Partida Rol por web

La tripulación de la Onyx Flatenroy se alejó por el túnel corriendo a toda velocidad. A sus espaldas resonaron algunos disparos más, entrechocar de aceros y juramentos mrrshan. 

Pronto llegaron hasta una bifurcación donde la multitud klackon avanzaba mansamente. Ansiosos por dejar atrás a sus perseguidores, los tripulantes se mezclaron con el gentío aunque no era difícil distinguirlos entre los caparazones.

El pasadizo desembocó en una gran cúpula que acogía lo que parecía un mercado subterráneo. Aquí se veían más seres de otras especies deambulando entre los puestos: comida, piezas de repuesto, tejidos. .. en el otro extremo de la caverna, a unos cien metros, había un enorme ascensor gravitatorio para el rápido tránsito entre niveles. 

El grupo se detuvo un instante en una pequeña fuente para recuperar el aliento. 

Doña Leashra, creo que este es buen momento para que nos explique.  Y de lo que nos diga dependerá si hacemos compras o seguimos corriendo.  

Se volteó con sus compañeros.  Nos quedan según mi reloj-agenda-listadelsuper 510 unidades de alimento, lo suficiente para un par de meses.  Aunque a mi no me importaría comprar un poquito de todo de esta deliciosa comida que hay aquí.  Se le hacían agua las mandíbulas a la antojadiza Tllk.  Yumm, semillas, hongo Leucocoprineae, ¡me quiero llevar tooodo!. 

Combustible hay que cargar, pero ese allá en el puerto a la salida nos lo pueden dar.  Podemos irle diciendo a Sebrance que le vaya llenando el tanque a la Onyx. 

Y... creo que me compraré una pareja de metralletas a 4 manos.  No hay otro lugar en esta parte de la galaxia donde se puedan encontrar armas tan hechas a las medidas de estas bellas articulaciones.   Señaló sus manos y luego uno de los puestos de armas.  

Son una cosa muy efectiva, miren, una media metralleta es kinética, de balas, y la otra es de micropulsos de plasma.  Las hormigas marines las llevan así, cruzadas: e hizo un gesto como de cargar y apuntar que dejaba claro que 4 manos son mucho más peligrosas que 2, con los fierros adecuados, obvio.

Leashrra se detuvo y respiró pesadamente, intentado recuperar el aliento. Todas esas emociones tan repentinas casi le habían provocado un infarto, pero a la vez se sentía distinta. Libre, fuerte e intrépida, como los protagonistas de esas novelas que tanto le gustaban. Buscó un lugar decente para sentarse y se quitó los tacones para masajearse los pies. Resopló y suspiró con alivio.

- ¡Qué gozo!- exclamó cerrando los ojos. Al darse cuenta de lo que había dicho, agachó la cabeza y ladeó las orejas vergonzosamente.- Es decir, es muy difícil correr con estos zapatos. Y me duelen los pies.

Carraspeó y miró hacia un lado. Esa clase de comentarios eran propios de la plebe, no de una mrrshan de su categoría. Fingió ofenderse por las miradas de la tripulación y se levantó tras calzarse de nuevo. Aprovechó para alisarse el vestido y comprobar que seguía entero. Sería mejor conseguir ropa más cómoda si tenía que seguir huyendo.

La pregunta (que más bien era una orden) de la capitana hizo que perdiera de nuevo su apariencia regia. Balbuceó hasta que desistió y gimió.

- Está bien, supongo que merecéis saber lo que ha pasado dado que habéis tenido el detalle de aparecer cuando lo hicisteis.- respondió contrariada.- Pero, por vuestro bien, no quiero burlas. Ni palabras de apoyo. Es más, mejor no digáis nada. Al menos hasta que yo os lo permita.

Se quedó en silencio mirando a cada uno de esos tipos por encima del hombro. Se dirigió a la capitana, aunque de vez en cuando se permitía hablar con los demás también.

- Necesito ayuda. Dado que tenéis una nave y necesitáis dinero, puedo contrataros. Ese mrrshan que habéis visto es... mi prometido.- dijo como si le diera asco.- No sé qué hace en este planeta, pero esperaba no volver a verle nunca. ¡Si me coge, me llevará de vuelta a Fieras para que me case con él! ¡Y no pienso dejar que eso ocurra!- se cruzó de brazos y se irguió con orgullo.- ¡Llevadme con vosotros! Os pagaré con las joyas que tengo, pero a cambio debéis prometerme que no dejaréis que ese duque o cualquier mrrshan de la realeza me ponga las zarpas encima.- se quedó mirando a la klackon, esperando su respuesta. Era muy incómodo eso de "pedir ayuda". ¿Cómo lo hacían los plebeyos para no parecer indefensos?

