Partida Rol por web

Pueblo Chicole es una pequeña villa al sur de la región de Almia. En este lugar apartado de las multitudes y el barullo habitual de las grandes ciudades se respira aire puro y tranquilidad. Pero eso cambió recientemente, cuando el Comité Oficial de la Liga Pokémon decidió abrir los gimnasios en Almia.

Desde entonces raro es el día en que no aparece algún entrenador novel por Pueblo Chicole. ¿Y por qué ocurre esto? os preguntaréis. La respuesta es sencilla. En este recóndito pueblecito es donde Aurea Encina, una reconocida Profesora Pokémon de la región de Teselia, ha instalado su laboratorio Pokémon. La Profesora Encina aceptó de buen agrado viajar hasta Almia para ayudar en todo lo que fuese necesario a los nuevos entrenadores que iban a empezar su viaje por esta región. Así pues, ella es la encargada de dar a los entrenadores nuevos su primer pokémon, así como la pokédex y hacer el registro del entrenador en la Liga Pokémon.

Hoy es un día especial para vosotros, pues vais de camino hacia el Laboratorio de la Profesora Encina para registraros como Entrenadores y recibir vuestro primer pokémon. No tiene pérdida - rezaba la carta que la profesora os había enviado - Es el único edificio grande con el techo rojo que hay en todo el pueblo. Os espero con impaciencia, jóvenes entrenadores. Efectivamente, era el único edificio grande del pueblo y, conforme pasaban las primeras horas de al mañana, jóvenes de toda la región de Almia se agolpaban a las puertas del laboratorio, a la espera de que apareciera la renombrada Profesora...

Por fin el día tan esperado había llegado... Y de camino a Chicole estaba en esos momentos a Ayaka, quien no era capaz de fingir su entusiasmo mientras corría por las calles hacia el laboratorio de la Profesora Encina. Sus padres la habían acompañado hasta el pueblo más cercano a Chicole, y tras tener una entrañable despedida llena de consejos y advertencias sobre lo que iba a encontrarse en su aventura, éstos habían decidido que su hija ya disponía de la suficiente madurez para valerse por sí misma. ...O al menos eso es lo que esperaban, porque la cara de preocupación que se les quedó cuando la chiquilla se les despegó de sus faldas no se borraba ni con lejía.

La niña le ponía empeño, no había dudas... Pero todo el mundo que la conocía sabían que Ayaka era un poco inocente y torpe... ¿Sería capaz de vivir sola por lo menos un día? Quién sabe.

Tras haber recorrido casi todo el pueblo, por fin dio con el famoso edificio del laboratorio... ¡Qué ilusión que en Almia hayan establecido la Liga Pokémon! Esa sería la oportunidad perfecta para demostrar que ella podía con todo. ¡Ya iban a ver todos esos que la infravaloraban! 

Cuando vio el gentío que se agrupaba en las puertas del edificio, Ayaka se puso algo nerviosa... La verdad es que, ahora que estaba metida de cabeza en una situación así, no se había dado cuenta de la poca relación que había tenido con otras personas... ¡Pero daba igual, seguro que todos eran geniales y deseaba conocerlos! 

Sonrió con confianza y avanzó entre las filas de personas esperando la presencia de la Profesora.

-¡Ayaka Ichiro ha llegado!  -gritó de tal forma que parecía que quería que todo el pueblo se enterase-. ¡Por fin! ¡Por fin voy a tener a mi primer Pokémon, qué ilusión! ¿Cuál será, cuál será? -empezó a dar saltitos de entusiasmo sin importar que la gente se la quedara mirando, si ese fuese el caso.

No había pasado mucho tiempo desde que llego al pueblo Chicole, si bien el dinero había sido suficiente para poder pagar un par de días en una pensión no tenía a casi nadie cercano con quien charlas durante aquellos días, los pokemones que había tenido como compañeros en Jhoto no lo pudo traer debido a la condición que su hermano le había propuesto. La carta ya había sido enviada a la profesora Encina por lo cual no debía preocuparse demasiado por el tiempo que demorase en llegar hasta el lugar, ya debían de tenerle considerado como un entrenador inicial. 

