Partida Rol por web

Y entonces... ¿ como iba eso ?.

    Gracias a mi poco pero de todas manera progreso en las tareas mas menores de la medicina, podia ayudar a aligerar el peso de nuestro pequeño doctor encargándome de lo que la ladrona pudiese necesitar.

   Entonces... - a la vez que le iba llenando un vaso con agua y en la mesa tomaba las pastillas que le tocaban a mi compañera, sabia que a la misma le debía molestar que le estuviéramos recordando su estado de salud, pero por lo mismo necesitaba buscar un tema del cual hablar y sabia de uno... bastante especifico... pero era uno. 

   como va eso del consejo de los mentirosos... ¿ te evaluan por nivel de la mentira... o lo natural que se llega a sentir ? - acercando tanto el vaso como las pastillas mientras tomaba asiento al lado suyo - ¿ cual es la categoría en donde mas punto es que normalmente quitan por que todo el mundo se equivoca ?

Esa gran ola se erguía en la mar, amenazando la integridad del barco. Fue por eso que con mirada seria tomaste ambas espadas. 
Los truenos sonaban ominosos como estruendoso preámbulo a la inmensa formación de agua. Con tus espadas enfundadas casi del todo, te preparabas para hacer frente a natural desastre que prometía convertirse en catástrofe. 

Una clara sonrisa se formó en el rostro del samurai con tus palabras desafiantes. Una férrea determinación de aquellos que no están dispuestos a ceder aún cuando el mundo amenaza con volcarlos.

A una velocidad impresionante, creaste aquellos característicos sonidos silbantes. Como dos aves solitarias que se hacían escuchar en medio de todos los sonidos de la tormenta. Enseguida, la increíble cantidad de agua se detuvo, duraría menos de un segundo, como si estuviera siendo repelida, pero al final se separó como las anteriores olas, todo ese gran volumen de agua volviendo a la mar y hasta devolviendo el agua de nuevo a la costa, y con el Sakkaku quedando perfectamente a salvo.

La diferencia con tus anteriores intentos era tan minúscula, bien pudiera ser un fallo en la percepción, sin embargo, la cara de Cokett aún viendo hacia el lugar donde estaba la ola, hacía entender sin lugar a dudas, que definitivamente que tu vista no te había engañado.

-Eso, no sé que fue, pero -dijo Cokett sin dejar de ver al lugar, para luego voltear hacia ti rascándose la barbilla-... no te confíes. La diferencia entre un buen espadachín y uno grande, es la constancia. Que tanto entrena, que tan eficiente es cada uno de sus cortes y que tanta concentración pone en su arte -A pesar de sus palabras, notabas en su gesto una sonrisa que tensaba como si tratara de contener la emoción-. Ya viene la siguiente ola. Volvamos a lo básico, que para hacer lo imposible primero tienes que conocer bien lo que es posible.

Ladovia fue a liberar al ave, aunque para su sorpresa, nada lo atara al barco, y solo permanecía en ese nido improvisado hecho con restos de madera. Por lo que la joven pirata se dispuso a tratar de ahuyentarlo del lugar.

Elisea sonrió de manera educada a Lux. -No me gustaría importunarlos. Pero ha sido un gusto conocerte, Lux -Hizo una pequeña reverencia a la navegante-. No te preocupes, siempre sigo el consejo de Cokett. Aunque lo último que pasó me hizo pensar si yo podría protegerlo algún día -Se vio un poco cabizbaja, pero enseguida volvió a su amable expresión-. En cualquier caso, mucho se habla de las traicioneras aguas de la Grand Line, así que te deseo la mejor de las suertes -Pronunció Elisea antes ir adentro del barco.

Después de un rato de práctica con el Ryuta, Cokett guardó su espada, y se volteó el cocinero. -El tiempo apremia, y creo que la Señorita estará por terminar sus despedidas, así que yo también debería ir por mis maletas -El samurai hizo una pequeña reverencia hacia Ryuta, que aunque no muy pronunciada, era un gesto lleno de respeto-. Ha sido un placer compartirle de mis pocos conocimientos en la espada. A partir de ahora, su habilidad y crecimiento queda en sus manos. Confío en que si el mar nos reúne de nuevo, podremos tener un verdadero duelo entre espadachines -Se despidió Cokett para dirigirse rumbo a la entrada del barco.

