Partida Rol por web

Otros Mundos I : Los Chicos de Jim Hopper

Día 1. Infierno esmeralda.

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09/09/2022, 00:03
Director

—No es lo mismo —respondió Tortuga —. Con una hora o dos y una cuerda pasada por encima de una rama fuerte podemos subir lo que quieras a la altura que quieras.

El vaquero trataba de encontrar una fórmula de la realidad que encajase en sus casillas. Rumió un par de veces la idea de las armas experimentales. Cables de acero unidos a ganchos como el que Gustav había encontrado en la espesura. Algo cabal y racional de lo que no había que asustarse. Más allá solo había un chalado con armas de última generación.

Gustav apoyó a Linda. Escucharon su historia, lo que había visto. Aire. Mentiras. Un delirio. Algo pesado como el acero, silencioso como una sombra.

—Vaya circo —masculló Tortuga —. Solo voy a hacerte una pregunta, amigo. ¿Has vuelto a esnifar esa mierda que te tomas?

Merl intentó jugar al poli bueno. Dejó libre a Gonsalves. La mujer se apartó de él y miró a la selva. El humo negro que emanaba de la base emergía entre el verdor como la sangre infectada de una herida abierta. Agria, sonrió. Si, era libre de ir a cualquier lado y a ninguna parte. Un país sumido en la pobreza, un gobierno corrupto, una oposición cobarde y débil y la que había sido su casa había volado por los aires por culpa de los americanos.

—¿Y a dónde iba a ir?

Su casa, su hogar, su familia, su gente. Todo había sido pisado por la bota imperial americana. Su desaliento podía palparse.

—Me uní a García porque era un perro grande. Pero un perro después de todo.

Se giró hacia Merl, su única opción.

—Dolores —dijo, como si aquella confianza significase algo —. Llevo trabajando para tu gente más de tres años. Pequeñas filtraciones de información. García nunca fue una amenaza pero había que tenerle controlado. Hace dos meses la cosa cambió. El hombre que contactó conmigo se hace llamar Wilkinson. Me dijo que tenía que seguir sus órdenes —arrugó el rostro, recordando —. Tenía que apartar a ciertos soldados de sus quehaceres. Llevarles lejos de la base, a la última hora de la tarde. Ellos aparecían, los noqueaban y se lo llevaban. Siempre muchachos jóvenes. Me negué al principio. Pasar información es una cosa, pero eso…es turbio de narices —cerró los ojos, rememorando —. A los dos días encontré el dedo de un niño de doce años en un sobre, sobre mi catre. También la fecha y el lugar para la primera entrega. No tuve más remedio. O eso quiero creer.

Silencio, tan denso como espesa era la selva.

—Les entregué a doce de los nuestros. Nunca los volvimos a ver. Tampoco sus cuerpos. Simplemente se los llevaron. Haz lo que te decimos y tú hijo conservará los otros nueve dedos, me dijo Wilkinson una vez —escupió sobre la tierra —. Sus muertos, cabrón.

Tortuga estaba incómodo, Linda miraba a los árboles.

—García pensaba que todo era obra de los americanos. Hay una zona no muy lejos de aquí. Nosotros la llamamos la Tierra Prohibida. Todo lo que pasa por allí, tierra o aire, no vuelve a salir. Inteligencia pensó que era cosa de los americanos. Wilkinson se esconde ahí con sus salvajes, seguro. García siempre pensó que las desapariciones estaban relacionadas con los cuerpos desollados. Yo soy la única que sabe la verdad. Y ahora vosotros.

Era como remover el fondo de un lodazal, no dejaba de salir mierda y había para todos.

—Cuando nos instalamos aquí empezaron a desaparecer soldados. Los mejores, los más preparados. Me acuerdo de Machete, María “Magnum” Durango, Pablo el Negro y otros tantos. Sádicos, militares de profesión, asesinos. Los mejores hombres de García. Algo los…cazó. Uno a uno. Sus cuerpos empezaron a aparecer. Colgados, desollados. Algunos aparecían sin cabeza. Americanos, dijo García. Cuando llegó Sergei dijo que era una táctica de terror. De terror —otra sonrisa, amarga como todas —. Wilkinson no tiene nada que ver con este tema. Abatimos el helicóptero, tomamos un rehén. El piloto había muerto en el choque. Pero los otros tipos...les pasó lo mismo. Algo los encontró antes, los peló y los colgó. Pero no al hombre del maletín. Es el que más valía y lo dejó vivir. Pero quien quiera que esté en la selva no está interesado en nuestros asuntos. Nosotros nos le llevamos. Wilkinson nos atacó ese mismo día. Su grupo de carniceros hizo estragos entre nosotros; mermados y aterrorizados. Rescataron al hombre del maletín. Pensé que me llevarían con ellos, pero...soy prescindible —sin tristeza, sin queja, aceptaba la crueldad del mundo como alguien acostumbrado a ella — Luego llegasteis vosotros. Y ahora ya no queda nada.

Se encogió de hombros, resignada. Su vida siempre había estado a merced de fuerzas ajenas.

—¿Tienes nombre soldado? Yo te he dicho el mío — era buena —. ¿Me ayudarás con mi hijo? No me importa si vaís a hacer manitas con Wilkinson o a matarle. Solo quiero que deje en paz a mi hijo. ¿Puedes ayudarme?

