Partida Rol por web

Un poco más adelante, podéis ver una gran cripta, con una puerta...

Un cartel cuelga de la parte superior, la mayoría letras de las dos palabras están borradas, pero aún así, podéis ver más o menos lo que dice...

_ A _ _ _ A

_ _ _ R _ _ N _ _ _

Me adelanto un par de pasos para examinar la puerta y descubro el cartel que hay.
Me giro hacia mis compañeros y digo.
Parece que hay algún tipo de instrucción en la puerta.
Vuelvo a mirar a la misma y no puedo evitar soltar un bufido.
Yo opino, que ya hemos perdido bastantes recursos en este lugar. No es el momento de ponernos a perder el tiempo también. ¡Vamos a volar esta condenada puerta!
Y todos pueden ver en mi rostro mi caracteristica sonrisa.

Vargo, soltó un grito ensordecedor tras la muerte de Maria.. que hizo que no soltara palabra desde el "incidente".

Este se encontraba enfrente de lo que parecia ser una puerta muy rara, que al escuchar a de Vries, retrocedió unos pasos.. mudo.

Elisabeth gira el rostro enseguida al intuir la horrible visión de lo que iba a pasarle al buen doctor... Cierra los ojos con fuerza y se tapa los oídos con las manos cuando suena la explosión. Y se queda unos segundos más así después de ésta. Todo estaba pasando tan deprisa... hace unos minutos eran 9... ahora el número se había reducido a 7, llevándose a la única persona en la que confiaba dentro del barco y más tarde al único que podría salvarles si acabara mal toda esta aventura. Todo eso ¿para qué? ¿Para salvar a otros 2 miembros de la tripulación? Era un cálculo bastante absurdo ahora...

Sacude la cabeza y se pone en pie, siguiendo a los demás agarrando aún dos cuchillos en cada mano. Tenían que acabar con esta historia de una vez por todas para poder dedicarse a lo verdaderamente importante. Encontrar a ese "pirata supremo" y recuperar lo que era suyo.

Ya lamentaría la pérdida de María cuando estuvieran completamente a salvo.

Camina siguiendo a los demás y se para a unos pasos de llegar a la puerta. Le da igual el método que sigan para abrir esa puerta, así que no encuentra objeción alguna a la idea de Peter.

En silencio, todos observamos la puerta que tenemos delante y el extraño cartel en el que faltan bastantes letras.
Miro al cartel, miro a mis compañeros y, luego, vuelvo a mirar el cartel.
Y finalmente me encojo de hombros y digo.
Si esto es algún tipo de adivinanza, empezad a pensar. Por que aquí parados, no vamos a solucionar gran cosa.
Ahora bien. Si lo preferís, vuelo la puerta y entramos con el estilo que nos caracteriza.Vamos. Id diciendo que os parece la propuesta.

Stan se acerca sollozando.

-Seguro que el Doctor hubiera sabido solucionar el enigma- dice. Y después se echa a llorar a hombros de Rodrigo.

Y yo me giro al ver a Stan y digo.
Controlate hombre. Comprendo que el doctor significara mucho para ti. Pero esos sollozos, podrían delatar nuestra posición al enemigo
Claro que después de decir esto callo y añado.
Bueno. Es igual. Pues si usamos mi método favorito para abrir puertas, te aseguro que van a acabar oyendonos.

Madre mía... madre mía... madre mía... Dice Stan temblando.

¿Qué? ¿La puertica que no se abre? ¿Eh, eh, eh? ¡Gambiteros! ¡Que sois unos gambiteros! Continúa moviendose al compas de una música inexistente.

Vamo´ a ver, artistas, ¿qué pasa? ¿Váis a estar mucho tiempo más aqui? Es que tengo que chapar el lugar y ya me llevo dos muertos hoy. El viejo médico y la chica... por que está un poco desarmada que sino... glglglglglglgl. Bueno, ¿qué?

Al escuchar una voz desconocida , me giro velozmente listo para desenvainar.
Pero cuando observo al extraño personaje que nos dirige la palabra, logro contenerme.
Y he aquí, que de todo lo dice me llama la atención una frase.
¿Chapar?. ¿Acaso llevas las llaves de este lugar?. Si es así, quizá lleves encima la llave de esta puerta que nos incordia. ¿Podrías abrirla?

Enfurecida por la falta de respeto del enterrador, Elisabeth coge sus cuchillos con fuerza en ambas manos y se lanza sobre Stan, tumbándolo al suelo y sentándose en su pecho, con los cuchillos cruzados delante de su cuello, a modo de tijeras.

