Partida Rol por web

Kal esta tirado en un rincon.

Relajate. Somos amigos. Es solo que estamos algo quemados por las cosas que han pasado.

Se dedica a limpiar el blaster que tiene bastante polvo. Mientras pone oido en la conversacion que discurre.

Oink grug burg burg grog oink(1) -digo, intentando calmar las cosas. Desde luego, han sucedido muy rapido los acontecimientos, y hay mucha tensión. Quizás sea por estar acostumbrado a la guerra y la muerte, o por ser corto de entendereras, pero pienso que no es necesaria tanta tensión.

Borg oink oink grog, burg burg oink. Grog burg burg borg oink, grog grog oink oink burg borg gorg grog. Oink oink burg burg gorg, gorg borg brog brog(2) -hago una pausa, y miro a Dekel, cogiendo mi hacha- Oink burg burg brog oink, oink oink borg brog grug grug oink grog. Gorg burg oink burg burg grog gorg burg brug. (3)

Dicho esto, me apoyo en mi hacha, con la cual no he dejado de juguetear en ningún momento, esperando el transcurso de los acontecimientos. Todo esto estas intrigas son demasiado complejas a mi entender, por lo que permanezco al margen, pensando en las grandes batallas anuales que se celebran en mi planeta natal.

No había habido tiempo para llorar a los muertos y, seguramente, durante mucho tiempo no lo habría. De todas formas últimamente la muerte había formado parte muy activa en sus vidas, algo que en los años anteriores si bien había estado presente, pasaba más desapercibido. Lo que había sido un grupo numeroso de ladrones que luchaban sin saberlo contra el Imperio se había visto reducido a un grupo de personas que alcanzaban a ser contadas con los dedos de una sola mano.

Eva apartó la vista de la pantalla para posarla durante unos instantes sobre cada uno de sus compañeros. Estaba algo confusa, desorientada por todo lo sucedido, pero jamás exteriorizaría aquellas emociones. Se lo habían enseñado desde pequeña, y aun recordaba las palabras exactas de su madre: “Hija mía, ten siempre presente que serás juzgada por lo que aparentas ser y no por lo que eres. Es una máxima de las relaciones sociales que muy pocos incumplen.” Sí, recordaba a su madre dialogando con embajadores de diferentes puntos de la galaxia. Siempre mostraba el mismo gesto de impasibilidad solo perturbado por una escueta sonrisa cuando lo creía oportuno, o una falsa mueca de pesar cuando lo consideraba correcto. Daba igual frente a quién estuviese, actuaba siempre de acuerdo a  rígidas normas de cortesía. Cuando Eva la observaba tenía la extraña sensación de que aquella persona no era realmente su madre. Ella conocía a otra persona distinta: una madre que sonreía cuando jugaba con su hija, una esposa que lloraba cuando recordaba a su marido, una mujer que recordaba con alegría y tristeza su infancia… Aquella rigidez la había convencido de que aquella no era la vida que quería.

Todavía hoy, aunque se creía libre de aquel corsé, continuaba ocultando la tristeza y el pesar, el dolor y la angustia. Dosificaba con cautela sonrisas y carcajadas y, bastante a menudo, mostraba su enojo –algo que según le habían enseñado significaba cierta falta de autocontrol.

Respiró profundamente un par de veces después de haber mirado a Dekel. Era una persona extrañamente sincera. - Desconozco las intenciones de mis compañeros y me apetece tan poco hablar en su nombre como a ellos.- se dirigió al comandante Akor. -Al menos así me lo han hecho entender muchas veces- les reprochó. -Aunque hoy no es momento de reprenderle a nadie por los años en los que hemos vivido engañados, si quiere mi opinión le diré que me pareció un método que poco tiene que envidiar a los que emplea el Imperio. Seguramente hubiesen despertado menos recelos si desde un principio hubiesen obrado correctamente y no mintiendo. Muchos han muerto sin conocer la causa por la que luchaban.- aunque podía estar enfadada con el jefe por muchas razones, ninguna la hacía olvidar que durante bastante tiempo él había sido una especie de padre y sus compañeros una familia algo extraña. –Pero dejando de lado eso, si bien no lo olvido… Estoy de acuerdo en la lucha contra la tiranía del Emperador, lo que en su maniquea visión de la vida me convertiría en un no-enemigo, creo.- sonrió como la habían enseñado.

