Partida Rol por web

La guerrera Jilokasina se uniría al grupo de mercenarios, tal había sido el ofrecimiento del alcalde, tal vez les ayudara en su empresa, ¿y les pediría al terminar les ayudara en la suya? Desde su lado, sentado junto al alcalde, Drassil observaba a todos, mirando de soslayo al que sin duda sería el capataz que les contrató para salvar un problema: Un tal gregor que les ha plantado cara, armado con reliquias arcanas, y el problema se encuentra en la segunda mina de Holmet.- Drassil murmura por lo bajo, para sí mismo. El alcalde se gira mirandole con curioso desprecio, y el mediano infla los carrillos - Tal vez otra gran historia que contar, algo que haga famoso el pueblo de Holmet de Velvetia en el mundo entero. Debe ser usted el alcalde Clequetto- El alcalde no hizo ni caso a las ensoñaciones bizarras del elegante y extraño mediano.

Drassil echó una ojeada al que habían denominado como Borateo, parecía que el recuerdo de la desolación empañaba sus ojos, una pérdida que le empujó a la vida de la espada y la sangre, un auténtico drama que no requería más que el vistazo de unos ojos expertos para ser leído como una novela escrita

Jilokasina paseaba, preguntando y atendiendo a los heridos, sin reservar nada, sin preguntar si estarían de nuestro lado, tal era su naturaleza, lanzarse sin pensar a prestar ayuda a los maltrechos, y en este barracón, habían bastantes...

¿Ud es Vortimer? - Preguntó Drassil, aún sabiéndolo, al enano del parche - Ese Gregor del que hablais, no será por casualidad el joven amanerado con quien salió esta mañana de la posada ¿verdad?

Darius seguía sentado en el dintel de la puerta respirando trabajosamente, intentado seguir la "animada" conversación que tenia lugar en la entrada.

Cuando el clerigo enano llego a atenderlo y la energia magia restaño los cortes y magulladuras se sintio mucho mejor. - Muchas gracias Vortimer - Cuando el enano siguió con sus tareas Darius se levanto y dirigiéndose a la mujer elfa le dijo: - Encantado señorita, me encuentro bastante mejor, asi que preferiria que diese prioridad a mis compañeros - mientras decia esto inclinaba ligeramente la cabeza y se llevaba una mano al pecho.

Acto seguido echa un vistazo a la sala princiapal, vuelve a poner una sombria mirada, pero al ver que todo parece "controlado" vuelve al dormitorio. Se quita la armadura, las sobrevesta haciendo una bola con ella - ya la perdería por ahi - y comienza a colocar y limpiar sus cosas, las rutinas castrenses siempre le habian aclarado la ideas y tenia mucho en que pensar.

Sí, yo soy Vórtimer, mediano-respondió a Drassil-. Ya caigo, vosotros dos sois los extranjeros que había en la posada. Me temo que sí, que Gregor es el hombre que decís. Dadle a un pequeño kóbold o a un mandril un equipo caro y repartirá ostias como panes. Hablo con conocimiento de causa. Soy párroco, las ostias y los panes son mi día a día.

Ugberd, ¿no te da vergüenza?-recrimina a Cléquetto-Este hombre de barba parda es fornido y buen trabajador. Seguro que es un excelente minero. No sé lo que ha pasado aquí, pero pídele disculpas a este humano para que pueda seguir picando piedra en la mina. Yo me voy a preparar la comida.

Gertrudis dió un par de golpes al cesto con la mano abierta, y luego se fue cruzando el dintel de los dormitorios hasta la chimenea. De un armario empezó a sacar el caldero, y algo de leña. Un cuchillo de carnicero, un cucharón para el caldo...

Borateo, no tenéis necesidad de reprochar nada a mi párroco. Sois mercenario. Seguro que vos ya habréis trabajado en otras ocasiones para patronos que han hecho cosas más graves que decepcionarle. ¿Es este un intento de regatear la tarifa por sus servicios? Ya le he dicho que no dispongo de dinero. Hagan el bien por esta comunidad y les daré otro valioso objeto mágico de los que perteneció a mi padre. Los que quieran abandonar el pueblo a su suerte, son libres de irse. Pero... Tenga a bien escuchar primero la verdad que nos quiere revelar nuestro clérigo.

Sí, por favor, señor Borateo. Se lo ruego. Yo soy una mujer humilde y no sé de estas cosas... pero si de verdad hay un dios maligno viviendo cerca de nuestro pueblo... ¿Es ese Orcus lo que causó el derrumbe de la mina?

Señorita... le aconsejo que no diga a nadie nada de lo ocurrido aquí. No hable de Orcus ni de ninguna otra cosa de lo que haya podido ver o escuchar. No por nosotros, sino por su propia seguridad. Podría enojar a Gregor.

