Partida Rol por web

Con una mano mas temblorosa que las caderas de Shakira y justo cuando estaba a punto de responderle a los presentes que el único crimen que habia cometido era haberse robado la pluma con la que habia firmado el cheque de "recibido" en su beca mensual, María señalo al hombre azul que acababa de aparecer, el sujeto era el mismo que habia asesinado a la chica embarazada y a la muchacha pelirroja, al gordito Vegetta que ni siquiera habia tenido la oportunidad de de presentarse con los demas, y en fin, a la gran mayoria de los que hasta ahora se habían reunido.

Pero tan pronto como el miedo por las palabras del sujeto habia aparecido,se inyectó de valor por las palabras de Malcolm, Carolina, Robson y sobre todo Hugo. -Si...es nuestro momento...veamos si esto funciona-. Miró desafiante al aparecido y le espetó con tono triunfal de actriz dramática digna de obra de Alejandro Casona.

-Puedes tener nuestros poderes pero no nuestras almas mentecato!, ahora es tiempo de que te des cuenta que acorralaron a la bestia, pero esta bestia tiene garras.- Se llevó presurosa el cigarro a los labios, y cerró sus ojos, tenia que concentrar su poder.

Has aparecido en los momentos menos esperados...por favor si estás ahi...este es el momento de que aparezcas, es el momento de actuar...la vida de estas personas y la mia...corren peligro si no unimos nuestros dones, por favor...aparece.- Seguida de la gran calada que le dio al cigarro, María inhalo brevemente para hacer pasar el humo por su sistema respiratorio, si estaba ahi...que sucediera.

Abrio los ojos y exhaló el humo de su cigarro, si esto funcionaba...primero el humo saldría blanco...y lentamente los rosas, violaceos y azules pasteles, cambiarian completamente el aspecto de su humo...la pauta que necesitaba para jugar con la mente de aquellos que la desafiaban.

-Lo llamo humo de los sueños...espero funcione.-

- La verdad, esperaba que fuera mucho más complicado. Dijo uno de los gemelos al otro. Esto ha sido pan comido, podemos ir a ver al jefe y entregarle el cuchillo. El humo del cigarrillo de María y el plan de Carolina parecía haber surtido efecto. Los gemelos habían dado por hecho que habían derrotado al equipo, lo cuál era el momento perfecto para huir de allí. Era cierto que solo podrían continuar hacia la sala de los clones, pues una cosa era hacerles ver que estaban muertos y otra muy distinta era pasar delante de sus propias narices.

Pero al menos ahora tenían un plan, podía huir, tratar de poner en práctica lo que habían hablado sobre derrotar a los clones y muy probablemente terminar enfrentándose al jefe del que los hermanos habían hablado. A juzgar por sus palabras, no podía quedar mucho de esa gymkana macabra en la que se habían visto envueltos. Y para mayor fortuna, algo había hecho Hugo, que volvía a tener el cuchillo en sus manos, a pesar de que sus enemigos, no se habían dado ni cuenta. 

El poder de María, verdaderamente, era un éxito.

Al ver el cuchillo en sus manos, Hugo mostró una pequeña sonrisa en su rostro para acto seguido volverla seria - Si lo que han dicho esos dos es cierto, y el cuchillo es la clave de todo y además es con lo que nos han robado los poderes... Tengo que hacer lo imposible real... - Lo cogió con ambas manos mientras el humo seguía nublando la habitación y se concentró en que el cuchillo... fuera de goma para ellos, pero afilado para acabar con toda esta locura*. Haría lo imposible real para salvar a aquellos con los que había compartido un circo de locura, en especial con aquella con la cual había conectado tanto. - Chicos... ahora estaremos a salvo y seguros de vencer. - Fue entonces cuando Hugo mostró el cuchillo a los demás. - Si necesitan esto para matarnos allí arriba, entonces nosotros cinco, estamos seguros de el. Ahora de verdad, si quereis que actue en vosotros para que no inhiban vuestros poderes puedo intentarlo.

El ser de metal ardiente asintió cuando Carolina dió su idea. Era algo que ya había probado otras veces. Concentrar calor dentro de si y abrir sus poros metálicos para expulsar dicho calor. Al contacto con el aire, se creaba un efecto "sauna" que acaba por crear vapor en último término.

No supo finalmente si aquello había ayudado más a Maria o no, pero fue estuvo claro que el poder mental de la chica había funcionado, lo cual maravilló y aterró al titán de metal a partes iguales. Lo que podía llegar a hacer aquella chica era realmente peligroso con malas intenciones.

