pensó relajándose mínimamente.

-Black. Antoine Black- se presentó tocando ligeramente la punta de su sombrero.

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19/10/2016, 10:07
Guillaume Le Noir

Al escuchar hablar en francés a la mujer su gesto se endureció, y la miró con un destello de odio que, realmente, nada tenía que ver con ella. Cogió su mano sin apartar los ojos de su rostro, y la besó sin ninguna clase de pasión, frío como el hielo. Después la soltó y dio un paso atrás, retirando cualquier intención de saludar también al Capitán Harold. 

No podía negar que Calypso era bella, por muy singular que fuera su aspecto, y que parecía bien educada y no una simple esclava de mala muerte. Tampoco podía desprenderse de aquélla sensación de alarma que parecían gritar todos sus sentidos, ni olvidar ese escalofrío que había sentido. Pero aún así, todo quedaba atrás en ese instante; incluso sin  haber sido con la mala intención que solía tener su compañero, había causado que la ira muda que solía dominarle en esos casos volviera a aparecer. 

- No tenemos tiempo para esto, él - dijo señalando al oficial portuario - es el sargento Leinad, viene con nosotros. Y el señor Quinn es parte de vuestra tripulación, así que ya nos conocemos todos. Debemos zarpar. Ahora.

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19/10/2016, 11:59
Madame Calypso

Calypso mantuvo una risa pícara que no tardó en esconder tras la tela de un abanico desplegado. Dio unos pasos atrás, después de realizar una reverencia a todos los que se hallaban allí, y aguardó a que el capitán diera la orden de zarpar. La muchacha era una persona inquisitiva, capaz de reconocer las emociones más primitivas que aguardaban en los corazones de los hombres, pues su dones se lo permitían.

Que sus palabras en francés habían hecho mella en la fachada imperturbable de Le Noir era evidente, pero quizás, la razón que lo impulsaban a tener tales emociones eran caballos de batalla con los que en algún momento debería batallar. Calypso sabía que muchos eran los demonios que se hospedaban en los hombres, pero a veces, no todos eran malos...

- Jajajajajajaja...- rió en su interior ante el futuro que se extendía ante ellos - Esto será tan divertido como doloroso- sentenció.

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19/10/2016, 12:47
Capitán Harold

Cortés y con un respetuoso silencio el capitán dejó que la comitiva de bienvenida se desarrollara por si sola. Una vez todo parecía en orden y las presentaciones hechas chasqueó los dedos de su mano y Sancho dio un paso al frente para comprobar que se hacía el pago en plata de Londhs. El intendente frunció el ceño al ver que tan solo había la mitad de lo prometido, pero raudo y avispado Black "El Negro" comentó la condición del pago al volver de la misión. Aun siendo la mitad de lo prometido 1.500 Felipos de plata era una suma lo suficientemente suculenta como para que el Inferno zarpara de inmediato. Sin más dilaciones el capitán dio media vuelta y se dirigió a su camarote no sin antes ordenar a su contramaestre Zarpamos

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19/10/2016, 13:08
Burg

Ya lo habéis oído trozos de mierda, ZARPAAAAAAMOS. Sr Will que leven anclas, liberar amarras, Sr Tuerto desplegar velamen de trinquete, yo me ocupo del timón hasta entrar a mar abierto...

El contramaestre no tardó ni un minuto a tener a todos los hombres en movimiento trabajando frenéticamente para que el Inferno tomara rumbo a alta mar.

Sr Quimm, traiga a mis aposentos a nuestros pasajeros en cuanto se pueda fijar rumbo fueron las últimas palabras de Harold antes de perderse en el interior del castillo de popa.

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19/10/2016, 14:59
Abraham Quinn

Cuando el Capitán echó un vistazo al dinero y comprobó que faltaba la mitad, Quinn dirigió una furibunda mirada al trío. Acababan de subir a bordo y ya habían descubierto la primera mentira, ¿Cuántas le seguirían?
Lejos de enfadarse, Harold pareció conforme con la explicación que recibió y dio la orden de zarpar.

A Abraham siempre le entusiasmaba el momento de levar anclas; dejaban atrás la maldita ciudad con sus triquiñuelas y formalismos. En alta mar, eran libres de ir a dónde el viento les llevase. Claro que, desde que aceptaran la patente de corso, su libre albedrío se había visto modificado en parte, pero aún así, prefería la vida de marino con sus cabellos meciéndose al son de la brisa y el sol cuarteando su ajada piel.

