Partida Rol por web

Los disparos pillaron desprevenidos a los jinetes que no sabían desde donde estaban siendo atacados. Uno de los hombres fue descabalgado con el disparo de McReady y no volvió a levantarse, mientras que otro se agitó sobre su montura al recibir el disparo de juanita y continuó al galope unos metros solo para deslizarse poco a poco de la silla de montar, inerte, hasta caer al suelo.

Mientras tanto, Maverick ya galopaba como el viento tras ellos. Acababa de abandonar la cuesta y se estaba acercando rápidamente a los jinetes.

El soberbio puñetazo cogió por sorpresa al marshall, que se agitó aturdido sobre su asiento sin acertar siquiera a apuntarte con el rifle. De un solo empujón cayó como un muñeco de paja por el borde de la diligencia, pero ahora tenías otros problemas de los que preocuparte.

La diligencia se había salido del camino llano y se agitaba a punto de volcar, y para colmo, al girarte para ver como rodaba sobre el suelo el marshall al que acababas de derribar viste tras de ti a un puñado de los jinetes, a los que no había pasado inadvertido la caída de su compañero, y que viste como desenfundaban las armas. Aunque solo un poco más lejos, también viste como un jinete con un pañuelo sobre el rostro se deslizaba sobre su montura cañón abajo en persecución tuya y de los marshalls tras de ti.

Comienzas a rebuscar a toda prisa entre las ropas del guardia aturdido, esperando encontrar algo antes de que se recupere y se resista. Te cuesta mucho rebuscar entre sus ropas con las manos atadas, y los bolsillos parecen vacíos. Tras palpar sobre varios de ellos finalmente puedes dar la vuelta a uno con algo de contenido. Lo que sacas de su interior son 2 dolares de plata, una caja de cerillas y una Derringer de un solo disparo, que en tu situación rezabas por que estuviese cargada.

- ¡Oye, tu! - gruñó el guardia. Parecía que ya era consciente de lo que estaba ocurriendo, y te agarró con intención de evitar que siguieras actuando libremente. Mientras tanto, el guardia del otro extremo de la diligencia se levantaba mientras comenzaba torpemente a desenfundar su revolver.

James se apresuró a recargar su rifle. Estaba tan acostumbrado que lo hizo instintivamente, sin apartar la vista de su próximo objetivo. En seguida volvio a tener su rifle preparado para disparar. Lo apoyó sobre la piedra y lo situó entre su vista y el objetivo, ajustó el ángulo, contuvo la respiración de nuevo y acarició el gatillo. Otra bala salió dirigida contra su objetivo.

Despues de haber sacado todo lo que tenia el tipo veo como el guardia del otro extremo de la diligencia palpetea su funda del arma intentando sacarla y automaticamente apunto como puedo hacia el guardia que intenta sacar su revolver.

Michael cabalgaba como el viento, el caballo, lejos de asustarse por el polvo, la persecución o los disparos había respondido bien y el descenso por la rampa había sido tan rápido como podría desearse y mucho menos accidentado de lo razonable. Sin embargo las cosas no habían salido como Michael había esperado.

Por alguna extraña ideación había esperado ilusionado que la accidentada caravana permaneciera al pie del derrumbamiento mientras ellos descendían del risco. Michael se había imaginado revólver en mano y cara cubierta amenazando a los guardias por sus vidas si no liberaban a Lonegan. Sin embargo, aquellos idiotas habían echado a correr y ahora la caravana traqueteaba dando bandazos cañón adelante mientras los guardias supervivientes intentaban mantener el ritmo al galope.

El jugador no tuvo alternativa que clavar espuelas y lanzarse a una alocada persecución, que visto lo visto llevaba acabo en solitario mientras el mejicano, maldita fuera su desconocida estampa, no detenía la diligencia y los demás, James y Juanita permanecían en la parte alta del cañón.