El ex minero asintió a todo lo que dijo la capitana luego que escaparan de sus persecutores, al menos en las primeras partes. Por  lo que paciente espero a que la Mrrshan contestara y dejara todo más claro, aunque para su sorpresa la felina contesto de formas que no se imaginaba en su persona.

“¿Así que tenemos una novia fugitiva?” pregunto ignorando sin querer (por tonto) las palabras sobre guardar silencio de la Mrrshan. La pregunta no fue de burla a pesar que una leve sonrisa aparecía en el rostro del minero, sino que desea comprobar lo que les había dicho ella que de por si era algo raro de escuchar. “Es algo interesante.” Dijo poniéndose algo mas serio y dejando algo de humo del habano salir.  

Bien.  Pues eso significa que usted deberá irse a esconder a la Onyx inmediatamente, su nobleza.  Por lo pronto.  

Como yo me puedo confundir aquí más fácilmente, iré por mis metralletas, unas galletas y unas palanquetas (semillas, yummm).  Los alcanzo a la Onyx.  Dwalas, le encargo que la cosa esa confundidora de lampreas haya sido bien instalada.  Confío en Sebrance, pero es bueno doblechecar.  Estén preparados para partir en cuanto yo llegue. ¿Algún especial que quieran?

Y respecto a su solicitud urgente su nobleza -le dijo a la mrrshan- habría dos tarifas y tres condiciones.  

La tarifa más baja es si esto se trata sólo de un juego de persecución ritual pre-marital.  Se que muchas razas lo tienen, en especial entre felinoides; que la hembra lucha por escaparse, la atrapan, se escapa de nuevo, inclusive puede haber pelea y arañazos, pero todo bajo un ritual esperado pero no por eso menos calenturiento.  Jugaríamos ese juego con gusto, bajo la clausula de mínimo daño a nuestra nave y tripulación y le cobraríamos el paquete nupcial gatuno normalito.   Mejor nuestro sistema donde hacemos un concurso multivariable de Mr. Zángano y nos quedamos con los seis más guapos, listos, buenotes y sagazes para armar toda una nueva generación de klackonsitas. 

Si en cambio esto es de verdad esto de la persecución y escape, y nuestra vida e integridad espaciotemporal peligrase realmente, pues es la tarifa alta; ni modo, así es. 

En todo caso, bajo la democracia utópica corsaria de la Onyx lo que haríamos es votar en voto libre secreto.  Se aceptaría o rechazaría su solicitud por conteo de mayoría relativa, y cualquiera de los miembros de la tripu pueden poner veto al voto si tienen una objeción mayor de poner nuestra piel o quitina en la línea por usted.  Así que tratelos bien, por favor. Es decisión de todos, así es. Nobleza obliga pero nosotros no tenemos que hacerle caso.

En lo que decidimos y para evitar que nos achicharren sus pretendiente-contendiente, como capitana puedo ofrecerle ahora refugio hasta nuestra siguiente parada.  Pero como veo que ya la quieren los muchachos, ¿verdad? pues creo que tendrá buenas probabilidades de que aceptamos su contrato.  Ah, y claro, las tres condiciones son:

1. Viajará por las rutas que nosotros determinemos a menos que sea ya su bajada final y definitiva.
2. Asumirá usted una labor de marinera auxiliar bajo mi mando directo, en lo que sea usté buena. Usará el uniforme especial espacial de la Onyx.  Hay que inventarnos uno. 
3. Nos acompañará ahorita a rescatar una reina y equipo de minera esquivando una lamprea espacial gigante y hambrienta.

En el entendido de que lo va a pensar, ahora sí hushquenle que nos agarra el gato.  Los veo en un santiamén. -dijo, y la Tllk se fue conspicuamente de compras, con su bolsa bajo el brazo, el de enmedio, de la derecha.

Una klakon parlanchín , pensé que un sistema solar de 4 soles era raro, pero...
 

Zeke miro hacia los lados parecía que todo estaba despejado, llevo su mano  a la cara en una actitud pensativa, sabia que el señor de la colonia seria imparcial , igual que con su nave un conflicto inter-galáctico podría surgir si se atacaba al novio. Esos protocolos nupciales son tan raros..

-¿La capitana siempre es así?-  le pregunto a el señor inirgol su vos sonaba sorprendido.

miro a todo el estaba dispuesto a acompañarlos aunque fuera una trampa ir a la Onyx

-¡Allí! ¡Ellos venir! 

