Partida Rol por web

- ¡Anda! Las bayas meluce me encantan, aunque nunca había pensado ponerlas en un bocadillo. ¡Habrá que probar! Podemos acercarnos luego y..- respondió entusiasmada, mientras charlaban sobre comida en su camino de regreso al Centro Pokémon.

Y justo cuando cruzaban las puertas automáticas, vieron sus nombres en la pantalla digital del Centro, ¡menuda casualidad! Y además mientras se acercaban al mostrador, se encontraron con dos rostros conocidos. -  ¡Klaus! ¡Alabaster! ¡Holaa! - saludó con una gran sonrisa mientras Sabine tomaba apuntes sobre las andanzas de los chicos por la ruta 1.

Luego buscó con la mirada a la enfermera, para poder recoger a sus Pokémon ya completamente recuperados, ¡se moría de ganas de entablar amistad con Céfiro! - Estamos de vuelta~ ¡Muchas gracias enfermera! - dijo mientras ajustaba sus Pokéball al cinturón. ¡Y... listo! Bueeno, pues ya estamos todos. 

Una vez tenía a sus dos pokémon de vuelta, se giró hacia el grupo, esta vez con un gesto algo más serio. - Por cierto.. - hizo una breve pausa, un tanto dramática, mientras los miraba a ambos y entonces alzó el dedo índice. - Procurad evitar el parque de Ciudad Arcoíris. Nada bueno encontraréis allí. - dicha la advertencia, Lena bajó la mano, colocándola en su cadera, con aire resultón.

Al mirar a Sabine, una sonrisa cómplice apareció en su rostro, recuperando su habitual buen humor. -  Ese parque está lleno de bribonzuelos. Aunque al final todo salió bien, ¿verdad Sabine? - afirmó mientras asentía para sí un par de veces y ensanchaba la sonrisa. - ¿Cómo os ha ido entonces? -

Klaus entrecerró un poco los ojos observando aquellos nombres que le resultaban familiares, aunque no estaba seguro de porqué. Tras un breve instante de duda la respuesta llegó por si sola. ¡Lena y Sabine! ¡Claro!
El rostro pensativo del muchacho fue sustituido por una amplia sonrisa

-¡¡Hola!!- Se apresuró a contestar Klaus de muy buen humor, quien no tardó en contestar a Sabine.- Pues ahora Pidgey está conmigo, ¡deja que te lo enseñe!- El chico fue a echar mano de la pokéball de su nuevo compañero, aunque entonces cayó en la cuenta de que lo estaban atendiendo.- Vaya.- Dijo ligeramente avergonzado mientras se rascaba la nuca.- Había olvidado que estaba con la enfermera.

El chico entonces alzo una ceja al escuchar a Lena hablar sobre aquel parque, la verdad era que apenas les había dado tiempo a explorar, ¿eso quería decir que habían perdido la carrera?, el chico alejó aquella idea de su cabeza y se concentró en volver al tema.

-¿Bribonzuelos?- No sabía que le desconcertaba más, el no acabar de entender lo que le contaban, o que Lena usara expresiones de abuela.

Al ver a las dos entrenadoras ingresar al Centro Pokémon, -me inclino para saludarlas: Sabine y Lena, buenas tardes. Es un placer encontrarlas de nuevo. Les digo mientras una amplia sonrisa cubre mi rostro.

 -Anda, mira quiénes están aquí. Hola chicos, ¿qué tal os ha ido la ruta 1? ¿Qué especies de pokémon habéis atrapado?

En realidad yo... -llevo mi mano tras mi cabeza, en señal de vergüenza: yo no pude capturar ningún Pokémon. P-Pero, Klaus pudo capturar a un Pidgey! jejeje. Tras mi respuesta guardo silencio escuchando atentamente la conversación que se estaba desarrollando.

Por nuestra parte acabamos de llegar a la Ciudad, la Ruta 1 nos dejó un tanto exhaustos y con bastante hambre. En estos momentos estamos esperando a que curen a nuestros Pokémon, y luego queríamos ir en busca de algún lugar en donde podamos degustar la comida tradicional de Ámbar. 

Tendré en cuenta su advertencia sobre el Parque de Ciudad Arcoíris. Deberé ser cauto, lo que menos deseo son problemas en una Región desconocida para mí.

