Partida Rol por web

Asiento con reticencia mientras doy un vistazo al interior con aire preocupado.

08:50 - 117-1097

La orden de la Capitana fue tajante. Había tirado de rango y todos habían obedecido. Lorna comenzó a bajar por el túnel, mientras su tripulación esperaba arriba, algunos con más paciencia que otros.

La Capitana se fue perdiendo en las profundidades.

08:55 - 117-1097

No era el sitio más oscuro y peligroso en el que se había internado, pero no se puede negar que era un poco claustrofóbico. Y encima... mientras bajaba hacia las profundidades de Tech-World, a Lorna no se le quitaba de la cabeza que podía dirigirse a una trampa... o a ningún lugar en absoluto.

En fin.

Al llegar abajo, pudo observar que estaba en mitad de un pasillo abovedado. Solo había sitio para un par de personas andando a la vez. Hacia un extremo, el pasillo se perdía en la oscuridad. Hacia el otro extremo se podía ver, tras unos diez o veinte metros, una sala iluminada.

La pistola estaba en su mano casi sin darse cuenta, un hábito policial. Cumpliría la doble función de defenderla y avisar a sus compañeros si oían disparos. Una cosa era no venir escoltada por varios locos armados y otra, pecar de pardilla. 

Tras escudriñar la oscuridad, empezó a acercarse a la sala iluminada. 

-¿Hola? ¿Hay alguien? Busco al doctor Kimota. 

- ¿Capitana? ¿Sigue recibiendonos? - pregunta Malta - ¿Cuanto tiempo desea que la esperemos antes de suponer que necesita refuerzos? - pregunta llanamente si hay contestación.

El grupo de corsarios escucha de repente el inequívoco sonido de una trampilla cerrándose. Al mirar por el túnel pueden ver cómo, a mitad de trayecto, una sección se ha cerrado de repente.

Lorna comenzó a avanzar hacia la puerta iluminada. Según avanzaba, escuchó un sonido procedente de su espalda, como el de una trampilla cerrándose. Pero cuando miró tras de si, no vio nada.

- Adelante, Capitana Gilbear. - dijo una voz metálica, desde dentro de la habitación. 

Cuando Lorna entró en la sala (*) vio que esta era una especie de central de distribución, de unos quince por quince metros, llena de grandes tuberías que se perdían a lo largo de varios túneles laterales. Había una especie de gran panel de control en uno de los laterales y, junto a él, una figura humanoide cubierta por completo en una gran armadura de combate, de un diseño que Lorna no había visto nunca.

La figura se acercó a Lorna. - Capitana Gilbear, soy el Doctor Kimota. Disculpe las molestias, pero este es el lugar más discreto en el que podía citarla. Además, aquí estamos a salvo de espías y de transmisiones del exterior.

- Darko, dame la espada. Voy a abrir esa lata aunque sea a machetazos y esperadme aquí, no se cierre también esta trampilla para atrapar al que esté dentro. - le comunico a la par que me muevo hacia él para recuperar mi espada y bajar de inmediato - Pavel, venga conmigo. Quizás pueda abrirla por las buenas.

Lorna bajó la artillería. Miró alrededor para asegurarse de que no había nadie más.

Fue directamente al grano:

-He oído que buscaba a alguien para un trabajo... especializado y bien pagado. Mi nave y mi tripulación están a su disposición. 

Dudó un segundo antes de añadir:

-¿Es prudente adornar fachadas con el Dragón de Drinax?

El doctor blindado se movió hacia Lorna. Un sonido de servomotores oxidados llenó la estancia, y también una especie de alarma que... resultó ser la risa del doctor. - Quizá no prudente, quizá no discreto, pero les ha atraído hasta aquí, y quería saber si eran gente que supiera leer las señales. Yo puedo. Un incursor comercial de clase Harrier: un diseño de alta tecnología perfeccionado por los orgullosos científicos de la Torre del Conocimiento de Drinax, pero que originalmente fue desarrollado por el Imperio de Sindal. 

La armadura viviente que le hablaba (pues no se podía ver nada de carne, ni siquiera a través del visor), se mantenía a escasos metros de Lorna. - La pintura se desvanecerá en menos de quince minutos. Se puso allí cinco minutos antes de que su grupo llegara. Había un margen pequeño, aunque no dudo que hay gente que sumará dos más dos. Pero para entonces ya será tarde, si han podido cumplir la misión que les voy a encomendar.

Darko le cede la espada a Doble, muy tenso. 

-Estamos en guardia, jefe. Avise si hay problema y bajamos a sacarles de ahí. Esto cada vez me gusta menos.

Redoblo la vigilancia ya que es el momento perfecto para un asalto por la espalda. El rifle preparado para disparar.

