Partida Rol por web

Durante el resto del día cada uno de ellos se dedicó a diversas tareas hasta que finalmente se reencontraron en la Posada Árbolverde para la reunión que Lord Evan había insistido en mantener con el joven miembro de la familia Lugus. Pero antes de llegar allí, tuvieron mucha tarea por delante para poder entender los entresijos de las intrigas que les acuciaban y cada uno de ellos se dedicó a una tarea.

Galdrín se fue reuniendo con los hombres para ir asignándoles tareas de vigilancia de los miembros notorios de la casa, había que asegurarse de que éstos se movieran con total libertad por Desembarco, pero que lo hicieran de modo seguro. Aprovechó aquellas reuniones para repasar con ellos los acontecimientos posteriores al incidente de los Claviger. Quienes se quedaron para deshacer el entuerto cumplieron su cometido a pesar de lo desagradable del asunto y no lo comentaron con nadie más, desde entonces habían estado bajos las órdenes de algún miembro de la Casa con excepción de Covern, a quien nadie más había visto desde la llegada a la ciudad.

Lady Scarlett decidió acudir al Septo de Baelor para pronunciar allí sus plegarias a los Siete y esperar que le arrojaran algo de luz sobre los oscuros acontecimientos que atormentaban a la Casa Crogall, aunque también quiso entrevistarse con el Gran Maestre Pycelle para que le permitieran el acceso al Cónclave de maestres que tendría lugar el mismo día del Torneo. Acompañada del Maestre Nicholas en tan difícil empresa, pues los maestres eran celosos de sus propios asuntos, únicamente llegaron hasta el maestre que se encargaba de realizar las tareas de la secretaría del Gran Maestre. El hombre, un joven de pelo negro llamado Agus, les informó de que el Pycelle se encontraba reunido con el Rey Robert y no podría atenderles antes del Cónclave, sin embargo les comunicó que las leyes dejaban claro que nadie que no fuera ordenado Maestre podía acceder a aquella reunión. Tras acompañar a Lady Scarlett, el Maestre Nicholas se acercó hasta la Gran Biblioteca de Desembarco del Rey en busca de conocimiento sobre los Archay, para ver si lograba encontrar información sobre el Caballero Zorro.

Whalen fue junto a su escudero Willard a la explanada para recabar información sobre el Caballero Zorro, fue recibido casi tantas veces como fue despreciado por el resto de casas, ya que muchos habían oído el nombre de los Crogall por los rumores que se vertían sobre ellos, y Whalen tuvo que escapar de problemas en más de alguna ocasión. Sin embargo, consiguió escuchar ciertos rumores sobre el susodicho, sobre todo de las casas más próximas al Bosque Real, que vinieron a reforzar la historia que habían construido sobre él: se trataba de un renegado de la Rebelión de Robert que había luchado bajo el estandarte de los Targaryen y se negó a hincar la rodilla frente al nuevo Rey. Después se dedico a acosar y asaltar a los viajeros que atravesaran la región cercana al Bosque Real bajo el nombre del único y verdadero rey.

Por su parte, Ser Roshar se dedicó a sus extraños quehaceres para arañar la información de las más sórdidas tabernas de la capital del reino y logró reunirse con sus particulares hombres para intercambiar información y ordenar los siguientes movimientos a realizar con el natural subterfugio con el que el caballero se movía. Fue él, quien dio con los rumores más cercanos al testigo misterioso de los Claviger, pues no había ningún dato concreto ni ninguna información precisa, tan sólo rumores de que el testigo con el que la familia decía contar, se trataba, ni más ni menos, que de un superviviente de lo sucedido. Uno de los Claviger.

