Partida Rol por web

Elnara lanzó otro dardo ácido, que falló de lejos y Roxie volvió al ataque pero la maldita aura de mala suerte del rey le hizo fallar varios ataques.

-Que cansinos son estos duendes!

Edriel vió una abertura y lanzó un ataque sorpresa mientras el rey se movía. Luego, dió un paso hacia atrás y atacó de nuevo con la lanza, rezando porque esta vez acabaran entre todos con la criatura. Esta vez su lanza se hundió profundamente en la carne del monarca.

Veo como el rey de los pugwampis se abalanza contra mi. Y tan sólo puedo decirle una frase que he ensayado tantas veces en la arena, una que usaba para encajar el golpe y dar contragolpes.

"¡Pero vos sos loco, viteh!"

Y dicho esto, mi lanza -con punta de hierro frio- golpea certera y poderosamente.
Y en mi mente, casi me imagino los aullidos del público, de mi público, esperando ver la sangre. Ya sea la de mi oponente o la mia. Tan sólo ver sangre.

"Grupo ¡Sin miedo a por él!" declamo: Poco me importa acabar con más magulladuras, heridas o cicatrices: Estos compañeros son más valiosos que mi propia vida.

Cuando el rey pugwampi se acerca a Lybious, repentinamente las lanzas del semiorco y el elfo se clavaron en su cuerpo, haciéndole arquearse notoriamente por el dolor. Sobreponiendose para realizar su ataque contra Lybious, Elnara de nuevo trata de lanzarle un dardo de ácido que se sale fuera de su control mientras Roxie sigue intentando por todos los medios desgarrar al duendecillo.

El rey pugwampi, apenas aguantandose en pie después de la horrible herida que ha dejado en su abdomen el hierro frío, no ve venir la lanza de Edriel cuando finalmente, con un precisión élfica le asesta el golpe letal. Un chorro de sangre brota a borbotones de la herida que le asesta el elfo mientras con ruido metálico su martillo de guerra cae al suelo y su vida se apaga en un instante antes de caer inerte al suelo.

El resto de pugwampis automáticamente sueltan sus armas, temblando de miedo ante los aguerridos aventureros que han matado a su líder y, retrocediendo poco a poco por momentos, apenas tardan en romper filas y salir huyendo de la capilla mientras gritan aterrorizados de vosotros.

Lo nuestro si que ha sido un espectáculo grotesco. La imagen del Rey Pugwampi ya ha sido algo repugnante, pero ver a la criatura ensartada en las dos lanzas, estirandose como un peluche roto mientras derrama sangre, humores y visceras... esto es lo peor.

"¡Kei, Elnara, no mireis!" les imploro. Sobre todo a la inocente gnoma, mientras extraigo la lanza.

Tan sólo entonces es cuando finalmente mi cerebro recibe el mensaje que el cuerpo intentaba transmitirle "Oye Libb. Tienes varios huesos rotos. Esto DUELE!"

Sintiendo la fuerza rebajarse en mi, simplemente me dejo caer de rodillas, respirando fuerte y apretandome con ambas manos el costado "Gracias, Edriel el Elfo. Te debo una... otra vez"

Todo sucedió en un suspiro. La lanza entró y salió en apenas una milésima de segundo, como un picotazo en la yugular. El ret nunca supo del todo qué lo mató mientras caía sujetándose la ahorta seccionada. La corona cayó primero, rebotando y rodando a los pies del elfo, que continuaba con los ojos cerrados desde que impactó su golpe fatal.

Edriel abrió finalmente los ojos sólo para asentir a las palabras de Libyous, tan culpable como él de acabar con el monarca.

¡Je! ¡Bien hecho! ¡Destripado como un cerdo en la matanza!- el enano no parecía en absoluto conmovido por la muerte del rey, ni apenado, ni molesto por ver tripas ni sangre. De hecho aún tuvo tiempo de lanzar una gran bola de tierra con tanta puntería que aplastó a uno de los pugwampi que intentaba huir por su vida.

¡Huid si podéis ratas inmundas! ¡Jaaaajajajajaja!- las carcajadas al ver la expresión de los pugwampi y su huida atropellada sacudieron a Guijarro que parecía bastante contento del resultado.

Con esa carcajada se rompe también la canalización de poder kinético y toda la arena, tierra y polvo que rodeaban a Guijarro caen a su alrededor y sobre él, aunque no parece molestarle mas que para sacudir un poco la que le ha caído encima de la barba.

Cuando finalmente termina de reír añade serio de pronto y con un brillo codicioso en los ojos-bien, veamos que tienen estas ruinas que ofrecernos. ¡Y tu! - dice dirigido a Lybious - si sigues vivo menos sufrimiento y más pedir a la nena que te cure las heridas, nadie quiere cargar contigo si te derrumbas.

Echando un vistazo a vuestro alrededor, podéis observar cómo la capilla, con los pugwampis ya fugados, cae en un sepulcral silencio. Los bancos de mármol yacen medio fracturados en el suelo mientras que los restos de la alfombra que solía llevar al altar, ahora profanado con restos de animales y dibujos horribles con sangre, están aún mas destrozados que cuando llegasteis aquí.