Había despertado hace un par de horas, la idea de iniciar su aventura le causaba tal emoción que solo podía pensar en ello. Inicio su camino de 10 minutos hacia el lugar que le habían indicado, había ido a visitar el lugar varias veces por lo cual conocía perfectamente donde se encontraba, su andar fue pausado a tal punto que demoro cinco minutos más de lo indicado, al llegar notó una cantidad considerable de gente en el lugar. Entró sin preocuparse demasiado y espero su turno aunque de un momento a otro su oido se sintió atacado por una niña de menor estatura, Dante mostró un rostro de molestia aunque algo inocente mientras intentaba sobrellevar aquel molesto ruido, sin esperar mucho le dio un pequeño golpe de karate en la cabeza con el canto de la mano derecha para hacerle callar, en sì era solo en gesto ya que no le hizo con fuerza. -Hey Hey. Guarda silencio Ayaka Ichiro. -Luego mostro una leve sonrisa juguetona sin presentarse.

Ayaka notó de pronto que alguien frenó su entusiasmo dándole con el canto de la mano, sin hacerle daño de todos modos. La chiquilla se calló se pronto y se volteó, mirando después hacia arriba para ver al chico que le pedía silencio... Era un chico alto, sin duda. ¡Y mayor que ella! ¿Aún no había recibido su primer Pokémon ese chico? ...Se le veía misterioso, pero su sonrisa la tranquilizó y le borró el miedo de que se tratara de una mala persona. 

-¡Sí, me llamo Ayaka Ichiro! ¿He gritado demasiado quizá...? Jo... -dijo con una sonrisa de disculpa, ésta vez más bajito para no molestarle-. Vengo a por mi primer Pokémon. ¿Tú también? ¿Cómo te llamas? ¿Y cuál te gustaría tener? ¿De dónde vienes y qué harás después...? -hablaba tan rápido como una locomotora en marcha, parecía que nadie podía frenar esa energía que desprendía la niña... Irradiaba alegría por todos los poros de su piel.

A unos pocos metros del laboratorio pokémon de pueblo Chicole un coche de aspecto más bien normalito se detuvo. Tras unos momentos, una chica joven de pelo oscuro y gafas abrió la puerta del asiento del copiloto para bajarse.

 -Que no te preocupes papá, que va a ir todo bien. ¿Te recuerdo quién sacó las mejores notas del curso? … Vale, las mejores no, pero ya te dije que la tutora me tenía manía.

El conductor murmuró algo sobre lo orgulloso que estaba de su hijita en un tono demasiado emocionado como para que las palabras fueran inteligibles.

 -Venga papá, que se te va a hacer de noche. Hasta luego.

La chica cerró la puerta y se despidió de su padre agitando el brazo.

 -¡Conduce con cuidado!

Cuando el coche se perdió de vista la joven corrió hacia la entrada del laboratorio. Por fin había llegado el día que llevaba esperando desde hacía años. El día en el que por fin iba a recibir su primer pokémon. Desde que saliera en las noticias el anuncio de que el comité organizador de la liga pokémon iba a abrir gimnasios oficiales en la región de Almia para celebrar allí su edición de la competición más famosa del mundo, Ester Falivene no había hecho otra cosa que contar los días hasta el inicio de su propio viaje pokémon.

Se plantó en la entrada del laboratorio, junto a los otros chicos que ya habían ido llegando. Había bastante gente, ¿serían todos entrenadores? Desgraciadamente ese hilo de pensamiento fue cortado por el penetrante grito de una niña llamada Ayaka Ichiro. ¿Es que la gente no enseñaba modales a sus hijos? Afortunadamente le llamaron la atención y aunque bajó el tono de voz no disimulaba en absoluto su entusiasmo. Ester suspiró y movió la cabeza pensando que de haber iniciado su viaje a los 13 como había planeado seguramente estaría igual que esa chica. Se acercó a Ayaka y al joven que la había hecho callar y sonrió.