Elisea vio con sonrisa triste a tu mano dirigiéndose a su hombro, cuando de repente se vio en tu cálido abrazo. Esta no correspondió de inmediato, tal vez por lo sorpresivo, o por la corriente de emociones que la invadía, pero lo cierto es que en ese momento Elisea dejo de lado todos los códigos de etiqueta y te abrazo con fuerza, quebrando en ruidoso llanto, como si fuera una niña. -¡Shire! -dijo llenando tu hombro de lágrimas-. ¡Te voy a extrañar muchísimo! ¡Gracias por ser mi amiga! ¡Siempre te voy a recordar, así que por favor no me olvides! -La chica hablaba entre sollozos, dijo incluso más que esas palabras, pero lo demás no sonaba algo inteligible como si tuviera más emociones de las que podía expresar. 

Después un tiempo de llorar a cantaros, ella se separó de ti, aunque por la manera en que tardó, parecía que sus brazos se negaban a dejarte ir-. Será mejor que me vaya, me gustaría despedirme de Alvert antes de partir -El pañuelo no le alcanzó para enjuagar todas sus lágrimas, pero al final, Elisea se veía mucho mejor, en lugar de una amable y recatada sonrisa, tenía el honesto gesto alegre de una chica de su edad-. Creo que va a terminar viajando con ustedes. Y si pudiera pedirte un último favor, sería que veas que no se meta en muchos problemas. Yo... sé que tienen sus diferencias, pero también sé lo buenas personas que son -Tras esto, emprendió su camino hacia la puerta, cargando con las maletas y la espada, pero se detuvo justo en el dintel de la puerta y te volteó a ver una última vez-. Adiós, Shire. Espero que consigas todos los saberes del mundo y que encuentres todas las piezas que te completen -Atinó en decir con alegría antes de salir del cuarto.

Elisea abrió los ojos al verte morder tu labio, preocupación en su mirada, pero no por eso se alejó de tu lado. 

-Alvert... -dijo la chica en susurro apenas audible, y cuando tomaste tu antebrazo, ella tomó de tu hombro con igual de fuerza, como si quisiera darte de sus propias fuerzas.

Cuando abriste los ojos te topaste con la mirada de Elisea y Ko-ko. Ella te veía con preocupada ansiedad, mientras que el gallo se veía con fortaleza mientras se arrimaba más a ti.
Ko-ko recibió tu abrazo abriendo sus alas para envolverte con una de ellas. Elisea se vio más sorprendida con el repentino gesto, pero lentamente subió sus brazos en un cálido abrazo. El cuerpo de la chica temblaba, era claro que esto no era algo que acostumbraba a hacer, pero ponía su empeño en esto. -Todo estará bien, Alvert -Te abrazó con un poco más de fuerza, su mano dando palmaditas a tu espalda cariñosamente-. Te lo prometo. Solo tienes que ser tú. Ese chico amable que ha hecho cosas imposibles por sus amigos. Toda mi fe está en ti.

Ambos Ko-ko y Elisea te abrazaron por unos momentos más, hasta el fuerte sonido de alguien aclarando su garganta se dejo escuchar desde el dintel de la puerta. Se trataba de Cokett, quien tenía una expresión molesta viendo a Elisea tan abrazada de ti. Hecho que provocó que esta última se separara de tu lado.

-Ya debo irme -dijo Elisea volteanodse rápidamente y sacar un pañuelo que parecía querer usar en sus ojos, pero que tras quedarse un segundo pensando, soltó el pañuelo, y te volteó a ver, con lárgimas escapándose del rabillo del ojo, pero con una honesta y cálida sonrisa en su rostro-. Adiós, Alvert. Gracias por tu compañía, por hacerme reír tanto -No pudo evitar reírse un poco con su comentario-. Y por ser el mejor amigo que podría tener. Siempre atesoraré los momentos que viví contigo -Volteó a ver al gran gallo y acarició unas de sus plumas-, y contigo Koko -Limpió las pocas lágrimas que aún tenía en el rostro-. Espero que encuentres lo que buscas allá. Y por favor saluda a tu familia de mi parte -Tras esto, dio la vuelta rumbo a la puerta.

