Partida Rol por web

Origen: Rowan Wynn

Destinatario: James T. Sonnezorn

Asunto: ataque

Mensaje:

Doctor,

he podido presenciar la zona del ataque y realizar algunas investigaciones. Me gustaría contar con su opinión dada su experiencia en el campo psíquico, pero ateniéndome a las circunstancias actuales, un medio electrónico no me despierta confianza. Me gustaría hablar con usted en persona tan pronto como fuera posible.

Gracias por su atención.

Rowan, Lamrod no hace ningún gesto cuando le dices eso, pero su ceja se levanta de forma casi imperceptible. No sabes discernir si porque le has dado tu tarjeta, algo que no rechaza y termina guardándose en el bolsillo (aunque no sabes dónde acabará), o si es por tu mención a CEREN. 

Te lo imaginas conteniendo un suspiro que no llega a manifestarse. Asiente con la cabeza, a modo de conclusión, y su mirada cruza el horizonte hacia donde Ian está haciendo gestos. 

—Nos vemos, chico —dijo simplemente, antes de echar a caminar hacia donde estaba Ian y hacerle un gesto con la mano. 

Ian pasa por el cordón, mostrando su licencia y el capturador que demuestra su cargo de ranger junior. Tras presentarse, le ves estrechar la mano a Lamrod, se ponen a charlar en una esquina. 

Tras el cordón, Green está al lado de su tía observando la situación con cara de circunstancias. Te acercas a hablar con Wisteria. 

Ryan, tu padre sigue en la esquina, pero te ve y trata de esbozar una sonrisa que no termina de cuajar. Está estresado, algo no termina de cuadrar. 

Al acercarte a Green y Wisteria, puedes escuchar parte de la conversación de Wisteria al teléfono. Por lo menos, cuando llegas, parece que la cosa está más calmada y se está despidiendo. 

—Que no, de verdad, Leo. Te prometo por lo que más quieras que la explosión no ha tocado un solo ladrillo al edificio de CEREN. Ha sido en una tienda de animales. ¡Sí, estoy ahí ahora mismo! Acabo de contestar a los medios, no tardará en salir algo en el Pelipper. Así que estate tranquilo. Emily estará asustada y se habrá imaginado lo peor, eso es todo... Si, bueno, pero eso ya lo discutís entre vosotros. Te aseguro que no voy a dejar que les pase nada a ninguno. Leo, por Arceus, que estaba con mi sobrino. Sí, de verdad. Vale, no, tranquilo. Si lo entiendo, estás muy lejos... ¿Mañana? Ehm... Sí, vale, estaré en Ciudad Verde, pero puedo bajar. Hasta luego. Recuerdos para Felicity. Adiós.

Agotada, cuelga y guarda el teléfono. Mira a Green exhausta. Green, que no sabe qué aportar, se encoge de hombros y le da una palmadita en la espalda a su tía. 

Al fin, Wisteria se vuelve hacia ti. 

—Gracias por el ofrecimiento, Rowan, ¿no? —dijo, haciendo memoria para recordar tu nombre. 

Podías ver que estaba estresada, pero que seguía firme. No obstante, la sombra oscura de tristeza aparecía por momentos en sus ojos. No sabías por qué, ni como, pero estaba ahí. Cuando creías que desaparecía, la volvías a encontrar. 

—Tranquilo, lo tenemos bajo control. Espero que lo que sea que os haya querido enseñar mi marido haya valido la pena. Felicidades por la licencia, y espero verte pronto en el gimnasio Verde. Te aseguro que esa líder es la más dura de todas —dijo guiñando un ojo a Green. 

El chico, complice, sonrió de vuelta. 

—Sí, Siena no os lo pondrá fácil a ninguno. Por suerte, la tradición es que vaya en último lugar, así que tendréis tiempo de haceros fuertes... 

Wisteria asintió, después miró la hora. 

—Chicos, os tengo que dejar. Tengo que pasarme por el Laboratorio Oak. Green, ¿te acerco? —preguntó. 

Green dudó un segundo, se encogió de hombros y después asintió con convicción. No todos los días se podía montar en un pokemon de la Guardia. Wisteria sonrió a su sobrino, y viste una chispita avivada que derretía la oscuridad. 

Eran muy parecidos, tía y sobrino. Quizá por eso se llevaban tan bien. 

—Nos vemos a la noche, Rowan —dijo Green mientras seguía a su tía. 

Tras una breve charla con Wisteria, tanto ésta como Green pasaron el cordón y se dirigieron hacia donde se encontraban las monturas de la Guardia. Wisteria montó en el Pidgeot shiny, y dejó una pokeball más a Green, que resultó ser un Togekiss. 

Juntos, despegaron y emprendieron un breve vuelo hacia el laboratorio Oak. 

