Partida Rol por web

El parque Zulogical estaba entre los parques más grandes de Nueva York, claro que no se podría comparar con el CentralPark pero también había un gran grupo de gente que iba a correr a éste parque ocasionalmente. Entre ellos estaba el tímido recepcionista Jeremy Horseman, como era esperarse por su etnia él podía correr mucho pero el calor le seguía afectando; entonces se encontraba tranquilamente llenando su botella de agua en uno de los bebederos del parque.

Con una mano presionaba el botón del bebedero, con la otra sostenía su botella de agua para que entrase el agua; estaba apoyándose en el bebedero y con el cuerpo inclinado hacia este. El joven equino llevaba una sudadera sin mangas, una tira en el brazo donde llevaba su dispositivo de música y unos pantalones cortos de manera que se notaba lo bien formadas que estaban sus piernas y sus brazos, se notaba que no solo salía a correr sino que tiraba buen rato en el gimnasio también.

Ese día había decido ir al parque a correr y salir de aquel gimnasio en el que ya me pasaba la mayor parte del día metida. Trabajaba allí, entrenaba allí, joder si hasta tenía mi casa allí. Así que de vez en cuando era relajante ir al parque a disfrutar del buen tiempo y respirar aire fresco.

Ya había corrido algunos kilómetros a una marcha ligera y ahora me encontraba haciendo flexiones con los pies subidos a uno de los bancos para añadirle un poco de dificultad. Bajaba y subía usando la fuerza de mis brazos y mi pecho, provocando que la sangre acudiera a esa zona y se hincharan más así como marcarse las venas en las zonas que tenía depiladas para mostrar los tatuajes que me había hecho en la piel. Vistiendo un top ceñido y unos pantalones cortos con unas deportivas sencillas, sin nada de relojes modernos que contasen las pulsaciones o las calorías. 

Así que cuando terminé de hacer las flexiones, me dejé caer al suelo,sobre la hierba y respiré de forma calmada durante largos segundos notando como mi pecho se alzaba cada vez que entraba el aire. Fue entonces cuando me fijé en un caballo que había a unos metros de mí bebiendo en una de las fuentes públicas.

— ¡Ey, tú! ¿Tienes hora? — pregunto directamente, ahí girada en el suelo con las piernas sobre el banco todavía respirando de forma agitada por la boca.

Sus orejas se tensaron y sacudieron al escuchar una voz que parecía dirigirse a él; luego sacude la cabeza y finalmente dirige la mirada al origen de la voz, parpadea un par de veces mientras nota que la mujer le miraba y esperaba una respuesta. Entonces se sobresalta y busca en su muñeca y no, no tenía su reloj; luego se revisa los bolsillos tanteando con sus manos y recuerda que tampoco llevaba el móvil para que nadie le perturbe su larga carrera. 

-Eh... lo siento, no traigo...- Entonces nota a alguien que justo pasaba corriendo y se apresura en pregunta "¿Perdona me podría decir la hora?" el sujeto no se detenía pero si respondía escuetamente "las 11:00 AM". El chico caballo agradecería "gracias" y se giraría a ver a la mujer zorro de brazos tatuados -Son las 11 de la mañana...- mientras respondía se preguntaba si realmente había estado corriendo tanto tiempo pero sin querer sostenía su mirada sobre ella, notando su cuerpo tan bien moldeado por el ejercicio, clara señal de salud y poder, apenas se da cuenta que quizá estaba viendo demasiado se sonroja y desvía la mirad de inmediato.

Como aún faltaba un poco de agua para llenar su botella debía esperar y tras unos pocos segundos de silencio Jeremy se vería forzado a hablar por cortesía. -Uhm... ¿y entrenas o corres seguido por aquí?...- 

Las 11 de la mañana, aún es pronto, por lo que no necesito volver a casa todavía. Cuando me responde me limito a asentir simplemente, sin darle las gracias ni nada por estilo. Odiaba eso y a la gente que siempre estaba pidiendo perdón por todo, hacía que se le fuera el sentido a esas palabras. Así que intenté continuar con mis ejercicios, llevándome las manos tras la cabeza y aprovechando para hacer algunos abdominales ya que me encontraba allí tirada en el suelo para fortalecer el vientre. Ya había dado la conversación por terminada cuando de nuevo escuché su voz, frunciendo un poco el ceño para mirarle.

