Partida Rol por web

Otros Mundos I : Los Chicos de Jim Hopper

Día 1. Infierno esmeralda.

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13/11/2022, 22:06
Director

“El Gran Cazador Blanco se alzaba con la victoria. Hoja Corrupta se encontraba arrodillado, a sus pies. Herido, derrotado. La cabeza miraba al suelo. Había aceptado la derrota. Pero ya fue derrotado antes, cuando la deshonra devoró su credo y manchó su máscara con mentira, traición y deshonor.

*Tú que ya estabas muerto para nosotros, ahora morirás para todos.*

*Dame la muerte de un guerrero, es lo único que pido*

El Gran Cazador Blanco no solo era el mejor entre los suyos, sino también el más noble. En su fuero interno creía que todas su presas tenían un poco de yatjua, de guerrero. Incluso alguien tan infame como Zaun´tath. Tiempo atrás había sido de los suyos. No podía escapar de sus actos. En su pasado había también gloria. Antes de que se torciese. Decidió concederle un último honor.

No le disparó. Extendió el arma de sus ancestros, una lanza que había visto mil soles y arrebatado la vida a otros tantos. Enunció un viejo mantra, la Ley del Cazador. Un momento de distracción. Solo uno. Zaun´tath no era el mejor guerrero, pero sabía de las debilidades de los demás. Sabía aprovecharlas.

Un parpadeo, y la hoja que estaba escondida en el barro se hundió en el vientre del Gran Cazador Blanco. Un golpe letal, le abrió un canal hasta el corazón principal, partiéndoselo por la mitad. Hoja Corrupta siempre había sido el más fuerte, el más feroz. Alzó el cuerpo de su víctima mientras se retorcía de dolor, giró la muñeca. Otra vida más a su cuenta de muertos. Otra que no podría celebrar.

Pero seguía vivo.

El cadáver del Gran Cazador se hundió en el fango. Zaun´tath empezó a desarmarlo como un puzzle que quisiera guardar en su caja. Medicamentos, tecnología, armas. Incluso el explosivo del brazo. Lo necesitaría. Porque iban a enviar a otro, seguro. Enviarían a alguien fuerte, otro veterano. Uno letal, con menos honor y más sed de venganza. En los meses de calor, volverían a tratar de eliminar a su hermano negro, al traidor, a la ofensa.

Pero él quería vivir. Por encima del honor. Por encima de los trofeos. Él quería vivir. Y no había precio pequeño para pagar. En la caza había normas, honor, límites. Tonterías. El mundo salvaje era libre, era auténtico. Todo valía salvo perder. Perder significaba morir. La selva era su hogar. Haría cualquier cosa para mantenerse con vida. Su sangre, su ser, le obligaba a cazar. Era un depredador natural, de todo, de todos. Aquel planeta era su coto de caza. Su casa, sus normas. Y todas le favorecían a él.”

 

***

 

Dicen que cuando estás a punto de morir ves pasar por delante de ti toda tu vida. Jim, a la carrera, vio desfilar por el cerco de sus gafas toda una retahíla de globos de nieve con escenas idílicas; navidad, el 4 de Julio, Pascua, el día de los veteranos. Barbacoas, cenas, desfiles, ambientes en familia en el que las miniaturas eran sus hijos, su esposa y su nuevo marido. Mierda, tendría que cambiar de recuerdos. O buscarse unos nuevos.

Gonsalves vio el rostro de su hijo. La última vez que lo vio, hacía diez meses. Estaba grabado en su corazón. Corrió, perdiéndose en la noche. Merl evocó a su familia. Noches de amor con su esposa. Juegos con sus hijos. El aroma de ella, las risas de ellos. Sintió el corazón partiéndosele. Cogió el dispositivo, tensó el brazo. El mejor quarterback del equipo. Arrojó el extraño objeto hacia la oscuridad, fuera de la base. Un lanzamiento fuerte. ¡Clonk! Contra uno de los tejados de chapa de aquel maldito lugar. Apenas había ganado diez metros.

Rico. Las balas y las chicas, las carreras y la música. La familia, la de casa y la de la calle. Ríos de sangre, pasión y pelotas. Muchos recuerdos, bullentes. Ninguno sólido. La bandera del país, ondeando. Y él saludando. La primera cosa en su vida que se había tomado en serio. Se quedó quieto. Estaba en sus genes. Un francotirador sabe cuándo moverse y cuando mantenerse en su posición. Eligió la segunda opción.

Tortuga no tenía mucho que recordar. Una botella vacía, un rancho al que no quería volver y unas risas con Gustav. Empezó a correr, pero, él siempre había sido lento.

