Partida Rol por web

Ciudad Arcoíris
- La ciudad de los siete colores -

Habiendo capturado vuestro primer Pokémon salvaje, y tras dejar un corto mensaje escrito en el suelo para que los chicos que os acompañaban sepan qué ha sido de vosotras, las dos avanzáis hasta el final de la Ruta 1 de la Región Ámbar. No es una ruta demasiado larga y desde luego no es nada peligrosa, razón por la cual habéis decidido avanzar hasta la siguiente ciudad en vez de retroceder para sanar a vuestros Pokémon recién capturados. Cuando llegáis al final del camino atravesáis una pequeña caseta de guardia y, finalmente, llegáis a Ciudad Arcoíris.

Ciudad Arcoíris es un lugar mucho más grande que Pueblo Alba, no por nada es una ciudad y no un pueblo. Hay muchísima más gente que en el pueblo del que venís, las calles están mucho más abarrotadas, el tráfico es muchísimo más abundante, y los edificios son más numerosos y más altos. Hablando de edificios, no hay ni un edificio en esta ciudad que no esté pintado de un color chillón. ¡No hay ni uno que sea blanco! Verdes, azules, rojos, violetas, rosas, amarillos... la ciudad desprende un aire ciertamente alegre.

La gente pasea tranquila y alegremente por la ciudad, algunos en compañía de sus Pokémon, y casi todos ignorando la gran cantidad de Pidove que picotean las migas del suelo y se posan en los postes, tejados y cornisas varias.

Según la guía de pueblos de Sabine, en este lugar hay un Centro Pokémon y un par de tiendas especializadas en Pokémon, pero también una gran variedad de tiendas más genéricas, cafeterías, bares, restaurantes, cines...

Con el mensaje que Lena había dejado, ahora sí que no tenían que preocuparse. El camino por la ruta 1 fue breve y tranquilo. No tardaron apenas en llegar a Ciudad Arcoíris.

 -Muy bien, primera parada, el centro pokémon.

Sabine había apuntado todo lo que Lena le había dicho sobre su nuevo amigo y ardía en deseos tanto de ver a ese pidgey como de enseñarle a Garuda, su spearow.

 -Después de que nuestros compañeros descansen, podríamos regresar a la ruta 1 para seguir explorando a ver qué especies de pokémon. O podemos esperar a Klaus y Alabaster por aquí, que tarde o temprano acabarán llegando.

Porque Ciudad Arcoíris tenía muchísimo para ver. Y es que pueblo Alba sería muy importante gracias al laboratorio pokémon, pero aquella ciudad era muchísimo más grande y con infinidad de cosas interesantes para ver. ¿Habría muchas especies de pokémon urbanos viviendo salvajes en la ciudad? De momento ya podía apuntar a los Pidoves, los cuales aprecían muy bien adaptados a la vida en la ciudad. ¿Cómo estarían adaptados a vivir en una población así los pokémon domésticos? ¡Tantas preguntas por hacer y tantas respuestas por buscar!

Junto a Lena, y gracias a su guía de la región, no tardaron en encontrar el centro pokémon. Sabine se acercó al mostrador de la enfermera para entregarle sus pokéball.

 -Buenos días, me gustaría que curaran a mis pokémon y a los de mi amiga Lena aquí presente, por favor.

Realmente no tardaron demasiado en cruzar lo que les quedaba de la ruta 1, llegando finalmente a ciudad Arcoíris. No tenía nada que ver con pueblo Alba, un lugar tranquilo y más modesto. A Lena se le iban los ojos a los escaparates, edificios de colores y bullicio general de las calles. En cierto modo, le recordaba a ciudad Calagua. Me pregunto si tendrán también un centro comercial... Aunque no les falta variedad. ¡Uala que cafetería tan mona! 

- ¡Vamos! - Mientras ambas chicas caminaban en busca del Centro Pokémon, Lena iba señalando con emoción establecimientos que le llamaban la atención, como si de un crío en una tienda de caramelos se tratase. ¡Además había muchos pokémon que no había visto antes! - Sabine, ¿sabes cómo se llaman esos pokémon de allí? - preguntó mientras señalaba hacia los pokémon de color gris. - Tienen una carita la mar de simpática. - añadió soltando una risita, mientras los observaba relacionarse entre ellos. Y estaban por todas partes realmente, quizás incluso hubiera otras especies.

