Partida Rol por web

Yuhuuuu!!!! Estaré a tope de PG por la mañana!!

El señor alcalde también es, además, una persona de corta estatura, ¿porqué iba a necesitar a un mediano si él mismo puede recoger la mierda del suelo sin agacharse?

Vamos, dejémonos de presentaciones. El mediano solo está aquí como mi invitado.

¿Y qué queréis de mí, Alcalde?

¿Qué queréis vos?

Prestigio... estatus... lo que todo el mundo. Voy a descubrir el origen de esas monedas demoniacas, y el Rey vendrá a mí de rodillas para pedirme que sea el nuevo consejero real. O tal vez me de un título y unas tierras. No osaría hacer ascos a ninguna de las dos cosas.

Pues por un momento pensé que lo que querías era mi desgracia. Sospechas que soy un sectario, pero te equivocas.

Sé que no tenéis nada que ver, no soy estúpido.

Entonces puedo llevarme el cofre...-sugirió.

El cofre de los impuestos debe de ser llevado a Pínzpitier.

¿Pero que sentido tiene eso? Un cofre lleno de...

¿De qué? Fuisteis vos quién llenó el cofre. Solo vos conocéis el contenido. ¿Es esta una confesión de culpabilidad, acaso?

El alcalde calla. Se está mordiendo la lengua. Pero no es porque dé por perdido el duelo dialéctico con Gregor, sino que por el rabillo del ojo ha visto a Sara acercarse con el vino. La mesa queda en silencio. Los soldados de Gregor dirigen sus miradas hacia las curvas de la mujer, pero no John. John sigue imperturbable bajo su sombrero. Tampoco Gregor ni Cléquetto, que se miran el uno al otro desanfiantes. Sara deja el cuenco y una botella de vino abierta sobre la mesa y se cuida de alejarse pronto de allí. De nuevo tras la seguridad de la barra, bien lejos de Gregor.

Eso era entonces, Gregor no busca chantajear al alcalde, sino hundirle, sospecha que el interior del cofre lleno de carbón, y el puñado de monedas de Orcus que cogió de Roger sumadas a sus palabras, harían que el rey creyera que esta provincia se encuentra "contaminada", consiguiendo así un mayor poder.... que ruín. Drassil se sintió entonces aliviado, incluso sonrió, se alegró de saber ahora, que estaba en el bando que debía estar. Por un momento, había pensado que era el pueblo quien estaba intentando trampear al recaudador por un error propio, pero ante sí tenía a un auténtico villano de los de cuento.

Tanta terquedad.... Drassil estaba ahora seguro que Gregor era quien había preparado la mina encantada, quien había preparado la ilusión del oro y el carbón, quien había asesinado a los mineros y había preparado la runa.... bueno... él no... está Jhon... ninguno de los otros hombres parecía destacar... pero alguno de ellos podía llevar un libro de magia. Drassil pensó en Jhon principalmente, pero también cabía dudar del resto, un registro visual podía ser más sencillo. Solo era una posibilidad, una corazonada, pero hacía falta descartarla para poder encontrar un plan mejor.

Gregor era inalcanzable por lo que se había dicho, robar el cofre... estaba completamente descartado, por ahora era prioritario saber, quien había embrujado la mina.

Drassil dió un saltito del banco, Clequetto no quiso apartar la mirada de Gregor pero miró al mediano interrogante, esperando que el inútil visitante le diera la ayuda que le había ofrecido en el barracón, pero Drassil solo hizo una breve reverencia para ir hasta la barra y trepar a un taburete.

