Partida Rol por web

Nadie duerme. Maldita sea, nadie duerme. Drassil se encoge cuando una flecha le pasa justo por encima de la cabeza... Da un paso atrás evitando una de las lanzas...

El otro Wurd de las lanzas termina su búsqueda de sonidos fantasma y Drassil le ve avanzar directo hacia él. A pesar de tener toda su concentración puesta en el combate, la pica le llega a arañar la cara produciendo un pequeño corte en la mejilla.

¿Gas? ¡Gas! Demonios, las cosas no hacían más que torcerse y retorcerse. Cada vez veía menos opciones y más dificultades. Entre toses y bocanadas para respirar mientras trataba torpemente de alejarse del efluvio, el arquero tanteó en su carcaj y encontró dos flechas especiales. Tomó una y la cargó en el arco. Bizqueando un poco pero sin apenas temor a equivocarse, el elfo apuntó a la criatura, ahora empapada en aceite. Pese a todo, Ulthor sonrió. La flecha que había escogido, justo tras salir disparada de su arco, se inflamó(1)

La fortuna es una amante esquiva. Taluta trata de clavar el alfanjón en la maraña de raíces, pero el filo queda encajado en un resquicio. El elfo no para de toser debido al gas respirado. Pero mientras la suerte les da la espalda, combatirán a base de habilidad.

La flecha de Ulthor alcanza la frente de la Dama del Bosque. Al contacto con el aceite, el fuego mágico de la flecha prende con más facilidad. Mientras su cara arde, golpea enloquecida al aire intentando golpear a Taluta. El aceite se consume pronto. La lluvia acaba con el conato de incendio. La cara de la Dama está ennegrecida e hinchada. Le duelen los ojos, pero ya puede ver. Con la habilidad mostrada por estos guerreros... salvando su mala suerte... ¿Acaso puede estar delante de los asesinos de su hijo?

No la juzgues si no quieres, pero la estas ayudando a matar a inocentes, apoyando su locura.

No quiero luchar contra ti, pero no me estas dejando otra opción. - Darius intenta lanzar un corte con la daga, pero en el fondo todavía no ha decidido atacar a su antiguo compañero, así que solo consigue mover la daga frente a el para ganar algo de espacio.

por favor, desiste... - implora el guerrero, que ve como se acerca el momento en el que tendra que luchar en serio...

¿Inocentes? En este pueblo hay tanto inocentes como culpables-protesta Mindo asestando un golpe de garrote sobre el escudo de Darius.

Darius recuerda con sabor amargo la lucha en la iglesia de Moradin. Allí mató al inocente, el lagarto que clamaba por justicia. Pudo hacer como Jilokasina, y no intervenir. Y aún llegado al punto crítico, el hombre lagarto Martíl les dió la opción de retirarse.

Si hubieran hecho caso, el alcalde cainita habría obtenido un merecido castigo. Y Martíl seguiría vivo. Y la Dama del Bosque no habría cubierto de vegetación el pueblo de Homlet.

En cualquier caso, no son nuestra gente. Somos arquioneses del norte. Solo tenemos una misión que cumplir: acabar con las avestruces que cazaron en las tierras de nuestro rey. Hihihihihi... No, no lo he olvidado. ¿Y tú, Darius? ¿Has pasado tanto tiempo entre los vélvetos que ya te consideras uno de ellos?

Al final el aceite ha sido útil, ojala no estuviese lloviendo.

Era en todo lo que podía pensar mientras se armaba de nuevo con el puñal y el anillo escudo y se preparaba para atacar a la criatura por la espalda. Sin embargo cuando tuvo el arma en su mano se quedó mirando de arriba a abajo la extensión de madera y corteza que era su espalda incapaz de distinguir si aquello era parte de su cuerpo o no, todo para acabar clavando la daga prácticamente a ciegas.

