Partida Rol por web

Saco la navaja y la empuño sin abrirla. Miro por esa ventana a ver si tienen algún perro o si hay alguien dentro. Un vistazo rápido y saco la cabza, no sea que a alguien le guste mi coco como objetivo para ... algo.

La ventana da al salón comedor. Asomas la cabeza y escudriñas brevemente el interior de la casa. No hay nadie en ella, ni siquiera un animal de compañía.

Sin vacilar voy a por el sobre y lo coloco encima del aparador de la entrada. Junto donde se suelen colocar las llaves y demás aritugios que sueltas a llegar a casa.

Después de dejar el sobre en un mejor sitio, regresas a la calle. Tu acompañante parece satisfecho esta vez.

-Bien, eso está mejor -consulta su reloj-. Aún tenemos tiempo ¿Vamos al Lucciano's a tomar una copa?

Se consideraba a si mismo un deportista, y conociendo a estos, una copa puede ser cualquier cosa. Además no le apetecía lo más mínimo. Tenía dudas. O regresar y descansar o acompañar al chofer. Además sabía que conducir y beber ... solían pasar cosas como terminar en una cuneta. - No, gracias. Además no me apetece pasear con la máquina de escribir Dando un par de palmaditas donde tenía la Thompson encima. Prefiero guardar las "herramientas" y si acaso luego descansar. De todas maneras aún no terminaba de fiarse del chofer. No sabía por qué, y en ese momento estaba dispuesto a liquidarlo. Se le notaba tenso y parecía que le hacía falta dormir. Lo que realmente necesitaba es recobrar la compostura y esconderse en "su cueva, con la espalda en la pared del fondo".

-De acuerdo, pues te dejaré en tu casa -te responde tu compañero.

De vuelta al piso de Angelo, te encierras en tu habitación y dejas tus cosas en el armario. Esperabas que estos trabajitos empezaran a ganarte la confianza de la familia y que pronto te encargaran cosas más serias y que reportasen dinero, que era lo que necesitabas realmente. Te tumbas en la cama pensando en qué hacer al día siguiente.

Le doy un simple - Gracias y le saludo militarmente para despedirme.

Tengo pensado ir con Ángelo a ayudar contra los matoncillos. Los que atracan a los curritos cuando salen y cobran.

Tengo que ir y hablar con el que le paga a los tipo que le paga a los estibadores y si acaso comentarle que los currantes, si se les deja de acosar, trabajarán más y mejor, ya que su sueldo será suyo y no irán con miedo. Eso repercutirá en un ahorro. Si hiciea falta tener a los matones entretenidos, se les puede dar una misión. Se podría hacer que fueran unos perritos guardianes, y con los gandules si pueden meterse y todo eso. incluso si se les dan 4 ó 5 pavos a cada matón (Irían en parejas) y pasearse tranquilamente. Esta inversión ayudaría a la velocidad de trabajo, y aunque de buenas a primeras, pueda parecer un gasto, a la larga, se terminarán antes los trabajos, y por tanto habrá que pagarle menos a los estibadores y si acaso, se descargarán los barcos más rápido. Esto dará más y mejor movimiento de mercancías, y si movemos algo que no sea especialmente legal, los "perritos" vigilarían y los "curritos" no se irán de la lengua.

Pues hablar con el Representante del Sindicato. El de la primera misión.

Además, tengo la segunda por terminar y quiero descubrir otras fromas de solventarla, antes de asesinarlos y punto.

Creo que podemos usar a los matones como vigilantes y maximizar los esfuerzos de los estibadores. Por lo menos, para empezar.

Después de descansar un poco, te diriges al puerto.

Allí encuentras el habitual ajetreo a esas horas de la noche, cuando el grupo del turno nocturno se ocupa de descargar los grandes buques de mercancías que atracan en Creekville. No ves rastro de la banda de extorsionadores, aunque aún es pronto para que aparezcan puesto que el turno termina al amanecer.

Divisas el edificio del sindicato, junto a unos barracones de almacenamiento. Dentro, en el primer piso, está la oficina del jefe del sindicato. Está ocupado consultando unos papeles en su despacho. Fuma un enorme puro que ha llenado de humo la habitación a pesar de que hay un ventilador en el techo a toda marcha.

-¿Sí? ¿Quiere algo? -te pregunta con un gruñido al verte en la puerta.

- Buenos días Señor. Si, tengo algo que proponerle.

Me acerco y le pido permiso para sentarme, como lo haría un soldado, pero no espero a ello. Mientras lo hago, tomo asiento. - Con su permiso.

- En el ejército, durante un tiempo serví en logística, y eso me ha enseñado un par de cosas. Todo se basa en aprobechar más dinero, sacarle el máximo partido y ahorrar. Cuanto más rinda el dinero, más dinero se gana. Y por lo bajo añado y eso es lo que queremos todos.

