Partida Rol por web

- Tecnología. Pensaba Adriana, mientras Lorna se le adelantaba.

Está claro que pelear con un ejército, por pequeño que sea, si está bien equipado, contra palos y piedras, lo tiene fácil.

- Y miedo. Mientras te tenga miedo el enemigo, tampoco se alzará contra ti. A no ser que consigas que el odio que te tienen supere a su miedo. - O sus ansias de libertad, y busquen estratagema.

De todas maneras esto no llega a nada, a no ser que estén adquiriendo armas de manera subterfugista o encubierta. No va a ninguna parte, a no ser que quiera que interfiramos o investiguemos su "tráfico".

- Armas, cierto. Fusiles de plasma contra escopetas. No tuvieron ninguna oportunidad. - dijo el Rey. - Pero os repito, ha pasado una década, ¿por qué no han logrado recuperar su supuesta libertad? ¿Ninguna idea? No es tan difícil... 

Precisamente como "cartero" había viajado en más de una ocasión, con tablas de órdenes y paquetes de documentación clasificada.

- Entonces … inspiró profundo … majestad, ¿Se teme que exista ayuda exterior, sea militar o de asesoramiento, para un levantamiento?

- Jajajaja. - el Rey se rió con ganas. - No. Es justo todo lo contrario. 

La mujer vestida con el mono de vuelo miró extrañada tanto a Lorna como al Rey.

- Claro, ahora querrá que hagamos de traficantes de armas.

Un instante se fijó en las amigas. - ¿Este tío está tonto?

- Bueno, ya lista el juego de las adivinanzas. Intentó ser educada, pero estaba por soltarle una bordería, pero se contenía, pensando en lo que haría su padre en este lugar. Ya estaba hasta las tetas de sus jueguecitos. - Ilústrenos.

- Ya se lo que haría papá. Cambiar bombillas. Pasó la mirada un instante por la iluminación del lugar.

Estaba un tanto desconcertado por las palabras del rey, no tenia muy claro a donde queria llegar. En cuanto a lo que el pensaba no habia una voluntad clara de liberarse del yugo de Drinax, quizas porque ni existia nacionalismo ni estaban peor que antes. Quizas simplemente estaban apesebrados.

Miro inquisitivo al rey intentando saber a donde queria llegar.

-Porque no quieren revelarse-dijo Lorna finalmente-El regimen drinaxiano favorece mas a Asim que la Fundacion. Gracias a Drinax, la economia de Asim ha mejorado cada año y se han podido colonizar mas y mas areas. Las ciudades han crecido, el comercio se ha incrementado...

Habia habido descontentos, por supuesto: terroristas, demagogos, insurgentes... no habia planeta que no los tuviera. Sin embargo, el grueso de la poblacion estaba contenta con sus nuevos amos. Siempre habia alguien que habia perdido a un hermano en la guerra y se negaba a olvidar, algun ex miliciano cegado por las ansias de venganza pero en conjunto, por mucho que les doliera a algunos, Asim habia prosperado bajo el manto protector de Drinax.

- Alteza, porque nunca la tuvieron para empezar, alteza. Un gobierno fue reemplazado por otro y han mantenido un grado de libertad similar. Mientras la gente pueda seguir con su día a día con relativa normalidad no piensan en “libertad”. La mayoría de las personas prefieren “seguridad” a “libertad” y nuestras armas más avanzadas garantizan un mayor grado de “seguridad”. Mientras no los abusemos en exceso no tendrán motivos para arriesgar sus vidas y las de sus seres queridos, alteza. – expresó llanamente una vez más, como si simplemente expusiera hechos, no ideales propios.
No iba a entrar en detalle del grado de paz o de fuerza que habían sido necesarios en cada ocasión para solventar una sublevación en Asim, porque ni lo sabía ni le importaba. Sabía que a veces habían tenido que utilizar más efectivos militares como él y otras habían conseguido que los diplomáticos alcanzasen acuerdos, como había hecho Cassana en el pasado.
En cualquier caso, él no tenía prisa por llegar a ningún sitio. Acabarían diciéndole lo que le quisiera decir el rey y las prisas no iban a hacer que llegaran allí antes de lo que el rey tuviera planeado. Dudaba que los hubieran llamado sólo para jugar a las adivinanzas con su majestad. Seguro que para eso tenía a otros monos lamebotas como el chambelán.

El Rey escuchó con atención las respuestas. - Eso es cierto. Opino que no les va tan mal ahora. Pero, Lady Veillon, ¿sabe por qué no les ha ayudado nadie a librarse de nuestro iluminado y benévolo dominio? - Oleb miraba a Cassana con una mirada divertida. Quizá la diplomática diera con la respuesta que en todo momento estaba buscando el monarca y que se les escapaba al resto de invitados.