 -Veo mucha energía por aquí. ¿Entrenadores primerizos los dos?

Ya era algo tarde cuando había llegado despues de todo no tenia mucha prisa ya que mis padres habían contratado un chofer para que me llevara y me trajera de regreso, ademas estabamos mudados relativamente cerca del pueblo chicole  y no estaba principalmente preocupado por el transporte o el tiempo, ya que no tenia planeado partir inmediatamente a por la primera medalla, mi intención era acostumbrarme a mi pokemon antes de batallar con el dejando un dia o dos de margen, al bajar del auto me sorprendi de alguna forma ver tanta gente pensaba que iba haber una gran cantidad de entrenadores pero mas que un grupo ordenado de futuras promesas parecia una huelga, de echo había soltado algunas risas puesto que por un momento me imagine a todos con carteles con: queremos pokemon escrito en maysuculas, pero lamentablemente las multitudes no eran su fuerte y evidentemente esta no era la exepcion así que recupere la compostura arreglando mis gafas y ajustando mi corbata e inmediatamente  me acerque a la multitud apelotonada en la puerta esperando que la profesora pokemon encina abriera sus puertas y diera algo de informacion.

Nuevamente el grito le hizo mover el rostro hacia un costado para intentar esquivar el sonido que provenía desde ella y le respondió asintiendo con una frase corta pero que dejaba en claro la pequeña molestia que le causaba la joven, aunque pronto algo mucho más molesto se hizo presente y es que la chica hablaba con una metralleta en la boca, sentía que en cualquier momento su lengua saldría disparada desde la boca y se le terminaría pegando en el rostro mientras continuaría hablando a duras penas, una gota de sudor apareció en su cien mientras esbozaba una leve sonrisa y dudaba si es que podría escaparse de algún modo u otro. 

-Ehm..Sí..Dan..-No alcanzo a responderle cuando continuaba preguntando aunque aun así intento terminar con sus frases. -Soy de Jhoto. -Pronto una chica de mayor envergadura apareció frente a ellos y como si fuera algo completamente normal en aquel lugar comenzó una conversación con ambos, en su ciudad muchas veces aquello no era la primera opción, aunque si debía admitir que todos aceptaban bastante bien las bromas de los pokemon tipo fantasma y los niños que jugaban con ellos. -No, yo solo he venido a este lugar para probar que soy digno de llevar el gimnasio de mi familia. -Nuevamente mostro una sonrisa a la par que se llevaba las manos a los bolsillos, sabía que quisiera o no la chica metralleta comenzaría a decir palabras rapidamente. 

Ayaka había bajado considerablemente el tono de su voz, pero aún así tenía la impresión de que seguía molestando a todo el mundo. Se tomó las manos por detrás de la espalda y apoyó la punta de un pie en el suelo, poniéndose en posición de niña buena que no ha roto nunca un plato, pero aún así una sonrisilla infantil y que tenía cierta travesura dibujada en las comisuras de sus labios no se borraba.

-¿Entonces te llamas Dan? ¿Dan de Daniel? -preguntó ladeando la cabeza de forma curiosa-. ¡Yo sé cosas sobre Jhoto! Lo he leído en libros, sobre los gimnasios de cada ciudad y el Alto Mando de la Liga Pokémon. ¡Yo quiero ir allí algún día, parece un lugar muy muy bonito! ¿Sabías que hay una torre donde habitó el Pokémon Pájaro Legendario Ho-Oh? -comenta articulando mucho los brazos, como si lo que está contando fuese lo más impresionante del mundo-. ¡Y también allí vive Lugia, y el trío de Perros Legendarios, y...! 

Pero una chica también bastante alta y aparentemente varios años mayor que ella se hace presente frente a ellos, preguntando si son entrenadores primerizos. Ayaka le dedica una sonrisa de oreja a oreja y cierra los ojos, volviendo a poner las manos tras su espalda para aparentar que es una chica buena y educada.

