Partida Rol por web

Bueno, está bién - digo tras ver cuchichear a los dos acompañantes - será mejor que nos vallamos ya, no quiero tardar mucho.

El Placer también es mío, Escorpión san - digo a Kusanagi, aunque no ha sido del todo un placer. Realmente me siento aliviada de que nos separemos. Anuqe quizás lo vuelva a ver...

Llevando mi mano derecha hacia la espalda de la chica desvalida la empujo con suavidad como para que avance a mi lado.

No te preocupes que todo quedará arreglado con tu señora.

Como la chica no se veía con muchas ganas de hablar no quise preguntarle nada, solo esperaba que nos acompañara para ayudarla y yo poder regresar al Festival.

La gobernadora niega vehementemente que os pueda dejar más de lo que ha hecho, y os invita a marcharos, sin dejar de tomar nota de como os exponéis a vosotros mismos para ello.

Está claro, que de una manera u otra, valora el esfuerzo que estáis haciendo. Cualquier cortesano, hubiera cortado por lo sano, o hubiera exigido algo en pago. Sin embargo, ella ha cedido, si bien menos de lo que Otomo quería, pero algo al menos.

Además, no os ha puesto en ninguna situación comprometida, exceptuando el fracaso parcial de vuestra misión. Y podría haberlo hecho. Llegáis a la conclusión, de que la política es una herramienta muy amarga, y que no vasta con pedir las cosas educadamente.
Está claro que la gobernadora lo detesta como vosotros, pero la práctica, pues no puede hacer de otra manera.

Ella se despide de vosotros con cortesía. Agradeciendo la visita, y mandando recuerdos a Otomo sama. Si bien sabéis que no lo dice de corazón, está claro que el protocolo así lo exige. Y en cierta manera lo agradecéis, pues os da la oportunidad de contestar como autómatas sin tener que pensar nada más.

Empezáis a salir, con la idea en vuestra cabeza de que habéis fallado, aunque lo cierto es que conseguisteis un arma para aquella tarde. Que menos.

Mientras recogéis las armas el Hatamoto de la gobernadora, el viejo, se os acerca.

Espero que sepáis disculpar a mi señora. Ella estaría encantada de hacer las cosas de otra manera, pero este campo de batalla es muy complicado. No dejéis de confiar en ella por no haber obtenido lo que buscabais.

Os parece raro que el hatamoto se disculpe. Si es una maniobra política no la llegáis a entender. Y no sabéis muy bien que decir. Así que optáis por un silencio educado.

Recogéis las armas con destreza cuando de afuera se empieza a escuchar una algarabía. No sabéis muy bien que pasa, pero el viejo que iba a seguir con su carga de palabroteo sale disparado hacia afuera. Como cualquier buen Hatamoto, quiere estar en todo.

Te marchas del lugar. Auque la mujer Grulla te ha cautivado, y quieres saber mas sobre ella, te has dado cuenta de que ella se muestra hostil contigo, asi que tendras que dejar tus preguntas para mas tarde.

Ademas, llevar aquella carga ante Otomo sama tu solo te parece una idea excelente. Seguramente se sienta satisfecho de tenerla lo antes posible, y tu no tienes pensado estar todo el dia caminando de aqui para alla. Asi que vuelves sobre tus pasos.

Al cabo de unos minutos estas ya a un par de manzanas de la finca de Otomo sama cuando una pareja de magistrados locales, que llevan el emblema del distrito y se ve claramente que son Bushis Unicornios. Nada extraño si tenemos en cuenta que la gobernadora es una Unicornio.

Te miran y parecen ver algo divertido. Asi que se acercan a ti y te dan el alto.

Hola, Escorpion san, que es lo que llevas dentro de esa jaula.

La joven, que se encuentra mejor, y casi parece que no le ha ocurrido nada os acompaña en silencio. Solo os habla para indicaros que tiendas son las que tiene encargado visitar para pedir flores.

Pronto descubrís, que la joven tiene el encargo de pedir flores para el festival. Que de ella depende que ciertas zonas para gente como Otomo sama estén bien adornadas.

La última parada la hace, y se lleva en la mano una gran cesta con flores, que son para la casa de la gobernadora.
Sin que hayáis tenido que poner una sola moneda partís acompañando a la joven de vuelta al palacete de Shinjo Hayasu, la actual gobernadora.

Pronto llegáis hasta la Mansión, que no es más que un palacete, más grande incluso que la finca de Otomo sama.
En la puerta os paran unos guardias, que al ver a la joven, os empiezan a interrogar.

En cuanto aclaráis que estáis haciendo de escoltas a la joven, un guardia sale corriendo para informar, mientras os piden que paséis.

