Partida Rol por web

-Hmm leí un artículo sobre que sus pokéballs de orígen natural contra todo pronóstico son muchisimo mas efectivas y confortables para los pokemón. Tienes razón, si alguien sabe algo de estos artefactos debe ser él. Parece que tendremos que volar de nuevo Shuichi. Quizá si me apresuro pueda sacar a Iri hoy.

Tomó aire, dandose energías para continuar viajando.

-Creo que eso es todo entonces, gracias -inclinó la cabeza- Con permiso.

-Teselia? no, lo capturé porque pensé que así resolvería el lio que le montó a unos científicos en unas ruinas, la verdad me alegra que acabe en manos de alguien que sepa tratar con los de su tipo- al ver que astrid se va se dirige a ella -si esperas un segundo que haga el cambio puedo acompañarte, conozco bien el encinar, he estado viviendo ahí una temporada-

-Seguro -dijo, aguardando. La verdad podía ir volando pero aparte de que no quería ser descortés, el encinar era un sitio que debía visitar, por respeto como mínimo.

-claro, me encanta ese lugar, para mi será un placer, tan solo dame un segundo- Tharion se gira hacia Morti -en cuanto quieras hacemos el cambio-

Bill mira a la chica un poco preocupado.

-Astrid... Sé que estás preocupada por tu vulpix, pero ¿no deberías descansar un poco? Esto, disculpa que me entrometa, apenas te conozco, pero es tarde y pareces cansada. Claro que, obviamente, puedes hacer lo que quieras. -Se encoge de hombros. -En cualquier caso, supongo que si vas con Tharion me quedo más tranquilo.

Morti asiste a la conversación interesado.

-Perdona, no he podido evitar oír vuestra conversación. ¿Dices que tu pokémon se ha quedado atrapado en su ball? ¿Cómo ha ocurrido eso? Nunca había oído algo así. -Comenta, mientras les hace una seña para ir al piso de arriba, donde están las máquinas de intercambio* de pokémon. -Pareces muy segura de que ha sobrevivido... ¿Cómo lo sabes? Esto, si no te importa la pregunta, es solo curiosidad.

En cuanto el grupo llega al piso de arriba saca una ultraball y la coloca en la máquina, a la espera de la ball del litwick de Tharion.

-Un miembro del Team Aqua me la robo porque quería hacerla quemar un sitio el cual quería saquear y luego culparme a mi. Mi vulpix tiene una tonalidad de pelo dorada, así que al ser especial era mas fácil que lo relacionaran conmigo. Eso fue en Kanto, pero lo he seguido hasta aqui y lo encontré. Le exigí que me la devolviera y cuando empezé a la batalla hizo explotar la mochila que la tenía consigo...y dejó la ball así como esta -La enseñó y luego bajó la voz para que se escuchara poco.

-Y bueno...cuando ya había dado a Iri por muerta apareció Célebi y me dijo que había recuperado su alma, pero no podía abrir la ball porque no la comprendía. Sé que suena increíble, pero fue así.

-¿Celebi? -Al oír las palabras de Astrid el líder se queda totalmente serio. Él también baja la voz y se dirige a la chica con tono de urgencia. -Aparte de nosotros tres y el canalla ese, ¿lo sabe alguien más? -Dándose cuenta de que está siendo algo críptico, añade -Hay más gente detrás de Celebi, ten cuidado. Probablemente lo de Ciudad Iris haya sido cosa suya. Pero... es raro. Hacía siglos que no se sabía nada de Celebi, y ahora de repente... -Frunce el entrecejo, pensado.

-Bueno, se lo mencioné a Bill, y la gente de Pueblo Lavanda mas o menos se enteró, además hizo crecer un árbol allí. Imagino que como siempre hay gente queriendo atrapar a los dioses...

Suspiró.

-La verdad fue algo increíble verlo, es pequeño y lindo pero emana la sabiduría de incontables milenios...será mejor que no lo comente por ahí. Lo que me preocupa es que el tarado que lastimó a mi Iri se lo cuente a los de su Equipo...

-Debió de ser impresionante poder verlo.

Frunce el entrecejo. Parece pensativo.

-El Equipo Aqua, ¿eh...? Me pregunto cuánta gente habrá detrás de esa criatura... Ayer conocí a un tipo que lo estaba buscando, un tal Profesor Jones. Parecía saber mucho de él, pero... no sé, no me dio buena espina. Me quedé muy extrañado, pero cuando le pregunté más detalles sobre sus fuentes me dio unas respuestas muy raras, yéndose por las ramas y con evasivas. Ten cuidado, por favor. Si tienes cualquier problema, llámame. -Le ofrece su número de teléfono a Astrid.