Borateo, guardo en mi bolsillo una prueba aportada por Gregor. Sin ella, la actividad de Orcus en la zona seguiría estando oculta a mis oídos. Onzanio ha confirmado que perteneció a Roger, que en paz descanse. Puedo ser crédulo e inocentón, pero eso no quita que la acusación formulada por Gregor tuviera fundamento y fuera legítima. Estoy convencido que esa vil cucaracha cree que Roger, y tal vez los que estuvieron en contacto con él, son servidores del mal. Sí, dudé de vosotros, absolutos desconocidos. La importancia del asunto lo requería. Y sí, Gregor miente más que habla. Pero en esta ocasión tenía el poder de convicción de alguien que formula una acusación en la que cree. Seamos sinceros... ese tipo me ha colado trolas mayores en lo que va de día.

Sin dejar entrever si sigue sospechando de aquellos mercenarios o no, Vórtimer se dirige a la puerta y la abre invitando a todos a salir.

Y ahora, por favor... ¿Podemos ir a interrogar a nuestro... "testigo"?

Estas tiradas de conocimiento que me salen.... ainsss. mejor no hacerlas públicas.... U.U

 El semblante de Borateo se mantuvo en su rictus de congelado enfado.

 - Preferiría poder terminar de tratar el tema en un entorno más confidencial. Dejar las cosas bien claras.- Mirando a Sara, a la anciana, a los recién llegados.- Sería lo más sensato.

La sonrisa y el rostro amable de Jilokasina hicieron que Lyranden recordara con afecto el trato que en su infancia recibió de sus progenitores. La diligencia con la que la elfa trató sus heridas hizo que el joven semielfo se recuperara de sus heridas no sólo físicamente, sino también en cierta forma de las dolencias del alma.

Lyranden agradeció la atención prestada tanto con sus palabras como con su mirada.

En ese momento se reanudó de nuevo la conversación tras una pregunta de aquel mediano que había pasado desapercibido ante las serias circunstancias y casi oculto entre tanta gente.
Mientras escuchaba atentamente lo que trataban entre Borateo, Cléquetto y Vortimer, Lyranden centró su mirada en el mediano evaluando su vestimenta y los objetos que portaba con la intención de saber a qué se dedicaba y cuáles eran sus habilidades principales.

Drassil lleva puestos unos pantalones raídos y en sus pies una botas llenas de barro, por encima de un buen cinturón su jubón de terciopelo y seda rojo chillón, está cubierto con una chaqueta de viaje, una mezcla entre un traje de artista y muda de viajero. Del cinturón cuelga una ballesta y un estuche de virotes en el lado derecho, en el izquierdo una espada chiquitita. A un lado de su mochila, atado con un arnés hay un laúd que cuelga y se balancea, la mochila se ve muy abultada, por el tamaño y la forma del bulto.... ¿es posible que lleve más laúdes?

Un malvado culto de sectarios que derrumba minas

Un tal Gregor al que no quieren enfadar y que parece os ha dejado hecha una piltrafa

¿Qué tal si nos contais más... ? Daria fe con mi sello que la espada de Jilokasina castigará a los impíos y limpiará de mal este pueblo, Jilokasina la paladina, cuya historia os contaré si gustais al fuego de una chimenea.

Su espada... es feroz, bien hallada sea en este momento para vosotros - Digo mirando suspicaz a Clequetto

Sara y Onzanio se despiden en la entrada y cogen sentidos distintos. Sara vuelve a la posada. Onzanio, que ya ha tenido experiencias de sobra para un día, le dice a Cléquetto que le esperará en la alcaldía para arreglar el asunto del alquiler. Queda así la viejecita sola en el barracón preparando la comida.

Vórtimer guía a los demás por la calle. El muro que está frente a la puerta pertenece al almacén al que van, así que el camino es corto. Tan solo giran la esquina para llegar a un portón de madera.

En realidad, ni siquiera sabemos si lo ocurrido en la mina tiene que ver con seguidores de Orcus. Y no fue un derrumbe... fue una explosión. Los únicos supervivientes fueron estos mercenarios, a los que les habíamos pedido que custodiaran la caravana de mineros, y que estaban apostillados en el exterior. Cuando entraron a rescatar a las vícitmas... Ngh...

El clérigo saca una llave y abre la puerta. La luz se cuela en el almacén. Mineral de hierro se acumula desde el suelo hasta el techo, formando montículos de aspecto poco estable. En el centro queda el carro de madera que durante tantos años se ha dedicado a transportar este hierro. El carro no se ha descargado todavía, y su carga se oculta bajo una lona.

