Partida Rol por web

-Por no hablar de Johnson y Harnett.- Nombraba a los Pinkerton enviados por el banco para investigar a Pierre, también desparecidos.

Luego recordó algo, y se giró hacia Lonegan y Lupita: -Esperen, ¿no será la misma mina donde la gente del banco encontró esas... cosas, esos huesos,el lugar a donde quieren ir ustedes?-  Se estremeció un poco al pensarlo. La bruja india había comentado algo sobre ese lugar. Había llamado Yietso al Francés, y Quininosequé a Lonegan.

Por una vez, Pancho se ponía a pensar -... y al parecer Grimauld se mostró muy interesado en adquirir justo esa mina al banco. Hummmmm.-

Finalmente Maverick desapareció por la puerta, y parece que el resto de los presentes habían decidido ser prácticos y continuar analizando la situación mientras se planteaban posibilidades sobre qué hacer. Mientras McReady esperaba respuesta de la señora Stark, el propio Lonegan se decidió a darle una explicación sobre la opción que estaba cobrando fuerza para actuar a continuación.

-James, Juanita propuso que podríamos ir al yacimiento de la mina en posesión del francés y hacer algo de fuegos artificiales por allí, pero a lo grande. Creo que es una buena opción para desafiar a Beaumont y tratar de que salga de su hacienda para venir personalmente a valorar lo ocurrido. Así eliminaríamos la ventaja de que se atrinchere en su cuartel general. A Pancho también le ha parecido buena idea, espero que a ti también te convenza todo esto.

Para Jack las explicaciones y el resto de causas eran secundarias, el líder de la banda estaba centrado en poner el marcha el plan y conseguir plantarse cara a cara con el francés lo antes posible.

Pancho persigue al pobre cura hasta que logra que le de algo bendito. Resoplo mientras lo hace. Hace tiempo que dejé de creer en el poder milagroso de nada que no huela a polvora.

Al final, lo único importante es que la Sra Stark nos confirma que es El Francés quien se está encargando de quitarse a los enemigos de encima -El maldito avaricioso seguro que no quiere nadie que le pueda hacer perder beneficio cuestionando su poder- digo como comentario, por lo bajo, aunque estoy segura que los que están cerca me han oído.

Mientras Maverick se larga ("Maldita rata cobarde"), James se despierta y Jack, por fin, empieza a proponer un plan. Me sorprende el hecho de que se quede con parte de mi idea porque no suelen ser aprovechables. Así que una sonrisa enorme se dibuja en mi cara. Primero porque, por fin, vamos a volar algo. Segundo porque haya sido mi idea. Y tercero porque por fin vamos a patearle el culo a nuestro ex-amigo.

-En cuanto digas,Jack-

A un galope que casi parecía demostrar culpabilidad, abandonastes el pueblo lo más rápido posible sin demorar el paso hasta que este quedó convertido en una diminuta mota de polvo en la distancia. Ahora vagabas solo por las llanuras sin un destino claro, con las alimañas terrestres como única compañía, pero ¿adonde ir?

Al oeste se extendía una cordillera montañosa, donde se encontraba todo un nido de minas de plata y metal. Al sur, por donde habíais venido, quedaban algunas ciudades antes de alcanzar la frontera con mexico, aunque desde luego había lugares por donde Maverick no querría ser reconocido de nuevo, como Las Cruces. Al este, el desierto de Colorado, una región yerma y desolada por muchas jornadas de viaje antes de alcanzar tierras más civilizadas. Por último, al norte podías seguir las vías del ferrocarril hasta Hot Springs, un buen sitio para descansar de la dura aventura, y tal vez continuar el mismo trayecto hasta llegar a Minneapolis, el único problema era que aquél era territorio indio.

La señora Stark negó con la cabeza con cara de miedo ante la pregunta de McReady, aunque su reacción hacía imposible saber si su respuesta era un no, o quería negarse a si misma haber escuchado aquella pregunta. - No... no hablamos de ello. No pregunte. - respondió al fin, y se acurrucó sobre el bebe en sus brazos, apartándole con ternura un corto mechón de pelo de su diminuta frente.