-¡Yo sí! Bueno, ¡yo soy primeriza en salir de aventura, porque sé muchísimas cosas y he estudiado y aprendido un montón! Porque mis padres tienen una reserva natural, y allí he conocido muchísimas especies de Pokémon y en algunas ocasiones también he hecho pequeños combates con ellos, así que si me desafías a un combate en algún momento no lo vas a tener fácil conmigo! -de nuevo habló de carrerilla. ¿Es que esa niña no tenía pulmones? Por lo menos ahora no estaba gritando... Le sonrió encantada al terminar de explicar media vida resumida a la chica nueva, y tras eso le ofreció la mano-. ¡Me llamo Ayaka Ichiro, y es un placer conocerte! _{Éste chico de aquí dice que quiere abrir un gimnasio en Almia. ...Creo que sabe un poco más que yo de Pokémon, así que habrá que tener cuidado con él si algún día lo retamos.} 

Eso último lo mencionó de forma bajita, como si sólo quisiera (sin mucho éxito) que la escuchara ella. 

Madre mía, ¿es que esa chica se había desayunado un bocata de carburantes? Porque hablaba como las palabras la estuvieran ahogando y quisiera volver a respirar cuanto antes… Y luego estaba el otro chico, al parecer llamado Dan, que era un líder de gimnasio en formación. Desde luego era interesante aprender esas cosas de sus futuros rivales… Ester sonrió de nuevo a Ayaka.

 -Ya veo, eso está muy bien. El conocimiento es lo más útil que vas a tener cuando te encuentres recorriéndote los caminos con tu pokémon. Oh, y yo me llamo Ester Falivene, encantada de conoceros a los dos.

Luego miró a Dan.

 -Así que tu familia tiene un gimnasio en Johto. Entonces lo sabrás todo acerca de los combates oficiales de gimnasio y las medallas, ¿no?

Que no es que ella no tuviera ni idea, en la academia habían cubierto esos temas, pero quería probar a ver cuánto sabía ese chico que de momento parecía su futuro rival más peligroso.

Wow. ¿Todos los niños hoy en día actuaban de ta manera tan impulsiva? Bueno quizás era una generación mucho más habladora y que confiaban completamente en las personas a su alrededor, si que extrañaba a jugar con gengar, de seguro ya habría hecho que las chicas mearan en sus pantalones asustandolas o algo por el estilo. Se había quedado pensando en aquello un buen rato por lo cual las palabras de la joven se habían desvanecido al hablar con la chica llamada Ester. -Dan, de Dante. -Intento aclarar pero nuevamente sus palabras fueron interrumpidas por las frases de la menor a la par que el rostro del muchacho quedaba en una especie de trance en el cual intentaba calmar su mente.

Cuando Ester le dedico unas palabras para preguntarle sobre el que sería su oficio el muchacho mostro una sonrisa acompañada de los ojos entrecerrados, puso tensión a aquel momento como si fuese a decir algo bastante importante o que le haría ver como un joven imponente pero de un momento a otro cerro los ojos e intensifico la sonrisa. -De eso se encarga mi hermano. Jajaja, yo me encargaba de entrenar con Haunter, Gengar y Gastly. -Si bien había estado presente en varias peleas prefería decir aquello, aunque le habían hecho venir a este lugar precisamente para aprender todo lo posible sobre pokemones y entrenadores de esta región. Luego miro de reojo a Ayaka, al parecer las noticias de su pueblo se habían hecho bastante famosas como para que se supiera de ella tanto por Ho-oh como los legendarios que residen allí, aunque siempre que iban entrenadores terminaban prohibidos sus intentos por verlos.

-Sí, lo sé~. Por eso he estudiado mucho. -cierra los ojos y sonríe con orgullo cuando Ester comenta que el conocimiento es de lo más útil. Ella estaba segura que sabía muchísimo y que todo le resultaría fácil... Pero la verdad es que posiblemente sólo sabía lo básico. Luego se volvió a Dante cuando se puso a hablar de sus Pokémon.

