Partida Rol por web

La tranquilidad con la que el enano muerto había hablado dejó paso al demonio que le había poseido en los últimos instantes de su vida. Todos se lanzaron a separar al párroco de aquel cadáver. SIn embargo no parecía que pudieran contra la fuerza sobrenatural del zombi. Ya no cabía nadie más alrededor del muerto por lo que Lyranden cabiló sobre cómo separar y retener al enano muerto.
Cogió la cuerda que habían usado anteriormente he hizo varios lazos corredizos con los que atrapar la cabeza y las manos del muerto.
-Señores, cuando tengan un momento me gustaría probarle este collar a nuestro invitado del más allá - dijo mientras casi disfrutaba con la escena, ¡siete personas forcejeando con un cadáver no se ve todos los días!

Finalmente es el pequeño mediano el que se lleva el mérito de liberar a Vórtimer. La punta de su espada se clava atravesando el ojo de Hernest y al retirarla el cuello cruje y la cabeza cae hasta el suelo y rueda varios pies hasta detenerse. El cadáver llevaba un día en descomposición, los ligamentos del cuello habían aflojado y hasta el débil ataque de Drassil fue suficiente para acabar con el espíritu.

Sin cabeza, los brazos aflojan a su presa y el cuerpo resbala por la armadura hasta el suelo.

Argh... bien hecho, pequeño. Toma esto en agradecimiento.

Vórtimer hace fuerza para sacar un anillo que lleva ya demasiado tiempo en su gordo dedo índice. Cuando el anillo cede, se lo tiende al mediano.

Lo llaman el anillo de las nueve vidas. Cuando tu vida corra peligro entenderás el porqué del nombre. Tan solo encomiéndate a él.

¿Qué ha sido eso, Vórtimer?

Es culpa mía. Había leído hace tiempo que el conjuro no funciona con los cadáveres que fueron transformados en muertos vivientes. Lo sabía... y a pesar de eso lo intenté. Solo que no me imaginé que pasaría esto. Pensé que lo peor que podría ocurrir es que no surtiera efecto, y me equivoqué. Es la manera que tienen los dioses en decirnos que la muerte es algo demasiado grande como para andar jugando con ella. Pero podemos fiarnos del testimonio de Hernest... creo.

Visto lo visto, será mejor que no lo vuelvas a intentar. Es una pena, seguro que si lo pudiéramos repetir con el cadáver de Golgo podría aportar más información de lo que encontró en la mina. Aún así, es imperativo recuperar el cadáver del capataz, Golgo, y del resto de mineros. Estamos hablando de diecinueve almas. Quince, en realidad, si descontamos a los cuatro que nos trajisteis en vuestro primer viaje. Podréis llevar el carro para transportarlos hasta aquí, hasta este almacén.

Oh.. oh gracias - Drassil acepta el regalo con una reverencia, un brazo frente a sí, y el otro a su espalda - En realidad no ha sido nada, lo aceptaré, pero a cambio ayudaré a este pueblo a recuperar a sus difuntos con la ayuda de la Garra de Cuthbert. - El mediano alza el anillo frente a su nariz.... creía haber oído... de este.... objeto... parece mentira que objetos tan poderosos se escondan en tan recóndito pueblo, Vórtimer debió haber sido un gran aventurero, poco después se lo coloca en un dedo, el pequeño anillo de manufactura enana encaja perfectamente en sus finísmios dedos aunque queda un poco más grueso que lo deseado.

Asiento a las palabras del alcalde y contemplo a los heridos mercenarios - Tal vez, debieran sellar la mina por hoy, parecen cansados y sus recursos agotados, tal vez... tal vez debieran descansar hoy y ordenar sus planes. - El mediano guarda por fin su espadita

 Tras pasar el peligro el rudo explorador se aparta de nuevo un poco, mirando a la nueva pareja incorporada.

 - Es cuanto mentos sorprendente, apenas hace unos minutos que estáis aquí, y desconociendo lo que ocurre, os metéis ya en este fregado. Para empezar la mina no está aquí. Como bien dijo Vórtimer, nos contrataron para escoltar a los trabajadores hasta la mina pues últimamente ha habido problemas con una banda de elfos que ha estado asaltando los caminos. Llegados a la mina, mientras preparábamos el perímetro, los enanos se internaron y fue entonces cuando todo empezó... pero eso no es todo. De los que fuimos contratados para escoltar la expedición minera tan solo quedamos Wilbur y yo. Lyranden y Darius llegaron poco después de que sucediera la explosión. Al adentrarnos para ver que pasaba vimos a los enanos... cambiados, se abalanzaron sobre nuestro.- Mirando a los enanos añade.- A pesar que no nos contrataron para ello, les dimos un merecido descanso y los tragimos para que sus familias pudieran enterrarlos dignamente... Por el momento creo que esto deberá servir.