- Bueno sí que debería entrenar un poco, aunque me gustaría dar un paseo por las tiendas de la ciudad.. - respondió mientras fruncía el ceño ligeramente debatiendo internamente consigo misma. - Hmm, si volvemos a la ruta es bastante posible que los encontremos por el camino, ¿no? - añadió con tranquilidad mientras llegaban al Centro Pokémon, menos mal que suelen ser unos edificios inconfundibles. Gracias a Sabine dieron con el sitio en poco tiempo.

Una vez dentro, Lena miraba a su alrededor sonriente, había muchos tipos distintos de Pokémon con sus entrenadores. Mientras Sabine iba a hablar con la enfermera, Lena oteó en busca de revistas de consulta sobre los pokémon, o incluso con suerte hubiera alguna sobre la propia ciudad en la que se encontraban.

En el resto de regiones existe un método infalible para encontrar los Centros Pokémon y las Tiendas Pokémon en las ciudades: el Centro Pokémon tiene el tejado de color rojo, y la Tienda Pokémon lo tiene de color azul. En Ciudad Arcoíris esta tarea resulta ser un poco más difícil de lo esperado... ¡los tejados de todos los edificios son de colores! Al final lográis encontrar el Centro Pokémon, pues es el único edificio de tejado rojo que además tiene el símbolo de una Pokéball en la fachada, pero os lleva más tiempo de lo esperado.

Se trata de un edificio de dos plantas, bastante grande en realidad, del que entran y salen sin parar todo tipo de personas junto a sus Pokémon, o con sus Pokéball colgadas del cinturón, o en la mochila. Las dos queréis que los Pokémon que acabáis de capturar recuperen su salud, así que no dudáis ni un momento y os adentráis en el edificio.

El interior del centro Pokémon desprende por todas partes un aire de alta tecnología. El hall del Centro Pokémon es muy amplio y, entre otras muchas cosas, dispone de cómodos sofás y sillones para que los Entrenadores descansen, revisteros con revistas de temática Pokémon, máquinas de bebidas, videoteléfonos, cuarto de baño... y, por supuesto y lo más importante, al fondo del Hall se encuentra el mostrador tras el cual una amable enfermera pelirroja atiende a todos los entrenadores que se acercan a hablar con ella.

-Por supuesto. - responde amablemente a Sabine. Tras sacar dos bandejas metálicas y dejarlas sobre el mostrador, la enfermera indica a ambas entrenadoras que depositen en las bandejas las Pokéball de los Pokémon que desean tratar. - Las dos participan en la Liga Pokémon de Ámbar, ¿verdad? - pregunta la enfermera mientras un Wigglytuff se lleva alegremente las bandejas con las Pokéball al interior del centro. - Necesitaré que me dejen sus Pokédex un momento.

Cuando las entrenadoras entregan sus Pokédex a la enfermera, ésta simplemente confirma que todo está en orden pasándolas por un escáner y de las devuelve. Después de eso les indica que las avisarán cuando sus Pokémon estén completamente recuperados, aunque no deberían tardar demasiado.

Consultando tu guía lees algunas cosas interesantes sobre los Centros Pokémon. El hecho de entregar la Pokédex a la enfermera para que ésta compruebe si realmente sois Entrenadoras inscritas en la Liga Pokémon se debe a que los Entrenadores disfrutan de ciertos servicios gratuitos en los Centros Pokémon que la gente normal no tiene. La guía no entra en demasiados detalles, pero al parecer existe un sector médico Pokémon público y otro privado y funciona de forma similar al sector médico humano... en fin, un lío. Suerte que vosotras tenéis vuestras Pokédex.

Uno de los servicios más interesantes de los Centros Pokémon de los que disfrutáis por ser Entrenadores participantes en la Liga es el del alojamiento. El piso superior de los Centros Pokémon dispone de habitaciones en las que los Entrenadores participantes en la Liga pueden alojarse de forma gratuita. Eso sí, parece que las habitaciones son compartidas, y no incluyen desayunos ni otras comidas... ¡después de todo, no es un hotel!

