Partida Rol por web

Otros Mundos I : Los Chicos de Jim Hopper

Día 1. Infierno esmeralda.

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21/09/2022, 21:09
Morgan Merl

Linda se abrazó unos instantes a Merl. Húmeda de sudor y sangre. De temor y rabia. Morgan se separó, la examinó con ojos profesionales. 

-Son heridas superficiales. - había "sentido algo" en aquel abrazo. No era solo camaradería, un respiro, un alivio. Extraño. Frunció el entrecejo. -Vamos. -El tiempo era precioso. Después se ocuparía de las heridas.

Si es que había un después.

Sin tiempo para pensar demasiado. Tortuga fue liberado, Gonsalves también. El primer asalto superado. ¿Contra qué se enfrentaban? El demonio de la selva, ¿eso dijo la espía? ¿Dónde coño estaba? ¿Y Rico?

Morgan, todavía agazapado, miró hacia la zona que su fusil había transformado en pulpa. Eternamente verde, seguía viendo lo mismo, tonalidades de verde, flores rojas fascinantes, o violetas. Azules. Más verde. Hojas que caían, flotando, perezosas. Alzó la mirada, buscando entre el follaje de los árboles, pero era imposible distinguir nada. Le hizo una señal a Linda. Luego a Tortuga. "Avancemos. En abanico". No pensó en ese momento en Jim, en su superior. Eran dos mentes que pensaban semejante. Casi siempre fue así en el pasado.

Se acuclilló tras el tronco de un árbol. No sabía de botánica y en ese momento le vino la idea de que debería interesare más por la flora y la fauna. Conocía lo esencial. Siempre leía el dossier del terreno donde actuarían. Pero era información básica. El meollo del asunto era otro.

Se quitó la gorra. La frente y el cabello sudorosos. Observó a Rico, debatiéndose, suspendido de la nada. "Camuflaje". ¿Invisible? Armas como la red metálica. La fuerza y el equipo para elevar a los tipos del helicóptero y al gigante ruso. ¿A quién, a qué se enfrentaban? ¿Un comando especial con tecnología experimental? ¿Del Tío Sam, rusos? ¿Chinos? Esos enanos investigaban y nadie sabía una mierda de sus secretos. 

Quizás era más de uno. Una pareja tal vez. 

Rico. Una puta trampa. Dio indicaciones con las manos a Tortuga y Linda. Órdenes para que rodeasen la zona. Miró a Jim, señaló con un dedo hacia arriba. Aguardó a que el capitán decidiera. No mucho. La vida de su compañero dependía de segundos. Entonces lo vio.

Ese parpadeo. Ese fulgor. El corazón se le cerró en una bola prensada. Estaba ahí. ¿Pero dónde exactamente? Respiró hondo, se aferró a la culata de su arma. Su voluntad era poderosa, su frialdad y control de nervios le habían permitido salir de muchas historias. Solo era un enemigo más.

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Iba a añadir si tenemos +10 de Jim para la percepción o resto tiradas, pero tanto da XD

He tirado voluntad por si fuese necesario. Espero que no lo sea, olvídala, madre, 99. 

Y con el fallo en percepción, no se si disparar, no sea que me cargue a Rico. Decido esconderme en este turno, que no me vea, y espero al capi :P

Esa ha salido bien, jajaja.

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21/09/2022, 22:41
Rico Flores
- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo las tiradas y mañana posteo, que hoy no me da tiempo, sorry. Parece que ha ido bien. Lástima de penalizador, que si no, lo reviento jajaja

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22/09/2022, 07:12
Jim Hopper
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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22/09/2022, 09:38
Rico Flores

"El tiempo es relativo​​​​​"

 

No sabía dónde había escuchado eso antes, pero estaba comprobando que era cierto.

 

Era consciente de que todo estaba pasando en pocos segundos, pero parecía que llevaba allí años… La tensión, la incertidumbre de no saber qué te acecha… Todo a su alrededor era vegetación, humedad, el olor del miedo que él mismo desprendía… Una distorsión en las formas ¿¡Qué cojones era eso!?

 

La presión en su cuello le quitó el aire. Reacción instintiva: patalear y llevarse las manos al cuello para intentar aligerar la presión de la mordaza. Nada, una fuerza increíble lo atenazaba y levantaba del suelo como si fuera un muñeco de trapo.

 

Su pistola… a falta de su fusil, no tenía tanta experiencia con ella, pero era lo único que le quedaba, se aferró a ella como si fuera un trozo de mástil en un naufragio. 

 

Una ráfaga… Sólo podían ser sus compañeros. Debían estar cerca… Ánimos renovados, instinto de supervivencia y espíritu guerrero. No se iba a dejar aplastar por lo que fuera aquella cosa. No, no iba a morir así...

 

Vio dos puntos brillantes dentro de la distorsión que le rodeaba. Apretó los dientes y dirigió hacia la figura el cañón de la M1911… 7 disparos del .45ACP a bocajarro tenían que hacerle algo a cualquier cosa de este mundo.

Notas de juego

7 es el total del cargador de la M1991. O sea, que vacío el cargador entero.

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22/09/2022, 13:35
Jim Hopper

No me gustan estos jueguecitos — dijo mirándose la mano ensangrentada —. Pero si esos hijos de puta quieren jugar, que se preparen.  Jim lo tenía claro.  El secuestro de los jóvenes guerrilleros, la zona prohibida, las armas especiales, los rusos ayudando a eso guatemaricas. Se trataba de un experimento  armamentístico del pentágono. Tácticas de terror.  Media docena de hombres apoyados con armas avanzadas podían aterrorizar a un número mucho mayor de nativos supersticiosos que las impersonales y poco selectivas bombas.