El párroco también se mostraba distante después de haber sido sometido al "entusiasmo" de Pancho. Ofreció a la señora Stark su propia cama para que ella, su marido o sus hijos descansaran en un lugar mejor que el duro suelo, ella aceptó de inmediato, y tras despertar con delicadeza a Anton Stark y con los niños en brazos, todos se movilizaron hacia una puerta lateral que daba a un estrecho pasillo.

Os quedásteis solos, y en poco tiempo dejásteis de escuchar los pasos de los Stark.

James se pasa la mano por su enmarañado pelo mientras sopesa la idea de Jack.

-Supongo...creo que puede funcionar-contesta dubitativo-Desde luego, si eso no hace que salga de su escondrijo, no lo hará nada. El problema puede ser que venga con escolta. Más de la que podamos hacer frente, pero supongo que habrá que arriesgarse. Podemos tenderle una emboscada. Si le cogemos por sorpresa tendremos mucha ventaja. Por cierto, ¿qué le ha pasado a Maverick?

-Pues no se. Se ha despedido y se ha largado de la iglesia. -Respondió a Mc Ready. -Supongo que volverá más tardeeee.- Pancho no tenía razones para pensar otra cosa.

-¿Vamos ya para la mina?-

El párroco y los Stark se van dejándonos solos. "¡Mejor! Así nos centramos en lo importante"
Mientras, James que ya parece algo más despejado, pregunta por Maverick

-Se ha largado. Ese cobarde ha decidido que la plata no vale arriesgar la vida. No importa, más para el resto y mejor así, no quiero un cobarde cubriéndome las espaldas- le informo resentida, después de que Pacho diga que se ha ido y volverá luego. Me molesta su actitud sobre todo porque no me lo veía venir. Se jugó la vida por salvar a Jack, no entiendo que se haya largado sin una recompensa.

No quiero dedicarle ni un segundo más de pensamiento. Hay que centrarse en lo que tenemos delante

-Sí, yo también creo que deberíamos ir a la mina... Y ahora que lo pienso, lo que deberiamos volar es el polvorín...- Seguro que tienen uno, todas las minas lo tienen -Si lo volamos el lío será tremendo y les tendrá ocupados un buen rato. Y, encima, como es un sitio tan peligroso igual hasta conseguimos que crean que ha sido un accidente-

A buena distancia del pueblo Michael aflojó el ritmo y dejó que el caballo recuperara el aliento. Aquel era un buen animal y sin duda se merecía volver a dormir en buenos establos y recibir buen heno y no matojos silvestres, al menos en tanto en cuanto Michael tuviera buenas cartas.

Con la llanura a su alrededor estuvo seguro que ninguno de los matones le había seguido como había temido que hicieran. Quizás darle caza en medio del pueblo hubiera sido descabellado en otro lugar, pero aquel pueblo maldito estaba bajo el yugo del Francés y al parecer sus hombres actuaban con impunidad.

Mirando primero atrás al Sur, miró a su alrededor en busca quizás de un designio divino que le indicara la mejor opción, al Oeste comenzaba la cordillera de Hermosa, que se extendía luego hacia el norte, había plata allí, aunque no en monedas, sino en mineral, quizás una buena opción, quizás no la mejor.

Al norte estaban Hot Springs y Albuquerque.

Al Este, el desierto, no era una buena opción. Mavercik no era ni un rastreador, ni un apache y allí tenía pocas o ninguna posibilidad.

Al sur la ciudad de El Paso y más allá Juarez en Méjico. Sin duda una buena opción para hacer negocios y recuperar el tiempo perdido. Ojalá no todos los mejicanos fueran como Pancho, sin duda un buen tipo pero tonto de la cabeza a los pies y demasiado borracho para jugar y perder a las cartas.

Sin duda la mejor opción era dirigirse al norte. Sí, aquel plan ya empezaba a tomar forma en su cabeza: Albuquerque, luego Hot Springs y luego... ¡Denver! aquella idea era brillante sin duda.

