Partida Rol por web

Hugo tomó el mechero de María al tiempo que usaba sus poderes para crear una especie de lanzallamas. La llamarada no sirvió de nada, pues la sala de la puerta de la interrogación parecía tan oscura como al principio. No había forma de averiguar qué es lo que había ahí dentro sin entrar. 

El ser metálico miró a Hugo y dijo con su voz metálica: Tienes mucha rasón en lo que expones... pero este ya la ha abierto. -había un claro tono de reproche. No entendía aquel chico ¿no valoraba su vida?- No podemos quedarnos aqui quietos ignorando los peligros que pueden venir de esta oscuridad. Sólo echaré un vistaso. Nada más. Vosotros quedaos aqui. Vuelvo enseguida. -no parecía que fuera a admitir réplica alguna. Matthew había revelado la puerta dejando un punto de entrada. No podían quedarse mirando aquella negrura. Con el brazo ardiendo como una antorcha, entró en su interior para ver qué escondía aquella puerta.

Dando por hecho que iba a entrar sólo, no se percató de la entrada de Matthew que se deslizó a su espalda...

Es muy probable que estuvieran muy locos por entrar allí de una forma tan poco consecuente, pero también era la forma más rápida de avanzar y ver qué es lo que escondía aquel lugar. 

Acompañado de Matthew ambos entraron en la sala de la interrogación. Una sala oscura con un espejo delante en el que ambos se podían ver reflejados. Y entonces algo sucedió, algo que temía que algún día ocurriera. Su poder se desató hasta límites insospechados, la antorcha que había generado en la mano empezó a potenciarse y el fuego comenzó a quemar a Matthew. ¡No podía creérselo! ¡Tenía que hacer algo o perdería al chico! ¡Iba a morir abrasado por su culpa!

Si había algo que Mañcolm temía en su vida era la oscuridad profunda. Lo que acababa de ver hasta ahora no era nada comparado con aquella sala. Según entró, escuchó que la puerta se cerraba. Confiaba en la antorcha de su compañero pero ésta se apagó en el instante en que la puerta se cerró. ¡No podía ver nada! ¡Estaba totalmente a oscuras y el miedo se apoderó de él!

Elena sonrió a su hermana en cuanto la vio llegar. ¡No te preocupes por mi! Yo estoy perfectamente. No me han hecho daño, estoy bien. ¿Y tú? ¿Cómo te encuentras? Después la devolvió el fuerte abrazo y la invitó a sentarse a su lado. Será mejor que te sientes y me cuentes antes de hacer nada. ¿Se que está pasando algo raro, pero no termino de entenderme? ¿No necesito salir de aquí, pero, preguntó extrañada, cómo ibas a hacerlo?

¿Qué personas? Preguntó su madre extrañada. ¿De qué estas hablando? ¿Rabia? ¿Rabia hacia quién? ¿Quién crees que anda detrás de todo esto? Y cuéntame, qué es lo que está pasando exactamente. No entiendo nada. Estoy aquí para ayudarte. Sé que me necesitas, como siempre. Bajo esa fachada de tipo duro sé que algo está sucediendo, que algo me estás ocultando. Sé que puedo ayudarte. ¿Me equivoco?

Está bien.

Asintió con la cabeza, sonriendo para tranquilizar los nervios que había sentido durante el largo día. Pensar que le había podido pasar algo la había reconcomido por dentro, pero verla ahora la calmaba. Era una sensación que sólo podía conseguir ella.

- Te llevo buscando todo el día, debes tener cientos de mensajes míos.- Soltó una débil risa, quitándole frialdad al ambiente.

Tras la intervención de su hermana se quedó plantada, todavía de rodillas, mirándola fijamente. ¿Qué debía de contarle? Temía preocuparla en exceso, pero tampoco era una cría como para no soportar la situación en la que se encontraban.

- Recibí una invitación a este circo, creí que era tuya, por eso vine.- Se ahorró los detalles de que la recibió en su habitación, de que esos dementes habían entrado, sin saber cómo, en su casa.- Dos tipos han matado a unos, andan sueltos por el recinto, por eso tenemos que salir de aquí, ¿entiendes? – Esta vez no hubo preocupación, sino firmeza en su voz. Ser la mayor le había dotado de ese instinto protector que, a día de hoy, seguía conservando.- Pero no te preocupes, no estamos solas.- Se puso de pie y se giró, dirigiéndose en esta ocasión a Robson.- Es policía, puede sacarnos. A todos.

Se acercó a él con los brazos cruzados, esta vez hablando en susurro para que Elena no pudiera escuchar sus palabras.

