Partida Rol por web

Papá por la borda

Localización: La Dama Regia, yate de la familia Krause

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15/08/2025, 18:19
Agnes Finch

La gran revelación llegó a los oídos de Agnes, pero antes de que pudiera procesar la información David apareció en escena con la viuda. Ese chico parecía un caniche malhumorado, uno de esos que te gruñen si en su cuenco de comida no tienen alimento premium. Un claro ejemplo de perro ladrador, poco mordedor.

-Dinero y desamor, Amanda Delacourt siempre dice que son los principales motivos para un asesinato, pero si Sara no era una hija legitima, al asesino le bastaría con revelarlo para que la desheredaran, así que la muerte tiene que ser por otro motivo, encubrir una mentira? O quizá el asesino no sabía nada de esta información? Señorita Alison, quien era el padre de Sara... no sería... Andrew?- Había personas que decía que no veía el color de la piel, pero quizá Agnes en el caso de Agnes, era mas por Cataratas que por un sentimiento "woke".

- Tiradas (1)

Motivo: Metomentodo

Tirada: 2d6

Dificultad: 7+

Resultado: 3(+1)=4 (Fracaso) [2, 1]

Notas de juego

Nada, que en esta partida no voy a conseguir un éxito

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18/08/2025, 20:51
David Krause

David se subió las gafas para frotarse los ojos con el índice y el pulgar de la mano derecha, un gesto que hacía mucho cuando se sentía abrumado. Muriel y Luna trataban de darle la vuelta a la situación y aquello podía con la paciencia del joven. Cuando estaba a punto de hablar, Agnes interrumpió con una conjetura sobre el verdadero progenitor de Sara.

Mirad, Sara era mi hermana, ¿de acuerdo? Aunque no lo parezca, mi madre está muy afectada y lo último que queremos es a alguien ajeno a la familia husmeando por aquí.

Alison se mantenía en silencio a su espalda, frunciendo el ceño tras sus exageradas gafas de sol.

Andrew, llévate a las señoras a un camarote y que alguien del servicio se asegure de que no salen de allí hasta que vuelva el sheriff. Se acabó eso de jugar a los detectives.

Les quitó de malas maneras el certificado de nacimiento para volver a guardarlo en la caja fuerte, aunque sospechaban que aquellos documentos terminarían en una trituradora de papel tarde o temprano*. Por suerte, Rosa había aprovechado el revuelo para hacerle fotos a los documentos con su móvil y ya se los había enviado a Dalrymple.

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18/08/2025, 23:34
Andrew

Como desee, señorito David. Señoras, si son tan amables de acompañarme al camarote de invitados, me aseguraré de que les traigan té y pastas para que disfruten de la hospitalidad de los Krause hasta que regrese el sheriff.

Las Expertas fueron conscientes de que no les quedaba mucho tiempo. En una hora y media, Dalrymple habría vuelto con la lancha y ellas ya no podrían recoger más pistas. El momento de poner las hipótesis sobre la mesa y estudiar las pistas había llegado.

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20/08/2025, 08:41
Mildred Pumpernickel

Millie se dejó guiar por Andrew con pasos cortos, la espalda algo encorvada por el peso de todo lo revelado. Sus labios se apretaban en una línea fina, como si tragara una respuesta mordaz que amenazaba con escapársele.

Té y pastas… —murmuró apenas audible, con un deje agrio—. Como si eso pudiera endulzar la podredumbre que guardan en este barco.

Se acomodó en el asiento del camarote de invitados, pero en lugar de relajar los hombros, los mantuvo tensos, la mirada fija en la puerta cerrada tras el mayordomo.

No pienso dejar que nos callen —dijo en voz baja, lo justo para que la escucharan sus compañeras—. Ya intentaron silenciar a Sara… y ahora quieren que nosotras miremos hacia otro lado.

Se frotó las manos temblorosas contra la falda, como quien busca fricción para espantar un frío invisible. Luego levantó la vista hacia las demás.

Tenemos una hora y media. Si no ponemos en orden lo que sabemos ahora, puede que cuando el sheriff llegue ya sea demasiado tarde.

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21/08/2025, 02:46
Luna (Widow Moon)

Luna dejó caer su cuerpo con un suspiro largo en uno de los sillones tapizados del camarote. Sus huesos crujieron como ramas viejas, pero sus ojos brillaban con esa chispa traviesa de quien aún no se da por vencida. Acomodó en su regazo una bolsita de tela de cáñamo que siempre llevaba consigo, repleta de piedritas pulidas, y la abrió como si guardara dentro la mismísima verdad del universo.

