Partida Rol por web

Green vio cómo cambiabas el ritmo de combate y sonrió. Pero no por ello dejó de jugar más en serio. En esta ocasión Szisor consiguió acertar de lleno a Golduck. Green soltó una carcajada de orgullo, justo antes de contraatacar: 

—¡Golduck, acuacola ahora que está a rango! —ordenó—. Aprendes rápido, Layla —dijo después, mientras su pokemon, completamente centrado en el combate, obedecía. 

No tuvo tanta suerte como Szisor, el golpe de éste le evitó tener un buen ángulo. Sin embargo, acuacola también golpeó a un fatigado Szisor. 

Ambos pokemon estaban esforzándose mucho. Se notaban las horas y dedicación. 

Era una brújula figurada. Una verdadera pena, le habría encantado ver algo así y seguir las sombras para ver si algún Gengar estaba intentando jugarles una mala pasada. Con la de tiempo que había pasado con Yue persiguiendo Gastlys de pequeño, este habría sido una vuelta al a infancia por la vía rápida. Con una decepción poco perceptible para cualquiera que no fuera mentalista, siguió dándole vueltas mientras escuchaba las palabras del Juez. - Sí, claro. - afirmó con la cabeza. El recuerdo de la escena le ponía la piel de gallina, y le causaba cierto malestar.

- Una chica que me acompañará esta noche al Persian Palace. Por desgracia, el único retazo importante de memoria que conserva de aquel lugar es el trauma después de la explosión. Ella afirma que se encontraba comprando en aquel momento, pero el retazo de memoria que pude ver ella estaba fuera, lo que corrobora la teoría de que los sacaron fuera mientras estaban incoscientes. - resumió, moviendo la mano derecha a la par que explicaba, dándole énfasis a la explicación.

- Por eso, quizás otros testigos aportarían más información. Quizás algún dependiente de la tienda o algún responsable. Ellos deberíans aber que había en el sótano, y podríamos comenzar a construir un perfil desde ahí. - Para James, la prioridad desde su punto de vista residía en conocer lo sustraido, para conocer las motivaciones de los ladrones.

No robas algo si no quieres hacer algo con él.

Aquel intercambio de golpes no parecía estar beneficiando a Scizor, hasta que algo se encendió en la cabeza de Layla.

-Recuerda que cada tipo de Pokemon es más efectivo contra unos tipos en concreto, y es débil contra otros, nunca lo olvides, Chispa.

Ladeó el rostro al tiempo que miraba el Pokegear y asentía para sí con una media sonrisa; aquel combate lleno de emociones y bajo la mirada de Green estaba haciendo que tardara más de lo normal en concentrarse...

-¡Corte furia, Scizor, no cedas terreno! -exclamó, dando palmadas para intentar animarle.

Cuando vio el movimiento que usaste, sonrió de satisfacción, como si lo hubiera estado esperando. Su mirada tenía el mismo fuego que, durante unos instantes, viste en su tía. Parecía mentira lo mucho que podía cambiar dentro y fuera del campo.
—Muy bien, Layla —te elogió—. Sabía que no tardarías en ver la estrategia. Pero, con todo mi pesar, son mis pokemon y juego en casa. No es nada personal... — dijo con una sonrisa que no te gustaba un pelo.
Entonces, lo viste, cómo se había adelantado a ti casi antes de que empezara la pelea. Seguramente, lo supo en cuanto los pokemon estuvieron en el campo. Después de todo, eran suyos.
—¡Golduck, anulación!
Y fue efectivo. Golduck se llevó el golpe, pero Szisor no podría volver a usarlo en cuatro largos turnos...

-¡Pero bueno! -se quejó sonoramente, antes de pensar unos instantes y bramar- ¡Scizor, persecución!

Esperaba que con ese combate pudiera ir recuperando la iniciativa en el combate.

Green, viendo lo rápido que te recuperaste, no tuvo tiempo de decirte gran cosa. Simplemente, se concentró en el siguiente ataque. Sin embargo, tenía una clara sonrisita de aprobación. 

—¡Aquacola de nuevo, Golduck! —ordenó a su pokemon. 

Los dos pokemon, cansados, lanzaron sus ataques acertando en el blanco. Parecían que estaban claramente en tablas. 

Green había hecho un gran trabajo entrenando a un equipo tan equilibrado. Eso podías apreciarlo. 

Se inclinó un poco hacia adelante, como queriendo decir algo que sólo Scizor escuchara (algo que, dadas las circunstancias, era imposible).

-Vamos, casi lo tienes... ¡estoy segura de que ganaremos esto juntos! -dijo, tratando de animarle- Seguiremos con persecución -indicó.

La batalla claramente estaba en un punto crítico. Ya quedaba poco para ver la resolución final.
—¡Acuacola una vez más!
Los dos pokemon, llegando a su límite poco a poco, volvieron a chocar con sus ataques.