¿Sorprendente? ... Drassil reprimió su sonrisa en aquel momento de duelo, dejando una mueca como si contuviera el desagrado- Realmente nuestra última semana sí ha sido sorprendente, pero no es el momento para aburriros con nuestras historias. Decir que la señora Jilokasina es una defensora del bien, y erradicará el mal allá donde este aparezca, ayudará al desvalido y llenará el corazón de los hombres de esperanza y valor.- Drassil mantenía su misma postura aunque sus palabras podrían haberse ubicado justo al comienzo de un sangriento conflicto en el que la fuerza de voluntad de los hombres estuviera a punto de flaquear.

Drassil mira directamente a Jilokasina, imágenes, voces y recuerdos llenan su memoria con todos sus compañeros y de nuevo sabe, que si sigue adelante con Jilokasina es por su aura de fuerza con la que el pequeño hobbit puede creerse un gran guerrero - Un espíritu noble, ensanchece al hombre más pequeño

Como he dicho, recuperaremos a los hombres y les daremos santa sepultura.

Wilbur se queda en segundo plano, escuchando a los nuevos, mientras con expresión divertida agita su cabeza en un lento gesto de negación.

- Menudo par de capullos... espero que sepan luchar porque de lo contrario les van a rellenar bien rápido... y no precisamente de amor.

Se adelante un poco y dice:

- Bueno, a mi todo eso de rellenar a la gente de amor y de enterrar dignamente al prójimo me parece muy bien, pero me interesa bastante más saber qué vamos a hacer con el tema pendiente que tenemos con Gregor, porque esto no va a quedar así ¿Verdad?

 Tras escuchar las palabras de Wilbur y con las del mediano aún en su mente no pude evitar decir mirando a Jilokasina.

 - ¿Quieres erradicar el mal? Pues ese es el más cercano y rancio, ve a ver a ese malnacido y tendrás tu cupo de mal erradicado por una buena temporada. Ese maldicto cerdo mató a sangrefría a uno d enuestros compañeros. Quien se había rendido sin oponer resistencia alguna.- Mirando a los enano y al mago.- Eso no quedará así.

Es más complicado que eso. Gregor es un alto funcionario del reino. Conoce las leyes. Ante una acusación formal puede alegar legítima defensa, y puede ampararse en la recompensa ofrecida por las autoridades, o sea, por mí. Como funcionario real puede pedir ser juzgado en la Corte, si así lo desea, así que es como si estuviera fuera de mi jurisdicción. Y para más inri...-duda en sus palabras, ya que no desea entrar en detalles delante de los dos nuevos reclutas-Creo que hasta sería capaz de dar la vuelta a las tornas y acusarnos a nosotros. Dispone de información que usar en contra mía y de los que han seguido mis órdenes.

El alcalde no ha contemplado la posibilidad de usar con Gregor métodos fuera de la ley. En realidad no se puede hacer desaparecer a un tipo como Gregor sin que los de la Capital hagan sus preguntas e inicien sus investigaciones. También puede ser porque haya una paladina presente.

No lo sé. No puedo planear nada con antelación. La astucia de Gregor le hace imprevisible. El primer paso sería recuperar el cofre y a Roger, para evitar que sea Gregor quién nos acuse a nosotros. Esta tarde puedo reunirme con él en la posada y tantearle un poco. Si alguno de vosotros supiera de venenos, podríamos usar a los Cónnick para echar somníferos en las bebidas de sus hombres. Esvatt puede ponerse de parte de Gregor si se entera. Debemos evitar que se encuentren. Tal vez podría ordenarle que fuera con vosotros a la mina, aunque os podría preguntar por el paradero de Valandil y Roger, a los que ya ha conocido.

Sobre la sepultura... Holmet no tiene cementerio. Tenemos suficiente sentido común para no llenar una finca con cuerpos a disposición del primer nigromante que pase por ahí. En este pueblo incineramos a nuestros difuntos. Preparamos una barca funeraria y la empujamos para que se adentre en el lago mientras arde. Pero esta vez necesitaremos una barca muy grande. Hablaré con Leminot y Parceo.

