Partida Rol por web

Se volvió y tapo los oídos, aún así al darse la vuelta, no pudo menos que taparse la boca soltando un gemido, abrazandose a Tina para no ver más, enterrando la cabeza en ella.

- Oh, dios -digo cuando veo a la niña comiéndose su propio brazo. 

Al verla de espaldas, había empezado a latirme el corazón demasiado deprisa. Era lógico que fuese una de ellos, estando sola en esta casa y con toda la gasolinera llena de no-muertos, pero algo en mi interior me decía que tuviera esperanza. Que cuando el sheriff Montero la llamara, la niña se daría la vuelta sorprendida y moqueando por una llorera anterior, y se echaría a nuestros brazos porque por fin alguien la había encontrado entre aquella soledad. Pero nada de eso ocurrió. Era un zombie. 

A pesar de que Jonh nos intenta proteger, noto como empiezo a hiperventilar por la visión caníbal que la pequeña está protagonizando. Algunos cachos de su propio brazo caen de su boca a medio masticar y tiene toda la ropa manchada de trocitos de carne y sangre. Por si fuera poco, los bocados han sido tantos (o tan profundos) que parte de su cúbito y radio son perfectamente visibles. La visión es horrenda: una niña tan pequeña... ha acabado así. "Y no solo eso: está muerta y nos va a comer", piensa la parte de mi cerebro que no está en estado de shock.

- Oh, dios -repito, acojonada.

El sheriff nos pide que nos demos la vuelta (cosa que hago sin rechistar), y produce unos sonidos parecidos a una calabaza golpeada con saña. Solo que no hay calabaza: es la cabeza de la cría.

Cuando por fin nos atrevemos a mirar, Ricky está fuera de sí. Me gustaría tranquilizarle pero... no creo que oyendo mi respiración se tranquilizase mucho. El corazón me late tan fuerte que casi me hace daño en las sienes. "Oh, dios", me digo, esta vez para mí.

¿Una niña? se planteó la mente de Tina al ver a la pequeña automutilándose como si su cerebro realmente fuese incapaz de asimilar esa información, como si no pudiese -y de hecho no podía- creer que aquello que se encontraba delante de ellos fuera o hubiese sido una niña.

Y con esa misma incredulidad no escucho los gestos de Ricky, ni tembló, ni se inmutó con el ir y venir de la pequeña cabeza, cada vez más rojiza, contra la pared. Sintió como Valeria se arrapaba a ella, y el acto reflejo que la llevó a observar los cabellos rojizos que se hundían en su cuerpo, fue quien la libró de guardar impreso en sus retinas el preciso instante en que la cabeza de Bo Peep abandonaba la figura que debía tener.

La falta de empatía humana con esa niñita llevó a Tina a ignorar el gesto de socorro y horror de Valeria, a la que únicamente tomó de los hombros y la apartó de sí con ternura, la simple ternura que merecía por ser joven. Luego miró a Purity y algo en su expresión descompuesta anuló el inoportuno humor de Tina, quien en lugar de expresar en voz alta que parecía una vaca llevada al matadero cruzó su mirada con Jonh y con un gestó de cabeza hacia Purity preguntó, entendió y dio por hecho que él se encargaría de ese cuadro.

Avanzó hacia el Sheriff, primero con normalidad, emocionalmente ajena a la desesperación, pánico, emotividad y desorientación que podía estarse asentando en los cuerpos de sus compañeros; sin embargo, a medida que se acercaba sus pasos se hicieron más pequeños, lentos, casi arrastraba los pies, como si esperara que el mundo se detuviera solo por así quererlo, necesitarlo. Pero, inevitablemente, llegó hasta las rodillas de Ricky. 

Alargó una mano hacia él, con intención de apoyarla en su hombro, como símbolo de apoyo, recordándole que había hecho lo correcto y en ese momento se dio cuenta que instintivamente había empuñado la pequeña pistola que acababa de adquirir.

¿Iba a dispararle? se sorprendió deteniendo el gesto a medio camino ¿a la pequeña? se quedó en blanco unos segundos y sintió como una corriente de sudor frío le escalaba la espalda ¡Mierda, mierda, mierda! llegó de pronto a la conclusión de la estupidez que podía acabar de cometer el sheriff  - ¿Ricky? - preguntó tensando el brazo que sostenía el arma, encañonándolo, y a pesar de ello manteniendo su índice lejos del gatillo - ¿estás -¿infectado? ¿mordido? ¿loco?- herido? 