Credo o religión, el puto culo del mundo, la selva, una cultura diferente. Una madre era siempre una madre. Miró a Linda, la imito, mirando la selva. Linda no lograba leer nada en ella, para Gonsalves era un viejo lienzo que conocía muy bien. Su voz sonó más queda, apagada.

—Cuando era niña las viejas del lugar contaban historias. Historias para asustar a los niños y evitar que se internasen en la selva. O eso pensé. Historias sobre cuerpos que aparecían en la espesura. Colgados. Desollados. Solo en los meses en los que hace mucho calor —bebió un trago de la bebida que le ofreció Merl, pero eso no mitigó la sequedad de su alma —. El diablo cazador de hombres.

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09/09/2022, 10:39
Jim Hopper

No le gustó, en absoluto, la sensación de que algo se le escurría, se deshacía, escapando de sus dedos como fina arena. Una telaraña laboriosamente tejida durante años, hilada con disciplina y prestigio, en la que su iba atrapando los sueños que siempre mereció:  su inalcanzable y bellísima mujer, sus respetuosos hijos, sus chicos, aquí en la selva, lo más parecido a amigos que un insecto como él podía tener.  Durante estos años, todo había sido orden y tranquilidad:  misiones suicidas a infiernos del próximo oriente, sabotajes cataclísmicos encargados por sombrías agencias, rescates imposibles en distopías comunistas.  Todo bien sencillo.

Primero Tortuga. No le había sacado del agujero para que se rindiese, para que le traicionase para irse a limpiar mierda de vaca.  Linda, su ojito derecho, se desmoronaba y Merl comenzaba a contradecirle, a dudar de su juicio. ¿Quería su puesto de capitán también? ¿No le bastaba con...?

Se quitó las gafas y limpió los cristales, metódicamente, una y otra. El gesto le relajaba, purgaba lo negativo.  Una y otra vez. Brillante. Inmaculado.  Una y otra vez. Limpiar y limpiar.  Sonrió.  No debía frustrarse, la frustración era la jodida madre de la impaciencia.  Y la impaciencia mataba más gente que las balas. 

 

Si hubiese oido esa historia en el campamento cuando era un crío, no hubiese dormido en semanas — se encogió de hombros—. Bien. Supongamos que hay un demonio cazador de hombres.  Es una explicación elegante, estoy de acuerdo, Dolores.  A los demonios se les puede atribuir cualquier prodigio que se nos ocurra.  Muy astutas esas abuelas de las que hablas. Mucho.

»Sea lo que sea eso, se oculta. Y si lo hace es porque un balazo en las pelotas le dolerá como a...— miró en derredor —como a Rico, por ejemploLo que no sé...— se puso serio —Es para qué querían jóvenes nuestros amigos en común y te voy a ser sincero, Golsalves, ese Wilkinson me cae mal, es poco americano, huele a podrido desde aquí.  Soy padre ¿Lo sabías?, comprendo por lo que estás pasando, no soy un jodido asesino sin escrúpulos.  Si alguien me quitara a mis hijos, no pararía hasta meterle una granada por el culo y tirar de la anilla.  Te ayudaremos.  Y tú a nosotros.

 

Notas de juego

me sobraba una palabra. XD

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10/09/2022, 00:00
Gustav Bergström

Cuando Gustav escuchó las palabras de Tortuga, su cuerpo se abalanzó como un resorte con una sola idea en mente. Estampar su puño en la puta boca de ese desgraciado. Linda que ya lo conocía, se puso en medio y a pesar de su tamaño (comparado con el rubio loco), consiguió detener su avance.

- Que te jodan folla-ovejas, se muy bien lo que vi y no eran putas poleas, ¿me entiendes? Si me pone nervioso es porque no se qué es y así siempre es más difícil matarlo. Pero si te lo encuentras antes que yo, mientas te da por culo, dile que solo son putas poleas –

La insistencia de Linda consiguió apaciguar a Gustav que dejó de intentar llegar hasta su compañero sureño. Entonces escuchó la historia de la cautiva.

- Me suda la polla como se llame ¿Cómo lo matamos? En esas historias siempre hay alguien que consigue matarlo –

Mientras hablaba, no podía evitar mirar para todos los lados y ansiar meterse un poco mas de su “mierda”, pero no podía hacerlo delante del gilipollas de Tortuga. Tenía que esperar a tener algo más de privacidad.

Notas de juego

Espero que al master no le importe que haya usado a Linda un poco, pero era para darle color a la escena, tampoco quería pegarme con Tortuga jajaja.

Y lo siento, pero la historia lacrimógena de la pava esta no podía importarle menos a Gustav jajajaja.

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10/09/2022, 13:57
Director

Jim solía pasar desapercibido. Su altura, su porte. Si uno no le miraba a los ojos no veía el vacío que había dentro de él. Una sustancia oscura y afilada capaz de rebanar cuellos y hacer saltar cuerpos por los aires. Gonsalvez pensaba que Merl era quien manejaba el cotarro ahí. Jim había sido confundido, por enésima vez, en el tipo de las telecomunicaciones, el cerebrito. Un error habitual. Bastaba con oírle hablar para darse cuenta del error. Era el jefe del tablero, el gran estratega. Ni miedos ni titubeos. Ni historias de fantasmas ni cuerpos colgados de los árboles. Nada le ponía nervioso.

