Partida Rol por web

Coges tus cosas del deslizador y te marchas. Di exactamente lo que haces a partir de aquí, camino que tomas, precauciones, etc.

Al fin solo.

Solo en el desierto.

Reviso automáticamente todas mis armas y las dejo preparadas para lo que sea. No quiero que me cojan desprevenido cualquier enemigo que haya por aquí, los cuales creo que son bastantes.

Necesito salir de este planeta. Necesito salir de aquí pero ya... ¿pero cómo?

Una nave. Necesito una nave. ¿Pero dónde consigo una o quién puede sacarme de aquí?

No puedo regresar a la cantina. Seguramente los demás me estarán buscando...

Idiota. ¿Como van a buscarte? Dudo mucho que mi antiguo jefe me esté buscando. Además, me debe la paga... así que tendría que ser yo el que lo tendría que buscar a él. Pero no haré nada de eso. No me interesa.

Primero tienes que salir de la ciudad. Estás en un barrio de Mos Eisley, el centro queda al sur, que es donde está la cantina y todo ese rollo. Al norte está el desierto, unas calles más allá, pero internarte en él sin transporte sería tu muerte. Al oeste y al este hay barrios residenciales, pero lo que te interesa, si quieres salir del planeta, es ir al centro antiguo, que es donde está el movimiento y los establecimientos. Allí siempre hay comerciantes y gentes que entran y salen del planeta, y puedes comprar un billete de salida. Ni tienes dinero para una nave, ni crees que puedas comprar ninguna en el planeta.

Hay más ciudades, pero están menos desrrolladas que Mos Eisley.

Di el rumbo que tomas desde que abandonas el deslizador de tus compañeros.

No tienes conocimiento de nadie que use la fuerza. Para ti no es más que una religión antigua.

De pronto, una lamparita se enciende en mi cabeza...

¡El centro antiguo!

Si allí no consigo pasaje para otro lugar... no lo conseguiré en ningún sitio.

Comienzo a caminar por la ciudad en dirección al centro, intentando pasar desapercibido entre la gente, mirando hacia todos lados, esperando no encontrarme con mis antiguos compañeros.

A ver si tengo un poquito más de suerte ahora...

Te mueves con rapidez por la ciudad, la cual parece mucho más tranquila hoy que el día de ayer. No se ven los cazarrecompensas que atestaban la ciudad, y solo aparece el ajetreo típico de Mos Eisley, con las bestias de carga, los deslizadores zumbando y los viandantes realizando sus tareas cotidianas.

No hay rastro de tus antiguos compañeros, parece que los has despistado.

Pronto llegas al centro antiguo. Ahora solo falta saber a dónde vas concretamente.

¿Quién demonios me puede indicar como salir de este planeta?

¿En el edificio del gobierno? Hum... mejor que lo deje para el final.

Tampoco quiero meterme con los cazarrecompensas o con la baja calaña del lugar. No creo que ellos me ayuden de manera altruista.

Tal vez si me dejaran transportar algo a otro planeta, podría hacerlo gratis como pago del pasaje...

Mierda. Esto es chungo.

Bueno. Creo que lo mejor será pasar por la milicia. Ellos seguramente sabrán indicarme. Además, tampoco soy perseguido en este planeta y como voy sólo, no creo que tenga problemas.

Bah. Dejemos a las autoridades para después.

Empecemos por los comerciantes. Ese sitio de souvenires estará bien.

Das unas cuantas vueltas por las tiendas de Mos Eisley y lo único que sacas de ellos son miradas hostiles, pues te confunden con los cazarrecompensas que inundan la ciudad. Aún así te dicen que lo mejor que puedes hacer para salir de la ciudad es buscar a algún comerciante, o sobre todo contrabandista que te saque, y que suelen estar en la cantina del espaciopuerto, los peores, o en el café del muelle, al sur del centro de Mos Eisley los más tranquilos.

Con esta poca información vuelves a la calle sin saber muy bien hacia donde tirar, cuando.. adviertes que dos tipos envueltos en túnicas y cinturones con pistolas bláster te miran y señalan con poco disimulo para luego hablar entre ellos. Están a unos cuarenta metros, y la calle en la que te encuentras es una de las típicas callejuelas del espaciopuerto, estrecho y con sólo vosotros tres y un tipo con un droide que va transportando unas cajas.

De lejos uno de los tipos que te señalaban te saluda con la mano:

-Eh amigo, ven un momento.

Parecen majos. Pensé mientras saludaba, sonreía y me acercaba a ellos.

Y una puta polla.

Aquí cualquiera por unos créditos te clava un vibrocuchillo en la espalda.

¿Me pregunto como les irá a mis antiguos compañeros?

Apoyé una de mis manos sobre el blaster, para que mi brazo descanse y para tenerlo a mano y me acerqué a esos dos que me llaman.

¿Que pasa, chicos? Les digo con mi mejor sonrisa.

Los tipos llegan a tu altura y conforme se acercan sacan sus blásters para apuntarte (tú haces lo propio, ya que estabas prevenido). Con las tres armas apuntandose entre sí, uno de ellos habla:

-Mira tío, seamos sinceros. Nos han ofrecido 600 créditos por ti, así que... tal y como yo lo veo, o nos das 1000 o te vuelo la cabeza. ¿Cómo lo ves tú?

Me quedo con la boca abierta durante unos segundos, asimilando lo que me acaban de decir, pero aún así, mi blaster sigue preparado para fundir a los dos tontuelos que vienen a tocarme las narices. Sin embargo, decido seguirles su juego un rato, a ver a donde me lleva la conversación.

Es interesante que me propongáis eso, por qué aquí donde me veis, hoy me siento generoso. Les digo con una sonrisa. Qué tal si bajamos las armas, vamos a tomar unos tragos y os doy 1500 créditos para que, además de dejarme en paz, me digáis quién os ha dado el trabajo.

Yo me quiero ir de aquí para evitar los problemas y al final, parece que estos me siguen a mí.

A ver que sale de todo esto.

El tipo sonríe, le da un codazo a su compañero y dice:

-A mí me parece bien, pero vamos al café del muelle, porque como aparzcas por la cantina vas a tener más problemas aparte de nosotros. Ven, que esos 1.500 ya tienen dueño.

Ambos bajan las armas y te insunuan con la mirada que empieces a caminar hacia el sur.

Vosotros primero, amigos. Les digo. Ya sabéis como es esto, si voy delante, me disparáis por la espalda y os quedáis con la pasta. Aunque para que os de el dinero ahora, me tenéis que decir quién os ha pedido mi cabeza, sino, no hay pasta, chicos. Es muy sencillo, es simplemente, un nombre.

No pienso ir al muelle con ellos.

Y tampoco nos conocemos tanto como para ir al muelle. ¿Y si me tendéis una trampa?

Miro a un lado y después a otro, buscando un sitio tranquilo para hablar.

Mirad, vamos a ese callejón donde no hay nadie y hacemos la transacción. Es más, si queréis, os puedo dar algo que me identifique para que además, cobréis por haberme matado, yo, me iré de este planeta a la de ya. ¿Qué os parece?

-Eh tío, eres un genio. Así cobramos dos veces. Venga vamos.

camináis los tres como tontos, cada uno al lado de otro sin daros la espalda hasta que llegáis al callejón, allí esperan a que les des la pasta, y lo que te va a identificar.

-Venga tío, acabemos con esto y lárgate de aquí, que como te vea otro menos simpático dispara primero y negocia después.