Tenía algunos pormenores por pulir, claro estaba, como las más de 300 millas que distaban hasta Albuquerque y la posiblidad de que aquellos matones aún le guardaran el rencor suficiente para enviar a alguien capaz de rastrear sus huellas. Quzás se estaba volviendo un paranoico, quizás había pasado demasiado tiempo con la banda de Lonegan o quizás había escuchado demasiados cuentos de indios del viejo McReady. Quizás ya estaban en su busca. Tiró de las riendas e hizo girar al fiel animal hacia el oeste, hacia las minas, dispuesto a dar un amplio rodeo antes de ir al norte y de camino si era posible atravesar algún pedregal o algún riachuelo, para, como había contado McReady, empleaban los indios para despistar a sus perseguidores.

Tras la marcha los Stark y el sacerdote camino de la casa de este último, se habían quedado solos en la iglesia. Ahora podían hablar con mayor tranquilidad del plan al que tenían que terminar de dar forma. Juanita y Pancho, cada uno a su manera, resuelven las dudas de James sobre la ausencia de Maverick, así que Jack decidió no perder más tiempo con el tema y centrarnos en lo realmente importante: la trampa para atraer a Beaumont hacia ellos.

-Es cierto James, en caso de que el francés muerda el anzuelo que pretendemos poner, no será tan imprudente de venir solo. Pero seguro que tendrá menos compañía que acercándonos a "Le Parisienne" nosotros mismos a por él.-Escucha los detalles de Juanita sobre el lugar para hacer la detonación antes de continuar.-Tu eres la experta en todo lo que hace saltar por los aires, Juanita. Si el polvorín es la mejor opción para provocar mucho más caos, tendremos que conseguir acceder a él y colocar las cargas.-Hizo una pequeña pausa para mirar uno a uno a sus tres compañeros.-¿Nos queda algún detalle más que poner en claro? En cuanto tengamos claro todo lo que hay que hacer, tendremos que elegir cuándo es el mejor momento del día para hacer explotar el polvorín.

Todo parecía volverse más y más turbio a cada hora que pasaban en aquel pueblo, y todos los caminos parecían llevar a Beaumont. Había que acabar con todo este asunto cuanto antes.

El plan de venganza contra el Francés por fin tomaba forma, tal vez poco definida, pero se volvía más clara por momentos; si lo cumplíais, como poco recibiría un golpe del que no se recuperaría fácilmente. Ante la impaciencia de Pancho y Juanita, optasteis por salir de la iglesia para sentir el sol en la piel y planificar el viaje a las minas de Beaumont; en cualquier caso la conversación os había despejado la mente y ya no hubieseis sido capaces de retomar el sueño perdido.

En el exterior había un silencioso alboroto. Varios grupos se habían juntado en distintos rincones y cuchicheaban entre sí, algunos peligrosamente cerca de los restos de los incendios, otros deliberadamente alejados de las cenizas y maderos calcinados, pero fueseis adonde fueseis, había un constante murmullo en el aire que no se detenía.

El único grupo que se movía era un destacamento de trabajadores, que por sus ropas Juanita identificó como mineros. Los individuos del desordenado grupo entraban y salia del destartalado motél que antes quedaba casi frente al hotél Stark, intercambiándose las ropas de trabajo y recogiendo una o dos herramientas antes de comenzar a dirigirse a la salida oeste del pueblo. Era tarde para comenzar la jornada laboral, pero no os sorprendió que el incendio hubiera alterado toda la rutina habitual del pueblo.

Tal vez no fuese el camino más rápido, pero desde luego no se trataba de un camino previsible si uno esperaba ser perseguido. La tierra era dura e infértil al principio, pero a medida que te adentrabas más hacia el oeste una delgada capa de broza atenuaba el ruido cascos de tu caballo. Te preguntabas por qué el pueblo no había sido construido más cerca de aquella tierra cuando por casualidad distes tu mismo con la respuesta.