¡Señorita Sara, hermosa camarera! - La chica se giró dedicó una mirada al mediano y se relajó devolviendo la mirada de soslayo al encuentro del alcalde. - El vino y la discusión me han dado sed, ¿podría darme un vaso de agua su merced?, oh ¡Señorita Sara, de mi vida azucarera!* - Un guiño al aire y la camarera sintió la magia, pero el mediano iba en compañía de Clequetto, y por ello Drassil esperaba que guardara la discreción y la confidencia, y que nadie en la mesa le hubiera escuchado allí susurrando a la dama..... el SrConnick apareció .... con cara de malos humos, y el mediano recogió su vaso de agua y volvió a la reunión. - Continuen señores - Comentó haciendo un ademán rotatorio con su pequeña mano

Trató de no poner los ojos sobre Gregor, sabía que llevaba muchos objetos poderosos, y no quería quedar abrumado enseguida, lo reservaría para el final, buscó en sus compinches, si había un libro allí... lo vería. Tras los secuaces, revisó a Gregor y continuaría atendiendo, en busca de otra posibilidad, al fin y al cabo, ese era su trabajo.

¿Aceptarías mi colaboración? Tú te llevas los méritos y yo obtengo unos meses para solucionar el tema del cofre.

Sé que tengo tu colaboración ahora. ¿O acaso obstruirías mi investigación?

El soldado de la derecha no emana ningún tipo de aura mágica.

¿Y en qué punto se encuentra tu investigación en estos momentos?

Mi teoría es que si no tenías dinero para pagar los impuestos tampoco tenías las piezas de platino de Orcus para pagar a esos mercenarios tuyos. Eso significa que Roger sacó las monedas de otro lado. Tiene otro pagador.

El soldado de la izquierda tampoco emana magia.

¿Crees que Borateo, Roger y Wilbur pueden ser acólitos de Orcus?

¿Un grupo tan heterogéneo? No. Pero las Iglesias con recursos suelen contratar a personal externo para alguno de sus trabajos. Háblame de ellos. Cuéntame algún detalle más que no me dijeras en la cena de anoche.

Sorprendentemente, John tampoco revela ninguna capacidad mágica.

Nugruk, Valandil, Roger, Borateo y Wilbur... Nugruk fue asesinado por un extranjero elfo llamado Valthonis. El asesino se dió a la fuga. A la mañana siguiente fueron a la mina... Me contaron que un demonio atacó la caravana de trabajadores, y que luego huyó. Después llegaron a la mina, hubo una explosión y los mineros se levantaron como zombis. Trajeron cuatro cuerpos quemados y con numerosos cortes.

Gregor centellea en los ojos de Drassil. Lleva multitud de objetos mágicos: dos anillos, los guantes, la capa que cae sobre sus hombros y el amuleto que cuelga de su cuello.

Tal vez Valthonis no era un asesino, sino un héroe. Descubrió a qué venía el grupo de mercenarios y logró matar a uno antes de que los demás lo obligaran con sus ataques a darse a la fuga. De todo lo demás no hay testigos. Solo existe la versión de ellos, muy oportuno.

Por fin se presentaba una solución. Ese Roger no solo quería dejar en mal lugar a Clequetto, no le importaría culpar al pueblo de esconder a unos sectarios, pero tampoco cerraba la puerta a encontrar el verdadero origen de las monedas. Drassil gustosamente hubiera dejado a los mercenarios y se hubiera unido a Gregor de no ser por un saludo que estaba muy por detrás de Borateo en el Top5 de la semana.

Había que encontrar el origen de las monedas antes que Roger, para tener algo que a él le interesara. Y esto sería fácil ya que ahora mismo, su mayor pista era perseguir a Wilbur y Borateo.

Tampoco olvidaría el encantamiento de la mina, era demasiado casual que hace poco se descubriera una nueva mina que estuviera encantada, que podía ayudar al pueblo tras el derrumbe de la última mina, y que los acontecimientos ocurrieran justo durante la recaudación de Roger. Alguien había encantado esa mina, y en esta mesa, al menos uno debía saber quién.

Allá arriba, en las habitaciones, estaría el otro guardaespaldas de Gregor, cuidando seguramente de Roger y las monedas.

Por fin toda la historia empezaba a cobrar sentido para el recién llegado mediano. Dió varios sorbitos de agua para aclararse la garganta ante una tensión que resecaba el alma.

