Partida Rol por web

La senda llena de baches emerge de una boscosa colina y posáis la vista nuevamente vez sobre el Pueblo Papaya. El pueblo consta de cuarenta o cincuenta sencillos edificios de troncos, algunos construidos sobre viejos cimientos de piedra. Restos de ruinas más viejas, como muros desmoronados recubiertos de hiedra y zarzas, rodean las casas y tiendas más modernas, mostrando cómo este lugar debió ser una ciudad mayor hace siglos. La mayoría de los nuevos edificios están colocados a los lados del camino, que se ensancha en una fangosa calle mayor mientras asciende hacia una ruinosa mansión en la falda de una colina al este del pueblo.

Llegando hasta aquel lugar, el muchacho sentía su corazón latir en sus orejas, correr todo el camino que les quedaba hasta llegar a aquel lugar no fue una tarea sencilla, mucho menos para su Pokemon Oki que se entretuvo comiendo una roca en mitad del camino y la trajo hasta ahí mientras correteaba.

Nada más llegar al pueblo tuve que tomar aire inclinado hacia delante apoyado en mis propias rodillas porque mi condición física no era precisamente la más buena así que la carrera hasta aquí me había dejado medio muerto, pero al menos ya había llegado al pueblo sin más incidentes. Tras fácilmente un minuto o dos de respirar con calma para relajarme un poco levante la cabeza viendo ahora si el pueblo de verdad.

Si quería ganar algunas monedas tan solo con mis propias habilidades, usando tan solo lo que aprendí en la compañía, entonces el mejor sitio sería la taberna. Estando la gente con suerte algo bebida ya, con monedas de las que querían desprenderse y ganas de pasarlo bien podría contar historias o apostar en juegos donde tuviera todas las de ganar, asumiendo el mínimo riesgo posible. Además, debía evitar las herrerías o parecidos si no quería que me echaran a patadas por culpa de Oki. Que hablando de él, me gire hacia mi compañero que aún continuaba royendo aquella piedra que se encontró, conociéndolo debería ser capaz de partirla fácilmente pero se divertía mordisqueando un poco antes, me asegure de que iba a estar entretenido un rato y camine hacia la taberna con él bien cerca detrás mía.

La senda llena de baches emerge de una boscosa colina y posáis la vista nuevamente vez sobre el Pueblo Papaya. El pueblo consta de cuarenta o cincuenta sencillos edificios de troncos, algunos construidos sobre viejos cimientos de piedra. Restos de ruinas más viejas, como muros desmoronados recubiertos de hiedra y zarzas, rodean las casas y tiendas más modernas, mostrando cómo este lugar debió ser una ciudad mayor hace siglos. La mayoría de los nuevos edificios están colocados a los lados del camino, que se ensancha en una fangosa calle mayor mientras asciende hacia una ruinosa mansión en la falda de una colina al este del pueblo.

Sin mayores problemas durante el resto del camino, aquel grupo tan grande de personas y Pokemon consiguieron llegar al pueblo al cabo de unos cuantos minutos, lo que era aún más impresionante es que estos estaban siendo siendo guiados por la llorona de Yuri Takamiya, aunque la falta de problemas probablemente fuera porque esta a su vez estaba siendo guiada por las indicaciones y el control atento constante por parte de Levan Audex.

Mientras aquel grupo se acercaba hacia la "Taberna: El Snorlax Dormido", una mujer con traje de sirvienta y grandes alas emplumadas blancas en la espalda salió del interior de la misma para recibirlos.

-A ver la mercancía. -Les pidió de forma tajante. Sin esperar a que el Ponyta se detuviera por su cuenta, esta se dirigió hacia donde estaba el carro, acariciando al Pokemon deteniéndolo al instante, y para rodearlo y así ver a aquella carne, y no tardó demasiado en ver el principal problema. -Esta carne está envenenada. -Dijo en un vistazo- Si esto siquiera quiere ser comestible primero tiene que ser tratada. Así que, ¿Quién me va a ayudar a descontaminar la carne?.

La muchacha de cabellos azules al ver como la camarera les salía al paso de la carreta, simplemente no pudo contener por más tiempo las lágrimas y explotó de emoción mientras saltaba de la carreta abajo.

-¡REDY!. -Gritó el nombre de su Pokemon mientras se dirigía al interior de la Taberna: El Snorlax Dormido- ¿¡DÓNDE ESTÁS PEQUEÑÍN?!. ¡MAMÁ ESTÁ AQUÍ PARA SALVARTE!. ¡ESPERO QUE NO TE HICIERAN SHUSHI!.

Se habían librado de una alborotadora, momentaneamente.

La atención de Yumei Nozomi que seguía atenta a aquella gema, se centró ahora de repente a aquella recién llegada y su forma de "descontaminar" la sangre, una habilidad que no solo podía ser interesante, sino que además era claramente bastante útil en el mundo en el que vivían, en especial para aquellos Pokemon que usaban ataques de veneno.

-Yo te ayudaré. -Comentó bajando del carromato- Me gustaría aprender cómo lo haces, así mi Paras podrá usar ataques de veneno a los Pokemon que vayamos a cazar y poder comerlos sin riesgo a envenenarnos.

Aquella camarera aceptó de buena gana la ayuda de Yumei Nozomi, a fin de cuentas tampoco hacía falta que todos fueran a ayudarla, por lo que tomando ella las riendas del Ponita, y tras esperar a que todos se bajaran de SU CARRO, esta lo llevó a la parte trasera de la taberna.

-*Fiuuuuu* *Fiuuuuu* -Silbó un par de veces- Deuda saldada entonces. Pero os advierto que a la próxima os pediré el dinero por adelantado a todos vosotros.

Aunque la carne de Tauros no fuera demasiado valiosa, el hecho de que se la llevara toda y zanjara la deuda que tenían parecía ser un poquito excesivo, hasta que vieron al Aron "Oki", Pokemon de Levan Audex, mordisquear un tenedor de metal, pieza de cubertería que, claramente, se había añadido a la deuda. ¡Pero al menos ahora estaba saldada!.

Hemos pagado nuestra deuda, ahora solo debemos solucionar, un secuestro Pokémon, tenemos que encontrar nuestra compañera desaparecida, el Psyduck perdido con el que nos intentan extorsionar por darnos mediocres primeros auxilios- Suspire indignado por esa larga lista que teníamos que realizar -Solo veníamos a comprar sebo ¿Cómo terminamos así?, quizás podemos averiguar algo por aquí incluso de aquel objeto que encontramos en el camino- Mire indignado ese panorama cruzándome de brazos esperando por saber que pensaba el resto sobre nuestra situación.

   No iba a mentir, me encontraba ligeramente ansioso , pues debido a todos los incidente matutinos con referente a la banda de los señores de verde era obvio que las ofertas y estafas de la mañana ya habían ocurrido, por lo que mientras arreaba tranquilamente a Gorda por la zona iba comentando.

       Piedlas bonitas, tras'palentes  ♪

- iba entonando -

Irradiando... buenas viblas  ♪ 

, los ancestlos son concientes  ♪

que pena damos... en es'ta vida  ♪