Tras unos cuantos minutos de conversación...

La pantalla digital muestra los nombres de Alabaster y Klaus: ¡sus Pokémon ya están recuperados!

Al escuchar el aviso, Sabine se giró para mirar el mostrador de la enfermera Joy.

 -¡Nuestros pokémon! Casi se me olvida. Vamos a buscarlos Lena. No quiero volver a salir a la calle sin ellos.

Y entonces cayó en la cuenta que no había explicado nada a los chicos sobre lo sucedido en el parque.

 -Cierto, que no os lo hemos contado. Bueno, veréis, nos encontramos con un meowth salvaje urbano y le dimos una golosina. Y entonces vinieron otros cuatro o cinco y les tuve que dar más golosinas. Mientras comían quisimos escabullirnos, pero entonces aparecieron aún más meowth detrás nuestro. Menos mal que Lena les tiró unas monedas con purpurina para distraerlos o nos habrían dejado sin comida.

Mientras hablaba, iba caminando despacio hacia el mostrador para recoger a sus amigos.

 -Fue una experiencia muy interesante, pero que no me apetece repetir, la verdad.

Durante la explicación detallada de Sabine sobre el incidente-Meowth, Lena iba asintiendo con severidad alzando ambas manos con los puños cerrados, como si estuviera reviviendo lo sucedido. Y bueno... Realmente tan sólo habían pasado unos minutos, ¡cómo para no estar nerviosa!

- ¡Mm, mm! - asintió otro par de veces, mirando a Sabine con emoción contenida. Luego miró a los chicos, tomando aire. - ¡Eran como una banda de malhechores! Te ponen esos ojitos, mientras hacen nya nya~ (Dame-tus-chuches-entrenadora-or-else!) - contó mientras hacía el gesto típico con la mano y luego hablaba entredientes, a modo de tosca traducción. Probablemente inventada, ¡o quizás escalofriantemente cierta!

Luego se cruzó de brazos y volvió a asentir. - Te emboscan y zas. No me extraña que ese parque esté desierto... Como te descuides te despluman. Aunque si que eran monos la verdad. - cedió finalmente, mientras terminaban de recoger a sus pokémon junto a su compañera. Por suerte, los pokémon de los chicos parecían estar listos también. ¡Así podrían continuar su viaje sin más demora!

La enfermera de guardia entrega a Sabine sus Pokémon con una sonrisa en cuanto ésta le enseña su Pokédex, que es el método que tienen para identificar los Pokémon que pertenecen a cada entrenador. Lo mismo hace con el resto de presentes cuando se lo piden.

Klaus recogió a sus dos compañeros, liberando a Eevee al momento, al fin y al cabo, se sentía extraño viéndolo dentro de la pokéball, habían pasado tanto tiempo como amigos sin necesidad de la misma... que aunque era un elemento útil, se le hacía extraño. Además Eevee siempre parecía más contento fuera de la misma.

-Seguro que solo querían jugar.- Se limitó a contestar Klaus con una sonrisa un tanto ingenua, pues no acababa de concebir eso de una banda de meowth malechores... Entonces el muchacho pareció recordar algo y echó mano de su pokéball.- Mirad, os presento a Pidgey.- Dijo el muchacho dejando salir a su nuevo compañero.

Klaus no pudo evitar sonreír al ver a sus dos pokémon recuperados. Pero entonces su estomago volvió a protestar lanzando un nuevo gruñido.

-Buscamos algún sitio donde comer.- Dijo con una sonrisa mientras se rascaba la nuca.

No pude contener la risa tras la historia de las chicas, esos nya nya~ me tomaron por sorpresa, para no parecer mal educado, intenté ocultar mi risa con mi mano, esperando a que nadie lo notara. Luego, añadí: Deberían poner algún cartel que advierta a los extranjeros de alimentar a esos Meowth, pudo ser peligroso!

Tras eso, me dirijo donde la enfermera Joy y tomo mi única Pokéball. -Libero a Kuro, y dando unos golpes a mi hombro, intento que este se acomode ahí.- 

-Buscamos algún sitio donde comer.-

¡Por supuesto! Muero de hambre, y me gustaría degustar la comida de esta Región. 

En cuanto Klaus sacó a su Pidgey de la pokéball, la profesora en ciernes comenzó a apuntar datos sobre el pequeño pokémon pájaro.