¡Revistas! ¡Revistas de moda Pokémon! Parece ser que en la Región Ámbar existe un interés creciente en lo que otras regiones llaman "Concursos Pokémon", y que es posible que se organicen algunas pruebas en algunos lugares de la región, concursos no oficiales que se usarían para medir el interés de la población en este tipo de eventos...

 -Sí claro, aquí tiene.

Sabine le entregó la pokédex a la enfermera Joy, la cual sólo la escaneó para comprobar que todo estaba en orden. Nada más recuperarla, la futura profesora fue a sentarse junto a Lena para esperar a que les devolvieran a sus amigos ya curados. Mientras tanto, su libro estaba resultando una lectura muy jugosa y llena de información.

 -Anda, al parecer por ser entrenadoras disfrutamos de algunos servicios gratuitos en los centros pokémon. Por eso nos las han pedido. Entre otras cosas tenemos alojamiento gratis, por ejemplo, pero sin derecho a comidas.

Sabine cerró el libro y se estiró a gusto. No estaba especialmente cansada, pero se sentía como si hubiera hecho un día de trabajo completo gracias a la captura de su nueva compañerita.

 -Oh, por cierto, los pokémon por los que habías preguntado antes… -desde luego con esos despistes que tenía a veces, esta mujer ya apuntaba maneras para ser profesora pokémon profesional- Son pidoves. Pokémon pájaro muy acostumbrados al ambiente urbano, aquí encuentran comida y la gente les suele tratar bien, por lo que suelen prosperar bastante bien.

- Ah, sí tenga. - respondió con rapidez mientras le entregaba su pokédex a la enfermera, junto con sus dos pokéball. Por que ya que estaban allí, podrían hacer que Hanako se recuperase por completo. Así estarían totalmente en forma para entrenar más tarde. - ¡Muchas gracias! - dijo animada después de que escaneasen sus Dex y se las devolvieran. 

Mientras esperaban, decidieron sentarse juntas, Lena estaba ojeando una revista con gran interés, pero la voz de Sabine le hizo despegar la nariz durante un momento, prestándole atención. - Oh, eso está bien al menos no tendremos que preocuparnos de dormir a la intemperie si tenemos un Centro Pokémon cercano. Entonces la comida es otro tema, bueno, la verdad es que ya acojan a los entrenadores sin costo alguno está bastante bien. - comentó con tranquilidad, se cruzó de brazos pensativa, dejando la revista sobre su regazo. 

- Habrá que ser precavidas en los gastos, menos mal que tenemos comida de sobra para nuestros pequeños, ¿eh? - añadió con entusiasmo, quitándole hierro al asunto de la alimentación. No pasaba nada, si conseguía ahorrar y no derrochar en tonterías. ¿Y estará rica? No mujer, que tontería... Lena sonrió para sí con aquella ocurrencia, a veces tenía ideas peculiares. 

Por suerte, Sabine le explicó entonces la especie de pokémon que habían visto, consiguiendo así que olvidase la disparatada idea de probar la comida de sus pokémon. - Aah, ¿Pidove se llaman? Eran bastante cucos, y es verdad, estaban completamente acostumbrados a las personas. ¿Crees que habrá otras especies por la ciudad? - comentó asintiendo de seguido, se habían adaptado estupendamente esos Pidove, ¡estaban por todas partes! Quizá también podrían encontrar otros tipos distintos de pokémon como por ejemplo no sé... ¿Meowths? 

- ¿Habrá algún parque cercano? O zona verde en esta ciudad, vaya. Bueno, podemor ir si te apetece dar un paseo. ¡Así hacemos algo de tiempo mientras esperamos! - dijo desbordada por el entusiasmo, poniéndose en pie como un resorte mientras dejaba la revista en la mesita y miraba a Sabine con ojos ilusionados. - ¡Si quieres claro! - 

Ciudad Arcoíris
- La ciudad de los siete colores -

¿Disfrutar de un tranquilo paseo por la Ruta 1? ¡Ni hablar! Decidís que llegaréis antes que vuestras compañeras a la siguiente ciudad, aunque pronto os dais cuenta de que ésto no es demasiado probable que lo consigáis. La Ruta 1 es prácticamente recta, una ruta nada difícil ni peligrosa, y no os encontráis con las chicas en ningún momento durante el camino... por lo que seguramente ya deben haber llegado a la ciudad. En fin, qué se le va a hacer. Cuando llegáis al final del camino atravesáis una pequeña caseta de guardia y, finalmente, llegáis a Ciudad Arcoíris.