A pesar de las heridas y el terrible error cometido unos segundos antes, se repone y arranca con fuerza el arma del amasijo de raíces en el que ha quedado atascada. Aprovechando el impulso, lanza un tajo en horizontal hacia la madre de Martil, y siente con placer como ha conseguido impactar de nuevo. Tal vez sus compañeros consigan acabar con ella.

Cómo no lo pensé antes, el fuego le afecta y mucho.

Había que acabar con esa criatura cuanto antes. Ulthor sentía cómo la fuerza le abandonaba, pero entre toses logró recargar su arma y volver a disparar. Si tenía que morir, moriría matando, como debe un guerrero consagrado como el que pretendía ser. La flecha, su segunda y última flecha flamígera, voló rauda y mortal hacia su enemiga.

La Dama del Bosque deja escapar un agudo grito de dolor. Su cuerpo se balancea sobre las raíces acamándose hacia un lado. Mientras su vida se le escapa, en un ataque de ira, hunde sus raíces con fuerza en la tierra...

...y estas emergen bajo los aventureros. Incluso junto a Ulthor, que estaba más alejado. Y con fuerza, como agujas, las raíces se hunden en los vientres de todos ellos. No es la herida lo que les ha de preocupar, sino la transformación que se empieza a fraguar.

Las botas se rompen y los pies se hunden en la tierra.

La piel se vuelve dura como la corteza.

El pelo se vuelve verde y se ramifica por encima de sus cabezas.

Y crecen y crecen hasta ser tan altos como árboles.

Ulthor se deja llevar. Sabe que transformarse es la única obción para no verse afectado por el veneno que le emponzoña sus pulmones. Quizás por ello su tronco es más recto que los de los demás. Sichen y Taluta se retuercen y se resisten, y sus troncos se vuelven tortuosos.

Cuando los tres han completado su transformación, son árboles de cerezo en la plaza principal del pueblo. Son conscientes de todo lo que pasa a su alrededor, pero no pueden abrazar, no pueden hablar, no pueden llorar...

La Dama del Bosque lanza su último aliento y muere. Eso no rompe la transformación de los tres héroes, ni hace desaparecer la vegetación que cubre el pueblo. Simplemente deja de llover, como si la lluvia fuese el reflejo de sus lágrimas de luto.

Pasa el día. Aparece el alcalde Cléquetto, con sus conjuros bien preparados. Ha logrado reunir a una pequeña cuadrilla de hombres que con hachas destrozan la vegetación, liberando las puertas y las ventanas de las enredaderas y permitiendo a la gente salir.

Cléquetto acaricia la corteza de Sichen. Hace señas para que lo talen. Y cuando todo parece estar perdido, cuando Sichen va a ser convertido en leña, el mediano Willemberg sale de su pequeña tienda deteniendo la tala. Él lo ha visto todo. Ulthor... Taluta... Sichen... Desde su ventana vió el combate. Por primera vez, de muchas que le siguieron luego, se cuenta la leyenda del elfo arquero, la gran semiorca y el pequeño gnomo, y de como salvaron al pueblo del ataque de la Dama del Bosque.

Los tres cerezos se convierten en testigos imperecederos del paso del tiempo. Desconocen el motivo, pero los Wurd no vuelven a intentar atacar el pueblo. Nada más saben de Darius o Drassil. El alcalde logra mantener su secreto a salvo, pero a pesar de sus viejos pecados, logra mostrarse durante años como un dirigente capaz que recupera la prosperidad del pueblo. Con los años muere sin descendencia. Para que el Rey no pueda nombrar a dedo a otro alcalde, los habitantes de Homlet ocultan el fallecimiento de Cléquetto, y los archivos de palacio caen en el olvido sin ser actualizados.

Por primera vez en el pueblo, las gentes eligen a su propio líder. Se trata de Josephine Connick, la hija de los posaderos. Con los años ha crecido y se ha convertido en una muchachita preciosa, inteligente y carismática. Y aunque la gente no lo sabe, Josephine tiene un don. Frecuentemente pasa por la plaza del Yunque, ahora conocida como la plaza de los Héroes. Cuando la alcaldesa pone la palma de su mano sobre la corteza, logra comunicarse telepáticamente con vosotros. Miles de veces os da las gracias. Miles de veces llora por vuestro sacrificio.