Un maloliente ídolo de carroña hecho a partir de cabezas de gnoll reducidas cuelga de las vigas centrales de la sala que, ahora desprovistas de malévolos duendecillos, apenas parecen aguantar lo que aún sigue en pie del techo mientras reposan en silencio y un poco de arena y polvo cae de entre sus rendijas.

La mayoría de cristaleras que solían adornar la sala están medio rotas y casi una decena de cadáveres de pugwampi sangrientos puntúan la escena, sus diminutas armas aún a su lado, uno de ellos aplastado por la enorme roca con la que Guijarro ha amenazado la huida del resto.

"A enemigo que huye puente de pla…” Sus pensamientos se cortaron cuando el enano no pudo resistirse a anotarse un último tanto. “Enanos…” se llevó la mano libre a las sienes intentando despejarse un poco.

-Lybious, he estado ejerciendo de sanadora mucho tiempo… he visto espectáculos mucho más grotescos que esto.- respondió con un tono más frío del normal. Comprendía que el semiorco no tenía mala intención, pero no le sentaba bien que intentaran tratarla como si fuese una dama desvalida. Eso no por hablar de los constantes “nena” del enano que sí tenían como motivo sacarla de sus casillas estos estaban empezando a hacer efecto. 

-¿Quien ha sufrido daño?- dijo en un tono algo más relajado mientras dejaba la lanza apoyada en uno de los bancos de mármol rotos y se ponía a buscar en su mochila. A los pocos segundos extrajo una vieja rama de madera adornada con una serie de símbolos divinos. La varita que sostenía había visto tiempos mejores, eso estaba claro, pero seguía en tan buena forma como siempre.

Sentado en el suelo, y tratando de mantener mi respiración continua, me alegra de ver que el resto está a salvo y bien

"Tranquila, Kei. No ha sido por nada, simplemente porque... bueno, digamos que nos hemos pasado... un pelín. Sep" trato de intentar corregir mi falta. Que demonios ¡Seguro que siendo sacerdotisa y sanadora habrá visto aun peores heridas que yo. Seguramente haya hecho frente a enfermedades terribles, puede que incluso a plagas. Y todo armado sólo con la fe en la luz del alba, y el símbolo de Sarenrae como escudo

"Y si, lamento tener que pedirte que te esfuerces una vez más ¡Me han castigado a base de bien!"

Tras un momento de descanso y tomar aliento, contemplo el lugar. No soy especialmente religioso, pero me molesta el ver que un sitio donde la gente vivía en paz y venerando unos ideales esté tan destrozado. Tan humillado.  Todo esto me trae memorias, algunas amargas y otras no tanto:
Las memorias de Lybion, un gladiador bastante cruel y que humillaba a sus enemigos antes de aniquilarlos, no le bastaba con darle muerte sino que profanaba su figura como gladiador.
El dia que finalmente lo derrotaron, el coliseo vitoreó el nombre de su  verdugo ¡No es para menos!

"¿Que demonios es eso? " digo señalando el extraño ídolo "¿Os suena que pueda ser algo?"

Este ídolo parece ser un ídolo al Rey de la Carroña, un poderoso señor de la guerra gnoll que opera en las cercanías. Las otras tribus locales le rinden culto como si fuese un dios del miedo que le tienen, ya que es un sirviente de la Bestia Voraz, el temible Rovagug, y por lo que se rumorea manda sobre un enorme ejército de gnolls desde las montañas.

El ídolo no parece de construcción pugwampi. Este tipo de ídolos son comunes en los gnolls, de hecho, usualmente consagrados a la madre de los monstruos: Lamashtu. Suelen ser venerados con ofrendas por los propios gnolls que los erigen.

Edriel deduce rápidamente que este ídolo debió ser erigido por gnolls que, por algún motivo, abandonaron el monasterio y los pugwampis lo tomaron como un símbolo de los seres a quienes admiran. Es posible que los gnolls lo adornaran con algún tipo de ofrenda que se les olvidase llevarse consigo mismos. A juzgar por el estado de descomposición, debió ser abandonado no hará más de un par de meses.

Venciendo el asco, el investigador analizó el ídolo más de cerca.

Parece ser un ídolo al Rey de la Carroña, un poderoso señor de la guerra gnoll que opera en las cercanías. Las otras tribus locales le rinden culto como si fuese un dios del miedo que le tienen, ya que es un sirviente de la Bestia Voraz, el temible Rovagug, y por lo que se rumorea manda sobre un enorme ejército de gnolls desde las montañas.

El ídolo no parece de construcción pugwampi. Este tipo de ídolos son comunes en los gnolls, de hecho, usualmente consagrados a la madre de los monstruos: Lamashtu. Suelen ser venerados con ofrendas por los propios gnolls que los erigen. Por el estado de descomposición, diría que los gnolls que lo construyeron debieron abandonarlo aqui no hará más de un par de meses.