Jonh no estaba para apoyar a nadie. Miraba la escena como hipnotizado y se dijo a sí mismo que debía ver aquello para endurecerse. Él siempre había sido una persona sensible. Leía poesía alguna vez. No estaba preparado y aunque parecía que se sobreponía a la situación lo que sucedía es que se sentía anestesiado. Antes o después iba a recibir todo el golpe y no quiso amortiguarlo. Debía mirar.

Vio los golpes, las salpicaduras de sangre y a Valeria. Era difícil mirarla sin pensar en su mujer y su mente disociada muchas veces las mezclaba. Si hubiese algún psiquiatra por allí seguramente podría hablar y hablar de estrés, de trastornos, delirios, ... pero de algún modo tenerla cerca le calmaba, aunque supiese que no era su mujer. Sólo fueron cuatro golpes, cuatro campanadas lapidarias. Pensó en funerales pero si tuviesen que enterrar a todos los muertos que había en aquellos días el planeta parecería un queso gruyere.

Tina consolaba a Valeria y quiso haber sido él. El gesto de Tina. Maldita sea, aquella vaquera chillona tenía más huevos que muchos y tal vez que él. Se acercó a Purity, no se veía abrazándola, pero tenía que hacer algo. Puso una mano en su hombro, intentando trasmitir tranquilidad. El consuelo que se suele dar a un hombre, no puede dar más de sí mismo de momento. Primero necesita recomponerse.

Sigamos con lo nuestro. Se sorprendió escuchándose, ¿Qué pasaba, no tenía corazón?

Pero era algo irreal, por supuesto, una impostura, como en las películas, una sensación de irrealidad. Aquello no iba con él, le había pasado a otra persona, como en los circos. El caballero sin cabeza la recupera y todo vuelve a la normalidad. Se volvía a colocar la cabeza, sonreía, todo el mundo reía y nadie gritaba.

En las paredes se acumulaban los gritos de todos los que poco a poco se iban trasformando en aquellas cosas. No habría familia ni hogar para nadie. Nunca tendría una niñita. Una lágrima resbaló desde la esquina de su ojo izquierdo hasta llegar a la barbilla y se quedó allí, sujetándose desesperada antes de terminar cayendo al suelo.

Sigamos Volvió a escucharse. Tenía que dejar atrás aquello. Dios mío, ojalá pudiese emborracharse.

Se separo de Tina y la miró, quizás el Sheriff necesitaba más ayuda emocional que ella en ese momento, después de todo era él el que había ejecutado a la"niña", un momento ¿infectado? no, no podía ser, la niña no lo había mordido ¿no? miro preocupada a Tina y al Sheriff. Luego miró a Jonh y a Purity y este parecía intentar consolarla sin mucho éxito. Se limpio las lágrimas que recorrían su cara, tenia que dejar de llorar, no era el momento, menos por un bicho de esos, que le gustase o no, la niña lo era.

- La herida no es fisica...

Dice con un tono muy cansado. Al verle casi podrias decir que parece envejecido, las arrugas que la trepidante accion habia tapado durante todo el dia, se hacian patentes ahora y parecia mucho mayor que hace 5 minutos cuando discutia con Purity.

Con paso lento se levanta llevando el cadaver en brazos y lo deposita en la cama. Parece obviar completamente el hecho de que Tina le este apuntando con una pistola. Al dejarla le cruza los brazos sobre el pecho y la amortaja como buenamente puede con la sabana de la cama.

- Vamonos -dice secamente- no tenemos toda la noche.

Tras un periodo de silencio, el grupo poco a poco se recupera. Con el cuerpo de la niña en el suelo, cuya cabeza aún suelta algún borbotó de sangre y sesos, examinan la habitación sin resultados demasiado prometedores. La estancia es casi idéntica a la anterior, la ventana da al porche y como era de esperar unos gruesos barrotes os impiden salir por ella.

Regresáis al pasillo en busca de otro acceso al techo del porche, camináis un largo trecho, cruzáis por delante de dos habitaciones más, éstas de mayor tamaño que las anteriores, pero desde las cuales tampoco se puede acceder, finalmente, dais con dos puertas dobles, de gruesa madera y decorada con rombos de cristal de color ámbar. Al abrirlas os encontráis ante otra imagen grotesca: padre, madre, los dos hermanos mayores y Bo Peep están sentados alrededor de una mesa en lo que parece ser el comedor de la casa. Un opulento manjar sigue sobre la mesa aunque es evidente que está en mal estado, como si llevaran días sentado frente a la comida esperando a que se pudriera. Los platos de los comensales están vacíos, aún sin servir, y uno de los hermanos sujeta ansioso los cubiertos con ambas manos y la mirada perdida.