—No, suelo hacerlo en el gimnasio donde trabajo — respondo de forma rápida con las palabras un poco forzadas porque mientras continúo haciendo abdominales —. Esto es un lujo que no me... umf... puedo permitir todos los días.

Le expliqué brevemente, antes de terminar con aquel ejercicio y finalmente levantarme. Me llevé las manos a la espalda para limpiarme los rastros de tierra y cesped, arqueando la espalda hacia delante haciendo que mis pechos se marcasen más, así como la zona de mi pubis. 

—¿Y tú qué? Creo que es la primera vez que veo —continúo la conversación mientras empiezo a hacer unos estiramiento, abriendo las piernas y alzando mi brazo tras la cabeza para sujetarme y tirar del codo con la mano contraria estirando los triceps.

Su respuesta le pareció agresiva, al menos por el gesto de sus cejas, Jeremy se sintió amenazado de manera inconsciente y subliminal lo que preparaba su cuerpo para más ejercicio físico, aquel sentido de escapar de una amenaza pero que siendo un ser consciente se interpretaba en su mente de muchas otras maneras pudiendo llegar hasta la excitación y justo en aquel momento Sorcha demostraba más de su portento físico estirándose hacia adelante, no siendo eso lo único que destacaba pues se notaba su femineidad también. Jeremy la admiraba como seguramente muchos otros hicieran en algún momento pero él se le podía notar nervioso como una presa.

-GLUP-

Pasa saliva con dificultad y ahora evita mirar el cuerpo de Sorcha de manera deliberada para que la sangre deje de bombear con tanta fuerza por aquella zona en concreto de su cuerpo. -ah ah... sí, es bonito salir a ejercitar a exteriores. lástima que no se pueda hacer todo en exteriores.- comenta mirando las nubes, de manera algo distraída.

Pero la última pregunta de la mujer zorro le saca de sus pensamientos y la mira, aunque intenta quedarse viendo su rostro. De momento le pareció que ella le dijo una especie de piropo, uno que no le habían dicho antes, pero al poco cae en cuenta que solo estaba distraída y se comió una palabra, sin embargo de alguna manera lo estaba llamando alguien "notable". 

-He sí, yo suelo pasear por la ciudad corriendo aunque a veces doy vueltas a uno que otro parque y luego me sigo moviendo, en especial me paso por los parques para llenar mi agua.- y hablando de ello, se había distraído de tal manera que su botella ya estaba llena. -Trabajo en un Hotel con un pequeño gimnasio y me dejan usarlo en horarios poco frecuentados.- va cerrando su botella mientras caía en cuenta de que nunca había ido a un gimnasio comercial -¿Cómo es un gimnasio comercial? ¿es muy distinto a uno como de hotel o de escuela?- acerca el rostro al bebedero, presiona para que salga el chorro y va bebiendo con la larga lengua mientras escucha a la mujer zorro responder.

Noto como la mirada de aquel caballo recorre mi cuerpo mientras me estiro, fijándose en mis curvas bien marcados bajo las ajustadas prendas, antes de darse cuenta y apartar la vista. Sonreí entonces de medio lado y cuando terminé de estirarme me acerqué con lentitud a la fuente mientras escuchaba lo que me decía. Yo no tenía ningún problema con que los machos me miraran, en absoluto, incluso me resultaba agradable cuando lo hacían los que se encontraban en buena forma y no iban de manera descarada haciéndose los hombretones.

—No lo sé, nunca he estado en el gimnasio del hotel para el que trabajas o en el de la escuela —respondo de forma directa, colocándome junto a la fuente quedando apoyada con una mano sobre una de las esquinas —. Ven a verlo un día y pruebas. Si quieres incluso puedo darte una paliza en el ring o enseñarte algo de defensa personal.