-Que tenga un buen viaje, Joven Alvert. Que la mar sea buena con usted y el viento siempre sople a su favor -dijo Cokett con una media sonrisa mientras bajaba un poco la cabeza.

De pronto, Elisea se detuvo en su camino hacia la puerta. Rápidamente volteó corrió de vuelta a ti y te dio un beso en mejilla.
-Em, pues, esto, ¡adiós! -dijo Elisea de manera apresurada y nerviosa, con la cara roja como tomate, y enseguida corrió fuera de la habitación.

Cokett miró hacia afuera el cuarto, en la dirección a donde había ido Elisea, y luego te volteó a ver a ti con la misma cara de pocos amigos de antes y se alejó lentamente de la puerta sin dejar de verte con cauta y acusadora mirada.

-Así es, hay que asegurarse de que las heridas se mantengan limpias. De lo contrario puede haber infección, pus, y finalmente las bacterias descomponen la sangre engangrenándo la parte del cuerpo haciendo que tengamos que cortarla -dijo tranquilamente mientras atendía las heridas del gyojin-. Queda bien cuando la herida queda con suficiente presión para que las heridas no se reabran, pero no lo suficiente para que duelan. Una vez que la herida está completamente cubierta y no sale más sangre, entonces estamos bien.

Drake casi pone un grito en el cielo al ver lo mal que ponías las vendas sobre Daiki. -¡Cuidado, no, no, no! -Rápidamente reacomodó las vendas-. Alvert, por favor por un poco más de atención. Si Buruzame se despierta otra vez no habrá sedantes en este mundo para dormirlo.

Con Daiki atendido, Drake dio unas cuantas recomendaciones más. -Algo muy importante en la enfermedad es la temperatura. Cuando alguien está herido, su cuerpo combate la infección, pero esto hace aumentar la temperatura por lo mucho que trabaja el cuerpo, haciendo fiebre. Si esta no se controla puede ser igual de dañino que una herida mal atendida -El pequeño Drake suspiró con alivio por un trabajo bien hecho, aunque luego te volteó a ver a ti con curiosidad-. ¿Te interesa la medicina? 

Rufa te vio entrar y tomar las pastillas de la mesa. Desvió un poco la mirada. No parecía molesta, pero sin duda se veía incómoda, ahí en su cama. Las marcas de golpes en su cara se veían mucho mejor, pero no así su ánimo.

Ante la aparente situación complicada de la ladrona, este sonrió ampliamente con la escusa de conversación que usaste. -Pfft, vaya que eres malo. ¿Qué en el lugar donde naciste era ilegal mentir o algo así? -dijo divertida, mientras tomaba el vaso y las pastillas para su consumo-. Te tendría que dar la cátedra oficial del consejo de mentirosos, sino, ¿cómo voy a estar tranquila ahora que vas a viajar solo? Te comerían vivo en la Grand Line -dijo Rufa, en parte bromeando, y en parte no-. Escucha, Alvert, yo, creo que debo agradecerte. No recuerdo mucho de lo que pasó después de lo de los marinos, pero el Drake-kid me dijo que tú... solo, gracias.

No me tomo mucho tiempo aplicar los consejos de Cokket hacía mi idea e incluso me pudo enseñar otra técnica nueva que me podría ser de mucho utilidad en el futuro. Ahora desde luego solo era cuestión de seguir practicando hasta dominar ambas pero si conseguía hacerlo para cuando llegáramos* estaría listo para enfrentar a lo que se me cruzara por el camino, de hecho precisamente quería armar todo el jaleo posible por lo que muy probablemente en algún momento me separara del grupo para atraer la máxima atención sobre mi mientras ellos podían seguir haciendo lo que quisieran.

Me despedí de Cokket con la misma reverencia para mostrar que sentía el mismo respeto hacía él.

- Si alguna vez nos volvemos a cruzar prometo que esa ocasión si que cruzaremos espadas así podrá comprobar de primera mano cuanto habré progresado -con eso dicho y las despedidas hechas tocaba centrarse en mis obligaciones en el barco, es decir que tenía hambre- ¿Alguien mas tiene hambre? Me voy a poner a organizar las compras que hice y cocinare algo para toda la banda.

Y es que debía asegurarme de mantenerme con el estómago lleno para poder entrenar como un animal hasta la llegada a Salty Mine, sentía que todo lo vivido en este mar convergía en ese punto y que en cuanto abandonáramos esa isla para entrar al Grand Line empezaríamos casi una nueva aventura.