-¡Oh! ¿Esos son tus Pokémon? ...No me suenan para nada, ¿qué tipo de Pokémon son? -le pregunta al chico con extrema curiosidad.

Ayaka había tenido mucho contacto con Pokémon, sí... Pero ninguno de ellos llegaba a la rareza que suponía un Pokémon como Gastly y sus evoluciones, pues eran más comunes en otras regiones. Estaba más acostumbrada a ver Pokémon de tipo Planta, Normal y Bicho, pues eran los más recurrentes en la reserva... Pero jamás en la vida había visto en persona uno tipo Fantasma. ¡Seguro que sí se habría llevado un buen susto si Dante se proponía dárselo con ellos!

De repente las puertas del laboratorio se abren y una chica joven, rubia, con gafas y de aspecto dulce e inocente aparece. - Por favor, si me disculpan un momento... - dice agitando sus manos para captar la atención de los allí reunidos - Mi nombre es Bell y soy la ayudante de la Profesora Encina. Por favor, los siguientes entrenadores que voy a nombrar, si son tan amables, acompáñenme al interior - la chica, que porta un bolso bastante grande, mira en el interior y lo revuelve durante unos segundos que para ella parecen ser eternos. Por un momento parece que lo que busca no se encuentra ahí y se pone un poco colorada por la vergüenza, pero finalmente logra sacar un papel con una lista de nombres y respira aliviada antes de empezar a nombraros - Ayaka Ichiro, Dante, Hiroshi Ikura, Ester Feliver y Luke Soul. Posad por aquí, por favor.

A falta del chico llamado Hiroshi, los demás contestáis a la llamada y os adentráis en el laboratorio. En el interior os da la bienvenida un enorme vestíbulo decorado con grandes estatuas de pokémon majestuosos como Arcanine o Altaria. El suelo es de mármol reluciente y casi podéis ver vuestras caras reflejadas en él. De las paredes cuelgan tapices coloridos con imágenes de campos llenos de flores con pokémon tipo planta y hada. Flabébés, Floetes, Bellosoms, Hoppips y un sin fin más de estos tipos. En el centro de la habitación hay una enorme mesa llena de frutas y bebidas, poco más que un banquete real podría decirse. - Tomad asiento y picar algo de comer si queréis, por favor - dice Bel - La Profesora Encina estará enseguida con vosotros.

Ese chico sabía más de lo que decía. O eso o le habían criado dentro de una burbuja opaca, porque haber entrenado pokémon del tipo fantasma desde pequeño en un gimnasio oficial y negar todo conocimiento sobre lo que se cocía allí… Era sospechoso como mínimo.

 -Pokémon de tipo fantasma... Tu hermano ha debido ver mucho potencial en ti para dejarte cuidar pokémon como esos. Son de los más difíciles de controlar para los entrenadores novatos.

Aquello prometía. Primero una chica novata pero con una buena base y ahora este chico con talento natural para entrenar pokémon difíciles. Si esos iban a ser sus rivales el día de mañana, el viaje prometía ser más emocionante de lo que había pensado.

 -No te preocupes Ayaka, aunque nunca hayas visto un pokémon fantasma para cuando te encuentres con uno ya no te supondrá un reto ganarte su amistad.

Y entonces las puertas del laboratorio de abrieron y apareció una joven rubia con pinta de estar un poco perdida, la cual tras sacar una lista, empezó a llamar a los entrenadores novatos uno a uno ¡y que pronunció su apellido mal! ¿Tan difícil era decir Falivene? Ese “Feliver” ina a acompañarla en sus pesadillas una buena temporada.

De morros y mirando no demasiado bien a la pobre ayudante de la profesora, Ester entró en el laboratorio junto con sus compañeros. El sitio estaba lleno de arte relacionado con los pokémon y desprendía una sensación de lujo que hasta logró que se le pasara algo el enfado. Eso por no mencionar el banquetazo que les habían puesto. En cuanto Bel les dijo que podían comer lo que quisieran, la joven morena se acercó a la mesa para empezar a comer.

