Partida Rol por web

Lamrod sonrió mientras instaba a Rowan a que camine hacia la salida. 

—Lo siento, chico. Bastante sabes ya para ser un mero civil, sin ánimo de ofensa, por supuesto. Tu amigo en parte tiene razón. Os he traído aquí por una razón, pero eso no quiere decir que os pueda involucrar. Como ya dije, cuidad los unos de los otros. No puedo compartir más información contigo. Considera la mención al gas... un regalo. 

Mientras subía la escalera, su mano izquierda seguía oculta bajo la capa, como si no existiera. 

Una vez fuera, al fin pudisteis sentiros aliviados al ver de nuevo el sol y dejar de respirar aire viciado. Crim siguió con los carrillos hinchados mirando con cara de indignación a su entrenador un rato más, hasta que se aburrió y se puso a canturrear, como tenía costumbre. 

A lo lejos, Wisteria estaba hablando enérgicamente por el móvil y se llevaba la mano a la frente de vez en cuando. Quien quiera que fuera el que estaba al otro lado estaba royendo su paciencia. No muy lejos, Ace Long y Altair Momoru hablaban entre susurros. Ace sujetaba un cigarrillo encendido entre sus manos. Sin embargo, hacía rato que no estaba prestándole atención, el cigarro se estaba consumiendo solo y la ceniza se desprendía por si sola. 

Entonces, a través del cordón, sorprendido por veros salir del edificio con Lamrod, se hallaba Ian. Había llegado al lugar no hacía mucho y estaba haciendo señas para ver si alguno de los responsables le veía. 

- Un más uno, correcto. - Asintió con la cabeza, y por algún motivo, despegó la cabeza del teléfono y comprobó la pantalla unos segundos. Acto seguido, se puso de puntillas y más cerca de la puerta. - ¿Skye también? - Se giró hacia Layla y levantó el pulgar de la mano libre en señal de aprovación. - ¡Perfecto! Muchas gracias. - Guardó unos segundos de silencio mientras se escuchaba a su interlocutor hablar por el teléfono. - Ya han llegado los primeros pacientes... Auris y Oak tienen la situción bajo control, por ahora. - Se apartó ligeramente de la puerta, bajando un poco el tono de voz y miró a Layla. - Por lo poco que he podido ver, ha sido en el Pet Paradise, la macrotienda de artículos pokemon. Pero poco más... Si ves los noticieros y sale algo más, envíame un mensaje por favor. -

En ese momento, Luca recibe una llamada telefónica. Sorprendido, coge la llamada y responde. 

—¿Sí? Ah, hola, James. ¿Un más uno? No, tranquilo, sin problema. Skye también va a llevar a alguien, acabo de recibir su mensaje. ¿Cómo van las cosas por allí? ¿Ya hay noticias sobre lo que ha pasado? Aún no he podido acceder al feed de los noticieros. 

¿Se detuvo unos segundos a escuchar. 

—Así que Pet Paradise. Pero, entonces, ¿ha sido un accidente? Sí, claro, estaré atento, aunque pareces mucho más al día que yo. Nos vemos a la noche.

Casi podías imaginarte la cara de sorpresa de Luca, a pesar de que su voz no se mostrase excesivamente expresiva. Las preguntas posteriores lo confirmaron: 

—Así que Pet Paradise. Pero, entonces, ¿ha sido un accidente? Sí, claro, estaré atento, aunque pareces mucho más al día que yo. Nos vemos a la noche.

Algo hizo que James guardara silencio y mirara a su alrededor, pensando aun teléfono en mano. Todo aquello lo evocaba a una situación pasada hace no demasiado. - No lo sé... - acabó por reconocer con cierta duda en su tono, mientras negaba con la cabeza. - Por ahora, solo se eso. Gracias Luca. Nos vemos más tarde. - Y tras despedirse, colgó el teléfono, girándose hacia Layla.

- Señorita, esta usted formalmente invitada a la fiesta de esta noche. - guardó el teléfono en el pantalón. Se alegraba de que al final Layla también pudiera venir, estaba seguro que distraerse después de lo ocurrido le vendría bien.

Luca se despidió del tal James al teléfono y colgó. 