Luego observa a Tharion, preguntándose sobre su posición respecto al tema mientras espera para realizar el cambio. La ultraball del chichou ya está colocada en su sitio. 

Tharion se acerca para colocar la pokeball de Litwick... sintiendose un poco avergonzado al ver comparada su cutre ball con la ultraball, hasta ahora no había participado en la conversación porque no pensaba que debiese meterse, al ver la mirada de Morti simplemente añade -todo eso que habéis hablado de pokemon legendarios me suena poco creible la vedad, no voy a decir que sea una tontería, a fin de cuentas, cuando era niño me encantaban esas historias, lo de gente como el team aqua, roket o quien sea... no son precisamente un ejemplo de inteligencia, por lo que no me extrañaría que andasen a la caza de mitos solo por la esperanza de que les reporte dinero o poder...- hace una pausa y suspira -al final se acaban dando cuenta de que no se puede capturar una leyenda-

Morti entrecierra sus ojos claros y sonríe.

-"No se puede capturar una leyenda", ¿eh? Esperemos que sea cierto. -Se encoge de hombros. -De todas formas, no es necesario que tengas algo que otros quieren para que estés en peligro: es suficiente con que crean que lo tienes, así que tened cuidado -dice, dirigiéndose más a Astrid que a Tharion, que no tiene pinta de necesitar tener cuidado con nada. -Bueno, vamos al lío.

Activa la máquina, que toma ambas balls, las registra, muestra los datos en una pantalla y las cede a sus nuevos entrenadores. En cuanto el proceso ha acabado -es muy rápido-, coge la ball del litwicw y sonríe de con una sonrisa amplia y cálida, como no había hecho hasta ahora, como si fuera un niño. Enseguida libera a su nuevo compañero de su ball. También se saca otra ball del bolsillo y libera un enorme gengar.

-¡Hola, amiguito! ^^. Yo soy Morti y esta es Clefairy. -La gengar sonríe de oreja a oreja. Es bastante escalofriante. -A partir de ahora estarás con nosotros. Cuando lleguemos a casa conocerás al resto del equipo. Ya verás, te vas a divertir. Seguro que te gusta -Por alguna razón parece tener mucha más empatía con los fantasmas que con las personas. Tras dedicarle algo de atención al pequeño pokémon de fuego, se dirige a Tharion otra vez. -Mm, este litwick ¿tiene algún nombre o algo?

-mmm no, no suelo ponerle mote a mis compañeros, para mi es como si los tratase como una propiedad-

-Hm... -Inclina la cabeza, pensativo. -No se me había ocurrido pensarlo así, aunque tampoco les he puesto ningún mote a los míos. Bueno, lo más parecido a un pokémon con un mote en mi equipo es Clefairy, pero en realidad no es el caso, porque ella es un clefairy, ¿verdad preciosa? -dice, rascándole la cabeza a la gengar, que cierra los ojos sonriendo.

-Hmm bueno esa es una forma de verlo...A mi me gusta ponerle nombre a los mios, creo que es una forma de decirles que son especiales para mi entre el resto de los de su tipo.

Balanceó un poco a Shuichi en sus brazos y luego lo sostuvo con uno para anotar el número de Morti.

-Va, cualquier cosa que pueda pasar te avisaré.

-Igualmente, si necesitáis cualquier cosa, no dudéis en llamarme. Espero que el chinchou no te dé problemas, Tharion. La verdad es que no lo he capturado yo y apenas lo he visto, así que no tengo ni idea de cómo es. Me lo ha traído un amigo de Ciudad Olivo. Si te da cualquier problema, avísame para que le eche las culpas. -Dice, con toda la tranquilidad del mundo. Después de eso se despide y se va seguido por los dos fantasmas

Tharion saca al chinchou para echarle un rápido vistazo, cuando vea que es un chinchou en buen estado, lo guarda y se dispone a acompañar a Astrid a través del encinar

El chinchou sale de su ultraball y mira alrededor, un poco confuso. Algo en su mirada desorientada deja claro que es un pokémon recién capturado que nunca antes ha estado fuera de su hábitat natural. Al darse cuenta de que su entrenador es Tharion, centra su atención en él. Parece sentirse algo nervioso y perdido.