 -Esto está buenísimo… ¡Eh, venid a comer antes de que os deje sin nada!

Ayaka, tras escuchar a Ester mencionar que los Pokémon fantasma eran difíciles de entrar para entrenadores novatos, le entraron unas ganas irrefrenables de tener que encontrarse con uno de ellos de inmediato para comprobar si era cierto que eso sucedía con ella. Incluso infló los mofletes de forma muy mona de pensar que quizá esos chicos mayores que ella, y al parecer con más experiencia, no la consideraban capaz de hacer algo así... 

-¿Y dónde puedo encontrar uno de esos? -le preguntó a Ester cuando ella insinuó que no le costaría entablar amistad con un Pokémon fantasma cuando se lo encuentre... ¿Eso significaba que iba a tardar mucho en hacerlo?

No hubo tiempo para respuesta, pues la puerta del laboratorio se abrió y salió una muchacha nombrándola a ella y alguno de los presentes... ¡Ya sólo escuchar su propio nombre salir de la boca de una (en teoría) ayudante de la Profesora Encina le resultaba emocionante! Le resultó muy gracioso ver cómo la chica tenía dificultades para encontrar cierto papel en su enorme bolso, pero fue capaz de contener una risita tapándose la boca con una mano. 

En cuanto los invitó a todos a entrar, Ayaka tuvo que aguantar el impulso de salir corriendo de la emoción hacia allí, así que se contuvo yendo detrás de Ester y mirando embobada la elegante decoración y pulcritud del Laboratorio. ¡Era impresionante! Todo era magnífico; la decoración con cada una de las representaciones de los Pokémon de las que no se perdió detalle, el brillo impoluto del mármol del suelo, del que se podía ver incluso el reflejo de su cara y... ¡Ay! Ayaka se puso roja y se llevó una mano a la falda para taparse, porque claramente ella misma se veía a sí misma las braguitas. ¿Podrían vérselas el resto...? Qué vergüenza... Pero no. Obviamente la gente estaba más centrada en otras cosas, así que se relajó y fue derecha a la mesa del banquete junto a Ester en cuanto les invitaron a comer y, sobretodo, cuando ésta última sugirió que si no espabilaban se quedarían sin bocado.

-¡Vaya...! ¡Todo reluce, es precioso! ¡Qué nerviosa estoy! -tomó algo para comer, pero no tenía demasiada hambre. Sólo quería que la Profesora llegara de una vez-. Oye, Ester. ¿Tú de dónde vienes? ¿Tienes mucha experiencia? -le pregunta con curiosidad, para matar el tiempo.

Definitivamente les estaban haciendo esperar más de la cuenta, aunque el tener tantas personas que atender era algo más que entendible. Las conversaciones con las jovenes fueron tranquilas y el hecho de que dijesen que el entrenar pokemon tipos fantasmas era algo dificil le parecía relativamente acertado, aunque claro esto era más que nada por la gente que no solía codearse con ellos a menudo, aunque para él lo más seguro es que sería el cuidar de pokemon tipo hada o alguno por el estilo, la verdad no conocía de ellos y en Jhoto no era muy común ver a éste tipo de pokemon. 

Los que fueron llamados a entrar aparecieron en escena y el muchacho de cabellos dorados decidió seguir a las dos chicas quienes parecían tener una emoción desbordante, aunque también habían otros dos tipos que no parecían ser de una edad tan reducida como la de Ayaka. Si bien su primera intención no fue hablarles una mirada furtiva fue suficiente para intentar analizarlos, camino hacia la mesa donde se encontraban las chicas y tomo una frutilla para llevarla hasta su boca. -A todo esto, me has preguntado que pokemon espero, la respuesta ya es obvia hasta ahora, uno tipo fantasma. La verdad es que mi hermano ha hecho la elección. ¿Y ustedes? -Comio esta vez unas cuentas uvas.