La cuenta atrás terminó. Dos relámpagos atravesaron la noche, seccionándola. Notaron un vacío, una fuerza primordial que primero amenazó con arrancarles las entrañas a través de la boca. Un destello blanco, cegador. Silencio. Sus corazones de detuvieron, sus pensamientos quedaron muertos. El fin del mundo, de la vida. Les escupió. Fuego, llamas, destrucción. Una onda expansiva feroz que derribó paredes, árboles. A ellos. Una turba feroz que los arrolló, engulléndoles.

 

Rico había salido volando del tejado. Se golpeó la espalda contra una construcción, cayó a plomo sobre la lona de un camión calcinado, el cual había volcado. Le dolía todo el cuerpo, pero no le pitaban los oídos. Conservaba todos los dientes. Se sentía como si hubiera pasado toda la noche de borrachera, fumando mierda y bebiendo sin control. Echó un vistazo a su alrededor.

Todo se había ido a la mierda. Edificios, trampas, vehículos. Quedaban ruinas, alguna pared en vertical, un inodoro desafiante. El último tesoro de García. La tierra se había levantado, los cadáveres habían sido despedazados. Aquí y allá había esparcidos jirones de ropa, tela y piel. Restos de motores, armas, munición, comida, el fuselaje de una máquina. Basura, escombros. Todo cubierto de polvo gris. Algunas cosas se habían calcinado, otras había sido reducidas a cenizas. Los árboles en medio kilómetro a la redonda se habían evaporado, borrados del mapa.

Rico se puso en pie para volver a caer. Le falló el tobillo derecho. No podría caminar con normalidad, ni cargar con su equipo. Se ayudó de un barril volcado, se sentó. Vio emerger a Merl entre las sombras. Le apuntó con la linterna, a la cara. El cabrón estaba cubierto de polvo gris, cenizas y mierda de tantos colores que parecía de un catálogo de pintura. Pero estaba ileso.

El sargento ayudó a Rico a salir de aquel agujero. Encontraron a Gonsalves rezando. Había aprovechado el desnivel del terreno para guarecerse. La onda expansiva le había pasado por arriba, peinándole el flequillo. Se ofreció ayudar a Rico, pero no estaba tan mal. Usaron las linternas. El cazador se había esfumado. O eso parecía. Nunca se sabía. Una voz en la oscuridad llamó su atención.

Jim había corrido como un condenado. La onda expansiva le había hecho volar, se había chocado contra un árbol, había rodado, girado, el mundo le había golpeado. Otra vez. Tenía un feo golpe en la cabeza, una brecha sangrante. Su semblante era el mismo. Circunspecto, sereno, una máscara que ocultaba una rabia mansa. Si le pudieran quitar medallas de su pechera el mismo se quitaría alguna. Aquello había sido otro desastre.

Además, había perdido sus gafas.

La noche se cerró sobre ellos, inmisericorde. Buscaron a Tortuga esperando encontrar al tiarrón debajo de unos escombros, maldiciendo. Solo encontraron una de sus manos y su sombrero de Cowboy. No había quedado más que enterrar.

Los cerdos supervivientes habían salido despavoridos. Igual que aves y mamíferos. La selva estaba en silencio, hundida en la negrura. En las aguas de la muerte. No había estrellas en el firmamento, tampoco luna. La única iluminación provenía de sus linternas. Del fuerte ya no quedaba nada. Nadie los había disparado, cortado o golpeado, así que intuyeron que estaban solos. Cansados, agotados, derrotados una vez más. Menguados.

Gonsalves contempló con tristeza lo que había sido su hogar, se secó las lágrimas que surcaban su rostro cubierto de polvo, tierra y desesperación.

—Ya no tenemos a donde ir.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Heridas:

1-Cabeza

2-Brazos

3-Pecho

4-Piernas

5-Psique

6-Nada

***

Al menos el barracón de las armas no ha explotado directamente, como pretendía nuestro amigo.

Rico no puede andar sin ayuda. Su tobillo está hecho mierda (una luxación, nada roto). Si alguien quiere curarle, adelante. Veremos cuánto tarda en recuperarse.

La herida de Jim no es grave, pero sin sus gafas, incluso las tiradas exitosas de percepción (cuando use la vista) o cualquiera otra donde la vista sea esencial (disparar, conducir) es probable que fallen.

Os dejo abierta a todos la ficha de nuestro amigo. Ahora ya le conocéis un poco mejor.

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14/11/2022, 09:48
Morgan Merl

Se ocupó, en silencio, del tobillo de Rico. Le colocó un vendaje de los que conservaba en sus decenas de bolsillos. La mochila la había perdido *. -Es una luxación. De grado uno. Mantenlo en alto siempre que puedas. -Apoyó el pie del muchacho en un trozo retorcido de barril. Examinó luego a Dolores, un simple vistazo, lo que ella le dejase. Ilesa.