Una vez que los dos hermanos se quedaron confusos, había una posibilidad de escape... o de ataque. Después de haber presenciado la muerte de los otros, algo en el interior del pacífico científico le decía que quizá era hora de actuar y aprovechar aquello para acabar con los asesinos pero entonces ¿en qué se convirtiría él? ¿En otro asesino?

[color=#FF0000]No podemos avanzar y dejarlos a nuestra espalda. Desconocemos el tiempo que van a estar así, pero si la ilusión se va y descubren el engaño, podrían pillarnos en dos frentes. [/color]-argumentó en un susurro, mirando especialmente a Robson. Pareció prepararse para embestir a ambos metahumanos. Pasar a su lado no sería tan fácil, aprovechar el momento... quizá era lo más sencillo.

No pensaba realmente que su plan fuera a funcionar, por lo que al ver que sus compañeros seguían su idea y que los hermanos parecían creer que habían muerto, no pudo más que expulsar el aire que retenía en los pulmones, levemente aliviada por la pequeña victoria sobre aquellos asesinos. Sin embargo solo había sido la primera parte, quedaba la más difícil.

- Muy buen trabajo.- Susurró a los artífices, temerosa de que hablar en voz alta rompiera la magia de María. Sudando por el repentino calor de la habitación, miró a Robson.- Te toca, guapo.- Señaló con un golpe de cabeza al hermano pitufo, sonriendo.- ¿Eres capaz de dejarle K.O.? Algún movimiento de los vuestros de poli para inmovilizar, y que María le haga creer que tú eres el pitufo. Así podremos sacarle información y decirle que se alejen. El visibilidad del vapor te ayudará, y así nos aseguramos de que no les tenemos a nuestras espaldas.- Miró a sus compañeros, quitándose las gotas de sudor de la frente.- Cualquier otra idea es bienvenida.

Calor, mucho calor.

No se podía describir esa sensación de mejor manera. Pero pese a todo, Robson ya estaba acostumbrado a eso. Tener casi 40º de temperatura normal era algo a lo que estaba acostumbrado. Por ello cuando el hombre metálico expulsó el vapor, haciendo hervir las partículas de humedad en el ambiente, también hizo aumentar la temperatura.

Supuso que eso sería contraproducente, así que su poder reaccionó casi instintivamente, absorbiendo la energía térmica producida en exceso por el hombre. De esa manera, Robson obtendría su chute de poder, y los demás no notarían demasiado la subida.

Y la cosa funcionó.

El poder de María  con el humo confundió a los gemelos. Pero ahora se presentaba una problema mayor: Dejarlos subir o deshacerse de ellos allí mismo. El problema era que con el tío azul habría que acabar de un golpe. Nada de cogerlo, taparlo la boca o intentar ahogarlo sin matarlo. Desgraciadamente, si le dábamos debía ser con todo.

Oía al resto de los compañeros susurrar.

Con la mirada miro cómplice al Hombre Metálico. -Ataca al otro, yo voy a por el azul. María, ¿podrías hacer que creyeran que ambos somos el contrario? Por si se nos escapan...

Ataque con la fuerza aumentada que mis reservas de energía me permitían. Un golpe, sería suficiente para partirle la nuca. Una nueva baja. No sabía si a esto se le podían llamar "daños colaterales"

Robson había tomado su idea. Había que dejar fuera de combate a aquellos dos. Lanzó una mirada a Maria para ver si estaba de acuerdo con el plan y luego se lanzó hacia el tipo gemelo que le había indicado el agente de policía. Su idea era cargar contra él y arrearle un puñetazo en la cabeza con toda la fuerza posible. Realmente no sabía a cuántos había asesinado y cuántos poderes había robado, por lo que quizá quedarse corto no era la mejor idea.

Sonrió...la cosa había funcionado, asintió en silencio a las palabras de sus compañeros, dió una nueva calada a su cigarrillo, y al exhalarlo, el vistoso humo de colores brotó de entre sus labios como si fuera una psicodelia de colores provocados por LSD, intentando jugar de nuevo con la mente de ambos hermanos, esta vez sus palabras fueron dirigdas al hermano no azul.

-El hombre de azul a tu lado no es en realidad tu hermano, tu único y verdadero hermano es el policia de la gabardina...es decir...el si tiene el mismo color de tu piel...el otro es solo un horrible duende malvado.- termino de exclamar María con una sonrisa maliciosa en su rostro, obserando como el humo de lo ssueños se deslizaba como una serpiente...como si tuviera conciencia propia.