- Puede que tengan a más personas presas aparte de Elena.- La señaló con un leve golpe de cabeza.- No podemos irnos sin estar seguros, pero no debemos separarnos mucho del grupo. – Meditó sobre cuál sería la mejor opción, si volver con el grupo o buscar el fondo de esa estancia, puede que le llevaran a más habitaciones, pero la separarían del resto. Lo más lógico era la primera, pero había un pequeño inconveniente. – Ella no… no sabe nada de lo mío.

El grupo se habia dividido en dos, y antes de que María lo previera se habia dividido ahora en 3, pues Metal y el jovencito Matthew habian entrado a uno de los cuartos, Robson y Carolina en uno más y ahora solo quedaban Andres, Hugo y ella, las palabras de que hubieran familiares encerrados le habian atraido al punto tal de pensar que tenian a su hermano secuestrado, pero sabia que su hermano estaba seguramente ligando o tirandose a alguna tipa en su pais natal, asi que no habia mucho peligro de que lo hubieran llevado.

-Divide y vencerás...eso diría yo si estuviese en el bando enemigo.- Dijo María intentando cerenarse, mientras ponía su mano en el hombro de Hugo, Matthew y el coloso de metal habian desaparecido, la mujer se quedó de pie con ellos tres, no tenía idea de que hacer, no queria aventurarse a hacer algo arriesgado.- Mi mamá solía decirme que cuando un niño se pierde, lo mejor es quedarse sentado en la esquina de alguna calle transitada, y esperar a que alguien pase y te reconozca. Pero no creo que estemos más seguros aquí, que donde inició todo esto.- se quedó mirando fijamente la puerta que aun faltaba por abrir, se frotó la frente cansada y preocupada por todas las cosas que habian pasado ultimamente. En vano, metal y Matthew ya se habian ido por esa puerta en medio de una oscuridad sobrecogedora.

-Hugo...queda una puerta...mira...pongo mi voluntad en tus manos, haré lo que consideren que sea mejor, mientras nos mantenga con vida, no me separaré y los seguiré sin chistar...asi que decidanlo ustedes-  se acomodó el chal envolviéndose con el y abrazandose, cuidando de no quemarlo con el cigarrillo encendido.
 

La situación se descontrolaba por momentos. Dos se habían ido por una puerta y otros dos por la otra. Sólo quedaba una por enviar a alguien y ahí estaban cinco indecisos sin saber qué hacer.

- Mirad. - Dijo Andrés. - Yo no he visto ninguna mancha en ninguna de las puertas. No me fio ni un pelo ni de quedarme aquí ni de continuar. Pero algo hay que hacer. Voy a echar un ojo, pero no os vayáis ninguno hasta que yo vuelva. ¿Vale?

Y dicho esto Andrés cerró los ojos y trató de obrar su magia.

Cuando Andrés cerró los ojos trató de hacer las cosas con rapidez. Como un avión teledirigido o un dron que fuese capaz de volar dentro de las estancias que se ofrecían ante ellos.

Su idea era pasar por las tres habitaciones, proyectando su visión primero tras la puerta del interrogante. Después tras la puerta de la familia y por último tras la puerta de la lámpara. Haría avanzar su visión hasta tener alguna imagen, para inmediatamente saltar a la siguiente estancia y a la siguiente después.

Atraído por la oscuridad y su propia curiosidad, el ser ardiente se metió en la habitación de la interrogación intentando iluminarse con su mano-antorcha. Para su decepción, sólo encontró un espejo que parecía devolverle su propio reflejo. 

Entonces, sin motivo aparente, su fuego interior se desbocó... las llamas empezaron a brotar desde su cuerpo al resto de la sala ¿cómo podía suceder? ¿qué es lo que había pasado? ¿era la imagen que tenía delante?

Estaba en esa diatriba cuando escuchó un grito a su espalda. Cuando se dió la vuelta observó con horror como el grito profería de aquel chaval insensato ¿cómo era posible que estuviera allí? ¿No le había dicho que se quedara atrás?

No había tiempo para más. Si las llamas seguían fuera de control acabaría por abrasarse... Empezó a alejarse, como si aquello fuera a ayudar, pero no. Él era el causante, él era la solución. Se dió la vuelta y volvió a mirar su reflejo... Entonces, sin dejar de mirarlo, lo usó como referente para concentrarse. La proyección era un medio de enfoque poderoso, asi que eso hizo. Abrió los brazos, respiró hondo y se concentró en su imagen en cómo absorbía todo ese fuego de vuelta a su interior...

Hugo escuchó a María y toda la buena voluntad que depositaba en seguir adelante a mano de las decisiones de los demás, aunque realmente Hugo también tenía miedo... No sabía que hacer y María delegaba en él ahora, pero por supuesto no la dejaría sola. Por otro lado se habían dividido en tres grupos, dos de dos y ellos cinco, cosa que le dejaba algo más claro todo. - Divide y venceras... - Repitió las palabras de María pensando bien lo que iba a decir a continuación, pero justo Andrés iba a obrar sus poderes y trató de detenerle lanzandose tras él y tratando de impedírselo - No, no. Vuelve Andrés tengo una idea. - Esperó a que volviera antes de seguir, pero de igual forma si no venía tenía que expresar a los demás lo que por su cabeza circulaba.