—Parece ser que todo ha ocurrido en el Pet Paradise, la tienda esa de animales. Están atendiendo a los heridos en el laboratorio Oak. Pero no me han podido decir si ha sido un accidente o no. Al menos, lo que indica ese humo es que ya no hay nada ardiendo... —dijo señalando a la humareda blanca—. Chiara no verá peligrar su velada. Y tampoco creo que haya problema con el transporte porque ya están abriendo las líneas... 

Skye se encogió de hombros cuando mencionaste lo de las medallas. 

—Bueno, no es como si hubiera prisa, ¿no? Así que tranquila. Si te sirve de consuelo, ahora mismo tenemos exactamente las mismas... —comentó—. Sí, bueno, mi hermana fue muy convincente con lo que me jugaba en el examen, ¿sabes? Y, técnicamente, no podría haberme presentado. Mi cumpleaños fue la semana pasada, así que técnicamente era menor de edad. Hubo una concesión por... el apellido familiar, ya sabes. Tenemos una cierta fama, ciertos beneficios diplomáticos y... unas expectativas asfixiantes. 

Sabías cómo era Majory, sabías que desde niña había entrenado duro para ser la mejor. Además, de rebote, Skye había tenido que mantener el tipo. 

Pero entonces, todo dio un giro inesperado, y todo volvió a helarse. 

—No lo sé, Andy. No sé qué pretendías con esa insinuación después de... bueno, de que me dejaras claro que tú y yo sólo podíamos ser amigos. Pero era suficiente con pedirme ayuda. Sabes que jamás te la he negado, y no pensaba negartela hoy tampoco —dicho esto, cogió el móvil y empezó a teclear rápidamente. Pulsó el botón, volvió a mirarte—. Ya está, estás en la lista. 

Guardó el móvil en el bolsillo y suspiró. 

—Si quieres colarte y entrar con el servicio, no voy a detenerte. Si quieres venir como mi más uno, también puedes. Lo dejo a tu elección. Pero de todas formas, Andy, la única que piensa que estamos mejor sin ti eres tú misma. Has tomado todas esas decisiones tú sola. No nos dejas llegar a ti, y nos echas la culpa. Estaría bien que, por una vez, no prejuzgaras sobre lo que queremos los demás. 

Dicho esto, cogió la enorme bolsa que había en el suelo. 

—Nos vemos a la ocho en el Persian, espero —concluyó, con los ojos clavados en la barandilla—. Cuidate, Andy —añadió después mientras te dirigía una mirada fugaz en la que podías vez que estaba dolido. 

Empezó marcharse, hasta llegar al borde de la escalinata. 

—Y... sabes que siempre puedes contar conmigo, Andy. 

No dijo más antes de empezar a bajar, pero casi pudiste completar lo que no había dicho en voz alta. 

"Incluso ahora". 

Volviste a quedarte sola en el mirador mientras la tarde continuaba su marcha. 

Acabé por sonreir ligeramente cuando me habló de cómo había obtenido su licencia. Desde siempre había tenido claro que la mayor ventaja de Skye siempre había sido también su mayor maldición. Y es que su apellido no sólo le servía para estar en listas importantes y para que se le abrieran puertas. También le añadía una presión extra a su vida que, en ocasiones, distaba mucho de ser agradable.

-Es verdad, tu cumpleaños. Casi no sé ni en qué época del año estamos... - mentí. Claro que me había acordado de su cumpleaños, y claro que había decidido que era mejor que é no lo supiera y que me siguiera odiando. Las cosas así siempre eran más fáciles.- Bueno, quien sabe, quizás algún día nos encontremos buscando medallas, o... - me interrumpí ahi, pensándomelo mejor antes de continuar una frase que no habría sido en absoluto apropiada.

Y menos mal, porque la respuesta de Skye a mi indignacion, hizo que el nudo de mi estómago se retorciera un poco más. Y es que una parte de mi, la misma que me había dicho hacía un rato que sincerarme con Skye era una buena idea, no paraba de gritarme que parara aquello, que dijera la verdad. Pero, ¿que iba a decir? ¿Que lo había mandado a la mierda porque me importaba lo suficiente como para no querer verlo hundido en la mierda más absoluta? ¿Que lo habia dejado para ir en busca de una psicopata que parecia estar dispuesta a volarnos a todos por los aires? ¿Que habia mentido, diciendo todas aquellas cosas, y me habia prohibido a mi misma el contacto con él por si algun dia alguien me relacionaba con todos aquellos "incidentes" y me acababa salpicando la mierda de Dylan? ¿Que no quería que lo relacionaran conmigo si el CEREN venía algun día a mi puerta? ¿Que ahora mismo ni siquiera tenía claro si la persona en la que me habia apoyado durante todo aquel tiempo se habia convertido en un asesino?

