Partida Rol por web

[Only War] Una vez más a la brecha I

II: Tanteando el terreno

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12/12/2019, 16:17
[Muerto] Campeador

Una tardía ráfaga del destripador pasó muy cerca de la comisaria de las hienas y de Desastre McKnife impactando en el cadáver del perro esparciendo sus fluidos por doquier. El Ogrete había estando esperando nervioso el momento para no dar a nadie más con su disparo, cuando se giraron hacia la muralla pudieron ver como la montaña de carne les sonreía y les saludaba con la mano con su boda expresión habitual.-¡Le he dado, le he dado mami!¿Lo has visto?-dijo dando palmas a su compañera de regimiento la cual gozaba de la eterna gracia del Emperador por haberle otorgado un paciencia sin fin.

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12/12/2019, 19:27
[Muerto] Morsov Yngvarson

Eventualmente, el único ruido que podía escucharse era el fuego aliado castigando a la horda enemiga que se retiraba con fuego láser y metralla en sus espaldas. El fuerte estaba seguro una vez más, por el Emperador. Los zapadores se asomaron sobre las coberturas y veían como el enemigo huía de vuelta al puesto avanzado más seguro... la decepción les invadía el rostro conforme se iban alejando. Se levantaron de sus escondites y se organizaron bajo el mando de Morsov, quien les guiaba al interior del fuerte en una masa desorganizada. Escupían al suelo, se golpeaban los brazos e intercambiaban bromas con los que marchaban junto con ellos. Levantaron a los muertos del portón y se los llevaron al interior también.

—Pues ya va tocando hora de la merienda, muchachos —dijo Morsov como si nada hubiese pasado, los que se hallaban a su alrededor gruñían en una afirmación conjunta—. Y que alguien le dé un cigarrillo a Brotinn, esperemos que su cerebro no esté tan frito como el de los herejes que abatió.

Con aquellas palabras, todos empezaron a aclamar el nombre de Jarl Brotinn en el patio. Le esperaba quizá la mayor recibida de apretones de manos, choques de frente e insultantes palabras de aliento que el psíquico jamás habría tenido.

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13/12/2019, 20:16
Reinhardt Krause

Reinhardt no trató de apartarse de la última ráfaga del Acechante, ni tampoco prestó atención cuando los hombres del resto de escuadras de la 11ª Compañía de Asalto hirieron de muerte al hereje que llevaba sus riendas, sino que se limitó a seguir golpeando a Orrin con su boina de sargento. Arrin apareció a su lado, tan desesperado como él por apagar las llamas que consumían a su hermano antes de que fuera demasiado tarde, y juntos, tras mucho esfuerzo, lograron desvanecerlas. Al remitir los dos pudieron contemplar el estado en el que había quedado el soldado, y el pesar que la visión le produjo fue tal que el progena ni siquiera oyó al blindado enemigo tocar tierra al otro lado de la muralla.

—¡Un médico, maldita sea! —gritó, alzándose y haciendo aspavientos a los demás, más preocupado incluso que Orrin, que había recuperado la consciencia y bromeaba respecto a su condición— ¡Soldado herido! ¡Medicae, aquí, YA!

Con un movimiento que había practicado hasta la náusea, el sargento enfundó el rifle repetidor a sus espaldas, entre la vaina del montante y la mochila de munición, y devolvió al especialista su rifle de fusión. Pensó en recriminarle el no dar el debido mantenimiento a sus armas, pero prefirió guardar silencio: los Falkenhorst ya habían tenido suficiente. Con las manos por fin libres, cerró los puños con fuerza y recordó lo mucho que le dolía la izquierda. Habías más dedos suyos esparcidos por el suelo que en su maldita mano… y lo peor de todo era que, a juzgar por las circunstancias, podía considerarse afortunado.

Dietlinde, Magnus, Fritz, Merkel y Albrecht habían caído, lo que le dejaba a Arrin y a Orrin, a Gunther y a Hans… y todos estaban heridos. Negó con la cabeza, mientras el especialista rezaba a su lado. La campaña acababa de empezar y ya había perdido a la mitad de su tropa por culpa del alto mando y su infame ineptitud. Su fe en el Emperador era inquebrantable, pero cada día esperaba menos de sus superiores. Todos sus hombres querían morir, pues en la muerte encontrarían la redención, pero la inutilidad con la que los comandantes les dirigían empezaba a antojársele una penitencia tal vez demasiado grande. ¿Tan difícil era para los lores no malgastar sus vidas en vano? ¿Por qué no entendían que podían sacrificarles y al mismo tiempo hacer algo de provecho? Sintió la necesidad de exhalar un grito furibundo, de correr hasta el cadáver del artillero del Acechante y golpearlo hasta convertirlo en una pulpa sanguinolenta, de torturar a los supervivientes en formas que harían sentir envidia hasta la mismísima Inquisición… pero se contuvo. Los sargentos de la Basirov y la Josmane ya estaban frente a él, dando cuenta de sus respectivas experiencias, y no era el momento para desquites ni insubordinaciones.

—Gunther, ¿a qué esperas? Ya le has oído —dijo, y se quitó el casco, que enganchó al cinto, para ponerse la boina algo chamuscada sobre la cabeza —. Avisa al capitán y al Lord Comandante de que la Encrucijada es suya.