A Gustav sí. Se encendió. Tortuga había dado en el clavo o errado el tiro, lo mismo daba. Había disparado contra él. Linda se metió en medio. Sus ojos claros, tensos, un poco más calmos. Le bastaba con saber que Gustav había visto algo. No estaba volviéndose loca.  Tortuga respondió.

—Linda, comunicaciones. Gustav quiere llamar a su mamá porque le da miedo el hombre del saco. Espero que hayas traído tu osito para dormir entre toda la coca y la mierda que te sueles meter, polaco de los cojones —escupió a un lado, la mirada en llamas.

Eran amigos. Ambos habían estado en la misma cima; la gloria, la violencia, las carnicerías. La cúspide de la montaña militar. Tortuga había iniciado su descenso, hacia las sombras, la bebida y la conciencia sucia. Gustav había dejado atrás la mochila de la empatía para seguir escalando una montaña que no existía, disparo tras disparo. Se conocían demasiado bien. No era la primera vez que arreglaban sus diferencias a golpes para terminar rodeados de putas, bebida y drogas.

Tendrían que esperar. La selva tenía muchas cosas, pero no esas.

—No se puede matar al diablo, gigante —le dijo Gonsalves a Gustav.

La espía miró a Merl, le daba algo de confianza. Luego a Jim. Finalmente sus manos, vacías. Ella no tenía nada con que negociar. Su cuerpo, su mente. Pobre de nacimiento, rodeada de miserias, se las había apañado para tener algo que ofrecer a los demás con tal de sobrevivir. Bandas criminales, narcotraficantes, el ejército, guerrillas, rebeldes, potencias extranjeras. Sabía que no obtendría ninguna garantía, pero una mentira, y la posibilidad ínfima de que no lo fuera, era lo único a lo que podía aferrarse. Una última bocanada de aire viciado antes de hundirse en los lodos de su vida.

—Mi hijo. No sé si lo tienen aquí o en Villa Franca, puede que esté secuestrado o bajo vigilancia, no lo sé —y eso la quemaba por dentro —. No importa lo que a mí me pase. Lo buscará y hará que le dejen en paz. A cambio. Les ayudaré. Conozco la selva. Puedo llevarles hasta Wilkinson, a la Zona Prohibida, a Disneyland, donde quieran. Es un trato ¿General…? —le tendió la mano, un gesto ridículo.

Lo único que tenía.

Notas de juego

Espero que al master no le importe que haya usado a Linda un poco, pero era para darle color a la escena, tampoco quería pegarme con Tortuga jajaja.

Sin problema. Igual que si te quieres pegar. Libertad de acción!

Y lo siento, pero la historia lacrimógena de la pava esta no podía importarle menos a Gustav jajajaja.

Hubiera sido raro si se la hubiera tomado de otra manera.

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10/09/2022, 18:55
Morgan Merl

-Morgan -respondió cuando le preguntó su nombre. La miró. Quiso creerla. Cruzó miradas un par de segundos con Jim. ¿Qué puta agencia experimentaba con jóvenes latinos? Porque eso era, ¿experimentos?  O nuevas adquisiciones para filtrar en el bando enemigo. No, eso no se lo creía, demasiadas molestias. Le dio una gran calada al cigarrillo. Sus ojos regresaron a Dolores. 

-Wilkinson. Como las cuchillas de afeitar. -comentó, con cierta sorna. No le sonaba, tampoco parecía que a Hopper. También observó la selva. ¿No deberían largase y dejar toda esta mierda? Raptos, degollamientos, Wilkinson, Zona prohibida. El diablo cazador de hombres. Linda y Gustav vieron algo. Morgan no daba con esa pieza del puzzle. 

-Hoy hace mucho calor -el sargento solo soltaba frases cortas, fumaba, echa un vistazo al verde denso e infinito. -¿Un animal desconocido? Estas selvas son profundas, inexploradas. -Quería encontrarle un sentido a estas historias. 

Jim dio su punto de vista.Con ese aire frío, esos gestos lentos, las palabras justas y el tono que corta como la hoja del cuchillo de combate. Profesional, calmado, poco impresionable. La roca en la que todos se apoyaban y sujetaban. 

-Callad y parad. Ya vale de gilipolleces. -su cara de mala hostia cuando miró a Tortuga y Gustav era suficiente para calmar a esos dos. O intentarlo. -Tenemos una misión. Tortuga, el capitán ya te lo dijo, suficiente. Si estás nervioso hazte una paja. Y tú, Gustav, fóllate a un mono. 

Apretó los dientes. -Comunicaciones, sí, Linda. Jim, ¿preguntamos a tu amigo Dillon? -intentó mantener el tono neutro -O mejor no, que no suene ese nombre y de rebote a nosotros. ¿Crees que él sabe de todo esto y nos siguen metiendo en la boca del lobo? -En realidad, poco importaba lo que todos ellos pensasen.

-¿Por qué no se le puede matar? ¿Quién lo dice? -apuró el cigarrillo. Estiró la espalda. Alzó la vista a los árboles, reflexionando. -Diez minutos de descanso. ¿Te parece, capitán? Una meada. Comed algo. Hidrataros. Volvió la vista a la mujer tras lo que dijo y propuso.

-¿Dónde está Villa Franca?

También pensó que si aquel tipo del maletín era tan importante, qué les impedía enviar a otro grupo a por Jim y los suyos. Se giró hacia el capitán.

