Partida Rol por web

Por fin llegan junto a la pared del edificio, el trayecto se ha hecho bastante largo debido a la posibilidad de que jugaran a tiro al pato con ellos. Nada más parar su avance y descubrir que tienen ante ellos una gran puerta evidentemente cerrada, Amiya se fija en cualquier resquicio que pudiera haber en la seguridad del edificio, rejillas de ventilación, tubos que pudieran llegar hasta alguna ventana, ella era agil y delgada, seguramente tendría la posibilidad de colarse por ellas. También mira desde donde podrían dispararles y se coloca atenta con su blaster por si aparece algo cubriendo a sus compañeros.

-Primer problema, ¿alguna idea?- dice con sorna

Examino la puerta. Pues no se, quizás podríamos intentar abrirla. Sigo examinándola sin tener muy claro qué hacer, no es una situación que esté acostumbrada.

-Tranquilo droide. Nadie te va a vender. Vamos a recibirlos, esperadlos en el pasillo.

Dice el alienígena. En ese momento pasáis a una especie de pasillo circular interior, cubierto por una gran cúpula que se veía por fuera y ves que al menos cuatro tipos más el alienigena toman posiciones en otra puerta que supones será el ala de invitados de la que han hablado, y por donde entrarán tus compañeros.

Tixani abre la puerta con facilidad. Estaba con contraseña pero ha sido muy fácil saltarse la protección y la puerta neumática se abre, dejandoos ver una habitación grande, que parece ser como una vivienda en sí misma, con cocina, dormitorio, e incluso cuarto de aseo, todo en abierto, sin tabiques, excepto el baño. Entráis y os encontráis con cinco personas apuntandoos con sus blásters, y al lado de ellos la unidad R5 de Dheeron. Vuestros adversarios son un alienígena con casco, que ya visteis antes desde fuera, un alienígena con aspecto de reptil y cara de malas pulgas, y cuatro mercs humanos bien pertrechados.

-Tranquilos muchachos, no hagáis locuras y no pasará nada malo. Seguidnos, por favor.

-Y las manos quietas.

Amiya tarda algo en reaccionar debido a la sorpresa que los alienigenas les han pegado, el plan no era una maravilla pero no esperaba que se viniera abajo tan pronto. Después de sopesar la situación durante unos segundos y sin dejar de apuntarles, pues aquellos seres no lo habían ordenado, se decide a hablar con su habitual tono sarcastico.

-¿A que te refieres exactamente cuando dices que no pasará nada malo?-

Vosotros sois cinco, y ellos son otros cinco. Me he equivocado antes, son dos alienígenas y tres mercenarios. Todos os estáis apuntando unos a otros, pero ellos parecen bastante tranquilos.

-Acompañandos a hablar con el jefe, y todo saldrá bien. Haced algún disparate y habrá un reguero de sangre. Nosotros estamos bien instruidos, ¿vosotros qué tal?

Dice el repitloide con un acento marcado y voz casi gutural.

Tilak, Tixani, Jack, Dheeron y Amiya estáis en el ala de sirvientes, y los otros cinco también enfrentados. R5 está al lado del alienígena insectoiode.

Pongo cara de "ya sabía yo que esto no iba a funcionar" y me encojo de hombros a la vez que dejo las manos a la vista, bajando el blaster para no parecer amenazadora. ¿Y quien me asegura eso? Miro al droide. Si habéis hecho algo al droide, tendremos problemas. Cinco contra cinco ellos mejor entrenados que nosotros, las cuentas no me salen.

El droide asesora la situación: Posibilidad de supervivencia de los humanos de Dheeron... 10%. Intentar no ser asociado con ellos.

Intento buscar alguna situacion que nos pueda favorecer en caso de que los blaster comiencen a funcionar, a la vez que bajo levemente el arma (sin guardarla) a la espera de como reaccionan los que "saben" algo de combate.

La piloto se resiste a bajar su arma durante un rato, hasta que ve que sus compañeros comienzan a ceder ante las exigencias de los supuestos mercenarios.

"No se si es buena idea hacerles caso aunque en todo caso ya es un poco tarde como para ponernos a pegarnos tiros a apenas 5 metros de distancia, esto sería una carniceria. Además ha propuesto hablar con su jefe... ya veremos como acaba esto..."

