Partida Rol por web

Roberto

El animal se lanzó sobre Roberto antes de que pudiera hacer nada. Era grande, con una enorme melena y fauces terribles. Sus ojos brillaban en la oscuridad y el hombre sintió un miedo atávico, el miedo del predador ante la presa. Trató de disparar, pero el animal se había lanzado ya sobre él, y a tan corta distancia, su fusil era inútil. Las garras del monstruo le golpearon repetidamente, pero por suerte su armadura pareció detener todos los golpes.

Entonces, mientras aún pensaba en si tratar de retroceder o echar mano de otro arma, otra de las bestias se lanzó contra él desde un lugar opuesto, ¡lo habían distraído a propósito! 

Viéndome superado en número golpeo a las bestias con la culata de mi fusil tratando de retroceder y hacerme fuerte en la puerta, donde solo una de esas bestias podría atacarme. Estúpido Mark, ya podía meterse la jaula por...

Me acerco a los prisioneros.

-¿Me permite caballero?-mientras tomo el lugar de Darko registrando a los tripulantes-Me gustaria ser util.

Cuando termino de hacer un rapido registro al primero le pongo de rodillas con las manos tras la nuca y paso al siguiente con el que hago la misma maniobra. Todo de forma muy fluida como si lo hubiera hecho en numerosas ocasiones. Que si.

Mientras tanto voy preguntando.

-Sus nombres, su puesto en la nave, titulo si lo tienen y cuantas personas mas hay entre tripulacion y pasaje. Diganme tambien si tenen encima alguna documentacion que acredite quienes son. Rapido y claro, no habra una segunda oportunidad y llevamos muy mal las mentiras.

Termino con la mujer a quien agarro por el pelo con algo de brusquedad mientras miro al otro tripulante y presiono con la pistola en la nuca de esta.

-Estoy esperando.

Darko mira a De Bligh con algo que parece imposible en sus toscos rasgos: cautela. ¿Teñida con algo de admiración?

Finalmente consigo dar con información sobre las criaturas de la nave, pero para cuando termino de procesar la información, los marines se han movido ya. Maldita sea. Escucho a través de los dispositivos de comunicación los rugidos de los enormes felinos y las imprecaciones de mis compañeros.

-B, hay un total de 9 personas a bordo. Dos por donde habéis entrado y 7 en la planta superior. A menos que dispongan de algún tipo de dispositivo que permita disipar el calor corporal, no debería haber nadie más.

Mark, Darko y Pavel

A la mujer que De Bligh sujetaba por los cabellos se le cayeron unos lagrimones, pero consiguió no gritar.

Estoy esperando

El otro hombre comenzó a cantar casi inmediatamente. - Soy Grant Jagger, soy el ingeniero de la nave. Ella es Amanda Bonetti, la médico. Nuestra documentación está en nuestros camarotes. La Capitana Lady Carneliana Hilfssen y el astrogrador Dereck... eh... - el tipo se quedó un momento en blanco. Tanto mental como físicamente - ... Dereck. No me acuerdo de su apellido... - dijo, disculpándose. - están en el puente. Y la Capitana ha ordenado a los pasajeros que se queden con el senescal en la sala común. Los pasajeros son cuatro nobles...

En ese momento, todos pudieron escuchar una serie de rugidos que venían de la puerta por la que se había marchado Roberto.

Roberto

El segundo bicho había tratado de tirarlo al suelo, probablemente para dejarlo inmovilizado, pero Roberto le pegó un culatazo en mitad del hocico que hizo que la bestia saltara hacia atrás. Rápidamente, el marine retrocedió sin dar la espalda a los dos monstruos, poniéndose justo en el quicio de la puerta de modo que no pudieran atacarlo a la vez. 

Apuntó con su fusil para obsequiar a sus enemigos con unos cuantos proyectiles de alta tecnología, pero el primero que le había atacado se tiró con todo su peso sobre él, tratando de derribarlo, antes de que pudiera siquiera disparar.

Darko se pone en tensión inmediata al oír los rugidos, y habla atropelladamente y con voz inusualmente aguda hacia Mark:

-PermisoparaacudirenauxiliodelmarineValdes, señor. 

Mientras farfulla eso, da un par de pasitos en dirección a la bodega de carga mientras se lleva la mano al mango del sable, listo para echar a correr en cuanto su superior le autorice.

La actuación de Pavel lo había dejado impresionado una vez más. Nunca defraudaba. Era un cabronazo y de los buenos. Por suerte era nuestro cabronazo y daba gusto verlo trabajar.

El rugido…

- Cagandoleches,soldado. – le replico a Darko corriendo él también en la misma dirección.

- Pavel manténgalos bajo control. – le indicó por el comunicador neuronal sin necesidad de hablar mientras corría.

- Veillon avísenos si detecta movimientos por la nave y ¿sabe qué coño hay en esa bodega? – le preguntó ya con su personal defense en la mano, usando el mismo canal que con Pavel.

Activo el camuflaje óptico e IR de su armadura, cosa que tenía que haber hecho incluso antes de salir de la Valkyria.