Estos cabrones de la perrera se han equivocado con nosotros y lo van a pagar. 

 

Así que avanzaron en abanico, tal y como hacían siempre. Gonsalves en el centro de un arco que formaban ellos, guiando al grupo. 

—¿Qué cojones pasa con Rico, se ha quedado dorm...?

Jim se puso en marcha tan pronto vio al soldado revolviéndose en el aire. Buscó los cables que sostenían a Rico sin verlos, confundido por el extraño rielar del aire tras él.  Frunció el ceño, confuso, y saltó a un lado, rodando por el suelo de la jungla 

—¡Están usando de escudo a Rico! Abríos, abríos, rodeadlo! — se ocultó tras un árbol y buscó de nuevo ese borrón en en el aire de la jungla que sería imposible de ver una vez anocheciera.  Las palabras de Linda, los tipos despellejados... algo encajó en el cerebro hiperactivo de Jim Hopper.  Ese o esos cabrones  se movían usando cables por el techo arbóreo de la jungla

Ahora veras, hijo de puta saltimbanqui.

Y se quedó apuntando al espacio que rodeaba a Rico, esperando que eso se moviese. Aguantó la respiración y se quedó quieto. No era el mejor tirador del mundo, pero tenía la paciencia de un jodido cepo.  Un inmóvil, discreto y afilado cepo para osos.

 

- Tiradas (2)
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22/09/2022, 23:35
Director

Merl clavó la rodilla en tierra, tenso como la soga de un ahorcado. La situación requería prudencia, silencio. Hizo una seña a los demás. Abrirse, rodear al enemigo. Hopper diría lo mismo segundos más tarde, enérgico, dispuesto a plantar cara. Merl desapareció, oculto en la maleza. El tiempo transcurría a cámara lenta. Tortuga le hizo una seña a Gustav, los dientes apretados, el dedo acariciando el gatillo de su M60. El flanco izquierdo. Ambos colosos se desplazaron en silencio. Linda, el flanco derecho, saltando entre la maleza, posicionándose. Buscaba revancha. Gonsalvez quedó atrás cuando Hopper impartió las órdenes. Esperaba una señal. El momento oportuno para abrir fuego. Se habían metido con la gente equivocada.

El problema era que un momento era todo lo que tenía Rico de vida.

El novato estaba estrenándose a lo grande. No era su primera acción bélica, pero si era la primera vez que se encontraba en el corazón de la misma. Acostumbrado a pelear, y creyendo ver la forma que estaba acosándole, alzó el arma y vació el cargador. Algo frío y líquido le saltó a la cara. Escuchó un sonido gutural cargado de ira antes de salir volando contra los árboles. La maleza amortiguó la caída, pero perdió su pistola mientras se hundía entre las flores y las lianas. Hopper no necesitó más señales. Ese era su momento.

El arma del capitán empezó a entornar su canción de muerte, acero y pólvora. El capitán siempre había tenido problemas de visión, una infancia complicada con todos sus compañeros de clase riéndose de sus gafas de culo de botella. Pero en ese instante lo vio todo con claridad. Una forma ¿Humana? Grande, más que Gustav. Ondas, fluctuaciones de aire, de luz. Un error en el paisaje, un borrón que Dios no había podido eliminar. Ya lo haría él. Pronto sus hombres le acompañaron.

—Vamos a dejar a esos cabrones como un puto colador —gruñó Tortuga, no veía una mierda pero empezó a barrer la zona con su M-60 apoyando el fuego de su capitán.

El arma de Gustav empezó a girar mientras el polaco buscaba un blanco. No lo encontró, pero la actitud de Hopper era más que elocuente. Empezó a disparar, uniéndose a Tortuga. La selva empezó a sacudirse como un lienzo ante una lluvia de metal. Linda se unió a su sinfonía, más centrada. Ráfagas cortas, perseguía un blanco. Sus ojos se habían abierto cuando vio el movimiento entre las plantas y una estela verde intenso, verde nuclear, que iba quedando atrás. Sangre.

El fuego recibió contestación. Un disco de buen tamaño voló desde ninguna parte. Tortuga se tiró al suelo mientras se sujetaba el sombrero, salvándose por poco. El disco siguió su trayectoria, traspasando la selva, cortando, triturando, girando, manteniendo una parábola perfecta. Perdiéndose en la jungla, casi por donde había aparecido. Fue cuando la selva se echó sobre ellos.

Aquella arma había sido lanzada a conciencia. Los troncos, las hojas, las palmeras, se vinieron abajo, sobre ellos, como una cascada verde que amenazó con aplastarlos. El capitán retrocedió, a un flanco, con Gustav y Tortuga.

—¡Se nos cae el cielo encima!

El sargento vio dudar a Linda, una prueba de control. Decidió seguirla a ella. Jim ya tenía protección. Gonsalvez se quedó atrás, rezando. Cuando el caótico momento pasó se dieron cuenta de que estaban divididos. El capitán, Gustav, Tortuga y Gonsalves habían quedado tras los destrozos de los árboles. Merl y Linda, también Rico, en alguna parte, se encontraban al otro lado. Rico asomó la cabeza. Linda por poco se la vuela.