El hombre de metal había calentado el ambiente. Mientras tanto Hugo había decidido convertir el arma que estaban en su contra en una réplica exacta de goma. Desconocía si había funcionado o no. Pero no hubo tiempo de comprobarlo. Robson absorbió la energía calorífica del ambiente, provocando una rápida bajada de temperatura y cargando su cuerpo de la energía necesaria para atacar a uno de los gemelos. De forma drástica y sanguínea, el supuesto policía se había tomado la justicia por su mano y había partido el cuello a uno de los gemelos. Mientras tanto, el hombre cuyo cuerpo era metal incandescente golpeó al que quedaba en pie. Las quemaduras que le provocó a su enemigo eran de tercer grado y también quedó inconsciente en un instante. No sabían si lo había llegado a matar o no. Pero lo que estaba claro es que habían eliminado a los gemelos en un instante.

María había recurrido al poder de su cigarrillo, pero no había sido necesario. Sus compañeros habían acabado con ambos hermanos en un abrir y cerrar de ojos. Ahora parecía que podían ser libres. Podrían regresar por el camino que habían tomado, o terminar de investigar esa locura y averiguar qué era lo que realmente había estado pasando en ese lugar.

El impacto de su puño de acero contra la cabeza de aquel asesino provocó cierto sentimiento de "justicia" en el titán de acero y fuego...

Pero ver a su enemigo en el suelo con graves quemaduras y a su hermano con el cuello roto al lado y un expresión de muerte, provocaron un grave escalofrío que le recorrió por entero. El "ser" se quedó mirando su mano metálica un momento. ¿Se había convertido en lo que tanto había temido? ¿En un monstruo de pesadilla?

Volvió a mirar a aquellos dos indeseables. Luego volvió a mirar su mano abierta. Finalmente miró a sus compañeros. Todos ellos habían experimentado aquellos cambios en si mismos. Todos habían sido bendecidos o maldecidos con aquellas capacidades y por ellas, parecían haber sido condenados a lidiar con aquel escenario de pesadilla en la que aquellos dos indeseables jugaban un papel deleznable.

Respiró de forma sonora. Lo hecho, hecho estaba. Quizá también su víctima mereciera la muerte. Pero él siempre se había considerado una persona civilizada, inteligente, cabal... incluso cuando aquellos desalmados echaron el coche de la carretera provocando la muerte de sus seres queridos. Frunció el ceño un momento ¿estaría aquello relacionado? Parecía demasiado casual, pero si se hacía caso de la teoría del caos, el aleteo de una mariposa en una parte del mundo podía causar un huracán en otra. Su mente, aunque matemática y analítica, tenía sus limitaciones. Había variables que se podían hipotetizar... sólo eso. Quizá estaba harto de hipótesis. Quería hechos consumados.

Gruñó.

[color=#FF0000]Yo digo que lleguemos hasta el final. Quien sea que nos ha encerrado aqui, temo que no acabe por buscarnos, encontrarnos y haser de nuestra vida un infierno.[/color] -Se dirigió hacia la puerta de la sala que habían dejado- [color=#FF0000]María, vamos a volver a tener que necesitarte. Recordad que en el piso de arriba hay un poderoso ilusionista...[/color]

Lo habían hecho, habían matado a los hermanos diabólicos.- Joder.- Tragó saliva al ver cómo Robson partía el cuello de uno de ello, retirando la mirada y sintiendo un escalofrío con el espeluznante sonido. ¿Sería ahora cómplice de asesinato? ¿Podría decirse que fue en defensa propia? – Nadie creería esto y, de todos modos, tampoco podríamos contarlo.- Sin embargo de alguna forma u otra se habían quitado un peso de encima.

- Era necesario. Habrían seguido matado, a nosotros, o a otros.- Dijo en voz alta para el resto, esperando que ellos entendieran la situación, aunque fuera tan crítica.

Tomó aire, intentando alejar aquellos funestos sucesos para volver a la realidad, al igual que el hombre metálico. Se atusó el pelo mientras miraba la puerta por la que debían de salir.

- No puede ser peor que esto, ¿no? – Sonrió, andando un par de pasos hacia esa dirección.- Quiero salir ya de aquí y volver a mi vida normal.