- Respecto a ti, queridísimo Dekel.- se giró para encararse con el granjero sin perder la sonrisa, que adquirió ciertos matices de enfado. -¿Para ti hay algo más en la vida que tú, tú, tú y todo lo que gira en torno a ti?, ¿tan pobre y desdichada fue tu infancia que lo único que te preocupa ahora es el dinero? Patético…- volvió la mirada a la pantalla del ordenador. –Comandante, si no colabora eso lo convierte en “enemigo” y como tal debe ser tratado, ¿verdad?- añadió con algo de ironía.

- En la recuperación de la célula participamos todos, Dekel, no veo cual es la razón por la que piensas que la célula es una propiedad exclusivamente tuya.

Si no estás de acuerdo en colaborar con las Fuerzas Rebeldes supongo que podemos calcular cual es tu parte y pagarte ... y después calcular cual es nuestra parte de la base del desierto y que nos la pagues, naturalmente.

Estoy atento a cualquier movimiento sospechoso de Dekel.

Si intenta salir huyendo o hacer cualquier cosa extraña le acribillaré a tiros directamente.

Apúntate casco y chaleco protector, así como rifle bláster.

-Entiendo. De todos modos no hay que ponerse dramáticos. Todo tiene solución. Dekel, pon un precio a la entrega de la célula, algo razonable, por supuesto y se te será entregada la suma en la cantina del espacio puerto. Alguien se acercará a ti para pagarte. Si te portas bien podremos llegar a más acuerdos, pues estamos faltos de colaboradores en Tatooine, y nos vendría bien apoyo... externo.

¿Qué dices?

Dice Akor en un tono más diplomático.

Kal se levanta y guarda el arma. Sabe desde hace tiempo que llevarla mientras habla es tentar a los accidentes.

Creo señores y señorita que no entienden a mi amigo. Lo que necesita es una oferta.
Veamos a ver si lo he entendido.
Ahora les llevamos el cacharro ese. Luego nos brinda la oportunidad de salir de esta apestosa roca.
Luego podemos hacer vida fuera de aqui. Y ganar dinero a manos llenas o morir intentandolo.
Luego tanto Dekel como el resto no tenemos ninguna filiacion a los rebeldes, mas que la que nos interese en los momentos que nos interese, correcto.

Si es eso lo que ofrecen. Creo que no habra problema en que vallamos a llevar ese trasto. Puesto que no veo que ventaja ganamos mis compañeros y yo en quedarnos aqui.
Asi que dejemonos de malos royos y amenzas absurdas, ni sermones de abuelo.

Todo eso lo dice mirando la pantalla. Haciendo un resumen de la situacion. Espero que de ese modo Dekel vea que les estan brindando una oportunidad. Quizas la mejor oportunidad. El llevaba demasiado tiempo varado en este lugar. Y queria irse tan pronto como fuera posible. Aunque luchar contra el imperio le parecia a ojos vista, una muy buena oportunidad. Sus motivos tenia para ello.

Se giro hacia Dekel. Sabia que estaba rabioso y tenia derecho a estarlo. Estaban dirigiendo su vida, y queria tomar las riendas por una vez. Asi que le miro, sin seriedad, sin nada. Solo con su cara de juerguista trasnochado.

¿Que dices, nos vamos de este apestodos lugar?

-¿Y no prefieres, Kal, quedarte aquí y continuar con el negocio del contrabando de armas? -le sonríe Dekel, ignorando al electricista que le debe la vida y que todavía no ha dicho ni gracias, y a la monja- Me vendría bien algún socio, o dos ¿Gurmok? ¿Rudd? ¿Alguno de vosotros os quedareis aquí conmigo, no?

Luego se aclara la garganta.

-Ahora empezamos a entendernos, Jefe -le dice al Ackbariano- ¿Qué te parecen diez mil? Una fritanga comparado con la pasta que vale esa celulita tan mona ¿Eh? Para que veas que soy un tio guay.

Tilak frunce el ceño.