No, no podía decirle nada de aquello. Claro que estaba mejor sin mi. Y claro que, por mucho que me jodiera, tenia que parecer que era una cerda aprovechada que sólo lo buscaba cuando me interesaba y que ni siquiera recordaba su cumpleaños. Cómo no recordarlo, si llevaba 15 años celebrándolo prácticamente con él...

Asi que, cuando a pesar de todo, me apuntó en aquella lista, sentí como la vergüenza se apoderaba de mi. ¿Cómo podía mirarle siquiera a la cara? Suspiré, mirando al suelo, incapaz de mirarlo cara a cara en aquel momento. - Estaré allí a las ocho. - fue lo unico que dije finalmente, haciendo de tripas corazon para obviar todo lo que acababa de decirme, para no contestar lo que realmente pensaba a todo aquello.

Pero no pude. Skye ya se había girado, ya se había despedido de mi hasta las ocho, dejando aquella última frase incompleta en el aire, la que hizo que, a pesar de saber que cuanto menos me implicara, mejor iría todo, no me pemitiera dejar las cosas así, sin más.

-Skye... - lo llamé, en un intento por retenerlo un segundo más y que no se fuera con aquella sensación. No, tampoco aquello era justo- Yo... gracias por estar siempre ahí, incluso cuando ni yo misma lo estaría. - le dije, mirándolo desde la parte de arriba, casi aguantando la respiración- Cuidate. - dije, tras una pequeña y tensa pausa, en la que se me pasaron miles de cosas por la cabeza, dejándolo marchar.

Me sentía como un ser humano despreciable, como un monstruo por hacerle aquello a quien menos se lo merecía. Y aquel silencio, el que había estado manteniendo durante los útimos años, de repente me asfixió más que nunca. ¿Tendría la revelación del Paradise algo que ver con lo que ahora estaba sintiendo? ¿Habia abierto de una vez por todas los ojos?

No lo sabía. Ahora tenía que encontrar algo que ponerme para aquella fiesta que estuviera a la altura de los Frost y buscar algo de maquillaje para tapar aquellas magulladuras. Quizás, después tendría algo más de tiempo para sentarme a pensar conmigo misma.

-Bueno... imagino que luego le veremos - traté de sonreir aunque no salía una muy buena sonrisa ante la noticia de que Skye se tuvo que ir corriendo. Acto seguido Alex mencionó como le fué con la llamada y Flora no pudo contestar antes de que sonaran los telefonos. Antes de ver los telefonos si que le respondí a Alex - Mal... mi padre quiere venir hasta aquí, y dice que si ve que hay mucho peligro me llevará con el a casa. Yo... no quiero volver. Menos ahora cuando estamos juntas con Sunny y Green y con los demás que acabamos de conocer como Flora o Skye. Yo quiero seguir mi viaje con vosotros. - estaba muy triste y aguantaba el llanto, pero era palpable mi cambio de humor.

Ian entró y traté de evitar que me viera tan triste despidiendole con la mano ante su extraña velocidad. Cogí entonces el movil y abrí los dos mensajes para ver de que se trataban.

Cuando Luca sonríe, Avery se ve forzado a sonreir también con una cierta complicidad. Ese era el poder que tenía sobre él, y miedo le daba.

Una vez en la azotea se llenó los pulmones con aire limpio y estiró los brazos hacia los lados, desperezándose de manera casi hasta escándalosa, y por último alcanzó las dos pokéball para liberar a Growlie y Cinder. El primero era bastante más cariñoso con él, y tardó bien poco en lanzarse a sus brazos, mientras que el segundo, más curioso, correteó directamente al margarita desperdiciado. Qué peligro.

—¿Hm? —Giró la cabeza hacia Luca y se levantó con Growlie todavía en brazos—. ¿Deben ser lo que queda del incendio, verdad?

Pero antes de que su compañero pudiera corroborar ya estaba enzarzado en una llamada telefónica, de modo que Avery aprovechó para dejar que Growlithe campara a sus anchas un poco, y que inevitablemente fuera directo hacia Argos.