-Millie tiene razón -dijo en tono sereno, acariciando con el pulgar una piedra roja, cálida al tacto- Este barco huele a miedo. Y donde hay miedo, siempre hay mentiras enterradas…

Pasó de la piedra roja a una amatista violeta, que sostuvo contra la luz artificial del camarote.

-Sara era el sol de este linaje, la que tenía la fuerza para iluminar hasta las sombras de su padre. Pero alguien la eclipsó. Nadie mata a la luz si no es porque teme lo que revela. -Alzó la mirada hacia sus compañeras, con una sonrisa cansada- Y os digo yo, hijas, que aquí más de uno tiembla de que su secreto salga a flote.

Recolocó las piedras en semicírculo sobre la mesa baja del camarote. Una turquesa, un cuarzo rosa, un ónix.

-El tiempo no es nuestro amigo, pero tampoco es nuestro enemigo. Tenemos este rato para hilar lo que sabemos, como quien cose un tapiz con hilos desordenados. Una hora y media, lo justo para que el destino nos susurre lo suficiente antes de que lo ahoguen en papeles quemados.-Se inclinó hacia adelante, sus collares de cuentas chocando suavemente entre sí. -Así que hablemos, mis queridas. ¿Quién aquí tenía más que perder con la muerte? ¿Y quién de entre los vivos lleva en su mirada la culpa disfrazada de duelo -Golpeó suavemente la mesa con la amatista, como si fuese un mazo de juez improvisado. -Es momento de juntar nuestras piezas antes de que las arrojen al mar.

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26/08/2025, 20:22
Agnes Finch

Agnes se sentó junto con sus compañeras, cogió una pasta pero no se la llevó a la boca, sino que simplemente la sostuvo como en trance mientras acariciaba a Mr.Pickels.

-El dinero, hemos oído hablar de herencias y deudas... por que el dinero siempre saca lo peor de las personas...- Aquel pensamiento carcomía a la anciana. - Si pudiéramos ver el testamento... el pendiente que encontramos apunta a una mujer pero... de verdad podemos estar seguras?

Había algo que nos faltaba, una última pieza del puzzle que era aquella familia

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26/08/2025, 21:36
Muriel Bennett

Muriel escuchó las palabras de Millie y de Luna, cada una aportando una pieza a un puzzle que sentía cada vez más complicado. Le entregó la pasta que sostenía, sin ganas de comérsela, a Agnes, que la miraba como si fuera un tesoro. Luego se acomodó en el sillón de enfrente, con una mano en la barbilla y la mirada fija en el vacío, intentando conectar los hilos como si uno de sus tapetes de ganchillo se tratase.

- No sé qué es peor, si que nos encierren como a un rebaño o la manera con la que lo han hecho - murmuró mientras pensaba que David no era más que un niño asustado que jugaba a ser el hombre de la casa, y Andrew, un mayordomo que se había creído su papel. Eran patéticos, ambos.

Dejó a un lado el rencor y se centró en lo importante. La muerte de Sara.

- El dinero es un motivo, sí, pero no el único. Lo habéis dicho vosotras, hay mentiras enterradas. ¿Quiénes estaban en esa familia, y qué secretos guardaban? El padre de Sara era Albert, o eso pensábamos, pero ahora sabemos que no es así. Su verdadero padre... ¿quién era? Esa es la pregunta. ¿Lo sabía Albert? ¿Y David? ¿Y su madre?

Se levantó de repente, con energía, a pesar de su edad.

- El testamento es importante, pero también la historia. David se puso a la defensiva en cuanto sacamos el tema de su hermana. Quizá no solo se preocupa por la viuda, sino que teme que descubramos lo que él ya sabe. Y lo de Andrew... ¿por qué iba un mayordomo a ocultar un secreto de su amo? Hay algo que se nos está escapando...

Miró a sus compañeras.

- Tenemos que ir más allá de los motivos evidentes. El dinero, el desamor... ¿y la reputación? ¿Qué podría hacer más daño a un hombre poderoso que la verdad? O quizá, alguien sabía de un secreto que Sara estaba a punto de desvelar, un secreto que, si salía a la luz, podría destruirlo todo, quizás eso mismo, que era una bastarda... 

Volvió a sentarse.

- Después de aclarar todo esto voy a tomarme unas vacaciones, algo así como no levantarme del sofá en días - dijo con un suspiro.

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27/08/2025, 11:51
Mildred Pumpernickel

¡Muriel Bennett! ¡No seas vaga! El jueves tenemos partida de bridge en mi casa. Nada de tumbarse a la bartola durante días. Por el amor de Dios, que ya tenemos una edad. 