-Tal vez hayan avisado a Wilkinson de nuestra presencia aquí. 

 

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12/09/2022, 14:37
Jim Hopper

Capitán, Golsalves —contestó a la latina—Los generales van en jeep.  Y todo puede matarse, todo. Solo hacen falta suficientes balas.

Aprovechó lo distendido del momento: insultos, demonios y probables pederastas, para fumarse un cigarro como algunos de los demás, tácita aprobación del descanso propuesto por el sergento.  

Se quedó mirando a la selva, en silencio, ajeno a las polleces de Linda y Tortuga, en apariencia ausente hasta la pregunta de Merl.

Nada de Dillon hasta que encontremos a nuestro hombre y quizás ni siquiera entonces. No sabemos si nos podrán escuchar — era probable que el grupo del que iban detrás tuviese mejor equipo de comunicaciones. ¡Joder, si tenían una base secreta! Era casi seguro que lo tenían.

—Negociaremos con Wilkinson llegado el momento, si no nos matamos entre nosotros antes.  En ésta obra teatral, seremos unos pobres boinas verdes perseguidos por un diablo amante de las saunas, como Gustav. Les pediremos ayuda y ofreceremos colaboración.  Eso haremos, hasta que podamos echarle el guante al objetivo.  Y como dije antes —susurró amenazante —nada de investigar demasiado.  Si secuestran jovencitos para los sidosos de sus comandantes, si roban tesoros aztecas o hablan con bichos verdes de Alfa-centauro, eso no va con nosotros ¿De acuerdo? Nada de escandalizarse, creernos Charles Bronson o Harry el sucio.

Entrecerró los ojos, tras las gafas.¿ Reía o le molestaba el sol?

Pero si son comunistas... Bueno, en ese caso, les haremos volar por los aires. 

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12/09/2022, 15:24
Morgan Merl

No le gustó el discurso de Jim. No ayudaba para que Dolores colaborase. Y un momento antes acababa de decir que echaría una mano a la mujer.

¿Qué le pasaba a Hopper? Parecía tener la sensibilidad de una piedra. Menos aún, la de Gustav.

Morgan no protestó. Mordió el cigarrillo, le miró a los ojos. Luego, a las oscuridades de diferentes tonalidades verdes de la selva. Sintió como si estuviese metido en el estómago de una criatura colosal, en su abisal interior. Pronto serían consumidos en sus jugos gástricos.

Gilipolleces.

La última frase de Jim le devolvió a la realidad. Interpretó que Jim jugaba con las palabras y su cínico humor retorcido.

El sargento dio una profunda calada a su cigarrillo. Entrecerró la mirada.

-Seguro que son unos degenerados maricas comunistas.

 

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12/09/2022, 16:17
Jim Hopper

Si, seguro que sí —apagó la colilla en el suelo de la selva —y si no lo son—devolvió la enigmática mirada a Merl. Y a Gonsalves. No le gustaba que ella estuviese ahí, una intrusa entre sus compañeros, su otra familia. Pero había dado su palabra y la mantendría.

—...¿Como podríamos saberlo? Mejor asegurarse de que no escape ninguno.  Más allá de las ordenanzas, los chicos de Jim solían excederse en el uso de la fuerza y su amor por hacerlo saltar todo por los aires.  Si no querían quemar la selva, que no les hubiesen llamado a ellos. Jódete Dillon.

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13/09/2022, 09:36
Rico Flores

Ni el mismo Satanás hubiera sido capaz de desatar el infierno que sufrieron los guerrilleros.

 

Rico, apostado desde su atalaya, había abatido en pocos minutos muchos más objetivos que en el resto de misiones en que había participado. Hasta ahora todo había sido infiltración y blancos selectivos… Era su rollo, precisión quirúrgica, sutileza… Pero aquello había sido como un elefante buscando un cacahuete en una chatarrería… No era su estilo pero, tras ver cómo García saltaba por los aires esparciéndose como los regalos de una piñata, los siguientes disparos los efectuó con una sonrisa pintada en su cara… Lo estaba disfrutando, más allá de su propio deber y sus órdenes. Quizá se le había contagiado la locura homicida que había presenciado en el grupo…

 

Gonsales estaba a salvo y la adoptaron. Decidió esperar, mantenerse en retaguardia cubriendo la retirada del grupo. Tras la masacre era posible que algún guerrillero hubiera sobrevivido, manteniendose escondido, alejado de la espiral de destrucción que habían dibujado en el campamento. ¿Cobardía o astucia? A saber, pero no estaban de más las precauciones.

 

No se unió al grupo en el descanso, manteniendo su posición vigilante, a cierta distancia, escondido como si fuera una parte más de la jungla. Escuchaba a duras penas la conversación, solo retazos, pero lo suficiente como para hacerse una ligera idea… Tras los gritos de Gustav y Tortuga le volvió a la cabeza la sensación que tuvo en la zona del accidente del helicóptero, se le erizaron los pelos de la nuca… No había vuelto a pensar en eso hasta entonces… 

 

Apagaron los cigarrillos, podía oler el olor del tabaco en la distancia, y si él podía…¿Quién más podía también? Siguió mimetizado con el ambiente, si Hopper quería algo, ya le llamarían.

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14/09/2022, 23:59
Director

¿Por qué no se le puede matar?

—Solo es una historia para niños —dijo Gonsalves.