El tono desenfadado y directo del rey, tan poco protocolario, había cogido por sorpresa a Cassana, acostumbrada a las conversaciones con doble sentido donde rara vez se hablaba directamente de los asuntos importantes. Siempre se había imaginado al rey como alguien distinguido y educado, pero el monarca hablaba tan llanamente, que siquiera podría haberlo reconocido como tal, de no ser por aquélla guardia real y la presencia del Lord Chambelán. Y sin embargo, tenía todo el sentido: nadie podía decirle al soberano cómo comportarse, y bien podría hacer y deshacer a su antojo, que nadie en Drinax movería un dedo por ello.

-Quizás porque, con todos mis respetos, Su Majestad, Drinax no es considerada una potencia lo bastante importante como para que el Tercer Imperio o la civilización Alsan vean la conquista de un planeta como un acontecimiento amenazador para ninguna de ambas fuerzas. De ahí la falta de ayuda exterior. -lo que acababa de decir, sin florituras, era una verdad como un templo conocida por todos los aristócratas y el Real Cuerpo de Diplomáticos, pero que no se decía nunca en voz alta. Pero dado que el rey hablaba directamente, Cassana había optado por adaptar su forma de hablar y su estilo al de su interlocutor, una técnica básica que había aprendido en sus primeros meses como representante de Drinax.

Oleb sonrió satisfecho, aunque los más observadores dentro del grupo de aventureros no pudieron evitar observar cómo el Chambelán apretaba las mandíbulas y ponía cara de enfado. Pero no Oleb. El Rey señaló a Cassana, asintiendo. - Precisamente. - dijo, asintiendo. - Por suerte para nosotros, en el gran orden de las cosas, Asim importa aún menos que Drinax. La Fundación no se preocupó por buscar aliados o protegerse; quizá al principio, pero después, con el paso de los años, puede que llegaran a creerse sus mentiras.

El monarca se levantó de su trono. El Rey era un hombre alto y fuerte, pero sus elegantes ropas no podían esconder su sobrepeso. Pero aún así, se movía con agilidad y energía; en su juventud tuvo que ser un hombre impresionante. - Creerse las propias mentiras es lo peor que puede hacer un gobernante. Drinax no importa demasiado. Quizá un poco más que Asim, pero no mucho más. Cada veinte años, el Emperador envía un mensajero personal desde Capital con un mensaje de amor fraterno hacia su noble primo, el Rey de Drinax. - bufó con desprecio.

- No siempre fue así. Hace casi doscientos años, el Reino de Drinax tenía su importancia. - Oleb sacó un pequeño mando de un bolsillo de su traje y pulsó un botón. Al instante, se iluminaron una serie de baldosas del suelo y las gemas que se encontraban en el centro de cada baldosa comenzaron a flotar merced a un campo antigravitatorio. A medida que ascendían hasta estar a metro y medio del suelo, comenzaron a aparecer representaciones holográficas a su alrededor: planetas, estaciones orbitales y datos sobre rutas comerciales y tropas. - Asim, pero también Paal, Byrni, Clarke y hasta Tyokh cuando aún no había sido colonizado por los Aslan. Todos esos formaban parte del Reino de Drinax. Más allá, - Oleb pulsó otro botón y más gemas comenzaron a alzarse, brillando y mostrando sus datos. - Acrid, Pandora, Wildeman, Sperle... nos pagaban tributo, aunque no estuvieran bajo el control directo del antiguo reino. Una treintena de mundos, unidos, no pueden ser tan fácilmente ignorados. No cuando se interpone entre el tremendo Tercer Imperio y las colonias de la Jerarquía Aslan. - Una tercera pulsación en el mando de Oleb y muchos más mundos se encendieron con una luz roja para el Imperio y una luz dorada para los Aslan. - Estratégicamente, ambas potencias se beneficiaban de tener un estado que sirviera como colchón entre ambas. Un estado neutral donde podía haber enfrentamientos pero sin la necesidad de declarar una costosa guerra.

- Todo eso se vino al traste porque mis antepasados, los Reyes de Drinax, eran unos bastardos codiciosos. El comercio entre los Aslan y los Imperiales nos lucraba enormemente, pero los Reyes de Drinax querían más. Una vez más, se creyeron sus propias mentiras: pensaron que eran más fuertes de lo que eran. - Oleb negó con la cabeza y resopló, disgustado. - Aumentaron los impuestos comerciales y los Aslan enviaron su flota a Drinax, un planeta jardín y no el venenoso erial que es ahora. Lo bombadearon con armas nucleares y biológicas, pero dejaron el Palacio - movió su mano, como abarcando toda la sala en la que estaban y, por extensión, el Palacio Flotante - intacto. Como burla. Para que muriésemos de hambre entre los tesoros del reino. 