El ozznolónido empezó a dar saltitos señalando el arco de entrada a la cúpula mercantil: entre tanto klackon no era difícil distinguir a un mrrshan vestido de noble. O a dos. 

La tripulación se encontraba en ese momento bajo la sombra del toldo de un puesto de herramientas de segunda mano. Habían elegido aquel punto por ser discreto pero no podían estar seguros de cuánto duraría así. 

A su izquierda había otro puesto, este de ropas, cuya mercancía creaba un pequeño laberinto de perchas y prendas de vestir. Un ser de aspecto simiesco y pelaje morado pregonaba las virtudes de sus túnicas, capas, chalecos y calcetines de pura fibra krobal.

A su derecha estaba el puesto al que se dirigía la capitana: una enorme pila de cajas de munición y vitrinas polvorientas que mostraban un amplio surtido de armamento. Además de tres droides de combate dando vueltas al su alrededor, el vendedor, un pequeño humanoide de apenas un metro de alto enseñaba a un par de adolescentes un cuchillo de terrible aspecto haciendo grandes gestos con sus musculosos brazos.

Y allá a lo lejos, tras la multitud, el ascensor gravitatorio. La gente se arremolinaba a su alrededor entrando en grandes grupos. 

-¿Con que una novia fugitiva?¿Quién lo diría?. Piensa Meson mientras se dibuja una sonrisa en su rostro, segundos después desaparece al recordar que por ella casi les cuesta la vida.

El explorador al escuchar a su capitana hablar con la Mrrshan le da toda la razón. Lo mejor será poner a votación ayudar o no a esa mujer debido a que arriesgan sus vidas.

Al momento en que la capitana le da la señal a la felina de refugiarse en la nave y se retira, Kherr alerta a los demás de la llegada de los nobles Mrrshan.

-¡Rayos! tenemos avisarle a la capitana, puede que no se haya dado cuenta... y después salir de aquí. Le susurra a sus compañeros mientras se agacha para evitar ser descubierto. Observa su entorno en busca de una posible salida.

El humano se escabulle al puesto de ropa a unos escasos metros de donde está y comienza a ponerse algunas prendas, evitando entrar en el rango de visión del vendedor.

-Un poncho grande color oscuro y un sombrero raro, con esto tengo... Se observa en un pequeño espejo que encuentra colgado y no puede evitar sonreír. -Parezco una clase de vaquero intergalactico...

Tllk se movió rápido hacia el mercader simiesco que ofertaba ropa y ajuares. Sacó unas de sus valiosas monedas de oro y bit-coins.  Rápido, deme 4 capuchas de esas de moda hechas de quitina usada, sí, esas mero, las que tiene las antenitas falsas.  Así sería más fácil que se confundan entre la multitud.  

Vamos todos, vístanse con estas.   

Como Tllk sabía que muchas especies tienen más aguzado el olfato que los ojos, en especial los mrrshan, le compró al mercader un perfumito de hormiga roja.  Su nobleza, un regalo, para usarse ahorita. Se lo ofreció galante a Leashra.  Chicos, igual ustedes, un pachoulí de termita joven, baratillo pero funcional. 

Sepárense en grupos de dos para que no los identifiquen y vayan hacia el elevador y de ahí a la Onyx.  Yo, iré por mis metrallas, que al fin no me reconocerán.  Los alcanzo en menos de lo que canta un grillo. 

Tllk dejó al equipo vestirse y meterse en la multitud.  Rodeó hacia el puesto de armas usadas pero en eso se le ocurrió un buen distractor para este momento crítico.  Vió a un grupo de ninfas y, ya alejada de sus compañeros, se les acercó y les dijo apuntando al Duque y su ayudante.  Oigan chicas, no es ese el famoso cantante mrrshan Jrrrstin Bibbrr. ¡SII! ¡Si es!  ¡Vamos a por autógrafos!  -y las azuzó para que fueran cual marabuntas por una su firmita.

He he...

Leashrra escuchó la respuesta de la klackon con sumo disgusto, puesto que nunca había tenido que cumplir ningún tipo de condición para hacer que los subordinados la ayudaran. Por desgracia, estaba en otro ámbito, y debería adaptarse: si no aceptara, o se quedaría en tierra, y eso no le hacía ni la menor gracia. Resopló varias veces durante la explicación de la capitana pero no protestó. A esa gente se la convencía con dinero y nada más.

Al final, asintió lentamente y con los labios apretados. Estaba ofendida porque aquellos ignorantes creían que su huida era algo normal en el apareamiento... ¿Lo era? Bueno, ella no tenía ni la más remota idea, pero no quería averiguarlo. Un segundo más al lado de ese creído duque y se tiraría por el primer barranco que encontrara como había deseado tantas veces al verle aparecer.