Ciudad Arcoíris es un lugar mucho más grande que Pueblo Alba, no por nada es una ciudad y no un pueblo. Hay muchísima más gente que en el pueblo del que venís, las calles están mucho más abarrotadas, el tráfico es muchísimo más abundante, y los edificios son más numerosos y más altos. Hablando de edificios, no hay ni un edificio en esta ciudad que no esté pintado de un color chillón. ¡No hay ni uno que sea blanco! Verdes, azules, rojos, violetas, rosas, amarillos... la ciudad desprende un aire ciertamente alegre.

La gente pasea tranquila y alegremente por la ciudad, algunos en compañía de sus Pokémon, y casi todos ignorando la gran cantidad de Pidove que picotean las migas del suelo y se posan en los postes, tejados y cornisas varias.

Sabine fue asintiendo a lo que su compañera comentaba.

 -Habrá que ir a un supermercado a comprar algo de comida. Preparar comidas sencillas, como arroz con acompañamiento o bocadillos es fácil y garantiza una nutrición óptima. Y si medimos bien el gasto, seguro que podremos comer en cafeterías o restaurantes más de una vez.

Si la clave para sobrevivir era saber organizarse, nada más fácil. Y teniendo un alojamiento decente a su disposición, que era lo más importante, lo demás sólo era cuestión de pensarlo un poquito.

Pero eso ya lo hablarían en otro momento con más calma, ya que Lena empezó a preguntar de nuevo sobre los pokémon urbanos.

 -Claro que hay más especies de pokémon viviendo en las ciudades. La mayoría son pokémon con facilidad para adaptarse a todo tipo de ambientes o con un gran instinto de supervivencia, por ejemplo los rattatas y los meowth. También hay pokémon como los grimer o los trubbish, que sólo pueden sobrevivir en entornos contaminados por los humanos, teniendo en las ciudades grandes su hábitat perfecto.

Lo mejor no era estar dándole información interesante y útil a Lena, era lo bien que sentaba ser la figura de referencia para una joven entrenadora. Que sí, que ella era novata también en lo que respectaba a combatir y cazar pokémon, pero eso no quitaba que tenía una base teórica envidiable.

 -Y un paseo suena de fábula para ver si vemos alguna especie pokémon más. No podremos combatir contra ellos, pero sí que podremos escanearlos con la pokédex a ver si sacamos más datos interesantes.

La futura profesora se levantó y fue junto a Lena hacia la puerta del centro pokémon para luego salir a la calle y dar un instructivo paseo.

Klaus llegó exhausto a la ciudad, apenas reparando en ella y doblandose sobre si mismo mientras cogía aire, pues había sometido a sus compañeros a un ritmo infernal para intentar llegar antes que las chicas.

-Veis... arf... o-os os dije... arf... que llegaríasmos... arf... los primeros... arf...- Le dijo Klaus a Alabaster y a Eevee, pues en su eterna inocencia estaba convencido de que de alguna forma tenían que haber adelantado a las chicas.- ¡Aaaaarf!- Exclamó finalmente cogiendo aire.

Fue entonces cuando el muchacho levantó la mirada y se encontró con aquel espectáculo de colores que conformaban los edificios de la ciudad. No es que fuera un chico de pueblo, pero aquellas vistas impresionarían a cualquiera, o al menos eso pensaba Klaus. La mirada se le había iluminado y parecía observar cada detalle del paisaje y de los diferentes pokémon de la zona.

-Vaaaaaaya... mira esos edificios, ¡y cuantos pokémon!- Dijo sonriente mientras apuntaba con su pokédex a los pidove para que le facilitara información.

Extenuado tras la carrera escucho las palabras de Klaus, -mientras con mi mano en el pecho y mirando el suelo, intento recobrar el aliento.-

Y yo que quería conocer todos los rincones de la primera ruta... Bueno al menos no estoy solo en este viaje. 