—Novato ¡Joder! Casi te hago un agujero nuevo —espetó, tensa pero contenida. Rico seguía llevando su traje, era prácticamente invisible.

Silencio. Buscaron, otearon. Tortuga silbó como si llamase a su perro. Fue Gonsalvez quien lo vio.

—¡Ahí! ¡Justo ahí!

Siguieron el movimiento de su brazo, su dedo acusador. Follaje, movimiento. Escapaba dejando tras de sí un reguero de sangre de color radioactiva.

—¡No en mi turno hijo de perra! —se puso en marcha, iniciativa propia —. ¡Vamos Merl! ¡Ese cabrón es nuestro!

Linda no esperó, no miró atrás. Quizás porque tenía que demostrarse algo a si misma o a los demás. Quizás porque esa cosa le ponía tan nerviosa que quería darle carpetazo el asunto de una vez por todas y olvidarse. Se introdujo en la espesura siguiendo a su atacante.

- Tiradas (10)

Notas de juego

 Solo Rico y Merl pueden seguir la pista de Linda manteniendo contacto visual con Linda, son quienes más cerca están. El resto tenéis que rodear la poda que os han tirado encima, pero ya no veréis a Linda. Aunque podéis seguir su camino.

Todos, tirada de percepción. Pero esta vez es MUY importante que digáis a donde miráis; a las copas de los árboles, al frente, al suelo, si seguís el rastro de sangre (ahí tienes tu sangre Guli ;)), los flancos, sonidos, olores. Se entiende que estáis alerta a todo vuestro entorno pero al ser un enemigo tan particular…digamos que estáis en nivel de alerta pero la tirada pondrá especial énfasis en ese punto que busquéis

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24/09/2022, 09:53
Rico Flores

Dio resultado, o al menos las salpicaduras que notó en su rostro así lo señalaban...

Sintió que volaba, a la vez que la presión en su cuello se liberaba. Se vio estrellándose contra un árbol, así que trató de hacerse un ovillo para que el impacto fuera lo menos duro posible. Cayó sobre la vegetación, que amortiguó la caída, pero quedó tendido en el suelo, tratando de recuperar la respiración. Visión nublada, silbido en los oídos, tanto por el trauma recibido como por el estruendo de disparos que se produjo a continuación. 

Boca abajo, apoyado sobra las dos manos para recuperar el resuello, a cada inspiración que conseguía realizar, se le cruzaba una sonrisa sardónica - jódete, pendejo - Sabía que le había hecho daño, y esperaba que la minigun de Gustav lo convirtiera en papilla.

Entonces un sonido distinto, un rumor que se extendió por todo el lugar. La vegetación cayó creando un muro entre ellos. El grupo había quedado dividido. Intentó observar la situación. Linda casi acaba el trabajo de lo que fuera aquella cosa. Decidió quitarse la capucha del ghillie, total, para lo que había servido contra... aquello...

Por fin se dio cuenta del color de la sangre. -¿Qué carajos? - Eso no podía ser humano... Recordó aquella película de hace unos años, en la que un bicho extraterrestre tenía ácido en lugar de sangre. Dio gracias que en esta ocasión no fue así... Merl y Linda salieron en estampida siguiendo el rastro. Aquél color era muy evidente en contraste con el resto de colores de la jungla. Se incorporó, tenía que seguir a sus compañeros pero, ¿qué haría después si encontraba de nuevo a esa cosa?¿Insultarle?¿Escupirle? Necesitaba un arma. 

No tenía ni idea de dónde habían ido a caer ni su fusil ni su pistola. Necesitaba armarse. Escuchaba al resto acercarse a través del muro vegetal, silbó, para que no volviera a pasar lo mismo que con Linda y decidió que debía buscar sus armas. Trató de ubicarse en relación al árbol del que había caído, pero el entorno había cambiado. Iba a ser como buscar una aguja en un pajar...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Miro en los alrededores, por el suelo, buscando las armas. Sé que igual quedo expuesto, pero es lo que hay...desarmado no hago nada tampoco.

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26/09/2022, 10:55
Jim Hopper

¿Le dieron bien dado? Imposible saberlo. Había perdido de vista esa forma borrosa tan pronto su movimiento se mezcló con el de los trozos de jungla, astillas y tierra saltando por los aires. 

—¡Ráfagas cortas, maldita sea! — aulló, gestionando el gasto de munición.  Sus hombres, le pareció, estaban en la antesala del pánico.  Estaban a un compañero caído, según su medidor de moral interno, de perder la disciplina. Y eso sería un problema.

Paró de disparar para admirar la trayectoria del disco lanzado por el despellajador selvático.  ¿De qué demonios estaba hecho ese filo? ¿Qué lo propulsaba?¿Por qué no aminoraba su velocidad al cortar lo que encontraba? Tan absorto estaba en la parábola trazada por el arma que, curioso en él, no previó que los árboles se les caerían encima.

—¡Qué hijoputa! — de milagro, gracias a su posición en el flanco, no le aplastó una cascada de enormes hojas, ramas y troncos.  El puto cabrón se había sacado una distracción perfecta de la chistera —. ¡Ha podado la jungla entera!

 

Pero habían quedado separados.  Linda siguió a la criatura. ¿Era eso fosforescente sangre o más bien algún lubricante o combustible nuclear?. Le preocupaba la soldado. Siempre perfecta, superaba las adversidades a base de talento, de grandes dosis de voluntad y de "querer es poder".  Pero qué podía hacer la testarudez contra armas monofilamento, equipos de camuflaje individuales y esa jodida velocidad de reacción. Necesitaban superioridad numérica, muchas balas y una moderada inteligencia.