Me encanta salir con esas cosas y dejar claro que no era una chica débil ni sumisa, que estaba dispuesta a pelear y a divertirme haciéndolo. Cuando entonces le veo bebe de la fuente con esa larga lengua que sale de su hocico... por lo que cuentan los rumores los caballos tienen larga más de una cosa. Nunca había follado con ninguno ni tenía intención de hacerlo, pero eso no quitaba el hecho de que también era una chica curiosa.

— Se llama Akeno, está a un par de mazanas de aquí — digo hablando sobre el gimnasio — y si me permites... —termino señalando la fuente. 

Cuando se aparta me pongo delante de la fuente y presiono el botón, inclinándome hacia delante provocando que mis cortos y ceñidos pantalones se me suban un poco y se marque la figura de mis glúteos trabajados. Comenzando a beber directamente para hidratarme después de todo lo que había sudado.

Sus orejas se sacudieron al escuchar pasos acercándose, se esforzó por no apartarse de un brinco, realmente se esmeraba por mantener la compostura y seguir bebiendo como si no le afectara que aquella mujer tan musculosa se acerque. Ya estaba a un lado, Jeremy hasta comenzaba a sudar un poco de los nervios pero no se notaba por lo ya sudado que estaba de tanto correr; especialmente turbado por que ella invitó o amenazó con darle una paliza en el gimnasio donde trabajaba.

El chico caballo se hizo a un lado sin dudarlo para dejarla beber y una vez más su desmesurado libido reprimido le traicionaba y miraba los gestos de Sorcha de manera que seguramente ella no pretendía. Claramente acalorado y con los bajos a punto de expandirse para fastidiar su andar, Jeremy comienza a dar pequeños brincos y trotar sobre su mismo lugar "ah... dios...  debo llevar la sangre a otro lado..." esperando que la sangre se desvíe y su mente se distraiga de verle el cul- a la señorita zorro.

De momento se quedaba sintiéndose algo tonto por asumir que todas las escuelas tenían gimnasio, quizá no era así en todo el país; entonces evitaría tratar el tema de nuevo. -Jejeje sobre lo de la paliza...- ríe nervioso -... pues no sé de cuanto entrenamiento te pueda ser útil, sería como un saco de golpes con patas.- bromea intentando ser divertido para distraerse de la idea de que hay una tensión sexual entre ambos. -No soy de los tipos que pelean y entiendo que por más fuerza que tenga, no tengo chances con alguien entrenado.- era sincero al respecto -aunque si me gustaría saber bloquear golpes, por si la situación lo amerita.- se dice a si mismo en voz alta.

Por fin cae en cuenta que no sabía el nombre de ella, ni se había presentado; entonces le extiende la mano para saludar -eh perdona no me presenté. Soy Jeremy Horseman. ¿Cómo te llamas?- deja de moverse y espera la respuesta de ella, habiendo parcialmente logrado el cometido de moverse así.

Bebo un poco notando como aquel refrescante agua baja por mi garganta, cayendo también un poco en mi morro, el cual una vez he terminado me limpio con el reverso de la mano. Había resultado agradable entrenar en el parque aunque allí no tenía un saco de boxeo para dar unos golpes o levantar más peso. Pero al menos el ambiente era diferente y hasta podías conocer gente al lado de la una fuente. Así que cuando me dijo su nombre y me tendió la mano, igualmente se la di.

—Yo soy Sorcha — respondo mientras agito su mano, antes de soltársela —. He vivido en la ciudad toda mi vida pero me he venido a vivir a esta zona de la ciudad para tener más independencia.

Por un segundo bajo la mirada y me miro a mí misma, frunciendo el ceño buscando algo, antes de soltar un suave gruñido y alzar la vista de nuevo hacia el caballo. No llevaba nada encima, solo la ropa que se veía, por lo que ni siquiera podía darle mi número de teléfono. Pues no me lo iba a aprender ya que yo no me iba a llamar a mí misma.