Un descanso, tiempo de liberar tensiones. Beber algo, ir al baño, silencio, mosquitos y calor. Les ayudaría a todos. Merl preguntó por Villa Franca.

—Lejos, muy lejos de aquí —lacónica, herida, hermética.

Jim no había estrechado su mano pero había colocado un par de chistes entre ambos. La única certeza en esa selva era la muerte y el sofoco. El capitán no ofrecía gran cosa, tampoco daba mucha confianza. Gonsalves no tenía nada mejor. De nuevo, su destino se unía al de un hombre al que apenas conocía.

—Si vamos a ser amigos ¿Puedo llevar un arma?

Linda le lanzó una mirada a Merl. Necesitaba hablar, confesarse. A solas. Le lanzó otra a Gustav. Gracias. Un cigarrillo encendido, el capitán limpió sus gafas por enésima vez. Dillon tendría que esperar, el siguiente en su lista era el tal Wilkinson. Tortuga sacó su petaca. Se acercó a Gustav en son de paz. En ambos casos, el otro era lo más parecido que tenían a un amigo. De hecho, puede que hasta fueran amigos de verdad. Le tendió la brillante petaca. Tequila o vodka. Tortuga no se andaba con tonterías.

—Este sitio me recuerda a Laos —. Todo le recordaba a Laos; selva, mar o montaña. Incluso los puticlubs —. Tengo ganas de volver a casa.

Rico, el gran ausente. Oculto en la espesura, templando sus emociones. Victoria, euforia. Era uno más, integrado con los chicos de Jim Hopper. Un novato que se había abierto camino a disparos. Trofeos y medallas, el ángel protector de todo. Con su visor, cuidaba de ellos. Ningún rebelde en la espesura.

Merl buscó algo de discreción con Linda. La mujer no sabía cómo comenzar. Algunas cosas eran difíciles, no se podía sincerar mientras mascaba tanto orgullo. Empezó a hablar, un susurro. Merl se quitó el cigarro de la boca, ignoró a Linda. La selva. Hermosa, radiante. Femenina, puta. Llena de secretos. Los árboles. ¿Movimiento? ¿Qué?

—¿Merl?

El sargento se quedó helado sin saber muy bien porque. Sus ojos no veían nada. Sus oídos, su olfato, cero. Como soldado, tenía un sexto sentido. La muerte le rondaba a diario. Uno aprendía a saludarla. Allí estaba la muerte. Linda le miró, luego trató de ver a donde miraba él. El cigarro en la mano de Merl se fue consumiendo poco a poco, la ceniza dio paso a la ceniza. El sargento silbó. Rico. Solo podía ser Rico. El hispano en los árboles; letal, hermano de la muerte. Un amigo.

¿No?

Rico respondió al silbido de Merl justo donde el sargento estaba mirando. La misma posición, el mismo punto. ¿Por qué coño no se tranquilizaba? Rico le vio por el visor. El mismo rostro que había tenido él cuando le pareció haber visto algo en la selva. Como francotirador estaba acostumbrado a ocultar su posición y a detectar cuando había alguien cerca. El sonido, el olor, un sexto sentido también. Un radar humano. Había notado algo hacía unas horas. Si había alguien en el árbol con él lo habría notado. Le habría escuchado trepar, el temblor del árbol, el mecer de las hojas.

A no ser que viniera de arriba. ¡Pero lo habría percibido! A no ser que su primer avistamiento hubiera sido mutuo y que ese…ese lo que fuera hubiera aprendido a evitar ese radar.

Ocurrió rápido. Vieron caer a Rico envuelto en su traje de camuflaje. Primero él, chocando con las ramas, emitiendo un grito de sorpresa y rabia. Desapareció entre la maleza. Su rifle de precisión se quedó flotando en el aire unos segundos. Luego salió despedido lejos, contra el suelo.

Linda se adelantó, dos pasos, el arma cargada.

—¿Pero qué cojon…? —Tortuga, no terminó la frase.

Tres disparos. Tortuga, Linda. El capitán. Algo abrazó a Linda, la convirtió en un ovillo. Una red, metal. La mujer se revolvió como una fiera recién cazada, levantó polvo y tierra. Tortuga, el impacto le hizo chocar contra un árbol. La red le abrazó a él y a la corteza. Listo, había colocado el arma en medio.

—Joder…¡Duele joder!

Los músculos tensos, la red, el metal, penetrando en su carne, en el metal de su arma, devorando, cortando. Cerrándose.

Jim. No lo habría visto venir. Gonsalvez sí. Aquello fue un gesto de amor. Jim era una puerta. Un graciosillo de humor retorcido. La única posibilidad que tenía su hijo. ¿Qué no haría una madre por su hijo? El disparo fue perfecto, directo a Jim. La mujer le empujó, era más fuerte de lo que parecía. Igual que Linda, cayó entre las hojas hechas un ovillo. Forcejando, peleando, gritando.

Era un metal sin brillo, algo nuevo. Un mecanismo perfecto. Una sola pieza, una jaula de metal flexible que se hacía más y más pequeña a cada momento. Cortaba como el diamante.

—¡Sargento! ¡Córtala! ¡Córtala de una puta vez! —Linda, tratando de no sonar aterrada.

El metal se había cerrado sobre ella, sobre su uniforme, sus armas, la radio, cortando plástico, metal. Carne. La primera herida, el cable tenso sobre su brazo. La primera gota de sangre.