La noche cayó en la ciudad cuando la familia al completo se reunió de nuevo en una de las largas mesas de la posada. Había un nutrido grupo de personas congregadas en la posada aquella noche, nuevas caras que sin duda se irían incrementando en número conforme llegara la fecha señalada del Torneo. La mayoría de ese grupo se congregaba repartidos entre la zona más próxima a los barriles de cerveza del posadero y las muchas chicas jóvenes que se habían dejado caer por la posada en aquella velada para juguetear con los clientes, y si alguno lo consideraba oportuno poder ir a una de las habitaciones privadas del lugar, previo pago por tan selecta compañía. De entre todas, había una de especial belleza que destacaba del resto: se mantenía erguida con un porte elegante, bien vestida con un pronunciado escote que sin duda hacía las delicias de los clientes de la posada. Destacaba del resto porque, al contrario que sus compañeras, parecía poder elegir quien tendría el honor de compartir sus encantos dada la gran cantidad de pretendientes que rechazaba. 

Orten Lugus todavía no había llegado al lugar, y el resto de su familia se encontraba bebiendo bastante más comedida, por el momento, que en los días anteriores. El resto de la gente eran nuevas caras que no habían visto antes, de entre las que Whalen pudo reconocer al caballero errante de Dorne que había conocido el día anterior.

Whalen estaba atento para enterarse de las útlimas noticias, aunque cuando se enteró por boca del intrigante ser Roshar que el testigo Claviger era uno de los propios Claviger no se lo podía creer...

¿Ha vuelto de entre los muertos? Eso no es posible... No es posible...

Whalen no se lo podía creer... Si eso era cierto sí que la cosa era muy delicada. No podían refutar un testigo así y sin duda, la historia de la ejecución de los Claviger, oída por uno de los propios Claviger iba a ser irrefutable y desastroso para su familia.

Aún no le había vuelto el color a la cara cuando apareció el caballero de Dorne por la puerta. Le saludó levantando la mano y le invitó a acercarse a su mesa y le presentó a todos los miembros de la familia.

Ser Bryan Telson... Permitidme que os presente a mi familia... Lord Evan Crogall, el señor de la casa. Lady Varya Crogall, su esposa. Lady Scarlett Tully, mi mujer. Ser Adrik Crogall, un valeroso caballero... Además de mi primo. Galdrín, el maestro de armas de nuestra casa. Ser Roshar Blackfist, otro valioso caballero para nuestra casa... Y el maestre Nicholas, a quien le debo todo lo que sé y lo que soy... O al menos una buena parte, con el permiso del resto de los presentes.

Tras ello deja que se intercambien los saludos de rigor antes de continuar hablando, dirigiéndose a su familia.

Si me permiten... había quedado con el caballero para cenar y me parecería descortés aplazar nuestra cita una segunda vez, así que si nos disculpan... De todas formas, están todos invitados a unirse a nuestra mesa si así lo desean cuando acaben de discutir asuntos familiares.

Su marido se llevó al invitado a un lado y entonces ella volteó a ver al Lord de la Casa.  Si vivió alguno por andar escondido entonces lo sabe ya el resto de la familia.  Y lo sabrá el Rey.  

No necesitábamos al caballero Zorro para desprestigiarnos. 

Las dos opciones que se nos abren son: pedir Juicio por Combate, o decidir confesar, y pedir clemencia de la mejor forma en que se pueda.  Las circunstancias, en buenos oídos, podrían aminorar, si bien no eximir, de la culpa y el castigo.

¿Cómo lo ve usted mi Lord? 

La noticia fue demoledora: Un superviviente. Existían pocas explicaciones para que se diera aquella circunstancia, de ser cierta. Lo más probable, que alguien le hubiera dejado con vida. El rostro de Covern se apareció en la mente del caballero y se llevó una mano a la cara. Se la habían jugado. Siguiendo aquella descripción había rebuscado en todas partes excepto en el lugar indicado. El Zorro se había cuidado de no aparecer demasiado... Sus propias palabras resonaron en su cabeza: Nunca se es demasiado precavido.

En la posada, saludó con un estrechón vigoroso al caballero que presentaba el heredero y se despidió con la misma efusividad, fingía cierta alegría. Con su jarra en la mano, soltó una risotada.