Antes de que Mark diga "leches", Darko ya ha echado a correr en ayuda de Roberto, desenvainando el sable por el camino.

Consigo mantenerme firme nuevamente contra la embestida de la bestia y esta vez sí, trato de contraatacar con mi fusil... y oyendo como mis compañeros se acercan trato de retroceder un poco para formar un semicírculo alrededor de la puerta y que tengan espacio para actuar.

-Por supuesto señor.

Levanto a la chica del suelo tirando suavemente del pelo para animarla  mientras le hago una señal de levantarse al ingeniero de la nave.

-Metanse en el armario de alli.-les digo señalando el armario de los trajes de vacio, y añado- ¿De quien ha sido la genial idea de dejar a las criaturitas sueltas?

Escucho la respuesta mientras atranco la cerradura.

-No intenten escapar, mi idea de controlar una situacion, normalmente, es no dejar nada vivo tras de mi.

Y me vuelvo por si mi ayuda fuera necesaria.

El enorme animal se lanzó contra Valdés y le arañó la armadura cerámica mientras trataba de derribarlo. Con un tremendo esfuerzo, el marine empujó al león de vuelta hacia la zona de carga mientras daba pasos hacia atrás y empuñaba su rifle.

Lorna alzó una ceja ante los canales de vídeo de los marines. Le recordaba a una estampida dentro de una nave de transporte ganadero años atrás. 

Aquello sería un buen test para la habilidad de los marines. 

No iba a resultar la presa fácil que había esperado (maldición, aquello debería ser una nave de lujo y había una puta selva dentro) pero tampoco les habían reclutado para tonterías. 

Darko y Mark entraron en lo que parecía una lujosa sala de estar y vieron a Valdés retrocediendo paso a paso, disparando con su rifle a una especie de enorme cuadrúpedo. Había otro asomando por detrás.

Darko no lo duda un momento y se lanza contra la criatura con la que no está enzarzado Valdés, sable en ristre, dispuesto a demostrarle a esos bichos quién manda aquí...

Apreté el gatillo sin piedad dejando que las balas salieran disparadas; 1, 2, 3... 9!!! Con sangre fría iba moviendo el arma muy despacio para causar el máximo daño.

- ¡Darko, cierra esa puta puerta! ¡Valdés, al de la izquierda! Yo cojo al de la derecha – dio las ordenes rápidamente mientas llegaba al lugar y disparaba su pistola apretando el gatillo a fondo sin preocuparse en apuntar realmente, quedándome más atrás dejando a Darko aguantando con el sable y no estorbarle.

Pavel

-Metanse en el armario de alli. ¿De quien ha sido la genial idea de dejar a las criaturitas sueltas?

La médico y el ingeniero se apresuraron a meterse en el armario. El hombre, el único que mantenía una mínima presencia de ánimo, respondió a Pavel. - No hemos abierto las jaulas, señor. Los impactos de sus armas deben haber abierto alguna jaula, señor.

-No intenten escapar, mi idea de controlar una situacion, normalmente, es no dejar nada vivo tras de mi.

Pavel aún pudo ver los rostros de sus dos víctimas cuando la puerta se cerraba. Le dio la impresión de que no iban a intentar escapar. Accedió al sistema de control de la puerta y bloqueó el mecanismo de apertura con insultante facilidad.

En la sala por la que habían entrado los marines escuchó disparos, rugidos y golpes.

Mark, Darko y Roberto

Valdés siguió dando pasos hacia atrás de modo cuidadoso mientras disparaba una larga ráfaga con su fusil. El animal que había tratado de tirarle al suelo se agachó la escuchar el ruido, desconcertado, y recibió una serie de impactos en la cabeza y las patas delanteras. El marine siguió disparando al ver que el monstruoso ser no caía... ¡y hasta se preparaba para saltar de nuevo! Un impacto más le arrancó un ojo al monstruo, pero este saltó para lanzarse contra Roberto. Su fusil siguió escupiendo muerte mientras el marine dejaba de ir para atrás y se afianzaba en su posición. En mitad del salto, el animal pareció hacer un giro imposible cuando una bala le atravesó el cerebro y cayó hecho una madeja frente al marine.

Mientras tanto, Darko salió corriendo a través de la sala, apartando una mesa de un golpe y arrojándose contra la otra bestia, mientras blandía su descomunal sable. Puede que el león no llegara a calibrar correctamente lo que estaba pasando: puede que no entendiera que, en este caso, se había convertido en una presa y no en el cazador. Ostenhöllen aprovecho el momento de felino estupor para lanzar un gran tajo con su espada sobre el animal, abriendo una tremenda herida en su costado, por donde empezó a manar la sangre. El traje del marine se llenó de sangre, lo cual le dio un aspecto aún más temible. 

Darko se movía en círculos, calibrando a su presa herida. En ese momento, el líder de los marines disparó desde su posición. El primer tiro falló, pero el segundo impactó en un costado del felinoide. Y el tercero terminó de rematarlo.

Darko se apresuró a llegar hasta la puerta que daba a la bodega de carga y la cerró accionando los mandos electrónicos.

La sala (y Ostenhöllen) estaba llena de sangre y olía a carne picada.