—¿Pet Paradise? —Preguntó, ahora más extrañado todavía, empezando a convencerse de que tenía que haber sido un accidente. ¿Para qué iba nadie a elegir esa tienda como objetivo?— Qué raro, y menos mal, porque no te imaginas la cara que tenía tu hermana antes. Creo que si sus planes se hubieran torcido su reacción habría sido peor que la explosión.

Sonrió un poco y se giró para apoyar la espalda contra la barandilla, fijándose su atención en los pokémon y cruzándose de brazos.

—¿Qué es lo primero que habías dicho, de todas maneras? ¿Al final vamos a ser más de los esperados?

Noté que los móviles volvieron a sonar, y ya ojearía luego el mío... pero antes escuché a Emily hablando sobre su llamada. Y parecía que no le había ido nada bien. Con lo feliz que siempre suele ser mi amiga, se le notaba a la legua siempre cuando estaba triste... y ahora más evidente no podía ser. Por lo que cuando terminó de hablar... algo roja la abracé, para que se pudiera relajar con el apoyo de una amiga -Tranquila Emily... no te preocupes- le fui diciendo... tampoco es que supiera del todo que cosas decirle para que no estuviera triste; pero intentarlo lo intentaría -Seguro podemos continuar todos juntos el viaje... y si es necesario, cuando venga tu padre yo misma intentaré convencerle de que no pasa nada tan grave como para que te tengas que ir- le comenté a mi amiga, intentando consolarla como lo había dicho ella -Si necesitas cualquier cosa me la pides, ¿vale?- le terminé diciendo, manteniendo el abrazo hasta que mi amiga quisiera, o bien me sienta incómoda.

Después de que me respondiera, comprobaría mi móvil al igual que mis compañeras, mientras que vi como Ian también se iba con prisas... ¿porque todo el mundo se va con prisa? -Adiós Ian...- me despedí de el antes de que se fuese a toda velocidad. Miré mis mensajes y la verdad es que no me sorprendí -Quince llamadas de mi madre y cinco mensajes... creo que os gano a todos- dije suspirando un poco. Así normal que estuviera tan ansiosa cuando hablé con ella. Aparte de eso tambien tenía un mensaje aparte... así que lo leí -¿Os parece bien que vayamos saliendo ya?- pregunté a las chicas mientras abría el mensaje.

Flora levantó la cabeza del móvil, medio oyendo la conversación. Así, escribió rápidamente en el blog de notas de su móvil y os lo enseñó. Al ser sólo dos personas, parecía un apaño interesante. No sería eficiente con más personas.
"¿Qué le has dicho para que crea que todo es tan peligroso?" se podía leer.
Ella ya había informado a su hermano. Skye también a su hermana. Alex había hablado con su madre. El único en pánico absoluto había sido el padre de Emily.

Sonrió y ladeó la cabeza cuando Rauru les observaba. Por su parte, Opaco parecía hacer caso omiso del Abra, como si mirara literalmente a través de él... a algo que, aparentemente, no estaba allí. Layla agitó la mano, como saludando al recién llegado, mientras James se levantaba a telefonear. Trató de mantenerse en silencio mientras la conversación se llevaba a cabo, y no pudo evitar soltar una exclamación de felicidad cuando el psicólogo le dio la buena noticia.

-¡Genial! -dijo, levantándose casi de un salto y chocando los cinco con aquel rubio al que acababa de conocer- ¡Seguro que es una gran fiesta!

En ese momento, James había cometido ciertos fallos de los cuales no parecía ser consciente. Entre otros, el más importante era que sobre la mesa había dos guantes blancos, de tela fina que destacaban sobre el resto de la habitación. El segundo error fue tomarse el lujo de relajarse y disfrutar un rato del momento, despreocupado. Pero el más grave de todos, fue levantar la mano cuando Layla hizo el ademán de chocar la mano.

De una forma involuntaria y dejandose llevar, hizo lo mismo, levantando la mano y chocando con la de ella de una forma sonora. Apenas una fracción de segundo que hizo que a James se le dilataran las pupilas y el gesto de su rostros cambiara a una mezcla de pánico momentaneo y desconcierto.

Era evidente que algo había pasado en aquel momento. Rauru se giró rápidamente y hizo el gesto de acercarse a sue ntrenador, y otra pokeball se abrió desde el cinturón revelando un Froakie que avanzó rapidamente hasta James. Por su parte, el chico retrocedió unos pasos a la par que cerraba los ojos y cogía aire por la boca, como si estuviera recuperandose de un buen susto.