 -Muy interesante… Está sano y parece fuerte. ¡Enhorabuena Klaus, tienes un fantástico compañero contigo!

Cuando terminó de apuntar lo que necesitaba, los chicos hablaron de ir a comer.

 -Lena y yo estábamos hablando sobre comprar algo para hacer unos bocadillos, pero como es nuestra primera visita a esta ciudad… Supongo que podríamos ir a comer a un restaurante. Por probar las especialidades del lugar, a ver qué tal saben.

Entonces se acordó de su nuevo amigo y dijo:

 -Oh, y por cierto, yo atrapé algo también. –cogió la pokéball de su cinturón y la abrió dejando salir a su querida spearow- Os presento a Garuda. ¿A qué es guapísima?

La discusión sobre el incidente de los Meowth del parque pasa a un segundo plano cuando todos os dais cuenta de que vuestros estómagos reclaman vuestra atención. Habéis recorrido un largo camino y no habéis comido, ¡y eso no puede ser! Al final los cuatro os ponéis de acuerdo en ir a un restaurante. Vuestra economía actual seguramente no sea la mejor que puede tener un entrenador, pero un día es un día y habéis llegado muy recientemente a la Región Ámbar. Merecéis conocer la gastronomía del lugar.

Mientras charláis, además, cada uno de vosotros saca a uno de sus Pokémon para mostrarlo. Kuro el Rowlet aparece de la Pokéball de Alabaster y, tras observar los alrededores, se posa en el hombro de su entrenador. Lo mismo hace Garuda, la Spearow de Sabine, que se posa en el hombro de su entrenadora y mira al resto de los presentes con seriedad. El Pidgey de Klaus revolotea al salir de su Pokéball e imita a sus compañeros voladores, aunque ladea la cabeza al ver a Lena liberar a su propio Pidgey, Céfiro, quien al posarse en el hombro de la chica alza su ala para peinarse su estiloso flequillo de plumas. Cuando nota la mirada del Pidgey de Klaus, Céfiro lo observa de arriba a abajo... y al final mira hacia otro lado hinchando el pecho, como burlándose de la falta de estilo de las plumas del otro Pidgey. El Pidgey de Klaus ladea la cabeza sin entender qué ha pasado, o al menos sin darle importancia.

Una vez mostrados vuestros Pokémon voladores salís a la calle y aprovecháis las guías del grupo para encontrar un restaurante adecuado para vosotros. No buscáis nada realmente elegante, pero tampoco queréis acabar en un sitio de comida rápida. Al final encontráis un lugar adecuado, un restaurante no demasiado grande pero con encanto. Como desconocéis lo que se come por la zona y os fiáis más del criterio de la cocinera, pedís que os sirva un menú de su elección.

La comida no tarda demasiado en llegar, y como estáis entretenidos mirando los alrededores el tiempo se os pasa aún más rápido. El primer plato, servido por una amable Steenee que trabaja aquí de camarera y tiene como entrenadora a la cocinera del restaurante, es una especie de sopa cremosa con verduras con un toque dulce que le sienta sorprendentemente bien.

Mientras coméis, tal vez queráis hablar de vuestros próximos objetivos en vuestro viaje...

Al final la idea de comer en un restaurante gana fuerza. Y aunque ya tenía en mente procurar ahorrar lo máximo, administrando el dinero para las comidas, tenía que reconocer que le picaba la curiosidad sobre la cocina local. Era su primer día en una región completamente distinta y bueno, un día es un día. ¿No?

Eso no quitaba que luego quisiera buscar un supermercado dónde comprar algunas provisiones para el camino, que fueran más económicas. Como todos sacaron a sus pokémon pájaro, Lena hizo salir a Céfiro y no pudo sino sonreír con el carácter tan peculiar que tenía su pequeño Pidgey. Estaba bien claro que era un presumido, ya se moría de ganas por acicalarlo más tarde cuando tuviera un ratito. 

Tras caminar un poco por ciudad Arcoíris, encontraron un modesto local que parecía tener buenas críticas según la guía de sus compañeros. El lugar era encantador y el pokémon que les sirvió la comida era encantador. - Este sitio es genial, uala, ¿y ese pokémon? ¡Es una auténtica monada! - comentó con ilusión mientras contemplaba al pokémon planta colocar los platos. Sacando rápidamente su pokédex para ver sus datos. - ¡Graciaas! - le dijo mientras le sonreía y entonces llegó el momento. ¡A comer! 