Otra finca, no tan grande ni tan señorial como la que se había agenciado Beaumont, pero sí bien provista y con algunos terrenos de cultivo y pastos como para que su dueño no necesitase trabajar el resto de su vida (al menos si contaba con sirvientes a su cargo para trabajar la tierra). Una res solitaria rumiaba la yerba y te observaba con la atención de un animal sin inteligencia mientras pasabas a un par de docenas de metros del cercado, unos pocos animales más pastaban tranquilamente en el extremo opuesto, y eso era todo.

-Voy por las monturas.- Pancho se dirigió a recoger los animales. Era lo único que se le daba realmente bien, tratar a las bestias (bueno, eso y romper alguna nariz a puñetazos), así que prefería empezar el día con algo rutinario, a lo que estuviera acostumbrado. Tomaría por las riendas a los corceles y los llevaría hasta el resto del grupo.

No le dio mucha importancia a los corrillos. Después de lo ocurrido la noche anterior, le parecía normal. Al ver a los mineros, pensó que quizás se dirigían a trabajar a la mina.

En ese momento Pancho se dio cuenta que había pasado por alto eso cuando Juanita explicó su idea. Claro, en las minas hay mineros.

Bah. Daba igual. Seguro que Juanita lo tenía ya todo pensado. A él no le pagaban por comerse el tarro.

James salió de la iglesia sin reparar en los corrillos de gente que se estaban formando. Es normal que la gente hablase dadas las circunstancias. Incluso deseable. Pero al ver al grupo de mineros que se estaba cambiando, se le ocurrió una idea.

-Creo que tenemos dos opciones, o robar alguno de esos trajes e intentar colarnos en la mina, o asaltar la mina sin más, eliminar a los guardis y volarla.

Una vez salieron de la iglesia, los componentes de la banda empezaron a recorrer la calle principal del pueblo. Era evidente que la gente tenía que estar inquieta después de los sucesos de anoche, así que Lonegan no mostró interés alguno en los cuchicheos provenientes de los corrillos formados por los habitantes casi en cada rincón. Lo que sí llamó su atención fue el movimiento de aquellos que se internaban en el viejo motel para coger sus ropas y aperos para dirigirse a comenzar su jornada en la mina. Iba a comentar algo, pero McReady se adelantó, como si pudiera leer sus pensamientos.

-Estaba pensando eso mismo James. Acerquémonos al motel, hoy estamos tremendamente interesados en compartir nuestro esfuerzo y sudores con estos mineros. Si no nos lo ponen fácil, habrá que hacerlo a las bravas.-Escuchó las palabras de Pancho, y se apresuró a añadir.- Espera un momento Pancho, primero intentaremos colarnos allí como mineros. Si no podemos hacerlo así, ya iremos a por las monturas.

Jack se quedó mirando a Juanita, esperando que aportara su opinión sobre las opciones que tenían. A fin de cuentas iban a poner en marcha su plan, ella sabría mejor si podía haber complicaciones en alguna de las opciones que se estaban planteando.

Al salir de la iglesia escucho los murmullos y veo los corrillos. La ira se despierta de nuevo "Saben que pasa algo, saben que hacen con ellos lo que quieren y que ni siquiera son dueños de su vida ¿y qué hacen al respecto? Cuchichear como viejas" Escupo al suelo. No estoy mascando tabaco pero es mi manera de mostrar desprecio. Cada vez me arrepiento menos de haber acabado en la carcel por robar en la mina "Tenía que haber hecho algo más que limitarme a robar algo para sobrevivir. Entonces no era mejor que ellos, sólo estaba un poco más desesperada" Veo a los que trabajan en la mina. Esos ni siquiera cuchichean. Hago un sonido seco con la lengua y cuando los chicos se giran a mirarme les señalo con la mirada a los mineros. Entonces James tiene una gran idea y Jack hace una propuesta en consecuencia. Asiento en silencio, haré lo que Jack dice aunque no tengo muy claro si yo disfrazada de minero pasaré desapercibida. En cualquier caso, es buena idea intentarlo. -Claro Jack, por las buenas o por las "buenas". Entendido- Intento fijarme si alguno lleva punzón para cebo o rollo de mecha. Nos vale cualquiera pero si podemos conseguir uno de los que manejan los explosivos, mejor.