- ¡Os la han jugado! - Ser Roshar parecía divertido, lo que le supuso un reto terrible. Para ello se imaginó que cara pondría el caballero Zorro al día siguiente, cuando se enterara de su pequeña jugada. Ahora, al menos, sabían que estaba en Desembarco. Solo tendría que tensar el arco y esperar a que su orgullo exigiese represalias. - Y encima le escoltáis hasta la capital, astuto cazador. - llevó su atención de uno a otro, reparando en otro riesgo. - Quizás deberíais comprobar las ataduras de vuestra... mascota. - concluyó con sorna, aunque no le parecía tanta broma. Un nuevo altercado les complicaría en exceso una situación ya de por si muy desfavorable. 

A Ser Roshar no le gustaba tener que estar echándoles en cara lo que él tenía que haber visto. Evan debía de ser consciente de la culpabilidad que asolaba al caballero por haber permitido semejante artimaña contra la familia. Pero no era el momento de lamentarse, ni de buscar culpables en la casa. Lo primero era evitar el desastre, salvar a los Crogall y su nombre. 

Habían más detalles que alarmaban al caballero. Orten Lugus no había aparecido aún y sus hermanos estaban demasiado comedidos. Habían sido informados, pero... ¿para qué se preparaban? ¿pretenden atacarnos en la posada? ¿quizás apresarnos? ¿cómo podían hacer frente a dicha tesitura? Con su mirada perdida en cada rincón de la habitación intentó descubrir posibles agentes encubiertos, hombres o mujeres demasiado pendientes de sus movimientos, o que parecieran estar esperando algún tipo de señal para que empezara la función. 

En su panorámica reparó en la hermosa prostituta que tanto había llamado su atención con anterioridad. ¿A quién busca? ¿qué quiere? Ser Roshar estaba seguro de que recababa información para alguien. O que atraería a sus redes a algún incauto de la familia para no devolverlo jamás. 

- ¿No era defensa justa? - metió de nuevo el dedo en la llaga, intentando al mismo tiempo recordar la anterior reunión. Había que evitar dejar el resultado en manos del azar, mientras existiesen otras opciones. 

Cuando Galdrín llegó a la posada encontró en el exterior a varios de los hombres que habian escoltado a los miembros de la familia hasta allí.

Lo que había descubierto le habia mosqueado bastante. La desaparición de Covern aumentaba los temores del maestro de armas de que fuese alguien de la propia comitiva el traidor y testigo. Esperaba que Ser Roshar no tubiese razón en sus sospechas pero los indicios comenzaban a decir lo contrario.

Finalmente salio de su ensimismamiento y respondió a los saludos de los hombres.

-Larkin necesito que hagas una cosa. - Escogió precisamente al hombre que había seguido a Ser roshar para no ampliar los rumores entre los hombres más de lo necesario. -Mientras estamos reunidos quiero que vuelvas a la explanada y averigues quien se ha encargado del lagarto-león hasta ahora, y si no lo ha hecho nadie organiza turnos para alimentarlo, no quiero a esa bestia furiosa por no comer. -Cuando ya se alejaba se giró y añadió. -Si por algun casual ves a Covern, manda un mensajero a buscarme y no lo pierdas de vista.

Galdrín observó al resto de miembros de la familia mientras tomaba asiento y pedia un cuenco con agua a una camarera que pasaba por alli. Cuando el caballero dorniense apareció por alli le saludo con un gesto de la cabeza y sonrió ante la presentación de Whalen pensando que el mismo les había entrenado esa misma mañana. Supuso que era normal, con todo lo acontecido desde entonces, que el heredero tuviese la cabeza en otra parte.

Cuando por fin comenzaron a relatar lo que averiguaron durante toda la tarde y, cuando lo consideró oportuno, levanto la mano para pedir silencio. No quería gritar sobre las voces del resto lo que iba a decir a continuación.