Cada verano se celebra un festival en honor de los tres héroes de la leyenda. A su sombra, los ancianos rememoran la historia y la cuentan a los más niños. Pero es en primavera el momento de mayor alegría, cuando las ramas de Sichen, Taluta y Ulthor florecen. En esa época, el viento deja... pétalos de cerezo en el lago.

~ ≈ F I N ≈ ~

Muy cierto, entonces propones volver a las montañas y acabar con las avestruces, y volveremos a donde nos corresponde, no es así mi sonriente amigo - sentencia el guerrero, remarcando el nuevo aspecto de Mindo. y volviendo a cortar el aire con su daga.

No esta seguro si esta vez a conseguido hacerle un rasguño, no le gusta que Mindo le recuerde sus lealtades, cuando su misión era una estupidez y aquí esta muriendo gente, le importa poco si son velvetos o arquioneses, no están en guerra y aunque así fuera esta gente no son soldados, solo parece que la calamidad se esta cebando con un pueblo en el que la gente se esta mezclando con cosas mas allá de lo que pueden comprender, mas allá de lo que este guardia real entiende...

Mindo sonríe viendo que captas sus pretensiones. La sonrisa se amplía más con el tajo que la daga de Darius traza desde la comisura de las fauces hasta el centro del pómulo.

Aaaargh... ¡Buen golpe! Pero nosotros solos no podemos derrotar a tanto pájaro. Por eso, para cumplir nuestra misión... Tú debes morir y ser resucitado como yo... En la forma de un poderoso gnoll... orco... o quién sabe si centauro...

Mindo trata de fintar a Darius con una pirueta, pero tropieza y cae. ¿Debería Darius aceptar la propuesta? ¿O debe seguir luchando hasta derrotar a su amigo para demostrarle a Mindo que la resurrección no lo ha vuelto más fuerte, sino más feo?

Bien, pues llévame contigo, llévame ante la Dama del bosque y alli me quitare la vida para que me trasformen, pero por todos los dioses no en un gnoll. No es que no te crea, tu estas aqui, estoy pensando en ti, no querras cargar con mi cadaver... - Datius pone cara de bueno... y espera en guardia a ver si la proposición toma por sorpresa al gnoll.

Mindo se pone en pie, pero también en guardia, meciendo su garrote como si estuviese a punto de atacar.

¿Ng? Darius... Para mí no sería molestia cargar contigo... Ahora soy más fuerte que antes. ¿Entonces aceptas y vas a venir conmigo para tu reencarnación?

El gnoll cree tus palabras. Después de todo, eres su amigo. Acepta conducirte hasta la Dama del Bosque, para tu conversión. Ambos camináis juntos, entre las casas del pueblo. Todo está cubierto de vegetación, o lo acabará estando muy pronto. A estas alturas, ya se ven tablas de madera clavadas para tapiar las ventanas. La gente está sobreviviendo como puede, pero no aguantará encerrada en sus casas muchos días.

De pronto, Darius se marea un poco. Pierde el equilibrio y se apoya sobre un delgado y alto árbol que ha crecido en el centro de la calle. Debe de ser algún tipo de veneno. ¿Pero cómo? ¿Cuándo se vió expuesto?

Ah, cierto... veneno de raíz de sanguinaria. Un truco que me enseñó Valandil. Está untada en el garrote. ¿Necesitas unos segundos, o puedes continuar?

Valandil, viejo zorro. Ese elfo druida se llevó a Mindo para curar sus piernas, y al final logró que lo transformaran en gnoll. ¿En qué estaría pensando cuando lo llevó a la Dama del Bosque? ¿Qué habrá sido de él?

Darius no podía creerse que Mindo se lo hubiera creído... quizás el engaño funciono porque en el fondo el guerrero quería volver a empezar, después de alejarse de la vida militar y rígida quien querría volver... pero lo de acabar siendo un gnoll o los dioses sabían que... mejor seguir con su vida en libertad siendo quien era... veamos que piensa al respecto la druida...