- Esas víboras Vilani del Tercer Imperio no hicieron nada. Prefirieron que el reino colapsara, y así ha estado durante todos estos años: cada mundo pensando en si mismo, cada uno de ellos siendo manipulado y explotado por los Imperiales o los Aslan. Recogiendo las migajas de la ruta comercial y sin posibilidad alguna de resistir a los caprichos de una u otra potencia. - Oleb miró a los aventureros. - Bien, eso va a cambiar y tenemos un plan para conseguirlo.

Sí, creerse más poderoso o importante de lo que uno es era sin duda una receta seguro a acabar mal muy pronto. Hasta ahora Oleb parecía sensato, o al menos pragmático, así que si decía que tenía un plan para mejorar la situación convendría darle un voto de confianza. Tampoco es que tuvieran muchas opciones siendo el rey. Si no aceptaban lo que les ofreciera como mínimo acabarían pudriéndose en la cárcel, si tenían suerte. Si no, seguro que tenía imaginación para hacernos desear una muerte rápida.

Así que tocaba guardar silencio, asentir levemente a lo que estaba diciendo, y esperar a que prosiguiera con lo que tuviera pensado contarnos.

-Pues va a tener que ser un plan magistral-penso Pavel-dada la parquedad de medios y la grandeza de objetivos. Andar jugando a los imperios entre dos potencias como el Imperio y los Aslan es llamar a gritos a la catastrofe. Bien es cierto, que dada su situación de vulnerabilidad, antes o despues serían aplastados por alguno de estos y su unica opción a medio plazo es convertirse en una potencia regional que les permita negociar su existencia. Este pensamiento a largo plazo convierte a su majestad en un estadista...o un loco. Pero es una tarea atrayente, es hacer historia, aunque sea entre bambalinas, que pide lo mejor de nosotros y potencialmente lucrativa. Aunque no quiero engañarme, tambien estamos aqui porque somos prescindibles, si algo sale mal no sera dificil negar cualquier vínculo con una banda de desharrapados como nosotros.

Sonrio ante el ultimo pensamiento.

-Como siempre. Aun asi, me gusta.

Se estaba cociendo algo ilegal y su Majestad no quería mancharse las manos. Bien, eso resolvía el enigma de su presencia allí. ¿Contrabando?¿Terrorismo?¿Piratería?

No tardarían en saberlo. Sin duda, el sueldo estaría a la altura de los riesgos. 

- No me había parado a pensarlo y ni se me había pasado por la cabeza que el sistema podría haber sido diferente años atrás. Pero escuchando al Rey acababa de ver la luz. - Pues es cierto, te acabas de creer tus mentiras.

... eso va a cambiar y tenemos un plan para conseguirlo.

-  … Y aquí entramos nosotros. Ella había sido correo. Había estado en bases de varias naciones, pero las del Imperio eran .. eso, impresionantes, y las de los Aslan eran prácticas, eficaces y su contrapartida del Imperio. Negó con la cabeza: - Si piensa que "estorbar" el tráfico comercial entre ambos reinos … no va a pasar advertido … va "apañao". Antes o después reaccionarán, y eso tendrá sus consecuencias.

- Y las primeras víctimas de las represalias seremos nosotros así que … ¡SE HA CREIDO SUS PROPIAS MENTIRAS!. Poco había peor que un loco que se creía sus propias chaladuras. Si, lo había, un chalado que se creía sus propias voladuras … y con poder.

Sin duda las palabras del Rey habían logrado captar su atención. Todos esperaban la revelación del plan real.

- La primera parte del plan consiste en crear problemas en las principales rutas comerciales entre el Imperio y los Aslan. - El Rey accionó de nuevo su mando a distancia. - En la ruta a Salto-3... - Una línea de color verde saltó en el suelo, entre los planetas que flotaban frente a ellos: desde Fist, en el espacio Imperial, a Wildeman, Cordan, Acrid, Techworld, Paal y finalmente, Tyokh en la Jerarquía Aslan. - y en la ruta a Salto-2... - Una línea amarilla realizó de nuevo la conexión entre Fist y Tyokh, pero esta vez pasando por Wildeman, Cordan, Argona, Spele, Techworld y Paal. 