Estaba a punto de contestar a los comentarios jocosos de la tripulación cuando la voz de ese andrajoso cocinero la alarmó. ¡Otra vez! ¡Otra vez él! Se agachó, puesto que sus orejas sobresalían por encima de los caparazones, y apretó los dientes mientras maldecía suavemente en voz baja.

- ¡Que se vaya de una vez!- gruñó enfadada. Miró a los demás, esperando órdenes...

Dwalas se había escuchando las palabras de la capitana que como siempre había elegido la larga charla para dejarle las cosas claras a la felina y de paso dejar libres sus ideas al resto. “Si, así es siempre. Puede que ahora como capitana este mas emocionada.” Respondió con una gran sonrisa a Zeke.

Pero antes que quisiera seguir explicándole o preguntarle a la capitana sobre esos uniformes que había sugerido, Kherr le advirtió que el noble Mrrshan se encontraba cerca. El minero se quedo detenido en el lugar esperando sugerencias de los demás hasta que finalmente la idea de disfrazarse fue puesta en marcha.

Sin demora tomo una de las capuchas para ponérselo encima, mientras observaba a los demás. “Bueno no demoremos mucho esto. ¿Quién viene conmigo? ¿Zeke?” pregunto tomando en cuenta la ultima vez que quedo solo con la felina y que Keve seria mejor teniendolo defendiendo a la noble.

Leashrra cogió una de las capuchas y se la puso en la cabeza como pudo. No se había disfrazado en toda su vida, pero era el momento perfecto para aprender.

- Esto acabará muy mal.- auguró con una sonrisa de angustia en su rostro.

Miró hacia todos los lados, pero se convenció a sí misma de que debía relajarse y aparentar calma. Por mucho que llevara antenas para tapar sus orejas, tenía que mezclarse entre la gente. Moverse como una klackon. Pensar como una klackon. Ser una klackon. ¿A quién pretendía engañar? Acabaría muerta. O peor, casada.

- Claro que lo acompaño- miro los disfraces pero ninguno le dio buena espina y se puso uno para después quitárselo, volvió a mirar los disfraces  - mmm creo que lo acompañare a mi manera señor inrigol-  zeke  tomo un cinto ( correa) y lo amarro a su muñeca izquierda,  esto sera útil....

Voltio a mirar al señor inrigol - Yo iré al frente si el camino es inseguro dejare una señal- zeke tomo un traje rojo y corto un un cuadro de tela con sus manos - Dejare esta tela en el suelo si es que hay problemas, si veo que es necesario incapacitar  a alguien usare esto- señalo el cinto, -si todo sale mal  seré atrapado, de ser así aprovechen la confusión para escapar- estrecho la mano de inrigol  dio unos pasos atrás y hizo una pequeña reverencia a la capitana y la marrshan dando unos pasos  se desvaneció de entre todos.   

Al momento que sus compañeros siguieron sus pasos y empezaron a probarse la ropa, el vendedor logró verlo.

-Disculpe, estaba probandome la ropa antes de comprarla... Meson se acerca al sujeto. -No sea que pague por ella y después no me quede ¿tendrá una máscara también? Y respecto a este poncho... ¿es el único color que maneja?

-Espero que mientras lo entretengo puedan ocultar algunas prendas para que paguemos menos.

Al estar de espaldas y oculto entre tanta ropa exhibida, el humano supone que el noble Mrrshan no podrá verlo, así que por unos instantes se siente seguro.

Tllk paga por toda la ropa y perfumes.  La verdad es que estaban en muy buena oferta, muy buena.  Al darse cuenta de que Meson quiere llevarse algo sin pagar, le guiña el ojo al vendedor para decirle que le de chance y se lo paga con 15 monedas sin chistar y sin que el explorador se de cuenta.  Perdónelo, es que en su planeta la kleptomanía es algo así como un ritual.  Gracias, gracias por su comprensión.

El antropoide pregonaba su mercancía:

-... qué prendas, señora, qué prendas. Que se me las llevan, oiga. Calcetines del Dominio Alkari, bufandas Mecklar, pullovers Bulrathi. Y a qué precio, señora, ni trescientos, ni doscientos, ni cien miserables créditos: prácticamente la regalo, oiga. Que se sepa bien alto, Kimbu el Mercader sólo tiene gangas de primera categoría ...

