Partida Rol por web

Por cierto, antes de todo el follón, habéis recibido una transmisión de Tixani, diciendoos que se retrasarán a la cita con vosotros, ya que les ha salido un trabajillo, y van a realizarlo. Van a alquilar un deslizador y hacer el trabajo y os llamarán cuando terminen.

Esperan respuesta.

QUEDARME AFUERA!? con los Jawas!? no quiero terminar en pedazos tan rápido!  yo me la paso a la pata de Dheeron ^_^

Cuando Deheeron y R5 entran en la cantina, suena un pequeño pitido, y el cantinero alza la voz sobre toda la concurrencia.

-Cómo tengo que decir que no quiero droides en mi local. Saca a ese montón de chatarra de aquí o tendrás que despegar los pedazos de la pared.

*Peeet do weeeeo tooo diiii!*

Claro! como  no es a ud al que lo dejan por partes si sale!

Kal habla con el suficente tono para que se le escuche fuera de su mesa. Su intencion es que si alguien le pone atencion se le escuche, no que se le oiga sin mas.

Vamos, pequeña, tienes que dejar de preocuparte, tengo un trasporte para que tu y yo nos fuguemos de este lugar. Y entonces empezaremos una nueva vida lejos de ese idiota que tienes por marido.
Sabes, siempre quise una mujer como tu en mi vida.

Esta sentado a la mesa, y cuando empieza a hablar lo hace con el descaro tipico de un hombre que puede que ya alla dicho aquellas palabras mas de una vez. Una voz golosa y miradas aqui y alli siembran las palabras de el caracter que deben tener. Pero segun pasan los segundos mira con atencion la cara de su compañera. Ve la mirada, finjida de admiracion y cariño que ella muestra, y se sorprende, diciendose lo hermosa que esta con aquellas estupidas ropas que lleva.

No puede evitar echar una mirada extensa por las curvas de la mujer, pero no una de esas miradas babosas que se suelen echar, o puede que un poco si. Pero lo cierto es que al acabar la mirada pierde un poco el hilo de su conversacion inicial.

La verdad es..... que si que quiero una mujer como tu en mi vida.

En ese momento se da cuenta, ha dejado de interpretar, y le ha salido de dentro. Intenta como puede ocultar su rostro, pero no puede evitar ruborizarse levemente, aunque de eso solo se dara cuenta el.

El plan esta saliendo a pedir de boca, y puede que cunda despues de todo.

Me ajusto el gorro con indignación. Ya no hay lugar para la duda. Adopto la posición de los arrogantes individuos hormonados y estúpidos que tuve que atender durante 3 años en la luna contrabandista. De algo tiene que servir todo ese tiempo junto a esa bazofia. Practico el acento propio de Nar Shaddaa. No debería tener ningún problema. Concéntrate como te enseñaron, me digo mientras paso la mirada por el interior, ignorando la advertencia del tabernero, y cuando encuentro a mis dos compañeros comienzo la charada.

- ¡Ahí estás! - digo en voz bien alta y me acerco a paso embravecido hacia Eva - ¿Quién te crees que eres para largarte con quien te venga en gana? Si eras una perra para tus otros hombres, yo no pienso permitirlo. Ven aquí ahora mismo, ¡y tú, quita tus apestosas manos de mi mujer!

Hago movimientos amplios, para que se fijen en el colorido poncho y en el gorro, pero pareciendo muy cabreado, no un bufón histriónico. Lo de R5 no tiene mucho remedio. Con suerte, la cosa durará lo suficientemente poco como para que no le presten demasiada atención.

Había entrado contoneándose, exactamente como minutos antes había hecho con Dheeron. Su intención era la misma que la de aquel tipo de mujeres: centrar todas las lascivas miradas en sus caderas, sus movimientos, su cuerpo… La ropa que había comprado sin duda ayudaba. Unos ajustados pantalones de un intenso color rojo cubrían sus piernas. En ambas perneras la prenda tenía cinco cuchilladas, desde el muslo a la rodilla, por las que se podía vislumbrar, a causa de la  pobre iluminación del local, pequeñas zonas de su blanca piel. Desde la cintura hasta la media espalda nada la cubría, pero desde allí una especie de bufanda subía cruzándose bajo sus senos para después cubrirlos y continuar ascendiendo hasta que se encontrar de nuevo y por última vez tras su cuello.

Mientras caminaba generalmente solo miraba a Kal, sonriéndolo con picardía de vez en cuando. Le estaba resultando más difícil de lo que había imaginado y aquella ropa ¡era incomodísima! Cuando no centraba la vista en Kal podía ver como algunos desviaban hacia ella sus miradas al pasar. Su primera reacción fue de total repugnancia asqueada al imaginarse lo que pasaba por sus mentes, pero pronto supo corregirse y puso una críptica sonrisa, seguramente displicente, donde antes había habido una mueca de desagrado.