Tras abroncar a Muriel como si fuera su nieta. Millie, todavía con la garganta algo cerrada por las circunstancias, se aclaró la voz antes de hablar.

Hay algo que no me cuadra —dijo, acariciándose las sienes como si intentara ordenar en la cabeza un puzle sin esquinas—. Los papeles del testamento, los certificados de acciones escondidos, el pendiente enganchado en la ropa de Albert, las fotos rayadas… Todo apunta a que la familia estaba llena de rencores, de secretos que alguien quería borrar a toda costa —se inclinó un poco hacia las demás, bajando la voz—. Si Sara no era hija legítima de Albert, eso explicaría por qué alguien querría excluirla de la herencia. Tal vez Albert estaba a punto de hacerlo oficial… y alguien se adelantó para que la verdad nunca saliera a la luz.

Hizo una pausa, respirando hondo.

El reloj parado, la hora mal dada… parece que intentaron manipular el cuándo tanto como el quién. Y lo de la deuda… quizá no era solo dinero, quizá era un chantaje con todo esto —apretó los labios, dejando escapar un destello de amargura—. El caso es que no mataron solo a un hombre. Están matando la memoria de una familia entera.

Se recostó, temblorosa todavía, pero con la determinación de alguien que ha visto lo bastante como para no dejar pasar las piezas que encajan.

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02/09/2025, 19:23
La Guardiana

 

TIC TAC TIC TAC TIC TAC…

Las manecillas del reloj de pared no daban tregua dentro del diminuto, aunque lujoso, camarote en el que habían confinado a nuestras cinco Expertas. El misterio estaba tan enredado como un enorme ovillo de lana rosa Pinkman. Cinco sospechosos, cinco detectives aficionadas, dos víctimas, un loro y un gato acurrucado sobre el regazo de Agnes.

De vez en cuando, Mr Pickles interrumpía su siesta para maullar lastimosamente y rascar la puerta del camarote. Como a todos los gatos, detestaba estar encerrado y menos en alta mar. Al menos, ese sentimiento era compartido por todos los confinados en la Dama Regia.

Las cuatro pusieron sobre la mesa las pistas y las cosas que no les cuadraban, así como de los sospechosos. David, Alison y Emily Krause, Andrew y Etienne, el pescador —aunque, para ser justos, a ese último lo sacó a colación Rosa, que había concertado una cita con él esa misma noche—. Sobre el tapete y junto a las pastas tenían la hora congelada en el reloj de pulsera de Albert, la primera víctima. También tenían una nota con la secuencia de números que abría la caja fuerte en la que habían encontrado las pruebas de paternidad, una pistola pequeña que cabría en un bolso de mano, certificados de acciones e instrucciones para excluir a alguien de un testamento escondidos en un doble fondo de la chaqueta de Albert, al propio Jerónimo, el intento de cobrar una deuda, una inaudible discusión entre Alison y David, una alfombra empapada en sangre, fotos de familia desechadas y una inquietante rata muerta en la boca de un bacalao.

¿Cómo encajaban todas aquellas piezas? ¿Quién o quiénes habían asesinado a Albert y a Sara Krause? ¿Qué zapatos combinan mejor con un abrigo rosa Pinkman?

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04/09/2025, 11:07
Luna (Widow Moon)

Luna se inclinó sobre la mesa del camarote, apartando con cuidado las pastas como si fueran un estorbo mundano frente a los objetos cargados de energía que descansaban allí. Sus dedos, llenos de anillos de cobre y plata ennegrecida, acariciaron el reloj detenido de Albert como quien palpa un corazón que ya no late.

-Las manecillas congeladas son un grito, hijas -murmuró con voz grave pero dulce- El tiempo quiso hablarnos, y alguien lo forzó a callar. El reloj de Albert guarda la hora de su transición, y esa verdad no se compra ni se quema en una chimenea.

Sacó de su bolso una pequeña piedra lunar, translúcida y con vetas blanquecinas, que colocó junto a la pistola.

-Armas y piedras nunca se han llevado bien -comentó con una sonrisa melancólica- El metal mata, la piedra sana. Pero esta pistolita… tan pequeña, tan femenina... Yo os digo que no se esconde en los bolsillos de un traje de hombre, sino en un bolso perfumado.

Alzó los ojos hacia sus compañeras, dejando que sus collares de cuentas tintinearan.

-Alison tiene silencio detrás de sus gafas de sol, y David oculta furia detrás de sus palabras. Emily… Emily es un río que parece calmo, pero bajo la superficie guarda corrientes peligrosas. Y Andrew… ay, Andrew, su lealtad es como un barco que flota donde sople el viento.

Luna dejó caer otra piedra, un granate rojo oscuro, sobre las fotos de familia arrugadas.