Usted sabe de lo de las "presiones" que sufren sus estibadores. Eso se puede mejorar muy directamente. Por un lado, podemos hacer que dejen los matoncillos a los trabajadores tranquilos, y eso repercutirá en que esto trabajarán mucho mejor, más animados y por tanto, rendirán mucho más. Además, a los brutos hay que mantenerlos entretenidos. Se da u respito. Si a estos se les da un dinerillo, que no es mucho, se le puede encomendar un trabajo de que paseen y vigilen un poco a los curritos. Eso hará que despistes y descansos innecesarios desaparezcan, puedan dar un par de mamporros para que no pierdan la costumbre y que sean como unos vigilantes. Además, sería una seguridad extra para que no hubieran robos, por si hay polizones o incluso, cualquier mencancía extra, ... esté más vigilada y en un momento dado protegida contra rivales o de los ojos indiscretos de la bofia.

El tipo se queda con la boca abierta cuando empiezas a soltarle la charla de dinero, beneficios y aprovechamiento de recursos. Cuando coges aire para respirar, aprovechar para preguntarte con tono hostil.

-¿Pero quién cojones es usted?

Soy un humilde servidor que usted contrató para una misión especial y dispone de sus conocimientos y servicios a usted para mejorar el rendimiento de sus capacidades y la notoriedad que pudiera tener ante los ojos del Sindicato. Contesta con fingida paciencia y empatía. Así seguro que los líderes le tendrán en mejor estima y ganaría puestos en el escafón, dinero para todos y beneficios directos para usted mismo.

LE da un segundo para que asimile la información.

Seguro que puede saborear los beneficios de esta mejoría y seguro que sus horarios y vida personal se verían muy mejoradas. Piense en usted mismo. Piense en todos ... y tras eso ... piense en las monedas extra que caerán en sus manos sin un esfuerzo mayor. Todo lo contrario. Con menos trabajo y más tiempo libre ... más dinero para su propio disfrute. Esperaba inflamar el egoismo natural de la persona, pero no era su única orientación. Si era alguien leal al Sindicato y compromentido con él, esto también le abriría los ojos y verá que repercutie tanto en el servicio con en beneficio propio.

-Ya te recuerdo -contesta el sindicalista-. Eras el encargado de llevar unos camiones. Bueno, eso que dices parece bastante interesante. La verdad es que esos matones le hacen la vida imposible a mis trabajadores y cada vez menos son los que quieren trabajar en el puerto ¿Quieres trabajar para mí? Podría mandarte a que hablases con esos tipos y le expusieras tu punto de vista ¿Qué me dices?

Por supuesto, comenta agradecido, pero necesitaría algún apoyo, algo que les haga ver que es el sindicato lo que les quiere redireccionar esfuerzos.

-¿Qué necesita exactamente? ¿Dinero para incentivos? ¿Hombres? ¿Armas?

Se rasca el mentón con paciencia y contesta - Dinero con que se les de unas asignaciones a estos matoncillos para que hagan de vigilantes, estaría bine, pero de dinero o armas no creo que fuera necesario más que las que considere para seguridad cuando se diga. Lo que si es preciso que el Sindicato respale las acciones hasta que la situación esté estable y todos lo hubieras asimilado.

-Bien, pues ahora que trabaja para mí le daré cincuenta dólares para que vaya engrasando a esos tipos. Por supuesto, se lo descontaré de su sueldo. He oído que el cabecilla de la banda se suele reunir en un garito aquí, en el Distrito Portuario, se llama el Rick's. El fulano en cuestión responde al nombre de James.

Gracias Señor le contesta con amabilidad y con una sonrisa, ya que podría cumplir con su palabra al estibador que lo había acogido. Se despide y no duda en ecaminarse hacia donde le habían indicado.

Va a casa, a por su mochila. Bueno a por la mochila de deporte y a casa del estibador. Allí tenía la "máquina de escribir" y eso sería un buen incentivo si había algún tipo de discrepancia. Se la colgó al hombro, y portaba el gorro en la mano, a modo de deportista. Miró el dinero y lo separó en los diferentes bolsillos que tenía; incluso un billete de 5 en el interior del forro del gorro. Un paseo por el Distrito Portuario y una pregunta a cualquier paisano por el Rick's. Nada más llegar saca un billete de 10 y pide algo con lo que "calmar la sed". Cuando se lo ponen, pregunta por James al camarero y le paga el doble de lo normal por el "tentepié".

Oscurece ya en Creekville aunque no te cuesta demasiado dar con el Rick's. Es un bar clandestino situado en un estrecho callejón y cerrado con una puerta con remaches metálicos. La entrada tiene una portilla a modo de mirilla y cuando tocas se abre con un chasquido dejando ver los ojos de un hombre. Te escruta de arriba a abajo antes de dejarte entrar.

El bar está lleno de gente hasta los topes, cargado de humo y suena jazz de fondo en un viejo gramófono. Nadie te dedica ni una mirada. Te abres paso hasta la barra y depositas el billete en la barra. Los ojos del camarero se abren como platos al ver tanto dinero y te pone una botella entera de whisky sólo para ti.

-James vendrá un rato. Aquella es su mesa -te dice señalando un rincón donde tres tipos juegan al poker. Una cuarta silla está libre- ¿Para qué le quieres?