Un buen amigo le enseño una vez que más valía dar miedo que mostrarlo así que se atreve a contestarle al lagarto para que no piense que claudicaban sin más.

-Nosotros bien, aunque hace tiempo que no prácticamos-dice medio en broma a la vez que cruza su mirada con el reptil- ¿vamos a ir a ver a tú jefe o nos ponemos a compartir conocimientos?

-Bien, bajemos todos las armas. No hay necesidad de un enfrentamiento estúpido.

Dice el alienígena con aspecto de insecto, mientras ordena al resto a bajar las armas. Los suyos lo hacen a la señal.

-Vamos, os llevaré ante él.

Bajo mi arma y me pongo a tararear en voz baja una antigua canción popular sobre mares de petroleo y tormentas eléctricas.

Tras bajar todos las armas, los tipos os conducen al interior del fuerte. Dejáis atrás el ala por donde habéis entrado, y os adentráis en un pasillo amueblado con cierto gusto. El pasillo es cruzado por otro que parece ir en curva, como si rodeara todo el interior del fuerte. Vosotros seguís por el pasillo que íbais y entráis en una habitación.

La cámara donde os encontráis tiene un techo que acaba en una cúpula elevada y dispone de mobiliario
lujoso. Por todas partes pueden verse extraños instrumentos musicales alienígenas, creando un exótico
museo musical. La pared que se encuentra delante está ocupada por un órgano, que deja ir una melancólica tonada de los tiempos de la Antigua República. Un hombre viejo, vestido con una sencilla túnica negra y pantalones, va sorbiendo de un vaso largo y delgado. Levanta el vaso en vuestra dirección y dice:

-Y ahora se acaba el estar escondido. Los imperiales se han vuelto más persistentes e ingeniosos desde la última vez que tuve que tratar con agentes de Palpatine,»

dice el imponente anciano de rostro severo, mientras una mujer entra en la sala y se coloca a su lado, previsiblemente su esposa.

-Soy Adar Tallon».

Con esto entra un tipo encapuchado y tres mercenarios más, con lo que ya son seis mercenarios, los dos alienigenas, el encapuchado, todos apuntandoos de nuevo con sus armas, mientras al lado del órgano están Tallon y su mujer. Tallon sonríe.

¿Qué os trae a esta alejada esquina de la galaxia

Amiya se queda quieta observandolo todo a su alrededor, no era la más indicada del grupo para hablar con su anfitrion así que espera que alguno de sus compañeros con mayores habilidades dialecticas tomen la palabra. 

Guardo el blaster en su funda. Por fin, el héroe. Comento. Soy Tixanai, este es Jack, mi socio, y ese de ahí es Dheeron, mi ingeniero y el droide es de él. Digo señalándoles. El resto son miembros de la Alianza Rebelde, no recuerdo todos sus nombres. Sigo diciendo señalándoles.

Yo lo único que tengo que hacer según el comandante mon calamari es llevaros vivos hasta ellos, a todos. Teniendo en cuenta que el planeta está lleno de cazarrecompensas pagados por el Imperio para matarte o hacerte cosas peores, y teniendo en cuenta que a mí no me gustan en absoluto los cazarrecompensas, creo que es una buena idea salir de este planeta lo más rápidamente posible antes de que nos encuentren a todos y hagan con nosotros escabechina.

Termino mi discurso y miro a Tallon esperando respuesta.

Amiya toma la palabra al ser la única representante de su grupo en la sala.

-Efectivamente, soy Amiya, piloto de la Alianza, mi misión es la misma y por eso trabajamos conjuntamente con el grupo de Tixanai. Tengo una nave esperando en el espaciopuerto de lista para extraerlo con la mayor rápidez posible- hace una pequeña pausa para ver la reacción del anciano-me gustaría pedirle permiso para contactar con mi superior en tierra, los tenemos apostados a unos cientos de metros de aquí y creo que la noticia le va a gustar, el puede ponerle al corriente de la situación con más detalles, ¿que me dice?¿puedo ponerme en contacto con él?

*Doo peep boop tiiII*

No se les olvide mencionar que rescatamos al otro