-El granate habla de pasiones rotas, de sangre y de lazos que se rompen aunque quieran fingir lo contrario. Sara fue arrancada porque era la flor que amenazaba con crecer más alta que el resto. Alguien la quiso marchitar antes de que diera fruto.

Suspiró, acomodándose en el respaldo del sillón.

-Ahora, decidme vosotras. ¿Qué vibración os da esa alfombra empapada en sangre? Porque yo siento que en esa tela quedó atrapado un nombre que aún no pronunciamos.

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04/09/2025, 13:22
Mildred Pumpernickel

Millie dejó escapar un suspiro y se frotó los brazos, todavía con la tensión de todo lo vivido marcándole la respiración. Miró las piedras que Luna había dispuesto en la mesa y, aunque no lo reconocería en voz alta, le gustaba cómo sonaban sus palabras. Aun así, ella prefería otra clase de lógica. Una más terrenal, que contrastaba con lo esotérico de Luna. 

Yo no sé lo que dicen las piedras, cariño, pero sí sé lo que dicen los papeles y los silencios —pensó en el certificado de nacimiento—. Sara no era hija de Albert, y eso significa que el escándalo podía arruinarlo todo: el apellido, la herencia, las acciones que escondía en ese doble fondo de la chaqueta.

Luego se refirió a la pistola.

Ese juguetito no estaba en su bolsillo, no señor. Lo traía alguien que podía pasar inadvertido con un bolso o una falda llena de encajes. ¿Alison, quizás? Esas gafas oscuras no solo esconden lágrimas, esconden secretos. Y la discusión con David… puede que no fuera por dinero, sino por lo que ambos sabían de Sara.

Millie tragó saliva, bajando un poco la voz.

Y la alfombra… esa sangre no cayó donde debía. Si a Albert lo atacaron en otro lugar y luego movieron el cuerpo, alguien tuvo que ayudar a limpiar el desastre. Andrew me parece demasiado servicial como para no tener las manos manchadas, aunque sea de obedecer órdenes.

Alzó la mirada hacia sus compañeras, con un brillo cansado pero firme.

Yo lo que veo es una familia asustada de que la verdad saliera a la luz. Uno de ellos apretó el gatillo, y otro ayudó a encubrirlo. Y a Sara… bueno, la pobre era un cabo suelto demasiado peligroso —se reclinó en la silla, cruzando los brazos sobre el pecho como si así pudiera contener la rabia—. Lo que está claro es que aquí no hay casualidades. Cada pista encaja como un botón en su ojal… aunque el traje todavía no esté completo.

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10/09/2025, 12:47
Muriel Bennett

- Lo que necesitamos es un buen trago... - dijo a la vez que lanzaba un suspiro al aire la buena mujer.

Muriel se acomodó mejor en el sillón, con la espalda tan recta como sus ancianos huesos le permitieron. Escuchó atentamente las palabras de sus compañeras.

Se inclinó hacia la mesa. La pistola, el testamento, el reloj detenido. Millie y Luna tenían razón en una cosa: las pistas no estaban allí por casualidad. La pistola, tan pequeña y delicada, no era el tipo de arma que un hombre elegiría para un asesinato. Eso apuntaba directamente a una de las mujeres. Alison, con su silencio detrás de las gafas, era la candidata perfecta.

- Dinero, secretos, chantaje… todo eso es un buen motivo - dijo Muriel, hablando más para sí misma que para sus compañeras - Pero hay algo que no encaja.

Su mano se dirigió a la nota con los números de la caja fuerte, luego se detuvo y señaló la fotografía de la familia desechada.

- ¿Por qué todo este espectáculo? Si el asesino solo quería la herencia o los papeles, habría cogido lo que necesitaba y se habría marchado. Pero no. Dejaron el reloj detenido, una nota, una alfombra ensangrentada y, lo más extraño de todo, esa rata en la boca de un bacalao.

Se giró hacia las demás.

- Una rata es una plaga, un parásito, un bicho que no le gusta a nadie. Quizás alguien nos está diciendo que Sara era una plaga, que arruinaba la familia. Podría no ser solo por dinero, sino algo más personal. El asesino se creía un héroe, purificando a la familia de un mal. Y usó la muerte de un pez y de una rata para dejarlo claro.

Muriel se puso de pie.

- Y si... ¿el asesino no solo quería matar, sino que también quería mandar un mensaje? ¿Quién de esa familia odiaba a Sara lo suficiente como para querer borrarla? ¿Y quién de ellos creía tener el derecho de hacer algo así? No solo por los secretos, sino por la purificación de su apellido... ¿quizás?