- Si realmente tenemos que cruzar por las tres puertas, y nos hemos dividido en tres grupos... propongo que nos terminemos de dividir. Somos cinco los que quedamos, y aquí no estamos a salvo, entonces... Sugiero que tres de nosotros, vaya por la puerta que queda, y de los dos que resten vayan por las otras dos puertas... Mi idea era, María y yo por la del candelabro con alguien más. Deb, podrías ir con la de la familia junto con tu compañero, o... cualquiera que  sea la relación que tengais. Y por último Andrés, deberías ir con el de Metal y Mathew... - Se pasé la mano por la nuca en un acto de inseguridad, realmente hacer de lider no se le daba bien, pero tenía que hacerlo, o nadie lo haría - Es decir, Paula se vendría con María y conmigo. La explicación es sencilla. La chica que fue con Robson puede cruzar superficies, Andrés trasladarse proyectado astralmente, y yo puedo crear puertas si quiero en una pared, con lo cual los tres grupos estaríamos comunicados de una u otra forma, así que podemos socorrernos si hay peligro. ¿Qué pensais? - Preguntó inseguro de si mismo a los demás esperando que esa idea fuera buena, ya que si no lo era se sentiría culpable

¿Qué podría perder Matthew, cuando ya había perdido la esperanza?

Ecos resonaban en su mente, recordando a medias aquella frase que se marco a fuego lento en su subconsciente y constantemente se recordaba: "Si te abandonas a ti mismo, abandonarás al mundo". Era tan curioso encontrar algo tan profundo y a la vez tan simple en un videojuego, pero Matthew recordaba aquella frase con nostalgia. ¿Era posible que él estuviera abandonándose a sí mismo, al no importarle siquiera el valor de su vida? Había dado el primer paso de tan cruenta decisión con el simple hecho de haber seguido la dirección del boleto. No tenía nada que perder, y absolutamente nada que ganar. Entrar  en aquella sala sin cuidado de su propio bienestar, era una decisión personal y completamente vacía. Ya no le importaba que pudiera pasar. ¿A quién le importaría, de hecho? Había perdido completamente el rastro de Gale años atrás, estaba solo ahora mismo.

Pero su deprimente ego había llegado a tal punto, que se había enfrascado en dar el primer paso a la decadencia. No había siquiera escuchado las palabras de cuidado de Hugo, que lograba ser racional en el momento. Aquellas palabras tenían toda la razón, pero ni siquiera habían rozado la moral de Matthew. Y ahora se daba cuenta del error de su acción al haber entrado sin cuidado a la sala. Atrapado con una hoguera de acero, que hacia lo posible por no incendiar todo el lugar y de paso a él. No pudo hacer más que ver como el fuego avivado trataba de consumirse a sí mismo, con un gesto de preocupación evidente.

Al menos, ya no había oscuridad.

La madre de Robson hablaban con tranquilidad.

Casi como si aún fuera un niño pequeño que acaba de volver a su casa con un roto en el pantalón. Robson miraba a su madre como si no pudiera creer en ella realmente. Pero era su madre!

-No lo se, madre. No se lo que pasa aquí. Ojala lo supiera.- respondió un poco perdido.

Estaba apunto de sentarse a su lado cuando Carolina se le acercó y hablo con él. ¿Carolina? Antes la oía lejánamente. Pensaba que era algún recuerdo lejano, una voz residual de alguna conversación pasada. Como cuando pones la Tv y te vas a limpiar la casa o a hacer la comida. Sabes que está ahí, pero apenas la haces caso. Solo en el momento en el que alguien "cambia de canal" sabes que lo echas de menos.

-¿Carolina?- Preguntó algo turbado. Miro a su alrededor y vio a su madre aun esperando alguna contestación. Algo no anda bien... -¿Quien es ella? Aquí solo está mi madre, tu y yo.- Aseguró mirando a todos lados.

Robson miro a los ojos a Carolina y se preguntó sobre la realidad de las cosas. Ahora mismo solo ella parecía real. Por lo menos si pensaba con la cabeza, la lógica le decía que su madre no pintaba nada allí.

Tomo a carolina de una mano y la miró fijamente.

-Dime que ves a mi madre. Porque yo no veo a nadie mas. Están... jugando con nosotros- Afirmó sin dejar de mirarla y sacando la pistola de la funda.