Olvidando momentáneamente el tema de la plata, Abe se relajó cuando comenzaron las maniobras para salir de puerto.
- ¡Nos vamos!
Vio entre la multitud a uno de los marinos que faenaba con los demás y le dijo, recuperado ya su habitual sentido del humor: - ¡Eh, Tyler! Te veo contento, ¿Has disfrutado la guardia? Jajaja. No te preocupes, joder. A la próxima fulana invito yo.
La verdad es que había sido una cabronada para el pobre hombre haber sido escogido para quedarse a bordo, pero alguien tenía que hacerlo...

Luego, Burg se le acercó para darle indicaciones.
- Descuida, ahora te los llevo. - y miró a los tres polizones que aguardaban en cubierta. Sus ojos se detuvieron unos instantes en la mujer que les observaba mostrando unos -a priori- impecables gestos educados.
- ¿Qué diablos hace esta tía aquí? A ver si nos va a traer mala suerte...

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20/10/2016, 09:01
Guillaume Le Noir

Miró a Burg, que parecía controlar a aquellos corsarios como un hombre acostumbrado a aquello, uno que se movía con determinación en aquello que conocía. Además, era el que parecía encargarse del timón, y por tanto del rumbo, por lo que sería a él a quien tuvieran que decir su destino. 

De un par de zancadas se puso junto a él y carraspeó ligeramente, mirándole después con una sonrisa en el rostro. 

- Bueno, supongo que es a ti a quien debo hablar - Ladeó la cabeza, analizando su rostro por el simple hecho de quedarse con su cara, y después continuó hablando -. Perseguimos un barco francés, el Dei Gloria para ser exactos. No sé su bandera, no sé que clase de navío es, pero cuando lo encontremos lo sabremos. Supongo que su destino es, como no podría ser de otro modo, Francia, e imagino que su capitán estará ansioso de poner tierra de por medio. Nos saca varias horas de ventaja, pero confío en que hemos elegido bien y no escapará, ¿verdad?  

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20/10/2016, 12:22
Burg

El Dei Gloria dices!? Dijo sin prestar demasiada atención al inspector debido a que estaba demasiado ajetreado con las ordenes y maniobras del barco. No es conmigo con quien debes comentar ésto... habla con el capitán. Siguió con sus labores que parecían no acabar y se permitió un segundo para hacerle al inspector un pequeño comentario por cortesía, como para dar a entender que no le negaba la palabra por despecho, simplemente no era su función y en aquellos momentos tenía entre manos una delicada faena, poner en marcha un barco. Lo que sí te puedo decir es que no va camino de Francia, si fuera así ya estarían en su puerto, verdad Sr Quimm?... TÚ, PEDAZO DE BACALAO, QUE COJONES HACES, TE HE DICHO TRINQUETEEEEE continuó a lo suyo.

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21/10/2016, 10:07
Guillaume Le Noir

Resopló de nuevo. Si no se dirige a Francia, ¿dónde coño va? Por supuesto, era algo que tendría que preguntar al capitán, y viendo que había sacado todo lo posible del timonel, decidió no perder más el tiempo. Hizo un gesto con su sombrero, que servía tanto a modo de agradecimiento por la cortesía al responderle como despedida, y se giró para mirar al pirata que les había acompañado. 

- No nos entretengamos, hablemos con tu capitán Sr. Quinn - Sólo para reforzar sus palabras, hizo un gesto con la mano invitándole a moverse.

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21/10/2016, 15:53
Abraham Quinn

Cuando ya habían salido de puerto, Le Noir se le aproximó porque quería hablar con el capitán.
- Sí, venid conmigo.
Sigiendo las órdenes del propio Harold, los condujo a sus aposentos.

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21/10/2016, 17:48
Antoine Black

Desde que se había presentado a la misteriosa mujer, el inspector no había abierto la boca, y no pensaba hacerlo más de lo necesario. Le extrañaba no tener un cuchillo clavado en la espalda desde el mismo momento en que el capitán dio la orden de zarpar. ¿Estaba paranoico? Posiblemente, pero no quería sorpresas. No confiaba en nadie de aquel barco, si acaso en su compañero.

Se retiró hacia la borda de babor mientras Le Noir hablaba con Burg y se permitió un respiro mientras la brisa marina le acariciaba el rostro. No esperaba que la sensación le resultara tan refrescante, incluso sintió algo parecido a la añoranza al recordar tiempos pretéritos. Tiempos de sangre y fuego.