- Aquella aventura le estaba resultando bastante más incómoda de lo que había previsto en Bisbee - Levantó el revólver y ante la imposiblidad de tomar puntería con tanto salto, disparó el Colt a bulto. Su habitual buena fortuna pareció sonreirle y uno de los guardias se encogió en la silla - Uno menos -

Tan rápido como puedo, bajo y me subo al caballo para lanzarme en su persecución. Es probable que, desde aquí no les pueda alcanzar pero, al menos, no quiero perderles. Podría ser que decidieran detenerse para defenderse y, en esa situación, mi ayuda le vendría bien a Michael.

*** Pues así estaba Pancho en aquellas lides, con los caballos desbocados, y la diligencia a la buena de Dios, dando más tumbos que una toro bravo en un rodeo.

Que si bien su primer instinto fue agarrar bien las riendas de nuevo, como un buen machooo, no sabía bien si frenar la diligencia pa dejar que los marshalls y yankis le chavacanearan bien frito a base de plomo, (que bien se habían fijado esos pinches ways en cómo el mexicano había arrojado a su compadre del pescante) o bien salir escopeteado con la diligencia intentando evitar el plomo, pero dejando atrás a los gringos con los que hizo el trato.

Pues esooo. Que a Pancho tener que pensar le aturullaba el cerebro, pos no había nacido hijo de madre que le metiera nada de pensar en el serebro, por mucho que lo intentó el Padre Agustín de niño..

Así que hizo como siempre hacía, no pensar. Saliendo disparado con la diligencia como vil comadrea, sin darse cuenta que a medio plazo aquello empeoraría su situación, pues los marshalls venían besándole el lomo y los compadres que pudieran ayudarle estaban quedándose bien atrás.

Pero qué tonto era este mexicanito. Grande y fuerte pero de pocas luceeees, mamitaaa.

Así que arreó los caballos de la diligencia, conduciéndola por la parte mala del camino, llena de arena y pedruscos, que otra cosa no, pero él se pensaba el mejor conductor del mundo, pos se creía que había nacido sobre una yegua. Y que todos aquellos gringos iban a caer de sus monturas como los zamacos la primera vez que intentan domar a un semental. Andelé. Por mal camino no andaba, que seguro este Pancho más parecia medio mula.

-¡Yiaaaa, Yiaaaa...!- Gritaba a pleno pulmón: -¡..agarrénse los machos, mis chamaquitos, que la cosa se pone malita, así que portense conmigoooo...!- ¿...ese loco mexicano le estaba hablándole a los caballos?

Juanita se unió a la persecución forzando a su corcel a galopar hasta sus límites. Se notaba que los jinetes eran experimentados, pues a pesar de que llevaban sobre las monturas varios días y de haberles pillado por sorpresa, costaba mantenerles el ritmo.

El sombrero de ala ancha de uno de ellos salió volando cuando otro disparo del fusil de McReady le rozó la sesera, aunque falló por poco. No tuvo tanta suerte, sin embargo, el jinete al que apuntó Maverick. El disparo hizo eco en la pedregosa llanura y el proyectil le atravesó el cuello desde la nuca. El desgraciado escupió una gran cantidad de sangre tiñendo de rojo las crines del caballo y se desplomó como un pelele sobre su montura, que continuaba al galope aunque su jinete ya no se movía.

Al escuchar el disparo tan cercano, los dos jinetes que quedaban desenfundaron sus armas y dispararon a su perseguidor, aunque los proyectiles se perdieron en el aire sin acertar a su objetivo.

Mientras tanto la diligencia continuaba alejándose, y no era de extrañar, pues los caballos estaban desbocados y no escuchaban las órdenes de Pancho. El mexicano intententaba recuperar el dominio de las bestias, pero la diligencia cada vez se agitaba más y más fuerte, y alguna rueda pasaba angustiosos instantes sin tocar el suelo

El guardia recibió el disparo directamente en el pecho, y con una mueca se dolor y sorpresa, se quedó seco en el mismo lugar de donde intentaba levantarse mientras el revolver se le deslizaba de los dedos hasta el suelo. Sin embargo, el otro tipo no había perdido el tiempo, y ahora te sujetaba con ambas manos y comenzó a asestarte puñetazos, aparentemente decidido a golpearte hasta que te desmayaras o murieras.