Cuando entraron a rescatar a las víctimas se encontraron con que los mineros habían muerto... Habían muerto y se movían como los vivos. Zombis, mediano. Mis feligreses convertidos en zombis.

Destapa la lona parcialmente, dejando ver un cuerpo enano demacrado. La carne se ha podrido rápidamente desde la última vez que Borateo, Lyranden y Darius le vieron arrancar un trozo de carne del hombro de Wilbur. La lona también ha descubierto de modo parcial el resto de su cargamento, dejando asomar una mano.

El alcalde arrima la puerta para evitar miradas indiscretas del exterior. La luz se ha reducido a una rendija, lo que deja la escena más sombría y aterradora.

No hago esto desde el reparto de la herencia de los Hubbert. Por favor, no me interrumpáis.

Vórtimer toma la mano del muerto entre las suyas y empieza a rezar. El cadáver está quemado, las ropas chamuscadas y la carne presenta varios cortes, incisiones y golpetazos. Y Vórtimer sigue rezando. Su voz anciana resuena lúgrube en medio de la estancia.

Hernest, muchacho... ¿Qué ocurrió en tus últimos cinco minutos de vida?

...uuuuuuuuh...

La boca del cadáver se empezó a mover dejando escapar el aire de los pulmones.

...estaba picando en la galería dos...

...Connor dijo algo gracioso de... las tetas de la madre de Vincent...

...todos reímos... Golgo nos pegó un grito desde la galería uno...

...ordenó que dejáramos de trabajar... encontraron una piedra con runas...

...y quería investigarlo un poco antes de seguir...

...nos quedamos quietos... mirando hacia la entrada esperando más órdenes...

...algo brilló en la pared y me giré hacia ella... como una espiral de fuego dibujada en la roca...

...salieron de allí las llamas... las llamas nos tragaron...

...uhm... no... fuego...

...noté que mi piel se derretía... la ropa se pegaba a mi carne...

...la piedra de la espiral se desprendió de la pared por la explosión...

...su reverso empezó a brillar... un brillo negro que traspasaba el fuego...

...y el dolor pasó...

 El mundano montaraz se siente sobrecogido ante lo que sus ojos presencian... magia, magia poderosa, magia que le permiten a uno hablar con los difuntos. Los ojos del hombre se abren como platos y su corazón se encoge en su pecho. Esta escena le traen a la mente recuerdos pesarosamente enterrados en lo más hondo de su ser. Con esfuerzo, intenta regresaralos a su sitio... cerca del olvido. Para hacerlo se fuerza a pensar en el presente, en lo que se está desarrollando.

 Aguardó respetuoso silencio durante la escena, temeroso de interrumpir ese milagro, pero anotando varias aclaraciónes y preguntas una vez este termine.

Wilbur asiste a la exhibición con interés.

- Vaya, tengo que aprender a hacer cosas de estas, podría sacar una fortuna haciendo este truco para las viudas y huérfanos de algún acaudalado comerciante...

Los muertos no mienten.... - Había visto esto más de una vez y el respeto que mostraron todos ante el ritual fué digno de una ceremonia a un rey, Drassil quedó aún sentado a la mesa, observandolo todo con ojos interesados y manteniendo la vista en el muerto aún cuando este ya había dejado de hablar, con rostro serio, meditabundo, murmurando para sí -Una runa... grabada en piedra. Aún ni siquiera nos habían contado quien era en realidad Gregor, ni qué tenía que ver él con los supuestos siervos de Orcus, ni como se entrelaza todo con la misteriosa runa de la muerte.

El mediano solo se quedó esperando a que el grupo de mercenarios sentenciara que no tenían ni idea y que lo mejor era, por ahora, descansar en la posada para bajar a la mina a investigar el suceso. Drassil llevaba ya un par de años detrás de sucesos mundanos y ver ante sí una trama donde las fuerzas arcanas ejercían su más malévolo poder sobre un pequeño pueblo de Velvetia, era una oportunidad más para añadir un relato a su repertorio.

Un escalofrío recorrió la espalda de Lyranden cuando aquel cadaver empezó a hablar. En su vida había visto muchos trucos de magia, pero ninguno como aquel. ¿Realmente estaba hablando un muerto? El pícaro sabía muy bien engañar a la gente y era un experto en ello, por eso se fijó en cada detalle, si aquello era una ilusión lo descubriría... aunque las palabras del difunto enano cuadraban con todo lo que habían visto en aquella mina y no parecía que Vortimer necesitara engañar a nadie.
Lyranden permaneció atento a cada gesto y palabra del muerto y de los presentes.

Vórtimer suelta las manos del muerto y se frota las orejas, cavilante.

