Te despertaste a la mañana siguiente bastante descansada, aunque Aoba no estaba en cama. Hoy iba a ser un día complicado a causa de vuestra reunión con Makoto, pero tenías la esperanza…de que todo pudiera salir bien. Pero no te hacía gracia de que Aoba anduviera solo por ahí, más con su “problema”.
Kairi y Aoba se acostaron en la cama de la pelirroja y tras unos pocos mimos se quedaron dormidos. Kairi no recordaba cuantas veces había dormido tan bien como esa noche pero muy pocas. Al despertar Kairi vio que Aoba no estaba y eso la tensó bastante, de hecho la puso en alerta y rápidamente cogió el móvil para llamarle antes que nada.
Te despertaste alterada al ver que Aoba no estaba ahí, tenía unas tendencias suicidas y a sentirste mal cuando estaba solo, y no dudaste en rápidamente comenzar a llamarle. El móvil comenzó a pitar en casa, y rápidamente escuchaste unos pasos que iban hacia tu habitación.
Aoba entró preocupado.-¿Qué pasa?, ¿estás bien?.-Preguntó rápidamente. Tenía las mejillas cubiertas de harina y la camiseta.
Kairi se preocupaba por el bienestar de Aoba y después de lo ocurrido en su casa tenía miedo de que volviera a hacer una locura por lo que se alivió cuando le vio subir cubierto de... ¿Harina?
-L-lo siento... No te vi y me asusté, no sabía que estabas aquí. ¿Por qué estás tan sucio?
Aoba pareció sorprenderse cuando dijiste que te asustaste.-Uff…me llevé un buen susto…pensé que a ti te había pasado algo.-Explicó negando.-Estaba en la cocina…haciendo…bueno, cosas…ya sabes, cosas de chicos.
-¿Cosas de chicos? -Preguntó Kairi arqueando una ceja, más tranquila de que estuviera bien mientras se levantaba de la cama- ¿Necesitas ayuda?
Aoba negó con la cabeza.-No, no. No hace falta ayuda…puedo hacerlo yo solo.-Explicó con tranquilidad.-Hummm…¿Cómo has dormido?, ¿te encuentras bien?.-Preguntó acariciándose la nuca.
Kairi asintió a lo de que no necesitaba ayuda y se estiró bostezando.
-Sí, he dormido genial ¿Y tú? ¿Estás bien?
Aoba te sonrió mientras se sentaba al lado de la cama.-Si, he dormido muy bien, hacía mucho que no dormía así…he estado relajado, tranquilo…muy sereno, me he sentido bien.-Te explicó.
-Eso es bueno -Sonrió Kairi- ¿Y ahora seguirás haciendo cosas de chicos? Por darme una ducha y dejarte a tus anchas un poco
Aoba te devolvió la sonrisa.-Si, hoy es día de cosas de chicos, tienes tu espacio…excepto el salón.-Explicó advirtiéndote.-Así que puedes aprovechar para hacer cosas que tengas que hacer, luego iremos a ver a Makoto.
Kairi sonrió cuando dijo que podía ir a cualquier parte excepto al salón y asintió.
-Está bien, pues aprovecharé para darme una larga ducha y decidir qué diré a Makoto -Sonrió dándole un beso
Aoba correspondió a tu beso.-En ese caso ten una buena ducha y que los pensamientos fluyan con ganas.-Comentó con una sonrisa antes de levantarse de la cama y marcharse en dirección al salón.
Kairi sonrió despidiéndose y se desnudó, cogiendo ropa limpia para luego darse una ducha larga y calentita. Sus cicatrices ya habían cicatrizado y sus heridas sanado, en verdad estaba contenta de no tener que quejarse más de aquel horrible escozor que le causaba el jabón en las heridas infectadas, aquellas heridas provocadas por Makoto...
Hoy era el día en el que hablaría con Makoto y realmente esperaba que todo saliera bien aunque, sinceramente, lo dudaba. Kairi se quedó un largo rato bajo la ducha, intentando limpiar su mente a la par que limpiaba su cuerpo.
Después de despedirte de Aoba, fuiste directa a la ducha, desnudándote y dándote una larga y agradable ducha. La mayoría de tus heridas ya estaban curadas y sanadas, al igual que tus cicatrices…y en general se tenías bien, ya no tendrías que sentir más escozor y dolor, ni siquiera notar como hombres se acostaban contigo a cambio de una miseria…
Pero al menos hoy mejoraría todo, o eso esperabas…hablarías con Makoto, todo saldría bien…así que te quedaste un buen rato más en la ducha, despejándote. Hasta que al final decidiste salir, tus dedos estaban arrugados como pasitas, así que poniéndote el albornoz saliste de la habitación en dirección al salón, y el agradable olor a tortitas te dio de lleno.
¿Era eso lo que iba haciendo Aoba?