Partida Rol por web

El crepitar del intercomunicador sacó a Wilson de su ensimismamiento. Llevaba más de una hora tarareando una vieja canción que había aprendido en Regina, su planeta natal. Oh, Daniels, ven a casa que tu mujer y tu guiso te esperan... oh, Daniels, no entretengas en la carretera. En realidad Bazooka se había olvidado por completo de la operación que les había llevado allí. Hacía tiempo que no disfrutaba de una cocina tan equipada como aquella: hortalizas frescas, pescado, carne, especias de todo tipo, cacharros que ni siquiera él sabía para que servían... y un excelente director de orquesta. El chef ordenaba y el mecánico-metido-a-cocinero actuaba. 

Vio a Randall corretear de un lado a otro pero el negro seguía inmerso en la preparación del guiso de Brunswick, tal y como mandaban las páginas de aquel librito de recetas de la Vieja Tierra. Wilson estaba descubriendo que las recetas para la preparación del guiso podían variar enormemente dependiendo de dónde estuviese trabajando y los elementos con los que contase. Había pedido a un pinche que hiciese un poco de arroz y había mezclado varios tipos de frijoles, maíz, verduras y carnes diversas, tales como pollo, conejo, cerdo y ternera. Cuando el chef Vatel pasó por allí le indicó que hiciese una base con las patatas para dar profundidad y volumen. Bazooka probó el plato y se dio cuenta que eso le daba un sabor delicioso. ¡Vaya! ¡Aquel era un plato ideal para recuperar energía después de un duro día de trabajo o para deleitar su paladar con una buena comida o un delicioso almuerzo! Por la puerta le pareció ver al estirado de Gideon ¡tenía que probar aquello! A esto seguro que no le hacía ascos nadie. 

En esas estaba, cortando más cebolla con un cuchillo cerámico grande, cuando el "clic" del intercomunicador le volvió a situar. Su sexto sentido de boxeador no le defraudó y con un movimiento más ágil de lo esperado alejó el cuchillo de la larga mano de Randall Shepard, viéndole las intenciones. Wilson abrió los ojos de par en par y sin hablar frunció todas las arrugas de la nariz vocalizando sin sonido un "¿Qué? ¿Qué te pasa?". El chico parecía un poco alterado. El cocinero miró a ambos lados, procurando que el chef no les viese y le hizo un gesto para que se apartara de allí, señalando el intercomunicador, que para eso se los había dado el capi.

Acordándose de ello, le pareció divertido saludar a todos, a ver si aquello iba bien. Medio en susurros silbó por el aparato y musitó un "Hola, Roger", mientras apartaba una sartén del fogón.

Bazooka silbó por el intercomunicador suavemente, con tono divertido, a ver si alguien le escuchaba:

-Hola. Roger.

Llevaba más de una hora sin saber de aquellos tipos, a los que empezaba a considerar su familia.

Te separas del grupo y sales a pasear por la mansión. De camino a las cocinas ves que hay dos alas de la casa aisladas: una que, según los mapas lleva a las habitaciones y otra con un cordón rojo y un guardia de seguridad apostado en el pasillo. Sin duda esa última lleva a la sala de colecciones de los Courtland y, probablemente, a una sala de seguridad. Si Randall ha estado preocupándose por el golpe, seguramente ya haya mirado algo del sistema informático de la casa para comprobar la distribución de cámaras y demás defensas electrónicas.

Has estado en este tipo de fiestas antes, y no te cabe la menor duda de que los anfitriones abrirán el acceso a su colección en algún momento de la noche, al menos para sus invitados más distinguidos. Si permiten el acceso en general, la seguridad de la sala aumentará notablemente cuando la abran, así que sería conveniente hacer el robo antes o a última hora, siempre que no queráis volver otro día.

La ruda voz de Todd suena en el comunicador respondiendo a Bazooka.

- Hola, aquí estamos situados y a la espera de acontecimientos, ¿que tal por allí?

¿Por qué Willson le alejaba el cuchillo de las manos? ¡Se había tomado la medicación!... Espera… ¿se la había tomado? Seguro que sí, seguro al 80%. Busca el rincón más discreto que encuentra y susurra:

-Puerta fachada oeste. Camareros salen a fumar. Guardia pasa cada tres minutos. Ha fallado la última ronda.

Gideon, libre de ataduras sociales, buscó un lugar discreto para responder a Todd.

-Va estupendamente, como la seda, Todd. ¿Sabéis si Randall ha revisado ya la seguridad? Los ricos son gente vanidosa. Seguramente abrirán la sala al público en algún momento y querrán hablar pormenorizadamente de cada detalle de sus objetos preferidos. Yo recomendaría dar el golpe después. Si lo damos antes, tendremos, no solo prisa, sino un problema cuando subamos a ver la colección. El anfitrión se dará cuenta enseguida y ejem...ya sabéis lo que ocurrirá después. Sin embargo, si lo cogemos después, la seguridad será un poco mayor, pero no tendremos ni interrupciones ni motivos para que piensen raro hasta que nos vayamos. Nos iríamos con los demás invitados y una vez el anfitrión descubriera el robo, todos seríamos sospechosos por igual. ¿Cómo lo veis?

Gideon manda un mensaje tranquilizador a Todd.

-Va estupendamente, como la seda, Todd. ¿Sabéis si Randall ha revisado ya la seguridad? Los ricos son gente vanidosa. Seguramente abrirán la sala al público en algún momento y querrán hablar pormenorizadamente de cada detalle de sus objetos preferidos. Yo recomendaría dar el golpe después. Si lo damos antes, tendremos, no solo prisa, sino un problema cuando subamos a ver la colección. El anfitrión se dará cuenta enseguida y ejem...ya sabéis lo que ocurrirá después. Sin embargo, si lo cogemos después, la seguridad será un poco mayor, pero no tendremos ni interrupciones ni motivos para que piensen raro hasta que nos vayamos. Nos iríamos con los demás invitados y una vez el anfitrión descubriera el robo, todos seríamos sospechosos por igual. ¿Cómo lo veis?