El jugador sonrió al ver la granja y se dió cuenta de que llevaba largo rato sin sonreir. Quizás la banda de Lonegan le había agriado el humor o quizás fuera aquel extraño sentimiento que le atenazaba el pecho.

¿Miedo? sin duda, los matones no dejarían que desapareciera tan fácilmente. A pesar de cubrir su rastro con algunos billetes en el pueblo y dar un rodeo en campo.

¿Culpabilidad? ¿Por el incendio de parte del pueblo? ¿Por abandonar a la banda de Lonegan? Sin duda aquello había estado mal, pero tampoco hubiera sido bueno quedarse y ser linchado.

En cualquier caso, se alegró de llegar hasta la finca, decidido a entrar y presentarse. Sin duda era una oportunidad que el Destino le ofrecía y que no desaprovecharía. Quizás sus imaginarios perseguidores acortaran distancias, pero había sido cuidadoso para hacer perder el rastro a cualquiera y además, era posible que la finca supusiera una distracción adicional.

Tras la orden de Lonegan, todos cambiasteis de rumbo hacia el motel de donde salían los trabajadores, que ya habían comenzado a alejarse. No queríais llamar atraer una atención no deseada, por lo que mantuvisteis un paso rápido sin llegar a correr tras ellos. El extremo oeste del pueblo era el más dañado, quedando en pie solo el destrozado Kaltes Bier, el motél, y algunas pequeñas viviendas de aspecto cochambroso; por esa misma razón no había prácticamente nadie por allí, lo que os permitió apurar el paso un poco más, dando alcance a los mineros a pocos metros fuera del umbral exterior del pueblo.

Para quien no habíais pasado desapercibidos era para los propios mineros, que una vez llegados a ese punto no podían ignorar que les estábais siguiendo deliberadamente. Redujeron el paso, aunque sin llegar a detenerse, y uno de ellos se alzó como voz del grupo preguntándoos - ¿Qué quieren? Tenemos trabajo que hacer y no podemos entretenernos. -

Mientras tanto Juanita se fijaba en cada uno de ellos en detalle. No había nada en sus ropas o herramientas que identificase al encargado de manipular los explosivos, si es que lo había (al fin y al cabo, nadie era tan audaz como para llevar cartuchos de dinamita encima, salvo la propia Juanita) sin embargo, una quemadura en la mano de uno de ellos fue suficiente para saber lo que quería. Era un error común entre los novatos sostener la mecha con la punta de los dedos y quemarse antes de poder soltarla, y estaba claro que a uno de esos mineros le había ocurrido.

Pensando con optimismo en las ventajas de haber tropezado por casualidad con aquella finca, te acercaste lo suficiente como para poder atar el caballo al porche y subistes los dos escalones hacia la entrada con intención de presentarte.

Diste un par de golpes suaves con los nudillos y esperaste... sin embargo nadie contestó; se te ocurrió que tal vez no te hubieran escuchado y repetiste los golpes con los nudillos, esta vez con más fuerza, y entonces la puerta se deslizó suavemente hacia el interior unos centímetros. Estaba abierta.

Aún nadie había acudió a comprobar el ruido de tus golpes contra la puerta, y tampoco se veía a gente trabajando la tierra o atendiendo al ganado.

Seguimos a los mineros desde una distancia prudente, asegurándonos de que nadie se percata de lo que hacemos. Justo antes de que salgan del pueblo, cuando estamos seguros que nadie puede vernos, nos hacen saber que se han dado cuenta. Da igual, ya estamos donde queremos. Saco el revolver y les apunto, mirando a todos en general, pero con el cañón señalando a uno en concreto.

-Hoy no, hoy no teneis que hacer nada más importante que esto. ¡Tú! Sepárate del resto- le indico al que maneja explosivos, cuando veo que mis compañeros tienen la situación bajo control -Dibújame ahí el plano de la mina y dónde está el polvorín. Y ya me estás diciendo qué tenéis allí que me pueda ser útil antes de que pierda la paciencia y te rompa algún dedo de la mano- Nadie mejor que yo sabe lo seria que es esa amenaza y lo que representa para un minero.