Merl, Rico, ¡Tras Linda! — iban a ir de todos modos, pero ésto les haría apretar el culo e ir juntos —. ¡Tiene su rastro! 

 

Se giró hacia los que quedaban.  Los pesos pesados y Golsalves.  La mujer parecía estar rezando, aterrada 

Que no os intimide. Solo es un capullo ninja con boomerangs y un equipo de camuflaje.  Le seguiremos hasta que se le acabe la batería.  Lo dejaremos hecho fosfatina. Venga, a moverse!

»Tome una pistola, Golsalves — le ofreció su arma, aún quedaba media docena de balas en el cargador.  Como cebo duraría una décima de segundo, lo que tardase el disco en cruzar su cuerpo, la prefería disparando y dando algo de guerra—. Si tiene que rezar, que sea a San Colt, patrón de los coladores.

Notas de juego

Voy mirando el techo de la jungla.  Buscando movimiento en las alturas.

Edit: Varias palabras mal escritas. No hace falta releer.

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26/09/2022, 17:48
Morgan Merl

"Linda. Joder." –¡Linda! !Linda, para! ¡Es una orden! -masculló, mordiendo cada palabra, cada sílaba, con la seguridad de que su compañera no obedecería.

Morgan fue tras ella, medio agazapado, aferrando su arma con fuerza, veía correr trozos de cielo a intervalos, troncos de árboles gigantes, arbustos enormes. Hojas verdes iluminadas por un sol insensible y ajeno a sus dramas.

Las órdenes de Jim a su espalda. Separados. "Joder. Es lo que quieren esos tipos". 

-¡Linda!

"¿Y dónde coño está, Rico?" Escuchó su silbido. "Ahí está".

Linda era veloz. Decidida.Testaruda. Orgullosa. Profesional. 

Sin embargo ahora se estaba dejando llevar por toda esta locura. No era normal en ella. 

Miedo. 

"Maldita sea. Tiene miedo. No puede comprender a qué se enfrenta y el temor de su corazón la domina." Pensaba. ¿Y yo? No tengo tiempo para el puto miedo. Soy el sargento. El maldito sargento que cuida de sus hombres.

Obcecada, pérdida de concentración, de control. Oportunidad para los errores.

Encontró restos de una sustancia verde sobre las hojas. ¿Líquido de su equipo? ¿Refrigerante? Apretó los dientes, siguió tras Linda. Un ojo en ella. Otro, en las copas de los árboles. "El ataque con la red. Rico ahorcado. Los tipos colgados. El ruso en el cobertizo. El disco. Los árboles".

-¡Se mueven por los árboles! -gritó.

 

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26/09/2022, 17:51
Morgan Merl
- Tiradas (3)

Notas de juego

Percepción, sobre todo a las copas de los árboles.

Destreza, para moverme por la selva.

Destreza, armas. Por si veo al enemigo, disparar unas ráfagas.

 

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27/09/2022, 00:29
Director

Linda, una gacela en la espesura. Saltando de un lado a otro. Merl, un tigre en su caza y captura, siguiendo el rubio cervatillo a través del frondoso mundo verde. Los aromas, la tensión, los pensamientos cruzados. Se separaron de los demás. Rico no le había seguido. Atrás quedó Hopper y sus órdenes ignoradas. Linda seguía adelante, obstinada. Un juego. Todo era un juego para ella. Uno en el que debía ganar. Sudor, jadeos. El arma presta. Los pies ágiles. Nadie en las alturas. Preguntas por miles dentro de su cabeza. Una única certeza; aquello no había sido una buena idea.

Encontró a Linda quita, de espaldas a él. Rígida como una estaca.

—Morgan…

Ella nunca le llamaba así, porque sabía que tanta familiaridad podría dar pie a una cosa y luego a otra, y ambos tenían un hogar al que volver.

—¿Eres tú?

No se giró para mirarle. Había algo de súplica en su pregunta. Y un tono ácido de vergüenza. Le quemaba. Merl silbó como respuesta, en la maleza, sin desvelar su posición. Buscando, encañonando toda la puta selva. Tratando de averiguar que estaba pasando.

—He pisado una mina.

Un fino cable acerado, casi invisible al ojo humano. No era un arma tan sofisticada como la de su agresor. Los guerrilleros debían haber minado la zona por temor al cazador de hombres. Y a Wilkinson. Después del ataque se habían esforzado mucho.

Había más líquido brillante desparramando por el suelo. Fluido de un arma, sangre. Provenía de su enemigo. Linda lo había seguido. Al fondo había un charco abundante. Linda lo había visto y había corrido hacia allí pensando que su enemigo estaría bajo de combustible o desangrándose. Todo había sido una trampa. Era cuestión de tiempo que alguien pisase una mina. Linda, siempre la mejor, al menos se había dado cuenta de que había pisado donde no debía.

Tortuga era bueno con esas cosas. ¿Dónde coño estaba?

—No sé dónde está, Morgan —la fuerte mujer se había derrumbado.

No estaba llorando, porque le habían programado para no hacerlo, pero su voz era un gimoteo. Después de todo, era humana. Lo único que podía esperarse de la perfección era un instante. Y el suyo había pasado.