Se cruzó de brazos y esperó los comentarios de sus amigas.

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18/09/2025, 12:59
Agnes Finch

Agnes notaba que la respuesta se hallaba cerca, pero no lo suficiente para que sus células grises pudieran unir todas las piezas.

-Chicas hay algo que no me encaja del todo... Albert tenía papeles para excluir a alguien de la herencia ocultos en una solapa secreta de su chaqueta- La mujer hizo una pausa para levantarse e ir junto a mr.Pickles y calmarlo en frente de la puerta -Si creemos que el motivo era el dinero, el principal sospechoso sería la persona a la que iban a desheredar... lo mas lógico sería pensar que esa persona era Sara, por no ser la verdadera hija de Albert... pero si a ella también la han asesinado... no podría significar que a quien iban a desheredar era a otra persona? 

Agnes recogió a Mr.Pickles y lo sentó en su regazo de vuelta al sofá- Y si a Albert no le importaba que Sara no fuera su hija, pero a otra persona si... y si esa otra persona confrontó a Albert y este decidió desheredarla... y si al enterarse el asesino atacó a Albert y lo mató... el problema de la herencia estaba resuelto, pero quizá esa persona pensó que una bastarda no debía recibir ni un centavo y por eso eliminó a Sara de la ecuación?

La anciana sentía que estaba cerca, creía tener un motivo y una oportunidad... pero aún había demasiados sospechosos.

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02/10/2025, 22:57
Mildred Pumpernickel

Millie se mordía las uñas, una fea costumbre adquirida de niña y contra la que llevaba toda la vida tratando de erradicar, mientras las piezas se acumulaban sobre la mesa como un rompecabezas endiablado. Por fin se inclinó hacia delante, con los ojos brillando más de tensión que de cansancio.

Yo lo veo claro. Este crimen tiene la marca del control —dijo en voz baja, como si no quisiera que el propio barco escuchara—. No fue un arrebato ni un accidente. Fue algo frío, medido, casi teatral. Y en ese escenario, la actriz principal solo puede ser Alison.

Golpeó suavemente con el dedo el borde de la mesa, junto a la foto arrugada de la familia.

Ella es la que siempre guarda silencio, la que se oculta tras unas gafas enormes para que nadie lea lo que pasa por dentro. Pero el silencio también es un arma, igual que esa pistolita que bien podría haber salido de su bolso.

Se volvió un instante hacia la puerta, como si esperara oír pasos, y luego retomó con más dureza:

Y Andrew… ese hombre no da un paso sin una orden. Si el cuerpo de Albert fue movido, si hubo que limpiar, esconder o preparar la escena… él fue quien lo hizo. No porque quisiera, sino porque le dijeron que debía hacerlo.

Sus manos temblaban apenas, pero Millie las apretó contra el regazo, firme.

—Y David… David sabe más de lo que admite. Lo vi en sus gestos, en cómo defendía a su madre con la vehemencia de un soldado. Puede que no apretara el gatillo, pero está demasiado cerca del fuego como para no estar chamuscado.

Se reclinó hacia atrás, cruzando los brazos, con un deje de amargura en la voz.

—Para mí está claro: Alison planificó, Andrew ejecutó lo sucio, y David quizá no hizo más que tapar, pero todos ellos tienen la sombra del crimen encima.

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12/10/2025, 09:17
Luna (Widow Moon)

Luna entrelazó las manos sobre la mesa, rodeada del aroma del té tibio y las vibraciones densas de la intriga. Su mirada se volvió brumosa, como si observara más allá del camarote, hacia el eco de lo ocurrido aquella noche.

-No fue la ira lo que los movió -dijo con voz pausada, acariciando su piedra lunar- sino el miedo. Miedo al despojo, a perder el brillo que el dinero y el apellido les daba.

Inspiró hondo antes de continuar, dejando que su tono adquiriera ese matiz casi místico con el que acostumbraba leer el alma de los sucesos:

-Albert había descubierto algo que trastocaba todo el equilibrio familiar… -tocó con suavidad los papeles que hablaban del testamento y la paternidad- Había planeado excluir a alguien de su herencia, y esos documentos lo confirmaban. Pero no era un capricho, no. Lo hacía porque sabía que uno de los hijos no era suyo, y esa verdad lo atormentaba más que el propio engaño.

Sus dedos temblorosos rozaron el pendiente de diamante.

