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Orichalchum

Escena II (Liv y DG): Entrevista con el Dragón

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28/02/2011, 22:18
Liv Björnsdottir

 Liv le mira, sorpendidísima. 

- ¿Perdone? Me temo que no lo entiendo. Acaba de negarse... ¿O es que se niega si es como pago, pero acepta si es, sencillamente?

Liv está desconcertada, desde luego. Sus mejillas enrojecen.

- Es usted la mar de raro, patrón... Y sólo necesito bailar, no hablar -esboza una sonrisa tímida-. Para eso se puede estar callada, ¿a que sí? -le guiña un ojo, divertida.

 

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28/02/2011, 22:39
Everard Draconis

-Me temo que no, señorita. Cuando se baila se charla. Y, además -añade-, no le vendría nada mal aprender a comunicarse menos como un carretero sajón y más como una lady londinense.

Descruza y cruza las piernas. Pone sus manos frente al rostro, formando un puente. Te mira fijamente y sonríe.

-¿Acepta, pues?

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28/02/2011, 22:41
Liv Björnsdottir

 Durante una milésima de fracción de segundo, Liv piensa que no podría resistirse a esa sonrisa ni por todo el acero español del mundo.

Finalmente, con lentitud, asiente.

- Hecho. Pero nadie debe saberlo.

Le tiende la mano, para sellar el trato.

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28/02/2011, 22:43
Everard Draconis

Everard se levanta, va hacia ti y se inclina, alargando la mano para tomar la tuya. Su agarre es fuerte, pero delicado. Sus manos anchas y cuidadas, no obstante, parecen hechas para sujetar una espada.

-Hecho, señorita -sonríe, mirándote a los ojos-. Pero para eso deberá ponerse el vestido de seda. ¿Qué tal si se lo prueba ahora? Yo puedo esperar aquí...

Suelta tu mano y vuelve a su asiento.

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28/02/2011, 22:45
Liv Björnsdottir

 Liv traga saliva, hecha un flan. Asiente con lentitud y sale de la habitación.

Suspira, dejándose caer sobre la puerta.  Finalmente, husmea en la maleta y saca el vestido de seda blancao.  Sabe cómo ponérselo, Dresda insistió, pero nunca lo ha hecho. Con cuidado -esa tela de las narices es taaaan jodidamente delicada- se enfunda en él, lo ajusta, ata los cierres.

Se mira en el espejo. Repolluda. Los anillos brillan sobre su canalillo. Le hace gracia.

Descalza, vuelve a la sala donde espera el dragón.

- Estoy ridícula -refunfuña.

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28/02/2011, 22:48
Everard Draconis

El dragón te mira desde su sillón, recostado, evaluándote centímetro a centímetro con ojo crítico y entendedor.

-Por favor, señorita, gírese... creo que habrá que ajustar los volantes... pero me parece que está usted muy linda con ese vestido... sí, gírese para el otro lado ahora...

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28/02/2011, 22:50
Liv Björnsdottir

 - Me siento como un caballo en el mercado -refunfuña Liv-. Sólo falta que intente contarme los dientes, patrón. Este vestido es incómodo, y tengo frío por la espalda, me siento rara -señala la espalda baja del vestido-. Y tengo la sensación de ir barriendo el suelo.

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28/02/2011, 22:55
Everard Draconis

-No creo, señorita, que se asemeje lo más mínimo a un équido en venta -asegura el dragón-. Creo que está usted muy bien.

Se levanta y se acerca despacio a ti. Gira en torno tuyo.

-Tiene usted una espalda muy bonita, señorita. De piel pálida...

Se pone frente a ti.

-Y el escote le queda muy bien. Muy seductor... Ajá... -te mira con ojo crítico y después sonríe-. Creo que lo hará usted muy bien. Creo, sin equivocarme, que luirá como una estrella en el Salón de Baile.

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28/02/2011, 22:58
Liv Björnsdottir

 Liv solo atina a sonreír tímidamente. El dragón la pone muy nerviosa.