Elena sacó el móvil tras las palabras de Carolina, es que aquí no hay cobertura, dijo, creo que no me ha llegado ninguno de tus mensajes por eso. Luego escuchó muy atentas las terribles palabras que su hermana le contó, ¿dices que han muerto dos personas? ¡No me lo puedo creer! ¡Pero entonces este lugar es muy peligroso! Dijo sin mover un solo músculo. Pero dime, ¿por qué crees que está pasando esto? ¿Por qué has recibido tú esa carta? ¡No te estarás metiendo en algún lío! Le preguntó su hermana alterada. Elena miró hacia donde supuestamente estaba Robson y la cara de la chica cambió por completo. ¿Estás segura? Preguntó extrañada. Yo no veo aquí a nadie. ¡No será que te estás tomando algo! ¿Carolina, no me digas que estás fumando algo que te han dado? Yo probé las setas en la universidad, dijo divagando, pero tú... ¡no me creo que hayas tomado alguna sustancia alucinógena! ¡Ahí no hay nadie! Dijo señalando a Robson. ¿No será todo una paranoia tuya? Cuestionó Elena empezándose a preocupar por su hermana y las cosas que le estaba diciendo. 

Alisson miró hacia donde miraba Robson, cariño, ¿con quién hablas? le preguntó, será mejor que me cuentes y me digas qué es lo que piensas. Sé que alguna idea tendrás sobre lo que está pasando aquí. ¿Qué ha pasado? ¿Qué haces aquí? ¡No lo entiendo! ¡Quiero ayudarte pero si no me explicas no sé qué voy a hacer! Dijo alterándose bastante pero sin apenas moverse. ¿Y quién es esa tal Carolina? ¿Es tu novia? ¿Has venido hasta aquí para presentarme a tu novia?

Haz el favor de sentarte, cariño. Dijo poniendo ojos tiernos y dando unos golpecitos junto al banco en el que se encontraba para que Robson se sentara a su lado.

Andrés se sentó en el suelo como de costumbre y comenzó a intentar proyectarse astralmente hasta alguna de las puertas. Pero algo extraño pasaba, una sensación de agobio e intensidad le hizo provocarle mucha angustia. Era como si estuviera atrapado, como si quisiera salir pero no pudiera. Se quedó en una especie de limbo, incapaz de volver al interior de su cuerpo, ni tampoco salir a investigar. Algo estaba saliendo mal, jamás le había pasado eso. Desde luego que la situación de estrés que estaba viviendo no ayudaba, pero ¿habría algo que estuviera interfiriendo en sus poderes?

Sin hacer caso a las palabras de Hugo, Andrés volvió a perder la conciencia. Esta vez cayó al suelo desplomado, dándose un buen golpe en la cabeza. Normalmente el chico se sentaba para usar su poder, y ahora había actuado un poco raro. Deb miró extrañada al chico pero no le dio mayor importancia, no terminaba de comprender cómo funcionaban aquellos individuos. Escuchó atentamente las palabras de Hugo y asintió ante ella. Sí, es mi compañero. Dijo sin querer dar mucha más importancia a aquéllo. Y sin más, agarró el picaporte de la sala de en medio, la de la familia y siguió a Robson y a la chica que lo había acompañado. Espero que nos veamos al otro lado, avisaré de tu plan a Robson. Concluyó tras introducirse en la sala.

Sin comprender qué es lo que estaba pasando Metal Ardiente se concentró para apagar el fuego que emanaba de su cuerpo y lo único que consiguió fue proyectar una bola de fuego aún más intensa. Por muy fuerte que fue el resplandor, la sala continuaba totalmente oscura y el espejo continuaba mostrándole su reflejo. Cuando el fuego se extinguió no podía creerse lo que había ocurrido. Junto a él había un cadáver de un niño, 

Era como si su cuerpo se hubiese transformado en un intenso volcán, como si hubiera explotado y rociado toda la sala con lava y Matthew había quedado petrificado y completamente quemado. Lo había matado, había muerto por culpa de sus poderes. A pesar de que hubiera insistido en que se quedara atrás, no había podido contenerse y se había descontrolado. Ahora se miraba las manos que volvía a ser una antorcha incandescente. No podía creerse, de nuevo, su mayor temor se había hecho realidad.

Algo había sucedido en su subsconciente que por un momento habia pensado que el fuego emitido por Malcolm había sido suficiente para iluminar la sala, pero se había equivocado olimpicamente. La oscuridad reinaba en la sala, había perdido de vista a Metal Ardiente, que había dejado de ser ese hombre de fuego para convertirse en el hombre común que era. No había ni rastro de él por ninguna parte, tan solo oscuridad, oscuridad completa y absoluta. Una oscuridad que jamás habías notado. Entonces empezaron a temblarle las piernas, su mayor miedo se estaba manifestando y si no le ponía solución pronto terminaría volviéndose loco.