-Vaaaaaaya... mira esos edificios, ¡y cuantos pokémon!-

-Levanto la mirada y sacudo mis ropas, para intentar ver la pintoresca escena de la Ciudad: Ni comparado a alguna ciudad de Johto, no Klaus? -Rápidamente saco la Guía completa de la Región Ámbar, para ver que dice sobre Ciudad Arcoíris-

Deberíamos ir a un centro de información para entrenadores, las chicas creo que también tuvieron que pensar eso, así que podríamos verlas allá. 

Decidís dar un paseo mientras vuestros Pokémon recuperan sus puntos de salud en el Centro Pokémon, ya que tardarán un rato en salir. Según la guía de Sabine hay un parque cerca del Centro Pokémon, así que allí que os encamináis. Se trata de un parque bonito, algo apartado del bullicio general que reina en Ciudad Arcoíris, por lo que parece un buen lugar para descansar y relajarse un poco mirando al cielo azul.

En cuanto dais un par de pasos hacia el interior del parque, un Pokémon se planta delante de vosotras y os mira con una sonrisa.

Según la guía de pueblos de Alabaster, en este lugar hay un Centro Pokémon y un par de tiendas especializadas en Pokémon, pero también una gran variedad de tiendas más genéricas, cafeterías, bares, restaurantes, cines, parques... No hay nada tan concreto como un centro de información para entrenadores, pero la guía sugiere que cualquier duda que tenga un entrenador puede ser respondida en el Centro Pokémon.

Luego de revisar la Guía, añado: Creo que el Centro Pokémon de Ciudad Arcoiris debiese ser nuestro próximo destino. Allá podremos obtener información de la zona y los Pokémon que hay en los alrededores. Hasta podríamos encontrarnos con otros entrenadores! Qué te parece? 

Sin duda aquella ciudad no se asemejaba a ninguna de las de Jotho, aquello no quería decir que fuera mejor ni peor, pero desde luego la combinación de colores, que por otra parte no a todos les habría gustado, había encantado al joven entrenador, que seguía mirándola fascinado.
Tardó un poco en enterarse lo que Alabaster le dijo, aun demasiado ensimismado para atender, pero la información le llegó como de golpe cuando por fin despertó de su ensoñación.
A decir verdad no le preocupaba demasiado encontrar a las chicas, parecían majas, y no estaba molesto realmente por que los hubieran abandonado, pero había demasiadas cosas interesantes que podría hacer antes que ponerse a buscarlas, ya se las encontraría si así tenía que ser. No obstante si que quería ir al centro pokémon.

-¡Genial!- Exclamó con una amplia sonrisa.- Me gustaría que la enfermera le echara un vistazo a Eevee y Pidgey.

Al muchacho no se le había ocurrido que allí también podrían encontrar entrenadores, pero aquello hizo que se emocionase aun más.

-¿Crees que habrá alguien fuerte allí?- Peguntó sin ocultar la emoción.- ¡¡En marcha!!!!

Sin esperar un segundo más, el muchacho echó a andar, sin importarle demasiado el echo de que no tenía ni la menor idea de en que dirección tenía que hacerlo, pero al fin y al cabo, todos los caminos llevan a Luminalia.

Entre lo agradable que era el clima y lo tranquilo que estaba el parque, la idea de dar un paseo por allí cada vez le parecía mejor a la futura profesora.

 -Este parque es precioso. Me recuerda un poco al que hay en Ciudad Corazón, en Sinnoh.

Aunque el parque de Ciudad Corazón no era sobrevolado por pidoves. Y desde luego que no tenía meowths. Espera un momento, ¿había dicho meowth?

 -Mira. ¡Mira, mira ahí Lena! Un meowth salvaje urbano.

Sabine se puso en cuclillas y sacó un par de golosinas para pokémon de su mochila.

 -Toma, ven bonito. Ven, que esto está muy rico.

Le ofreció las golosinas mientras le miraba con ojos expectantes. Todo lo que ese pokémon hiciera se iba a ir derecho a su cuaderno de investigaciones.

Escuchar hablar a Sabine era una delicia, era como tener una hermana mayor con la que poder hablar con total tranquilidad. No por nada, sino que era una chica que se notaba que era bastante más madura que.. ¿Por ejemplo Klaus? Síp, sin duda.