Pensaba en estas cosas cuando empezó a sentirse mal... - veneno en un garrote... que tontería... - pero al parecer estaba funcionando , o el veneno actuaba solo al contacto con la piel o alguno de los golpes de Mindo habían conseguido rasgar su piel para que el veneno entrara en contacto con la sangre... - agg venenos... lo que le faltaba.

Apoyado en el pequeño árbol, contesto a Mindo  - No, no, estoy bien... un truco muy sucio el veneno, no eras ahora mas fuerte y mejor, como es que necesitas estas ayudas... - dijo mirando al gnoll para avergonzarlo, mientras ganaba tiempo para que su cuerpo se sobrepusiera, el veneno que pudo entrar en contacto con su sangre de un garrotazo seria muy poco... se pondría bien, estaba débil, solo eso, cuando hacia que no comía - mmm carrilleras estofadas.. - no tenia claro porque había llegado ese pensamiento a su mente... pero ya estaba mejor, continuarían..

Vamos sigamos -  dijo poniéndose en pie...

Atravesaron las calles llenas de vegetación hasta la plaza del yunque. En el centro de la plaza, una mujer de tez oscura observaba en dirección a la iglesia, a su puerta, en estos momentos abierta.

Mi señora...

Ahora no.

Es preciso. Traigo a Darius. Vínculos, eso me dijiste, mi señora. Los vínculos son lo más importante.

Aldira aparta la vista de la iglesia un momento y escudriña al humano con aparente falta de interés.

¿Sabes lo que es la reencarnación?-pregunta a Darius-Tu esencia será juzgada por las fuerzas de la naturaleza. En virtud de tus afinidades, tendrás un nuevo cuerpo. Tus preferencias personales no importan. Podrías convertirte en otro hombre... en otra mujer... en otra criatura... ¿Estás conforme?

¡ Erin ! No... puedo... espera, a la puerta, mantente escondido, espera - Drassil desenvaina su arma y sujeta la esfera del martillo, maldita sea, esperaba usarla contra el demonio y no contra ellos y aún así es seguro que va a morir, el martillo aparece desde arriba golpeando directamente en la cabeza a uno de los trogloditas que le atacan, esperaba que Erin usara bien la oportunidad que esa espada le brindaba, y que sus conjuros restantes pudieran permitirle.... ya que el tontete semielfo no lo había logrado, esperaba que Erin no se diera cuenta y se salvara él...

Los Wurd exclaman frenéticos e indignados por esta demostración de brujería. Sin embargo, no huyen, no. Todo lo contrario, tratan con más ímpetu de matar al extraño hechicero para que no pueda convocar un segundo martillo... o hacer cualquier otro truco.

El que recibe el golpe del martillo no es capaz de acertar con su lanza en el pequeño cuerpo de Drassil... el otro le da de lleno. A estas alturas, el movimiento del combate ha sido tal que los dos Wurd se mueven de modo que tapan la linea de tiro del arquero. Debe de ser muy bueno con el arco (o tener mucha suerte) porque la flecha alcanza al mediano en un costado.

Drassil lanza una estocada al troglodita herido - Maldito bichejo - Sabe que va a morir, pero no se puede permitir el lujo de morir sin luchar, no puede permitirse ese lujo. La espada se hunde en el pecho del deforme y éste lanza un alarido cayendo de rodillas.... Drassil espera abatirlo por completo al retirar la hoja. El martillo sigue balanceándose. Drassil busca con la mano libre y arroja su bolsa bien lejos, a través de los barrotes de la pared donde debe estar Erin aún escondido*.

Esperaba por Yondalla que los primitivos seres fueran codiciosos y buscaran atravesar la puerta para ir tras el oro, tras acabar con el hobbit... si no le remataban esta podía ser su única oportunidad, para que abrieran la reja de Erin.