—En el gimnasio de medido a entrenar a gente en defensa personal y deportes de contacto. Quizá si solo quieres defenderte... sea mejor que hables con Akeno para que te enseñe aikido o algo por el estilo. Yo soy más de dar golpes — cuando digo eso cierro el puño y le doy un golpe en el hombro, suave, pero que demuestra por la postura y el gesto que se pelear —. Si quieres vente algún día, la primera clase es gratis y vemos qué tal.

-Oh vaya, debes conocer la ciudad mejor que yo entonces; yo vengo de california.- responde con una sonrisa amable.

Sorcha se buscó algo, Jeremy se esforzó por no mirar como se tocaba el cuerpo pero le fue imposible no dar otro vistazo, aunque luego de eso alzara la vista para mirar el cielo;  aunque leve, el gruñido de Sorcha no pasó de ser percibido para Jeremy quien se estremece, casi podría considerarse patológico: el gruñido de una depredadora le hacía cosquillas.

-Uhm... no suena mal...- se dice a si mismo -Solo que mis horarios varían mucho y no quisiera ser tan tryhard con eso de saber combatir; con saber recibir golpes y quizá protegerme de una que otra llave que pudiera suceder en una situación cotidiana ya estoy.- definitivamente no quería ser una máquina de combate o estar listo para competición.

-Oye ¿te importa si trotamos juntos y me cuentas más? es que me comienzo a enfriar.- dicho aquello vuelve a dar pequeños brincos en el mismo lugar, esperando la respuesta de Sorcha. -Quizá me convenga solo ser tu saco de golpes para aprender a recibirlos jaja.- agrega recién pensando en aquel primer ofrecimiento de Sorcha.

—Conozco algunos lugares donde salir a divertirse, sí —respondí al principio, pero echándole un ojo no había que ser un genio para darse cuenta de que era algo tímido. Solo había que ver como me miraba —Aunque pensándolo mejor no creo que sean mucho de tu rollo.

Definitivamente no iba a sacar mucho de él en las clases, aunque de igual manera parecía simpático. Muy diferente a mí en la mayoría de los aspectos. Pero al final y al cabo lo acababa de conocer. 

Cuando me preguntó si quería tratar con él para seguir hablando, tuve que negarme con un gesto de la cabeza. Ya había estado corriendo antes y se me empezaba a hacer tarde para trabajar si quería pegarme una ducha antes. Llevaba al menos una hora y media haciendo deporte y el sudor acumulaba en mi escote en la ingle, sombreando un poco el rosa de la tela.

—Yo ya hice mi parte de cardio por hoy y la verdad es que lo odio. Así que me largo para que puedas seguir con lo tuyo —respondo, viendo como empieza a trotar —. Pero si alguna vez quieres venir al gym o a tomar algo, ya sabes donde estoy. Hasta pronto, Jeremy.

Para finalmente, antes de largarme, bajar la vista a sus pantalones para ver si hay algo que mueva la tela al haber empezado con los movimientos. Después de eso comencé a caminar en dirección al gimnasio, quedaba un poco lejos pero no tenía coche, me gustaba ir así a todos lados.

Jeremy se quedó con la duda de a qué lugares se refería, pero solo tomaría nota para preguntar luego si es que se volvían a encontrar. -Uh... una lástima.- responde algo triste de no poder seguir charlando. -jeje a mi me encanta.- sonríe divertido por lo distinto que eran hasta en el ejercicio.

Efectivamente, y aunque Jeremy usara una especie de suspensor, había algo ahí que se sacudía a pesar del suspensor, las suposiciones por su raza y un tanto más. Por su parte Jeremy se había quedado algo sorprendido pues le parecía que le había dicho para tomar algo en algún momento, aunque claro debería ir al gym para ello pues no tenían sus números.