Acerca su rostro al del hombre, dejando caer algunos tirabuzones dorados alrededor de su cara, rodeándolos, y susurra.

Volvemos a encontrarnos, veo... Mira a Peter de reojo, pues su pregunta es exactamente la conclusión a la que había llegado la rubia. Me váis a mostrar la forma de abrir esta puerta si no queréis quedaros sin garganta y sin... Desvía la mirada hacia abajo... Placer por el resto de vuestros días.

Vuelve a clavar sus ojos azules, cargados de ira, en los del pequeño hombrecillo.

Arqueo una ceja al ver la reacción de nuestra compañera. Y aproximandome un paso, miro al enterrador y digo.
Ya la has oído. Obedece. Pues a mi, me es completamente indiferente buscar el manojo de llaves en tu cadaver.
Y me abro un par de pasos a un lado sin dejar de observar al enterrador tratando de prevenir sus movimientos.

Me mantengo ajeno a la conversación sobre la maldita puerta, pensando en los amigos que acabo de perder, dos de los más cercanos a mi en la tripulación del Benerice, para colmo Stan se pone a llorar en mi hombro, me quedo completamente inmovil.

¿Por que la tuve que dejar venir con nosotros?... tengo que espabilarme y concentrarme, yo también estoy herido, y dos compañeros más permanecen cautivos...hay que vengar a Spade y Maria... y rescatar a Crow y Carmen...

Venga Stan, tenemos que reponernos... digo sin moverme ni un ápice

Desde un pequeño tubo de ventilación de una de las criptas aparece cierto amiguito que pululaba por la taberna hace un tiempo.

El amiguito salta de la cripta al suelo batiendo sus alitas, pero cuando cae, sus alas desaparecen por el golpe contra el suelo. Después, comienza a acercarse a los demás, mientras camina moviendo sus patitas como loco, hasta que ve a la rubia sobre Stan, el enterrador.

¿Qué haces sobre él, loca? ¡Dejalo en paz o te las verás conmigo! ¡Deja a mi amigo en paz!

En un rápido movimiento, Markus se encaró con la tortuga, manteniendo su espada baja pero aferrándola con ambas manos. Tu ahi quieta, tortuga. Amenazó sin un tono agresivo pero completamente serio.

La capitana ignoró todo a su alrededor.
Caminó hacia la puerta, pateando y llevándose por delante a la tortuga. Su rostro estaba completamente de pidera, frío, distante. Pasó una mano por encima de las letras y la dirigió hacia el pomo de la puerta.

...Total, nadie había intentado el sistema tradicional de abrir puertas...

Intentó girar el pomo, ignorando y ajena a lo que ocurría a sus espaldas.

Ajena a todo lo que sucede con su tripulación, la capitana le pega una patada a la molesta tortuga, la cual para defenderse, se mete dentro del caparazón y sale disparada hacia las lápidas, chocando con cada una de ellas hasta caer en una tumba abierta.

En ese momento, Mery coge el pomo de la puerta con sus manos... esta frío... muy frío... helado diria yo.

Poco a poco, lo hace girar, mientras la puerta se abre hacia afuera, dejando salir el aire viciado del interior de la cripta.

Todos podéis ver unas pequeñas escaleras que descienden unos metros hasta una habitación cuadrada, iluminada con antorchas y justo en el centro, un ataud de marmol, con la tapa tumbada junto a uno de los lados...

La capitana siguió en silencio, desenfundó el sable y se volvió levemente hacia su tripulación.

Quien haga mas ruido del debido puede darse por muerto

Sus palabras sonaron gélidas, penetrando en el cerebro de su tripulación y estremeciendo los sentidos. Miró a Elizabeth, con tan sólo una mirada, dejandole claro que le encargaba o alejar al enterrador o como minimo asegurarse de que no iba a molestar.

Puede que algo les esperase ahí abajo, y no era cuestión de anunciar 'Ya estamos aquí'.

Sin más, bajó las escaleras, con cuidado y sin hacer demasiado ruido.

La capitana se asoma a la cripta y llega hasta el ataud de piedra.

Las antorchas iluminan el ataud abierto y allí puede ver una escalera pegada a la pared, que desciende varios metros hasta perderse en la oscuridad.

Al fondo de todo, puedes ver un suave destello... parece que hay una antorcha allí abajo.