—Me ha cazado —confeso, derrotada, vencida —. ENo dejes que te pille a ti también. Sé que está aquí, esperando. Mirándonos. Soy su cebo —apretó los puños, llena de rabia y frustración —. Vete.

Merl trató de pensar. Tic, tac, no había tiempo. Tres puntos rojos que formaban un triángulo perfecto, tres lásers, aparecieron en la nunca de Linda.

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27/09/2022, 00:30
Director

Rico buscó sus armas. Hopper podía decir lo que quisiera, pero no podía ir detrás de un enemigo armado solo con un cuchillo. Linda ya había desaparecido. Merl fue el siguiente. El capitán los vio desaparecer desde el otro lado del derrumbamiento. Podían haberlo rodeado. Decieron atravesarlo. Gustav sacó su machete, encabezó la marcha. Tortuga lo siguió como una apisonadora. Ramas, lianas, corteza. Pasaron por encima de ello. Gonsalvez se paró unos momentos para afianzar en su mano el arma que le había tendido el capitán. No le era algo ajeno, pero tampoco era algo con lo que se sintiese cómodo.

—Gracias —dijo en español, encomendado sus oraciones hacia un dios más oscuro.

Siguieron el rastro. Aquel líquido brillante, verde, destacaba aquí y allá. Salpicaduras. Como de una presa que corre mientras se desangrada. O el motor de un coche perdiendo refrigerante. Una estela que seguir. Un camino marcado. Gustav enfundó el machete, apretó su mandíbula de dios griego, el de la guerra. Tortuga se ajustó el sombrero. No tenían miedo. Pero si respeto. Hopper dio un paso al frente. El capitán. Era fácil seguir a un tipo grande como Gustav. Cuando alguien como Jim Hopper iba el primero era imposible no seguirlo. No era el más alto, pero si el más fuerte. No en músculo, pero su sesudo cerebro tenía fuerza; magnética, carisma, sex appeal para la guerra.

El capitán miraba a los árboles. Gustav cubría los flancos. Gonsalvez se había quedado atrás. Cubría la retaguardia. Conocía la selva, sus sonidos, sus secretos. Tortuga no parecía mirar a ninguna parte en concreto. Siempre había sido un tipo lento. De movimientos, de entendederas. Pero si le cogías el punto, veías que no era tan lento. Solo pausado. Un pequeño genio que de no haber sido secuestrado por el monstruo de la guerra habría podido ser un buen ingeniero. Colocó su manaza sobre el hombro del capitán, frenándole. A vece había que hacer las cosas a un ritmo más lento.

—No —dijo, serio, señalando el suelo.

Al capitán le costó verlo. El filamento, como sedal para pescar, era prácticamente invisible. Una trampa sucia y traicionera. Los guerrilleros habían minado aquel lugar,

—García debió minar esta parte de la selva después del ataque de Wilkinson. No sabía nada —dijo Gonsalves —. Habrá más. Los rusos trajeron un montón de esas trampas, como caramelos.

Tortuga se quitó el sombrero. Se secó el sudor de la frente. Miró arriba, a las copas de los árboles. Por ahí había huido el enemigo. La muerte se encontraba a sus pies.

—Iré primero. Si alguien activa una trampa, que se quede quieto. Puedo desactivarla. No es un gran trabajo el de estos indios pelotudos —terció, miró a Gonsalvez —. Lo siento, no quería decir…

Algo apareció por detrás, una figura grande que parecía arrastrar consigo parte de la selva. Rico se encontró con cuatro armas apuntándole a la cabeza. Tenía que dejar de hacer eso. Bajaron las armas. Rico había encontrado su pistola. El rifle se había perdido. Era mejor que nada.

Siguieron adelante. Tortuga el primero. Lento, pero asegurando el paso. Como había dicho Gonsalves, encontraron más trampas. Era casi un milagro que Linda o Merl no las hubieran activando mientras corrían. Habían perdido un tiempo precioso. Apenas un minuto, suficiente para perder de vista a sus hombres. El rastro, brillante, radiante, seguía indicando el camino.

Notas de juego

No citéis al sargento en el siguiente turno. ;)

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27/09/2022, 17:19
Morgan Merl

Una puta mina. No te muevas. Tortuga sabe del tema. Y yo...Colocaremos algo debajo, el cable, sí, la desactivaremos. ¿no?

-No te muevas ni respires -susurro, un murmullo entre las grandes y asombrosas hojas de la selva. Una frase tonta, como si Linda fuese a moverse. Un apoyo. Una esperanza en su tono. Linda necesitaba escuchar su voz. Y Morgan necesitaba a Linda. El equipo la necesitaba. Era imprescindible.

Su amiga. 

Joder. Una puta mina. 

-Estoy aquí. Aguanta.

Si intentaba salvarla, al tipo ese o los tipos, quienes fuesen, les daría una oportunidad para abatirlos a los dos. Su cerebro chirrió buscando una solución. ¿La había? No oía nada detrás, a Rico, a Gustav. Los ladridos de Jim. ¿Cómo te has dejado cazar así, Linda? Maldita seas. Hija de puta.

Aferró su colgante, lo estrechó en su puño. Buscando sabiduría, fuerza, entereza. Lárgate, un murmullo de silencio, un consejo de su amuleto. Un buen consejo. No te acerques. Linda va a transformarse en palomitas rojas crujientes. Y tú no quieres eso para ti. 

A veces se pierden compañeros. Linda, maldita sea tu impulsividad.

Todos esos pensamientos cruzaron la mente atribulada del sargento, golpearon dentro de su cabeza, una bola de pinball alocada y descontrolada. 

