Partida Rol por web

La joven en impulsiba Shiba, tras examinar con cierto cuidado la extructura, decide soplar por uno de los huecos. Consiguiendo dos reacciones.

Una, que por las otras dos oberturas salga polvo, y que se oiga el ulular de su aliento destras de la roca.

Parece como si las aberturas estuvieran conectadas entre si. Algo extraño, pero que parece encajar perfectamente con todo aquella extraña localizacion.

Me quedo pensativo al ver a la Shiba actuar precipitadamente pero el resultado es interesante.

Quizá hay que soplar por los tres agujeros a la vez para lo que necesitariamos una persona más... aunque si soplamos los dos y tapamos el tercer agujero quizá pueda servir para algo ¿que te parece? Le comento a la Shiba.

Reconozco que no es una mala opción, aunque la idea de que simplemente sea una marca para localizar la verdadera puerta florece en mi cabeza. Aún así, no perdemos nada por probar la sugerencia de Yoshi.

- Probemos.

Declaro mientras tapo uno de los agujeros con la mano.

Puede que sea sólo cuestión de pulmones.

A base de un par de intentos, conseguís taponar uno de los agujeros lo suficiente para que no salga aire, o al menos mucho.

Luego un par de repeticiones para soplar con fuerza contra los agujeros. Poner la boca tan cerca del moho y el polvo de la piedra tenía sus repercusiones. Pero cuando ibais a daros por vencidos después de unos cuantos minutos se obro la magia.

Soplasteis con fuerza cada uno a un lado de la piedra, concentrados en lo que hacíais. Algo sonó dentro de la roca, como si se moviera o se rompiera. No sabíais muy bien como identificarlo.
Luego lentamente y con un temblor bastante preocupante, la piedra comenzó a salir hacia afuera.

Cada uno a un lado de aquel angosto resabe de tierra en el que os encontrabais se sintió preocupado por el mínimo espacio que quedaba entre la piedra y la obertura que había dejado en la roca.

Una ráfaga de aire pestilente, quizás por estar tiempo cerrada, o puede que por otros motivos salía al poco de quedar fuera la piedra con el sello.
Habíais conseguido un pequeño triunfo y os sentíais pletóricos.

Como podía ser que nadie hubiera descubierto aquella entrada. Puede que porque no había gente tan insensata como para internarse en donde estabais entrando. Y sin embargos, para vosotros fue todo un triunfo.

La luz en el túnel, que tenía poco más que la altura de un Rokuganes, era oscuro y húmedo. Mas allá de un metro de la entrada no se podía percibir nada.  A vuestras espaldas, el viento que subía con la bruma del interior de la sonrisa del oni os enfriaba la piel al descubierto, y notabais las mejillas ardientes a su contacto.

Era momento de tomar otra decisión. Entrar o volver. Y ya lo habíais decidido....

Me acerco a la abertura restante y limpiandola antes y con un poco de remilgos soplo yo tambien, esta era la parte que no me gustaba de mi idea. Finalmente la puerta se abre dejando un olor a moho nauseabundo.

Deberíamos haber traido algo para alumbrar el camino... Digo ante la escasa luz que me hacia sentir como si algo fuera mal, tremendamente mal a pesar de la sensación de triunfo inicial por lograr abrir la puerta.

El tunel parecía el mismo que el de nuestras pesadillas, con la oscuridad governando por doquier, llenandonos de una sensación de agobio y repugnancia imposible de evitar. Sólo esperaba que al final de este camino no encontráramos lo mismo que en nuestros sueños, pero con cada paso, esa era una opción que se alejaba enormemente de mis pensamientos, así que respondo al Doji teniéndola muy presente.

- Y haberlos avisado de que veníamos con su resplandor.

Mi respuesta no deja a dudas de que voy a internarme y el puede seguirme o no, en cualquier caso avanzo utilizando la saya de mi katana como si fuera un bastón, no vaya a ser que nos encontremos con más barreras ocultas en la oscuridad.

Camianis lo mas lento que habeis podido hacerlo en toda vuestra vida.
El suelo es abrupto y no sigue un patron fijo, piedras, endiduras, os hacen ir lentamente.

La falta de luz, y de sonidos, que no sean los de vuestras respiraciones y pisadas hacen que el ambiente sea estresante.

No sabeis, ni podeis saber si llevais mucho tiempo alli dentro, o no. Asi como tampoco podeis saber si llevais mucho recorrido. Puede incluso que esteis otra vez de vuelta a la salida, pues estais seguros de que en algun momento habeis cambiado la ruta.

La bushi va marcando el paso, usando la saya para orientarse. Esta casi segura de que el pasillo ha mantenido mas o menos la misma anchura desde que comenzasteis, pero es imposible de saber.

El grulla, la sigue en silencio, escuchando con firmeza cada sonido. Estresado, porque si ella se mueve mas rapido, podria llegar a perderla, lo que a ocasionado, que accidentalmente varias veces coche una de sus manos contra su espalda. Lo que genera una sensacion de agobio extra durante unos segundos, porque a pesar de estar los dos juntos, es como si viajarais solos.

La situación es estresante y no ayuda nada tropezar cada dos por tres con la samurai-ko. Tengo claro que si se esparce el rumor de que estoy a solas en sitios apartados con ellas tendremos muchos problemas y que me recordara a alguien de mi infancia no ponía las cosas más faciles. Espero que salgamos pronto de ahí pero no soy capaz de decir cuanto tiempo llevamos o donde se encuentra la entrada de lejos...