Flora, tras escuchar lo que deciais, prefirió no añadir nada más. Se limitó a recoger sus cosas, a guardar a Lili y dirigirse a la entrada tratando de sonreir y mostrarse animada. Por el camino, os despedisteis de Sunny que iba cargada de suministros, la mayoría eran gasas y desinfectante. No parecía que hubiera mucho movimiento, o nada grave. 

Una vez fuera, empezasteis a bajar por la ladera. Estabais en la parte más vieja de Ciudad Paleta, lo que inicialmente era el pueblo. No muy lejos estaría la casa de Red, la original. La sensación, agridulce por cómo acabó la historia, os da que pensar. 

El entrenador más grande de todos, y también la mayor catástrofe del mundo pokemon jamás contada. 

Sin embargo, también tuvo su aventura, y empezó ahí. Como vosotras aquel día, aunque con algunos eventos imprevistos. 

Luca, a tu lado, se encogió de hombros. 

—Yo qué sé, ¿bajar los precios de la comida pokemon? No se me ocurre gran cosa, la verdad. Parece un suceso muy... humm... aleatorio. Hasta, no sé, igual ha sido un accidente. Simplemente, todo el mundo pensaría lo peor, ¿no? Que habían vuelto a atacar CEREN... Hasta yo lo pensé, la verdad. 

La mención a Chiara le hizo reir. 

—Chiara es capaz de contratar su propia brigada y apresar a todos lo posibles terroristas si eso amenazara uno de sus eventos. La viste enfadada, ¿no? No te envidio. Es... es... como cuando baja la presión antes de una gran tormenta, ¿no? 

La verdad es que la descripción era bastante acertada. Sentiste un escalofrío al recordar esa cara de furia contenida en absoluto silencio. 

— Y sí, vamos a ser uno más. Tengo que ir a avisar a Gina de todo. ¿Puedes quedarte con los pokes? No tardaré... —dijo mientras se encaminaba a la salida. 

De repente, cinco pokemon te miraron y se dieron cuenta poco a poco de que eran cinco, y tú sólo uno... Lo que parecía una tarea sencilla, se convirtió en un intenso cuarto de hora "jugando" con ellos. 

Cuando Luca volvió, tenías a un Growlithe mordisqueandote una zapatilla, a Argos mordiendo tu antebrazo, Dony estaba tratando de trepar a tu hombro, Noibat estaba encaramado a tu cabeza y Cinder... Cinder pasaba de todo y estaba haciendo estudios de la gravedad con las copas olvidadas en las mesas. Ya llevaba tres rotas. 

Por suerte para ti, Luca tuvo la genial idea de traer comida pokemon consigo. En cuanto las fieras empezaron a comer, te sentiste liberado. Tenías babas por toda la camisa, sospechabas que las manchas no se irían nunca. 

—Vaya, parece que has perdido una pelea, Avery —rió Luca mientras acariciaba a Argos y te observaba de arriba a abajo. No era tu mejor momento. 

Después, te tiró una de las toallas de la piscina para que te limpiaras un poco al menos. 

—¿Sabes? He esquivado un hiperrayo ahí abajo, tío. Resulta que me quería poner al lado de Felicia. Pero con el más uno de última hora no cabemos. Así que ahora estaré sentado al lado de una de las invitadas. Te tiene que sonar su nombre, Aqua, Aqua Giovanni. 

El nombre, ni chiripa, pero el apellido... El apellido era otra cosa. Y no solo de Canera Royal. 

Suspiré cuando, después de salir del laboratorio y andar un rato, vimos la casa de Red. - Me pregunto si es algo normal que todos los que inicien su camino empiecen con un mal paso... - Agité la cabeza intentando quitarme los malos pensamientos de encima - Bueno, vamos al centro comercial antes de que se nos pase la hora. Por cierto Flora ¿Tu no tienes vestido? Aunque vas muy guapa ya de por si. - sonreí levemente con aquellas palabras para después dirigirme a Alex - Supongo que podremos encontrar algo para todas si no. ¿Verdad Alex?

Bueno, parece que aquí hemos acabado, veo como Rowan habla con Lamrod y se ofrece a ayudar, me despido con un gesto de él cuando caigo en que Ace esta aquí. Respiro profundamente, no podia comportarme como un crio, al menos tenia que saludar. Me acerco midiendo mis pasos a mi padre mientras busco qué decir exactamente, Crim lo mira con curiosidad, es lógico ella tambien lleva mucho sin verle. Cuando llego a su altura me apoyo distraidamente en la pared antes de hablar.

-Hola... qué tal?- ¿en serio?, ¿"qué tal" era lo máximo que se me ocurria? Vuelvo a respirar hondo.

- Parece que se ha montado una buena- "Eres el rey de las conversaciones incómodas", pienso cuando me doy cuenta de la estupidez de mis palabras.