El alcalde desea "revisar" personalmente su tributo al rey -términos tan ambiguos como las insinuaciones que se hacían, y ambos sabían que el mediano se refería a devolver el cofre al alcalde para que pudiera hacer su tributo- No entiendo porqué poner trabas a Clequetto si vais a estar un tiempo por aquí investigando

Gregor separó sus labios - Ahorraos el chiste de alturas, pues a éstas ya me los conozco todos

Vos Gregor, sabeis que los mercenarios de Clequetto no son sectarios ni malhechores, solo espadas de alquiler como las muchas que hay. ¿Dudais entonces de .... ? ¿Qué pretendeis investigar? Y sobretodo, ¿qué prueba esperais encontrar que podais llevar corriendo al Rey en busca del hueso que lamer?

Drassil era prudente, muy prudente, aún a estas alturas seguía planteando preguntas, las hipótesis se las reservaba para sí mismo, y las conclusiones solo las daba cuando estas eran irrefutables. Prefería preguntar, era mucho mejor quedar como tonto, que pasarse de listo

Todavía le dolía todo el cuerpo cuando Darius se sentó a la mesa para disfrutar de la sopa y el pescado que la amable anciana ayudada por la encantadora niña les ofrecían.

La sopa esta muy sabrosa señora muchas gracias - agradeció a la anciana - Mañana deberíamos ir a hablar con Vortimer a buena hora, para poder partir hacia la mina cuanto antes - Darius miro a Drassil que divertía a la niña durante la cena, la verdad es que después de los sucesos de estos días la escena era reconfortante - Drassil, si esta noche vas a acompañar al alcalde y al clérigo puedes preguntarle como y donde dar con el mañana, o quizás proponerle que se pasa por aquí, quizás sea mejor no pasear demasiado por el pueblo, que pensáis?

Después de la cena cuando el grupo se levanta de la mesa la cara de darius muestra una mueca de dolor hasta que consigue ponerse en pie, suspira con una mano en su costado y comenta: Buf, si alguien fuera tan amable de echarle un ojo a los vendajes se lo agradecería, deberíamos revisarlos, todos, antes de acostarnos, mañana lo agradeceremos, no vaya ser que nos levantemos peor que nos acostamos... - sentencia jocoso para quitarle hierro al asunto.

A la mañana siguiente, el grupo de aventureros parte hacia la mina. Ni la anciana ni la niña han dormido en el barracón, pero las han visto de nuevo cuando Gertrudis volvió para preparar el desayuno: habas con chorizo. Sin duda una primera comida del día exageradamente pesada, que facilita la salida de los gases y a su vez hace a los guerreros a ser más proclives a ir delante para no tener que aturar los olores del predecesor.

Pero eso ya se verá en la mina. De momento el camino es amplio y nadie necesita ir en fila india. Tras dos horas de viaje, ya parecen estar cerca del lugar del incidente.

Drassil, por su parte, aún no ha soltado prenda de la reunión con Gregor*.

 A pesar de haberse cambiado de ropas, el montaraz aún muestra un estado ranqueante, pero no por ello parece quejarse de forma alguna.

 Cuando fue la hora de partir lo hizo abriendo marcha, atento a posibles amenazas en el camino, pues en el primer viaje ya hubo problemas.

Wilbur se toma con calma el viaje a la mina.

Ya se conoce el camino y se queda en la retaguardia, sumido en sus pensamientos.

Si alquilas una espada para cometer un crímen, tanto la espada como el pagador son culpables. Les necesito para tirar del hilo. Ellos me llevarán a un tipo con túnica negra con un bonito altar manchado de sangre.

Gregor agita las manos en el aire, despreciando la intervención de Drassil. Los brillos de las auras se empiezan a volver nítidas, dejando ver a su vez un aura más pequeña centrada en Gregor. Parece ser que el recaudador de impuestos es un conjurador, pero de los mediocres. más o menos puede ser tan bueno conjurando como lo sería Drassil.