-Ninguno de los Claviguer puede ser el testigo. -Su tono de voz fue suave pero paseó las miradas por todos los presentes para asegurarse de que entendiesen el significado de sus palabras. -Otro cantar el Covern, al finalizar el combate el se encargó de hacer desaparecer las monturas de los Claviguer. cuando enterramos a los hombres fuimos a ayudarle pero en el intermedio pudo, perfectamente, quedarse con alguna insignia o algo que probase nuestro encuentro con ellos. No lo había comentado hasta ahora porque no era una posibilidad que contemplase.

El maestro de armas no añadió que siempre había desconfiado del cazador porque no aportaba nada util al debate, pero en su interior se maldecia por no haber seguido más sus instintos.

El joven caballero dorniense que les presentó Whalen apenas llegaba a la veintena, era alto y muy delgado, pero su estructura huesuda estaba cubierta por una capa de músculos y tendones endurecidos por los entrenamientos y las horas bajo el sol abrasador de Dorne, de donde su apariencia delataba que provenía. A pesar de ser joven, su rostro bronceado era duro, ajado por el sol y por los vientos de su tierra natal. Tenía el pelo negro y lucía una barba de un par de días. Sus ojos son a la vez intensos y ardientes.

-Me honra conocerle al fin, Lord Evan. -Dijo respetuosamente con una inclinación de cabeza. También fue saludando uno a uno a todos los miembros de la familia conforme Whalen se los iba presentando. -Es un honor. - Aseguró antes de retirarse a cenar con Whalen.

Evan saludó de forma distraída al nuevo amigo de su hijo y apenas hizo una mueca de conformidad cuando Whalen se retiró de la mesa de la familia. Estaba concentrado en las palabras e insinuaciones de los demás miembros de la casa. Especialmente de las preocupantes suposiciones de Ser Roshar, quien a su manera teatral, expresaba justo lo contrario de lo que en realidad quería decir. Los ojos del Lord se cruzaron con los de su viejo amigo.

-Tranquilidad, milady. -Le dijo a Scarlett. -Todavía no sabemos qué saben. Aunque las noticias no son nada buenas...

Apretó la mandíbula tanto que sus dientes rechinaron. Si era verdad lo que insinuaba Roshar sobre Covern, habían sido muy descuidados. Trató de hacer memoria y negó con la cabeza. -No. -Musitó. -Él estaba allí cuando mataron a Flores. 

Entonces Galdrín arrojó un dato relevante sobre lo sucedido después de que todos se marcharan. Covern podía haber traicionado a la Casa y estar actuando a sus espaldas para delatarles. Mantuvo el puño cerrado sobre su rodilla maltrecha y sintió como sus músculos se tensaban. Maldijo la hora en la que se les había ocurrido llevar el maldito lagarto-león y a Covern con ellos.

Cuando Larkin la avisó, lady Varya bajó de nuevo al comedor de la posada después de haber estado reposando en su habitación, en una mesa discreta se hallaban los miembros de su familia y hacia allí encaminó sus pasos con estudiado gesto de indiferencia. El invitado estrella no llegaba, a pesar de que sí estaban el resto de su familia, y eso llamó la atención de la dama. -Parece que siempre van un paso por delante de nosotros- pensó en referencia a los supuestos manipuladores de la situación y temiendo que algo le hubiese sucedido como a Flores.

Estaba sentada en su silla, al lado de su esposo como siempre, escuchando las nuevas que había. La mujer se esforzaba por mantener un semblante neutro pero las noticias eran preocupantes, los rumores de un Claviger vivo no podían ser ciertos, de inmediato sus ojos se centraron en el maestro de armas. Él se había quedado para cumplir con la tarea de eliminar las pruebas que los implicasen y lo estaba taladrado con la mirada instándolo a explicarse, al menos hasta la presentación del caballero dorniense por parte de su hijastro. Elevó una ceja y medio sonrió al joven -Otro dorniense, están muy lejos de su hogar... supongo que es normal dada la importancia del torneo-.

-Encantada de conocerle ser Bryan. -le dijo en contestación.