Ya después de estar un rato parado sin hacer nada me estaba cansando, la verdad es que tenia la sensación de que no iban a salir nunca hasta que mi aburrimiento seso por la llamada titubeante de una cara conocida por el mundo pokemon: la ayudante de la profesora Encina la cual dijo el nombre de 5 personas lo cual me alegro y alivio a partes iguales, despues de eso me acerque a la multitud y a paso calmado fui poco a poco abriendome paso a travez de las personas voy pasando, porfavor permiso eran palabras que repetía mientras avanzaba hasta que llege a las puertas y me encontré con la ayudante y los otros nombrados, al llegar a la mesa tome asiento respetusamente adoptando una pose firme mientras sacaba el pecho por consecuencia de mantener recta la espalda y cruzaba las piernas, todo esto sin darme cuenta echo por costumbre y después de eso  me presenté -hola a todos soy luke soul, entrenador primerizo pero culto en el mundo pokemon, encantado de conocerlos a todos, y si me permiten  empezare yo respondiendo a la ultima pregunta, la verdad es que a mi me gustaria algun tipo fuego me parece que son una variedad imprecionante de pokemon la cual me gustaria entrenar y tomarme la libertad  de pasar tiempo junto con los mismos- digo hablando de una manera calmada y concisa, al terminar me doy el lujo de con un palillo tomar quesos que había en una bandeja cercana a mi.

Desde luego la tal Ayaka era una fuente inagotable de energía y pura curiosidad en movimiento. Pero a pesar de todo le parecía bastante maja. Tal vez por eso Ester se molestaba en perder tiempo haciéndole caso y resolviendo sus dudas.

 -Pues yo nací en Kalos y me mudé a Almia hará unos cinco años. Vivo con mis padres en la ciudad de Portópolis y he estado acudiendo a la academia pokémon de allí, por lo que mi experiencia es puramente teórica. Sé lo que he aprendido en las clases. -hizo una pausa para comerse un canapé- Pero eso no quiere decir que no sepa poner un pie delante de otro. Sé perfectamente qué tengo que hacer en cuanto reciba mi primer pokémon.

Luego miró a Dante.

 -¿Un fantasma de inicial? Si no me hubieras dicho de dónde vienes te habría tomado como mínimo por un temerario. -señaló al entrenador que acababa de presentarse- Nuestro compañero Luke por otro lado ha elegido un pokémon de fuego. Una fantástica elección para un entrenador primerizo aventurero ya que son buenos compañeros pero de temperamento algo difícil si no se está preparado para ello. En mi caso personal yo he elegido un pokémon del tipo planta. Son fáciles de criar, buenos compañeros, de carácter manso y aprenden técnicas útiles y poderosas. Sus ventajas de tipo no son desdeñables y un pokémon planta es uno de los tres pilares que forman el eje central de estrategia del equipo que tengo planeado.

Más bien que llevaba años planeando para el día en el que por fin saliera de viaje, pero eso ellos no tenían por qué saberlo.

 -Y antes de que se me olvide y pase por maleducada.

La entrenadora sonrió y le tendió la mano al chico de las gafas.

 -Encantada de conocerte Luke, soy Ester Falivene.

Ayaka atacó un platito lleno de aceitunas mientras escuchaba con interés el tipo de Pokémon que estaban esperando el resto de sus compañeros... ¿En serio iban a darle uno de tipo Fantasma como inicial? Era curioso, creía que no los daban... ¿Darían también Pokémon Dragones o Siniestros...? ¡Ojalá pudiese tener un entrañable y apretujable Zorua como Pokémon inicial! Era tan mono que estaba segura que no se cansaría jamás de darle achuchones y besitos. 

Después empezó a hablar aquel muchacho tan misterioso con el pelo de punta. ...Ese chico no había hablado hasta ahora, y le daba mucho respeto porque era muy serio. Más que respeto no podía evitar sentir cierto repelús hacia él, ¿sería una persona mala? Escuchó su diálogo asomándose un poco desde detrás de Ester, para no llamarle la atención. Al parecer ese chico quería un Pokémon de tipo fuego... ¡Si ella pudiese escoger cualquiera de fuego ahora mismo, sin duda sería un Vulpix! ¿Es que nadie se ha dado cuenta que los Pokémon Zorro son los más monos del mundo mundial? Sólo de imaginarlo se abrazaba a sí misma, imaginando que lo estaba achuchando hasta espachurrarlo...