La capitana klackon se acercó hasta él y, tras un rápido intercambio de divisas, el tal Kimbu asintió:

-Naturalmente que sí, señora klackon. Un placer servirla, señora klackon.  No, permítame, permítame que la invite a una tisana de gelatina hipoproteica... la hago yo mismo... pruebe, pruebe... esto es lo que les damos a los niños en mi planeta para que les salga pelo.

Y tendió un humeante crisol de mejunje difícil de identificar a Tllk-tk-kt. A continuación, la criatura de pelaje morada se acercó a ayudar al resto de la tripulación a vestirse.

-Permita que la ayude, señora...

-Soy de género masculino-puntualizó Meson incómodo probándose un enorme sombrero de ala ancha.

-Ah... disculpe, con ese bigote pensé... da igual, veo que tiene buen gusto: ese sombrero es un auténtico canotier delmakrí. No encontrará otro igual porque los delmakríes fueron exterminados hace veinte años, mi tío segundo participó en el progromo...-se acercó a Leashrra con una diadema de la que colgaba un complejo velo de varias capas-Permítame... ¿ve? Esto se sujeta con esta cuerdecita por detrás de la nuca y se pone así... y así... ¿ve? Es para resaltar las clavículas. Si me permite el halago, está muchísimo más turgente y rotunda con este complemento-por último, se acercó a Inirgol mirando con ojo crítico su prominente estómago-En cuanto a usted... caballero, supongo... sí, definitivamente, lo que mejor va con su físico atlético es este hábito de auténtico paño klackon. Está elaborado con los mejores tejidos elaborados por las glándulas de las obreras de la colonia. Cosa fina, oiga. Vea, si le tapamos esto por aquí, esto por aquí... va abrigado y discreto a la vez sin olvidarnos de su intimidad, que también es importante. Y como la capucha está abierta por delante puede fumar como si nada, ¿eh? ¿Qué le parece? Y para este pequeñín... -hurgó en una caja y sacó una extraña máscara de porcelana. Se acercó a Kherr-... tenga, típica del planeta Eterbin-III. Está hecha de tejido trasparente monodireccional así que usted puede ver a través de ella pero los demás no pueden ver su armonioso rostro...

El mercachifle miró a su alrededor buscando a Zeke:

-¿No había venido con ustedes otro individuo? Uno menudo que iba de negro...

Pero el misterioso individuo se había desvanecido.

Para horror del grupo, sus perseguidores se abrían camino hacia ellos encabezados por el androide de combate: la luz azul de su ojo escaneaba la multitud rápidamente en busca de sus objetivos. El noble mrrshan le seguía escoltado por dos guardaespaldas de su misma raza. Cerraban la marcha los dos guerreros klackon (uno de ellos con media cabeza).

El noble fue interceptado por un grupo de jóvenes klackon:

-¡Hola! ¡Dicen que eres famoso!

-¿Qué haces? ¿Cantas o bailas? Nunca te he visto por el teleproyector...

-¿Me firmas cuarenta autógrafos para mis hermanitas?

-¿Qué demonios significa esto?-rugió el noble mrrshan intentando quitárselas de encima-¡Atrás, engendros!

Los guardaespaldas del noble, mrrshan y klackon, se llevaron las manos a las armas amenazadoramente.

El androide de combate se dirigió al puesto de ropa sin dudar. A siete metros de distancia, su escáner barrió a los presentes pitando una vez por Kherr, otra por Leashrra, otro por Tllk y dos por Inirgol.

Habían sido descubiertos.

Bien, las chicas lo detuvieron.  Ahora..  ¡Esos extranjeros bigotones están amenazando a nuestras crías! ¡¡Y están armados!!  Los chasquidos de sus mandíbulas dejaban claro ante los klackon ahí presentes que esta era una amenaza importante.  ¡¡¡Colonia!, ¡a protegerlas!!, ¡a desarmarlos!   Ahora el duque estaba cual dedo chiquito del pie descalzo junto a un hormiguero.  Nunca volvería a querer estar en esta situación.      

Los pings advirtieron a la capitana que el androide había visto a otros dos de los suyos.  Decidió entonces ser mejor ella  quien llamar su atención para ser targueteada.  En este caso, sin embargo, también contaba con otro truco bajo la (tercera) manga de su camisa:  

¡Aquí androide, aquí a ver!  Dijo y movió las manos mientras tomaba prestado uno de los espejos grandes con que los clientes de Kimbu se checaban la ropa.  Si se cómo usar pantallas reflectoras para la nave, puede usarlo ahorita igual para regresarle su láser directo al mismo androide.  Si todo sale bien.   -tragó saliva entre sus mandibulapinzas.