Partida Rol por web

Quedo escondido, si esos tipos tienen la llave de la verja me servirían igual.... si la verja fuera un acceso a túneles tal vez pretendan pasar... sería mucho mejor que enfrentarse al demonio... Drassil queda totalmente escondido, escuchando el arrastrar de pies de esos cuerpos deformes y los gruñidos de esa especie de sub-idioma troglodita...

Las plantas se defendían y se lo ponían difícil al elfo. El agua tampoco contribuía a facilitar las cosas. Y entre unas cosas y otras se vio en el suelo de nuevo. Por fortuna no había nadie prestándole atención o su dignidad hubiera quedado bastante tocada.

El elfo se reincorporó con celeridad, volvió a tensar su arco y volvió a disparar lo mejor que pudo, resignado a tener que seguir la batalla desde el suelo.

Erin se oculta en la oscuridad de la cueva, muy atrás... girando la esquina hasta no poder ser visto. Pronto llegan tres trogloditas, uno de ellos lleva un arco largo, y los otros dos una lanza larga. Todo parece bien hasta que uno de ellos señala en dirección a la roca tras la que se ocultó el mediano, y empieza a soltar improperios guturales. Francamente, en ese idioma que Drassil desconoce, perfectamente podría estar diciéndole a los otros indicaciones sobre alguien escondido.

Nada de lo que hacían parecía funcionar, y aquel ser-planta finalmente se había lanzado furiosa contra Taluta. Buscando alguna forma de actuar sacó la cinta de cuero que usaba de honda y puso uno de los frascos con aceite como munición para lanzarlo a la desesperada contra la criatura.

Ulthor clava su segunda flecha del día en la piel de corteza de la madre enojada. No es demasiado efectivo, pero lo suficiente como para hacerla sangrar.

Sichen prepara un par de viales de aceite, pero no es una munición adecuada. Los cristales chocan y se rompen llenando la ropa del gnomo de aceite.

Taluta se libera de las raíces, justo a tiempo de recibir dos marcas en la cara, dadas por las manos (o casi garras) de la parte de la bestia con forma de mujer. Un latigazo de las raíces le golpea además en la rodilla, como un golpe de garrote.

Simplemente perfecto...

fue todo en lo que pudo pensar el gnomo, pringoso de arriba a abajo por el aceite. Se hubiera parado a pensar que era lo que había fallado si no siguieran en peligro, pero aún tenía otro frasco de aceite y su honda (y lo más importante, su cabezonería).

Aquella vez no fallaría, además ahora que la orca se había liberado de las ramas que la sujetaban no corría el riesgo de empaparla a ella. puso el frasco en la tira de cuero y se lo lanzó tan fuerte como pudo

Drassil se acurruca bien, no quiere ni sacar su arma, no quiere entrar en combate contra los tres wurds aunque estos tuvieran la llave... ¡Que hagan lo que deban hacer y abran la verja! Se lleva los pequeños dedos a sus labios fruncidos y deja escapar el aire, el ruido que surge de esto es el gruñido de un par de ratas y el "chap chap chap" de salir corriendo. Drassil queda a la espera de que esos primitivos seres bajen sus armas y sigan a sus cosas. Si éstos se mueven para marchar, Drassil aún arriesgaría para asomarse y ver si por casualidad, de la escasa vestimenta que deben llevar cuelga el manojo de llaves que Drassil desea ver con toda su alma.

La situación estaba poniendo francamente nervioso al elfo arquero. Ulthor estaba acostumbrado a que lo que flecheara caía en uno o dos impactos. O tres, tanto daba. Esa cosa apenas parecía verse afectada por sus flechas. No se puede ni empezar a describir lo mucho que esto afectaba al elfo.

Trastabillando en su ansia por ponerse a cubierto, la que debía ser una flecha más a unirse con sus compañeras clavadas en el monstruo, fue una que voló libre...

Era obvio que las palabras no parecían funcionar. La mujer quería sangre para reparar la pérdida de su hijo, y sin quererlo, había encontrado a la víctima perfecta. Su alfanjón había seccionado la cabeza de Martil, pero posiblemente ella nunca llegaría a saberlo.

- Entonces Taluta se llevará el nombre del asesino a su tumba. Taluta morirá, pero mujer nunca descansará sin encontrar a asesino de su hijo.

Acto seguido, eleva el arma sobre su cabeza y lo deja caer con fuerza contra su enemigo mientras de su boca sale un esputo sanguinoliento. Posiblemente le quedan segundos de vida, pero intentará debilitar a la mujer para que sus compañeros tengan alguna oportunidad.

No hay descanso para una madre que ha perdido a su hijo, Taluta-dice sobreponiéndose al tremendo corte en su falda de raíces.

Justo cuando va a rematar a la semiorca, el frasco de aceite de Sichen se estrella en su cara. Los cristales rotos no le hacen ningún daño en su dura piel, pero el aceite se le mete en los ojos y no le deja ver. Gracias a eso, las raíces no alcanzan a Taluta y las dos garras se dedican a frotarse la cara para esclarecer su visión.

Ulthor no tiene tanta suerte. Su flecha se clava en una de las parras que cuelgan de la pared de la iglesia, justo ante sus narices, y de la perforación surge un gas vegetal que inhala sin querer.

El truco parece funcionar. El Wurd arquero se queda apuntando en lo alto del repecho a la espera de frenar cualquier imprevisto... Uno de los lanceros se aproxima al ruido de pasos para investigar... Pero el Wurd "espabilado", ese que le vió por muy bien escondido que estuviese, no se creyó nada.

El guardián bordea la roca tras la que se ocultaba el mediano y le hunde la lanza en un brazo. También habla en su galimatías inteligible, y pronto sus compañeros vendrán a ayudarle a acabar el trabajo, siguiendo sus instrucciones.

Maldita sea tu raza- Dice pretendiendo no ser escuchado. Drassil se echa unos pasos para atrás y sacando un polvo azulado de una de sus bolsas lo sopla sobre los Wurds, el polvo flota por el aire entrando en el cuerpo de los trogloditas. Drassil desenvaina su espada y se vuelve consciente del porrazo que ha recibido en un brazo, la piel le tira en todas direcciones cuando trata de hacer fuerza

- madre o monstruo, no vamos a dejar que acabes con nosotros de esta manera - a pesar de lo que acababa de decir, Sichen comenzaba a dudar de sus posibilidades de salir con vida de allí. Sin embargo no se iba a rendir sin más, aprovechando la ceguera temporal de la mujer-árbol atravesó todo lo rápido que pudo el terreno hasta situarse a su espalda. Con algo de suerte no se daría cuenta de que estaba allí hasta que el pequeño gnomo tomase ventaja.

La oportuna distracción del gnomo le proporciona unos segundos más con los que no contaba, por lo que eleva de nuevo el alfanjón y lo deja caer con fuerza. Lamentablemente, algunas gotas del aceite de Sichen parecen haber caído en su mano, y el arma se resbala torpemente. Posiblemente era su última oportunidad, y acababa de perderla estrepitosamente.