Aún... aún puedo hacer una pregunta más a Hernest antes de que se pierda la conexión. Me gustaría darle la oportunidad al difunto de despedirse de su familia, que en la segunda pregunta me pudiera dar un mensaje que yo pueda transmitir a su mujer y a su hijo. Pero si alguno de los presentes tiene una cuestión que crea que puede arrojar luz a la investigación, por supuesto tendrá más prioridad hacer justicia que este simple acto de piedad.

Ha hecho la pregunta adecuada, anciano. Hernest nos ha ayudado en todo lo que podía. No será necesario privar a una viuda de la despedida de su esposo. Por lo demás... Señores, les pido que se olviden de Roger y de Gregor aunque sea temporalmente. Quiero que me traigan a todo hijo de Holmet que haya perdido la vida en esa mina. Cada cadáver debe ser despedido como marcan las costumbres. No abandonaremos a los nuestros vagando como zombis en la oscuridad.

De pronto el cadáver de Hernest se incorpora asomando por encima del hombro del párroco. Sus brazos podridos rodean el peto de la armadura de Vórtimer y lo agarran con fuerza. El viejo enano suelta un alarido, tras el que los labios del muerto le susurran al oído.

Ahora soy yo el que tengo una pregunta para ti, cura.

De parte de Martíl Partecaballos: ¿Cuando vendrás a hacerme una visita?

Muaaaaaahahahaha... Muaaaaaahahahahahahaha....

¡Quitádmelo! ¡QUITÁDMELO!-exclama el enano mientras intenta liberarse del agarre de Hernest.

 Borateo permanece en silencio buscando alguna pregunta interesante por hacer cuando el cadáver del pobre Hernest intenta apresar a Vórtimer.

 A pesar del resentimiento sentido en la escena anterior con Vórtimer, con respecto a Gregor, el pelirrojo montaraz se abalanza contra el cadaber para aflojar la presa sobre el anciano sacerdote.

- Sueltale, suéltale, quita tus muertas manos de la coraza...

Dos cachorritos y un lago azul.

Dos cachorritos y un lago azul.

Uno se ahoga, ¿cual quieres ser tú?

Ni con toda su fuerza, Borateo es incapaz de liberar a Vórtimer.

Parece que mil demonios han ido a poseer este cadaver  aaaarghhhhh

que alguien le atice en la cabeza, porfavor 

El vendrá. Marcará con sangre a sus enemigos.

Se alzará solo para matarlos.

Y el recto y pío será el bocado más suculento.

Que Moradin perdone a aquel que protege a sus siervos - El mediano apenas susurró este proverbio, aplicable a cualquier dios benigno, antes de sacar la espadita que más parecía una astilla de metal y clavarla en la cabeza del revivido por detrás mientras Borateo y Jilokasina le trataban de agarrar sus fríos y rectos brazos. El muerto apenas gimió pero sintió el aguijonazo del mediano.

No esperaba que hubiera sido una blasfemia atacar así al muerto, al fin y al cabo, muerto ya estaba.

El dardo se desclavó inofensivamente, ni siquiera manó sangre del cráneo del muerto tras la herida. Pero a Drassil le sobraba valentía para plantarle frente aún si nadie más hacía nada ¡Menudo era!

Wilbur, aprovechando que el cadáver está rodeado y probablemente atrapado por sus compañeros, se acerca, saca su daga élfica y, tranquilamente, como quien estuviese cortando lonchas de jamón para hacere un bocadillo, comienza a trabajar sobre la nuca del enano.

Trata de separar la cabeza del cuerpo cortándola con su daga ligamento a ligamento, hueso a hueso y músculo a músculo, y comienza por la columna vertebral, dándole una cuchillada propia de un experto matarife.

Darius estaba por detras del grupo, se quedo en un gratificante segundo plano cuando el clerigo enano empezo su ritual, estas cosas no me gustaban, siempre que habia magia cerca se le erizaba el vello de la nuca, con el escudo a la espalda y jugueteando con el pomo de su espada miraba al suelo, justo a la punta de sus botas...

Mientras meditaba la relacion de ese tal Orcus con el "espiritu" verde que tentaba a su compañero...

Cuando de repente, todo lo que parecia una zona controlada, se descontrola - esto empieza a pasar demasiado a menudo... - Darius salta a ayudar a los demás a liberar al clérigo.

Sorteando a Wilbur que con su ya característica sangre fría esta intentado acabar con el zombie a la vieja usanza, separandolo de su cabeza.

Agarra un brazo e intenta tirar a la vez que los demás... aunque esta complicado debido al numero de personas sobre el clerigo y el no-muerto.

Borateo, paladina a la vez! - exclama cuando llega.