La voz de Quinn le sacó de sus pensamientos y se dio cuenta de que llevaba la mano en el bolsillo y había estado acariciando su medallón todo el tiempo. Dejándolo en su sitio giró en redondo y se dispuso a seguir al pirata hasta su capitán.

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21/10/2016, 20:05
Madame Calypso

Calypso comprobaba como Le Noir se movía de un lado a otro en busca de información y respuestas. La mujer lo observaba con una sonrisa escondida tras el abanico que velaba su rostro. Resultaba divertido ver a ese hombre como se enfadaban ante los habituales escollos del camino, mientras su compañero esperaba a un lado haciendo acopio de templanza y calma.

Se acercaron hasta Quinn y le dijeron algo. Por mera intuición, la muchacha rápidamente supo que querían entrevistarse con Harold y no le extrañó lo más mínimo. El capitán del Inferno podía ser tan críptico como sus propias predicciones. Cuando se aproximaron hasta el castillo de popa, la muchacha que descansaba sentada sobre unos bultos amarrados en la cubierta, pudo contemplar la mirada de Black. Algo le dijo que esos ojos guardaban más de lo que querían mostrar. Casi como un acto reflejo, recogió el abanico y se levantó para aproximarse a la comitiva.

- Si desean hablar con el capitán, me gustaría acompañarles- dijo mirando cálidamente a los hombres que tenía enfrente - Hay cosas que me gustaría saber...- añadió.

 

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22/10/2016, 07:53
Guillaume Le Noir

Tan sólo miro a la mujer de reojo, apenas girando la cabeza al escucharla hablar. No fue ni un segundo, luego volvió a mirar a Quinn que aguardaba frente a la puerta del camarote, esperando que les dieran permiso para entrar, y resopló mientras se encogía de hombros.

Viendo como había actuado antes, era una tontería negarle entrar; el único motivo por el que había preguntado era por cortesía y, tal vez, para hacerles perder la compostura. No le iba a suceder a él, no les iba a dar ese gusto, y además al menos así no la perdería de vista. 

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23/10/2016, 08:25
Gunter Leinad

Ahora se sentía como si fuera un guarda espaldas de los Comisarios "casacas ... sucias".

Se encontraba, o eso parecía, fuera de lugar. Estaba inquieto, desconfiando de todo, y había navegado alguna vez, pero poco, y sólo subía a los barcos cuando había que realizar alguna inspección, detención o cosas directamente relacionadas con su trabajo. Incluso en una ocasión subió a uno, invitado, para una celebración. Era un acto más protocolario que otra cosa, pero eso solía dejarlo a sus compañero. No le terminaba de gustar eso de ... hacer de maniquí. El puerto era su lugar, y allí mandaba sobre los marinos. Ahora estaba en el terreno de los marinos, y no sabía quién mandaba más. Si, el amo y señor del lugar es su capitán, pero no terminaba de encontrar, mentalmente, su lugar sobre aquellos tablones. Siguió al "Señor Oscuro" y al "Señor Negro" sin bajar su nivel de alerta y tensión.

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27/10/2016, 17:01
Capitán Harold

Una vez finalizadas las maniobras de partida y una vez estuvo el barco rumbo alta mar, el ajetreo desmesurado de los marineros cesó paulativamente, muchos quedaron en sus puestos a la espera de ordenes de futuras maniobras o de posibles imprevistos, el resto poco a poco fueron ocupando posiciones más relajadas pero a la expectativa de posible zafarrancho.

En ese momento el Sr Quimm guió a los tres pasajeros al interior del castillo y con recelo por todas las incógnitas que levantaba dejó que les acompañara la misteriosa mujer de color ébano.

Dentro encontraron el despacho del capitán donde éste les esperaba sentado en un sillón con más apariencia y función de trono que de otra cosa y paladeando un buen vino en copa de cristal que agitaba en suaves círculos para que el embriagador aroma del contenido fuese más notable a los sentidos de olfato y gusto.

No tuvo que hacer ningún gesto para que en seguida Calypso se pusiera a su lado como una consorte... ¿de que se conocerían y cuanto hace que se conocen? pensó Abe que, éste pidiendo permiso con un movimiento de cabeza, se puso al otro lado de Harold observando con una poco sutil pero inocente mirada a la mujer.

y bien, cual será el rumbo a seguir?