Entráis y veis como un viejo, seguramente un samurái destinado a la administración de la parcela os hace un sinfín de preguntas. Pero antes de que respondáis salen del palacio dos samuráis más. Conocidos de Akodo san, puesto que se tratan de Kuni san y Moto san, y una mujer, por cómo se comporta todo el mundo delante de ellos, dais por sentado que se trata de la gobernadora.

hago una leve reverencia.

-buenos dias unicornios san, esto es un regalo que a encargado mi señor Otomo Fujimaki sama,

dejo de hacer la reverencia.

-¿Quereis algo de mí?, si no es así, pues me gustaria seguir mi camino que se me está haciendo tarde...

Conciencia 11 patatero

La tirada de percepción la hago yo o la haces tu? yo te la tiro y si no es ya la tiras tu cuando quieras, mi percepcion es 2

Percepcion 12 patatero

 Apareciendo detrás del Hatamoto de la gobernadora, inclino la cabeza a un lado

¿Qué demonios? cuanto habla, y sin respirar.

Miro a Kuni Kiru, y me quedo atento a todo al rededor.

Que alboroto y yo que quería salir de aquí ya, esperemos que no incomode a Hayasu Dono, o tendremos que intentar arreglar las cosas hablando... y mira que no me gusta hablar

Erguido en mis dos metros y algo, espero que no se note que estoy alerta, esperando una señal de Kuni Kiru san para actuar en caso de que sea necesario.

Uno de los guardias se queda quieto en cuanto mencionas a Otomo sama, pero el otro, o bien no conoce el nombre, o bien le importa poco.

Y clase de regalo se lleva tan tapado. Es quizas hielo de las montañas. ¿Porque no me lo enseñas?

Se pone frente a ti, y muy lentamente extiende la mano para ver que es lo que hay debajo. Tu mismo quieres saberlo, y sin embargo bien podria peligrar tu puesto si lo que quiera que haya debajo sufre daños por la luz.
Tendras que actuar rapido.

rapidamente me acerco lanzando su rodilla hacia su huevera mientras hago el objeto un poco para atrás sin soltarlo con las dos manos.

-Lo siento, Otomo sama no quiere que nadie lo vea, y si me disculpais me tengo que ver a mi señor , buenos dias,que como he dicho antes, llego tarde.

Salgo a prisa para llegar ya a la finca de mi señor intentando que estos magistrados no me causen mas problemas.

No puedo más que quedarme sorprendido ante la repentina llegada del león. Perplejo observo al león mientras habla, cruzo la mirada con el unicornio y me encojo de hombros, sin realmente llegar a seguir del todo el hilo de las rápidas palabras del Akodo.

-la heimin de Hayaku Sama- digo en voz baja cuando el león revela aquella información. Inmediatamente reacciono y trato de limar un poco la realmente poco educada entrada de mi compañero en cuanto este hace una pausa lo suficientemente larga como para poder interrumpirlo sin que se note, lo que vino a ser, cuando termino su exposición.

-Gobernadora Hayasu Sama, ruego disculpe a mi compañero, como bien ha dicho el mismo, acaba de llegar después de haber sufrido un grave incidente, en el que se ha visto implicada su geimin, y claramente aún corre por sus venas la furia de Bishamon.- Hago una breve pausa acompañada de una lebe reverencia.

-Su nombre es Akodo Iroshi San, uno de los Yojimbo de Otomo Sama y uno de los que le va a acompañar durante la fiesta de esta tarde. Como puede ver, es un samurai de honor y un defensor de la justicia, aunque esta tarde lo tendrá algo más difícil, si es que se da el caso - Termino haciendo una reverencia algo más pronunciada, y miro al León de reojo esperando que me acompañe en ella. Espero no haber sido demasiado directo ni insistente, aunque quizá con algo de suerte podamos sumar una katana más.

Te lanzas a una carrera después de casi dejar sin descendientes a uno de los magistrados.
Ellos que no son mancos ni cojos te siguen, y durante unos minutos corréis por el distrito. Te gritan que te detengas en nombre de la justicia, de la gobernadora, y del mismísimo emperador.

Es más, cuando ya solo te queda una manzana, otros dos magistrados, ven la escena y se unen a la cacería. Sea como sea, te persiguen 4 samuráis.

Llegas hasta la entrada de la finca de Otomo sama, señalizada por un gran letrero de madera. Y entras. Los guardias que están en la puerta se sorprenden de verte y te dejan pasar, no habría ningún motivo para que dejaran fuera. A pesar de que cuatro agentes del orden te vienen persiguiendo.

Todos ellos se quedan en la puerta. Mientras tú caminas tranquilo por la finca. Pero vocean que les dejen entrar.
Mientras estas aun por el jardín te cruzas con Hideki sama, que te mira extrañado.

Hola, Bayushi san, ¿que sucede?, ¿que es todo este escándalo?

