Partida Rol por web

Sacos y cajones de provisiones robadas se encuentran apilados en el extremo sur de esta gran cueva. Hacia el oeste, el suelo se solapa junto a una apertura estrecha que desciende hacia la oscuridad. Una apertura de mayor tamaño lleva en dirección norte bajando por una serie de escalones de piedra creados de forma natural, el rugido de una cascada produce un eco que llega desde más allá. En mitad de la caverna, todavía brillan los rescoldos de una enorme hoguera.

En aquella zona, encima de unas alfombras frente a una estatua, se encontraba una figura que parecían estar distraída hablando con lo que parecía ser simplemente aquella figura entre las sombras; a este no lo pudieron reconocer como uno de las bandidos de la "Banda Berde", pero la tonalidad verdosa de la piel lo delataba.

Y con esto dicho, tanto la pequeña Airi Wada como el Pokemon que iba con ella como acompañante, el Aaron de Levan Audex, el pequeño Oki. Salieron de la zona de la Madriguera para poder atravesar aquel pequeño hueco que habían visto hasta la zona actual, la Caverna del Jefe de los de la "Banda Berde".

En aquella zona, también se encontraban los dos Pokemon de aquel hombre; en concreto estos era un gran y poderoso Ursaring tumbado y con apariencia de estar hibernando y un Sandslash que se encontraba escavando una pared de las mismas, probablemente queriendo ampliar el sistema de cuevas.

                              Ursaring                                            Sandslash                 

Al parecer el hombre estaba distraído, lo suficiente como para no percatarse de la presencia de Airi Wada ni de Oki, hablando con aquella estatua mientras sacaba una piedra similar a la encontrada por ellos, pero amarilla.

-Tenías razón. -Comentó el hombre a aquella estatua- El último carro que la banda de El Jefe que ha logrado asaltar contenía esa piedra que andabas buscando. Es amarilla y se puede ver a través de ella y... suelta chispas que deja a El Jefe con cosquillas... ¿Qué debe hacer El Jefe ahora?.

Al salir del túnel, siendo quien lideraba el paso, el pequeño pero duro Pokémon no dudo en seguir su camino empezando a caminar hacia la otra salida de la sala siendo poco visible entre todos los sacos y pertenencias robadas. Lo hacia tan rápido como sus cortas patitas le permitían... lo cual era indudablemente lento, por lo que tuvo más que tiempo de sobra para que la niña echara un vistazo a la sala en general, aunque para la siguiente vez que mirara hacia el Aron este estaría absorto viendo la gema que tenía el hombre verde entre las manos, de hecho un poco de baba caía por la comisura de su boca por debajo del metal.

Aquel hombre parecía entretenido hablando con aquella figura, y al parecer esta le estaba respondiendo de alguna forma; a pesar ni que Airi Wada ni Oki podían estar escuchándo sus respuestas. El gigantón parecía ser completamente deboto a aquella figura de piedra.

-Ya veo. -Comentó asintiendo con la cabeza- Asi lo haremos, la "Banda Berde" es la mejor para encargarnos de este tipo de situaciones y- En ese instante se quedó en silencio y se levantó mirando hacia la sala de al lado- Tengo que irme. He escuchado algo... No te preocupes, todo estará listo.

Un gran estruendo de agua en movimiento ocurrió en la sala adyacente; al punto que este gigantesco hombre se levantara y llamando a sus dos Pokemon, avanzaron hacia la sala contigua, al parecer no habían visto ni a Airi Wada ni a Oki estar vigilándolos desde aquella posición cercana al agujero de la pared.

La gran cantidad de ruido no solo hizo que el Jefe cesara su conversación con una piedra sino que además consiguió romper el trance del Pokémon de acero sobre esta, miro en la dirección del pasillo desde donde venía el ruido preocupado... Era el mismo por donde estaba a punto de meterse antes. Como reacción natural retrocedió escondiéndose entre los objetos robados cuando el hombre paso cerca, pero en el mismo momento que abandono la habitación tanto él como sus Pokémon recupero la valentía  saliendo por completo de su escondite para "ladrar" hacia la niña que tenía a su cuidado y cabecear impaciente hacia el camino que había tomado aquel hombre.

- ¿Ese hombre está hablando con una estatua? 

Me quedé vigilando la cueva donde estaba el que parecía ser el jefe de los malvados secuestradores y que al parecer estaba algo loco mientras conversaba una estatua. Le hice un gesto a Oki de que estuviera en silencio. El pequeño pokemon se había metido dentro y se había escondido mirando la piedra que tenía el hombretón como si fuera un delicioso manjar.

- Ojalá pudiera conseguir esa piedra...

Mi mente comenzó a buscar maneras de poder hacerme con ella sin que se diera cuenta cuando de pronto decidió salir.

- ¿Habrán sido mis amigos? - preocupada, eché un último vistazo para asegurarme de que no había nadie en la cueva, y comencé a buscar algo interesante, como la piedra - Oki, ayúdame a buscar algo que pueda sernos útil.

Aunque Oki estaba deseando salir y yo también, quería mirar primero por la cueva.

Por desgracia para Airi Wada, en aquel lugar no encontró nada que le pudiera interesar, eran simplemente suministros de un negocio llamado "La Ámbula del Pryroar", por lo que a no ser que fuera abriendo caja tras caja por ver lo que había en el interior, no parecía que fuera a encontrar nada de interés. A fin de cuentas era la guarida criminal de una banda un tanto decadente.

Lo que sí pasó es que este se fijó un poco más en la estatua que este hombre parecía estar a adorar, y echando un vistazo mejor, esta descubrió que era... de un Pokemon.

Aunque claramente no parecía ser un Pokemon que había visto nunca antes, este era amenazador, y tan solo era una simple estatua de piedra parcialmente rota; por lo que estar en su presencia probablemente fuera a causar auténtico pavor... ¡Suerte que no estaban con el!.

Cuando Airi Wada se acercó a aquella estatua, desde su posición pudo ver a un Haunter escabullirse y desaparecer, o al menos esto era lo que ella había creído ver, a fin de cuentas, estos Pokemon eran muy escurridizos y no se dejaban ver si estos no querían o estaban distraídos... Probablemente solo fuera imaginación de la pequeña, pues cuando parpadeó ya no estaba.

Todo el frenetismo que recorría el cuerpo del Pokémon desapareció con la petición de la niña, miro una última vez hacia el pasillo preocupado antes de posar unos ojos de cachorro sobre ella, casi suplicante... Pero igualmente la siguió de cerca mientras daba vueltas por aquella sala en busca de algo que le llamara la atención. Nada de lo que se pudieran encontrar allí era realmente interesante, al menos hasta llegar aquella estatua, una ante la cual el pequeño Aron sintió un pavor real por acercarse, tanto que comenzó a dar leves mordiscos a las piernas y ropa de Airi tirando de esta para alejarse.

- Vaya, no hay nada aquí - dije mirando triste a mi alrededor, entonces vi lo que parecía un pokemon fantasma - ¿eso era un Hunter?

Sin embargo, no tuve tiempo de pensar mucho en eso, ya que Oki comenzó a tirar de mi ropa. Parecía estar ansioso por volver con su compañero, algo normal después de escuchar al jefe. Yo misma estaba preocupada por Kana.

- Venga, vamos con los demás.