Darius asiste al la conversación como de costumbre, en un recatado segundo plano, esta vez junto a wilbur, cuando parece que los intercambios de pareceres terminan, interviene

Caballeros, señorita - dice mirando levemente a Jilokasina - aunque comparto vuestra exacerbada "aprensión" hacia Gregor, soy un guerrero, aunque desde que estoy en estas montañas nada me sale bien con la ferruza en la mano - añade con un deje de tristeza - así, que preferiría enfrentarme a lo que sea que se encuentra en la mina que verme envuelto en dialécticos combates con el "Capitán Sonrisas" - escupiendo este ultimo mote, en referencia clara a la absurda expresión que suele acompañar el rostro de Gregor aun en las situaciones mas tensas.

A Lyranden le traía sin cuidado erradicar el mal y enterrar a la gente, lo único que le importaba es que aquel capullo de Gregor le había acuchillado y que había un grupo de enanos malnacidos que le habían privado de su libertad durante semanas... parecía que en Velvetia había mucha mala hierba y eso había que solucionarlo.
-Está bien, vayamos a esa mina, cuanto antes hayamos acabado el asunto antes nos podremos dedicar al "sonrisas" - dijo Lyranden haciéndose eco de las palabras de Darius - Creo que la idea del alcalde es magnífica, dormir a los soldados nos permitirá recuperar el cuerpo de Roger y el cofre... -concluyó el semielfo mientras acababa la frase en su mente - además de darnos la posibilidad de acabar con el malnacido

Alcalde, pensándolo mejor... si acaban con los zombis podemos enviar un grupo de hombres a recoger los cuerpos sin peligro. No es necesario que se lleven el carro.

Bien, bien. Será en ese momento cuando enviemos a Esvatt a la mina, cuidando de los muchachos que recojan los cuerpos. Váyanse a comer. Esta tarde ustedes irán a la mina. Yo a la posada. Pasaré antes por la herrería y haré copia de las llaves del barracón para los dos nuevos reclutas. No queda ningún tema por tratar... Ah, sí... El lancero quería abandonar. Borateo, si te vas déjale tu llave a la paladina.

Señor, creo que quería tratar algún asunto en privado.

Si es eso, quédate aquí y cuéntanos. Los demás ya podéis iros.

Drassil observó como el herido Borateo acompañaba a los nuevos mecenas de la paladina Jilokasina, incluso a Drassil le habían reclutado... debían estar muy necesitados de mercenarios si creían que el pequeño mediano podía ayudar. De todas formas habían cosas que seguían escapándosele: un cofre del que aún no había oído hablar, el tal Gregor era un funcionario Real... ¿Quien era el villano entonces?, y esas runas de ahí abajo ¿Podrían reactivarse? ¿Qué ha sido de los rumores acerca del culto de Orcus?

No querría perder la oportunidad de acompañarle en su reunión con Gregor, y conocer mejor esta historia. Si aún creeis que es mejor acompañe a los mercenarios a la mina, iré gustoso de todos modos - La curiosidad por ver esa runa, o los restos que hubieran eran tan poderosos como tener un cara a cara con Gregor

Creo que no he entendido la historia... debemos recuperar un... ¿cofre en el que hay....? ¿y el cuerpo de un difunto Roger que tiene algo que ver con una secta malvada? ¿Y están en posesión de ... los soldados de Gregor?

Tengo un tremendo lío, acabamos de llegar, ayer éramos vagabundos supervivientes de una tragedia. Testimonios de culturas de allende del mundo conocido y observadores de máquinas arcanas que llevaban un siglo durmiendo. Para mí la conversación hasta ahora ha sido tremendamente desordenada, poco podré hacer por vuestras mercedes y por este acogedor pueblo sin entender

- ¿Esta tarde? ¿En serio?
Supongo que en tal caso habrá algo previsto para la sanación de los heridos, entre los que me incluyo ¿No?

A mi me parece que todo esto se nos está escapando de las manos...

Wilbur parece enfurruñado, probablemente hubiese preferido destripar a Gregor antes de volver a las minas.

¿No le han dicho nunca que hace demasiadas preguntas, señor Drassil?-el alcalde carraspeó, intentando encontrar una respuesta sencilla a un embrollo tan gordo-Gregor es recaudador de impuestos, ese es su cargo como funcionario real. El cofre que tiene en su poder es el habitual para transportar los impuestos, pero en su interior no lleva ningún objeto de valor, eso os lo aseguro. Roger era uno de los acompañantes de Borateo y Wilbur. Por alguna razón que me esconden, Roger tenía esa moneda acuñada con la efigie de Orcus. Pero sinceramente, la moneda es lo que menos me importa. Gregor mató a Roger, con lo que ahora tiene el cofre, el cadáver de Roger y las monedas de Roger, si es que hay más de una. Con esos comodines se ha lanzado a jugar esta partida. No sé lo que se propone, en el peor de los casos podría ir al Rey con falsas acusaciones de traición y levantando sospechas de lealtad.