Al final después de caminar desde casa del laboratorio nos encontramos en la parte antigua de la ciudad, donde estaba la casa de Red... aunque la verdad es que ahora mismo no es que me interesaba mucho ni me afectaba demasiado estar aquí. Pero si escuché a mi amiga -Mi padre empezó su viaje siendo tirado por un acantilado... y le ha ido bastante bien. Así que quizás eso sea buena señal- dije de forma neutra, citando una de las historias que más me contaba mi padre. Asentí cuando dijo de ir al centro comercial, y continué escuchando... sonrojándome un poco con eso último -Si... supongo que algo encontraremos... pero vestidos para mi no, por favor...- dije, algo bajito al final y con la cara algo roja.

Flora negó enérgicamente con la cabeza antes de abrir su bolsa y enseñar un trocito de tela roja. Ya tenía un vestido y no iba a comprar nada. Parecía una chica bien preparada. 

Así, mientras hablábais, seguisteis bajando por la ladera. Cuando ya llegabais abajo, una sombra os ocultó el sol durante unos instantes. Al alzar la vista, visteis a Green con una sonrisa de oreja a oreja montando en un Togekiss en dirección al laboratorio. No muy lejos, Wisteria le seguía montada en Goldie, su pidgeot shiny. 

El centro comercial Sylveon había visto dias mejores. La mayoría de tiendas estaban cerradas por el incidente, aunque algunas parecían estar reabriendo tras las nuevas noticias en los medios. 

En la zona de restauración había un poco de todo. El centro comercial estaba abierto al aire libre y era un sitio agradable para pasear sin sentirse aprisionado en el interior. 

Levantó las manos en actitud conciliadora al tiempo que negaba con la cabeza; ni sabía muy bien qué decir ni sabía como seguir reaccionando ante la situación. Lo cierto era que James le había hecho sentir bien antes, así que ¿por qué no tratar de reconfortarle?

-¿Eres también de Azafrán, verdad? -preguntó, accediendo a la propuesta de su interlocutor de hacerle preguntas- Como Biggs y... bueno, como el Nexo -argumentó- O... ¿de dónde eres? -preguntó simplemente.

A sus pies, Slowpoke seguía medio erizado, pero su fue tranquilizando hasta que sus ojos se volvieron a abrir en lugar de estar entrecerrados con aspecto fiero. Su boca igualmente se abrió y lentamente volvió a sacar una lengua goteante. Layla no pudo evitar sonreír para sí antes de volver a mirar a James y ver que tenía mejor aspecto.

-En el Nexo... bueno... te enseñaron como relajarte y todo eso, ¿no? No puedes no tener... ¿esos guantes? -dijo, algo distraída.

Y en ese momento, la puerta suena y se abre. Un rostro conocido aparece en el despacho, aunque jamás la habíais visto en persona. 

—Hola, buenas. Siento interrumpir doctor... Sonnenzorn—dijo, tratando de recordar el nombre que alguien le había dado para referirse a ti—, y Layla, si no me han pasado mal tus datos. Mi nombre es Wisteria Oak, soy la líder de los Guardias de Kanto. Sé que es un poco brusco, pero el tiempo es un factor de riesgo ahora mismo. Necesito hacer unas preguntas a Layla antes de que la situación se enfríe. 

Seguramente, sin esa información, ni Arceus iba a moverse de Paleta. 

Se giró hacia la puerta al oír que se abría y pudo ver a la recién llegada. Aquella solicitud parecía no tener muchas posibilidades de respuesta. Sacó la pokeball de la sudadera casi de forma instintiva y, al tiempo que susurraba una ligera disculpa, introducía a Opaco en ella.

-Por supuesto, Oak... -dijo en poco más que un hilo de voz, antes de mirar de reojo a James y poniéndose colorada derepente por la situación. No había hecho nada malo, pero había algo en todo aquello que le ponía nerviosa.

El fuego lo invade todo. Chillas de dolor, un dolor más intenso que cualquier dolor físico que jamás hayas experimentado. Es como si te arrancaran una parte de tu alma. Era como perder medio corazón. 

Delante de ti, el fuego se abalanza sobre ti. A tu lado, un joven profesor Oak se agarra. Al otro lado, reconoces a un jovencísimo Lamrod que te llama Wiss y te trata de proteger con su cuerpo. 

Los restos de la Meseta Añil se resquebrajan y ves con el corazón roto cómo la llamarada que la mató viene a por vosotros también. Era cuestión de segundos que vosotros perecierais también. Todo para nada. 

¡No podías permitirlo! ¡No podías dejar que eso sucediera!

De tu pecho nace una energía que te rompe desde dentro. Un resplandor verde os envuelve a los tres. Y, de repente, silencio. 