Tras aquellos asesinatos en los que no tuvo oportunidad de participación Hugo, por suerte o desgracia, respiró y miró al resto. Era obvio que cada uno de los que allí estaban tenía sus propios sentimientos y pensamientos de lo que acababan de hacer... puede que Robson, el policía, fuera el que menos remordimientos tuviera. Por aquello Hugo se decidió en lo siguiente - No había otra solución... nos estabamos defendiendo, pensad eso. Ahora como bien ha dicho nuestro amigo el hombre de hojalata, tenemos que llegar hasta el final. Si queremos terminar con esta locura - empezó a acercarse al policía - y poder continuar con nuestra vida normal, o quizás una mejor al habernos conocido. - Hugo coge el cuchillo por la parte roma de la hoja y se lo ofrece a Robson - Está "encantado". Si nos intentas matar, sabrás que somos nosotros, pero si le das a ese ilusionista... se acabó. Saldremos de aquí con nuestras vidas normales - Intentó mantenerse serio ante tal gravedad que era la escena donde estaban, pero la realidad es que estaba asustado y nervioso. Podía notarsele levemente en los dedos de su otra mano.

Pero también en el fondo quería acabar con esto, para salir de allí y poder tener también una vida normal, y quizás con alguien más.

Su cuello se partió como una ramita.

El puto bicho azul yacía a los pies de Robson mientras oía como el cuerpo de su hermano gemelo caía al suelo tras el ataque del Sueco. Pero aquello no le hacía ni puta gracia.

¿Cuantos has matado, Robson? No, en serio. Cuántos de verdad. Teniente de policía, experto en desactivación de explosivos y aún así, cuando debería preservarse la vida ante todo, vas y la quitas. Eres todo un ejemplo para la sociedad!

Esa jodida vocecita rondaba por la mente de Robson mientras veía como el elfo azul quedaba petrificado en el suelo con un escorzo imposible a la altura de la nuca. Incluso su vista parecía a travesar el suelo, las paredes... Miraba sin ver. Y mientras los demás decía cosas como lo que se suele decir en estos casos: " no había remedio" ," eran ellos o nosotros", Robson se preguntaba si realmente llegar al final y acabar con todo era la meta. Su meta

¿Su meta?

Cuando alguien lleva una vida autodestructiva no se puede decir que realmente tenga una meta. Solo seguir adelante. Es como esperar a que el Yonki se muera de una puta de alguna enfermedad chunga, pero el tío sigue ahí, dando por culo, y pidiendo 20 céntimos a todo el que pasa para poder ponerse hasta las cejas de su siguiente chute.

Y Robson vivía cada día con el chute de cazar al asesino de su familia.

Se giró y miró a los demás. No sonreía.

-Una vida normal... eso era lo que yo tenía. Supongo que lo que teníamos todos. Y fijaros, nos hemos convertido en un puto serial del Mago de Oz: El hombre de Hojalata rojo, El espantapajaros ilusionista, el León fumador y la dulce Doroty intangible. - Dijo rebuscando en su bolsillo un nuevo cigarrillo .- ¿Si se supone que hacemos las cosas como deben ser, explicadme, por qué me siento como la jodida bruja del Oeste?.

Recogió el cuchillo que le tendía Hugo, y con un sonrisa algo desconcertante se lo pasó a Carolina.

- Tengo una regla, ¿sabéis?: no matar a mas de uno por día, así que cielo... te toca.- Dijo Robson cogiendo las manos de Carolina y poniendo el puñal sobre ellas.

Puede que Robson fuera un cabrón, pero no un jodido cabrón. Sabía que la única, por su poder, de tener posibilidades de acercarse a ese ilusionista sin sufrir daño era Carolina. La protegería hasta donde le fuera posible. Y puede que mas allá...

Aquél cuchillo era como una patata caliente, pasando de mano en mano hasta que acabara explotando en una. Sin embargo ella quería tenerlo, por lo que asió el mango con dos dedos y lo giró, ojeando cada centímetro de aquél arma con cierto interés, más del que quería admitir.- Simplemente fascinante.- No comprendía cómo  habían inducido tal poder a aquél objeto, o si había forma de revertirlo.

De alguna forma sentía el peso que conllevaba, de las muertes que arrastraba con el y todo lo que representaba. Lentamente deslizó un dedo por el filo con cuidado de no cortarse, notando el suave acero sobre la yema. Cerró los ojos unos segundos, decidiendo que, cuando saliera de aquél circo, dedicaría sus estudios a investigar el cuchillo.

Al abrirlos sentía una seguridad perdida, puede que por el hecho de haber encontrado un motivo por salir o por sentir que estaba más segura con aquél arma entre sus manos.