Lo siento, hechicero. Pero mi dios no escuchará más súplicas hasta mañana. Si no os véis capacitados para la misión, solo puedo recomendaros que durmáis y dejéis al cuerpo curarse de manera natural. Pero lo que dejáis para mañana os deja la tarde libre. Podríais escoltar al alcalde en su reunión con Gregor, me sentiría menos preocupado si no fuera solo.

Tonterías. Gregor no me puso un dedo encima en los barracones, dudo que quiera atentar contra mi vida. Pero si queréis esperar a mañana para dar tiempo a vuestras heridas, acompañadme si queréis. Es la mina la que os supondrá una recompensa, no una reunión en la posada. Y no puedo asegurar que los hombres de Gregor sean más clementes con vosotros que unos zombis.

 Una vez el resto de compañeros habían salido fuera del barracón o se habían internado en las camas para descansar, el rudo montaraz, maltrecho y con las ropas sucias y manchadas de sangre encara las miradas ceñudas de los dos ancianos enanos. Su propio rostro mostraba un ceño especialmente fruncido y la frente enmarañada por una rez de arrugas. Sin ningún tipo de tapujos empezó a hablar en tono confidencial.

 - ¿Qué demonios ha sido todo eso? Ya veo que deposité de forma demasiado inocente en ustedes, y cada vez estoy más seguro de ello. Por un lado esas dudas acerca de nuestras intenciones, a pesar de haber hecho más de lo que se nos pedía y haber traído los cuerpos de vustros conciudadanos e incluso habernos enfundado en la piel de sucios salteadores de caminos por el bien del pueblo... y a la mínima que una alimaña cabrona como Gregor insinúa que tenemos no se que cojones de tratos con no se qué secta, no dudan en amenazarnos.- La mirada se centra especialmente en Vórtimer en este último tramo de sus frases. Luego mira a Cléquetto.- Y eso de ir contando todos esos temas confidenciales a unos auténticos desconocidos como el mediano y la elfa esa... por lo que sabemos esa misma elfa podría haber sido una de las bandidas que acosaban al pueblo... pero noooo, en lugar de mostrar discreción alguna no se le ocurrió nada mejor que mantenerlos allí y rajar por los descosidos.

 Tras una pausa, que aprovecha para respirar hondo y ordenar sus pensamientos, añade.

 - Por lo que he visto de su hospitalidad, de su proceder caótico y desordenado y, por trato que ofrecen a los que han caído por vuestras negligencias. En verdad les digo que pocas son las ganas que tengo para quedarme, y si lo hago, no será por vuestro liderazgo sinó por las gentes de este pueblo que lo único malo que han hecho es dejar la administración del pueblo en estas manos.- Dice señalando las de Cléquetto.

Creía que ese tema ya estaba zanjado. Dudé de vosotros, sí. ¿Sois acaso un caballero o un noble para que vuestro honor convierta vuestra palabra en verdad por adelantado? En mis tiempos los plebeyos teníamos que demostrar el valor de nuestra palabra con proezas y sangre. Los jóvenes de hoy en día no...

Vórtimer da un paso al frente para encararse a Borateo, pero el brazo del alcalde y el peso de la propia armadura que viste son suficientes para no dejarle avanzar más.

Vamos... vamos... Tranquilo, viejo amigo. No le hagáis caso, Borateo, tan solo es un viejo enano. Y os curó vuestras heridas en el barracón, ¿no es cierto? En cuanto a lo dicho por mí... Lyranden dió su testimonio ayer. Solo hay una elfa entre todos esos bandidos, y el semielfo no la reconoció como tal. Y no entré en detalles, más los que juzgué necesarios para que esos dos nos prestaran auxilio. Ella afirma ser una paladina, ¿crees que la recompensa de objetos mágicos bastará para ponerla de nuestro lado? Aquí lo importante era que la elfa no sepa que vosotros asaltasteis la carroza de Gregor. Piensa que el número de soldados a las órdenes de Gregor se mantiene, pero el de tu grupo ha disminuído. La necesitamos. Y bastaría una mancha en nuestra virtud para que el fanatismo de los paladines nos diese la espalda. Quitando el asalto, toda información que podamos darle hará que confíe más en nosotros. Dejad las tareas de pensar para mí. Os recuerdo que lo único que ha salido mal hasta ahora es lo que vuestros músculos no han logrado en la mañana de hoy. Así que no temáis por las manos en las que recae la administración del pueblo, son las mejores en las que pueden estar.

Eso, y no creas que son nuestros vecinos los que depositaron su confianza en el alcalde, sino que el mismísimo Rey confió estas tierras a los Partecaballos*.