Cléquetto es un hombre ocupado. Creo que el alcalde no se habría molestado en contarme todo esto si no fuera por el cofre. Es una feliz coincidencia. No me importaría arreglar esto de buena manera si el final se ajusta a mis intereses. Le dejaré el cofre más adelante. Me interesa más el cuerpo del bandido que abatí heroicamente. Ese si es un trofeo digno de mención. Pero su importancia se revelará en su momento. Por cierto, en nombre de nuestra colaboración institucional, me gustaría que enviase a Vórtimer. Roger empieza a pudrirse. Necesito magia santa para conservar el cadáver.

No hay problema, hablaré con él. Por cierto, sí hay testigos de lo que ha pasado. Dos, concretamente. Vórtimer usó su magia para hablar con los muertos... con uno de los mineros. Hubo una explosión para matar a mis hombres y luego se levantaron como zombis. No parece que los mercenarios estén implicados en ello.

El conjuro no permite hablar con los cadáveres de muertos vivientes. ¿Fuisteis víctima de la ventriloquía?

... No lo había visto de ese modo. El otro testigo vió el asesinato de Nugruk y la huída del tal vez héroe tal vez villano Valthonis. El otro testigo fue Sara.

Sara se gira cuando estaba a punto de marcharse tras dejar el vaso de agua. Visiblemente nerviosa, trata de hablar tartamudeando un poco.

¿Yo? No... no... no vi mucho. Nugruk estaba dormido. Valthonis le apuñaló con una daga. Eso es todo.

Mujer, no nos hagas perder el tiempo. Nos interesa lo que pasó después. Algo que dijera Valthonis sobre el porqué del asesinato, o algo que dijeran sus perseguidores mientras le atacaban.

No... no me fijé en las palabras... No hubo muchas. Más bien Wilbur lanzando un arcoiris desde su mano, Roger disparando virotes... Valthonis saltó por la ventana y huyó.

Menuda inútil. Para esto es como no tener testigos. Anda, vete.

Sara se marcha avergonzada.

Como mínimo, esos mercenarios pueden estar intentando alejarnos de la mina. Tal vez para montar allí un templo. Me gustaría inspeccionarla personalmente. ¿Cuando volverán esos malandrines a la mina?

Sí que es una feliz coincidencia sí...

Gregor conocía el conjuro de nigromancia, coincidente. Yo tampoco lo había visto de ese modo.... si el conjuro no permite hablar con los muertos vivientes... tal vez no fueran muertos vivientes. Un dato que recordar. Drassil hubiera ignorado el responder a Gregor, cuyo desdén por el mediano y los enanos pasaba del racismo. Pero quería que la conversación se acelarara lo posible

Mañana por la mañana - Dijo Drassil sin esconder nada, al fin y al cabo, el alcalde le contaba a Gregor todo lo que sabía de los mercenarios, este dato concreto no sería de más relevancia que encontrarse la presencia de Gregor a la mañana siguiente o tal vez.... pretendiera acudir antes. - Trasladarán los cuerpos para darles su digno ritual - Y Drassil tenía sus propios planes para con el jefe de mineros, tal vez de él.... sí encontrarían un nuevo y revelador dato

El alcalde asintió.

Es como ha dicho el mediano. Esta tarde tal vez podamos despedir a las cuatro primeras víctimas. Todo dependerá de cuanta prisa se den los carpinteros para terminar la barca funeraria.

Hay unos cuantos problemas más a tratar, pero son asuntos menores. Si veis a Valthonis, tened la sensated de llevarlo primero ante mi presencia. Como caiga en manos de esos mercenarios lo ajusticiarán antes de que pueda decirnos qué pasó. Otra pequeña esquirla es un árbol que los... "ladrones"... cortaron invadiendo el camino a la llanura y obstaculizando el paso. Pero de ese tema ya me encargo yo, no os preocupéis.

Muy bien. Todo lo que pedís os lo estoy dando. Espero que lo tengáis en cuenta antes de sacrificarme como un peón.