    Sus palabras, su expresiones... la señorita Elisea si que era una muy buena amiga, quizás por eso es que no temía dejar brotar esas lagrimas de miedo junto a ella, las cuales poco a poco se iban secando al notar como mis extrañas capacidades hormonales se regulaban a un estado menos... exacerbado .

  G..gracias por estar aquí... - mirando a ella... mirando a Ko-ko... y luego observar a lo lejos en la puerta aquella tercera figura que me hizo salir algo del estado en el que me encontraba - A..ah s...señor Cokett - con el corazón acelerado al ver esos ojos de como si estuviera enfrente del tesoro de un rey marino... o si estuviera en el comedor de la casa de mi novia y tuviera que hacer tiempo muerto con su padre sobreprotector -s..se estan...- ni siquiera termine la frase, pues por lo hablado antes ya lo tenia previsto, solo... que no me lo esperaba... aun - l..lo entiendo, e..espero q.q.

  Sonrojado total ante aquel gesto no hago mas que congelarme en el espacio mientras le escuchaba hablar y agradecer nuestra ayuda, pero... pero... estaba demasiado embobado como para siquiera pensar un a frase medianamente decente.

  A...adios - agitando de manera robotica mi brazo a la vez que les miraba alejarse, quizás el señor me siguiera viendo con aquella fría mirada pero ni eso era capaz de afectarme en estos momentos.

....

...

...

  Los minutos pasaban y sin dejar de agitar mi mano a un pasillo totalmente vació solo se me ocurrió agregar...

  Que fue... todo eso...

     J..juro que fue sin querer... s..solo sabia que debía apretar - comentaba mientras miraba como el pequeño doctor solucionaba mi error y me iba explicando mis fallos, aunque al escuchar su consejo y la ultima pregunta dirigida a mi persona, no pude ocultar el mirar hacia la nada uno segundos.

     A...aprendí un poco de ella en la granja, mientras con mis hermanas nos encargábamos de las tareas que habían quedado... - reservándome la palabra simplemente... proseguí - mas de alguna vez me toco ser el asistente del veterinario cuando le pedíamos su ayuda en la granja... asistí y en otras me toco el hacer un parto de terneros... además que lo de las dietas el uso de hortaliza siempre me lo han repetido bastante mis hermanas... - dejando correr entre mis palabras ese amor que sentía por mi familia e isla natal.

    E..es un mundo que igual me gustaría conocer mejor... cuando no este ocupado con el viaje...

     A ver... en Ondori tenia sus reglas... y bueno... quizás la gente siempre fue un tanto sincera... quizás mucho... o~key igual bastante, pero eso no quitaba... que eran grandes usuarios de la táctica de endulzar la verdad.. - comentaba mientras tomaba asiento junto a ella para charlar un tanto mas tranquilo - y.ya sabes... " que bien le queda ese frente tan... despejado" o... " no se preocupe... el vestir con plumas y puñados de hojas esta por volver a la moda..." - para rellenar el vaso de mi compañera por si la misma quería un poco mas.

  Ante su comentario no puedo evitar reir, pues lo cierto es que tampoco me tenia demasiada fé sobre mi incierto futuro en aquella zona del mundo

    heeeey... mientras podamos correr... esos problemas no nos deberian por que alcanzar a Ko-ko y a mí.... ¿ verdad ? - sonriendo a la ladrona a la vez que mi sonrisa pasaba mas a una afable al ir escuchando esas palabras de mi compañera, aunque cierto rubor se notaba en mi rostro, mas que nada generado por recordar lo innecesariamente sin ropa que me encontraba en aquel momento ... tiempos desesperados... medidas desesperadas... - E..es lo mínimo que un compañero puede hacer por el otro Rufa... quizás no piense seguir las ordenes de Shire, pero eso no quita que me preocupe por todos ustedes - estirando un poco para intentar malamente disimular mi embobado rostro de alegría - A...además... q...quien me iba a enseñar a usar las palabras como una buena herramienta... ¡¡¿ Buruzame ?!!

Edward se puso a ordenar y organizar todos los materiales que habían comprado y conseguido gracias a los tipos que intentaron dañar el barco.