Después, Jim. Usó alcohol, yodo, unos pocos puntos -Estate quieto, capitán- Un vendaje. Enfocó sus ojos con la linterna -Tienes una ligera conmoción. Descansa un rato. -Todos deberían hacerlo. Les dio un analgésico a todos ellos. Tortuga ya no necesitaba de sus cuidados.

Otro compañero perdido. No se preocuparía más por su futuro, por granjas ni caballos. No más tortura debida a su pasado.

Se sentó después de eso. Encendió un cigarrillo de los que restaban en el paquete arrugado y lo pasó a los demás. Dejó de ser médico y autómata para pasar a ser un hombre al que le dolía hasta la última fibra de cuerpo maltratado. Ahora el castigo que le causaba la herida del brazo quedó camuflado entre el malestar general. Le habían estrujado entre dos manos de un gigante y empotrado luego contra un muro.

Como las peleas de superhéroes y villanos. Solo que él no poseía superpoderes. Ni sus compañeros. También ellos habían sido masticados y luego cagados.

Fumó, en apariencia tranquilo, como reflexionando. En realidad, tenía la mente en blanco, apagada, el conmutador en off. La explosión le dejó sin pensamientos, se los llevó en la brutal onda expansiva. Sus fríos ojos observaron el desolador panorama alrededor de ellos. Su enemigo no aparecía, no era de esos asesinos que regresan al lugar del crimen para comprobar su mayor o menor éxito o recrearse en sus maldades. El cabrón no estaba por allí, ni por morbo ni, simplemente, para terminar con ellos. Eso, podía ser un error por su parte.

También era posible que disfrutase en silencio de los estragos causados. Los cazaría más tarde si había supervivientes.

-Comprobación de equipo -anunció, después de otra calada- Conservo el fusil, las pistolas, munición. El cuchillo. Granadas. Algunos otros objetos... linterna, brújula... Unos pocos medicamentos. Tabaco, este paquete. -alzó la vista hacia Gonsalves. Dio otra calada a su pitillo.

-Siempre hay un lugar a donde ir.

Fumó dentro de esa burbuja de desincronización con la realidad. ¿Somos fantasmas o estamos vivos? Fumó, observando los fuegos, el crepitar de las llamas, el olor punzante a carne quemada. En cierto sentido hay belleza en esto, pensó. Y pocos desgraciados en el mundo lo ven y viven una sola vez en su puta vida. 

Quizá somos afortunados. Sabía que deliraba un poco.

-Joder. ¿cómo hizo para reunir y guiar a los cerdos hasta aquí? supongo que ese hijo de puta es uno de ellos y habla su lenguaje.

 

 

Notas de juego

*Interpreto que cuando se fue a descansar la dejó y luego no llegó a ponérsela. Y si lo hizo, lo mismo con ese petardazo que han sufrido la ha perdido. Si la conserva, me lo dices.

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16/11/2022, 07:21
Jim Hopper

Hopper metió las manos en los bolsillos mientras el sargento Merl se hacía cargo de su herida.  No sabía qué hacer con ellas mientras intentaba poner su cabeza a funcionar; las sentía extrañas, le sobraban, sin gafas que limpiar, sin un cigarrillo entre los dedos. 

Sus ojos parecían cansados sin sus lentes; su rostro más viejo, más delgado, casi cadavérico.  Sus hombros hundidos y la cabeza gacha le hacían parecer aún más enclenque de lo que, en realidad, era. 

Ni siquiera sentía contra su pecho el peso de las medallas ganadas en varias décadas de servicio. Éstas estaban en un cajón de su cómoda, lejos, tan lejos como un puto año-luz. No podían protegerle de la derrota.

Habían perdido a Tortuga. De una forma que él no había pedido, incapaz de luchar, de morir matando, inmolado en un explosivo fuego sintético de su invención.  Pero ésta vez, el que había sido lento no había sido Tortuga, si no Jim.  

Iremos al punto de recogida D, el que nos proporcionó Dillon.  Nos recogerá un tipo llamado Dutch —no un cabronazo, un marica o un payaso llamado Dutch. Simplemente "Dutch" —. Eso implica atravesar la jungla en un estado aún más lamentable que cuando decidí esperar al equipo de extracción.

Se levantó y miró a la jungla. Un negro océano en el que acechaban criaturas hambrientas. No ahora, saciadas de violencia, pero volverían.  Pasó revista a su equipo. 

Conservo pistola cargada, un fusil de asalto, una carga explosiva — la otra la había perdido, había usado todas las granadas —, cuchillo, brújula, calculadora de bolsillo, una bengala...

Se levantó y agarró el cigarrillo de Merl, al que le dió una calada. Había perdido su medio cartón

Saldremos justo antes de amanecer. Vamos a descansar.  Gonsalves, te vienes con nosotros. Me aseguraré personalmente de que entres en América. 

​​​​​

Notas de juego

Una errata. No hace falta releer.