Sorcha tenía que ir por donde Jeremy le tocaba correr, o en la dirección que iba a ir; por lo que le llama a la vista ver su andar y sigue el contoneo de su cola aunque no fuese adrede. Es entonces que sabe que debe comenzar a moverse o tendría una erección de esas que no le dejarían continuar hasta que se calme. Jeremy comienza a correr y cuando pasa por el lado de Sorcha le dice -Fue un gusto, Sorcha seguramente me pasaré por tu gimnasio un día de estos.- se despide agitando la mano y siguiendo su camino, no sin darle una bonita vista de la escultural espalda del chico caballo y claro unas posaderas muy bien puestas ahí con su rabo moviéndose con cada paso que daba.

Por fin había llegado el fin de semana y lo mejor de todo es que hacía un tiempo genial para pasar el día fuera de casa, así que eso hice. Aproveché para salir a tomarme algo y hacer algunas compras por la mañana, dejando la tarde libre para ir al parque y tomar un poco el sol. 

Me encontraba allí tumbada sobre el cómodo césped en mitad de ningún lugar con las rodillas flexionadas, escuchando el sonido de los pájaros y el viento meciendo las hojas de los árboles. Simplemente relajada sin nada más que hacer, sin preocupaciones del trabajo o de mi vida personal, solo tomándome un respiro. Me había puesto unos pequeños pantalones vaqueros que apenas cubrían más que mis glúteos y estaban rajados por algunas zonas mostrando mi pelaje bajo ellos. Así como un top de tirantes remangado hasta la altura de mis pechos para sentir el sol en el vientre, dejándolo al aire, mostrando mis abdominales y por supuesto unas gafas de sol que ocultaban mis ojos cerrados.

De vez en cuando cogía el móvil para mandar algún mensaje de texto o mirar la hora que era, pues no quedaba demasiado para que se hiciera de noche pero quería aprovechar todo lo que pudiera. 

Había salido de su turno de trabajo, había vuelto a casa comido algo reposado y estaba en la calle corriendo desde hace un par de horas. Se sentía algo intimidado ya que ese día no tenía otra ropa para salir a correr que una camiseta de corte tanque que exponía los costados de su cuerpo. Unos pantalones cortos para correr, una correa en su brazo que ahora llevaba su celular. Unos audífonos en la orejas y las zapatillas para correr. casi toda su ropa negra, salvo unas líneas verde fluor a los lados de su pantalón corto.

Estaría pasando por el parque, por la zona destinada para la gente que corre, pasando al lado de las personas y deteniéndose en uno de los bebederos. Doblaría su pierna para estirarse un poco, la agarra con una mano y con la otra se apoya en el bebedero, se inclina un poco para beber de él; bajaría su pierna y haría lo mismo con la otra. Finalmente estaría llenando su botella de agua cuando le parece ver a alguien conocido tirada en el pasto.

Si sus miradas se cruzaban alzaría su mano para saludar de manera tímida, ya que no podía ver a donde veía con certeza o si lo reconocía; entonces si ella no le reconocía podría disimular sin pasar demasiada verguenza.

Aquel día parecía que no podía resultar más agradable, allí tirada bajo el sol sin que nadie me molestara con el relajante sonido de la naturaleza que tanto me costaba encontrar en aquella gran ciudad. Abrí los ojos unos segundos para tomar el móvil que reposaba junto a mí y miré la hora que era... todavía me quedaba algo de tiempo antes de volver a casa. Y fue entonces al dejarlo de nuevo en el césped cuando me fijé en aquel tipo, el caballo que bebía junto a la fuente, el mismo que había conocido unos días atrás en otro parque cerca de casa. 

Me incorporé levemente, apoyando uno de mis codos sobre la hierba y colocándome una mano sobre los ojos para que el sol me permitiera verlo bien. 

—¿Me estás siguiendo? —pregunté alzando la voz en tono de broma — no puedo ir a un parque sin encontrarte bebiendo en alguna fuente cerca de mí.

Le hice un gesto con la mano para que se acercara, aunque ni siquiera llegué a incorporarme. 