- Oh esto está buenísimo, ¿cómo le darán ese toque dulce? Mmm. - llevándose la mano libre al a mejilla, degustando aquella delicia. Comer verduras así era toda una delicia sin duda. Mientras seguían comiendo, aprovechó para comentar con sus compañeros lo que pensaba hacer tras comer. 

- Había pensado luego en pasarme por un supermercado, para comprar algo de comida y hacer bocatas para el camino. Luego no sé si continuar el viaje explorando una nueva ruta. - explicó mientras ladeaba la cabeza pensativa. - ¿Vosotros que tenéis pensado? - preguntó con curiosidad terminando su sopa de verduras y tomando un poco de agua.

Steenee, el Pokémon Fruto y forma evolucionada de Bounsweet. Steenee puede jugar con Pokémon pájaro sin peligro gracias al duro cáliz que protege su cuerpo. No le importa que lo picoteen. Se pasa el día saltando rebosante de felicidad. Su apariencia pizpireta y exquisita fragancia hace que otros Pokémon acudan a su lado.

La futura profesora tomó apuntes sobre el comportamiento de los pokémon voladores que tenían entre los cuatro entrenadores. El pidgey de Lena tenía un comportamiento curioso cuanto menos, muy diferente del pidgey de Klaus. ¡Y eso siendo pokémon de la misma especie! ¡El mundo pokémon era fascinante!

Para cuando terminó de tomar apuntes, Sabine se dio cuenta de que habían llegado a un restaurante. Era pequeño, pero no cutre. Antes todo lo contrario, ya que el ambiente era hogareño y adorable. Se sentaron los cuatro juntos y pidieron la recomendación del chef, la cual les fue servida por un pokémon planta de lo más encantador.

 -Anda, eso es… ¿Un bounsweet? ¿O se llamaba de otra manera? Sé que es un pokémon de una región tropical llamada Alola, famoso por la fuerza que tienen sus patadas y por el dulce aroma que desprende siempre.

Al escuchar el nombre que recitó la pokédex de Lena, la futura profesora chasqueó los dedos.

 -¡Eso, steenee! Bounsweet es su forma anterior. Aaay, demasiadas emociones en un día empiezan a afectar a mi memoria.

Porque no quería admitir que en realidad los pokémon de la región de Alola eran los que peor conocía. Eso no quedaba bien en el currículum de una investigadora.

Mientras disfrutaban del delicioso estofado de verduras, Lena empezó a hablar acerca de sus planes para el resto del día.

 -Ir al supermercado es una muy buena opción, yo te acompaño. No siempre encontraremos restaurantes tan estupendos como este para comer mientras estemos de viaje, llevar provisiones es fundamental. Aparte de eso, tal vez aproveche para pernoctar aquí y continuar el viaje a primera hora de la mañana. Si hay algún sitio en el que se organicen combates pokémon me gustaría ir a tomar notas sobre las técnicas de entrenamiento de la región, así como de pokémon interesantes que pueda haber.

Al entrar al restaurante quedo fascinado con la esencia que hay en el ambiente, el aroma no es sólo a comida sino que hay otra fragancia que nunca había percibido en mi vida.

Ansioso porque llegase el primer plato, intentaba cubrir mi sonrisa con mi manga, la actitud del Pidgey de mi compañera todavía me hacía gracia. Cuando se acerca la peculiar camarera quedo asombrado: -Vaya! que Pokémon más bello. -Escucho atento lo que la PokéDex dice sobre este. - Steenee muchas gracias por la comida - Replico, mientras realizo una reverencia. Al inclinarme y estar más cerca del Pokémon, noto el aroma que este desprende. Así que esta era la esencia que está por todo el lugar, estoy seguro que a Kuro le agradará este aroma. 

Tomo de mi cinturón la Pokéball de Rowlet y lo libero. - Sal Mokuroh! Debes oler el aroma que libera este Pokémon. - Sin perder más tiempo comienzo a comer la sopa. Wow! El sabor es extraordinario. La sopa del Monasterio parece simple agua hervida en comparación con los sabores de este platillo.