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18/11/2022, 11:49
Rico Flores

Por segunda vez en el día, voló.

 

Tras el choque de la caída, sintió una punzada en el tobillo. Esperaba, en unos pocos segundos, volver a sentir las garras apretando su cuello. Estaba mareado, confuso y aturdido a pesar de las "medidas de la abuela" que había tomado. 

 

Abrió los ojos y ante ellos se le apareció una borrosa visión de un fin del mundo en miniatura, localizado en un pedazo de selva que ahora podría servir como solar para construir un centro comercial.

 

Agarró el Dragunov, presto a responder si veía al demonio… Pero, o no aparecía o no conseguía verlo… La cuestión era que seguía vivo.

 

Pudo ver al resto del equipo… menos a uno. Tortuga. Su sombrero estaba tirado en el suelo, como un objeto abandonado hacía muchos años en un pueblo fantasma… No había que ser un genio para saber que ya no volverían a verlo mascar y escupir tabaco…

 

Merl le ayudó a ponerse en pie. Rico se dejó hacer, en silencio. Con la mirada seguía escrutando los alrededores, por si el demonio volvía a aparecer. Había dejado a un lado su fusil mientras Merl le atendía, pero la mano aferraba su pistola, aún sin desenfundar…

 

Le sorprendía seguir vivo. Nunca lo hacía, pero sin poder evitarlo, elevó una oración a la Virgen María. No era creyente, pero de alguna forma, sintió que debía hacerlo, una manera de agradecer o saldar una deuda por haber sido salvados.

 

El plan volvió a cambiar. Adaptarse a las circunstancias… Estaban tan machacados que retirarse para volver a luchar otro día era una opción más que aceptable… 

 

Con el pie todavía en alto, revisó el fusil. Afortunadamente, la explosión y la caída no lo habían afectado. Comprobó la mira, no había sufrido daños. - Fusil y pistola, munición, no mucha, cuchillo y poca cosa más… - se encogió de hombros. 

 

Atravesar la jungla, con el tobillo lastimado. No tendría un ritmo muy alegre. Con la mirada buscó algún objeto que pudiera servirle de bastón o muleta. Un pedazo de tabla, de la altura adecuada, resto de una pared de alguna de las cabañas… Una bota, perdida y chamuscada… Sacó el pie de dentro y lo colocó en la punta de la muleta para evitar clavársela en el sobaco al apoyarse. Aguantar el olor de cuero y carne chamuscada ya era otro cantar, pero qué remedio quedaba…

 

Se quedó donde estaba. Hopper sugirió descansar antes de salir. No podía estar más de acuerdo. Nadie dijo nada de montar turnos de guardia. ¿Para qué? Sería un gasto inútil de energía. No dijo nada más, se dejó abrazar por Morfeo y que le llevara a un lugar lejos de aquella selva, no importaba dónde… mientras fuera un sitio tranquilo y soleado.

 

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18/11/2022, 12:38
Morgan Merl

El sargento miró al capitán después de un momento de silencio. Escudriñó en su expresión si pensaba en largarse de esta maldita selva.

Sería una decisión inteligente. Estaban maltrechos, muy tocados, hostigados por ese supersoldado mutante o lo que fuese, acosados por su presencia invisible e incomprensible. También amenazados por la falsa y mortal extracción preparada por Wilkinson.

A la vez, continuaban con su misión pendiente, el rescate del tipo trajeado. Para ello, debían infiltrarse y seguramente enfrentar al equipo de ese moñas de Wilkinson. También habían ¿prometido? Encontrar y liberar al hijo de Dolores.

Sin contar, por supuesto, adentrarse en la selva de la que no habían salido todavia, y alcanzar ese helicóptero, bajo la atenta mirada del cazador de hombres. Ya se había cargado un helicóptero, nada impedía que derribara otro. El tipo se estaba diviertiendo.

-Nos estamos divirtiendo –dijo en voz alta, sin venir a cuento, reflejo de sus pensamientos.

Fumó, con calma, paladeando el humo, caladas intensas, dulces, soñadoras, entrecerrando la mirada perdida lejos de aquí, quizá con su familia. Quizás en otra selva. En otra guerra.

En esta ocasión no le llevó la contraria a Jim. Tampoco lo dejó solo en su decisión, en los ojos de Morgan podía leer que le apoyaría hasta su último aliento.

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19/11/2022, 00:03
Director

Fue fácil abandonarse al sueño, arrojarse a sus brazos. Dejar de pensar, de darle vueltas a las cosas, a las ausencias y a las presencias, a las malas decisiones, al fracaso, al horror y al silencio, era lo fácil. Cerraron los ojos. A su alrededor, la selva volvía a llenarse de vida. La muerte había terminado su turno de esa noche pero no había olvidado que sus nombres aún estaban en su lista.

Notas de juego

Cerramos capítulo. Con amargor!