Notas de juego

Rico se encuentra a unos 50 metros de vosotros. Debido a la maleza, no podéis ver que ha sido de él. En vuestro siguiente turno, no marquéis a Rico. Rico, no marques a los demás. Estás solo. Lo que ocurre en la selva se queda en la selva.

Para liberar a alguien de la red, hay que cortarla con algo. Tirada de fuerza. Si la tirada se supera, la red se corta. Si la tirada no se supera, el cuchillo se rompe. Tenéis dos acciones por turno. Y tantos intentos como cuchillos tengáis. Importante. Al ritmo que va la cosa, tenéis dos turnos antes de que las redes se cierren sobre vuestros amigos de forma fatal; este y el siguiente.

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15/09/2022, 00:39
Director

No lo había visto venir. Enorme, seguro. Gigante. Algo había arrancado el arma de sus manos y le había golpeado con desprecio y burla. Rico había caído entre los árboles tratando de agarrarse a algo*. Chocó contra el suelo, la adrenalina a tope. Le pareció que su rifle había salido volando hacia ninguna parte. La selva lo engulló. Perdido. Se dispararon sus alarmas. Algo se posó a su lado. ¿En qué lado? No veía nada. Aturdido, herido, el miedo se mezclaba en el motor de su corazón con el óxido nitroso de su adrenalina. Una explosión de pensamientos. Uno de ellos floreciendo entre los demás. ¿Cómo podía algo tan pesado posarse con tanta delicadeza? No, no había bajado flotando. Los árboles, usaba los árboles. Ahora estaba con él, en tierra. Con él. ¿Pero dónde? Lo único que sabía era que estaba a su alrededor. Y que iba a cazarlo.**

- Tiradas (2)

Notas de juego

*Haz dos tiradas; destreza, para ver si logras frenarte con algo, y constitución, para ver si te rompes algo o no.

**Tira por percepción, no vas a ver nada, pero puede que tus otros sentidos te ayuden.

En combate tienes dos acciones, dos tiradas. Elígelas bien. Suerte!

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15/09/2022, 12:22
Rico Flores
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

Dejo las dos primeras tiradas y en base a lo que me digas desarrollo la acción. Parece que consigo frenarme pero igualmente me hago daño...aisssss

Imagino que la de Percepción irá condicionada por las primeras en cuanto a modificadores, y las de combate lo mismo... Postearé acciones según lo que me digas que me pasa

 

 

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15/09/2022, 14:50
Jim Hopper

Marzo de 1968

El sargento Hudson le empujó a un lado y se tiró al suelo.  El cabo primero Hopper cayó tras una rocas justo en el momento que que una explosión quebraba el aire, rompiendo tímpanos, pulmones y excavando una humeante herida en el pantano.

Los morteros del Pathet Lao acribillaron la zona, una letal lluvia de acero preñada de metralla.  Los jodidos comunistas se habían anticipado a los planes de ataque de las fuerzas del general Vang Pa.

—¡Sargento! ¡Tenemos que salir de aquí! — gritó haciéndose oír por encima de las explosiones.  No hubo respuesta. Tras unos minutos se asomó temerosamente por encima del parapeto rocoso. Todos habían muerto..

 

Hoy

Jim sacó su cuchillo e intentó cortar el duro cable de la red que amenazaba con convertir a Golsalves en un ragout poco hecho. No estimaba espacialmente a la latina, pero había perdido unos segundos preciosos observando como la cortante telaraña se clavaba en el acero al carbono del arma de Tortuga y ahora mismo era la más cercana.  El filo del cuchillo chirrió dolorosamente, sin llegar a cortar nada.

—¡Gustav, usa el gancho afilado que encontraste! — gritó antes de volverse hacia Golsalves, desenfundar su arma y ladrar un potente:

—¡¡No te muevas!! — y disparar a los ganchos que cerraban la red.  No pretendía romperlos, si no soltar su agarre, fuera este madera, tierra o roca. Intuía que sería más fácil esto que romper el fascinante material.  Y si alguno se había anclado en la carne, lo arrancaría, sin más, antes de que el mecanismo se introdujera hasta el interior del cuerpo.

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16/09/2022, 00:07
Director

Notas de juego

Es tu día de suerte, Rico logra frenar la peor parte de la caída, por lo que no se rompe nada. Solo tiene unas pocas magulladuras y el el orgullo herido. No obstante, el golpe y la impresión te añaden un penalizador de +10 a cualquier tirada durante el siguiente turno. Suerte :)

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16/09/2022, 01:46
Rico Flores
Sólo para el director

<¿Q...qué?

 

Recibió el golpe sin previo aviso, apenas una milésima de segundo tras haber advertido de nuevo aquella presencia.

 

Aún sin verlo, supo que era algo enorme… descartó que pudiera ser un guerrillero, o por lo menos no era latino, el tamaño anulaba esa opción. Le resultó insultantemente incomprensible no haberlo detectado a tiempo… No se había despistado con la conversación de sus compañeros. Era capaz de permanecer concentrado en varias cosas a la vez pero… allí estaba, cayendo entre una maraña de ramas, y su Vss… a saber dónde habría ido a parar.

 

Se retorció como un gato para asirse a ramas o lo que fuera que se cruzase en su precipitado e indeseado camino hacia el suelo. Un par de golpes y roces, pero el susto, la impresión y la sorpresa le habían golpeado más fuerte.