Aguantas el tipo. Es lo máximo que puedes decir sobre lo que se te viene encima sin avisar lo más mínimo. Tus defensas, bajo mínimos tras el contacto con Layla, no son suficientes para evitar una visión escalofriante y arrebatadora que consigues frenar en el momento justo antes de venirte abajo*. 

Tragas saliba, aprietas los puños, los dientes y contienes la respiración mientras la impresión pasa. Si abres la boca, no sabes si saldrá un grito, un llanto o directamente te desmayarías. Por suerte, a medida que Wisteria se presenta y habla con Layla, tienes tiempo de recomponerte, de rehacer las defensas apartar momentáneamente la atención en los hechos. 

Necesitabas pensar en lo que habías visto. Necesitabas reflexionar sobre ello, y solo. Acababas de revivir la Batalla de Añil desde uno de sus mayores testigos, Wisteria Oak. 

Y acababas de averiguar algo que no sabía nadie excepto los presentes: que había habido víctimas mortales. 

Ace Long levantó la cabeza de los informes que le enseñaba Altair y miró a su hijo. Antes decir nada hacia él, miró a Altair, que se dio por enterado y cerró la carpeta al instante. 

Mientras tanto, Wisteria intercambió unas palabras con Rowan y acto seguido se alejó hacia su montura. Parecía que se marchaba ya. Green se fue con ella, montado en el Togekiss de Wisteria. Ella cogió su pidgeot. 

—Y con esto, todo controlado, jefe —dijo el chico vivaz mientras se retiraba para dejar espacio—. No se preocupe, que lo tengo controlado. 

Al fin, quedando a solas con su hijo, tiró la colilla y la pisó con el zapato. 

—Hola, hijo. Siento que nos veamos en estas circunstancias... Sí, se ha liado una buena, pero nos haremos cargo —dijo, tratando de aliviar el ambiente—. A todo esto, muchas felicidades por la licencia, y tu nuevo pokemon. Parece que Crim va a hacer nuevos amigos, ¿no? 

En ese momento, viste por primera vez en mucho tiempo a tu padre sonreír. 

—Bueno, dime, ¿qué pokemon escogiste? —preguntó con curiosidad. 

Pero, antes de que respondieras, pareció que se le ocurrió una idea mejor. 

—Oye, me tengo que quedar hasta que Wisteria vuelva al menos. ¿Te apetece que vayamos a comer juntos y... me lo cuentas en detalle? —te propuso. 

—Algo así había pensado yo también -Asintió ante la mención a CEREN— Ya sabes, que habría sido algo provocado con un algún objetivo político o algo en esa linea. Pero ahora, sabiendo que ha sido en Pet Paradise... —Dejó caer los hombros. En ese caso la ficción había sido más terrible y por lo tanto más morbosa que la realidad. O eso parecía. Se rió un poco al escuchar a Luca hablar sobre Chiara, aunque cuando la había tenido delante no le había parecido tan gracioso— Creo que no podría haberlo descrito mejor. Y mira que creo que estaba más bien como en proceso de enfadarse...

Con un suspiro asintió a su pregunta y se giró para mirar a esos pokémon que, incidentemente, también lo estaban mirando a él. Sintió un escalofrío. Y con razón. No tenía muy claro cómo había acabado como había acabado, pero sí que sabía que le dolían los costados de reirse y de que, definitivamente, iba a necesitar ropa nueva. Y una ducha. Especialmente una ducha.

—Una batalla perdida, pero ya veremos qué pasa con la guerra. Habrá revancha —Bromeó mientras se levantaba, alcancanzo la toalla para intentar 'limpiarse'. Pero no. Es que eso no había quien lo salvara—.

Sintió un pequeño escalofrío pensando en lo que podría haber sido. Felicia le daba un poco de pena, realmente: Uno no puede elegir de quien se enamora, y aunque a veces se le antojaba divertido ver cómo se las montaba Luca para esquivarla, en realidad era una situación un poco triste. Una situación un poco triste que olvidó bien rápido cuando escuchó el otro nombre.

—El nombre no me suena de nada —Replicó alzando las cejas con cara de estar un poco pasmado— ¿Pero Giovanni? ¿Tío? ¿Giovanni? ¿Es una casualidad o de verdad está...?

Luca asintió.
—La misma. Pero, bueno, la familia ha cambiado mucho desde los tiempos del Team Rocket. Silver, el abuelo de Aqua, cambió la dirección completa, 180 grados. Ahora trabajan para la Guardia. Son agentes del orden. Aunque a ella apenas la conozco. Recibió su licencia hoy conmigo.
Dicho esto, se encogió de hombros.
—Me pareció simpática. Y creo que nuestros abuelos se llevan bien.
Después observó tu camisa y los esfuerzos vanos de limpiar la baba.
—Tío, espero que no fuera tu favorita...
Así, poco a poco, pasa la tarde y cae la noche. Era hora de prepararse. Empezaba la fiesta.