Al terminar mi comida, llevo mi mano a mi bolso y tomo una ración de Comida Pokémon y se la ofrezco a Kuro. - Ten, tú también debes estar hambriento. - 

Tras la pregunta de Lena, sólo me limito a escuchar las respuestas de los demás, para luego dar la mía: - Por mi parte es muy probable que me quede unos cuantos días más en Ciudad Arcoíris. Según la guía es una ciudad bastante grande, por lo que tiene muchos lugares de interés que me gustaría visitar. Además, el Centro Pokémon me servirá como hogar durante esos días, por lo que podré recorrer los alrededores buscando Pokémon sin tener que preocuparme de encontrar un lugar donde pasar la noche. -

- Tal vez a ustedes les interesa esta información, pero si desean continuar el viaje, cualquier ruta que tomen desde esta Ciudad los llevará a un Pueblo que tiene un Gimnasio, así sea la ruta Norte, Sur o Este de Ciudad Arcoíris. - Añado, mientras acaricio a Kuro.

Después de que os toméis la deliciosa sopa de verduras dulces y de que charléis durante un rato sobre vuestros próximos objetivos, llega el segundo plato. Steenee deja sobre la mesa, delante de cada uno de vosotros, un abundante plato de arroz con medio lado cubierto de algún tipo de salsa espesa de color rojizo. El amable Pokémon de Tipo Planta os hace una pequeña reverencia y se marcha mientras vosotros observáis la nueva comida que tenéis enfrente. No tenéis ninguna duda de que será algo picante.

La profesora en ciernes miró con curiosidad el segundo plato.

 -Esto parece una especie de curry picante. A ver…

Sabine probó un poco de su plato y una lagrimilla se le cayó por el rabillo del ojo.

 -Uauh… Está delicioso, pero pica, tened cuidado.

La comida picante nunca había sido de su favorita, pero ese curry estaba muy rico. Merecía la pena abrasarse la boca. Sin embargo, tras haber comido cerca de un tercio del plato, la futura profesora hizo una seña a la camarera.

 -Eh, sí, cuando pueda tráigame un vaso de leche, por favor.

Porque cuanto más comía, más picaba el dichoso curry. ¡Pero estaba tan bueno que era una pena no comérselo! Mientras esperaba a su vaso de leche, Sabine continuó con el tema de conversación.

 -¿Vas a quedarte más tiempo por aquí Alabaster? Entonces tal vez me quede yo también un día más para investigar las especies pokémon que viven en Ciudad Arcoíris. Después de todo, el trabajo de una investigadora es examinar todos los hábitats, incluyendo los urbanos. Y si podemos quedarnos todos relativamente cerca unos de otros, pues mejor. ¿Tú qué quieres hacer, Lena?

Y mientras charlaban llegó el segundo plato, Lena lo observó con curiosidad mientras olfateaba ligeramente su aroma. Tomando muy enserio el consejo de Sabine, la chica se preparó con un vaso hasta arriba de agua cerca y se dispuso a comer.

- ¡Mm! Pues está bastante rico.. o-oh.. - y entonces notó el picante, se preguntó si sería capaz de escupir fuego como si fuera un Torchic, pero era tolerable. Sin perder tiempo, bebió un poco de agua y siguió disfrutando de la comida. Si no se llenaba demasiado los carrillos todo iría bien. - Hmmm... ¿Bayas tamate quizá? - intentaba encontrar a que sabor le recordaba la salsa, pero tenía algún ingrediente más que se le escapaba.

Entre tanto, al parecer ellos iban a quedarse unos días más en la ciudad, y se preguntó si no se estaría precipitando al querer continuar... ¡Pero es que le hacía mucha ilusión seguir explorando las rutas! Se había pasado tantos años en ciudad Calagua que el cuerpo le pedía aventuras en la naturaleza. - La verdad es que me hace ilusión continuar un poco más hacia la siguiente ruta, tengo ganas de ver que clase de pokémon hay. Y si es posible entrenar un poco a Céfiro para irnos conociendo mejor. -  comentó con una sonrisa. Mientras seguía comiendo, al ver como Alabaster daba de comer a su Rowlett, tomó nota mental de darles de comer a su par cuando salieran. 