 

Hasta la fecha no había tenido que entablar combate cerrado más allá de lo que había practicado en entrenamientos e instrucción. Pero era suficiente: La memoria muscular hizo su trabajo. Desenfundó su arma auxiliar… no tenía sentido colocar el silenciador y rodó buscando cobertura, pero… ¿De qué tenía que cubrirse? Le habían golpeado por sorpresa, si su enemigo tuviera un arma, hubiera tenido más sentido haber recibido un ataque mortal…

 

*(Tirada de percepción)

 

Debía estar cerca, sobre él todavía, no era posible que fuera tán rápido y estuviera ya en el suelo.

 

Se concentró, cualquier movimiento, sonido, roce o sombra debía indicarle su posición… Descargaría la rabia que le inundaba sobre… lo que fuera… en forma de balas de 9mm… y si no lograba abatirlo, los disparos servirían como aviso para el resto del grupo.

 

 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Acciones de combate: posición defensiva, y si con la tirada de percepción sale algo claro, responder disparando. Si no, pues alerta.

 

Este finde me voy de ruta motera hasta el lunes, así que no podré contestar hasta el martes.... Si es que hay algo que contestar jajaja

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16/09/2022, 14:19
Morgan Merl

Sensaciones bajo la piel. Sospechas. Sugestión. Fantasmas. Intuición animal. Muchos años de misiones secretas. Camufladas. Otras selvas. Junglas. El enigmático desierto.

Un presentimiento.

Un pálpito.

Una corazonada cierta.

El mundo dejó de girar, el tiempo se detuvo para Morgan. Alzó el fusil mientras sus ojos intentaban penetrar el laberinto de brillante verde.

Sucedió en un segundo.. Rico cayó. ¿Herido? ¿Muerto? Su grito no era de dolor, sino sorpresa.

La red. La telaraña que capturó a Linda.

El sargento Morgan abrió fuego hacia el lugar donde instantes antes estaba Rico. Barrió la zona, de derecha a izquierda. La vista fija, los sentidos felinos en cada poro de su piel. El sudor empapándole cuerpo y alma. El dedo presionando el gatillo. La experiencia de mil combates. La frialdad de sus nervios.

Agotó el cargador. Silencio roto por las rugidos de sus camaradas maldiciendo.

Escuchó a Jim. Buena idea.

Bajó el arma al oír el grito desesperado de Linda. Se acercó a ella a la vez que sacaba su cuchillo de combate. Su mente acelerada pensó en arrojar una granada, pero por allí andaba Rico. Mejor no.

-¡¡Tortuga,  las tenazas!!

Alcanzó la posición de Linda –¡Joder! Dame un segundo.

Mierda–pensaba. Estaban al descubierto y lo que fuese que les atacó los tenía a tiro.

- Tiradas (2)

Notas de juego

¡Por uno! :D

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16/09/2022, 15:12
Rico Flores
Sólo para el director

Notas de juego

Vaya! Ya que Merl se ha equivocado al marcarme y veo que dispara, supongo que tendré que modificar algo de mi post, porque claro, de los disparos sí que Rico se da cuenta jajaja

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21/09/2022, 01:25
Director

La selva. Un paisaje quieto, estático, una pintura de verdes, esmeraldas, glaucos, entremezclados en una orgía de colores, formas y siluetas. Poseía continuidad, piezas de un rompecabezas vivo encajadas de forma natural. Salvo en un punto. El aire parecía doblarse hacia fuera ahí. Rico podía percibir la luz ligeramente distorsionada, con ondas, como si estuviera atravesando complejos cristales que jugaban con ella. Y con sus sentidos. Se movió. Una figura invisible, silenciosa como una pantera, letal como una mamba negra. Las plantas se agitaron a su paso. Iba a por él. El demonio cazador de hombres.

Rico había escuchado los disparos de Merl. Apuntaban a la copa de los árboles.

Estaba cerca y el latino en el punto de mira. Podía oler esa cosa; carroña, sangre y metal. Sacó su arma, apuntó a la perturbación en el espacio. Recibió un golpe en la mano. Notó el desprecio, la rabia. Quiso arrancarle el arma pero Rico se agarró a la pistola como si le fuera la vida en ello. Le iba la vida en ello. Por poco le arrancó el brazo. Centró el arma, apretó el gatillo a la vez que una fuerza inconmensurable le agarraba por el cuello y le alzaba como si no pesara nada.

Era una mano, de largas uñas, piel de reptil. El tacto frío. Curioso, cualquiera diría que el mensajero del infierno debería estar caliente. Rico pataleó. Se encontraba a un metro del suelo, volando, el arma en la mano. Una tenaza de carne gruesa en la garganta, asfixiándole, tratando de arrancarle la cabeza. Rico miró, forzado, las copas de los árboles, el cielo. Su vida pasando delante de sus ojos; las bandas callejeras, los polvos memorables, los amigos asesinados, el día de su graduación, el momento en el que conoció a Jim Hopper, una vieja canción mientras volaban en helicóptero.

Era un muñeco, indefenso, superado por aquella fuerza descomunal que amenazaba con arrancarle la cabeza de cuajo. Escuchó el sonido del metal al deslizarse sobre el metal, como alguien desenfundado un arma blanca de forma violenta. Le heló la sangre.

Entonces llegaron los chicos.