Vio los tres puntos en la cabeza de Linda. No quedaba tiempo. 

El sargento Merl mantuvo la distancia prudencial del radio de la probable explosión de la mina. Se llevó el amuleto a la boca. Lo mordió. Su vista siguió el rayo láser. Buscó a su enemigo. Tragó saliva, sangre y oscuridad. Encaró el cañón sin esperar más hacia donde lo viese o intuyese que se encontraba. Apretó los dientes para no gritar de rabia y frustración. Mantén el control. Mantén el control y el equilibrio mental.

Abrió fuego con el lanzagranadas en esa dirección. Una vez, dos, rodó, cambió de posición camuflándose y disparó de nuevo si tenía la opción. 

Espero que te entren por el culo, cabrón. 

- Tiradas (3)

Notas de juego

He lanzado dos acciones. Y la de carisma para alentar a Linda, pero esta no me ha salido nada bien. En fin. A ver las otras dos. 

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27/09/2022, 23:15
Director

Sentimientos a flor de piel. Como siempre, cuando la muerte sacaba su guadaña a pasear y los hombres se veían reflejados en su bruñida superficie, llegaban los arrepentimientos. Palabras calladas, caricias perdidas, momentos olvidados. Lo efímero de la vida. No había moral, tampoco justicia. Solo un instante para vivir y cuando este se agotaba llegaban las preguntas. ¿Por qué no hice? ¿Por qué me negué? ¿Por qué me callé? ¿Por qué? ¿Por qué? Una preguntaba que martilleaba tanto los sesos como el alma. No había vuelta atrás. El pasado se había perdido. Siempre quedaba el futuro. Y cuando no. Una maliciosa pregunta repitiéndose, como un eco dentro de la garganta de un monstruo.

Cámara lenta. Tres haces de luz roja. Un láser. Merl siguió la trayectoria, se basó en su instinto. La luz casi hacía invisible la triple mirilla. Una silueta. Un camaleón. Una figura. Oculta, perfecta, invisible. Una corazonada. Su corazón palpitando, adrenalina, gasolina de alto octanaje. Linda conteniendo la respiración. Merl giró a la velocidad del rayo y sin embargo, aquello le pareció que duraba toda una vida. El arma pesaba una tonelada, el aire le asfixiaba. Tiró de memoria muscular. La culata del arma contra el brazo, el punto de mira. El gatillo, en tensión. La primera granada, volando lejos, firme. Ese cabrón era suyo.

Pero Linda era de Él. Ya nunca sería suya. Sus fantasías. Más allá del deseo, esa compenetración, esas bromas, esa alma gemela que prefería volver a casa con su prometido; un emprendedor que tenía una floristería. Un tipo amanerado, un flojo con gafas. Era todo lo opuesto a la guerra. Era lo que ella necesitaba. También la echaría de menos. Pero no menos de Merl, quien había llegado a entender sus silencios. Él último pensamiento de Linda no fue para su prometido. Fue para Morgan. Pensó que él podría salvarla.

Un destello de luz azulada. Una forma espectral. Un proyectil de luz. Impactó en Linda. Su cuerpo no se abrió, sino que fue traspasada por un calor tan intenso que redujo sus órganos internos a cenizas. Ni siquiera pudo gritar. La violencia del impacto movió su pie izquierdo. La mina. Una explosión; fuego, acero, rabia guerrillera. Metralla, tierra y polvo cayeron sobre Merl, quien ahora estaba cubierto con pedazos de su compañera y salpicaduras de sangre.

Su granada, explotó. Un rugido. Rabia. Y dolor. La rama se partió, el árbol se prendió. Un discreto fuego. Algo pesado cayó tratando de agarrarse, arañando, a las ramas. Merl lo siguió con su arma, un segundo disparo por ambas partes. El haz de luz pasó por delante de él, arriba y a la derecha, le achicharró los galones que no tenía. Su granada explotó. Humo, tierra, polvo. Sangre, brillante. Aquella cosa estaba viva. No sonaba como un hombre. Pisadas en la distancia. Si tenía suerte, una de las minas acabaría con esa cosa. Pero no escuchó nada.

Lo siguió. No podía verlo. Pero estaba tocado. La granada le había dado de lleno. Nada podía sobrevivir a eso. Nada. ¿Verdad?

- Tiradas (4)
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27/09/2022, 23:51
Director

Tortuga iba a buen ritmo para ser él. Indicaba a sus compañeros donde estaban las minas. Las pasaban por encima, las rodeaban. Hopper le apremiaba. Gustav tenía mala cara, el aliento contenido, así como las ganas de matar. Quería liberarse, apretar el gatillo, danzar con la muerte. Y que fuera lo que tuviera que ser. Gonsalves iba atrás, armada y cauta, el arma baja pero lista. Miraba a todas partes. Rico, con la cabeza descubierta, la pistola en la mano, en busca de revancha.

Una explosión a veinte metros. Una mina. Al momento, otra explosión más rabiosa. Arriba, entre las copas de los árboles. Una granada que prendió las hojas. Algo pesado cayendo. Un grito inhumano, profundo, desafío  y rabia. Escucharon el sonido de un ¿disparo? Un haz de luz cortando aire, materia, vida. Otra granada. Hopper los espoleó. Tres pasos dieron. Un cristal frente a ellos. La selva, distorsionada. A cinco metros.