Por el contrario, el mensaje de Randall, escrito a toda prisa para todo el mundo, resulta ligeramente inquietante.

-Puerta fachada oeste. Camareros salen a fumar. Guardia pasa cada tres minutos. Ha fallado la última ronda.

Hoban necesitaba un poco de intimidad si queria tratar de pensar algo. Asi que se disculpó de la mejor forma que pudo.

- Señor Pettit, un placer, realmente. Pero creo que debemos involucrarnos algo más con estos hombres si queremos sacar algo de provecho de esta fiesta. Si me disculpa. - Tras apretarle la mano firmemente, caminó en dirección hacia la mesa de los canapés. Miraba de reojo las salidas, los sitios por donde podria entrar gente, y por supuesto, la zona hacia donde debia estar lo que necesitaban.

Hoban se despide del señor Pettit y no tarda en reunirse con Gideon, no muy lejos de un distribuidor. Con discreción, hombre señala a Hoban un pasillo vigilado por un guardia que, por la disposición que conocéis de la casa, suponéis lleva a la sala de exposiciones de los Courtland.

Mientras Gideon le cuenta a Hoban que lo más habitual en este tipo de fiestas es que los anfitriones abran la sala en algún momento para que la gente pueda admirar sus obras, véis cómo una mujer se acerca al guardia y le saluda amablemente antes de ponerse a hablar con él con una sonrisa. Aunque los guardias de seguridad no suelan hablar con los invitados, por lo que habéis visto de éste no parece muy dispuesto a negarle nada a una mujer hermosa...

Mientras os miráis pensando cómo podéis aprovechar esa debilidad del guardia cuando Hoban reconoce a la mujer como la acompañante que estaba con Carl Pettit al principio de la fiesta.

Wilson se dio cuenta que le faltaban más almendras para la salsa. Se fue a por ellas, pero dando un pequeño rodeo hasta el rincón donde se encontraba el joven informático. Era raro verle vestido de camarero, pero los ojos de Bazooka no estaban para bromas. Procuró bajar la voz.

—¿Qué significa eso de que el guardia "ha fallado"? ¿No iría a mear o algo? No les metas paranoia a los chicos, ya conoces a Todd y a Gideon, que se mean en los pantalones si no sale todo como estaba previsto.

Randal Vuelve a la cocina con la bandeja llena de copas vacias y medio vacias. Todas menos una, la ha estado vigilando desde que ha visto como la rodeaban de copas descartadas. Es su pago por este viaje. Ha visto a batel preparar el sorbete, el cava fue embotellado antes de que él dejara de usar pañales y el helado… ¡tenia marca! No venía en polvos para mezclar con agua ni en una caja anodina.  Cuando está cometiendo su fechoría, viviendo una epifania dulce y fría a escondidas en un rincón, es sorprendido por su chef habitual  

-Esos tíos no mean, ni tosen. Son gorilas de nivel 75. Puede que le haya dado un apretón o puede que alguien este asaltando la mansión. Déjame el cuchillo y voy a ver.

Habláis en la despensa que tiene la salida donde Randall fue a fumar un cigarrillo, justo detrás de la posición de trabajo de Wilson. Desde la puerta abierta, véis cómo un guardia pasa por la zona que estaba patrullando anteriormente el vigilante que supuestamente había desaparecido. Está lo suficientemente lejos de vosotros como para que Randall no pueda asegurar si es o no el mismo hombre, puesto que tampoco ha prestado demasiada atención a los rostros de los guardias (o, al menos, no tanta como a sus movimientos en general).

Por un momento, la teoría de Wilson de que se había parado a hacer sus necesidades o a investigar algo que le ha podido parecer raro parece tener sentido. Sin embargo Randall frunce el ceño, bastante convencido de que aquí está pasando algo un poco raro que no tiene nada que ver con vosotros.

Todd pide por el comuncador confirmación del mensaje de Randall:

¿Cómo? ¿Qué quieres decir con que ha fallado la última ronda?

El tema de la última ronda me preocupa un poco. Puede ser un asunto de desorganización o... hablo por el comunicador.

- ¿No habrá nadie intentando adelantársenos, verdad?

Bazooka hizo un gesto con la barbilla señalando al gorila. No veía nada raro y le daba la sensación de que aquel niñato podía ponerlo todo en peligro. El intercomunicador buzzaba en su bolsillo. Mientras hacía un gesto de negación con la cabeza en alusión al cuchillo, pues Randall no lo necesitaba, habló por el comunicador, tratando de tranquilizar a todo el mundo.

— Nada. Lo controlamos desde aquí. Tranquilos. ¿Cuál de vosotros era alérgico al picante? No sé si ponerle una o dos guindillas al guiso...

Cortó bruscamente la comunicación sin decir Roger ni nada parecido, y agarró a Randall por la pechera de su uniforme de camarero.

—Tío, no te metas en problemas. No te voy a dejar el puñetero cuchillo. Si pasa algo avisas, y ya irán los mayores a hacer las cosas. Lo más importante es que no te pase nada, y si no llevas un arma no eres una amenaza. Hazme caso, Randall. Y ahora vete a ver, antes de que el resto se pongan nerviosos de verdad.

Bazooka corrió hacia el horno, esperando que nadie le hubiese visto. Ya hasta empezaba a creerse las paranoias del ciberpirata... pero no, todo bajo control. ¿Dónde estaba el chef Vatel?