Un silencio sobrecogedor precede al primer sonido gutural de aquellos seres, poco a poco se giran hacia vosotros hasta que empiezan a gemir al unisono y, finalmente, soltando un grito se abalanzan sobre el grupo.

En cuanto el Sheriff avanzó el brazo de Tina se contrajo hasta caer al lado de su cuerpo como un plomo, inútil, falto de toda motivación para impedir el paso de ese hombre.

Tina siguió mirando la pared manchada de sangre y otros restos biológicos, inmóvil, y solo entonces pasó el dedo del lateral del arma al gatillo, como si quisiera demostrarse a sí misma la facilidad de ese movimiento que segundos atrás no había podido completar.

A la orden del Sheriff volvió la mirada atrás y volvió a unirse al grupo para seguir explorando la casa en busca de una salida. Pero ese laberinto de madera y moqueta parecía tener otros planes para ellos.

- oh, joder... - protestó hastiada al ver la familia reunida en la mesa, esperando para servirse una comida, cena o desayuno inexistente, parecían congelados en el tiempo, como si no hubiesen asumido su nueva condición -ni que pudiesen hacerlo.- se planteó.

- Parecen un cuadro de esos de gente muerta, de esos que dicen que con verlo puedes sentirles latir. - comentó mientras cargaba el arma y apuntaba a la más pequeña - Nunca me ha ido el arte.

Me encuentro algo histérica, así que agradezco el gesto de Jonh con una mirada silenciosa. Estar huyendo permanentemente, luchar por sobrevivir, esquivar o matar a esas criaturas... es agotador para cualquiera. Estoy muy cansada, pero sigo sin poderme hacer a la idea de que esa va a ser nuestra nueva vida desde que el mundo se fue al traste. "Huir o ser comido... ¿está condenada la humanidad a corretear asustada como un ratón enjaulado, mientras espera a que un zombi se lo zampe sí o sí? ¿Merece la pena esforzarse tanto si el destino va a ser el mismo?", pienso de manera negativa. 

Sin embargo, estas reflexiones quedan en mi cabeza, y decidimos continuar. Es lo único que nos queda mejor que esperar a que nos desmiembren esas bocas hambrientas: seguir hacia delante. Siempre buscar una salida, aunque estemos en un callejón. El pasillo sigue hacia delante y las habitaciones no parecen tener ninguna vía por la que podamos salir al autobús. Las últimas puertas son dobles, presumiblemente de un comedor y al abrirlas, vemos al resto de la familia de la niña esperando la cena: nosotros.

La sorpresa, unida al pesimismo anterior, me hacen dar un grito sin ningún control de volumen y noto como el corazón vuelve a latirme a mil por hora. "Ahora sí que no hay ninguna escapatoria, estás jodida", me dice la parte racional de mi cabeza. Empiezo a hiperventilar y los ojos se me llenan de lágrimas.

- ¡¡ESTOY HARTA, NO ME VAIS A COMER!! -grito entre jadeos de histeria, sacando mi bate para partirle la crisma a la madre de esas cosas.

El sheriff no puede evitar poner los ojos en blanco ¿Mas zombis? ¿En serio? Ya tenia bastante habiendo matado a la niña.

- Me teneis ya hasta el coño

Dijo perdiendo un poco los papeles. Desenfunda el arma y dispara.

Jonh se sobrecoge ante la escena pero mantiene la entereza. No puede permitir que alguien salga herido. Recuerda todavía el rostro de Valeria. Se gira y ve a Valeria que todavía no ha reaccionado.

De repente Purity pierde los papeles y saca el bate preparada para atacar a aquellos seres. Pero son muchos, entrar allí sin nadie apoyando es un suicidio. Ricky también está nervioso, se va a poner a disparar. Puede que le dé a Purity.

Cuida, joder dice mientras toma conciencia de que si hay más zombis el ruido puede hacer que se dirijan hacia donde están ellos.

Mierda musita, saca su martillo y entra al lado de Purity, protegiendo su flanco para evitar que los zombis la rodeen.

Cuida, joder, no nos des dice al sheriff esperando que se calme.