- Bueno, tampoco es que yo vaya a seducir a nadie-susurra-. Igual un escote un poco más tapado... es que... tengo la sensación de que si estornudo... 

Baja los ojos. La sangre se le está agolpando en zonas en las que no debería.

- ¿Me lo quito ya? -pregunta, nerviosamente.

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28/02/2011, 23:02
Everard Draconis

Enarca una ceja, fingiendo un sobresalto.

-¡Señorita, por favor! -te reprende-. Casi ni nos conocemos y ya quiere despojarse de... -señala tu vestido. Suspira-. Claro que si es su deseo... que no se diga que no soy buen anfitrión.

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28/02/2011, 23:03
Liv Björnsdottir

 Liv se pone coloradísima, por completo.

- Oh, eh, yo no... quiero decir, no es que usted no sea... pero claro, yo... quiero decir... -finalmente se lleva las manos a la cara y se tapa los ojos, superada por la situación. Deja escapar un gemido ahogado y se va a a la habitación corriendo. Cierra tras de sí, se apoya en la puerta y gime de vergüenza, de nuevo.

 

Respira hondo un par de veces. Tras un par de minutos, se atreve a volver a abrir la puerta, un poquito, una rendija. Y mira.

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05/03/2011, 15:04
Director

Ves que están el dragón y DG, hablando. Bueno, Everard hablando y tu hermano refunfuñando. Pero parece que tiene una jarra de cerveza en la mano, así que no refunfuña mucho. Ah... y hay como una docena de jarras más, presumiblemente llenas.

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05/03/2011, 15:07
Liv Björnsdottir

 Liv respira hondamente. Se quita el vestido con cuidado pero rápido; se moja la cara para quitarse el sofocón y vuelve a ponerse los pantalones y la camisa de dormir. Respira hondo de nuevo un par de veces, intentando ralentizar el ritmo de su corazón desbocado, abre la puerta y sale.  Dedica una sonrisa amable y tensa a DG y al dragón; toma una cerveza y se sienta rígidamente. Después, escucha la conversación, sin levantar los ojos del líquido ambarino.

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05/03/2011, 15:30
D.G. HijodeFeneris

-A veces me recuerdas al tío Gustaf, tía -me quejo en dirección a Liv-. Se pasaba el día exigiendo cosas, una y otra vez, y luego no estaban presentes cuando se las traían... Ahí tienes tu jodida pieza -le señalo la mesa con la jarra de cerveza.

Le meto un trago que la vacía. Cojo otra, relamiéndome.

-Lo que me recuerda, patrón, que no hemos hablado bien del trabajo...

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05/03/2011, 15:34
Liv Björnsdottir

 Liv asiente, silenciosa, coge la gripley y se la mete en el bolsillo. Está nerviosa e incómoda, y no levanta los ojos de la cerveza. Se conforma con escuchar la conversación en silencio. 

Sin querer, se cuela en su mente la expresión deliciosamente pícara del dragón cuando dijo "que no se diga que no soy un buen anfitrión". Intenta quitárselo de la cabeza... pero una y otra vez, vuelve.

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05/03/2011, 16:04
Everard Draconis

Cuando Liv entra se levanta del asiento y no se sienta hasta que lo hace ella.

Después asiente al enano.

-Tiene usted razón, mi buen enano -dice-. Básicamente se trata de abrir esa puerta, como ya se habrá imaginado. Evidentemente para ello habrá que estudiar sus mecanismos y sus grabados. Supongo que ara ello les será útil la ayuda del señor van Harkov, de los Illuminati. Además -sonríe encantadoramente-, seguro que el señor Herzog y su encantadora hija están más que dispuestos a ayudarles a ustedes...

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05/03/2011, 16:14
D.G. HijodeFeneris

-Parecían buena gente -asiento, refiriéndome a los Herzog-. Un tipo muy peculiar y con el que nos llevaremos bien.