Ahora debía pensar cual era la mejor ruta a tomar, según Alabaster tenía tres opciones y al parecer las siguientes ciudades tenían un Gimnasio. ¡Un Gimnasio! No sabía si estaba preparada aún. - Uish, yo creo que aún estoy algo verde para aventurarme en un gimnasio, ¡pero! Eso no quita que entrenaré duro, gracias por la info Alabaster. - comentó dedicándole una sonrisa al joven, y luego asintió con decisión. Sería buena idea informarse sobre que clase de pokémon entrenan en cada gimnasio, quizá haya alguno en el que tengamos ventaja... Hmm... Pensó mientras iba terminando su plato de arroz, dando ocasionales sorbitos de agua.

Al ver el segundo platillo se me hizo agua la boca. El curry era uno de mis platos preferidos, así que no perdí más tiempo. Junté mis manos en señal de agradecimiento y comencé a devorar la comida. 

Mientras comía escuchaba la conversación de mis compañeras. Cuando Sabine me peguntó directamente si iba a quedarme más tiempo por la ciudad, sólo asentí, porque tenía la boca llena. Me tomó unos cuantos segundos tragar, pero de inmediato contesté: - ¡Por supuesto! Me gustaría conocer bien a fondo cada rincón de la Región Ámbar. -  Bebo un sorbo de agua y prosigo:  - Recorrer cada Ciudad y Pueblo, bosques, montañas, cuevas, mares, todo! Es algo que disfrutaré bastante. Además, me servirá para convertirme en un gran entrenador. - Llevo mi mano detrás de la nuca y sonriendo añado: - O al menos eso es lo que espero. -

Con la mirada fija en mi compañero Pokémon a mi lado, y con una expresión mucho más seria en mi rostro continúo hablando: - Prefiero tomarme mi tiempo en mi viaje. El Monje quién me aconsejó venir a esta Región siempre me decía: "Debes disfrutar los pequeños desvíos en tu camino, de ese modo encontrarás aquello que es más importante que lo querías..." - Al darme cuenta de lo serio que me estoy tomando la pregunta de mi compañera, sacudo mi cabeza. Acaso eso lo dije yo? Si el monje Kisen me oyera se reiría bastante. Llevo mis manos hacia adelante y moviéndolas de un lado a otro me excuso: Pero eso es sólo lo que yo pienso. El espíritu aventurero por ir tras cada desafío sin vacilar, es algo que siempre he admirado en las personas. 

Durante los siguientes minutos permanecí en silencio, estaba un poco avergonzado de haber citado a mi tutor. Tras los agradecimientos de Lena por la información sólo respondo con un gesto, abriendo mi palma.

Steenee se encarga de traer un buen vaso de leche a Sabine para ayudarle a quitar algo de intensidad al picante que acaba de comer, y al final acaba haciendo lo mismo con el resto de presentes en la mesa. El segundo plato está tan bueno o más que el primero, y mientras charláis os lo termináis antes de que os podáis dar cuenta de ello. La última parte del menú es nada menos que un riquísimo y fresquito porcehelado, un helado típico de una región lejana y que este restaurante ha decidido exportar.

Decidís que os apetece comer el helado mientras disfrutáis del ambiente exterior, pues el cono de galleta que lleva el helado invita a comerlo mientras camináis, así que pagáis los 700 de la cuenta del restaurante y salís al exterior tras despediros de Steenee y la cocinera.

Nada más salís por la puerta del restaurante escucháis unos pitidos que resulta que provienen del PokéGear que Klaus lleva en la muñeca. Klaus se aparta un poco para hablar con la persona que le está llamando por teléfono, y después vuelve con vosotros.

-Chicos, parece que voy tener que despedirme de vosotros. - dice con una sonrisa no del todo alegre. - Me ha llamado el Profesor Abeto, y me ha dicho que tengo que rellenar nosequé formalidades para que se me permita participar en la Liga Pokémon con mi Eevee como primer Pokémon de esta región... - se encoge de hombros. - ¡Pero no os preocupéis! Vosotros seguid adelante, estoy seguro de que volveremos a vernos antes de lo que esperamos.

Dicho esto, tras una despedida y todavía con su porcehelado en la mano, Klaus se marcha en dirección a Pueblo Alba despidiéndose de vosotros con la mano mientras se aleja.