—Hijo de…

Tortuga subió el arma con una rapidez nada propia de él. La minigun de Gustav empezó a girar.

—¡No! —la guerrillera se puso en medio de las armas. Hopper comprendió —¡Es vuestro amigo!

Esa cosa había estado allí. Un instante, un momento. Se había dejado ver. Al momento se había esfumado y quien apareció fue Merl, pisándole los talones. Por poco no se mataron mutuamente. El sargento tenía la mirada perdida, la mandíbula apretada. Había salpicaduras de sangre sobre su rostro y uniforme, y pedazos de carne, y jirones de ropa.

No dijeron nada, giraron como un solo hombre. Siguieron el rastro brillante. ¿Cuándo coño había vuelto a subir a los árboles? Las armas le siguieron. Movimientos, el cabeceo de una rama, una hoja mecida por el ¿viento? Ya no estaba allí. Perdido. Lo habían vuelto a perder.

Silencio. Una gota de sudor resbalando por el cuello de Gonsalvez. Hopper, tragando saliva, lentamente, como si fuese un puñado de tierra. Rico, estático, contemplativo, igual que si estuviera en una de sus misiones, en un punto de disparo, tratando de ser invisible. Gustav, el más nervioso, olisqueando a un lado, a otro, frustrado. Tortuga, incrédulo, contemplado la selva como si estuviera viendo un fantasma.

—Se ha ido —dijo alguien.

De momento, pensaron todos.

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28/09/2022, 10:36
Jim Hopper

Ha matado a Linda — afirmó de manera inexpresiva, como quien leía el New York times delante de un bol de cereales.  Evitó así que Merl tuviese que dar las malas noticias. Jim se quitó las gafas y comenzó a limpiarlas. Una y otra vez.  Linda era demasiado buena como para morir. No así, convertida en una jodida hamburguesa. Su destino era casarse, tener seis hijos y convertirse en una vieja amargada que añoraba sus tiempos de soldado.

Joder...— Jim apretó los dientes y se quedó sin nada que decir por una vez —. ¿Dónde está lo que queda de Linda, Merl? Quedaos aquí, voy a por ella. Ese hijo de puta va a recargar sus baterías. O a lamerse las heridas.

Su mente táctica cabalgaba hacia escenarios en que acribillaban a ese cobarde que jugaba con ellos. Morirían todos en casi todos los casos.

Volvemos al campamento de los rebeldes — Jim nunca se desviaba mucho de su misión, salvo, quizás, para meterle una granada por el culo a algún comunista.  Lo de Linda debía haberle afectado, aunque su rostro de roedor no mostraba ninguna emoción.

Habrá gasolina, balas, una bonita empalizada.  Mejor pelear ahí que en la jodida jungla.  Ese cabrón pensará que nos hemos acojonado, que hemos redrocedido.  Pero solo estamos cogiendo impulso.

 

 

- Tiradas (1)
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28/09/2022, 14:42
Rico Flores

Qué mezcla de emociones en tan sólo un día... Ni siquiera eso, apenas habrían pasado un par de horas desde que atacaron el campamento y esa cosa les atacó a su vez... Aferrado a la pistola, echando de menos su visor, avanzaba observando y vigilando cada hoja, cada rama, cada minúsculo movimiento que no fuera producido de manera natural. Pero no podía estar atento a todo, la opresión en su garganta continuaba, pese a la quemazón y la sequedad que sentía trataba de evitar el toser. 

Extrañaba su rifle, aquél reducido montón de hierro, plástico y madera ruso con el que se guiaba a través de su mira. Todo lo controlaba y le hacía sentir invencible. La pistola, pese a que había cumplido con su papel más que de sobra, le hacía sentir como que estaba en calzoncillos frente a un gigante. Lo cual no distaba tanto de la realidad.

Tortuga les guiaba, por lo que no tenían que controlar tanto dónde pisaban y poder estar atentos al resto del entorno. Rico buscaba distorsiones en las formas de la jungla. Ahora las veía por todas partes, el miedo que se había apoderado de su ánimo le jugaba malas pasadas.

Una explosión... Rico observó las alteraciones del entorno, no supo si eran causadas por la onda expansiva o por otra cosa. Quedó estático. Desde fuera pareciera que estaba controlando su vector, pero en realidad, tenía la vista nublada, la mente bloqueada... No veía nada...

No fue consciente de la forma que apareció, ni de que Merl estaba allí hasta que lo escuchó hablar... Volvió en sí, parpadeando repetidamente. Linda ya no estaba, o por lo menos gran parte de ella, al ver el estado del sargento. Apretó los dientes. Rabia, dolor, tristeza, miedo... Terror... Tenía que serenarse. Había estado tan cerca de la muerte, tan cerca de aquella cosa, que casi no podía procesarlo.

Hopper dio la orden de volver al campamento, entonces Rico se desplomó, cayó de rodillas, con las palmas apoyadas en el suelo y la cabeza gacha. Pudo vencer a las arcadas, pero todo su cuerpo temblaba. La desesperación comenzaba a hacer mella en su ánimo.... Después de todo, ellos tenían razón...

Era el novato, le tocaba cagarse en los pantalones.*

Notas de juego

* no literalmente! jajaja

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29/09/2022, 17:38
Morgan Merl

Morgan tardó unos segundos en bajar el cañón cuando se reencontró con sus compañeros de armas.

-Debería estar muerto. El tipo ese Y yo también. Su voz sonaba grave, lejana, nacida de alguna parte muy escondida en el interior del sargento. De alguna caverna oculta.