Bebo de mi jarra. Eructo con satisfacción.

-Me alegra encontrar a un... dragón que tenga tan buen gusto por la cerveza... -suspiro-. Y bueno... lo de los magos... Bueno, existen y punto. Prefiero no mezclarme con ellos, pero si es necesario... Eso sí, le aseguro que abriremos esa puerta como que me llamo DG HijodeFeneris.

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06/03/2011, 23:47
Everard Draconis

El dragón se sonríe.

-Gracias, maestro enano, por sus palabras. Lo cierto es que yo no gusto de beber cerveza, pero... -se encoge de hombros-... a veces tengo invitados que sí. Y siempre me gusta ofrecer lo mejor cuando estamos... en situaciones íntimas.

Sonríe más ante la declaración de que abriréis la puerta.

-Me alegro que piense usted eso. Tendrán acceso a lo que necesiten, claro, si es que puedo proporcionárselo -asiente.

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06/03/2011, 23:53
D.G. HijodeFeneris

Asiento, asiento.

-Bien, bien, eso me gusta.

Le meto un tiento a la birra que la dejo fina. Eructo de nuevo y me limpio la barba con la manga.

-Y tú, tía, ¿no dices nada? le pego un amistoso golpe a Liv-. Joder, opina algo, que he visto sillas con más animación que tú...

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06/03/2011, 23:53
Liv Björnsdottir

 De toda la conversación, las palabras "situaciones íntimas" -pronunciadas con la agradabilísima voz del dragón- se clavan en el cerebro de Liv, al rojo blanco. No sabe lo suficiente de biología como para echarle la culpa a las hormonas, al flujo de sangre,  a la llamada de la naturaleza o al impulso sexual; pero aún así, maldice interiormente.

Al recibir el golpe de  DG, Liv da un pequeño brinco nervioso. Sonríe, una sonrisa temblorosa y frágil que se deshace casi al instante.

- Ha sido un día raro, DG -responde, acariciando el borde de la jarra con el dedo-. Muy raro.  ¿Qué quieres que diga? Creo que vamos a tener problemas con el mago ese; parece bastante intratable. Y tengo mis dudas sobre la puerta; algo que pone nerviosos hasta a los feéricos... no es algo de este mundo -normalmente, Liv es irresponsable y alocada; ahora se siente, repentinamente, introspectiva. Ver a todas esas damas y caballeros, ser consciente de lo fuera de lugar que está, oír como DG mantiene que tiene un cruce de cañerías, desear haber sido una dama y darse cuenta de que ni siquiera tiene clara su propia especie... No, no está siendo una buena noche para ella; se siente insegura, extraña, descolocada en el mundo. Ahora, de pronto, ya no se siente un enano; y sabiendo que no es una humana... ¿qué es? -. ¿Qué contiene esa puerta, quién la hizo? ¿Estamos a punto de abrir una Caja de Pandora? Tú eres ignífugo, DG; yo no. Yo sí se cuanto duele quemarse los dedos; sé lo que se siente cuando sales a nadar y hay resaca de pronto; sé lo que significa tener una esperanza de vida de sesenta años como mucho. Yo, DG, a diferencia de tí, tengo la muerte mirándome por encima del hombro. Sí, soy joven, ¿lo soy, no es así?  Pero cada explosión de motor puede ser la última para mí; y para un enano, con muy mala suerte, solo será quedarse desnudo y tener que empezar una construcción desde el principio.

Liv se lleva la mano a los anillos, y los mira, examinándolos, como si fuera la primera vez que los ve. El sello es elegante, distinguido.

- Cuando tú tengas la edad para que tu padre se empiece a plantear explicarte de dónde vienen los niños, yo ya estaré a un paso del pijama de madera. Si tengo suerte. No tienes consciencia de lo frágil de la vida, DG. ¿No te preocupa lo que haya tras la puerta? Las puertas se ponen para proteger y para contener. ¿Y si vamos a desatar algo terrible?