Empiezo a tener ganas de desenfundar mi katana y atravesar al grulla con ella por los continuos golpes contra mi espalda, aunque por fortuna para ambos consigo reunir el suficiente control sobre mi mano para continuar siguiendo el camino y no perdernos completamente en la oscuridad.

Al cabo del tiempo, empezáis a sentiros más cómodos, la oscuridad no parece tan espesa como antes, y os permitís aumentar sensiblemente el ritmo, aunque seguís yendo despacio.

Os preguntáis si los heimin de los dragones, que son famosos por sus minas y yacimientos han conocido alguna vez una sensación parecida. Si era así, era el momento de respetarlos por ello.

Sentíais las toneladas de roca a vuestro alrededor sobre vuestras cabezas. Cada vez camináis sin tropezaros muchos. Además el hecho de que el grulla había extendido un abanico pequeño que tenia cogido por un extremos y la fénix por el otro, hacia que los continuos golpes en la espalda de ella se redujeran al mínimo.

Cuando el silencio, únicamente roto por vuestros pasos y el rítmico vaivén de vuestras respiraciones, parece acentuarse en vuestros oídos, de repente la joven fénix se para en seco.

Un luz, tenue, diluida que apenas es perceptible, que solo distinguís por la total oscuridad en la que os encontráis se filtra al final de un estrecho pasillo.

Camináis con cuidado hasta ella, y os encontráis en un saliente de roca. El aire vuelve a surcar vuestras caras rápido y gélido. La humedad es patente. Al mirar arriba veis dibujada una línea de luz. Llegáis a la conclusión de que se trata de la sonrisa del oni vista desde abajo.

La gruta es enorme, y os dais cuenta de que haberse caído desde la entrada del túnel hasta allí hubiera producido indudablemente la muerte.

El camino, sigue como al principio, pegado a la pared escarpada, bajando hacia el fondo. A ojo, calculáis que aquella hendidura puede medir al menos 50 metros desde arriba hasta abajo. Era sorprendente que todo eso estuviera justo ante el palacio del emperador.

Dudas sobre si alguien sabia de la existencia de aquel lugar recorrían vuestra mente.

Segun vamos avanando los golpes se van reduciendo para mi sosiego y sospecho que el de ella tambien. La sonrisa del oni vista desde abajo es un paisaje espectacular, creo que pocos lo habran visto antes, sospecho que alguien si lo habra visto por la puerta que tuvimos que cruzar lo que no puedo saber es si alguien en este momento sabe de la existencia de este lugar o ha caido en el olvido. El camino sigue bajando frente a nosotros.

Vete con cuidado... Susurro a la fenix que abre el camino, podía ser una compañía realmente aburrida pero era la única que tenía en este momento y no me apetecía naad quedarme solo en este lugar por un traspies...

En el fondo me alegraga volver a salir al exterior, porque por lo menos ahora podíamos ver dónde pisábamos y no tendríamos que ir agarrados a un abanico para evitar los continuos golpes, aunque desgraciadamente sentía una punzada de desasosiego por no haber localizado la cueva de las criaturas. Convencida de que esta era una de sus entradas, el continuar descendiendo por la Sonrisa del Oni en busca de la verdadera entrada no resultaba para nada motivador. Ni siquiera el arcoiris formado por la humedad era suficiente para levantarme el ánimo y robarme una sonrisa del rostro al contemplarlo adornando el paisaje.

- Más del que te imaginas.

Respondo al Doji mientras regreso el arma junto a su hermana en mi obi antes de continuar el peligroso descenso.

La bajada es angosta y lenta. Igual de peligrosa y estresante que el tunel, y la minima luz que llega desde arriba tampoco lo hace mas facil. Es mas, cuanto mas bajais, mas se os complica.

Despues de un rato de bajada, notais como las corrientes de aire ganan en intensiad, y como la luz del exterior mengua drasticamente hasta casi dejaros a oscuras. Con mucha paciencia, volveis a marcar un paso muy lento. Intuyendo mas que sabiando donde poneis los pies.

A pesar de la brisa, sudais profusamente, porque es una situacion complicada, y ademas, el aire humedo viene cargado de cierto calor. Extraña combinacion dentro de una gruta natural, pensais.

Finalmente, llegais a una valconada, el espacio para pisar, pasa de ser como era, justo para vuestros pies, a ser el suficiente para poneros el uno al lado del otro.
Sin deciros nada, lo aprovechais para tomaros un respiro de la extenuante bajada.

Cuando estais la chica a esta a punto de indicar que no hay camino que seguir, notais un brillo verdoso mas alla del trozo de piedra en el que estais.

Al principio os extraña. Pues no sabeis de que se trata. Quizas algunos liquenes que funcionen en la oscuridad. Habiais escuchado de esas cosas en las tierras del Fenix y en las grutas de las montañas Dragon. Pero al prestar mas atencion. Notais dos cosas.

Una, que las machas de brillo verdoso se mueven, por lo que estais seguros que es el suelo de la gruta. El final de la sonrisa del Oni. Que se encuentra todavia a unos 30 o 40 metros mas abajo. Y que hay un rumor extraño en el viento, una especie de sonido que os pone enfermos en cuento le prestais atencion.

Os tensais donde estais, y con cuidado os asomais al borde del risco para ver mejor.

Cada vez faltaba menos para descubrir que había tras este sinuoso sendero, aunque sólo esperaba que la respuesta que obtuviéramos no fuera tan desagradable que nos resultara imposible de aceptar.

Levante el índice para indicar al doji que no hiciera ruido, pese a que el proveniente del fondo de la sonrisa fuera enloquecedor, y después me asomé preparada para descubrir que había tras toda esta locura.