Se apoyó en la mesa, con aquella pupila aun dilatada y mirando a su alrededor, buscando orientarse. - Layla. - después de unos segundos, la reconoció. Rauru se situó junto a James, con un claro gesto de preocupación mientras que Ruto, la Froakie se situaba al otro lado, agarrándose al pantalón de él. - Esais bien. - dijo al notar a sus dos pokemon a sus pies. - Yo... - parpadeo un par de veces, mientras la pupila volcía a tomar su natural forma. - ...perdona. - Se sentía culpable. - No quería... He visto... la explosión. - cogió aire una vez más, centrándose.

Esta vez, se giró y tomó los guantes, poniendoselos a corre prisa. - Ha sido una experiencia muy fuerte. - reconoció, negando con la cabeza. - Ha sido culpa mía. - reconoció, bajando la mirada.

Acepté el abrazo de Alex, e incluso apreté un poco por un momento para tratar de sentirme mejor, aunque no por ello lo hacía mejor el asunto. - Gracias Alex, eres muy buena amiga. - Fue entonces que me pusa mirar los mensajes como los demás, y al verlos, comprobé lo que decía en la prensa pelipper.

Di un profundo suspiro cuando Flora preguntó acerca de lo que le había dicho peligroso - Pues... Me parece que la conversación se tergiversó... y mucho... Sabía que mi padre se pondría muy exaltado con el tema del ataque... pero no sabía que iba a llegar a tales extremos por prejuzgar algo y decir que no lo sabía... - Sabía que no me explicaba para nada y no me extraña, con toda la confusión y sin que mi padre me mencionara nada de por qué estaba así, era imposible arreglarlo antes... si lo hubiera sabido lo hubiera solucionado y ahora no estaría así. - Le dije, por lo que sabía hasta entonces de los anteriores ataques que se habían dado, que no sabía que habían atacado, que pensaba que había sido la sede de CEREN, que lo creía, y luego que no lo sabía con seguridad... Vamos que de pensar en algo que podría haber sido, pasé a que no lo sabía en segundos, y no pude saberlo antes de llamarle.

Suspiré de nuevo - Supongo que solo me queda hablarlo con el mañana y solucionar el malentendido... Y lo siento Alex si ha afectado en algo a tu madre. Mi padre me ha dicho que ha hablado con ella, así que imagino que ahora tendrán los dos la misma información... De veras lo siento. - Esperé a que me respondiera antes de asentir a la propuesta de Alex, si es que todavía quería seguir haciendolo - Si claro... Mejor que nos de el aire un poco.

Mientras que Emily le respondia a Flora lo que habia pasado con su padre. Y creo que tanto lo que estaba leyendo como lo que estaba diciendo ella básicamente decían lo mismo: que Emily le había dicho a su padre que el objetivo del ataque fue el centro de CEREN -Pues en verdad yo pensaba lo mismo... sólo que yo no dije nada para no preocupar a mamá más de lo que estaba- pensé. Aunque la verdad esa noticia de la Pet Paradise me sorprendió... ¿porque destruir una tienda de mascotas? Vaya objetivo más raro para unos terroristas.

Entonces escuché como mi amiga se disculpaba conmigo por haber preocupado a mi madre con la noticia pues se lo habría dicho su padre -Si, me ha mandado un mensaje diciendo que Leo le dijo que CEREN había sido atacada y que mañana pues debíamos discutir sobre si debo continuar o no el viaje- fui informando a mi amiga con tono neutro -Pero no hace falta te disculpes. Lo único que pasará mañana es que desayunemos todos juntos supongo, que tu padre duerma en mi casa, y quizas caiga una regañina por preocuparles... no es nada que me moleste, por lo que tranquila- le dije a mi amiga mientras le respondia a mi madre por mensaje. A mi no me molestaba, por lo que no necesitaba disculparse. Además con lo que sabíamos seguro no iban a mandarnos de vuelta a Hoenn. No estaba nada preocupada.

Guarde mi móvil y cogí mi incubadora -Pues vamos al centro, que al final no vamos a poder comprar nada que ponerse para la noche...- termine diciendo. Y si todas estábamos de acuerdo nos iríamos.

No pudo sino echarse para atrás y arquear una ceja, extrañada. Hasta Opaco parecía sorprendido por la repentina actuación y (10 segundos más tarde de que todo aquello ocurriera) había erizado su lomo y se había puesto como de puntillas sobre sus cuatro patas, como si estuviera dispuesto a hacer algo a su propio ritmo. Layla trató de analizar todo lo que acababa de pasar en tan poco tiempo, pero había sido demasiado repentino...