¿Un peón? Vosotros, Cléquetto... vosotros sois mi reina.

A medio camino entre la adulación de ser una pieza importante (pero solo una pieza) y un insulto sobre su hombría, las palabras de Gregor hacen estremecerse de ira el bigote y la barba de Cléquetto. El enano se levanta enfadado y deja la mesa. Ni siquiera pasa por la barra para pagar el vino.

Alcalde... Sé lo que eres.

Pero el alcalde ni siquiera da la vuelta ni se para. Sale de la posada con el mismo ímpetu con el que dejó la mesa.

Salimos de la posada y Drassil tiró de una de las mangas del alcalde. - Señor Clequetto - comentó en confidencia - ¿A qué se refería con que sabe qué eres? Yo le daré mi mejor consejo, pero espero de usted la misma honestidad con la que yo le daré las armas para enfrentarse a su propia cruzada.

Tras esto Drassil se marchó a dormir, y efectivamente, ya estaban todos dormidos cuando llegaron

Drassil, que aún sigue con el conjuro de adivinación activo, por primera vez lo enfoca sobre el alcalde el tiempo suficiente... Emite un aura mágica moderada. Cléquetto es un lanzador de conjuros bastante hábil.

No sé de que me hablaba, mediano. ¿Quién lo sabría? Ese tipo es así. Siempre hablando con sentidos ocultos de los que ni él mismo sabe el significado.

Drassil se las apañaría con lo que había averiguado hasta ahora. ¿Quién era el bueno y quién era el malo? Aún no lo había logrado saber.... pero al igual que Gregor, llegaría hasta el fondo, y encontraría al sacerdote de Orcus y al perpetrador de este intrincado juego de tronos.

Camino a la altura de Borateo con mejor ritmo sintiendome mejor de mis heridas. Fijandome en las inmediaciones, tomando ejemplo del batidor.

Camino a la mina del enano - Canturreaba por lo bajo Drassil componiendo algunos versos improvisados, tal vez, para una cercana balada al pueblo de Holmet, pero las rimas salían sin sentido - Con todo su oro falso - Parecía distraído, meditabundo, sin duda no estaba de camino a la mina, su mente estaba en algun otro lugar, ya desde bien temprano antes de salir del pueblo había apartado a la paladina y le había estado susurrando secretos al oído, secretos que ahora parecían no correrle prisa por averiguar.

Ahora iban a la mina.... esa mina donde hubo la explosión, donde encontraron la runa, donde los muertos se alzaron, esa mina.... tan lejos de la auténtica batalla.

El mediano avanzó hasta el principio del grupo y dió un juguetón empellón a Borato sin hacer caso a la precaución y a avanzar con enorme cuidado, como si en territorio de guerra se encontraran. - Oiga señor Borateo, ¿De donde sacó Roger esas monedas? Ayer escuché en esa taberna tantas mentiras que hubieran echado a perder un estofado hecho por la propia Yondalla. Me gustaría oír algo de verdad, me parece que el problema del cofre no es tan prioritario como realmente parece

Antes de partir Drassil arrastró a Jilokasina hacia atrás, lejos de los recién llegados, de los oídos indiscretos de la niña, y la gastada Gertrudis - Necesito busques al culpable Jilo, quiero que escrutes a nuestros nuevos compañeros, a Roger, y luego pon especial atención sobre Vórtimer y Clequetto, quiero que busques cual de ellos no oculta su aura malvada. Si puedes, y al volver pasamos frente a la iglesia del señor Vórtimer, busca también en ella el rastro del mal, concentrate bien. Oh vaya, ya nos están esperando, vamos a la mina

A lo lejos, Darius alcanza a ver la entrada de la mina. Pero ha cambiado. Hay piedras apiladas formando una muralla de cinco pies de alto. Una pequeña empalizada que podría dar cabida a tres o cuatro personas.

Es más... algo se mueve. Un bulto a lo lejos, detrás de la recién construida pared. Aunque aún es pronto para saber quién es.