-Debería estar muerto –repitió. Linda lo está. No era la primera vez que uno de los suyos caía. Nunca te acostumbras. No quiero acostumbrarme. Pierdes humanidad. Y nos queda poca. -Le disparé dos granadas. Está herido. Estoy convencido de que esto es sangre –alzó la palma de la mano y mostró la sustancia verde.

Parecía que Merl andaba en un estado hipnótico o drogado. Sus ojos hechizados no miraban a sus camaradas, sino a la selva. A lo profundo de la selva por donde aquella cosa había escapado.

Ni siquiera reparó en que parte de Linda colgaba y manchaba sus ropas y equipo.

-Sangre verde. Tecnología desconocida. Experimentos. Y nosotros las putas cobayas enviadas por tu amigo Dillon.

Cambió el cargador del fusil.

-El cobarde ha huído. A lamerse las heridas a su guarida. ¿habés escuchado ese grito gutural de dolor y rabia? Hijo de puta.

Se dio cuenta del estado de Rico.

-Chico, te ha tocado un bautismo de mierda. Fúmate un cigarrillo y en camino. No queremos nenazas aquí. En pie, soldado.

El corazón era un tambor. Su sangre bailaba. Sin embargo estaba sereno. Extrañamente tranquilo.

-Tu plan es una mierda, Jim. El tipo está tocado. Sea lo que sea. El cazador del calor o como mierdas lo llame Gonsalves. –¿Se estaba rebelando al mando? En la mirada de Merl había determinación, decisión, fuego.Brasas que no quería enfriar.

-Gustav, Tortuga, abanico. A cinco metros. Rico, delante conmigo. Gonsalves, nos sigues o te vuelves al campamento. Jim, haz lo que te salga de la polla. Yo voy a por ese cabrón. Ahora.

Notas de juego

Merl está un poco cabreado, sí XD

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03/10/2022, 11:19
Jim Hopper

Sargento — Su voz sonó como siempre, pero Jim sintió que su liderazgo se evaporaba.  Una sensación poco habitual que sabía falsa, quimérica. No se dejó engañar por ese Jim que existía en su interior, el inseguro crío del que de burlaban.  Se enderezó como uno de esas alimañas que pretendían ser más grandes de lo que eran.

Linda lo siguió y está muerta. ¿Es Morgan Merl mejor que la soldado Rothrock? 

»Está herido ¿Y qué?. No es un ciervo huyendo ciegamente de nosotros, es un jodido comando con armas experimentales que aún no hemos visto en acción, como ese rayo térmico con el que derribó el helicóptero. Seguro que tiene una puta base plagada de trampas de mierda ¡Joder! ¿No creeréis que ese mamón dormirá en una puta colchoneta en el suelo, verdad?

»¡No voy a perder más hombres luchando en el terreno de otro, Morgan!  Ten claro eso, no lucharemos dónde ese tipo quiera. A mi... a mi me duele lo de Linda tanto como a tí. ¡Y tengo tantas ganas o más que tú de cargarme a ese hijoputa!.. pero no pienso ir al matadero como un puto corderito.

Bajó el tormentoso tono un grado.  Suspiró. Sus ojillos perturbadoramente tranquilos fijos en el suboficial. 

—Tendremos más posibilidades aquí, Merl.  Llamaré a Dillon. Que mande un puto helicóptero y nos evacúe,  no nos pagan para  ser los conejillos de indias del Pentágono.

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03/10/2022, 20:45
Rico Flores

La primera vez que perdía un compañero, la primera vez que había sentido la muerte tan cerca... Pero ya estaba harto de que lo menospreciaran siempre... Había cubierto sus culos de una manera que ni se habían dado cuenta, había olido el aliento de esa aquella cosa y había conseguido rechazarlo, probablemente herirlo y si caía un momento presa del pánico y abatido por la tensión ¿Qué?

Cogió dos puñados de aquella tierra que ya consideraba maldita y de un movimiento la lanzó en cualquier dirección emitiendo un grito rabioso. El miedo se había convertido en rabia ¿Que se fumara un cigarrillo?¿Nenaza? No era él quien se había cogido una rabieta infantil al perder a un compañero y empujaba a los demás al desastre. No era él quien había perdido todo resquicio de profesionalidad. 

Con el rostro desencajado, la mandíbula apretada y los ojos vidriosos, se puso en pie, tenso, echando una mirada de desprecio a Merl. Ese tipo en el barrio ya tendría un implante de plomo en el cerebro sólo por haber dicho eso. Pero esto no era el barrio, esto era el infierno. - ¡Vete a la chingada, puto pendejo! - y por poco respeto que le tuviera ya, se necesitaban entre todos para acabar con aquél malparido invisible.

Las órdenes de Hopper entraron en su ánimo casi como un bálsamo. Por fin alguien demostraba algo de entereza y calma, lo que un soldado necesita de quien le lidera. 

Ir tras eso era el equivalente idiota al suicidio. Miró la pistola... Sí, lo había herido, seguramente... Pero necesitaba algo más que herirlo. Ya daba su Vintorez por perdido, pero en el campamento seguramente podría encontrar algo que lo sustituyera, o por lo menos, algo más potente... 

Hopper había dado la orden más sensata, la más lógica... Ignoró la orden de Merl, dirigiéndose a Hopper y encarándose en la dirección del campamento mientras se secaba las lágrimas fruto de la rabia. 

- Tiradas (1)