-Yo... eh... -comenzó a balbucear- ¿Estás bien? Bueno, había oído hablar de esto, pero... -se excusó, sin saber muy bien qué decir. Era cierto que había oído que aquellas personas existían, y que sintonizaban muy bien con pokemon de tipo psíquico, incluso la forma en la que había sacado la pokeball de Rauru le había revelado su condición, pero... una nunca sabía cuando todo lo que le decían al respecto era verdad y cuando no.

Levantó las dos manos como tratando de parecer inofensiva al tiempo que volvía a observar toda la habitación. No sabía si sentarse, si seguir de pie...

-¿Quieres que llame a alguien? ¿Necesitas agua? -comenzó a interrogar, sin saber bien qué hacer y sin pensar que podía estar poniéndole nervioso.

Contengo mi decepción ante las palabras de Lamrod. No es la respuesta que quería, pero sí la que esperaba. Parece que tendré que demostrar mi valía por otros medios, pero eso no me preocupa. La Justicia siempre se abre camino, y yo soy su adalid. La mención al gas. Gas Musharna...Es un buen punto de inicio para investigar. Y creo que sé quién puede ayudarme un poco con ese tema.

Pensando en estos temas, salgo al exterior y me veo obligado a entrecerrar los ojos por el aumento de luz. Miro hacia abajo y Deino parece no haberse inmutado. Me giro hacia Lamrod para despedirme de él y jugar mi última baza.

-Señor, aquí tiene mi número de contacto, por si en algún momento de la investigación se requiriera mi ayuda. Si me encuentro con algo sospechoso durante mi viaje, me pondré en contacto con el CEREN.

Me despido de él con una leve inclinación de cabeza y me dirijo hacia Wisteria para hacer lo mismo, aunque por su aparente estado de ánimo procuro no molestarla demasiado en su conversación.

-Ha sido un honor conocerla, Wisteria Oak. Sepa que estoy a disposición de la Guardia de Kanto siempre que sea necesario.

Después de despedirme cordialmente de ella, me separo un poco y saco mi teléfono móvil. 

Sí, necesitó unos segundos más para recuperar la noción del espacio que ocupaba, y del tiempo en el que estaba. Aun con la respiración agitada, se llevó las manos al pecho, como si buscara algo, y desvió la mirada a la gabardina, dándose cuenta que lo que buscaba estaba allí. Desistió de acercarse a por su reloj, cerrando los ojos unos segundos. - Estoy bien, perdona. -  comenzó a decir, mientras levantaba la mano y la movía de lado a lado para intentar no preocupar a la chica. - Esto ha sido lo que llamamos "un viaje mental". - Resopló, negando con la cabeza. - Los sentimientos, los recuerdos y los pensamientos están interconectados. - dibujó un triangulo en el aire, con el dedo índice. - La gente como yo no puede relajarse, un pequeño despiste y te ves rememorando algún recuerdo de otra persona. - No sabía como explicar algo así a alguien que no podía sentir. Se veía tan incapaz de explicarle como funcionaba como de explicarle los colores a un ciego.

- No es algo que suela pasar, me ha pillado con la guardia baja. Ha sido un día... complicado. - reconoció, intentando arquear los labios a una sonrisa tranquilizadora. - No, no te preocupes... solo un par de minutos aquí sin moverme demasiado. - bromeó, dando un par de palmaditas al escritorio donde estaba apoyado. Aun podía sentir el corazón latiendo con fuerza, aquella bocanada de aire en el pecho y la sensación de haber pasado un susto de muerte unos segundos atrás.

¿Qué pensaría Catalina si me viera así? Aquella pregunta se repitió en su cabeza durante un buen rato, una sensación de autodecepción y amargura hacia sus propios fallos. Por suerte, el entrenamiento recibido le ayudaba a centrarse en el aquí y ahora, y recuperar gradualmente aquella templanza y calma típicas de él. - Si quieres, puedes preguntarme lo que quieras. - se ofreció, moviendo la mano de lado a lado. - También podemos... hablar de otras cosas, o si quieres hablar de lo ocurrido durante la explosión... - Después de todo, en este último tramo, él había vivido lo mismo que ella... literalmente.