Se quedo petrificada en el sitio al ver tal espectáculo ¿en serio? ¿de verdad estaba pasando eso? y por si no fuese todo, Putiry entro en modo suicida al comedor -¡¡que alguien la detenga!! ¡¡la van a matar!!- quedándose en el sitio vio a Jonh entrar tas Purity, no era la idea más inteligente sin duda, solo esperaba que Tina y Ricky tuviesen un plan o buena puntería al menos, se sentía muy inútil sin poder hacer gran cosa, así que se le ocurrió una idea, también quizás un poco suicida, cruzo corriendo el comedor y se subió a una alta estantería escalando, esperando que los libros pesasen más que ella, quizás así uno la vería e iría a por ella y dejaría a sus amigos en paz, era uno menos.

La primera en actuar es la vaquera, apuntando con su recortada a la pequeña Bo Peep, dispara un cartucho que le desmenuza la mayor parte de la cabeza y la deja tendida en el suelo, sin embargo parece que sigue pataleando. Ricky desenfunda a toda prisa y con un disparo certero deja en el suelo a uno de los hermanos mayores.

Purity, afectada por la tensión, se abalanza sobre los zombies sin darles tiempo a que se levanten y batea la cabeza del otro hermano mayor estrellándola contra la mesa. John, que la sigue de cerca, lo remata con el martillo.

Valeria pasa corriendo, y escala una de las estanterías quedándose fuera del alcance de los zombies.

En ese tiempo, el padre y la madre se han levantado y ahora se dirigen hacia Purity y Jonh que son los que tienen más cerca.

Sintiéndose momentaneamente a salvo, ve como los zombies se acercan más a sus amigos, era una ventaja que sus amigos no se tuviesen que preocupar por ella, pero seguía siendo de poca ayuda, así que pensó en tirar libros de la estantería en la que estaba, aunque solo fuese para distraer a los zombies y así dar alguna oportunidad más de ataque a sus amigos. 

¡Dispara al padre, Eastwood!

Digo al Sheriff, no hay tiempo de organizarse. Tienen que confiar unos en otros.

Me abalanzo sobre la madre. Durante un segundo observo su rostro, no puede evitar sentirse mal al atacar a las mujeres. En algún sitio su mujer anda bamboleante igual que aquella que tiene delante. Ojalá alguien tenga piedad por ella y le haga descansar definitivamente.

El nerviosismo que siento no me permite notar que Jonh ha entrado a mi lado a por los zombis hasta que no remata de un martillazo a uno de los hermanos. "Bendito rubiales", pienso momentáneamente aliviada, pero este pensamiento no me dura ni una décima de segundo: aún seguimos siendo la suculenta cena de los demás no-muertos.

Jonh le atiza a lo que una vez fue la madre de tan peculiar grupo, y yo no pierdo el tiempo y hago lo mismo con el padre.

- ¡¡AHHH!! -grito mientras descargo mi bate contra el cabeza de familia, que se acerca peligrosamente a mí con los brazos extendidos, emitiendo esos sonidos guturales que tanto odio. 

- ¡Oh-Dios-mío! - Blasfemó una vez más - ¿Qué hace esa potrilla? - Tina encaró sus cejas incrédula de lo que veía. Curiosamente entre una peste zombie ocasionada por una loca come gatos y una chiquilla lanzándoles, fue lo segundo lo que la perturbó.

Apuntó con la escopeta al que parecía ser el hermano mayor, aprovechando que se encontraba en el suelo para cebarse con él sin correr grandes riesgos de fallar el tiro a pesar de estar vigilando con un ojo a la pelirroja.

Sujetó la escopeta con una mano y buscó la pistola en el cinto de su pantalón con la otra, al dar con ella alzó su mano mostrando el arma a la pequeña del grupo.

Disparó al zombie caído y centró su mirada en Valeria.

- Prueba con esto. - le aconsejó lanzándole el arma y rezando para que no se autolesionara con ella. - Si sobrevives te enseñaré a usarla. - intentó aliviar los ánimos, consiguiendo, quizás, el efecto contrario.  

El pulso le temblaba, su disparo parecia haber sido perfecto y la bala habia atravesado limpiamente el cranero del susodicho, pero ahora habian demasiados compañeros por medio como para arriesgarse a disparar a ninguno, asi que viendo que John parecia tener las cosas bajo control y que Purity estaba empezando a desmadrarse un poco, se acerco a ayudar a esta ultima y tras ver como descargaba con furia su bate sobre la cabeza del "papi" da una coz frontal en medio de la tabla del pecho.

¿Que? ¿una pistola? empezaba a pensar que Tina había perdido el juicio, según había visto en alguna películas, las armas tenían retroceso, fijo que si la disparaba se caería de la estantería, además puntería... nunca había disparado, y no quería lastimar a sus compañeros, ya tenían bastantes problemas, esperaría a salir viva y que Tina la enseñase.