...Y luego se puso a hablar Ester. Ella se consideraba a sí misma una persona que no se callaba ni debajo del agua, pero la carrerilla con la que empezó a hablar la chica le hizo reír un poco. Le recordaba en cierto modo a la profesora que tenía en la academia Pokémon, dando un monólogo de clase. ¿Así que ella ya estaba completamente segura de lo que hará en cuanto reciba su Pokémon Planta? ...Pues ella no, porque la verdad es que no sabe siquiera el Pokémon que va a recibir... Se supone que cuando lo tenga deberá entrenar y viajar, ¿no? Ganar experiencia. Porque si no gana dinero ganando combates tendrá que regresar con sus padres por no poder tener nada que comer... La sola idea le hacía brillar los ojitos de tristeza.

Cuando Ester terminó de hablar y de presentarse con Luke, Ayaka le dio tres toquecitos en el muslo para llamarle la atención de forma tímida. 

-...Ne, Ester-san. ¿Y qué es eso que dices que sabes que vas a hacer después...? -juntó varias veces sus dedos índices con voz de penita.

 -¿Hmm?

Vaya, esa pregunta la había pillado con la boca llena de frutas del bosque. Masticó y tragó a toda prisa para luego volver a ponerse digna antes de decir.

 -Seguir mi plan perfectamente calculado de entrenamiento, por supuesto. La base de la victoria se sustenta en tres cosas: equilibrio de tipos, entrenamiento y un lazo fuerte entre entrenador y pokémon. Si analizas los equipos de los aspirantes a la liga que han tenido éxito al vencer a los campeones de sus regiones te darás cuenta de que la mayoría se sustentan en estos tres pilares.

Buf, vaya cara que ponía la pobre chiquilla de asustada. ¿Se estaría pasando con la dosis de información?

 -No obstante, no tienes por qué preocuparte por nada Ayaka. Lo más importante para ser un buen entrenador es viajar mucho con tus pokémon. Y eso es lo que vamos a hacer, ¿no?

La primera explicación claramente la había dejado bastante patidifusa, por lo que sólo pudo quedarse mirándola con una expresión de cierta ignorancia mientras pestañeaba bastantes veces. Lo había intentado entender con todas sus fuerzas, pero no había manera... ¿De qué estaba hablando? ¿Es que su cerebro se estaba negando de alguna forma asimilar cada palabra que la chica decía...? ¿O era cosa de los nervios...? De todos modos, Ayaka se llevó una mano al mentón, fingiendo estar considerando lo que estaba diciéndole para no quedar como una tonta... Y apoyó todo el peso en una pierna, de lo más pensativa. 

-Sí, sí... ¿Pero qué vas a hacer...? -la pregunta de Ayaka era más simple de lo que Ester había imaginado. No le estaba preguntando qué estrategias o técnicas haría para el futuro... Sólo quería saber dónde iba a ir a continuación, más que nada para seguir sus pasos y no quedarse atrás-. Ah, ¿te refieres a que vamos a viajar juntas? -si Ester se estaba refiriendo o no a que irían juntas de aventuras, ya daba igual... Porque claramente Ayaka se había sentido invitada a compañarla, y se le notaba que eso la había emocionado muchísimo-. ¿¡Es eso...!? ¿¡En serio puedo ir contigo!? ¡Bieen, vale, me apunto, acepto! -dijo dando varios saltitos de alegría con la punta de sus pies-. ¡Seguro va a ser genial, vamos a vivir la aventura más increíble, vamos a conocer todos los Pokémon que existe y tú me ayudarás a atraparlos para mi, me enseñarás cosas y todo! ¿A que sí, a que sí?