 El montaraz permanece atento y a la escucha de las palabras de los enanos, lejos de mantenerse testarudo por que sí.

 El rey impuso la estirpe de los partecaballos al pueblo... igual que eleigió a Gregor como representante. Malnacido el día en que nació.

 Borateo nunca fue demasiado hombre del rey. En su día podría haberse alistado a las filas de los ejercitos para participar en las guerras en las frontera, mas no consideró el sumarse a ellas por el escaso valor que le daba a ese hombre que olvidaba a sus plebeyes hasta el momento de reclutarlos para marchar a la guerra. No, ciertamente Borateo no era un hombre del rey.

 Con posado más contenido, que no sereno, el pelirrojo montaraz añade.

 - Partiré mañana para la mina, pero eso es lo único a lo que me comprometo. El tema con Gregor... en fin, ya me ensucié bastante las manos por vosotros.

Todo mucho más claro Alcalde Clequetto, y sí hago muchas preguntas - Drassil hace de nuevo una reverencia, el pequeño mediano las hace muy a menudo, un gesto característico suyo que le hace parecer un gran pedante - es mi oficio, y digo gracias.

Parece entonces que Gregor tiene un cofre con monedas de una malvada secta... ¿podría haceros chantaje sí? Si ése es su propósito ¿Qué quiere él de vos? -Luego miro al maltrecho grupo de mercenarios y re-pienso mis prioridades-Yo iré con vos alcalde, los duelos de palabras y intenciones son mi especialidad, a menos que sus hombres deseen bajar a la mina, en ese caso bajaré con ellos para asegurarme que ninguno sufre más daño

La breve explicación del alcalde no alcanzaba a explicar todos los motivos y sutilezas que les habían llevado a aquella situación.

Mientras Borateo se acercaba a hablar con el alcalde y el anciano clérigo, Lyranden se acercó a Drassil y Jilokasima. El semielfo decidió que una vez contratados, lo suyo sería explicarles con más detalle todo lo respectivo a los asaltantes, la mina, el cofre y el capullo sonriente que les había amargado la vida los dos últimos días.

-Permitidme que os haga una breve introducción a los asuntos que nos atañen en este pueblo. En primer lugar comentaros que últimamente la región ha sido víctima de asaltos de un grupo de elfos que rondan por los alrededores.

Se a ciencia cierta que ese grupo de asaltantes se han visto obligados a realizar tan viles acciones coaccionados por un grupo de malvados enanos. De hecho yo mismo estuve un tiempo retenido por esos malnacidos pero conseguí huir y mientras trataba de alejarme del lugar hubo un gran derrumbe del que Darius logró salvarme pero que dejó a su compañero Mindo inmovilizado, ahora mismo está al cuidado de Vórtimer hasta que se recupere.

Mientras buscábamos ayuda, dimos con Borateo y su grupo que estaban protegiendo la entrada de la mina a la que debemos ir y en la que parece que los enanos, a los que el grupo de Borateo debía proteger, sufrieron algún tipo de ataque que les convirtió en muertos vivientes. Dicha mina parecía ser de oro, pero recientemente, de hecho coincidiendo con el derrumbe y la transformación de los enanos en criaturas agresivas, se ha descubierto que era una ilusión mágica. Por ese motivo, todo el oro extraido de la mina no es más que carbón... lo que nos lleva a porqué tratamos de robar un cofre.

Este pueblo, como los de toda la región, debe pagar tributo al rey. Ese tributo iba a ser entregado en forma de pepitas de oro a Gregor, el recaudador real. Como bien podéis deducir, si al abrir el cofre se encuentran con un montón de carbón puede que el rey se lo tomara como signo de rebelión y alta traición. No en vano Holmet es uno de los pocos pueblos enanos en el reino humano y lo más probable es que fuera arrasado por el ejército del rey. Por tanto era esencial robar el cofre y parecía que la solución consistía en hacernos pasar por los asaltantes elfos, robar el cofre y así hacer que la furia real cayera sobre un grupo de forajidos ya conocidos y odiados en la región.

Sin embargo el plan no funcionó y al final Roger se ofreció ser capturado a cambio de que nos dejaran libres al resto. El problema es que si descubren que Roger no era un elfo, todos en esta zona estaríamos bajo sospecha. Gregor ha asesinado a sangre fría a Roger y ha expuesto su cadáver en la taberna. Debemos recuperar el cofre y el cuerpo de Roger cuanto antes o las vidas de todo este pueblo estarán en serio peligro, incluidas las nuestras. - concluyó con un atisbo de pesimismo.