Viendo a los dos pokemon era difícil saber cual se alzaría victorioso. No obstante, Layla no se podía permitir perder el empuje que estaba consiguiendo los últimos turnos con aquel ataque. De no haber sido por aquella anulación... Sonrió para si mirando a Green, estaba claro que era mejor entrenador que ella.

-¡Vamos, un último esfuerzo, persecución! -insistió.

Green estaba sonriendo, pero su mirada miraba de forma analítica a sus pokemon.
—Última ronda —avisó a estos, los cuales asintieron con la cabeza.
Después suspiró y volvió a declarar su ataque.
—¡Golduck, acuacola!

-¡Vamos, un último esfuerzo! -insistió, señalando al Golduck como instando a Scizor a atacar- ¡Persecución!

—¡Acuacola una vez más! —gritó Green. 

Aunque, como ya había dicho apenas un minuto antes, ese era el último turno. Así, en cuanto ambos pokemon chocaron en el aire, tras el impacto todo se quedó quieto, llegando a la cámara lenta. 

Un segundo de tensión sacudió el patio de los Oak, hasta que, entones, ambos pokemon cayeron de rodillas, aún aguantando el golpe. Acto seguido, en caro empate, los dos se desplomaron en el suelo. 

En cuanto eso sucedió, Green relajó el gesto, como si acabara de salir del algún tipo de trance. Su sonrisa se suavizó y sus ojos volvieron a tener el mismo gesto gentil de siempre. 

—Vaya, ¡pues hemos empatado! —comentó risueño. 

Empate. No habíais acordado un empate. Miraste de reojo a Green. ¿Habría sido a propósito? No, no podía ser. Ninguno sabía qué pokemon iba a tocar*. 

Se acercó a sus pokemon para ver cómo estaban. Ayudó a los dos a incorporarse y les felicitó. 

—Muy bien, Golduck. La próxima vez, tenemos que practicar un poco más la potencia de esa cola, ¿vale? Szisor, muy bien en general pero vamos a mejorar la variedad de ataques, ¿vale? Los dos lo habéis hecho genial. 

Después, se levantó y fue a una caseta de donde sacó dos boles de comida pokemon y agua. Se lo dejó al lado a los dos pokemon que, en cuanto olisquearon el festín, se pusieron a comer como si no lo hubieran hecho en años. 

—Calma, calma, ¡ansias! Os va a sentar mal... —dijo Green, aunque no sirvió de mucho. 

Suspiró al ver a los pokemon hacer oidos sordos y se volvió hacia ti. 

—Perdona, tenía que atenderles.... Bueno, pues empate. ¿Y ahora? —preguntó risueño. 

Sonrió al ver como Green animó a los pokemon, les indicó sus errores o como mejorar de cara al siguiente combate y después se encargó de darles de comer. Era todo un ejemplo. Seguía mirándole y sonriendo cuando se le acerco y dijo aquello. Las mejillas de Layla se encendieron, pero no apartó sus ojos de los de él.

-Se me ocurre alguna idea, la verdad -comentó, rodando los ojos antes de volver a mirarle fijamente- . Pero no quiero asustarte, de momento -se encogió de hombros y se revolvió levemente el pelo, arqueando un poco su sugerente figura- . Aunque lo cierto es que necesito un lugar donde quedarme, al menos esta noche, antes de que empiece el viaje y todo eso... -murmuró- No conozco hoteles aquí, ¿me recomiendas alguno? -preguntó, ladeando el rostro y mordiéndose levemente el labio de manera inconsciente.

Green se sonrojó levemente y apartó la mirada mientras disimulaba un arranque de tos. Saltó directamente a contestar a tu petición. Sacó el móvil y te enseñó un par de lugares en el mapa. 

—Tienes un par de pensiones que están bien. Una está no muy lejos de aquí, en la zona antigua. La dueña es conocida de la familia. Es un lugar muy pequeño, mira. Segun salgas, la segunda casa de la siguiente manzana. Dile que vas de nuestra parte. La otra está en la parte nueva. Me temo que no conozco mucho el sitio, pero tiene buena fama y nombre. Está bastante cerca del Persian, igual eso hincha los precios hoy... 

Después de eso, echó a andar a la entrada del jardín y te acompañó a la salida. 

—Entonces, ¿a las 8? 

-Gracias -dijo en respuesta a la información sobre el hotel- Es posible que esté lleno, si, pero... bueno, mejor eso que nada, supongo -comentó mientras caminaban hacia la entrada de la casa, antes de comenzar a asentir en silencio para luego tomar la palabra- Si, si, a las ocho estaré allí -dijo finalmente, para acercarse a él y darle dos besos en la mejilla, sin querer algo cerca de los labios.

Después, sin dar tiempo a que él dijera nada, se alejó un poco más rápido y se despidió con la mano.