- ¿Vamos?

María dió un respingo cuando escuchó el cuello del gemelo malvado romperse, había crujido y en su psique habia sonado exactamente igual al momento en que alguien aplasta una cucaracha y está truena, la imagen le causo repugnancia, así que se limitó a dirigir la vista a otro lugar, mientras escuchaba aquel bulto de carne inerte y fofo golpear el suelo con un golpe seco.

Metal ardiente hizo exactamente lo mismo con el otro hermano,asintió cuando escucho a Carolina y a Hugo, si, tenían razón.-Bueno ética y moralmente no ha sido nada correcto lo que acabamos de hacer, pero no tengo la intención de que mi cadaver se quedara flotando en algún contenedor de ácido disolvente...digo...mi familia tiene derecho a tener un lugar donde ir a rezarme.- murmuró María con el mismo aire ensoñador que utiliza una persona con una facilidad tremenda para desconectarse de la realidad, avanzó en dirección de Robsón, y miró el cadaver del gemelo al que este había dado muerto.

No pudo contener una risita cuando escucho la analogía entre ellos y el Mago de Oz, aunque se fué tan rapido como habia llegado, al escuchar lo que le había tocado ser a ella.-ah...yo quería ser...bueno...supongo que pudo ser peor...están esos monitos con alas.- Seguirían avanzando pero antes añadió como comentario complementario al de Hugo.

-Dudo que nuestras vidas vuelvan a la normalidad Hugo...inclusive...no estoy muy segura que seguir en España, en mi caso sea lo mejor...Si dieron tan fácil con el lugar en el que trabajo, ¿no crees que pasaría lo mismo con mi lugar de residencia?, y uno como quiera, pero si algo he aprendido de las peliculas de asesintos y homicidios, es que siempre las mascotas de la victima son las primeras en pagarlo, y me rehuso que mi gato sea un chivo expiatorio por haber matado a estos dos.- terminó de decir con total firmeza aquella tan "inusual" declaración, que cualquiera que no la conociera pensaría que estaba un poco chiflada y sus conceptos de ética y moral se encontraban bastante mal priorizados.

Puso una sonrisa seductora en sus labios dió una calada a su cigarrillo y murmuró con una voz bastante mas suave de lo usual, mirando a Hugo de reojo.

-Estoy lista primores...si salimos de esta, yo pago las rondas de la noche...y lo que pase después.- extendió la mano con el cigarrillo y dando un ligero golpeteo, la ceniza se desprendió y flotó por el aire, hasta caer en el rostro del gemelo asesinado. María miró el cadaver con indiferencia...Si fuera Hanibal Lecter usaria el craneo como cenicero.

El ser candente pareció resoplar cuando Hugo mencionó aquello de "vida normal".

[color=#FF0000]Eso de "vida normal" para mí se acabó desde el primer día que pude convertirme en esto señor Hugo. Dudo mucho que para cualquiera de nosotros vaya a existir una "vida normal" después de todo esto. [/color]-elevó los hombros.

Cuando Robson hizo aquella absurda analogía sobre el Mago de Oz, negó serio con la cabeza. Iba a replicar, pero supuso que aquella era la forma en la que el agente podía lidiar con sus acciones. Cada cuál lo hacía a su manera.

No obstante, la actitud de María no acabó de gustarle del todo... pero lo achacó a que igualmente era cómplice de todo aquello.

Daba igual. Había llegado la hora de la verdad.

Avanzó de nuevo hacia la puerta de la estancia que habían dejado de forma cuidadosa y atenta. Una vez estuvieron dentro, lanzó una mirada al techo, donde estaba el agujero que él mismo había hecho.

[color=#FF0000]Creo que puedo subir a varios a la ves... intentando bajar mi temperatura corporal. Eso u os lanso hacia arriba. Pero habría que elegir bien quiénes suben primero, porque serán el objetivo del ilusionista. Mi idea sigue siendo la misma. Si María es lo suficientemente buena actris, creo que atraeremos su atención lo sufisiente como para que el resto suba...[/color] -se remitía a su idea de subir con una María "moribunda" que tuviera dispuesta una bocanada de aquel humo disruptor.