No había mucho más que decir, las órdenes estaban dadas y solo quedaba esperar a llegar a su destino y planear las acciones a tomar, si bien era una locura asaltar una base de la marina, seguramente habría beneficios, y al fin de al cabo ese era uno de sus principales objetivos.

Edward se fue a revisar el barco en busca de mejorar alguna de las reparaciones ya echas, si iban a meterse en problemas lo optimo sería tener el barco en las mejores condiciones posibles, no sabían lo que les esperaba en Salty Mine y la seguridad del barco era primordial por si tenían que salir de allí a toda prisa.

Hubo despedidas, palabras, y pronto el inicio de un viaje hacia el lugar más peligroso que podrían enfrentar en el East.
Elisea y Cokett se retiraron del barco cargando maletas, con la chica haciendo una última reverenciada despedida antes de abandonar el Sakkaku. Casi al mismo tiempo, Ladovia terminó de echar al ave de cubierta, de forma que el gran pájaro arcoíris emprendió el vuelo. Con toda la oscuridad de las nubes apenas se distinguía su colorido plumaje, lo que sí fue más notorio fue que pocos segundos después de elevarse en el aire, un rayo cayó a muy pocos metros del ave, en un poste del muelle, dejando al madero carbonizado. Sin duda la tormenta que arreciaba en el lugar daba más señales de empeorar que de mejorar.

-¿Escuché algo sobre comida? -La joven Ladovia dijo viniendo del otro lado de la cubierta-. Este día he golpeado más de lo que he comido, así que me vendría bien algo de sustento -dijo con una media sonrisa para después dar un suspiro echando un vistazo al barco-. Otra vez sobre el Sakkaku. Cuanta nostalgia. 

-Vaya, vaya -dijo Drake guardando las vendas en un botiquín-. Es bueno que al menos sepas unas cuantas cosas. Admito que nunca he recibido un ternero -Sonrió diciendo eso último en tono de broma-. Aunque una vez tuve un paciente. Un joven agente del Cipher Pol. El estado en el que estaba... era malo. Cada hueso roto, todo músculo desgarrado, y su columna prácticamente estaba dividida entre dos -Aunque el pequeño médico daba tan específicos detalles, lo hacía con una sonrisa-. Estuve en cirugía 79 horas. Suturando tejidos, uniendo manualmente cada nervio, uno a la vez. Pero al final, todo salió bien. Y en menos de un año, ya se encontraba en servicio otra vez -Tomó el botiquín y se dio la vuelta, a espalda tuya, mientras recogía unas compresas de una mesa-. Poco tiempo después de eso, hice su autopsia. Murió en una misión en un país tratando de independizarse del Gobierno Mundial. Lo curioso es que sus heridas fueron de disparos que lo atacaron desde la espalda. Las balas eran del mismo calibre que las del CP -Cerró el botiquín en un sonido fuerte que retumbó en el cuarto. Para luego voltear hacia ti con una media sonrisa-. Claro, no te digo todo esto para desanimarte, solo que sepas que en este mundo el querer ayudar a alguien siempre es algo noble, aún cuando parezca que no tiene caso.

El mini Drake se aclaró la garganta. -Así que, eso que hiciste con Rufa fue muy interesante -Te señaló una de las sillas del cuarto mientras él mismo tomó asiento-. No le comenté nada, pero tengo mis propias conclusiones. Calor corporal, ¿cierto?

-Igual tampoco es tan mala táctica -admitió Rufa ante la técnica patentada de Ondori-. Déjame probar, "¿Qué? ¿usted un gallina? Para nada, solo compartió sus provisiones con los osos." -La ladrona se rio para luego tomar el vaso con más agua y seguir bebiendo.

Aunque era poco claro si Ko-ko había entendido, al gallo no parecía haberle hecho nada de gracia el comentario de Rufa.