Entonces supo qué hacer: debía mostrarse fuerte, dominante; debía actuar como una de ellas, ser consciente del poder que tenía, de la influencia que ejercía en la entrepierna de aquellos hombres y por extensión, sobre su cabeza. Ella era la que decidía, la que ponía los límites. Así debía de actuar, segura de su poder pues ella era la que mandaba.

Con un par de pasos rápidos se situó junto a Kal pues se había quedado algo rezagada mientras pensaba y actuaba. Deslizó su brazo bajo el del hombre mientras le sonreía intentando mostrar que la hembra había elegido macho, por lo menos durante un rato.

Ella no necesitaba una silla, había decidido sentarse sobre las piernas de su compañero. Cruzó las piernas con cuidado y su atención fue toda para Kal. No habló, ella no necesitaba decir nada. Él le hablaba de compromiso, a ella no le interesaba. Una mujer cansada de su vida con otro hombre no buscaba un marido ni un novio, solo diversión, quizá un amante o quizá nada, pero en todo caso lo que a ella se apeteciese.

Su mano derecha se escapó de la vista cuando la situó en la nuca de Kal. Sus dedos juguetones empezaron a coger pequeños mechones de pelo y a describir minúsculos círculos en su cuello. Fue entonces, mientras aparentaba estar absorta con los camelos de su “amante”, cuando llegó su pareja. Lo primero que se le ocurrió fue “caerse” al suelo desde donde estaba sentada. No sabía si había reaccionado a destiempo pero la caída estaba segura de que no había parecído fingida porque se hizo daño realmente.

Se levantó del suelo algo dolorida -Seguro que me sale algún moretón- y se encaró con quien la increpaba.- ¿Tú?- preguntó chulesca y algo enojada. - ¡Yo me puedo largar con quien me da la gana, idiota!- gritó mientras se ponía entre Kal y Dheeron. -¿Quién te crees tú para decirme lo que tengo o no tengo que hacer?- le devolvió la pregunta. - Nunca has tenido ese privilegio.

- ¡Lo tuve al casarme contigo! - respondo airado - ¿Qué parte del contrato matrimonial no entiendes? ¿El de ser fiel y sincero? ¿El de la unión? ¿O quizá el de no pavonearse con el primer idiota que se asoma con un par de créditos y una promesa? Te diré algo, cariño. Todos los hombres sabemos hacer promesas, y yo te prometo que como no vengas ahora mismo, tu amiguito y tú vais a arrepentiros de vuestra aventura.

La cosa sale fluida, de momento nada me hace pensar que no podría resultar creíble. Una cosa sí es cierta, estos palurdos no tienen idea de lo que es una verdadera riña de pareja...aunque bien pensado, tampoco yo. He pasado mucho tiempo reprimiendo mis emociones, controlándolas para que ellas no me controlen a mí. No siempre es sencillo, pero reconozco que es liberador poder dejarse llevar por esta farsa.

A vuestro alrededor empiezan a sonar risas y jaleos, parece que la gente esta contenta con la discusión y quieren ver como acaba, tanto que hasta el cantinero se ha olvidado de R5, que continúa en la puerta, pues hasta el mismo orondo servidor de bebidas está atento a ver como se desarrolla la escena.

Kal se despeja, aprovecha la caida de la mujer para ponerse en pie. Actua como un tunante, mirando a su alrededor, como divertido de la riña entre el marido y la mujer, hasta que el otro hombre dice lo de idiota.

A quien demonios se cree que esta llamando idiota.

Sin pensarselo dos veces, se acerca hasta la mesa de los cazatesoros y coge la primera bebida que trinca.
Mientras la gente debia estar atonita con la escena, Kal se hace con una bebida. Poco le interesa cual o a quien se la ha quitado.

Pudrete bastardo. Tu mujer ahora esta conmigo.

Sin mas palabras le lanza la copa la cara. Rompiendo esta y mojandolo entero. Y luego le hace una zancadilla para que caiga de espaldas al suelo de manera muy aparatosa.
Su parte esta echa, ahora falta la escena final de Eva.

Eva.... eso era otra historia.

*DWWEEEEE!*

El astromecánico no entiende mucho lo de la treta, pero no va a dejar que alguien abuse del ingeniero... se lanza con la pinza extendida y sale a atrapar la junta de movimiento de las piernas del atacante...

Las protestas de Kal no fueron más que los ecos en una discusión de pareja, a los que nadie parece prestar atención cuando marido y mujer se pelean. Al menos así se lo tomó Eva que estaba dispuesta a continuar llevando la contraria a su supuesto marido hasta que el tercer vértice del triángulo amoroso se abalanzase contra Dheeron para finiquitar la riña conyugal. 

- ¡Oh, vaya! O sea que por el simple hecho de casa…- fueron sus últimas palabras antes de percatarse de cómo volaba una copa por los aires hasta topar con la cara de Dheeron. No se había imaginado aquello así. Kal había dicho que lo golpearía, pero había creído que iba a ser un puñetazo o algo así, no lanzarle nada a la cabeza. Con un golpe se podía controlar mejor la fuerza para no hacer más daño del debido, pero tirarle algo a alguien era más difícil, y seguramente no había fingido.

