Partida Rol por web

Una bala me había impactado de lleno y me desequilibró un momento perforando el kevlar 3.0 de mi armadura:

-¡Joder Doc, me sale humo del pecho!

Con rabia oprimo el botón mientras aprieto los dientes y mascullo maldiciones intentando alcanzar de nuevo a la torreta.

-Muere hijo de puta... ¡Acabad con las putas motos!, ¡el de la torreta es mas que mio!

Otra vez el fuego salía parpadeando del cañón de mi arma y se reflejaba en destellos sobre la coraza del vehículo:

-¡Le he dado otra vez a ese hijo de la gran chingada!

Maldigo mientras veo como mis disparos rebotan, inútiles, en el blindaje del furgón. No volveré a cometer el mismo error. Y estoy a punto de no tener la oportunidad de hacerlo porque una de sus balas golpea contra mi blindaje y está a punto de tumbarme. Afortunadamente es solo una herida superficial, y puedo ganar el edificio. 

La adrenalina hace el resto. Aprovecho una ventana sin cristales y vuelvo a disparar, esta vez al conductor de una de las motos. Si le acierto se pegarán un buen golpe. 

Pero en esta ocasión mis disparos yerran el objetivo.

Con la banda sonora del intercambio de ráfagas de fondo, me concentro para acertar al motorista que se acerca en primer lugar. Ven aquí, cabrón... Lo sigo con las pistolas unos segundos y entonces aprieto los gatillos, derecha e izquierda. Pero fallo el tiro. ¡Mierda, mierda, joder! -maldigo en silencio-. Cuando esté más cerca...

Las balas vuelan en ambas direcciones, estrellándose contra el blindaje del furgón y d evuestra nave a partes iguales.
El fusil de asalto de Vasquez hace vibrar el aire con cada ráfaga y la última impacta de nuevo en la torreta del furgón, atravesando el blindaje e hiriendo a su ocupante. Pero quien marca la diferencia es Wolf, quién logra alcanzar al conductor del vehículo por segunda vez, haciendo que éste pierda el control y empotrando la furgoneta en el muro de uno de los edificios, llevándose por delante a uno de los motoristas.
A pesar de eso, los dos restantes no dejan de avanzar hacia vosotros, chillando y pronunciando palabras obscenas.

Mi grito de alegría se torna en dolor cuando un disparo afortunado me golpea en un lateral del casco. Ya es la segunda vez... ¡y eso que ellos están en movimiento, yo estoy escondido tras un alféizar y disparo desde una mayor altura!

Aprieto los dientes y vuelvo a disparar.

Al estrellarse la furgoneta, solo te quedan dos blancos a tiro que son los motoristas.

A pesar de tener un arma inutilizada, los motoristas se acercan cada vez más, facilitandote el tiro.

El furgón s eha estrellado, pero no sabes si el de la torreta habrá quedado fuera de combate o no. Si estuviera consciente, seguiría teniendo línea de tiro hacia ti.

No sabes si habrás acabado con el conductor, pero en cualquier caso ha quedado fuera de tu alcance. No sabes si el de la torreta sigue vivo y las dos motos siguen avanzando.

Ya he tirado, jefe. ;)

Al quedarse el vehículo parada, y con la duda de de la supervivencia del enemigo de la torreta, apunto lentamente y aprieto otra vez el botón disparando hacia ella.

Los proyectiles vuelan iluminando como estrellas fugaces hacia el enemigo, entrando todos y cada uno de los disparos de la ráfaga dentro del habitáculo:

-¡El cerdo de la torreta ha palmado!, ¡Yujuuuuuu!, ¡Los motoristas, acabad con ellos, y no rompáis los vehículos, que los necesitaremos!

esta vez estaba segura de haber acertado de lleno.

Wolf vuelve a cargar su rifle. Estos cabrones están acabando con su munición... Y aún no habían empezado la misión.

Wolf inspira y apunta hacia uno de esos cabrones, está apuntando cuando algo la distrae, un brillo que hace a Wolf disparar y perder una preciosa bala que se estrella contra el edificio de enfrente. La mueca de rabia y casi ira hacia lo que había provocado ese destello la controlan por un momento y gira su mirilla observando qué había sido. La p*** de Vásquez había girado el cañón y ahora estaba vaciando su cargador en esa torreta inmóvil. "Será p***! Me ha hecho perder una bala", piensa wolf algo cabreada y demasiado orgullosa para aceptar que fue su culpa. Mira por la mirilla apuntando a Vásquez y aprieta el gatillo. Por suerte para ella, el rifle estaba descargado.

Bajo la pistola derecha que se ha encasquillado y me concentro en acertar al motorista con la pistola izquierda. Ahora lo tengo más cerca y no puedo fallar. Disparo una vez y luego otra. ¡Esta vez sí doy en el blanco! ¡Chupa plomo, cabrón!

Si estaba preocupada por el condensador, los ultimos balazos me enfurecen. No puedo permitir que destrocen la nave con la que tengo que regresar. Aprieto los dientes y poniendo la vista en uno de los motoristas le disparo desde mi posicion.

Por extraño que parezca, esta vez Ozzy consigue apuntar decentemente y acierta un disparo. Una jovial sonrisa de niño se dibuja en su cara.

Los dos motoristas restantes aceleran para pasar frente a vosotros y lanzaros una última andanada de disparos, pero no logran su objetivo; El primero de ellos es alcanzado por un disparo de Leroy en un hombro, pierde el equilibrio y es abatido por Ripley antes de que logre recuperar el control del vehículo. El segundo es derribado por sendos disparos de Cloe y Ozzy, mientras Leroy dispara de nuevo sobre el primer motorista cuando éste intentaba levantarse del suelo.
Una ráfaga de disparos proveniente del fusil de Vasquez pone la guinda final al ataque, penetrando dierectamente en la torreta del inmovilizado furgón.

Por unos segundos todo queda en silencio, hasta que el portón trasero del furgón es abierto de una patada y sale de él el hombre más corpulento que hayáis visto jamás. Con más de dos metros de altura y cubierto por completo con un pesado traje de artificiero, lo que más os espanta de él es el viejo panzerfaust que apoya en su hombro derecho.
-¡Hijos de la gran chingada, van a moriiiiir!

No creo que malgaste su panzerfaust en mi, pero la nave corre grave peligro. Hay que detener a ese cabrón.

- ¡VÁSQUEZ! ¡TODOS!- creo que derrito el comunicador- ¡VOLADLE LAS PELOTAS A ESE MALNACIDO!

Y disparo, de nuevo, en modo semiautomático.

No necesito que nadie me explique lo que esa arma puede hacerle a nuestra nave, en cuanto veo aparecer al tipo grande apunto y disparo sin darle tiempo a darnos los buenos dias. Inmediatamente despues de apretar el gatillo, la necesidad de beber un trago de mi cantimplora se vuelve insoportable, sin apartar la vista de mi objetivo vacio un cuarto del recipiente dentro de mi boca.