-Alison. La esposa. Su pendiente enredado en la corbata del muerto... símbolo del vínculo roto. Ella ya no soportaba que el secreto amenazara con salir a la luz. Si Albert alteraba el testamento, su linaje se venía abajo. Su vida de lujos, sus fiestas, sus abrigos de cachemir… todo eso se habría ido al fondo del mar con el cuerpo de su marido. -Hizo una pausa para tomar un sorbo de té antes de señalar el reloj detenido. -Ella sabía exactamente cuándo actuar. El reloj no miente: él murió antes de que el yate hiciera la llamada. Andrew, el mayordomo, ejecutó el acto bajo sus órdenes. Era leal, quizás enamorado, o simplemente obediente. Él ayudó a mover el cuerpo, a limpiar la escena, incluso a esconder la alfombra manchada y lanzar al mar al patriarca.

Luego levantó una ceja, mirando el pequeño revólver.

-La pistola de mano… demasiado pequeña para un hombre. Alison disparó, Andrew cubrió las huellas. Y cuando el loro repitió las contraseñas, temieron que más secretos salieran a la luz. -Sus manos se deslizaron hacia las fotos rayadas- Sara descubrió la verdad. Por eso murió también. Quiso proteger a su hermana, o tal vez enfrentarse a su madre. Y ya sabéis, hijas… cuando el alma de una madre se pudre de culpa, su amor se vuelve tan letal como un veneno.

Cerró los ojos un instante, como si estuviera pronunciando una oración silenciosa.

-Alison mató por miedo a perderlo todo. Andrew manchó sus manos para conservar un poco de orden en medio del caos. Y el resto… el resto son almas perdidas en el remolino de un nombre que ya no significa nada. -Cuando abrió los ojos, los rayos del sol entraban por el ojo de buey, iluminando las piedras que descansaban frente a ella. -El mar lo sabe todo... -susurró- Pero el mar no delata. Solo devuelve lo que los hombres intentan enterrar...

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15/10/2025, 12:38
Mildred Pumpernickel

Millie escuchó en silencio, con la barbilla apoyada en los dedos y los ojos entrecerrados, observando a Luna mientras hablaba. Había algo en la manera en que su compañera tejía conexiones que le resultaba familiar. Esa intuición afilada, ese modo de leer lo invisible entre los hechos, le recordaban a sí misma cuando era joven, libreta en mano, persiguiendo titulares imposibles por las calles de Nueva York. Sintió una punzada de orgullo —y también cierta ternura— al verla hilando su teoría con tanta convicción.

Asintió varias veces, aprobando casi cada palabra… hasta que algo no le cuadró. El disparo. No, pensó. El sheriff no había mencionado ningún impacto de bala. El cuerpo no tenía orificio alguno, y todo el mundo creyó al principio que Albert había muerto ahogado. Si había una pistola implicada, no fue para matar. Fue para intimidar.

El sheriff no dijo nada de un disparo. Ni una herida, ni una bala. Y si algo sabemos es que Albert no murió tiroteado: intentaron hacer pasar su muerte por un ahogamiento. Si Alison hubiera apretado el gatillo, no habrían podido fingir eso.

Millie dejó que el pensamiento madurara antes de hablar. Alison, siempre oculta tras sus gafas, había sido quien sostuvo el arma. La imaginó encarándose a Albert en la cubierta, exigiendo respuestas, quizá amenazándolo para que renunciara a algo: el testamento, la verdad sobre Sara, la vergüenza familiar. Pero Albert no era un hombre fácil de doblegar. La discusión subió de tono, alguien perdió el control. Y entonces entró en juego Andrew. Leal, obediente, un hombre acostumbrado a hacer lo que se le ordena. Tal vez un empujón, o un golpe con algo pesado. El sonido del cuerpo cayendo al mar. Silencio.

Yo creo que ella lo encañonó, sí. Lo acorraló en la borda, con Andrew a su lado. Quizá amenazó con matarlo si no firmaba algo… o si no cedía. Pero Albert había cerrado tratos en su juventud con gente peligrosa, una fortuna así no se gana sin mancharte las manos un poco. Y ahí fue cuando todo se torció. Andrew, obediente como siempre, hizo lo que le ordenaron para deshacerse del cadáver.

La pistola, más tarde, fue arrojada junto al cadáver. No porque la hubiesen usado, sino porque la delataba. Querían que todo pareciera un suicidio, o al menos un accidente desesperado. Pero el mar devolvió al muerto… y con él, la verdad.

La pistola la encontraron los pescadores en el cadáver de Albert. Tal vez los nervios les hicieron cometer ese error. Quizá quisieron que pareciera que Albert se había suicidado lanzándose al agua con pistola y todo. Seguro que en esos momentos los nervios les podían y empezaron a cometer error tras error. El primero lanzar a Albert al agua con la pistola de Alison en su bolsillo y no asegurarse de que el mar se tragara el cadáver para siempre. 