La ve cambiar de gesto al verle, se va quitando los audífonos cuando nota que le habla. Sonríe al escucharle, sacudiendo un poco su timidez por lo gracioso de la ocurrencia. Estaba agitado pero ya estaba terminando su carrera y aunque le faltara un poco más para terminar su distancia habitual, podía saltársela por un día.

Termina de llenar su botella y camina hacia la mujer zorro -Hey, hola- agita su mano saludando . Se queda parado a  un lado de ella, a un respetable metro de distancia -¿Cómo sé que no me viste corriendo y te echaste al lado del bebedero? - ríe levemente, respondiendo a lo que le gritó.

Entonces pasa la vista por el cuerpo de Sorcha y recuerda por que le ponía tan nervioso aquel día que se conocieron, desvía la vista casi de inmediato -Pensé que la próxima vez que te viera sería ejercitando de nuevo jeje ¿qué haces por aquí?-

Me levanto las gafas de sol cuando le veo acercarse, dejándolas en mi frente mientras cierro un ojo por el sol, sin llegar a levantarme para recibirle. Una vez se detiene a un metro de mí me fijo en su cuerpo ahora más cerca del mío y lo bien que lucen los músculos bajo aquel top de corte estilo tank e incluso miro sus pantalones cortos después de los pensamientos que tuve la vez que le conocí.

—Puede ser... —respondo con una sonrisa a su primera pregunta — ¿Acaso te molestaría que te persiguiera? Deberías sentirte alagado — termino diciendo con cierto aire de chulería, aunque suelto una pequeña risa.

Veo como me mira y también veo como aparta la vista de mi cuerpo rápidamente. Es más tímido que la mayoría de los tíos los cuales no se suelen cortar al mirar y además... yo en mi caso ya estaba acostumbrada. Al final peleaba sin apenas nada puesto y no me molestaba.

—Yo también, pero no viniste al gimnasio. Así que tuve que venir yo al parque a tomar el sol y buscar por todos los bebederos — digo riendo.

Y entonces no puedo evitar mirarle y sonreír con cierta maldad.

—¿Por qué apartas la mirada de mi cuerpo? — pregunto con curiosidad, buscando que me mire — ¿No te gusta lo que ves?

Se nota como Jeremy abre los ojos sorprendido por la respuesta de Sorcha, por instinto miraba a los lados. Sonríe nervioso y se rasca la nuca, alzando su brazo y mostrando más de su costado del que hubiese querido -jejeje no no, claro que sería un halago.- De hecho la sola idea le causaba una sensación de calor dentro suyo, en su mente acariciaba la idea de que ella lo acorrala contra una pared y para montarlo luego.

Dejando fantasía de lado, Jeremy ladea la cabeza y sus ojos hacen revolean lentamente -Bueeeeno... sí fui, pregunté por ti pero no estabas.- se encoje de hombros. Eso fue antes de que se diera cuenta que había dicho que tuvo que detenerse en todos los bebederos, ahora si se sonroja un poco cuando se da cuenta que Sorcha mantiene la broma; pero solo fue un preludio a lo roja que se puso su cara cuando ella le pregunta directamente sobre su actitud de desviar la vista de su escultural cuerpo.

Entonces Jeremy parece entrar en pánico, su pechos se nota como se hincha y baja, mientras niega con las manos -¡no no, no es eso!- desvía la mirada y musita la verdad -De hecho, es todo lo contrario...- ríe nervioso después de eso -perdona si te incomodé con mi vista.- hace una reverencia, aunque la verdad seguía parcialmente oculta, si la veía y se emocionaba de más tendría una erección y una erección de él significaba que sería muy notoria, demasiado.

En aquel momento reprimí una risa ante su forma de actuar. Su timidez llegaba a un punto que no me habría imaginado y eso le daba un toque muy divertido a la situación, algo que me hacía disfrutar, quizá porque yo era un poco mala en ese tipo de escenas y me gustaba hacer sufrir un poco a los demás. Así que ante eso decidí abrir un poco las piernas, que las tenía flexionadas haciendo que desde mi cadera subieran, aunque no las abrí demasiado tan solo para que pudiera intuir lo que había bajo el ceñido pantalón corto que llevaba.