Todo se agitaba a tu alrededor, tal vez exageradamente, pero ya no sabrías decir si era por el movimiento del carromato o por los golpes. Habías gastado tu único disparo en el otro hombre. A menos que recurrieras a algo inesperado, aquello se reducía a una simple intercambio de golpes, hasta que solo quedara en pie uno de vosotros.

James maldijo por lo bajo al ver que había fallado el tiro contra el jinete. Volvió a cargar el rifle con rapidez y volvió a posar el rifle. Disparó de nuevo, esta vez al pecho de uno de los supervivientes, esperando tener más suerrte, pero no fue así.

Michael seguía cabalgando a todo trapo espoleando al caballo con sus espuelas de plata una y otra vez. La pobre bestia respiraba trabajosamente pero mantenía el ritmo, o al menos eso pensó Maverick.

Un instante después el sombrero de uno de los marshalls salía volando hacia él, lo que de forma refleja le hizo apretarse su propio sombrero en la cabeza con la misma mano con la que empuñaba el revólver. Unos segundos después, sin embargo, Michael encogió la cara con asco al ver el chorro de sangre que manaba del cuello de aquel hombre. Michael ya se estaba arrepintiendo de haber disparado a un agente federal y aquello no hacía sino empeorar esa sensación de remordimiento al mezclarse con el asco.

No obstante, los marshalls que quedaban abrían fuego contra él así que de forma refleja levantó de nuevo el revólver y apretó el gatillo. El martillo golpeó el proyectil, pero la pólvora no explotó. Maldiciendo su suerte tiró hacia atrás del martillo percutor y apretó el gatillo de nuevo, esta vez el fulminante cumplió su trabajo, la bala voló y otro de los marshalls se encogió en su silla.

Justo entonces notó como el caballo empezaba a perder empuje. La diligencia empezaba alejarse muy poco a poco.

siento como el golpe sacude toda mi cabeza, o es la conmocion del exterior la verdad me pierdo entre tanta accion, pero el golpe me vuelve a la realidad, intento esquivar el proximo golpe para intentar tumbarlo con ambas piernas,"este tipo no me vencera aunque este encadenado..." 

Intento forzar mi caballo para acortar algo de la distancia que me separa de la diligencia. Veo como Michael acaba de derribar otro pero no sé si podrá seguirles mucho rato, así que ahora es aún más importante que yo no les pierda.

La bala de Mavercik le dió al agente federal en la espalda haciéndole tambalearse sobre su montura - Un buen disparo, considerando las circunstancias - pensó Michael con orgullo mientras picaba espuelas.

Elmer Bernstein - Calvera Routed (Magnificent Seven Soundtrack)

-¡Estoy apendejado...!- Soltó Pancho en voz alta, al ver que perdía el control de la diligencia, y que esta empezaba a inclinarse peligrosamente. Todo su esfuerzo con las riendas era patada de ahogado, uséase, inútil.

No se explicaba lo que ocurría. Siempre se le habían dado bien los animales, pero esta vez no lograba que le obedecieran. Sin duda, estaban aterrorizados a causa de la explosión. Eso debía ser.

Pancho sudaba poderosamente. Esta vez no era asunto de broma. La cosa se estaba poniendo realmente malita, y si no controlaba la diligencia, poco importara que sus cuates lograran deshacerse de los soldados y marshalls. Todos los que iban a bordo de la diligencia morirían.

Se agarró los machos, apoyando los pies en el pescante con firmeza, y tirando de las riendas con todas las fuerzas de sus brazos hacia atrás mientras apretaba los dientes, para frenar los caballos e intentar detener así la diligencia. Eso posiblemente le expondría a los disparos de marshalls y soldados perseguidores, pero lo que preocupaba en este momento al mexicano era no estamparse contra una pared de piedra a esa velocidad más que otra cosa.

Mientras tanto, la diligencia se inclinaba cada vez más, desbocada y a toda velocidad. Lo único que oía Pancho era los disparos, el relinchar de los caballos, y el retumbar de los cascos a todo galope sobre el suelo.