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21/09/2022, 01:26
Director

Tensión. Un cable de metal desconocido sobre la piel de sus compañeros, cortando como un cuchillo caliente sobre mantequilla, cerrándose. A cada parpadeo, la jaula flexible era más pequeña. Ni la rabia de Linda, ni la desesperación de Gonsalves, ni los músculos de Tortuga. No podían frenarlo. No desde dentro.

Jim se puso a trabajar. Dile a un pez recién sacado del río que se quede quieto en la red, que dejé de pelear por su vida, boqueando. Gonsalvez forcejeó un poco más. Escuchó la voz del capitán. Cortaba más que el misterioso alambre. Se quedó quieta. Al no oponer resistencia, la trampa se cerró con más contundencia. Cerró los ojos. Estaba acostumbrada a que su vida dependiera de otros, más fuertes, en mejor posición. Al nacer, le habían tocado las peores cartas de la baraja. Nada había cambiado. El lodo, el polvo, la mierda, todo sobre ella. Esperar a que otro decidiera o no apretar el gatillo. Y que no fallase.

—Hazlo.

El arma de Jim resonó en la jungla.

Linda no estaba tan calmada. Pelearía hasta el final. Aquello solo conseguía que el metal le arrancase más y más virutas de sangre. Merl se arrodilló a su lado, sacó el cuchillo, empezó a trabajar. Su brazo, tenso por la desesperación. Linda, mirándole como un animal enjaulado, sin poder hacer nada. Esa incapacidad dolía tanto como el metal.

—¡Córtala Merl! ¡Córtala! —el pánico se tornó en súplica —. Córtala.

Hasta su voz empezaba a salir en cachitos.

Gustav se ocupó de tortuga. Habría tirado el árbol de seguir sus instintos pero algo le detuvo. La voz de Jim. La sabiduría concentrada en un tipo bajito de gafas. El polaco cogió el trofeo que había encontrado en la selva. Un arma extraña, o parte de una. Bicéfala. El cuchillo de Merl no estaba logrando gran cosa, y eso que el sargento hubiera podido destripar un jabalí usando la fuerza que estaba aplicando. A Gustav le bastó con un simple movimiento de muñeca. Eran del mismo material. Gustav empezó a cortar la red igual que si estuviera fabricada en corcho pan.

—Oh, si, amigo. Si joder. ¡Quítame esta mierda de encima!

El miedo de Tortuga se había convertido en euforia, en el frenesí de un condenado a muerte, atado a la silla eléctrica, que oye como suena el teléfono de expiaciones. Gustav era el puto presidente y había decidido revocar su condena.

Con la red cortada, Tortuga se dio de bruces contra el suelo. Cogía aire, boqueaba. Su mente, lenta, trataba de asimilar lo sucedido. Merl, a cuchilladas, había arrancado varios alambres de la red de Linda. Su fiel cuchillo no le había fallado aunque se había mellado en varios puntos. Tiró de Linda, hacia fuera. Como romper un huevo y sacar un feto sangrante. Fuera, libre. Ella se agarró a él con más fuerza de la que jamás reconocería. Libre de la trampa.

Jim preparó su propia escabechina. Una de sus balas raspó la piel morena de Gonsalvez. Ella mantuvo el tipo. Tuvo que usar sus manos para arrancar el último de los virotes. Jim se cortó, maldijo, pero sacó a Gonsalvez de su breve encierro. Su trampa y la de Linda, ya sin oposición, se cerraron sobre sí mismas, convirtiéndose en esferas de metal contraído.

Tuvieron un momento de silencio. Una pausa. Se miraron, entre ellos. Con el mismo pensamiento compartido. Rico. Y esa cosa.

—Vamos a por ese cabrón —gorgoteó Tortuga.

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21/09/2022, 01:26
Director

Sudor, miedo, rabia. Los chicos de Jim Hopper avanzando entre la maleza. Desplegados, juntos, las armas en ristre. Los dientes apretados, el terror mezclándose en su corriente sanguíneo con otras tantas emociones. Orgullo herido, temor a lo desconocido, camaradería, hermandad, ganas de abrirle la cabeza a alguien, fragilidad, nervios, necesidad de ir al baño. Emociones que masticaban, deglutían. Buscaban a Rico. Lo encontraron.

El latino se encontraba suspendido a un metro por encima del nivel del suelo, virtualmente flotaba en el aire. Estaba sujeto por la cabeza o el cuello, pero no podían ver que era lo que lo sostenía. Quizás una soga, un hilo de acero imperceptible. Una polea. Su cuello estaba tenso, su rostro amoratado. Le faltaba aire. Llevaba la pistola en la mano. Daba patadas pero no pateaba nada.

Todos lo vieron, sobrecogedor, cortaba el aliento. En mitad de la nada, el corazón de la selva. Un parpadeo de maldad, ruin, zafio, cruel, terrible. Poderoso. Dos ojos amarillos, relucientes como oro viejo. Brillantes. Un fogonazo. El  desafío había sido lanzado.

Notas de juego

Siempre que os enfrentéis a nuestro amigo y que esté camuflado, tirad por percepción. Vuestras acciones contra él dependerán de si intuís por donde está.

Por cierto, Rico está justo en medio de la línea de tiro.

Ah, y Rico tiene unas nociones muy clara de donde se encuentra nuestro amigo ahora mismo…XD