Siguió a los dos jóvenes con la vista mientras no perdía de oido las palabras de Lady Scarlett y de ser Roshar, pensaba que era pronto para confesar y las implicaciones que daba a entender éste ultimo no las acababa de entender. Al menos hasta la intervención de Galdrín. La seguridad de que ninguno de los tres había podido escapar de su destino fue un alivio, pero la mención al arisco cazador hizo que la señora de la casa juntase las piezas inconexas. -No es el caballero 'Zorro', es demasiado joven- pensó recordando la descripción que de él hizo la joven Giana Ríos, entonces recordó que la chica se había referido al caballero con otro nombre y hurgó en su memoria para recordarlo. Asintió a la observación de su marido, -Pero sí que puede estar involucrado en las acusaciones- a ella se le ocurrían varias causas para tal conducta pero de momento éstas daban igual, lo importante era dar con él y sacarle la verdad.

-Habría que preguntar por ser Arys Espadafiel, puede que sea el pseudónimo que está utilizando Lord Clayton, y creo que su pelo ya es plateado.

A pesar de sus palabras su rostro no mostró emoción, como si estuviese comentando el tiempo que esperaba que hiciese al día siguiente, y su atención se dirigió a los Lugus y a la 'señorita'. Esperaba que todavia no se hubiese ido cuando la reunión acabase, quería preguntarle un par de cosas.

Unos pocos minutos después, Orten Lugus entró en la posada y fue víctima de las jocosas bromas por parte de sus hermanos, quienes hasta entonces se habían mantenido más o menos comedidos pero al verle aparecer estallaron en burlas contra el pobre muchacho. Bastante avergonzado por el comportamiento de su familia, inclinó la cabeza y se quedó quieto frente a la puerta con la cabeza gacha como un perro al que habían apaleado. Alzó la vista hacía la mesa donde se encontraban los miembros de la casa y cruzó una mirada con Ser Roshar. Su cabeza se movió ligeramente a modo de saludo y se quedó esperando a que el caballero le invitara a la mesa, un gesto que mostraba sus buenos modales.

La razón de que Orten fuera el blanco de las burlas de su familia era debido a que, al contrario de su hermano Ser Naton, Orten era tan delgado que sus finos brazos apenas podrían sostener el peso de una espada corta. Aunque tenía un cierto atractivo, su pinta era más de un joven estudioso que de un guerrero, alguien que pasaba más tiempo con libros que entrenando con espadas o arcos. En cierto modo recordaba a Whalen, incluso mantenía la misma postura desmañada que la del heredero de los Crogall. Por fortuna para Whalen, él no tuvo que soportar a un hermano mayor ladino que había heredado la altura y corpulencia que a él le fueron negadas por la naturaleza.

Iba bien vestido, con una camisa de lino y un jubón de color negro adornado con detalles plateados en torno al cuello. Un broche con forma de cáliz con cuatro esmeraldas incrustadas sujetaba su capa plateada. Tenía la cara rasurada y el pelo negro lo llevaba peinado hacía atrás.

Ser Roshar ya había comunicado los datos más relevantes que había descubierto de la mejor manera posible. No quería llevar a razonamientos apresurados, pero tampoco quería arriesgar más su tapadera. Ahora le quedaba esperar... aunque no fue mucho lo que tardó Orten Lugus en aparecer. Y con él su casa volvió a mostrar su actividad habitual. Resultaba algo extraño, quizás preparado.

El caballero respondió con un gesto al joven, saludándolo en respuesta al suyo, y se levantó para ir en su auxilio. En la poca distancia que les separaba aprovechó para echar la mano sobre el hombro de Galdrín, para comentar unas palabras cerca de su oído. 

- Haz que comprueben que la jaula está bien cerrada.- no quería imaginar la situación si le sumaban un lagarto-leon sumiendo el terror en la capital. - Con cuidado. - Acabó la confidencia con una risa muda, como si hubiera compartido un chiste con su amigo, y continuó sus pasos hacia el Lugus. Al llegar hasta él le pasó un brazo por detrás del cuello con camaradería. ¿Le importaría tales confianzas? Pensó que siempre podía echarle la culpa al vino.