- Ooh, cierto ni se me había pasado por la mente! - concedió, dándose un golpecito en la cabeza cuando Sabine comentó sobre los pokémon que podrían encontrar en zonas más urbanas.

- Es curioso como los Pokémon se adaptan al entorno, llega un momento que te acostumbras y los ves como algo totalmente normal. Por ejemplo, en mi ciudad eran muy comunes los Wingull, ¡e incluso a veces cerca de la orilla había algún que otro Wailmer! Con el mar tan cerca, los pokémon de tipo agua abundaban. - explicó animada mientras iban paseando de camino al parque. - ¡Sabes un montón Sabine! - apuntó sonriente, a modo de cumplido.

Tras unos pocos minutos caminando, llegaron al parque de la ciudad, era realmente bonito y parecía estar bien cuidado. Entonces vieron un pokémon felino que les salía al encuentro. ¡Anda no es eso un Meowth!? ¡Cómo los peluches del centro comercial de Calagua! Y efectivamente, Sabine lo terminaba de confirmar. - ¡Lo veo! ¡Qué mono es! - exclamó con la misma ilusión que Sabine, y casi aguantó la respiración contemplando como la chica iba a intentar darle unas chuches. 

- ¡Nunca había visto uno así! En persona. Sólo en revistas y pokémuñecos. - dijo mientras sacaba la pokédex con cuidado y tomaba sus datos. - Tú puedes Sabine..! - musitó en voz baja para animarla y no espantar al meowth salvaje. Aunque después de todos los ruiditos de ilusión que había hecho, no parecía que al pokémon le importase que le prestasen tanta atención. Probablemente fuera al contrario.

En el resto de regiones existe un método infalible para encontrar los Centros Pokémon y las Tiendas Pokémon en las ciudades: el Centro Pokémon tiene el tejado de color rojo, y la Tienda Pokémon lo tiene de color azul. En Ciudad Arcoíris esta tarea resulta ser un poco más difícil de lo esperado... ¡los tejados de todos los edificios son de colores! Al final lográis encontrar el Centro Pokémon, pues es el único edificio de tejado rojo que además tiene el símbolo de una Pokéball en la fachada, pero os lleva más tiempo de lo esperado.

Se trata de un edificio de dos plantas, bastante grande en realidad, del que entran y salen sin parar todo tipo de personas junto a sus Pokémon, o con sus Pokéball colgadas del cinturón, o en la mochila. Está claro que tiene que ser aquí, así que os adentráis en el edificio.

El interior del centro Pokémon desprende por todas partes un aire de alta tecnología. El hall del Centro Pokémon es muy amplio y, entre otras muchas cosas, dispone de cómodos sofás y sillones para que los Entrenadores descansen, revisteros con revistas de temática Pokémon, máquinas de bebidas, videoteléfonos, cuarto de baño... y, por supuesto y lo más importante, al fondo del Hall se encuentra el mostrador tras el cual una amable enfermera pelirroja atiende a todos los entrenadores que se acercan a hablar con ella.

-¿Meowth? - el Pokémon salvaje observa con ojos curiosos el comportamiento de las dos entrenadoras, y baja la mirada para ver lo que le ofrece Sabine. Tras observarla sólo unos segundos, el Meowth da un par de pasos hacia adelante y alarga su mano para coger las golosinas. Tras examinarlas un poco, se las mete en la boca de golpe y las mastica... las traga... y después... - ¡Meowth! - no entendéis el lenguaje Pokémon, pero por el tono de su voz estáis seguras de que le han gustado las golosinas. ¡Está contento!

Entonces, y de forma inesperada, el Meowth salvaje se da la vuelta y se aleja unos metros de vosotras, aunque no demasiado.

-¡Meowth, Meow, Meowth! - le veis decir en voz alta, a los lados del camino del parque, como hablándole a alguien... pero, ¿a quién? No tardáis en descubrirlo.

De los laterales del camino del parque, de entre los setos, surgen unas figuras que pronto se unen al Meowth al que habéis alimentado. Cuatro figuras en total, que unidas al Meowth que ya teníais frente a vosotras suman cinco... ¡y los cinco se acercan rápidamente a vosotras y extiendes sus manos, pidiéndoos que les alimentéis!

-¡Meowth! - dicen todos a la vez.