- Yo no pienso desaprovechar la primera oportunidad que me surje para hacer algo bueno con mi vida tan solo para quedarme aquí a seguir atracando comerciantes, y mucho menos pretendo negociar por algo que nos pertenece a los Rebeldes.

Akor, si quieres ordenar algo sobre este asunto solo tienes que hacerlo.

Tilak está en tensión como si fuese a saltar un resorte.

-¿10.000 créditos? Bien Dekel, creo que ya has desvelado tus cartas. Desde luego queda descartada cualquier tipo de colaboración futura con un gusano como tú. Aunque bien es cierto que nos interesa esa célula, que, por otro lado ya era nuestra, al ser propiedad de Jefe.

Eso solo deja una salida. Ve a la cantina a por tus créditos y espero que te pudras en ellos. Tras el intercambio no volveremos a tener contacto jamás.

En cuanto al resto, acompañad al avaricioso granjero a la cantina, allí buscaréis, a ser posible con discreción, a Lak Sivrak. Quizás lo encontréis con facilidad sin preguntar, no creo que haya muchos defels en Mos Eisley. Él ya estará informado del asunto y preparado para el intercambio.

Cuando todo esté realizado y el granjero bien lejos, el mismo Lak os dará nuevas instrucciones. Eso sí, cuando lleguéis aquí comenzará vuestro adiestramiento, y, el que no esté totalmente convencido de la causa rebelde que no venga. Esto está siendo del todo irregular, y, aunque tenía plena confianza en el hombre al que llamabais Jefe, el comportamiento de algunos de sus muchachos el realmente lamentable.

¿Alguna pregunta?

Que de vueltas madre mía. ¿No es más fácil pegarle un tiro entre ceja y ceja y quedarnos con la célula?

Bueno, ¿que? ¿nos vamos?

Si salgamos. Parece que hay mucho que hacer y poco tiempo.

Kal se habia cansado de hablar. Cosa que cuando se trataba de cosas serias solia ocurrir muy rapidamente.
Lo que decia Dekel era cierto, podian montarse el negocios por su cuenta. Pero el queria algo mas. Y de montarselo se lo montaria a lo grande. Los rebeldes eran un puente a los dos objetivos que tenia en la vida.

Se encamino hacia la puerta. Y espero a que la gente se pusiera en movimiento.

Camino hacia el lugar indicado, siguiendo a los demás. Menudos rollos llevan entre ellos. Antes, cuando perticipé en alguna de sus misiones, todo parecía ir viento en popa, sin embargo, ahora noto algunos roces entre ellos.

¿Nos podría llegar a traicionar? Pienso.

Sigo sin entender como no le han metido un disparo de blaster en la cabeza.

Tilak se acerca discretamente a Rudd y le susurra casi al oído.

- No me hace ninguna gracia el pagar a gentes de esa calaña.

Me han contado que le ganó como 8.000 créditos a Greedo y este le anda buscando, creo que no le dará tiempo a gastarse esos créditos. Y pensar que de la noche a la mañana la chusma de Jabba va a recibir 18.000 créditos que podían servir a la Rebelión para comprar mejor equipo ...

Tilak entrecierra los ojos aviesamente y trata de conseguir captar la atención de Rudd.

Dekel sonríe ante el discurso del comandante rebelde:

-Muy bien Akor, solo quería ver tu reacción. Cosas del Sabacc, ya ves. Dile al contacto que no lleve pasta. Os la dejo gratis. Y espero que después podamos hablar de otros negocios. Estaré en la cantina.

Después mira al gamorreano.

-¿Y tú qué, Gurmok? ¿Te quedas conmigo o también vas a irte a hacer el gilipollas por la galaxia como el resto?

Ante las palabras de Dekel, el comandante corta la comunicación.

¿Qué hacéis?

Grug burg, oink oink. Grog, oink burg. Burg borg oink oink grog grog -dicho esto, me dirijo a la puerta, con intención de ir a la taberna. Me da lo mismo trabajar para la República o para Dekel. Los temas morales son demasiado complejos para mi, por lo que me suelo regir por el mejor postor.

Oink burg. -Miro hacia atras, y cruzo el umbral a la calle.