Asiento mientras me dispongo a bajar.

-Mark, no te apresures demasiado, bajemos si nos quedamos mas seguros, pero dale tiempo a la capitana a poder negociar. Investiguemos con cuidado antes de bajar, el objetivo que entre ella esta cumplido pueden haberse activado trampas, ahora que lo de fuera es prescindible. Y esperemos un poco antes de empezar a tirar cosas, que no lo veo facil sin explosivos, todo sea dicho.

Antes de bajar reconocimiento y cada pocos metros lo mismo buscando trampas y camaras que puedena estar grabando. Sigo sin sacar el arma.

-Soy toda oídos. ¿Qué tiene que ofrecer? Su androide habló de una generosa suma a cambio de alguien dispuesto a mancharse las manos. 

No confiaba completamente en aquel hombre pero era lo habitual en aquella clase de tratos. 

El doctor Kimota se acercó a Lorna. Su presencia era intimidante, y los servomotores de su armadura silbaban y emitían ruidos de fricción. - Capitana Gilbear, supongo que sabe algo sobre la situación de Tech-World. La megacorporación GeDeCo gobierna StarPort y todo lo que suceda del espaciopuerto para fuera no es de su incumbencia. - Un movimiento de los servomotores, un silbido agudo. - Pero lo cierto es que GeDeCo no es tan neutral como parece. Patrocina ciertos proyectos. Otros, simplemente los vigila, en la esperanza de que algo bueno salga de ellos. Bastantes de estos proyectos son muy peligrosos, y tienen lugar aquí porque están lejos del Tercer Imperio y sería sencillo bombardear este planeta y reducirlo a cenizas con una flota punitiva si fuera necesario.

- Eso puede estar a punto de suceder, e interferiría negativamente en mis propios experimentos. - La idea de que un bombardeo imperial simplemente fuera una interferencia para Atomik era algo... inquietante. - Uno de los científicos de este planeta está realizando investigaciones en el campo de la nanotecnología. Es un exiliado de un lugar asolado por nubes de nanitos que, incontroladas, barren la superficie planetaria desensamblando todo lo que encuentran a su paso, ya sea orgánico o inorgánico, y volviéndolo a ensamblar. Este científico, el Doctor Essus, ha avanzado demasiado. Hace poco averigüé que había tenido lugar una fuga de material en su laboratorio. Investigué y realicé proyecciones. Existe un 87,33% de probabilidades de que su trabajo se descontrole en un plazo máximo de 72 horas. Desgraciadamente, no puedo acudir a las autoridades, y temo que estoy siendo vigilado y perseguido. Necesito que alguien realice este trabajo por mi.

Sonó otro silbido y una placa dorsal de la armadura del Dr. Kimota se abrió. El doctor introdujo su mano allí y sacó un pequeño objeto metálico. Parecía una esfera que mezclaba metal y cristal. - Esto es un dispositivo de mi invención. Alberga una poderosa IA, una interfaz universal y programas de intrusión y análisis. Necesito que se lleve hasta la computadora central del Doctor Essus y que se la deje actuar. La IA analizará el avance del proyecto y tomará las medidas oportunas. Lo ideal sería que retrasara el proyecto sin destruirlo y sin ser detectada, creando interferencias que prolonguen el proyecto lo máximo posible mientras las autoridades de GeDeCo asumen lo que está sucediendo y detienen el proyecto.

- Si consigue entrar con su equipo en el laboratorio del Doctor Essus, sin ser detectado, y lleva la IA hasta el corazón de su laboratorio, dejándola actuar, le pagaré lo prometido. Pero deben ser discretos y no ser detectados. El Doctor Essus no debe saber que ha habido una interferencia en su experimento. ¿Se cree capaz de hacerlo, capitana Gilbear?

Mark y Pavel comenzaron a bajar por las escaleras, mientras Darko y Roberto vigilaban en el exterior. 

Cuando finalmente llegaron al lugar en el que se había cerrado la compuerta, Mark pudo comprobar que no parecía haber ninguna terminal de computadora a la que conectarse para intentar abrir el paso. La trampilla parecía una compuerta estándar tipo iris. Si fuera necesario, probablemente podría abrirse paso con su espada de energía.

Miro a Mark y niego con la cabeza.

-Por las buenas no va a ser Mark. Y por las malas me parece apresurado. Me gustaria decirte que tengo una idea pero no es asi. En cualquier caso esta en sus manos. Con explosivos quizas podriamos hacer una entrada a lo marine, lo que tampoco recomendaria pero con esa herramienta-y señalo "la espada laser"-Les da tiempo a arrancarla la piel antes que entremos. Tengamos fe en la capitana un poco mas.

Miro alrededor un poco abrumado.

-Tampoco veo que haya muchas mas opciones.