- ¿Ha sido un día fructifero? - preguntó con una ligera sonrisa, guiándolo hacia una mesa libre. Intentaría tener una breve entrevista con él antes de juntarle con los Crogall. El tiempo escaseaba. 

El joven Orten se sintió aliviado cuando Ser Roshar acudió en su socorro, aunque al ver como el caballero le pasaba el hombro por encima del cuello en señal de camaradería se quedó extrañado y algo confuso. Alguien de entre la soldadesca que bebía en la mesa de su familia lanzó un silbido sugerente y felicitó a Orten por su nuevo ligue. Las risas estallaron con la broma y Orten enrojeció.

Siguió sin oponer resistencia hasta donde el caballero de los Crogall le llevaba para hablar en privado y allí contestó a su pregunta.

-En realidad sí. -Tartamudeó inseguro. -Al parecer teníais razón. -Después bajó la voz hasta convertirla en un susurro.

-Lord Archay ha estado actuando por su cuenta. No sé para quienes trabaja ahora, pero desde luego no es para mi padre. Se dice que ha estado viajando al este de nuestras tierras y últimamente se ha asentado por esta zona, asalta a inocentes en nombre de los Targaryen, y eso puede deberse a su trastorno, pero últimamente dicen que ha viajado más al norte movido por algún incentivo. Dudo mucho que sea económico, seguramente le hayan engañado de algún modo. Decidme ser, ¿durante la Rebelión en qué lado luchó vuestra casa?.

Miró de soslayo hacía la comitiva de su hermano y bajó aún más la voz. El grupo continuaba riéndose y haciendo gestos obscenos en referencia a Orten y su conversación privada.

-Lo que más me fastidia es que este asunto podría salpicar el honor de mi casa y mi hermano está ahí como un pasmarote sin enterarse de nada. -Sacudió la cabeza en su dirección. -El próximo Lord Lugus.

Ser Roshar sonrió ajeno a las bromas que los Lugus profesaban contra uno de los suyos. Pensó que si le considerasen un enemigo hubieran reaccionado de otra manera. Era posible que hubieran encontrado un aliado. 

- Lamento tenerla. - respondió el caballero en cuanto Orten le dio la razón. Era una pena que aquel joven se viera involucrado, pero ahora tendría que aprovechar cualquier ventaja que pudiera brindarles. 

Escuchó con atención. Aunque, como siempre, su mirada bailó por la estancia. ¿A quién más le interesaba aquella conversación? ¿Una charla entre dos personas excluidas en cierto grado de sus respectivas familias? Por alguna razón buscó el rostro de la impactante prostituta.

- Podría ser su motivo. - acompañó sus palabras con un leve asentimiento de cabeza. Habían estado del lado de los vencedores, como siempre se ha de estar. - Tendrá que disculparme, pero he tenido que poner a mi señor al corriente de la situación. - Su rostro pareció disgustado un instante. - Tuve que mostrar cierta... utilidad para la casa. Para evitar el muro... - Miró hacia donde se encontraban los Crogall y mantuvo el mismo tono que había usado el joven Lugus, aunque él tenía menos interés en que no les escucharan. - A Lord Crogall le gustaría intercambiar unas palabras con vos. - continuó, volviendo su atención hacia los ojos de su interlocutor. - Le he asegurado que su casa no está involucrada y cuenta con mi simpatía. Aunque no puedo decir que valga de mucho. - Quería dar a entender que respondía por él, que creía su versión y sus intenciones. Si pretendía atacar a la familia de alguna manera estaría más confiado si pensaba que les había convencido. Y la confianza conducía al error. - Si concede podemos unirnos a la mesa.

Desvió la mirada, recorriendo la posada y a los presentes. La detuvo algo más de tiempo en los Lugus.

- Su hermano tendría que empezar a valorar su inteligencia. - El alago también era útil. 

El maestro de armas escucho las respuestas de Lord Evan y Lady Varya y anotó el nombre que dijo la esposa del señor en su memoria para indagar luego sobre el. No añadió nada, pues poco más se podía decir.