Desactivó su implante ocular, parpadeando varias veces para acostumbrarse al campo de visión restaurado, y sacó su pipa de fumar. La encendió con una cerilla que prendió arrastrándola contra el parapeto de la muralla, y aspiró el humo del lho de manera ansiosa. Sabiendo muy bien qué era lo único que podría darle algo de consuelo en ese momento, recordó la apuesta que habían hecho al empezar el asalto, la que habían ganado sus chicos. Espiró una fumarada, como si fuera un incensario, y preguntó lo único que le parecía tener sentido en ese momento:

—Bueno, señores: ¿a quién le toca pagar las rondas? Decidme que los últimos no fueron los de la Elphame, por favor…

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14/12/2019, 00:22
[Muerto] Andre de la Estocada

La batalla había acabado, y por suerte, pronto los iban a retirar de aquel maldito lugar para poder descansar de una vez en un campamento de verdad, por la gracía del emperador, habíamos conseguido detener las carga del enemigo, pero ahora toca el curar a los heridos, por lo que tras la batalla, antes de poder tomarme un descanso, voy corriendo a la entrada del castillo donde estaban los que han combatido al pie del castillo, y a ayudar a trasportarlos dentro para poder atenderles mejor una vez que este dentro, "todo aquel que tenga una herida, que se acerque a que le eche un vistazo" digo con en voz alta.

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14/12/2019, 12:24
Narrador

En el centro de mando táctico, la actividad había sido frenética hasta hacía poco, coordinando los múltiples ataques, comunicaciones, envio de refuerzos o de apoyo artillero o aéreo, qué unidades habían combatido, cual había sido su desempeño y cuantas sus bajas, cuales debían retirarse de nuevo tras las líneas, toda la información que pudiera sacarse de los fuertes capturados y los enemigos abatidos... Todo lo que requería una operación a gran escala como aquella.

Pero a aquellas altas horas de la noche alabastriana, apenas quedaban en él los servidores y personal necesario para mantener una laxa pero constante monitorización del teatro bélico. Al lado del ahora desactivado pozo de strategium, antes tan bullicioso, ahora tan solo quedaba una figura, que observaba en silencio la superfícice lisa y negra de la mesa holográfica. Unos pasos se acercaron a la figura por detrás, pero esta no se giró. Sabía de quién se trataba.

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14/12/2019, 12:24
Klaus Evitz

— Se ha completado el relevo y retirada de los grupos de ataque, Lord General — anunció el Táctico Imperial mientras deslizaba su dedo sobre la placa de datos, pasando una página tras otra — El ataque ha sido un éxito, todos los fuertes periféricos han sido tomados. En estos momentos están siendo purgados de cualquier influencia que pudiera haber dejado el enemigo, y luego serán fortificados debidamente. Dentro de poco podremos avanzar nuestras líneas hacia la CiudadelaKlaus leía rápidamente los párrafos y datos relevantes mientras seguía pasando un informe tras otro — La 34ª Legión ha sido la que ha sufrido más bajas en total... pero eso era de esperar. Los comisarios han impedido que se saqueara equipo perteneciente al enemigo, por si acaso. Tengo que destacar el desempeño particular de las fuerzas tyvianas y drafelivanas, la coordinación de sus respectivas habilidades ha dado unos resultados sorprendentes. Recomiendo usarlos en conjunto en más ocasiones.

El Lord General asintió en silencio, esperando que el otro continuara. Sabía la parte que venía a continuación, y de ella dependían muchas cosas. Y no solo para el devenir de la campaña.

El Táctico siguió, aunque esta vez hubo un cambio en su voz — Acaba de llegar la confirmación por parte del capitán Braibant, señor. El fuerte de la Encrucijada ha sido tomado... pero los resultados... Hay una escuadra en particular que... Querrá verlo usted mismo — dijo, tenidéndole la placa de datos.

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14/12/2019, 12:24
Lord General Gebhard von Rauken

El Lord General se dio por fin la vuelta y tomó la placa, pasando a leer el informe y a ver las grabaciones hechas por los sistemas de vid integrados en los cascos de los Doblesueldos. A medida que leía y veía lo sucedido desde el punto de vista de los diferentes soldados, su ceño se fue frunciendo.

Cuando acabaron las grabaciones, von Rauken se centró en las consideraciones finales del informe — Vaya. Esperaba que la 11ª Compañía hiciera honor también a su reputación buena, pero... Más del cincuenta por ciento de bajas, medio fuerte volado por los aires o en llamas... — el Lord General suspiró mientras devolvía la placa de datos al Táctico — Nos habría venido muy bien una posición fuerte tan cerca de la Ciudadela, habríamos podido mover tropas y suministros de un lado a otro del asedio con seguridad. Ahora habrá que dar un rodeo más amplio y eso nos retrasará. En fin... — dijo, resignándose ante lo sucedido antes de mirar fijamente a Evitz — Esa posición ha perdido cualquier utilidad que pudiera tener. Dígale a Braibant que sus hombres destruyan lo que quede del fuerte, con todas sus defensas y pertrechos, y que vuelvan a las líneas.

Lo hecho, hecho estaba, pensó von Rauken. Se dio la vuelta de nuevo, observando la mesa — Convoque una reunión para mañana a primera hora. Hay que planear la siguiente fase de la campaña.

Notas de juego

Fin de la escena