—Dices que es todo lo contrario, que te gusta mi cuerpo, pero aún así no quieres mirarme —dije fingiendo un tono de tristeza a la par que de enfado —. No me ha incomodado que me hayas mirado, me incomoda que no me mires cuando hablas conmigo.

Me muerdo el labio con suavidad y de nuevo me fijo en su cuerpo y en sus formas. Aquel estaba siendo un día genial pero ahora me entraban ganas de convertirlo en algo todavía mejor. Hacía ya tiempo que no estaba con un hombre pues últimamente todos mis encuentros habían sido con otras hembras. Así que... por qué no, a ver cómo de lejos era capaz de llegar el caballo sin sentirse intimidad y largarse corriendo.

—Mírame, vamos —pido ahora con un toque más de autoridad en mis palabras —. Quiero que mires todo mi cuerpo y dejes de apartar la vista como si te diera asco.

Frunzo el ceño y aprieto los labios con un gesto de molestia, todavía con los codos apoyados sobre el césped para incorporarme un poco lo que provocaba que mis pechos se marcasen aún más y sobre todo, que quedasen expuestos unos pequeños bultos bajo la tela que delataba los piercings que llevaba puestos en los pezones.

Jeremy estaba tenso y mantuvo el cuerpo rígido, no pudo evitar ver el movimiento de las piernas de Sorcha y aunque no quería echó una mirada a su entrepierna. Por unos segundos su ceño se frunció y sus labios se pegaron denotando que tenía unas ganas de....

Solo lo saca de su letargo, la voz de mando de Sorcha, entonces es como si despertara y le hiciera caso solo por instinto, se da cuenta de lo que estaba haciendo y se da cuenta de que su cuerpo responde; pero antes de reaccionar se nota como su abultada entrepierna da un pequeño brinco y se iba extendiendo algo. De inmediato Jeremy se sienta al lado de Sorcha -eh... es que tengo un problema...- Pasa saliva con dificultad, tanta que se escucha GLUP -...es... es muy evidente cuando algo me llama la atención.- Le dice, luego mira su cuerpo, esos turgentes pechos donde se quedaría intrigado por la forma de sus pezones sin imaginar a que se debía, luego su abdomen tan bien esculpido seguida por la entrepierna que tanto le llamaba la atención y finalmente esas firmes piernas largas. 

Jeremy sin alcohol o ya teniendo confianza, se siente audaz y algo suicida cuando pregunta -Si me dejas ver ¿también puedo tocar?-

Noto como al fin reacciona y barre todo mi cuerpo con su mirada, como al fin se fija en las curvas que hay bajo mi apretada ropa que no me avergüenza mostrar de esa forma. Aquello me gusta, me encanta, sentir esa clase de deseo físico por un cuerpo que me había costado mucho esfuerzo y sudor moldear a mi gusto. Así que dejé que se sintiera con total libertad para mirarme mientras yo me fijaba en él y sobre todo me fijaba como su pantalón reaccionaba provocando que se sentase para no marcar su hombría de forma tan clara.

Y por supuesto mi curiosidad iba en aumento, cada vez tenía más ganas por ver cómo eran de grandes los caballos como él, ya que nunca había estado con ninguno.

—¿Tocarme? —pregunto entonces ahora sorprendida, eso sí que no me lo esperaba, parecía que había empezado a lanzarse —Uhm... sí... puedes tocarme...

Su timidez, esa pregunta pidiéndome permiso, lo que se escondía bajo su pantalón; había hecho que empezase a excitarme y había hecho aparecer un cosquilleo entre mis muslos acompañado de un placentero calor. Abrí un poco más las piernas ahora de forma más llamativa, con los pantalones tan cortos que justo llegaban a ocultar mi sexo y nada más.