Te pregunta, pero se dirige hacia la entrada, está claro que piensa enterarse de todas las maneras, y solo tienes un breve espacio de tiempo para darle tu versión, si es que quieres hacerlo.

- Muchas gracias Kuni san.- Le digo a mi compañero acompañandole la mirada y suspiro en bajo pues acaba de salvarme de una maleducada entrada.

-Lo siento mucho gobernadora como dijo mi companero soy Akodo Iroshi uno de los yojimbo de Otomo Fujimaki sama, perdón por esta entrada pues estoy todavia un poquito nervioso, ruego que me disculpe.-

Le digo a la gobernadora haciendo una reverancia un poco mas larga de lo normal.

Ahora mismo puedo sentir la tensión en el aire... solo espero que la Gobernadora no se enfade, sé que Iroshi no lo hizo con mala intención.

Esperé a que los hombre hablasen primero y tras terminar de hablar Iroshi realizo mi reverencia hacia la Gobernadora y me presento.

- Buenos días Gobernadora, yo soy Doji Umiko del clan Grulla, he venido hasta Otosan Uchi para ofrecer mi espectáculo de danza al Festival del Cerezo en Flor pero me he atrevido a ayudar a su heimin tras escuchar sus gritos en los alrededores de la plaza. - Me levanto despacio. - Yo he venido acompañando a León san para traer a su Heimin con su encargo sanos y salvos, Gobernadora Hayasu Sama.

Luego me dirijo hacia las otras dos personas que la acompañan y me vuelvo a inclinar.

También me presento a ustedes... - Creo que no hace falta volver a repetir mi nombre y me reincorporo de nuevo.

Miro hacia la Heimin y pienso que tendría que sentirse incómoda entre tanta gente importante mirándola y enterándose de su desgracia. Yo me hubiese sentido muy mal en su lugar, tiene mucho valor.

-Hola otra vez Otomo Hideki sama - Leve reverencia -me persiguen unos magistrados por que querían ver lo que había en el interior de la jaula que mandó que recogiese Otomo Fujimaki sama y el señor de la tienda me dijo que no podía darle el sol a lo que hay dentro, y por la propia seguridad del paquete estoy corriendo para dárselo a Otomo Fujimaki sama y después respondo sobre la justicia,- esto se lo digo mas lento - Debo de darle esto urgentemente al señor Otomo Fujimaki sama por favor entretenga o dígale a alguien que entretengan a los magistrados es muy urgente.

Hideki te mira perplejo y se pregunta qué demonios tienes en la cabeza. Pero no dice nada, mira a la puerta y luego te mira a ti.

Espera en la sala delante del despacho de Otomo sama y yo iré ahora mismo.

Luego se encamina hacia la puerta.

Te deja solo, y vas tranquilamente hacia la sala donde aquella misma mañana habías esperado a Otomo sama.
Entras, y inconscientemente te sientas en el lugar que usas normalmente.

Colocas la jaula tapada frente a ti, y la miras. No sabes que es lo que hay dentro. Cuando has conseguido olvidarte un poco de la carrera y estas más tranquilo, entra Hideki sama con los cuatro magistrados, y les pide que se sienten a tu alrededor.

Notas como te miran mal, pero ninguno se atreve a decir absolutamente nada. Ves como Hideki, toca en la puerta del despacho, y pasa al interior cerrando tras de sí.
Tras un minuto de espera, de miradas tensas y un ambiente tirante, la puerta del despacho vuelve a abrirse, y esta vez, Hideki la deja abierta y os pide a todos que paséis.

Otomo sama parece centrado en los papeles de encima de su escritorio. Pasas tras los magistrados y te sientas, y vuelves a poner la jaula tapada delante de ti.

La situación es complicada, y no sabes que esperar. Al final, tus líos han llegado hasta la puerta de tu jefe.

 Con una leve inclinación de cabeza respondo a Doji Umiko San, la situación es algo tensa, no creo que sea el momento de ponerse a presentarse, cuando Hayasu Dono se encuentra presente, y seguramente, irritada por la situación...

 Espero que no estalle la furia que se adivina tras su rostro... podemos acabar todos haciendo guardia en un puesto avanzado de la muralla Kaiu.... aunque con Kuni san puede que sea entretenido, y divertido... lejos de la corte...

me siento y hago una reverencia

-otomo fujimaki sama...

me levanto de la reverencia (sigo sentado)

-Aquí tiene el regalo que habia encargado...

-digo mientras arrastro la jaula un poco hacia él

-El señor de la tienda me dijo que tuviese cuidado con el sol, que lo que contiene la jaula podria sufrir daños, y me he asegurado de que no le diese ni un rayo de sol.

Y miro al magistrado que fue de enterao a mirar dentro de la jaula, un breve momento.