Millie se reclinó en la silla, dejando escapar un suspiro. La escena cobraba forma en su mente, nítida como una vieja fotografía en blanco y negro. Sabía que no tenía todas las piezas, pero aquella versión olía a verdad. Y si algo había aprendido en su juventud entre rotativas y titulares, era que la verdad siempre acaba flotando.

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16/10/2025, 21:43
Muriel Bennett

El rostro de Muriel, que hasta entonces había estado fijo en pose de concentración, se iluminó con un destello de comprensión al escuchar la corrección de Millie. Ella tenía razón. El sheriff no había reportado heridas de bala. La pistola no había sido el arma homicida, sino una herramienta de coacción.

Muriel asintió lentamente, sus dedos daban golpecitos sobre la mesa. Sus compañeras habían hilado una teoría potente que encajaba con el motivo (el control y la herencia) y con los medios (la amenaza de Alison, la obediencia ciega de Andrew). 

La hipótesis de Millie sobre la coacción y el accidente mortal por parte de Andrew era muy sólida. Pero la ratita... la ratita era el mensaje.

Muriel cerró los ojos por un instante, visualizando la escena que acababan de describir: Alison, gritando a Albert con la pistola en mano, Andrew, interviniendo con una fuerza innecesaria, el cuerpo cayendo al agua. El pánico. Y en medio de ese pánico, la necesidad de culpar a alguien.

- Fue deliberado, eso lo tenemos claro - dijo Muriel, hablando con esa convicción tranquila que la caracterizaba cuando sentía que la verdad estaba cerca - Alison quería deshacerse de Albert para proteger la herencia y el apellido. Andrew fue el brazo ejecutor. Pero Sara... Sara no fue un cabo suelto. Fue la venganza.

Muriel recordó la discusión sobre la rata como un símbolo de plaga o parásito.

- Si Albert iba a desheredar a Sara por no ser su hija, ella era la rata que contaminaba la sangre de los Krause a ojos de la familia. Alguien, quizá Alison, o tal vez David en un acto de "lealtad", creyó que al meter la rata en la boca del bacalao enviaba un mensaje. La plaga se fue con el pescado, el cuerpo de Sara fue purificado.

Se apoyó en el reposabrazos, respirando hondo.

- Si el asesino quería que pareciera un suicidio, ¿por qué no se aseguraron de que la pistola no fuese de Alison? Porque Alison estaba asustada y David se encargó de ocultar los errores. La rata en el bacalao es la clave. Es un mensaje de desprecio puro hacia Sara, la bastarda que arruinó la reputación.

Muriel miró a sus amigas, con los ojos entrecerrados.

- El problema no es que Sara no fuese hija de Albert. El problema es que alguien pensaba que Sara no merecía vivir con el apellido Krause. El crimen no es solo por dinero. Es por orgullo y limpieza de sangre. Alison y Andrew... ambos tienen la culpa. Pero la rata y el bacalao… eso es de alguien que sentía un odio personal, un odio hacia Sara que va más allá de la herencia. ¿Quién de esta familia sentía ese eso por Sara?

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16/10/2025, 22:01
Agnes Finch

Agnes escuchó a sus amigas acariciando suavemente a Mr.Pickels, como si estuviera en un trance. Su cerebro de investigadora había tomado el control y la senilidad había quedado a un lado.

-Tenéis razón queridas, Andrew y Alison mataron al pobre Albert... la persona a la que quería desheredar seguramente fuera a su mujer, por haber tenido una aventura, de ahí las discusiones por el dinero y el ambiente familiar cargado- la anciana hizo una pausa y aumentó el ritmo de las caricias -

Agnes miró a Muriel y sonrió -Creo que has dado en la clave, si querían fingir un accidente o un suicidio, por que envenenar a Sara? Por que dejar una rata muerta como mensaje? No es el mismo tipo de control, ni de premeditación...

La mujer se puso en pie de golpe, como si su juventud hubiera vuelto durante unos instantes, provocando que el felino se bajase de un salto. 

-Alguien descubrió que Sara no era una Krause y no le importó la herencia, sino la pureza de la sangre... la muerte de Sara no fue obra de Alison ni de Andrew. Sino de la persona que intentó ocultar las pruebas intentando silenciar para siempre a Jerónimo... El asesino de Sara tuvo que ser David Krause! 

La abuela se sentó de nuevo, las plumas de la boa de David eran la pieza clave que le situaba en el lugar del intento de asesinato del loro y conocía el contenido de los documentos. No había dudas de que era el único que podía haber cometido el segundo crimen.