-Te has pasado Kal- 

Se hubiese lanzado a socorrerlo, esa era su intención cuando lo vio cayendo al suelo y seguramente durante un instante su rostro hubiese mostrado preocupación por su marido, pero estaba ese maldito plan que había aceptado cumplir. Aunque ya empezaba a dudar si tenía que ayudarlo o ignorarlo… 

Fue entonces cuando apareció el inoportuno droide de Dheeron en un patético intento por ayudar a su dueño. Se quedó quieta sin saber bien qué hacer, extrañada como seguramente lo estuviesen todos, esperando a ver qué hacía aquel montón de futura chatarra.

El copazo da en la cabeza de Dheeron, quien casi se cae al suelo del susto. La herida no es muy grave, pero bastante aparatosa, ya que ha hecho un corte en la parte superior de la frente, y un chorro de sangre corre por la cara del ingeniero.

El droide que no entiende de actuaciones se lanza contra el agresor con la pinza, agarrando la parte trasera de la rodilla de Kal, quien no se esperaba el ataque. El golpe hace que Kal se doble, y casi caiga al suelo, perdiendo por un momento el control de sus acciones.

La gente rompe en carcajadas al ver al robot atacar, y los tipos de la mesa, a los que Kal ha quitado la copa, también ríen como locos al ver al matón Kal siendo atacado y momentáneamente reducido por la pinza de un robot astromecánico.

El androide rueda para situarse en frente del ingeniero y lanza pequeños pitidos desafiantes a Kal.

Vamos ingeniero.. reactiva tus motores para alejarnos del peligro...

Kal en cuanto se aleja el droide se queda flipando.Y como cabria esperar, la emprende a golpe de de lengua.

Puto cacharro, ahora mismo te reviento en piezas.

Tira mano de la pistolera, es un gesto natural en el, asi que no le cuesta mucho, otra cosa sera que realmente la saque para disparar al droide o no, aunque ganas no le faltan.

- Mierda, mierda, mierda…- era las únicas palabras que pasaban por su cabeza mientras veía como todo el plan se iba al garete por culpa del robot. Kal y Dheeron estaban en el suelo y el droide seguía dispuesto a presentar batalla. Solo se le ocurrió alejar de allí al mecánico y al robot avisándoles de lo vengativo y peligroso que era su nuevo amante. Quizá así acallase las risas que se escuchaban de fondo y se arreglaría todo.

De la quietud sorpresiva pasó a la acción y con rapidez se agachó para ayudar al mecánico. Mientras deslizaba las manos tras su espalda para intentar ayudarlo pudo ver la brecha que sangraba en su cabeza; se les había ido la cosa de las manos .

- ¡Vamos, vamos, levántate!- dijo con preocupación sincera a su marido. –Vete ahora antes de que la cosa se ponga peor. ¡Y llévate a ese maldito robot!- luego se dirigió a Kal que ya dirigía su mano a la pistola (no dispararía, o al menos eso creía, pero los de alrededor no lo sabían) y se puso en medio para que no pudiese seguirlos o dispararlos a no ser que pasase por encima de ella. -¡Déjalo!- le gritó –Si sabe lo que le conviene no volverá.- añadió, esta vez no era parte más que de la actuación.

Kal se puso erguio tan alto como era, que tampoco era demasiado comparado con alguno de los presentes, pues la raza humana tampoco era la mas portentosa en cuanto a fisicos.

Pero eso no importaba, estaba cabreado, el trasto del mecanico habia tirado por tierra buena parte del plan y eso habia que solucionarlo, al menos Eva habia salvado el escollo de la situacion con cierta regularidad,casi como estaba planeado.

Al final todo iva saliendo como el habia mas o menos pensado, lo del copazo a la cabeza era parte del plan, asi como robar la bebida de la mesa de los cazarecompensas con los que queria trabar contacto.

Agarro con firmeza las cachas del blaster, pero no lo saco de la funda, estaba seguro que con un buen grito todo se solucionaria.

¡Largate de aqui ramera, y llevate a ese imbecil y a su puta chatarra. Largo, fuera de mi vista joder!

Acompaño sus palabras con gestos y ademanes, realmente estaba molesto, asi que no le costo mucho parecer enfadado. Y en cierta manera, hablar de aquella manera, bueno, no era complicado, y era liberador, porque hacia mucho tiempo que no lo hacia, y por absurdo que pudiera ser, soltar tacos sin tregura sentaba estupendamente.

Señalo a Eva, al mecanico y al droide y luego la salida, su brazo estaba tensado, el otro descansaba sobre el arma. No obstante no quitaba ojo de sus compañeros, con cierto odio o puede que con locura. Sobre todo porque esperaba que el cuatro latas o el mencanico no se sintieran con ganas de jugar a ser heroes por un día.

*BEEEOp DOOO WII Toot-EEE*

Eso es para que aprendas a no subestimar a los droides, bulto de fluidos!

El droide cierra la marcha de los tres... desde Nar Shaddaa no les había pasado algo así de peligroso.