-En eso tienes razón. Solo tienes que ser más rápido que sus palabras, y listo -Rufa notó el rubor en tu rostro y te miró curiosa-. Oh, ¿es por la bata que traigo puesta? Drake insistió en que no podía seguir usando mi ropa manchada de sangre. Aunque no me agrada para nada -Puso mala cara viendo la prenda-. No sé, tal vez me vería mejor sin nada puesto -Te guiñó un ojo, para enseguida sacar la lengua. Aunque lo siguiente que dijiste hizo que cambiara de actitud inmediatamente, a una mucho más seria-. Supongo que es cierto. Todos estamos juntos en esto -Puso las manos sobre su cabeza y miró al techo, aún con mirada seria-. Estuvimos juntos ese día, y todos vimos como terminó. Eso nos hace compañeros, supongo... ¿tú y Shire siguen enojados? -Su ánimo cambió drásticamente, sonriendo al escuchar ese comentario de Buruzame-. Eso quisiera. Buruzame es, dios, es demasiado puro para este mundo -Miró hacia la puerta en dirección a la habitación del gyojin roncando con fuerza-. Todavía me pregunto como llegó desde la isla de los gyojin hasta acá.

-Ese sujeto. El que parece buzo -El Drake versión pequeña se acercó a ti-. ¿Es amigo tuyo? Lo digo para saber si atiendo sus heridas o lo dejo tirado en la bodega a su suerte -dijo tranquilamente en su aguda voz, aunque lo siguiente lo habló hablando en un volumen más bajo-. ¿Tal vez quieres deshacerte de él? Si es así, ahora se encuentra solo en la bodega.

Revisabas el barco para asegurarte que estuviera en óptimas condiciones. El Sakkaku estaba listo para abrirse paso a la Grand Line, pero una base de la marina, esa era una historia diferente.

-Eso parece complicado. Déjame ayudarte con eso -Ladovia ofreció su ayuda-. Perdona que no te haya dicho de inmediato quien era, es que primero necesitaba hablar con Shire. Yo era la primera oficial de Elias Mouth -Hizo una sonrisa, pero su gesto parecía más triste que feliz-. ¿Cuánto sabes de lo que pasó?

Rufa llegó a cubierta. Aún con marcas de golpes en la cara, solo que ahora sus heridas se veían menos inflamadas, y tenía una que otra puntualidad. La ladrona corrió hacia ti usando una de esas batas como las de los hospitales. Se veía muy alterada hasta que te vio y se relajó visiblemente.

-¿Estás bien? -dijo Rufa tan sorprendida como aliviada-. Te debo una disculpa. Se suponía que yo debía detener al buzo, pero fue más hábil que nosotros. Nos derrotó a Daiki y a mí, si no hubiera sido por Alvert -Miró hacia abajo un momento, necesitando apoyarse de algo para evitar caer-... perdóname, Lux. Te fallé. A Shire y a ti.

Me quedé perpleja al saber que aquellos muchachos que nos estaban ayudando eran Drake y Ladovia. Habían rejuvenecido, cómo podía ser aquello posible, una fruta del diablo había tenido que ser por que otra explicación no era posible. Antes de que pudiera decir nada Rufa vino a mí y se disculpó por haberme fallado:-Sí que lo has hecho y estoy muy decepcionada contigo.-dije con los brazos cruzados, con tono enfadado y resoplando por la nariz. Dejé pasar unos momentos mientras veía que Rufa se encogía. Entonces sonreí y le di un pequeño golpe en la cabeza con el filo de la mano y haciendo un sonido de pop con la boca:-No tienes de qué preocuparte, le aticé bien fuerte en la cabeza, después de placarle en mitad de una nube de humo. Me alegro mucho de que estés bien.-le dije mientras le daba un fuerte abrazo:-Y estoy segura de que Shire piensa lo mismo. Lo importante es que estás de nuevo aquí. Ahora deja que te ayude a sentarte dentro.-le dije mientras me colocaba aun lado de Rufa, con un brazo rodeando mi espalda, y la acompañaba adentro para que se sentara y descansara. 

Me despedí de Elisea sin decir mucho más, no quería alargar el momento más de la cuenta y ya había dicho todo lo que tenía que decir. Cuando se fue de la habitación me retiré a mi cuarto y me quedé un rato sentada en la cama, triste por la despedida pero de algún modo me alegraba de haber sido capaz de conectar con alguien de esa manera por primera vez.

Al cabo de unos minutos de mirar a la nada me levanté y coloqué sobre mi mesa los libros que había adquirido, cuando tuve "El actual y futuro rey" en mis manos no pude evitar volver a sentarme y comenzar a leerlo, de alguna manera era como si Elias me estuviese contando lo que le gustaba.