Tras oir todos y cada uno de las razones del resto de por qué no tendrían una vida normal Hugo sonrió. - Os equivocais. - dijo antes de que el hombre de metal cruzara la puerta - Todos tendremos una vida normal tras salir de esta, quizás mejor por habernos conocido. Y todo eso es por una simple razón. La vida normal tal y como la conocemos, son los hechos y acciones que realizamos en nuestro día a día, sean romanticos, asustadizos, deprimentes, fanaticos... Da igual, ser raro es sinonimo de ser normal, por que cada persona es un mundo, nosotros tenemos poderes sí ¿y que? No somos los únicos y hoy lo hemos sabido. Quizás seamos un maldito seríal del mago de oz - dijo entre risas - pero detrás de esas máscaras se esconden un policía justo y defensor, una chica lista y calma, un grandullon duro de roer, y una bella actriz positiva y divertida. - ante lo último dicho a Maria se sonrojó un poco pero continuó con su discurso - Somos lo que somos porque la vida nos ha traido hasta aquí.

Si terminamos con lo que hay aquí es por seguir con nuestras vidas. Junto a los nuevos conocidos, y junto a aquellos seres que queremos. - concluyó mirando a cada uno para que supieran que en el fondo si tienen algo normal por lo que vivir, un lugar al que llamar hogar.

Tras ello miró a Robson - Matar puede ser duro, pero proteger a los inocentes es mejor ¿No?

Luego a Carolina o más bien a su cuchillo - No tienes porque hacerlo, si no te ves capaz pasanoslo a los demás. No estás sola en esto.

María era la siguiente - Por mucho que te busquen, ahora no estás sola, y si ves que te siguen, te ayudaré a quitartelos de encima. Te protegeré a ti y a tu gato, eso sí me tienes que dejar que te invite a algo. - dijo sonriendo aunque con un poco de rubor al declarar tan directo aquello.

El grandullón era el último - Eres mucho más que un hombre de hojalata, tienes un corazón inmenso el cual no ha dudado ni un momento en protegernos, y eso que no tenías por qué hacerlo. Por mucho que puedas cambiar tu apariencia fisica, sigues siendo el mismo, hojalata o humano.

Esperaba que aquello que le había dicho a sus compañeros fuera lo necesario para que pudieran confiar mutuamente en si mismos sin pensar que no tienen por lo que vivir. - El trabajo de un psicologo es duro a veces... - Entonces tras abrir la puerta y ver como Malcolm les decía que podía subir a algunos arriba, Hugo pensó algo definitivo para subir todos juntos - ¿Y si hago que el suelo se mueva en vertical? Como una columna o una plataforma volante, nos llevará a todos juntos al final y no tendremos que temer de estar solos. Ya como digais.

- Matar puede ser duro, pero proteger a los inocentes es mejor ¿No?

Malas palabras.

Poco sabían de la vida de Robson y de como obtuvo sus poderes. No fue agradable. Pero tras pronunciar Hugo estas palabras Robson no pudo evitar pensar en su familia, su mujer y su hija, atadas a una columna de una fabrica. En su mente volvió a escuchar el sonido de una bomba trampa que s lo llevó todo por delante: Su vida, sus familia... e incluso a su mejor amigo, Victor. Porque desde ese día no quería mas que matarlo.

¿Que era volver a la rutina para Robson? Puede que una pesadilla. Un simple día mas al que se llega pesadamente , paso a paso, en dirección inexorable hacia el barranco, un puto agujero en el que seguramente caería y no volvería a levantarse.

Puede que sus poderes le hicieran inmune a casi todo. Pero cuando el daño está por dentro, pudre hasta la raíz mas sana. Tan solo seguir allí, sintiéndose útil con aquella gente extraña, le parecía esa pequeña hispa que le haría parecer vivo, pararse en el  camino y mirar a su alrededor.

Miro a Carolina. No sabía por que esa mujer le fascinaba. Mas que Debbie, posiblemente.

-Hazlo chico, mi poder no funciona hasta que no tenga un estímulo externo antes. Y no creo que el sueco quiera cargar con todos de uno en uno.- dijo Robson a Hugo.

Luego se acercó a Carolina  y la susurró algo. Luego no supo porqué lo hizo y se sintió como un estúpido. Posiblemente vulnerable a.. a.. algo.

- No te alejes de mi. -

La idea de Hugo le pareció buena. Subir todos a la vez... Esperaba que dominar cinco mentes fuera más fácil que subyugar una sola.

Asintió para añadir:[color=#FF0000] Dejad que me ponga yo delante, eso os cubrirá un poco. Quisá lo mejor sea abarcar todo el terreno posible una vez que subamos arriba pero... igual ese tipo deside que no veamos nada. [/color]-elevó los hombros otra vez.