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21/10/2025, 21:45
Mildred Pumpernickel

Parecía haber cierto consenso entre el sin par grupo de jubiladas aficionadas a los misterios. El aire se volvió denso, casi solemne. Nadie dijo nada durante un rato, hubo un instante de quietud, de comprensión compartida. Cada una, a su modo, parecía aceptar que aquella versión encajaba con todo lo que habían oído, con lo que habían visto, con lo que el instinto les decía.

Luna fue la primera en asentir, seguida de Muriel, que ahondó en el motivo que llevó a la pobre Sara a compartir el destino de su padre, y finalmente Agnes, que reforzó aquella idea que tenía sentido. El grupo no discutía como cuando jugaban al bridge, o como cuando compartían impresiones en su club de lectura. Había consenso.

Millie se permitió una pequeña sonrisa satisfecha. No tanto por sentir que tenía la razón, sino porque sabía  que la pieza encajaba. El rompecabezas del crimen, con todos sus bordes torcidos y sus sombras, al fin parecía tener forma.

Entonces —dijo, dejando la taza vacía sobre el mantel de flores—, Albert no se suicidó. Lo hicieron parecer así, pero el mar no guarda secretos para siempre. Y los mismos asesinos del cabeza de familia se encargaron también de Sara. Todo encaja. 

Las otras asintieron, mientras la tarde caía tras los visillos y el murmullo lejano de la tormenta amenazaba con regresar. Era hora de marcharse, pero ninguna se movió todavía. En el silencio compartido, se entendían sin palabras: habían resuelto aquel crimen. 

- Tiradas (1)

Motivo: Teorizar Chan Chan Chaaaán!

Tirada: 2d6

Resultado: 6 [2, 4]

Notas de juego

Bueno, yo os lo advertí...

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29/10/2025, 13:52
La Guardiana

Entonces —dijo, sentenció Mildred—, Albert no se suicidó. Lo hicieron parecer así, pero el mar no guarda secretos para siempre. Y los mismos asesinos del cabeza de familia se encargaron también de Sara. Todo encaja. 

Seguían a bordo de La Dama Regia, pero los primeros planos que mostraban a cada una de las Expertas daban paso a una escena general en la que la policía y los sospechosos escuchaban atónitos la resolución del misterio. Aquella frase había comenzado entre el vapor del té y ahora finalizaba con el olor a salitre y el tenue borboteo del jacuzzi de la cubierta.

El discurso triunfal de las expertas, mostrando pruebas y dando detalles precisos, fue interrumpido en algunas ocasiones por alguno de los miembros de la familia Krause.

Emily se encontraba al lado de Luna, con Jerónimo en su brazo como si de una experta cetrera se tratase, aunque tratando de que Mr Pickles no trepase por su pierna para darse un festín con el pobre loro.

¡CRUAAAC, TE DIRÉ LA CONTRASEÑA, NO ME COMAS!

Alison había planificado el asesinato, Andrew lo había ejecutado. Sin embargo, en mitad de las conspiraciones y subterfugios, una mano ejecutora más obsesionada por las castas sociales sesgó una vida que no estaba planificada. Por ello Alison y David habían discutido de forma tan agresiva cuando las Expertas habían llegado al yate. David Krause, un alma artística tan obsesionada con el simbolismo como Luna, había ocultado la rata envenenada con el mismo veneno en la boca de un bacalao. Su ego le impulsó a cometer una temeridad, enviando un mensaje, una firma de su horrible crimen: asesinar a la pobre Sara.

Y así, el silencio cayó sobre la cubierta de La Dama Regia como una losa. La policía había terminado de atar cabos y había pruebas de sobra para poner a la sombra a David, Andrew y a Alison.

Aunque sean unas arpías chismosas, los Krause tenemos buenos abogados y un mayordomo leal que confesará haber cometido los crímenes sin ayuda —dijo Alison, mientras el sheriff Dalrymple le esposaba las muñecas.

Sin embargo, la sonrisa de Alison se congeló en un rictus de horror cuando Agnes mostró el pendiente que habían encontrado en el cadáver. Por si aquella prueba no fuese suficiente, David le estaba soltando un monólogo sobre lo genial que había sido su asesinato —casi como una obra de arte—, poco después de que el agente que lo esposaba le hubiese leído sus derechos.

Joven, creo que no ha entendido bien la parte de «tiene derecho a permanecer en silencio" y «cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra ante un tribunal».

¡El arte no se puede ocultar, cerdo fascista! —protestó David a grito pelado.

Y así, el sol comenzó a ocultarse tras las olas en el horizonte, bañando a cubierta del yate de un naranja apagado y azuladas sombras tan alargadas como los cadáveres en el armario de la familia Krause.

Notas de juego

[FIN DE LA ESCENA]