Finalmente entró el caballero amigo de Ser Roshar, Galdrín observó con desagrado las reacciones de su propia familia. En su opinión un noble se merecia todos los respetos de sus congeneres a no ser que lo hubiese perdido con sus actos, no con otras circunstancias como podía ser la forma física o la apariencia.

Ser Roshar se levantó y, de camino al encuentro de Orten Lugus, le indicó a Galdrín vigilar la jaula. Con una sonrisa el maestro de armas le respondió:

-Ya estoy en ello. -Era una satisfacción vana en vista de los acontecimientos que se cernian sobre la familia pero Galdrín disfrutó brevemente de haberse adelantado, fuera del campo de combate, al caballero.

-Oh claro. -Concedió el segundo hijo de los Lugus cuando Ser Roshar confesó que había tenido que contarle a su Señor lo que habían hablado. -Es lo natural. -Añadió comprensivo. Su rostro tuvo que contener una mueca de asombro cuando Ser Roshar comentó lo del muro. El joven Lugus se quedó algo confundido, sin saber si el caballero bromeaba o hablaba en serio.

-Será un honor que Lord Crogall me reciba, y espero poder ser de ayuda para solucionar este problema. -Dijo con tono de preocupación. También agradeció con sinceridad las palabras en su favor que el caballero aseguraba haber defendido ante los miembros de su Casa. -Gracias, Ser.

El joven muchacho era un hombre inteligente, al cual su familia estaba subestimando, como había comentado Ser Roshar para alagar al joven. También parecía ser observador y se fijo en que el caballero había puesto sus ojos de manera casi involuntaria sobre la bella prostituta que no paraba de rechazar pretendientes. 

-Veo que os habéis fijado en esa joven. He oído algo interesante por ahí sobre ella. -Le comentó. -Dicen que es la hija de un Señor de las Tierras de los Ríos que ha escapado de casa porque querían concertarle un matrimonio con una especie de mercader viejo y gordo.

Ser Roshar se fijó en el joven y estudió sus movimientos en busca de algún gesto que delatara nerviosismo o alguna otra expresión involuntaria que pudiera delatar a Orten si es que este mentía. Sin embargo le pareció que el joven era sincero, y no percibió ninguna señal que le hiciera creer lo contrario. Orten no se encontraba más nervioso, ni parecía esperar un ataque inminente sobre los Crogall, ni otra artimaña semejante. Sí que parecía más preocupado, pero tenía que ver con lo referido al Caballero Zorro y el hecho de que su casa quedara en evidencia. 

- Pues estaba pensando en ser el rechazado número cincuenta de la noche. - bromeó el caballero. 

Ya había decidido acercarse a ella, sin saber muy bien como acabaría todo aquello, pero ahora se convertía en una necesidad. De tratarse de la mujer en la que estaba pensando podría ser un golpe de suerte fabuloso, algo con lo que poder negociar... Pero, ¿qué querría ella? Más tarde intentaría descubrirlo. 

- Acompañeme, unámonos a los Crogall. 

Ser Roshar le guió hacia la mesa donde se sentaba la familia. 

Ser Roshar guió al joven hacia la mesa donde se sentaba la casa, acercándose a la posición de Evan con lentitud, queriendo parecer respetuoso y con la cabeza algo gacha. 

- Mi señor, le presento a Orten Lugus. - entonces giró su atención hacia el nombrado. - Lord Evan Crogall. - se volvió y deslizó un brazo con la palma hacia arriba, barriendo la posición de los presentes. - Lady Varya Crogall, Lady Scarlett Crogall, Galdrín... - continuó hasta nombrarlos a todos*. Entonces busco un par de asientos que poder poner junto a su señor. Ofrecería el más alejado al joven antes de tomar asiento en el libre. - Creo que ambos tienen un amigo común. - dijo con cierta resignación, como si estuviera obligado a tener que estar presente durante la charla. Quizás su aval no era suficiente.