- Esas dos rutas son las más utilizadas, aunque también existen otras rutas entre el Imperio y la Liga Floriana. - Una telaraña de rutas se cruzaban en el mapa: todas partían de Fist y pasaban por Blue, Clarke, Marduk y Thebus en su viaje hacia la lejana Liga Floriana. - Aunque esas pasan por los antiguos dominios del Imperio de Sindal, son más peligrosas y están llenas de piratas y bárbaros. Las rutas principales entre Fist y Tyokh serán nuestro objetivo principal. El Imperio envía una flotilla punitiva para acabar con los piratas cada tres o cuatro años. Hace poco de la última expedición, por lo que tendremos un cierto margen para actuar. 

El Rey se sentó de nuevo en su trono, puede que agotado por el esfuerzo de andar unos pasos. - A lo largo de esa ruta comercial, quiero que las naves mercantes sean asaltadas, los depósitos de combustible destruidos y los espaciopuertos saqueados. Toda nave en el espacio será nuestra presa, pero no quiero asesinos y cortagaznates, quiero piratas. Más exactamente, corsarios. - Oleb hizo un gesto a su Chambelán.

Lord Rytep sacó una elaborada tablet de su bolsillo. Era un objeto de exquisita factura y mostraba los sellos no solo del Reino de Drinax sino del antiguo Imperio de Sindal. - Esto es una patente de corso del antiguo Imperio de Sindal. Otorga a su portador el derecho a capturar naves tanto mercantiles como militares y a confiscar sus cargamentos, siempre que estas se encuentren dentro de los límites del Imperio de Sindal y carezcan de los permisos adecuados.

El Rey soltó una risotada. - Y nadie ha tenido los permisos adecuados desde hace varios malditos siglos. En la práctica y como he dicho, toda nave que vuele por los límites del viejo Imperio Sindaliano será vuestra presa. - El monarca parece muy divertido por la situación.

- La segunda parte del plan es convertir a esos planetas en nuestros aliados (*). Les vendemos a buen precio lo que robemos, les defendemos de otros incursores, reclutamos tripulación para nuestras naves y les dejamos que saboreen un poco de prosperidad. Los vamos atrayendo de nuevo bajo el estandarte de Drinax. Y cuando llegue el momento, ofrecemos un trato al Imperio: los ataques piratas se detendrán en las rutas comerciales si reconocen de nuevo al Reino de Drinax y me dan lo que me pertenece por derecho. - Oleb golpea con su puño el brazo de su trono, un golpe recio sin un ápice de debilidad. - Si lo hacemos bien, si somos audaces, les demostraremos que aún queda vida en este viejo imperio.

- Rytep, los términos del acuerdo... - El Rey se repantinga en su sillón, observándoos mientras el Chambelán se aclara la garganta y comienza a hablar.

- Primero. Se os hará entrega de una nave incursora, bajo la capitanía de Lorna Van Cliff, si acepta el cargo. - comenzó el Chambelán, con una ligera reverencia hacia la pirata. - Seréis responsables de realizar las reparaciones necesarias y el mantenimiento de la nave, y deberéis devolverla una vez se firmen los acuerdos de paz con el Tercer Imperio.

- Segundo. Se os entregará una patente de corso por medio de la cual se os perdonará cualquier cargo de piratería realizado dentro de los límites del Imperio de Sindal. Deberéis mantener esta patente de corso en secreto hasta que se firmen los acuerdos de paz entre el Tercer Imperio y el renovado Reino de Drinax. - La trampa resulta evidente para todos: si ese acuerdo de paz no se llegaba a firmar nunca, podrían ser acusados de vulgar piratería y juzgados en consecuencia. Pero si el intrépido plan de Oleb funcionara... nunca habrían sido piratas, sino honrados corsarios.

- Tercero. El diez por cierto de todas las ganancias obtenidas se entregarán al Reino de Drinax. El resto del botín lo repartirá el Capitán de la nave, siguiendo las normas usuales (*) de los corsarios de Drinax. 

- Cuarto. El Capitán de la nave podrá nombrar nuevos Capitanes y extender a ellos la protección de la patentes de corso. El diez por ciento del botín obtenido por estas tripulaciones se entregará de igual modo al Reino de Drinax.

- Quinto. Cada uno de los abajo firmantes recibirá como recompensa el título de Duque de Drinax, junto con las prebendas que tan alto rango traen acarreadas (**).

- Esta es la voluntad de Oleb XVI, Rey de Drinax, Emperador-Dragón de Sindal-En-El-Exilio, Lord Almirante de la Guardia Estelar

El Chambelán termina de hablar y tanto él como el Rey esperan la respuesta de los... aspirantes a corsarios.